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Mi mujer y su amiga.

Los vientos del tiempo arrecian sin piedad en cada cuerpo, en cada vida, minuto a minuto, segundo a segundo. 
Podemos intentar en vano resistirnos o podemos entregarnos a sus caricias. 
Pasados largamente los cuarenta nuestra pareja esta bien, pero cae en pozos bastante profundos de aburrimiento. Queremos salir, estar solos, no vernos, no cojernos. Otras veces sí, pero no pasa tan seguido. 
Para mitigar el vacío en nuestras vidas fuimos buscando cosas qué hacer. Yo refugiándome en la escritura, vomito textos que a veces publico aquí, otras en otros lugares, algunos nunca ven la luz. Es mi esperanza en la eternidad, que sé que está destinada al fracaso,.
Ella en sus clases de teatro ha encontrado el escape de la timidez. Nuevos amigos, nuevas experiencias, el poder enfrentarse al público en esa relación tan erótica que se da entre el que está sobre el escenario y los que lo miran. 
Todo empezó como si nada. Una tarde cualquiera de fin de semana, volví más temprano de lo pactado a casa. Ella se reunía con una de sus compañeras a pasar letra de una probable obra que iban preparando. Entré en el living y escuché sus voces en el patio. Estaban como exaltadas, discutían sobre un hombre en común. Su tono era altivo pero tenía algo de caliente en los cuernos compartidos. El texto no era muy bueno, pero estaba lleno de obsenidades y referencias sexuales. Alma, mi mujer era la amante, su compañera, Victoria, la esposa. Ambas competían verbalmente sobre quién había hecho gozar más al hombre. Me senté a escuchar extasiado las imágenes de sexo explícito que brotaban de la boca de mi esposa. 
-Se que no le chupas la pija bien, que se la mordes, que tenés muchas vueltas para calentarte, ves que estar casada no te hace estar más cerca de él.- deciá Alma con tono altivo.
- Y vos que tenés que entregar el orto para que te den un poco de cariño... Patético y de puta barata.- le respondía la otra.
- El orto lo entrego porque me gusta frígida. Seguro que no sabés lo que es acabar con el culo. No sabés gozar el orto. Entender lo hermoso de una verga grandota como la de tu marido te taladre el ojete y que te haga gozar como perra!-
- Yo me caliento con otras cosas, no necesito que me metan la verga donde sale la mierda.-
- Mierda sos vos, que tenés un potro así en la cama y no le sacás la leche como se merece!
Y la conversación seguía después por otros lados más sensibles y menos obscenos hasta terminar en que se hacías amigas y decidían las dos dejar a éste hombre en común e irse a tomar unos tragos juntas. Yo escondido escuchaba sin que ellas se dieran cuenta.
Lo extraño del caso es que Victoria es bastante parecida físicamente a Alma. Un poco mayor, rondando los 50, es quizás un poco más alta y tetona, pero su forma de caminar, su cuerpo, su corte de pelo, hasta la forma de sus labios es muy similar. 
Me asomé por una pequeña ventana que da al jardín y las ví ensayando. Como hermanas muy parecidas, discutían un poco a los gritos. Sus gestos decían que no estaban de acuerdo, pero que se querían. Sus palabras las separaban, pero sus cuerpos se atraían. Era raro. Las veía interactuar y no podía dejar de imaginármelas desnudas en una cama, tranzadas en un beso apasionado y sumado a la la idea de ponérsela en el orto a cualquiera de ellas, la verga se me puso como garrote. 
Terminaron y se rieron juntas. Se abrazaron. Y de repente, como si nada se dieron un piquito cariñoso. Solo eso, no se tocaron ni nada más. Un piquito y siguieron en lo suyo como si nada. . Los pájaros de la degeneración volaban a rauldales en mi cabeza. Fui corriendo al baño a hacerme una paja.
Cuando volví del baño las saludé. Me hice como si no las hubiese escuchado. Victoria se estaba yendo, yo preparé un mate. Le convidé uno que tomó medio al paso. Vi sus labios carnosos y no podía dejar de imaginármelos besando los de mi mujer. Me dió un sonoro beso en la mejilla y se fué casi corriendo.
