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Mis experiencias como una mujer escort (XIX)

Cuando logre que un auto parara, la gota que bajaba sobre mi pierna ya estaba por el final de mi pollera, y no parecía reducir ni velocidad ni densidad. Me subí, le di la dirección al taxista y suspire, me apure a buscar un pañuelo descartable en mi cartera. Vigile bien que el taxista no me este mirando y me limpie la pierna lenta y escondidamente por dentro.
Seguía sucia por dentro y encima de la tanga, pero bueno, algo era algo. Cuando termine abrí la ventana y tire el pañuelo por afuera, me acomode la ropa y tuve ganas de abrir el sobre, lo agarre y lo corte despacio por un costado, ya que estaba sellado. Lo hice con cuidado y saque el contenido, era un fajo de billetes, sostenido en el medio con una cinta de papel, lo conté rápidamente y era bastante, algo que era usual con Héctor.
Guarde la plata de nuevo en la cartera y ya habíamos llegado a mi casa, le pague al taxista y me baje, necesitaba irme a bañar con urgencia, estaba sucia. Agarre mis llaves, entre al edificio y subía por el ascensor, una vez llegada salí del mismo entre a mi departamento. Inmediatamente deje la cartera en el sillón, me descalcé, desnude y deje todo en el piso e inmediatamente fui a mi baño, abrí la ducha y me metí. Durante este tiempo que comencé a trabajar de esto nunca fue una molestia por asco estar sucia, pero si me generaba una necesidad de limpiarme, no era religiosa ni nada, no tenia vergüenza de mi misma por estar haciendo lo que hacia. 
Me enjabone bien las manos y me masturbe con ellas, metiéndome los dedos dentro de mi concha, y separando los labios de la misma, procurando limpiarme todo, al igual que también me limpiaba el rastro de la gota que había recorrido un largo camino. Luego me manosee las tetas suavemente, y para terminar me enjabone la totalidad restante de mi cuerpo, al igual que el pelo con shampoo y acondicionador. No tenia demasiado que hacer, así que me tome un rato para mi misma y me senté en la bañera, dejando que el agua cayera en el centro de mi pecho, bajando por mi abdomen y terminando en mi concha. Era una caricia constante agradable. Me quede algo así como veinte minutos, cuando comencé a ver que se arrugaban las yemas de mis dedos, entonces me pare, cerré el agua y salí de la ducha rodeándome con una toalla.
Cuando me asegure de estar seca me la quite, y al no tener nada planeado por el momento me quede así, desnuda disfrutando del clima cálido, y una brisa veraniega. Puse en mi equipo de audio un poco de música de jazz y lo deje de fondo. Eran las 11 de la mañana con unos minutos, y dentro de poco tocaba ver que iba a almorzar. Fui hasta la heladera y me fije que había, encontré restos de pollo, de ensalada y de pan, lo saque todo y me hice un sándwich. Lo emplate y agarrando un vaso con agua fui a comer al living. Ya había pasado un tiempo desde que empecé este trabajo, me puse a pensar cuando, si es que en algún momento se lo confesaría a mis padres. ¿ O seria algo que me llevara a la tumba? En este momento no tenia respuesta, así que deje que eso ocupe lugar en mi mente.
—Me gustaría que me acompañes en una experiencia que mi novio preparo para mí antes de que llegue en unos días. Nunca hice algo así y me da un poco de miedo, vos solo estarías ahí, no es necesario que tengas sexo, ni conmigo ni con los demás, estarías para acompañarme a mí, ¿aceptarías algo así? — me había escrito  Magali.
De comienzo ya era una proposición extraña, pero me faltaba información para saber de que se trataba en realidad.
—¿Me podes contar un poco sobre esta “experiencia”? — le dije.
—En un par de horas vienen dos negros para darme vuelta como una media, nunca estuve con uno, menos dos, y conozco su fama..
—Ah linda fiesta.. ¿Y vos queres que este ahí para apoyo moral o algo así?, ¿No necesito formar parte de eso? Sí vos tenes tanto miedo.. ¿No podes negarte? — le pregunte.
