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La novia de Fausto, mi puta

Esta historia va a pedido de @FaustoPin


La primera vez que la  a Liz quedé fascinado. 
Fue un día donde todo me había salido mal, y decidí ir a tomar unas chelas con mi buen amigo Fausto. En ese momento, no sabía lo mucho que iba a cambiar mi vida.  

Cuando quedamos, fuimos para un bar en Polanco, cerca de donde trabajábamos. Luego de un par de horas de estar bebiendo y charlando, él me preguntó si me importaba que viniera su novia, una chica que yo todavía no conocía. Contento de su felicidad, por supuesto accedí a que viniera Liz. 

A los cinco minutos, vi entrar al bar una chica enfundada en un vestidito azul, suelto, con una hermosa sonrisa y un cuerpo pequeño, tetas de un tamaño perfecto para agarrarlas y el pelo negro lacio hasta debajo de los hombros.  

Era hermosa y alegró mi día con sólo sonreírPero era la novia de Fausto y yo no pensaba intentar nada raro. Esa noche charlamos los tres sin mayores novedades, aunque veía en los ojos de ella que algo en mi le interesaba. 

Pasaron casi seis meses desde esa vez, y juro que no la volví a ver ni tampoco a pensar en ella.  

 

Un viernes por la tarde en pleno verano, hacía muchísimo calor y decidí ir por unas micheladas. Ningún amigo pudo acompañarme esta vez, por lo que me escapé al mismo bar que habíamos ido con Fausto aquella vez, aunque me senté en la barra y me puse a tomar dos o tres micheladas, ya no recuerdo. Al rato de estar tomando, escucho que alguien me dice 'Gama!' 

 

Para mi sorpresa, era Liz. 
Liz, qué tal? Cómo has estado? 
Pues bien y tú? 
Muy bien, ya ves, aquí poniéndome peda 
Yo he venido con unas amigas, pero si quieres me siento un rato contigo 
No, qué va. Vete con ellas, ya luego habrá tiempo!  
Esta vez ella estaba con el uniforme de médica.. Y ahí sí lo pude ver. El culo hermoso, redondito y mordible que Liz se traía. En ese momento no dudé: tenía que ser mía. 

A la hora de estar allí, veo que vuelve a acercarse y me dice que se despide. 
Anda, no te vayas. Quédate y tómate unas chelitas conmigo 
Tu crees? Bueno pero solamente una, ya me he tomado como cuatro! 
Una solita, prometo. Luego te llevo a tu casa – se notaba que había tomado unas cuantas más de cuatro 
Y qué haces por aquí? 
Vine aquí a brindar con la chica más guapa de la ciudad. Tu? 
Rió y sonrió, con esa sonrisa que me encanta – pues vine a despejarme un poco, últimamente Fausto no me trata como corresponde.. 
No puede ser, ése cabrón.. De verdad que no? Si tu fueras mi novia yo no podría dejar de...  ya sabes 
Pues no, de qué no podrías? 
Mira, que no quiero que pienses mal de mí, pero mujer, con ese cuerpo que traes, por lo menos uno al día! - y me reí, simulando una broma 
Jaja, ojalá! Últimamente es más bien uno a la semana! 
No te preocupes – dije – todo se cura con alcohol - y pedí dos chelitas más 
 

Estuvimos charlando y bebiendo casi dos horas más, hasta llegar al punto que no tenía ni un varo. Entonces, como buen caballero, le dije que la llevaba a la casa.  

Subimos al coche y había mucha tensión. Yo estaba muy caliente con ella, y ella estaba muy caliente también. Arrancamos para su casa, y con el tráfico de la ciudad estuvimos muchísimo tiempo en el carro. Hasta que en un momento quedamos frente a un motel, en Av. Patriotismo.. Uno de esos con luces y donde todo siempre termina bien. La miré, ella estaba mirando el mismo motel, me miró y sonrió. No hicieron falta palabras. Entré el coche, subimos a la habitación y cuando cerramos la puerta, todo fue fuego y pasión. 