Enseguida Ana fué a bañarse, parecía apurada por meterse a la ducha, casi que ni reparó en mi.
Entré detrás de ella porque quería mear. Al abrir la puerta senti una especie de gemido detrás de la cortina y bajo la ducha. Después nada. Hice pis en medio de un torbellino de pensamientos calientes. Estaba seguro que ella se estaba pajeando bajo la lluvia y yo no sabía qué hacer. Salí tirando la cadena y me senté en el comedor mirando la puerta del baño.
Esperé unos minutos y me mandé desnudándome detrás de la cortina cerrada. Me le aparecí con la verga dura y la cara desencajada de la calentura. Ella me recibió mostrándome las tetas enjabonadas. Nos besamos. Nos besamos mucho y de a poco se fue acomodando con su concha encima de la pija dura y así se pajeaba mientras su lengua recorría cada centímetro de mi boca. Estábamos calientes ambos. La sentí caliente entre mis brazos, deseosa, con muchas ganas de verga. De repente la dí vuelta. Ella apoyó las manos en los azulejos violáceos de la ducha y me ofreció su concha levantando un poco el orto y abriendo las piernas. No necesité ninguna lubricación. La porongo entró de un solo empujón hasta el fondo mismo de su cajeta. Ella gimió profundamente tirando la cabeza hacia atrás. Le agarré de las tetas y la empecé a bombear con todas mis fuerzas. Ella pedía más y más. Con las tetas entre mis manos veía su culo moverse circularmente. Se asomaba apenas el ojete. Empecé a masajearlo con el pulgar de la mano derecha. Ella recibió la caricia con gusto. Extrañamente con gusto porque suele ser bastante celosa de su ano. Pero ésta vez no solo lo aceptó sino que en medio de la cojida acompañó mi dedo hacia adentro de su culo con su propia mano.
- Dale, metelo despacito. Ponete un poquito de jabón y metelo. - me dijo alcanzándome un pote de jabón líquido. Yo tiré un chorro sobre su ano y empujé con mi pulgar hacia adentro sin dejar de bombearla con la verga.
- Si, así, despacio y adentro. Así.- decía ella entre gemidos y la cara entre los brazos estirados contra los azulejos.
Seguímos así unos momentos más hasta que me pareció que se le había dilatado bastante. La saqué de la concha y se la apoyé en la entrada del orto.
- La querés en la cola?- le pregunté como miles de veces esperando una negativa como casi siempre.
- Si.- dijo para mi extrañeza. - Quiero gozar por el culo.- agregó mostrándome que sí le había calentado el texto con su amiga y le había dejado la pica.
Así fué que me fuí abriendo camino en su ano de a poco. Acariciándole el clítoris por delante con la mano derecha mientras tanto. Su culo apretado me hacía ver las estrellas. Ella se movía en forma circular dejando cada vez más espacio para mi poronga. Yo no dejaba de pajearla mientras tanto y nuestros jadeos rebotaban cada vez más fuertes en las paredes del baño de nuestra casa. Así seguí hasta que los huevos chocaron contra su concha. La dejé unos segundos quieta para que se acostumbre del todo a tenerla adentro y después la empecé a bombear. Ella se retorcía entre mis manos de placer hasta que la sentí acabar ruidosamente. Se separó un poco rápido de mi, parecía que ya le estaba doliendo. Después se arrodilló delante mío y dijo.
- Acabame en la boca. Cojemela y llename de leche. - mientras me lavaba la verga con jabón y la enjuagaba. Después me la empezó a chupar acariciandome también los huevos hasta que la belleza de su rostro con mi verga entre los labios hizo que le acabara dentro de la boca. Ella se sonrió con la leche cayéndole entre las comisuras de los labios.
Nos bañamos juntos después de mucho tiempo y caímos rendidos de dormidos al rato abrazados como novios.

