Un cuentode navidad
Mama teniaterror a las tormentas. Esa noche buena la pasamos con un tío en Los Hornos yera la primera vez que lo hacíamos sin papa que se había ido de la casa sindecirlo. Mama, trataba de estar alegre y sonriente. Con su natural bondad beso,acompaño y saludo a cada pariente, sin que se le mostrara el velo de tristeza.Yo que la conozco a mama, sé que bebió algo de más y lo supe cuando volvíamos haciacasa en medio de los rayos y truenos de la tormenta que estaba pordescerrajarse.
Cada uno sefue a su habitación cuando si como por un artilugio del cielo se desato unaterrible lluvia seguida de ruidos y estampidas. Daba miedo. Al rato, se cortóla luz. El calor de la noche apenas refrigeraba el aire pero no así las paredesde la casa, rápidamente empecé a transpirar y me acurruque dispuesto a todopara dormirme y superar la situación. Cuando estaba casi al borde de perdermeen el sueño mi madre se acuesta al lado mío y me dice hijo, tengo miedo permíteme estar cerca de ti. Se tiro a mi lado y sentí en la oscuridadnada más que ese tibio cuerpo femenino y su incipiente olor a alcohol.
Poco despuéssentí a su cuerpo moverse y acomodares, a plena oscuridad y al trasluz pude verque se quitaba algo de ropa que no podía ver que era. El calor agobiaba.
Una mano meagarro la pija, era mi madre, estaba consternado pero mi respuesta fueinmediata. Una terrible verga estaba desatada sin saber qué hacer cuando acudióla boca de mama a calmar esa furia. Acaricie su pelo y enterré la poronga en suboca que se deslizaba perfectamente hacia su interior. Sentía como sus dedosestimulaban el tronco de la pija mientras su boca llena de saliva hacia unmedio propicio donde acabar.
Mama se montósobre mí y con su mano firme puso mi pija en su concha y la cabalgo de unamanera maravillosa. Creo que como solo una madre puede hacerlo.
Mama estabaempapada y mi pija llena de miel hizo un medio pastoso y húmedo en su entrepiernahasta que mama tomo de nuevo mi pija y la dirigió a su culo. Suavemente se deslizopor su culo hasta el fondo y la sentí gemir de placer. Sentía al ruido de susnalgas en mi vientre y su propio frenesí del ritmo que tenía.
Mama ledije, voy a acabarte le dije y mi madre sin decir palabra saco mi choto de suculo y pajeándome suavemente lo llevo hasta su boca donde acabe.
No dijimosnada y reposa cansado de semejante situación.
Mama meacaricio las nalgas y me dijo: “Feliz Navidad Hijo mío.”
Mama teniaterror a las tormentas. Esa noche buena la pasamos con un tío en Los Hornos yera la primera vez que lo hacíamos sin papa que se había ido de la casa sindecirlo. Mama, trataba de estar alegre y sonriente. Con su natural bondad beso,acompaño y saludo a cada pariente, sin que se le mostrara el velo de tristeza.Yo que la conozco a mama, sé que bebió algo de más y lo supe cuando volvíamos haciacasa en medio de los rayos y truenos de la tormenta que estaba pordescerrajarse.
Cada uno sefue a su habitación cuando si como por un artilugio del cielo se desato unaterrible lluvia seguida de ruidos y estampidas. Daba miedo. Al rato, se cortóla luz. El calor de la noche apenas refrigeraba el aire pero no así las paredesde la casa, rápidamente empecé a transpirar y me acurruque dispuesto a todopara dormirme y superar la situación. Cuando estaba casi al borde de perdermeen el sueño mi madre se acuesta al lado mío y me dice hijo, tengo miedo permíteme estar cerca de ti. Se tiro a mi lado y sentí en la oscuridadnada más que ese tibio cuerpo femenino y su incipiente olor a alcohol.
Poco despuéssentí a su cuerpo moverse y acomodares, a plena oscuridad y al trasluz pude verque se quitaba algo de ropa que no podía ver que era. El calor agobiaba.
Una mano meagarro la pija, era mi madre, estaba consternado pero mi respuesta fueinmediata. Una terrible verga estaba desatada sin saber qué hacer cuando acudióla boca de mama a calmar esa furia. Acaricie su pelo y enterré la poronga en suboca que se deslizaba perfectamente hacia su interior. Sentía como sus dedosestimulaban el tronco de la pija mientras su boca llena de saliva hacia unmedio propicio donde acabar.
Mama se montósobre mí y con su mano firme puso mi pija en su concha y la cabalgo de unamanera maravillosa. Creo que como solo una madre puede hacerlo.
Mama estabaempapada y mi pija llena de miel hizo un medio pastoso y húmedo en su entrepiernahasta que mama tomo de nuevo mi pija y la dirigió a su culo. Suavemente se deslizopor su culo hasta el fondo y la sentí gemir de placer. Sentía al ruido de susnalgas en mi vientre y su propio frenesí del ritmo que tenía.
Mama ledije, voy a acabarte le dije y mi madre sin decir palabra saco mi choto de suculo y pajeándome suavemente lo llevo hasta su boca donde acabe.
No dijimosnada y reposa cansado de semejante situación.
Mama meacaricio las nalgas y me dijo: “Feliz Navidad Hijo mío.”
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