—Técnicamente si, podría, no estoy obligada aceptar.. Pero..  Nos estamos por casar y no quiero empezar mal nuestro casamiento, quiero decirle a todo que si — me respondió, y pude comenzar a ver como funcionaba su relación, ella era una sumisa completa, y él, un dominante. Quizás esto se daba por que ella, debido a su físico, había conseguido tener solo un autoestima baja.
—Bueno dale, mas tarde voy.. Si no te molesta no voy a ir altamente producida — le conté, cuando me respondió me dijo que no habría problema y nos despedimos hasta dentro de unas horas.
Estuve con un morocho caribeño, pero no con un negro propiamente dicho, esta ocasión seria perfecta para al menos ver como reaccionaria si tuviera un cliente así en el futuro, ya que al igual que Magali, yo también sabia del mito. Comencé a pensar ese escenario, como si fuera una galletita azucarada de la marca conocida, con dos tapas de color negro y el centro de color blanco, y la verdad, recordando su cuerpo, era una imagen hermosa. 
Recién había terminado de almorzar, y este encuentro era a la noche, tenia demasiado tiempo entremedio. Pensé que podía ir a correr a la plaza que tenia cerca. Mas allá de que estaba teniendo una actividad física, por así decirlo, regular, no estaría de mas salir a hacer una propiamente dicha. Mi cuerpo me lo agradecería. Así que fui a mi pieza, y busque entre mi ropero la vestimenta más deportiva que tenia. Encontré unas zapatillas de running negras, unas calzas de color bordo, y un corpiño deportivo del mismo color. También había comprado una abrazadera para el brazo, que tenia dos espacios para sostener un celular y unas llaves.
Me vestí completa, ate mi pelo, y me puse dicha abrazadera, busque mis auriculares y ya me proponía salir. No busque un abrigo por que no pensaba volver tarde. Salí del departamento y subí al ascensor, mientras esperaba llegar a planta baja comencé despacio a estirar mi cuerpo, mis brazos, al igual que mis piernas. Baje del ascensor y salí del edificio en camino a la plaza que tenia cerca. Había notado que había un pequeño circuito de running, mucha gente la usaba para ejercitarse, además de que había algunos aparatos rudimentarios. Pase las cuadras que me quedaban de distancia comenzando un trote leve, y así entrar en calor, para evitar una lastimadura a nivel muscular a toda costa. Cuando llegue era evidente que mucha gente ya había tenido la misma idea que yo, salvo que ellos la habían tenido mas temprano.
Me puse la música con mis auriculares y empecé a trotar. Nunca tuve una música especifica para hacer ejercicio, cualquier música serviría, ya que su fin era solo transportarme a otra dimensión mientras mi cuerpo se exigía. Pase por al lado de todo tipo de gente, de toda la franja de edad, al mismo tiempo que habían todo tipo de ritmos, algunos caminaban, otros trote leve, otro intenso, y otros corrían, dando el todo de si, y de vez en cuando llevándose a gente por delante. Yo no necesitaba probarle a nadie cuanto era mi capacidad física, con un ritmo ligero y constante yo estaba feliz en la mía.
Había pasado alrededor de una hora, estaba bastante cansada y decidí tomarme un descanso, fui hasta una banca y me senté. Tenia los brazos, al igual que el abdomen un poco brilloso, probablemente haya sido. Me recosté y cerré los ojos. Al cabo de unos veinte minutos me tocaron levemente uno de mis brazos. Rápidamente abrí los ojos y me quite los auriculares.
—¿Otra vez vos por acá? — Me pregunto Cristian, el paseador de perros que había conocido tiempo atrás.
—Hey hola —me reí — Si otra vez, pero ahora a ejercitarme, ¿y vos? Hoy no tenes mascota por lo que veo.
—No, esta vez no, en realidad pasaba por acá por que había venido con uno, pero ya lo devolví y me iba para mi casa. A vos te falta mucho acá? Te puedo invitar a tomar algo si queres — me dijo sonriendo — tengo una botella de agua ahora si queres, no te vendría mal.
—¿Tan destruida estoy? — me reí —  ahh que bien, vine tarde entonces. No no, en realidad me quería quedar un rato mas, pero si me invitas a algo un rato no creo poder negarme —me dio la botella y yo tome un poco y con otro poco me moje la cara al igual que un poco el pelo — ¿estas con un auto acá? — le pregunté.