Al otro día empecé a escribir una pequeña escena teatral entre dos mujeres pensando en Alma y Victoria. Este es el texto:

Mariel está sola en su casa, vestida apenas con una remera larga de snoopy, descalza,sin bombacha y con el pelo revuelto. Son las 9 de la mañana y el sol entra tibio por la ventana de la cocina. Tiene unos 39 años, es morocha y tiene el pelo enrulado revuelto. Las tetas grandes se mueven libres debajo de la tela de la remera. Sus pezones están duros.. Se resfriega los ojos, tiene sueño. Mientras se prepara un café suena el timbre del portero insistentemente tres veces.
- Quien es?- pregunta malumorada por la interferencia en ese pequeño lugar de paz que estaba disfrutando.
- Marucha, soy Anita! Despertate nena que tenemos que entregar hoy el proyecto!. -
Mariel se agarra la cabeza disgustada de su olvido.
- Subí.- le dice apretando el botón que abre la puerta de entrada. Cuelga el auricular en su lugar y va a la habitación. Está todo revuelto. Atina solo a agarrar una pequeña calza corta que se pone torpemente mientras empiezan a sonar golpes en la puerta de su departamento.
- Que intensidad Ani!- le grita desde adentro mientras busca las llaves para abrirle. Las encuentra y como una tromba entra Anita. Tiene un par de años más que Mariel, es de su misma estatura. Pelo largo y recogido en un rodete prolijo sobre la cabeza. Está subida a unas plataformas enormes y usa una especie de vestido-traje bastante corto. Tira los papeles que trae en los brazos sobre la mesa del comedor. Le da un beso sonoro en la mejilla izquierda. Después la mira de arriba a abajo.
- Que escracho por dios!- con razón no conseguís novio nena, si así te levantas los espantas después del pirmer polvo. - Y se sentó en la mesa abriendo carpetas y una pequeña notebook de color blanco y una manzanita en la tapa.
- Qué intensidad Anita! Para un poco que todavía no desayuné.- Repite Mariel y se va a la cocina a terminar de prepararse el café.
- Anoche salíste con Sergio? - pregunta Anita.
- No, nada que ver.-
- Dale, estás en bolas, recien levantada a las 9.30 y con esa cara de satisfacción... No me mientas.- le dice Anita sin dejar de tipear en la computadora.
- No salí con Sergio. No significa que no haya salido...- responde misteriosa Mariel desde la cocina.
- Y con quien entonces? No parás nunca nena. Sos el terror del Tinder!.
- Estoy sola, dejame disfrutar Anita. No sabés lo lindo que es prescindir del pelotudo. ajajaja.-
- Es cierto, es más envidia que otra cosa. Y con quien entonces?-
- Mejor te cuento más tarde, es un poco fuerte y tenemos que terminar esto hoy. - sigue enigmática Mariel.
- Dale, si me conocés y sabés que traje todo hecho. Te dejé dos párrafos al final para que hagas algo. A obse no me gana nadie. Dale Marucha, larga de una vez.-
Mariel con la taza de café entre sus dos manos camina despacio apoyando fuerte los pies descalzos en la alfombra un poco desgastada de su departamento. Se sienta ceremoniosamente y a punto de largar todo hace un gesto de negación..
- No mejor dejá. No se qué onda y me da un poco de vergüenza. -
- Dale, si ya me contaste que te bajaste a medio Mar del Plata! Es alguien del laburo? No te habrás transado a Fran?-
Mariel se rió largando una carcajada y una mueca de asco. Tomó un trago largo de café con leche y siguió con la mirada fija en la ventana.
- Ok, sos una mierda, pero te perdono porque sos mi amiga. Terminá esta porquería vos. Total siempre pasa lo mismo, yo hago todo el laburo y vos le ponés el punto final y te terminan felicitando.-
Mariel se levantó y puso un disco de vinilo en la bandeja giradiscos tirada en el piso. Se empezó a escuchar una canción tranquila de una banda inglesa. Conversaron un rato de su trabajo, revolvieron algunos papeles y media hora después habían terminado. Era cierto que Anita había hecho el 95 % antes.
- Y...?- volvió a preguntar Anita.
- Es que no sé como contártelo. Me da vergüenza...-
- Ehhhh para tanto? Tan fiero era el tipo? Qué pasó?-
- Es que... no era un tipo Anita...- dijo Mariel con los ojos fijos en el suelo y la taza de café entre sus manos.
