Hola a todos.
Este es mí primer posteo y voy a contarles algo que me pasó hace algunos años.
Por aquel momento yo tenía 17 años y estudiaba inglés en un instituto privado de la provincia donde vivo. La verdad es que me iba bastante bien y solía ir un poco más adelante que mis compañeros, por ende me quedaba algo de tiempo que invertía en fantasear con mis compañeras, pero sobre todo, con mí profesora.
Se llama Cecilia, en aquel entonces habrá tenido unos 26 años, como de 1.65 mts y para que se hagan una idea, era bastante parecida físicamente a Sasha Grey pero con anteojos. No podía evitar posar mis ojos en su boca y su cola, ya que sus senos eran comunes, más bien pequeños. Teníamos una muy buena relación, solía quedarme después de clases para ayudarle a ordenar o para charlar, claro que esto era una excusa para estar a solas con ella.
Nuestro encuentro, el único, fue un 12 de agosto, era una tarde fresca y en el recreo salí al patio a fumar, ella se acercó y diciendo que ahí no podía fumar pero que podía hacerlo en la vereda del instituto, al pasar a su lado para salir a la calle me dijo con cara de nena golosa y una voz que nunca le había escuchado "Sos muy chiquito para estar fumando" y me guiñó el ojo.
No podía sacarme esa imagen de la cabeza. Me había puesto duro en tan sólo un gesto.
Volviendo a clases, no podía dejar de mirarla y desvestirla con la mente. Me calentaba más que antes, estaba metido debajo de mi pupitre para tapar la erección que tenía.
La clase terminó sin sobresaltos, más que algunas miradas cómplices. Al terminar la clase y como ya era común, me quedé después de hora, sin saber qué hacer o qué decir, sólo me quedé sentado en mí lugar.
Se acercó y preguntó si pasaba algo, si estaba enojado por su comentario. Lo único que me salió decir fue "Te voy a demostrar que no tengo nada chiquito"., y en un rápido movimiento le comí la boca..
Al principio se mantuvo como sorprendida, pero unos segundos después su boca jugaba con la mía, nuestras lenguas iban al compás de una canción que no existía.
No pude evitar pararla de su asiento, que estaba junto al mío y sentarla sobre mi, con las piernas abiertas. Entre beso y beso sostenía su culo, lo masajeaba, lo apretaba quería que fuera mío.
- Te deseo Putita.. Fue lo que me salió en el momento.
Se paró y me miró como indignada, sólo para notar que la humedad de su sexo me había mojado el pantalón. La empujé contra el escritorio y en un movimiento rápido de manos, le desabroché el pantalón, en un dos por tres lo tenía a la altura de sus rodillas.. Lo que vi fue maravilloso, único.. Una tanga de encaje, color rosado, y bajo la misma, un pubis perfectamente depilado, con a penas una línea de bello sobre su vagina.
Lo que hice fue lo que hubiera hecho cualquiera en mí lugar, le hice la tanga a un costado y hundí mí cara en su sexo.. Su olor, su sabor, su humedad que me empapó la cara en un segundo, fueron y son únicos para mi.. No me quedó más salida que comer de su miel, saborear sus labios y jugar con su clítoris. Me revolvía el pelo, y sólo la escuchaba jadear..
No sé si fue un minuto, cinco o diez, sólo me preocupaba por comerla.. Hasta que en un momento, se paralizó, escuché un suspiro y sus piernas comenzaron a temblar.. Sus jugos caían por mis brazos y al piso..
Al pararme sólo intenté recuperar la respiración, lo que ella aprovechó para arrodillarse sobre sus jugos, desabrochar mí pantalón y sólo fue cuestión de bajármelo para que mí pene saliera impulsado hacia su cara.
No tengo un gran pene, a lo sumo unos 18 cms, pero es grueso y se marcan algunas venas.. Su cabeza rosada brillaba.. Comenzó lentamente a pajearme, mirándome a los ojos. Apoyó los labios de su boca en la cabeza y metía su lengua en el agujerito buscando sacar esa babita que nos larga el pito cuando estamos calientes... Poco a poco se lo fue llevando más adentro, llegaba a la punta y se lo sacaba para pasar la lengua por el largo de mí falo hasta llegar a los huevos, que muy delicadamente masajeaba..
