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El novio sustituto

A María la conocía desde pequeño, vivíamos en la misma calle. Íbamos a escuelas diferentes pero habíamos crecido jugando juntos jugando con el mismo grupo de amigos. Ella siempre ha sido así como es; muy abierta y directa, hablando mucho y contándome todo lo que le pasaba por la cabeza. Supongo que por eso siempre le he caído especialmente bien, ya que yo soy más bien callado, reservado y me gusta escuchar.
 
María siempre ha sido muy guapa. Nariz afilada, ojos verdes y claros, una sonrisa grande e inocente y labios carnosos. Además la adolescencia la trató de maravilla. Los pechos le crecieron pronto pero no en exceso. Sus caderas se ensancharon dejando florecer una figura de ensueño. Y su culito, rellenito y respingón, era el centro de las miradas de todo el barrio. Todo ello enmarcado por sus largos y sedosos cabellos castaños.
 
Lo habrán adivinado, a mí me tenía enamorado, pero ella andaba siempre tan ocupada contándome su vida que no creo que se diera demasiado cuenta. Aún así crecimos llegando a ser casi como mejores amigos. Yo era su confidente.
 
Realmente María no tenía límites en las cosas que me contaba, ella era feliz así.  Muchas de esas cosas eran normales de la edad; los chicos que le gustaban en su colegio, sus cantantes favoritos, etc., pero también me contaba cosas tan íntimas como que le había visto la picha a su hermano mayor, o que cuando se duchaba le daba gusto frotarse en la cuquita. Cuando le bajó la primera regla no sólo fue la única cosa de la que habló conmigo toda ésa tarde si no que también insistió en mostrarme las nuevas compresas con alas que llevaba en sus braguitas. Se levantó la falda hasta su barriga con una mano y con la otra separó sus braguitas hacia adelante para que pudiera ver que efectivamente usaba compresas. Al mismo tiempo pude también apreciar brevemente los escasos pelitos castaños que apenas cubrían su sexo por ese entonces. Esa imagen me persiguió durante años.
 
Así transcurrían los meses. Yo ansiaba que llegara el verano para pasar más tiempo con ella, ya que durante el curso íbamos más ocupados y a veces pasaban semanas enteras sin vernos.
 
Pronto ella empezó a tontear con chicos de su escuela. Por supuesto que me lo contaba todo, a mi pesar. Sus primeros besos, que si le habían enseñado a besar con lengua, o incluso que se dejaba sobar sus pequeños senos por encima del sostén... A mi eso me hacia retorcer de celos pero al mismo tiempo me excitaba sobre manera. Devoraba toda esas imágenes mentales que ella me facilitaba y las dejaba trabajar en mi imaginación por las noches, durante mis fantasías masturbatorias.
 
Además, después de revelarme algo íntimo ella siempre terminaba con alguna pregunta como:
— Seguro que tu también le habrás tocado las tetas a alguna chica de tu instituto, verdad? Eres muy callado y no me lo cuentas pero apuesto todo le quieras que sí, más de un corazón debes haber roto, pillín! — y dibujaba una gran sonrisa.
Y así me fui enterando de todas sus primeras veces.
 
Un tiempo después, ya al verano siguiente llegó un día y me dijo:
— No se lo cuentes a nadie, pero ayer después de clase Martín y yo hicimos el amor, de verdad! — ella estaba excitadísima — Me la metió entera, no como el tonto de Javier, que sólo pudo meterla a medias... y luego se corrió aquí en mi pierna... — terminó diciendo señalando su pierna que quedaba a la vista bajo sus shorts vaqueros.
 
Y así mis sesiones de masturbación iban en aumento al mismo tiempo que mi amiga se volvía más atrevida y provocativa, sin dejar de contarme su vida sexual con todo tipo de detalles.
 
Ese verano yo tuve un rollito con una chica nueva de mi instituto, Irene, bastante guapita. En otras circunstancias seguramente yo la habría tenido en mayor consideración, pero la verdad es que solo me sirvió para desahogarme de mis frustraciones con María.
 
Cuando María se enteró de que tenía novia se volvió incluso más abierta, llegando a un nuevo nivel de brutal honestidad. Supongo que me vería más como de igual a igual, pudiendo compartir y comparar nuestras aventuras sexuales. Aunque nada más lejos de la realidad, Irene y yo no éramos tan precoces, y apenas pasábamos de roces y tocamientos por encima de nuestra ropa.
 
Una tarde mientras acompañaba María a su casa me dice:
— Oye dime, Irene te chupa la poya?
— Bueno María... ella no... — respondí cómo podía evadiendo el tema–  La verdad es que Irene y yo no... vaya que sólo hemos hecho lo clásico...
— Ah, pues bueno que pena.. — me dijo — quería saber cómo te lo hacia ella para ver si me daba ideas...
Y al despedirme de ella en su portal me dijo:
— Cuídate! Y saludos a Irene! Me gusta saber que alguien se ocupa de mi amigo! - Y se fue riendo a carcajadas.
 