Se produjo un silencio un poco incómodo. Anita la miraba extrañada, como no entendiendo eso que entendía perfectamente y no podía llegar a creer.
- Como que no era un tipo?-
- No era un tipo nena. Tenía tetas, pelo largo y se llamaba Analía. No era un tipo Anita.- en ese momento Mariel levantó la mirada y la clavó en los ojos extrañados de su amiga. Una sonrisa de esas que brotan espontáneamente le iluminó el rostro de inmediato. Anita se quedó callada y se empezó a reir con ella.
- Que asco Marucha! En serio? Cómo fué, dónde, la sacaste del Tinder? No te puedo creer! En serio, no me jodas Marucha, mirá que somos amigas desde hace veinte años... En serio? Te gustó, dale contame todo. Te gustó en serio?
- Es raro Anita, que se yo. Es diferente, muy diferente. La piel, la forma de besar, las manos.
- No le habrás hecho sexo oral no?. Dijo Anita cuando se le cruzó la idea por la cabeza y no pudo reprimir un gesto de asco.
Mariel agrandó aún más la sonrisa que no podía disimular. Mirando al exterior a través de la ventana de su departamento recordó el sabor de los flujos de Analía entre sus labios.
- Si, y me encantó.
- Noooooooo. No Maruchi, no podés. No seas asquerosa. En serio?- Anita se paró y daba vueltas como desesperada alrededor de la mesa del comedor. Mariel la miraba divertida como hacía un esfuerzo sobrehumano para entender lo que estaba escuchando.
- Si. Es todo tan suave. No sé como explicarlo. Me voló la cabeza Anita. Es otro mundo. Suave, delicado, sin apuro. No te quieren romper el culo a la primera de cambio, que se yo, es otra cosa.
- Es raro para mi nena. Entedé que no podés ser lesbiana de un día para el otro. -
- Es que no me siento lesbiana Anita. Es otra cosa. La piba me encaró y estaba medio borracha y me dejé llevar y una cosa llevó a la otra y de repente hacía como dos horas que charlábamos y sin decir nada me partió la boca de un beso en el medio del bar y es como que ví las estrellas. Y de repente me encontré desnuda con ella acá en la cama y era como tocar el cielo con las manos. Qué se yo si soy torta o no.
- Me dejás sin palabras. En qué bar?-
- En Orlando. Salí con las de yoga y me dejaron sola temprano y me estaba tomando un trago antes de venir a dormir y me encaró ella en la barra. -
- Y la trajiste aca? Sos terrible. -
- Y que querés que hiciera? Si vive con los padres...-
- Para, para, para. Cuantos años tiene?-
- A mi me dijo 20, pero podrían ser menos.
- Que hija de re mil putas. No podés. Para colmo una pendeja!.-
- Si, no sabés la piel Anita. Está todo en su lugar. La envidia que me daba. Las tetas paraditas, el culo en su lugar. Ni una gota de grasa en la panza. Una belleza. Lo más lindo de todo es que fue natural. Sin vueltas ni nada. Piel, besos. Después charlamos hasta que amaneció y se fue. -
- Y,,, como fué?-
- Ya te dije, me encaró en la barra de Orlando mientras tomaba un gin tonic. -
- No, como fue la cama?-
Mariel se empezó a reir un poco nerviosa.
- Como, como fue la cama?-
- Si nena. Que´se yo, quien hizo de hombre, no se. Que haces? Se meten los dedos?-
- Ah bueno, despues la asquerosa soy yo. Mirá como te gusta saber detallecitos... Sos ouna perversa Anita. -
- Que querés, me da por saber.-
- Nadie hace de hombre porque no hay hombres Anita. Es dos mujeres gozando como mujeres. Por eso, besos, caricias, mucha piel. Besos.
- Y dedos?
- Dale con los dedos nena! Si, me metió tres dedos y me hizo acabar como no te podés imaginar.-
Anita quedó callada unos segundos pensativa.
- Acabaste así?-
- Si, pero de una manera completamente distinta. Mas suave, con cariño te diría.-
- No me puedo imaginar, me pasa eso.-
- Nunca se te cruzó por la cabeza?-
- Hacerlo así como vos no. Pero si, en el gimnasio y eso por ahí ves a las chicas en bolas y algo me pasa. Pero no para encamarme con una mina.