Así fueron unos minutos, hasta que ya no pude más.. La paré y la di vuelta, apoyó sus dos manos en el banco y comencé a pincelear mí pene por entre sus nalgas, aprovechando sus jugos. Cuando ya no aguantó, me pidió que la metiera.
Su vagina era estrecha, eso es cierto, pero sus jugos facilitaban todo.. Nos movíamos sincronizados por el deseo, sólo se escuchaban nuestros jadeos y el choque de mí pubis en sus nalgas. Fueron varios minutos donde el tiempo se había detenido, donde nada más pasaba.
La saqué de su interior y la llevé nuevamente a su cola, apoyé la cabeza en su ano, y empecé a presionar.. Sólo le salió decirme -"Despacio...".. Poco a poco la fui metiendo, y dejé que ella hiciera el resto. Al hacer tope, esperó un momento a que se acostumbrara. Luego fue de ella el movimiento. Su cola apretaba como ninguna, cuando sentí que iba a acabar.. Bajé el ritmo un poco, ella sabía lo que venía. Apretó más su culito y comenzó a moverse freneticamente, giró su cabeza y me dice "Ya llegué, lléname la cola de leche".. Fue cuestión de escuchar esas palabras para vaciarme dentro de ella.
Nos fundimos en un beso mientras nos vestíamos, sabiendo que eso no volvería a pasar nunca más.
Al terminar el año, ella dejó el instituto porque se iba a vivir a Escocia. Tiempo después y por facebook, me envió un mensaje donde decía que cada noche recordaba esa tarde donde estuvimos juntos, en el salón del instituto.
Hoy ella está casada, conoció a un escoces y formó su familia. Sólo nos queda el recuerdo de esa tarde.
Espero que les haya gustado.
Este es mí primer posteo y voy a contarles algo que me pasó hace algunos años.
Por aquel momento yo tenía 17 años y estudiaba inglés en un instituto privado de la provincia donde vivo. La verdad es que me iba bastante bien y solía ir un poco más adelante que mis compañeros, por ende me quedaba algo de tiempo que invertía en fantasear con mis compañeras, pero sobre todo, con mí profesora.
Se llama Cecilia, en aquel entonces habrá tenido unos 26 años, como de 1.65 mts y para que se hagan una idea, era bastante parecida físicamente a Sasha Grey pero con anteojos. No podía evitar posar mis ojos en su boca y su cola, ya que sus senos eran comunes, más bien pequeños. Teníamos una muy buena relación, solía quedarme después de clases para ayudarle a ordenar o para charlar, claro que esto era una excusa para estar a solas con ella.
Nuestro encuentro, el único, fue un 12 de agosto, era una tarde fresca y en el recreo salí al patio a fumar, ella se acercó y diciendo que ahí no podía fumar pero que podía hacerlo en la vereda del instituto, al pasar a su lado para salir a la calle me dijo con cara de nena golosa y una voz que nunca le había escuchado "Sos muy chiquito para estar fumando" y me guiñó el ojo.
No podía sacarme esa imagen de la cabeza. Me había puesto duro en tan sólo un gesto.
Volviendo a clases, no podía dejar de mirarla y desvestirla con la mente. Me calentaba más que antes, estaba metido debajo de mi pupitre para tapar la erección que tenía.
La clase terminó sin sobresaltos, más que algunas miradas cómplices. Al terminar la clase y como ya era común, me quedé después de hora, sin saber qué hacer o qué decir, sólo me quedé sentado en mí lugar.
Se acercó y preguntó si pasaba algo, si estaba enojado por su comentario. Lo único que me salió decir fue "Te voy a demostrar que no tengo nada chiquito"., y en un rápido movimiento le comí la boca..
