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Mi timidez y las mujeres de mi familia 25

Mi timidez y las mujeres de mi familia 25



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Mi  timidez y las mujeres de mi familia 24
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Mi timidez y mi responsabilidad guiaron mi juventud, hasta que mis tías, mi madre y mi prima y otras chicas me hicieron despertar, pero las circunstancias me abrieron los horizontes.











Julio no tardó en llegar, nos contó que había reservado una mesa en el bar para comer, nos encantó la idea, todavía estuvimos jugando con la arena, yo tuve que atender a Quique, me vino bien porque las madre y la hija se habían tumbado en las toallas sin sujetador del bikini, contrastaban la blancura de la piel de Emi con el bronceado de Fina, los pezones rosados con las galletas morenas y las caderas estrechas con las redondeadas de su madre, Julio leyendo los deportes.


Cuando fuimos a comer, Quique iba delante con su padre, la sombrilla y la hamaca, detrás, íbamos Fina, yo con la bolsa de las toallas y Emi a mi otro lado, la madre y la hija iban bromeando conmigo, habiéndome tropezar, empujándome y haciéndome cosquillas, sin poder defenderme con las manos ocupadas.


Comimos marisco, la madre y la hija competían en provocarme, se metían las gambas ya peladas en la boca y las chupaban metiéndolas y sacándolas, las ostras, las lamían con la punta de la lengua como si fuera sus clítoris, yo procuraba no mirarlas, pues bajo la mesa la polla levantaba peligrosamente mi bañador.


Cuando volvimos a la playa, ya no nos metimos en el agua, soplaba una brisa fresca, pero tras una duna de arena se estaba resguardado, las dos mujeres, se tumbaron en la misma toalla para dejarme a mí la otra, pero enseguida quisieron que las embadurnara con la crema solar, no sabía cual atender primero, pero Fina me dijo que se la pusiera a Emi porque era más blanca, me senté sobre sus muslos, repartí generosamente crema por su espalda, cuando me alargaba hasta su cuello, mi polla se apretaba contra sus nalgas, ella las separaba para notarme más, no me atreví a pedirle que se diera la vuelta, lo hizo su madre.


-        Anda Emi date la vuelta, precisamente la piel más delicada y sensible está delante.


Me llene las manos de crema bronceadora, empecé por el cuello, hombros y bajando, al llegar a las tetas las rodeé y seguí por el estómago y el vientre, mi polla se apoyaba entre los muslos de la chica, cuando ya iba a dar por terminado, Fina se incorporó y señalando a una teta de Emi me dijo…


-        Manu te has dejado la piel más delicada, fíjate, le están saliendo manchas cada vez más grandes.


Lo decía señalando a los pezones rosados de Emi, esta le respondió avergonzada…


-        Mamá… por favor.
Fina cogió el frasco de la crema y con el espray, le cubrió las tetas a su hija y me dijo…


-        Manu dale una buena friega a Emi, para repartirla mejor empieza debajo hacia arriba y no te dejes nada, entiendes?


Tuve que animarme, le puse las dos manos en el estomago de Emi y fui subiendo, al llegar a las tetas me paré, pero Fina con los ojos me dijo adelante, desde bajo como me había aconsejado le apreté las suaves tetas, hasta los pezones, luego desde los lados siempre en la misma dirección, la chica ya tenía las areolas rojas y los pequeños puntos duros su madre le dijo…


-        Que tal Emi, te gusta cómo te reparte la crema?


-        Siii, mamá, pero me da vergüenza.


-        Está bien Manu, cuéntale a Emi todo lo que ha pasado en el agua hace un rato.


-        Todooo?,


-        Sí, todo.


-        Está bien, Emi tu madre ha averiguado lo que hicimos el día que estuve en tu casa estudiando, y lo sabe todo, se lo ha sacado a Quique.


-        Mamá, lo sabes todo? De verdad?


-        Claro hija, crees que soy tonta, he sido joven antes que tú, sigue contándole a Emi lo que ha pasado luego.


-        También eso?


-        Sí, todo, quiero que mi hija lo sepa todo.


-        Bueno, por accidente… se le han salido las tetas a tu madre del bikini.


-        Bien no es tan grave, en la playa se ven muchas, ahora se las estás viendo también.


-        Vale, pero tu madre tiene las tetas de mis sueños, me he hecho muchas pajas pensando que tenía unas como estas para mí. Las cosas fueron a más, se salieron de madre y acabamos comiéndonos el coño y la polla y follando bajo el agua.


-        Mamá es verdad todo esto o se lo inventa.


-        No, es toda la verdad.


-        Y papá? No te da miedo que te pille?


-        Tu padre? Míralo, a dos metros de nosotros y roncando como un cerdo.


-        Y Quique?


-        Ah sí! Quique. Quiqueeee!


Lo llamó, el crio estaba persiguiendo por las dunas a unas gaviotas, se taparon las tetas cuando acudió.


-        Quique, te apetece un helado con tres bolas y un barquillo?


-        Claro mamá, donde lo compro?


-        Mira, vete al bar donde hemos comido y te lo compras, de paso, ves aquellos niños que están volando una cometa? Diles que te enseñen a volarla.
Ni que decir tiene que Quique salió embalado, Fina se quitó la revista que tapaba sus dos maravillas y me dijo…


-        Manu ahora me toca a mí, y yo no tengo tanta vergüenza como Emi, y tú hija fíjate.


Pasé de estar sentado sobre los muslos de Emi a los de Fina, pero ésta abrió las piernas y me dejó a mi entre ellas, la crema en la espalda la puse rápido, cuando le frotaba en la nuca mi polla rozaba su culo, ya estaba toda cubierta de bronceador cuando se bajó la braguita del bikini.