 

Se me colgó del cuello y me comió la boca. Se notaba que su calentura iba mucho más allá de todo, que no iba a haber forma de parar a esa perra caliente sino sacándole varios orgasmos.  

La cogí del culo, ese culo hermoso y duro que tenía, y empecé a tocarle la concha húmeda. Estaba que ardía. Tuvo que parar de besarme porque no podía evitar gemir, entonces yo aproveché y la eché a la cama. Ella empezó a desabrocharse el traje de médica mientras me decía: 
Gama, quiero que me cojas. Quiero que me llenes de leche como tu amigo no me llena 
Tenía un brassier rojo, hermoso, que se ajustaba a sus tetitas.  Me tiré encima de ella y arranqué ese brassier, para luego chuparle todas las tetas y morderle los pezones erectos. Gemía como puta, y no paraba de decir mi nombre. Decidido a continuar con mi fiestita, la puse boca abajo y empecé a sacarle el pantalón blanco..  
Ese culo hermoso, ese elixir de vida que era el culo de Liz, estaba cuidado por una pequeña tanga roja, que apenas tapaba su agujerito me hacía babear de placer. 

Antes de comérselo, le hice una foto. La quieren? Aquí va. 


La novia de Fausto, mi puta



Vean ése orto, ese monumental lugar para que muera mi leche.  

Sin embargo, lo primero que hice fue tirarme encima de ella y correr la tanga a un lado, chupandole la concha, el clítoris, y finalmente el culo, pasando mi lengua por su ano y arrancándole gemidos de placer.  

Estuve así unos cuantos minutos, hasta que sus gemidos se convirtieron en gritos y sentí que su conchita se cerraba más y más, retorciéndose de placer. El primer orgasmo me lo regaló en la boca, mientras sus jugos inundaban mi cara y me ponían la pija cada vez más dura. Necesitaba cogerla. 
Cómo querés que te coja, putita? 
En cuatro 
Segura? En cuatro? 
Si, por favor, metemelaLlename la concha con tu pija 
Encantado de cumplirle el deseo, la puse en cuatro y acerqué mi pija a su conchita. Era un mar de jugos, y la cabeza de mi pija estaba afuera lista para bucear.  

Le metí la cabeza, luego el tronco.. Sentí cómo las paredes de su concha encerraban mi pija y la escuché gritar como nunca.  
Sos la novia de mi amigo, pero a partir de hoy sos mi puta, entendiste? 
Si papi, si, por favor cogeme fuerte 
Y empecé a darle sin parar. Hace horas que estaba caliente con ella y mi pija triunfante entraba y salía sin parar de su cueva depilada, mientras uno de mis dedos se iba abriendo paso en su culito, haciéndola gritar más y más.  
Quiero la leche en la boquita! 
Escuché eso y ya no me pude controlar. La senté en la cama y me paré a su lado, la agarré del pelo y empecé a cogerle la boca como si fuese lo último que haría en la vida. Sus ojos llorosos y su baba colgando de la cara, salpicando mi pija y mis huevos, me volvieron loco. Acabé como pocas veces, llenándole la boquita, ensuciando su cara, mi cuerpo, sus tetas, todo. 

Tragó tanto como pudo, y después de hacerlo sonrió y dijo 'esta noche voy a besar a tu amigo con tu leche en mi boca'.  

 

Esa fue nuestra primera vez. Luego vinieron más. Si gusta el relato, seguiré contando de Liz, la novia de Fausto, mi puta.  

2 comentarios - La novia de Fausto, mi puta

tonyhara +1
como me gustaría hagas lo mismo con mi esposa!!!!! +10 y te sigo
viciosygiros
te contacto por privado!
Picachuu +1
Excelente relato.

Les cuento, despues de ver el post de Fausto donde pedia si alguien le podia escribir un relato pense en armar una comunidad para gente que quiera escribir y que le escriban. Si quieren encribanme y les paso la dir. Se llama interrelatoscuckold