—Si, ¿queres ir a algún lado en especial?.
—Por ahora llévame a tu auto — sonreí y me levante despacio con su ayuda.
Fuimos caminando fuera de la plaza, en opuesta dirección a mi casa. Caminamos cuatro cuadras y llegamos hasta una cortada. Me señalo un Alfa Romeo Mito, color negro. Dada la historia que me contó me costaba creer que ese era su auto. Pero segundos después me lo confirmo. Me abrió la puerta y me hizo subir del lado del conductor, prendió el aire acondicionado y puso música en el stereo mientras charlábamos, el parado al lado de la puerta y yo sentada de costado. Estaba mucho más relajada y disfrutando de la brisa del aire.
—Sacala, te la quiero chupar — le dije sin tapujos.
—¿Perdón? — me dijo sorprendido mirándome a la cara.
—Dale, bajate el pantalón y dejame chuparte la pija. ¿ O no queres? — lo desafié.
Acto seguido ya la tenia afuera sosteniéndola con una de sus manos. Tenia un buen tamaño, nada para presumir, pero nada tampoco como para sentirse inhibido. Puse una de mis manos sobre la suya y le pase la lengua, provocando inmediatamente un pequeño salto en ella.
—No te tenia tan puta — Me dijo luego de largar un gemido.
—Te sorprenderías de lo que es capaz la gente — le dije, corrí su mano y me la puse a chupar con mas empeño. Procure lubricársela bien, le masajee los huevos con mi otra mano y le pasaba la lengua por todo su tronco. Él me agarro del pelo, acompañando el movimiento de mi cabeza, según pasaban los momentos pude sentir crecer su pija en tamaño y en firmeza. Me la metía toda en la boca y la dejaba ahí, recostada en mi lengua hasta comenzar a atragantarme y luego la sacaba, cada vez mas lubricada.  Pese a la música podía escuchar sus gemidos cada vez mas, supuse que pronto ya acabaría.
Seguí así unos quince minutos, cuando él empujo hacia atrás su cuerpo quitándome su pija de mi boca.
—Abrí la boca que acabo — me dijo mirándome y pajeandose.
Así lo hice, y también saque mi lengua, cerré los ojos y espere. Lo seguí escuchando a él pajearse y gemir. Segundos después pude sentir sobre mi lengua aterrizar dos pequeñas descargas de semen, una en el centro de mi boca y una final en el mentón, luego sentí que el se apoyo en el vehículo y ahora lo escuchaba respirar agitado. Por mi lado cerré la boca y trague, y con una mano me limpie la barbilla para luego lamerme despacio los dedos. Sin pedirle permiso le levante el bóxer y el pantalón, acomodándole el miembro.
—¿Me voy si? Nos vemos otro día.
Le dije eso y el se corrió, dejándome lugar para salir, así lo hice, me puse los auriculares de nuevo y me fui caminando. Sentía una sensación de prostituta que aumentaba a cada paso que daba, me generaba más y más calor. Seguí mi camino sin mirar atrás, y sin detenerme.
Hasta llegar a mi departamento fueron cuadras muy intensas, le cumplí el deseo a ese hombre y decidí hacerlo en menos de quince minutos. Obviamente él lo quería, no era su intención hacernos mejores amigos o algo parecido.