-        Ponme por aquí también para que no se note la marca.


Las nalgas de Fina apenas tenían marcas, pero ya metidos en harina, le rocié generosamente las nalgas sobre todo entre ellas, mi mano desapreció varias veces y noté la humedad de sus labios.


Emi a su lado no se perdía detalle, más bien se apretaba los pezones suavemente, cuando se dio la vuelta Fina, tenía las tetas marcadas por las arrugas de la toalla, me dijo que se las alisara, estaban tan morenas que no necesitaban crema, pero le puse en cantidad, me alargue hasta el cuello, mi polla bajo el bañador se abría paso entre los labios de la madre con el pubis hinchado, las tetas las amasé como me había dicho con su hija, los pezones que le salieron no tenían comparación con los de Emi, duros negros, anchos y brillantes, dijo que le iba a lastimar con el roce y me bajó el pantalón, la polla salió disparada, Emi a un palmo de ella se mordía el labio.
Fina me insistió para que le masajeara el cuello, estaba en tensión,  dijo.


Me alargué sobre ella, mi pecho resbalaba sobre las tetas de Fina y mi polla se abrió paso entre sus labios, Emi apoyada la cabeza en el muslo de su madre, veía como mi capullo se colaba entre los labios hinchados y morenos y apartando el clítoris a un lado seguía hasta buscar los labios menores que precedían a la vagina y se iba introduciendo poco a poco dentro de ella, la mano de Emi ya no se veía, perdida entre sus piernas bajo la braguita del bikini.


Fina suspiró cuando me dejé caer sobre ella, abrió las piernas y aún recibió el resto de polla que pugnaba por entrar, empecé a mover el culo, la polla entraba a fondo y salía hasta casi el glande, lentamente, Julio roncaba estruendosamente, Fina levantó la piernas sobre mis hombros, la polla entraba y salía rápida, de vez en cuando se salía del todo y allí estaba Emi para cogerla y volverla a meter en el coño mojado de su madre.


Fina tuvo que coger una esquina de la toalla y morderla para no gritar cuando le llegó el orgasmo, su hija le cogía de la mano, mientras con la otra se acariciaba su coño, explotaron las dos con un intervalo mínimo de tiempo, ya estaban casi calmadas cuando Julio, tosió, se había atragantado de saliva, cuando se incorporó, los tres estábamos boca abajo, las chicas ocultando sus tetas y yo con la polla clavada en la arena esperando que se calmara.


Ya estaba atardeciendo, el aire del mar resultaba molesto, por lo que decidimos volver, Quique se empeño en ponerse delante, quería ver los coches e imitar a su padre conduciendo, las chicas se sentaron en las ventanillas y yo me quedé en el centro, el viaje a esas horas era lento por el tráfico que volvía a la ciudad, las chicas charlaban animadamente entre ellas, yo desde el centro intentaba seguirlas, dijeron que tenían fresco y pusieron una toalla sobre nuestras piernas, las dos chicas se apretaron contra mí, notaba el calor de sus muslos pegados, sus manos pronto desaparecieron debajo de la toalla, no sé qué mano fue la primera que me apretó la polla, pero la segunda fue la que me la sacó, parecía que llevaba una tienda de campaña, yo también pasé los brazos sobre los hombros de las chicas, les tenía una teta de cada entre los dedos, ellas se alternaban mis huevos y mi polla, noté que al subir no llevaban los bikinis bajo las faldas, ni nada de ropa.


Quique no tardó en dormirse, en el asiento trasero la temperatura subía, Julio todo era quejarse del tráfico, que mal adelantaba ese coche, que frenazos, etc., Emi se incorporó y se adelantó entre los dos asientos de delante, le comentaba a su padre el lío de carretera y que debía tener cuidado, lo que no le comentaba era que estaba sentada sobre mí, su madre me cogía la polla y se la orientaba para que ella se dejara caer y se la metiera, sus caderas se movían deliciosamente, yo le cogía las tetas mientras Fina me amasaba los huevos, ella misma fue la que notó que mi polla iba cogiendo un carácter peligroso y le dijo a Emi que cambiara de sitio, esta vez fue Fina la que le dio conversación a Julio, hablaban de cualquier cosa y le recomendaba que estuviera atento a la carretera y no se distrajera, Emi ya le había insertado mi polla a Fina y ella giraba y retorcía su coño sobre mí, ahora eran sus tetas las que apretaba, los pezones se me salían entre los dedos.


Estuvimos varios kilómetros viajando en esta postura, cada vez Fina le hacía fijarse más en la conducción mientras saltaba sobre mí, esta vez no sé si Emi notó que me iba a correr, pero estoy seguro que Fina sí notaba los golpes que me daba el capullo, pero no hizo caso, sino que apretó la vagina y me estrujó como a un limón, Emi viéndome la cara me besó en la boca en el momento que regaba a su madre con varios chorros de leche caliente, ella no dejó de moverse, yo adelante el culo para no manchar la tapicería del coche, pero Emi ya estaba preparada con unas toallitas húmedas e iba recogiendo el semen y los jugos que se escurrían de la vagina de su madre.


Cuando Fina volvió a su asiento, Julio le pregunto…


-        Chicas, no notáis un olor raro?


-        Pues no, quizá sea de la carretera.


-        Pues eso será.


Me dejaron en la puerta de casa de mi tía, se lo agradecí enormemente a Julio, las piernas me temblaban al meter la llave en la cerradura.
Cuando arrancaba el coche Fina bajó el cristal de su puerta y me gritó…


-        Ojala el curso que viene vengas a casa a estudiar con Emi.




Continuará.

1 comentarios - Mi timidez y las mujeres de mi familia 25

pito527
👍🏻😎👍🏻😎👍🏻