Al principio se mantuvo como sorprendida, pero unos segundos después su boca jugaba con la mía, nuestras lenguas iban al compás de una canción que no existía.
No pude evitar pararla de su asiento, que estaba junto al mío y sentarla sobre mi, con las piernas abiertas. Entre beso y beso sostenía su culo, lo masajeaba, lo apretaba quería que fuera mío.
- Te deseo Putita.. Fue lo que me salió en el momento.
Se paró y me miró como indignada, sólo para notar que la humedad de su sexo me había mojado el pantalón. La empujé contra el escritorio y en un movimiento rápido de manos, le desabroché el pantalón, en un dos por tres lo tenía a la altura de sus rodillas.. Lo que vi fue maravilloso, único.. Una tanga de encaje, color rosado, y bajo la misma, un pubis perfectamente depilado, con a penas una línea de bello sobre su vagina.
Lo que hice fue lo que hubiera hecho cualquiera en mí lugar, le hice la tanga a un costado y hundí mí cara en su sexo.. Su olor, su sabor, su humedad que me empapó la cara en un segundo, fueron y son únicos para mi.. No me quedó más salida que comer de su miel, saborear sus labios y jugar con su clítoris. Me revolvía el pelo, y sólo la escuchaba jadear..
No sé si fue un minuto, cinco o diez, sólo me preocupaba por comerla.. Hasta que en un momento, se paralizó, escuché un suspiro y sus piernas comenzaron a temblar.. Sus jugos caían por mis brazos y al piso..
Al pararme sólo intenté recuperar la respiración, lo que ella aprovechó para arrodillarse sobre sus jugos, desabrochar mí pantalón y sólo fue cuestión de bajármelo para que mí pene saliera impulsado hacia su cara.
No tengo un gran pene, a lo sumo unos 18 cms, pero es grueso y se marcan algunas venas.. Su cabeza rosada brillaba.. Comenzó lentamente a pajearme, mirándome a los ojos. Apoyó los labios de su boca en la cabeza y metía su lengua en el agujerito buscando sacar esa babita que nos larga el pito cuando estamos calientes... Poco a poco se lo fue llevando más adentro, llegaba a la punta y se lo sacaba para pasar la lengua por el largo de mí falo hasta llegar a los huevos, que muy delicadamente masajeaba..
Así fueron unos minutos, hasta que ya no pude más.. La paré y la di vuelta, apoyó sus dos manos en el banco y comencé a pincelear mí pene por entre sus nalgas, aprovechando sus jugos. Cuando ya no aguantó, me pidió que la metiera.
Su vagina era estrecha, eso es cierto, pero sus jugos facilitaban todo.. Nos movíamos sincronizados por el deseo, sólo se escuchaban nuestros jadeos y el choque de mí pubis en sus nalgas. Fueron varios minutos donde el tiempo se había detenido, donde nada más pasaba.
La saqué de su interior y la llevé nuevamente a su cola, apoyé la cabeza en su ano, y empecé a presionar.. Sólo le salió decirme -"Despacio...".. Poco a poco la fui metiendo, y dejé que ella hiciera el resto. Al hacer tope, esperó un momento a que se acostumbrara. Luego fue de ella el movimiento. Su cola apretaba como ninguna, cuando sentí que iba a acabar.. Bajé el ritmo un poco, ella sabía lo que venía. Apretó más su culito y comenzó a moverse freneticamente, giró su cabeza y me dice "Ya llegué, lléname la cola de leche".. Fue cuestión de escuchar esas palabras para vaciarme dentro de ella.
Nos fundimos en un beso mientras nos vestíamos, sabiendo que eso no volvería a pasar nunca más.
Al terminar el año, ella dejó el instituto porque se iba a vivir a Escocia. Tiempo después y por facebook, me envió un mensaje donde decía que cada noche recordaba esa tarde donde estuvimos juntos, en el salón del instituto.
Hoy ella está casada, conoció a un escoces y formó su familia. Sólo nos queda el recuerdo de esa tarde.
Espero que les haya gustado.
2 comentarios - El Instituto de Inglés