Cuando llegue a mi edificio subí por el ascensor y al bajarme de este entre a mi departamento en sí. Fui directamente a enjuagarme la boca y al lavarme los dientes. Cuando termine eso me quite la abrazadera y la deje en la cama. No me iba a bañar todavía por que al haber estado en el auto me había quitado la mayor parte de transpiración que tenia. Así que solo me quite la ropa y la puse a lavar. Mientras que esperaba y dejaba pasar el tiempo sonó mi celular. Lo fui a buscar, lo desbloquee y abrí el mensaje, su remitente era Magali, era un video de unos minutos de duración. Me acosté en la cama y lo reproduci. Pude ver el cuerpo de una mujer con las piernas abiertas y extendidas, no veía su cara, en cada mano sostenía un consolador de un tamaño considerable. Simultáneamente se frotaba la concha y la cola, esto lo lograba inclinándose levemente de un lado. Pude ver que ambos consoladores parecían brillar, supuse que previamente los había frotado en un lubricante. Rápidamente pude escuchar sus gemidos, y una aceleración en sus movimientos, comenzaba a introducirse cada consolador en sus respectivos sitios que se frotaba, siguió así por un largo rato, por momentos introduciéndose cada vez mas los consoladores, hasta llegar hasta la mitad de cada uno, luego se los quito rápido tirándolos a un costado, y frotándose fuertemente la concha poniéndole atención a su clítoris, acabo, sumergida en un fuerte orgasmo, y gimiendo con la misma intensidad. Luego sus frenéticos y excitados movimientos se transformaron casi inmediatamente en una tranquilidad zen.
Se incorporo agarro el celular y detuvo la grabación. El celular cerro de forma automática el video y vi que me había escrito un mensaje.
—Me estoy preparando para la noche, ¿esta bien que haga esto? — me preguntó.
—Nena.. Ni siquiera me toque y yo acabe mirándote, esta perfecto que hagas eso, incluso si queres podes dejártelos puestos, ponerte ropa encima y andar así un par de horas, y al ratito antes de que llegue yo y tus invitados te los sacas. ¿Tenes suficiente lubricante corporal no?
—Sisi compre un pote grande, tengo de sobra. ¿Venís tipo ocho de la noche? Los hombres van a venir algo así de una hora después.
—Ah bueno, así mejor. Bueno dale,  a esa hora estoy llegando a tu casa.
Dejamos de hablar y me estire en la cama. Efectivamente sin haberme tocado, había acabado mirando ese video. Me levante y fui hasta mi baño, me senté en el bidet y me limpie la zona, que estaba considerablemente húmeda. Al terminar de limpiarme volví a acostarme en la cama, cerré los ojos y me dormí.
Al parecer había dormido muy placidamente, ya que me desperté sola con una relajación plena vi el reloj y eran las siete de la tarde, ya era tiempo de que me prepare. Busque en mi placard un poco de ropa, sacando un vestido corto color fucsia, un conjunto de ropa interior blanco, y unos zapatos de taco color plateados. La separe en mi cama y me fui a bañar.
Lo hice como siempre, disfrutando de la experiencia y poniéndole atención a mi cuerpo para que quede bien limpio. Al terminar salí de la ducha y me vestí, me arregle el pelo dejándolo suelto y me puse perfume por el cuello. Vi que el reloj daba las siete y media, y agarrando mis cosas baje del edificio. Como ya era costumbre busque un taxi que me llevara a mi destino.
Unos veinte minutos después ya estaba arribando. Pague el transporte y me baje. Me acerque a la puerta y luego de apretar el timbre me quede esperando allí parada, luego de unos cinco minutos salió ella, estaba vestida con lo que parecía un vestido de playa, color verde oscuro muy suelto, tenia unas sandalias de color negro y tenia el pelo mojado peinado hacia atrás. No llevaba maquillaje y tenia una gran sonrisa en su cara.
—Gracias por venir, de verdad — me dijo abriendo la puerta.
—No hay de que, me gusta que hayas confiado en mi, para que te acompañe en una experiencia así — dije, entrando a la casa y saludándola con un beso húmedo de lengua.
Ella me siguió y cerro la puerta detrás suyo. Pude inmediatamente sentir un clima fresco, no dude en pensar que ella había prendido un aire acondicionado. Deje en la mesa del living mi cartera. Y cuando lo hice también escuche algo caer detrás de mí.
—Perdoname, estoy muy nerviosa como para mantener la cordura — me dijo Magali y se reía. Se había quitado toda la ropa quedándose desnuda.
—No hay ningún problema, relajate — sonreí acercándome a ella y la bese, acariciando su cola. Seguimos así por unos minutos
Nos fuimos a sentar a su sillón, yo me descalcé  y comenzó a contarme como iba a ser el episodio de hoy, sus nombres eran Mike y Joel. Tenían veintiocho y veintinueve años, según lo que ella me contó, que a su vez se lo había contado el pronto a ser esposo, habían venido de Sudáfrica a la edad de quince y dieciséis respectivamente. Ambos eran relativamente altos, rondando el metro ochenta y metro ochenta y cinco, por lo que una de sus principales aficiones era y es el básquet. Me dijo también que los hombres iban a hablar un español fluido.
