Estaba en la cama, con las piernas juntas, y recientemente orinada. Quería moverme pero algo me lo impedía, pase en limpio lo que había pasado en estas horas previas;Había cogido con un compañero de la secundaria que no veía hace un tiempo,había visto tener sexo oral a otra pareja en la misma casa, que yo no sabia de la existencia de esa relación, y al volver a mi casa mi vecina me cogió y se orino encima de mí.
Tarde como quince minutos en volver a la vida, mirando el sol entrar por la ventana de mi cuarto. El cantar de los pájaros, y el trafico de fin de semana. Me pare y seguía sintiendo mi entrepierna mojada, y dadas las circunstancias no tarde en desear una ducha. Fui hasta al baño y abrí el agua, cuando logre una temperatura agradable entre, me lave el pelo con shampoo y acondicionador, procurando dejarlo en nuevamente un buen estado.Agarre el jabón y me refregué el cuerpo, con mas empeño de lo que venia haciendo, mas que nada de la cintura para abajo. Me aseguré de quitarme el maquillaje, ya que todavía tenia rezagos, y era resistente al agua. Luego de la larga ducha salí, me cubrí con una toalla y me seque con otra. Salí de esa forma del baño, y me dirigí a la cocina tenia hambre y debía determinar que iba a comer.
Encontré una pequeña tarta de verduras, agarre una botella individual de cerveza y me dirigí a comer al living. Me recosté en el sillón, apoyando mis pies sobre la mesa ratona. Me había olvidado un destapador, entonces recordé la forma que me había enseñado mi papa, tome la botella y la coloque por debajo del borde de la mesa, luego le di un golpe seco a la tapa y salió inmediatamente. Volví a mi posición y comía tranquila. Me acorde lo que había pasado con mi amiga, así que agarre mi celular y le mande un mensaje.
—Che.. Me dejaste sola hoy, me re abandonaste jaja — le dije, no estaba tan enojada, pero si quería saber que paso.
—Si, es verdad, discúlpame, no pude encontrarte y necesitaba irme con urgencia. Tuve que reunirme con una importante clienta y si me demoraba mas, podía llegar tarde— me comento, note sinceridad en sus palabras.
—¿Tan importante era? — le pregunte.
—Es una diplomática española, así que si, era importante jaja — me dijo — y en realidad, hablando de eso, ella tiene una hermana, ¿te interesa que te haga el contacto? Pagan muy bien.
—Si,definitivamente, arregla ya para la noche — le dije inmediatamente.
—Bueno dale, ahora en unos minutos te vuelvo a hablar — me dijo y dejamos de hablarnos.
Seguí almorzando y habiéndola terminado continué disfrutando los últimos sorbos de la cerveza. Me quite la toalla del pelo y abrí la toalla que tenia alrededor de mi cuerpo, ya estaba suficientemente seca, disfrute la brisa y estiraba mi cuerpo.Tuve la suerte de tener una crianza donde no se debía tener vergüenza del cuerpo propio, se debía estar orgullosa y no tener miedo de mostrarlo. Lleve mi cerveza y fui hasta el balcón, me daba placer la vista y abusaba de ello. Al ser fin de semana a la tarde demasiado movimiento no había, salvo el infrecuente colectivo, el taxi perdido y el transeúnte solitario.
Seguía con ansias de buscar respuestas, así que me acerque al balcón de mi vecina y chisté, una, dos y tres veces. Esa ultima fue la vencida.
—¿Queres una segunda ronda? — salió ella de su depto, estaba vestida con un jogging negro, descalza con una camiseta roja. Estaba con el pelo atado y tenia un lápiz en la mano.
—No no —dije yo apresurada — solo quería preguntarte por algo que paso... — la mire.
—¿Decís por lo del final no? No me sorprende, igual que te quede claro que fui leve con vos, podría haber sido mucho más.
—Pero para,¿eso lo haces regularmente? ¿Por que? — la indague.
—Es rara la ocasión donde tengo un encuentro sexual con alguien y no lo hago, me genera mucho placer. Hace unos años un ex novio mío me presento esa actividad y ahora no puedo evitarla — me decía.
—¿Pero te excita? ¿ Orinar a otra persona? — no la entendía.
—Si, Mucho,es una cuestión de dominación en parte — me dijo decidida.
—Ah bueno,esta bien — la mire y sonreí.
—Te dejo que estaba haciendo unos bocetos para la facultad, ¿sí? — me dijo y volvió a entrar a su departamento.
Mientras bebía el ultimo sorbo de la cerveza me puse a pensar lo que me dijo, estaba sorprendida, pero aprendí a no juzgar a las personas, a ella eso le gustaba yeso estaba bien.
Paso un rato y volví a recibir un mensaje de mi amiga.
—Te va a estar esperando en este restaurante a las diez de la noche — me escribió la dirección, era a un poca distancia de mi departamento — se llama Helena, y va a estar con un vestido color bordo. Te recomiendo vestirte acorde, no creo que vayas a querer desentonar, maquillate bien y perfumate.
Leí atentamente el mensaje y se lo agradecí. Inmediatamente fui hacia mi habitación y abrí el placard, debía asegurarme que tenia ropa para la ocasión. Separe unos zapatos de corte “Mary Jane” con tacos de color negro junto a medias del mismo color, encontré un pantalón de vestir ceñido al cuerpo color gris oscuro, saque un blazer de color azul Francia y una camisa de color blanco. Para finalizar la vestimenta, elegí separar un fino reloj de color blanco, siendo la malla de este, del mismo color que el resto del reloj. Si eso no era formal o elegante,yo no sabría que lo seria.