- A mi tampoco se me había pasado por la cabeza, pero viste. Los caminos de la vida...- Mariel cantó un pedazo de la canción de Vicentico mientras se paraba y bailando fué a la cocina a dejar la taza vacía de café.
- Querés uno?-
Anita se levantó y caminó hacia la cocina detrás de Mariel. La vió un poco radiante, con los pelos revueltos y con la calza metida entre las nalgas de manera que era evidente que no llevaba ropa interior. Se paró detrás suyo mientras lavaba la taza en la pileta. Dudando dijo:
- En realidad si se me cruzó por la cabeza. Un monton de veces y nunca pude decirlo. -
Mariel se dió vuelta y apoyándo las manos en la pileta se dispuso a escuchar divertida la confesión de su amiga, tan formal ella.
- Si? Para tanto?-
- Mil veces Maruchi. Me imaginé mil veces estar con una mina. Me calenté un montón de veces. Me maté a pajas en realidad. Pero siempre con la misma. -
- Si? con quien?-
- Con vos Marucha.- Y sin decir palabra casi se abalanzó sobre su amiga que fue agarrada por sorpresa.
Anita hundió profundamente su lengua en la boca de Mariel, que un poco sorprendida se dejó hacer. Sintió la respiración agitada de Anita y sus manos que buscaban sus tetas desnudas debajo de la remera.
- Para Anita. Para. Mejor vamos a la cama.
Fin.

Apuré el punto final porque ya no aguantaba la calentura. Me agarré la verga que chorreaba pequeñas gotas de semen. Los huevos me estaban por estallar. Todo era calentura en mi cerebro. La imagen de mi mujer y Victoria besándose al final de éstas líneas me volvía loco. Acabe en mi mano y dos chorros gruesos en el piso. Me tiré hacia atrás en el sillón de la computadora. Pensé en la manera de mostrárselo a Alma.
Pasó un mes, la muestra donde presentaron la escena que presencié en casa y varias largas semanas mas que parecieron volar entre la rueda de la vida que seguía corriendo sin sentido como siempre.
Hasta que un día charlando de cualquier cosa y mientras tomábamos la segunda botella de vino blanco de ese sábado de cena juntos me animé.
La charla discurría sobre literatura. No sé por qué ella sacó el tema de las 50 Sombras de Grey y nos empezamos a reir de la literatura erótica. De los clichés que suele haber en ella y que tiene que ser manejado un fino equilibrio entre la fantasía, la grosería y lo explícito para llegar a calentar. Ella decía que la literatura erótica funcionaba mucho mejor con las mujeres que con los hombres. Se reía acusándonos de demasiado pajeros y calentones como para aguantarnos más de dos páginas sin acabar.
Tomé impulso y le conté medio como confesión que yo a veces escribía textos sexuales. Que era una cosa mía, de calentón y pajero como decía ella, pero que ya que estaba, estaría bueno que leyera algo.
A Alma le pareció extremadamente divertido y hasta me dió un poco de vergüenza el tono un poco gastador que usaba para dirigirse a mi.
Igual abrí la computadora y la dejé sola con mi texto donde me la imaginaba teniendo sexo con su amiga Victoria.
Sentados uno frente a otro en la mesa de la cocina, la veía leer y tomar algún sorbo más de vino mientras lo hacía. El silencio me mataba y su rostro no dejaba entrever ninguna expresión. Parecía ir y venir por los párrafos, subiendo y bajando el texto en el word abierto.
Finalmente terminó. Levantó su copa y brindó conmigo.
- Es hermoso. - me dijo mirándome a los ojos.
- No sabía de tus dotes pornográficas.- y se rió. Después se levantó y dando la vuelta alrededor de la mesa me montó dándome un largo beso caliente. Se corrió la bombacha, yo me abrí la bragueta como pude y se ensartó la verga cabalgándome caliente. Después me ofreció las tetas para que las chupe sin dejar de subir y bajar con mi pija ensartada. Así unos largos minutos donde cayeron varias cosas de encima de la mesa hasta que acabamos juntos y esxhaustos.