Mientras ella me hablaba, sin quitar mis ojos de los suyos, veía su cuerpo y me imaginaba como se vería en un rato, entre dos hombres de color, y mi calor interno creció, la interrumpí besándola, y cuando nos estábamos intercambiando caricias entre nuestras lenguas, el timbre de la casa se hizo presente. Le dije que yo la esperaría sentada en el mismo lugar, y ella se levanto, y fue hacia la puerta. Por unos momentos no pude escuchar nada. Y luego escuche pasos y a personas hablar, escuche unos ruidos y finalmente aparecieron. Estaban como minutos antes me imaginaba, ella entre los dos, parados besándose, y manoseándose. Los tres sin ropa, y los hombres ya con evidentes erecciones, un tamaño que me costaba creer.
—Son enormes — me dice mientras sonreía mirándome, se las agarraba y pajeaba despacio.
—Ya lo veo, ¿te gusta? —le respondí con la misma sonrisa. Los hombres se repartían su cuello y su nuca para besar.
—Me encanta — dijo, y recibió de uno de ellos una gran nalgada — este es Mike, y este es Joel — me los presento mientras los hombres seguían aprisionándola entre sus cuerpos.
—Vamos a coger — dijo Mike, y se acerco hacia mi, se sentó al lado mío en el sillón y le quedo la pija dura y parada. Estaba un poco seca, así que yo tome el gran pote de lubricante, que estaba sobre la mesa ratona del living, y le puse bastante, lo pajee para cubrirlo bien y luego Magali me miro, me sonrió y me dedico unas palabras.
—¿Esta bien si no quiero ir lento y despacio? — me pregunto.
—Mientras que mañana no te arrepientas de posibles dolores.. Dale para adelante —sonreí.
Con eso me devolvió la sonrisa, y se acerco a Mike, sin siquiera chupársela, se subió encima de el dándole la espalda, se recostó sobre su pecho con las piernas bien abiertas.
El hombre la agarro de las tetas y se las masajeaba fuerte, yo voluntariamente me ofrecí a ayudar, y agarrando su pija  se la metí en el culo a ella. Con hacer eso sin ningún juego previo ni una adecuada lubricación de su parte, inmediatamente largo un gran gemido, al igual que instantáneamente pude ver como se le endurecían los pezones, y los ojos suavemente se le entrecerraban.
Joel la había seguido, ahora estaba frente a ella y su compañero. Este tuvo un poco mas de compasión, y antes de penetrarla le froto el clítoris con el pulgar, al igual que toda la extensión de su concha con el resto de la mano. Magali volvió a producir un gran gemido, iba a ser una experiencia que iba a recordar de por vida. No se tuvo que hacer esperar demasiado, habiendo agarrándosela con la mano, se acerco mas a el cuerpo de la mujer y se la metió. De forma no pausada y constante. Oficialmente ya estaba llena.
—Me re duele pero cójanme — Dijo ella mirando a Joel. Cerro los ojos y apretó mas las manos de Mike, que a su vez apretaban sus tetas.
Me acerque mas a ella y le di un beso, sin abrir sus ojos vi que sonrió, tome nuevamente el pote de lubricante, y lo pase por ambas pijas, mientras entraban y salían del cuerpo de Magali. Al mismo tiempo que ella se quejaba, aun así gemía de placer. Del mismo modo actuaban los hombres. Evidentemente les estaba costando lidiar con el cuerpo de la mujer, que no estaba acostumbrado a tales tamaños de miembros.
Estuvieron unos quince minutos así, sin ningún tipo de cambio, ella no dejaba de quejarse, ni tampoco los hombres, sus gemidos eran incesantes. Joel se había apoyado contra el cuerpo de Magali, aprisionándola aun mas, no tenia escapatoria de tal cogida. Ella abrió sus ojos y me miro, mientras seguía siendo movida por las embestidas de ambos hombres.