Unos pocos meses más tarde lo de mi novia Irene terminó, y mi amiga María empezó a verse con un tal Ramón que iba a mi instituto. Yo lo conocía un poco así que de vez en cuando salíamos los tres juntos. Ella venia hacia nuestro instituto después de clase y esperaba a que nosotros saliéramos. De ahí nos íbamos a algún parque a pasar un rato y luego yo me iba y los dejaba a su rollo.
 
Algunas noches María me llamaba por teléfono después de verse con él y me contaba que tal había ido:
— Hoy le he dejado que meta sus dedos en mi coño, porque veo que me tiene ganas y ya no sé cómo frenarlo. Es bastante bruto no crees? —yo la escuchaba, por la enésima vez, imaginándome a mi bella y joven amiga dejándose tocar los bajos.  
— Bueno un poco básico si que es el chico, pero es buena persona. — defendiendo a mi medio amigo.
— Si, es majo, y tiene un buen paquete... Le he prometido una paja si se porta bien y no me fuerza mucho, pero la verdad es que me muero de ganas de vérsela...
— Ya... –la verdad no sabia que decir.
— Bueno te dejo que vuelvas a lo tuyo, eres un sol.
— De nada María, ya sabes que aquí estoy cuando me necesites.
— Besitos!
— Adiós, adiós... — y colgar... y pajearme... Esa era mi rutina.
 
Unas semanas después ya me tuvo al corriente de cuando follaban, y en que posición. Según ella no era el chico que más la ponía, pero ya se acercaba el verano y ella no quería pasarlo soltera — una tiene sus necesidades — me decía— y más vale pájaro en mano... o pajarón, si me entiendes bien...
 
Una noche me llamó por teléfono:
— Te bajas un momento a mi portal? Te tengo que contar algo.
Como un rayo me presenté y allí nos sentamos en el rellano de su edificio, como era habitual.
— Joder no te lo vas a creer. Hoy Ramón se ha corrido dentro!
— Qué? - respondí asombrado.
— Que si! Es que como me bajó la regla ayer le dije que se corriera dentro porque no hay riesgo de embarazo. Es un truco que me contó mi amiga Tania y me moría de ganas de probarlo.
— Ehh... Estas segura?
— Si en serio, ha sido hace sólo un ratito en las Alamedas, mira te lo puedo probar — y levantándose su vestido por encima de sus caderas, tal y como hacía unos años en ese mismo lugar me había mostrado su cuquita virgen, ahora me desvelaba su coño ya no tan virgen. No llevaba ropa interior. Sus labios mayores eran gruesos y estaban hinchados y rojizos, supongo que por la reciente sesión de sexo adolescente, y pude comprobar que sus pelos ahora cubrían la mayor parte de su pubis, aunque se notaba que se los arreglaba bien para el bikini.
— Las braguitas se las he dado de recuerdo, me he limpiado con ellas, pero aún tengo restos de su semen en mi coñito, mira — y sentada como estaba, con sus piernas medio abiertas, empezó a contraer su sexo hasta que, efectivamente, una viscosidad blanquecina empezó a brotar de su vulva, mezclada con algo más transparente, que debían ser los propios jugos de mi amiga.
— Lo ves? – me dijo tomando un poco de ese líquido entre sus dedos. Luego se volvió a cubrir.
 
La escena dudo que durará más de medio minuto, pero la saboreé con tal intensidad que me pareció una eternidad.
— Y lo más fuerte es que el imbécil después me ha anunciado que se va de vacaciones a la playa con su familia, y no vuelve hasta finales de Agosto. Te lo puedes creer el muy capullo? Qué desagradecido!
— Bueno si su familia se va, tampoco tiene él la culpa... — respondí yo, que aún me estaba reponiendo de lo ocurrido hacia unos instantes, y me costó hablar. — No si ya lo entiendo pero... Vaya momento eligió para decírmelo...!
— Si, eso es verdad...
— Pero él se lo pierde; había pensado dejarle que se corriera en mi coño otra vez, pero ya se va mañana. El se lo pierde!
— Mañana se va ya? Se va a perder las fiestas del pueblo.
— Las fiestas del pueblo se va a perder?? —Me dijo partiéndose de risa— Me has estado escuchando?
— No si claro... lo de correrse, digo... tu coño... perdón, bueno eso... –dije avergonzado mientras ella de tronchaba de risa.
 
Poco Después nos despedimos y tan pronto como llegué a mi habitación me encerré y me pajeé con las imagines recientes que aún retenían mis retinas.
 
Al día siguiente me volvió a llamar;
— Oye, te vienes conmigo a la feria? Ramón ya se ha ido y no me apetece para nada ir yo sola.
— Claro que sí, sólo faltaría.
— Nos vemos a las 6?
— Ok, hasta luego!
— Hasta luego...
 
Y así empezó el mejor verano de mi vida.
 
Continuara............

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