Me dió un piquito y me invitó a la cama. Nos acostamos así nomás, sin desvestirnos sobre el cubrecama.
Los dos boca arriba, una al lado del otro en silencio.
- Eso lo escribiste pensando en mi y Victoria no?- me preguntó de repente.
- La verdad es que si.- no le podía mentir.
- Hay algo que tengo que contarte de Victoria y de mi.

FIN.

22 comentarios - Mi mujer y su amiga.

Pervberto +1
¡Ah, el volcán entró de nuevo en erupción! Sublime y caliente como si Afrodita hubiese tenido que interrumpir un polvo para comandar un ritual.
paspadohastalos +1
Un poco fuerte la imagen... Jajaja. Gracias amigo!
Pervberto
Afrodita estaba muy fuerte, sí...
levengater +1
muy bueno, van mis puntos, y espero que paso con Victoria!!!!
paspadohastalos
Muchas gracias!
die6084 +1
Excelenteeee.... continúa?
paspadohastalos
Gracias. No, termina aca nomas.
levengater
animese amigo, siga , siga
mdqpablo +1
Genial relato . Muy buena escritura van pts
paspadohastalos +1
Enormes gracias!
InvisibleT +1
Computadora:$7000 Word:(trucho)$60 saber incendiar la cabeza escribiendo no tiene precio!!!
paspadohastalos +1
Jajajaj. Lo que no tiene precio es escribir algo solo en casa y que termine generando algo en personas que estan lejos. Muchisimas gracias!
Lady_GodivaII +1
nananannanananana espectacular!!!!!!!
paspadohastalos +1
Ajjaja cuanto entusiasmo Lady! Muchas gracias.
real-visceral +1
Espectacular como siempre
paspadohastalos +1
Gracias por el apoyo de siempre!
grancucon +1
¡¡¡ Muy bueno su relato mestro....Atrapante....Continua me imagino....Gracias por comparirlo...!!!!
paspadohastalos
Gracias a usted!!!!! No sigue, termina ahi. Les dejo la continuacion a usted y su imaginacion.
casla_13 +1
Muy buenooo terminaloooo!!!!
paspadohastalos
Gracias. Es hasta ahi nomas. Mw gusta imaginarme un poco que es lo que le contaria.
capitan_t +1
Exelente, de los mejores relatos que lei. 👏👏👏👏👏👏. Gracias
paspadohastalos
Gracias a vos por pasarte y leerlo!
DIEGOTE19X5 +1
Excelente post la verdad toda una pelicula erotica
paspadohastalos
Muchas gracias! Habria que filmarla, en P! habria muy buenas actrices no?
Lomorocha +1
Guau! El relato dentro del relato... Genial!!
paspadohastalos +1
gracias! viste que todos aqui en P! tenemos la obsesion de meter una cosa adentro de otra...
Lomorocha
Jajaja es verdad!
_Deo_ +1
Buenas tardes. Te voy a pedir encarecidamente que le des un final a esta maravilla que acabo de leer. Esta genial. Por un momento perdí el sentido de que relato estaba leyendo, si el de alma/victoria o marucha/ Anita.
No puedo menos que felicitarte
mimilau +1
Uff... Decime que hay una segunda parte...
paspadohastalos +1
no tiene, pero despues de tanta insistencia de los lectores quizas... jajajaj
mimilau
Por favor....
valensexx +1
Hay continuación?? ?
paspadohastalos +1
en principio no, pero puede haberla. gracias por pasarte!
valensexx
@paspadohastalos gracias a bos8
valensexx
@valensexx vos
dantraloco
ufffffffffffffff literatura dentro de la literatura, me superaste
SweetDragonfly_ +1
No puedo decir nada que no se haya dicho ya, simplemente increible!
paspadohastalos +1
no se si casualidades de la vida o que, justo andaba en estos dias intentando escribirle un final... muchas gracias y tiene una continuacion inconclusa aqui
http://m.poringa.net/posts/relatos/3123090/Mi-mujer-y-su-amiga-epilogo-I.html