—Gracias por estar acá, de verdad — me miro y gimió fuerte — nunca lo habría hecho sola.
—Callate, no me agradezcas — dije, y acercándome a ella, la bese con mucha lengua, que fue inmediatamente correspondido por ella — ahora solamente disfruta, ¿te sentís bien?
—Rotundamente no, me están abriendo como a una lata de sardinas. Pero el nivel de excitación que tengo ahora nunca lo tuve en mi vida — me dijo y enseguida soltó un fuerte grito. Pude ver que se había movido bastante — Mike, si vas a embestirme así el culo dame un pre aviso — dijo y me miraba sonriendo.
Siguieron así, sin dejara de cogerla, y entre los dos, se intercambiaban el manoseo de las tetas y la concha. Joel que estaba arriba le agarro sus piernas abriéndoselas mas, y por ende abriendo mas su orificio vaginal, esto provoco mas gemidos de parte de ella, minutos después uno de ellos hablo.
—Arrodillate en el suelo que te vamos a bautizar —Le dijo Joel, saliéndose de dentro suyo.
Con eso el se alejo, y como pudo Magali salió de encima del otro hombre, al hacerlo suspiro y largo un gemido, se ve que la presión que ejercía esa pija en su cola le generaba placer. Se arrodillo y así lo siguió el segundo hombre, ahora estaban los dos, frente a una Magali arrodillada. Teniéndola de espaldas, pude ver su cola, y pude ver que estaba un poco colorada, no dude que si separara sus nalgas seria un color más intenso.
Ella agarro los dos miembros — sin poder cerrar por completo ninguna de sus dos manos debido al grosor de estos — y los pajeaba rápido. Los miraba a los ojos con la boca abierta, la lengua afuera y los ojos entrecerrados.
—Por favor denme de tomar — dijo sin dejar de pajearlos, ahora alternaba lamidas entre los dos.
Ambos hombres gemían fuerte, y sus miembros se fortalecían en firmeza al igual que tamaño, eran algo de otro mundo. Ella siguió así por unos minutos y los dos hombres acabaron en simultaneo, un gran porcentaje de sus acabadas terminaron dentro de su boca, sobre su lengua, otros por su cuello, y las ultimas partes sobre sus tetas y pezones. Ella cerro la boca tragando, y luego se dedico a limpiar ambas pijas. Lo hizo con mucha dedicación, y no paro hasta dejarlas relucientes. Muy ligeramente empezaban a perder firmeza al igual que y tamaño en sus manos.
—Nos tenemos que ir — dijo Mike y los dos hermanos se separaron de Magali. Dejando libre sus pijas de las manos de la mujer.
Se fueron para la puerta de entrada y escuche ruidos, a los minutos volvieron vestidos y nos miraban.
—Yo les abro — dije, levantándome. Los acompañe hasta la puerta, sacando las llaves de un pequeño llavero que estaba colgado en la pared. Les abrí, los salude y así se fueron, habiéndose subido a su coche, no pude divisar la marca pero era un auto color negro, con lo que parecía un techo removible como sí fuera de tela, color gris. Luego cerré ambas puertas sin llave y volví con Magali. Ella seguía desnuda, ahora acostada en el suelo, y los rastros de semen se habían pronunciado mas, tenia los ojos levemente llorosos.
—Esto nunca mas, me encanto, pero nunca mas, me siento la mas trola del mundo, me duele todo mi cuerpo y tengo demasiada vergüenza — me dijo mirándome, con una evidente timidez.
—¿Queres que me vaya? — dije no quitando mis ojos de los suyos.
—No puedo mirarte así.. — me respondió, mirando entre sus piernas, se había puesto en posición fetal — en el perchero al lado de la puerta hay una campera de cuero negra, en uno de los bolsillos esta el sobre.. Perdoname.. 
No insistí mas, me acerque despacio a ella y le bese la mejilla, con eso me levante, me calcé y fui hasta la puerta. Busque en donde me había indicado y encontré el sobre, que guarde en mi cartera. Salí dejando las puertas cerradas como las había dejado previamente y empecé a caminar, a la mitad de cuadra pude encontrar un taxi, al que felizmente me subí para regresar a mi casa.

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