Faltaban varias horas para el encuentro así que me relaje, me puse a ver televisión haciendo zapping, nunca fue mi obsesión, pero si la he usado varias veces para pasar el tiempo. Había cruzado un canal donde comentaban de un festival de música electrónica que se iba a hacer pronto, hablaban del predio en donde iba a tomar lugar, era un lugar grande, tradicional destino para eventos así. Las localidades iban a ser numerosas, iba a ser un gran evento en efecto. También hablaban de los artistas que iban a estar presentes, algunos internacionales y otros nacionales. Se veía muy interesante el evento, quizás después averiguaba por las entradas e iba. Permanecí ahí, viendo la “caja boba” como así le decían muchos por varias horas. Cuando me quise acordar ya era de noche, comenzaba a acercarse el horario del encuentro así que empecé a prepararme. Pese a que ya me había bañado horas antes, quería estar impecable para aquella mujer. Me di un baño profundo, siendo efectivo al mismo tiempo que corto. Me vestí con la ropa que había separado y prepare una pequeña cartera que iba a llevar, me perfume y salí de mi departamento.
Todavía restaba un poco de tiempo, pero preferí llegar bien con el horario. Espere un taxi afuera del edificio y suspiré, minutos después estaba ya en camino, no sabia que esperar de la mujer, estaba expectante a como seria ella, y que iba arequerir de mí, de mis servicios. Al llegar a la dirección indicada vi que era un fino restaurante, pague el transporte y me baje, antes de entrar intente verme en el reflejo de una de las ventanas, para asegurarme que estaba arreglada, luego ingrese y comencé visualmente a ver si la podía divisar entrelas mesas, no la llegaba a ver, cuando un hombre, vestido de traje muy elegante, con lentes de sol negros se acerco a mi, me tomo de uno de los brazos suavemente y me miro.
—¿Señorita Sofía? — me preguntó.
—Si, soy yo, ¿por qué?
—Acompáñeme por favor, ella la esta esperando — dijo.
Decidí confiar en este hombre y lo seguí, pasamos por varias mesas, hasta la parte que parecía mas reservada del lugar. Nuestro destino final fue una mesa donde estaba una mujer con un vestido bordo, ate los cabos rápidamente y mi cabeza concluyo que estaba frente a Helena. Era una mujer hermosa, voluptuosa con atributos generosos. Tenia un pelo color castaño claro, el mismo arreglado conun rodete, sostenido por dos palitos chinos color negro, además tenia ojos celestes y una piel que a la vista se veía de seda, en la mesa estaba servido una paella de mariscos, en su respectiva platería en el centro de la mesa,habían dos copas y un vino blanco.
Se paro y quedamos frente a frente, el hombre que me había acompañado hasta allí se fue y quedamos solas. Extendió su mano derecha y me miro, sobre su anular ostentaba un anillo plateado, con una linda piedra, de ópalo color negro. Nos devolvíamosmiradas, estando ambas quietas. Frente a un silencio que duro solo unos segundos, ella se dirigió a mí.
—Bésame el anillo — me dijo firme, su acento haciéndose presente.
Agarre suavemente su mano e hice lo que me indicaron, luego se la solté y se la lleve despacio al costado de su cuerpo. Al volverla a ver pude entrever una pequeña sonrisa escondida.
—Siéntate,puedes beber y comer de lo que ves en la mesa — me volvió a indicar. Ella se sentó y luego yo ahí hice lo mismo, deje sobre el respaldo de mi silla la cartera y tome un poco del vino de mi copa
—¿Por qué ese hombre me trajo hasta acá? — consulté.
—Es Omar, parte de mi seguridad, además de Xavier, y Alonso, si miras alrededor, los tres están cerca de mí, vestidos de traje y con capacidades para protegerme — medecía.
—Ah estabien.. — saber eso me intimido un poco. Agarre un pequeño tenedor y comí un poco de ese gran plato para relajarme — ¿Qué es lo que tenes pensado hacer? ¿ O que deseas de mí?
—Lo sabrásen el momento adecuado, pretendo tenerte por una cantidad de horas sin determinar, puede ser poco o puede ser mucho. No quiero estar comprometida a unhorario, ¿entendido? — me dijo.
—Emm no es como usualmente trabajo.. Pero me puedo acomodar — le dije sincera.
Inmediatamente saco de su cartera un sobre color negro y me lo entrego. Mire su contenido y eran varios billetes de denominación media de moneda europea. Lo cerré y lo guarde en mi propia cartera, continuamos la cena con una conversación amena sin asuntos muy relevantes, por al menos una hora cuando ella me dijo.
—Quiero que tomes tu cartera, y vayas al baño, te quitaras las bragas y te tomaras una foto en el espejo, con tu pantalón en las rodillas mostrando que te has quitado las mismas, al volver a la mesa me las entregaras, ¿has entendido? — Me dijo, su modo de hacerlo parecía autoritario.
Sin hacerme esperar agarre mi cartera y me dirigí al baño femenino, entre y por suerte alser un restaurante elegante, estaba muy cuidado y no había nadie. Entre a uno de los cubículos y puse el pestillo de seguridad. Deje mi cartera a un lado y me quite los zapatos, luego el pantalón, que doble sobre la tapa del inodoro y luego me quite la tanga, había elegido una de encaje color negro, con detalles en blanco. La guarde en mi cartera y ahora era cuestión de la foto. Agarre mi celular y salí, despacio asegurándome que seguía sola.
Por suerte comprobé que continuaba sola, me pare enfrente del espejo grande que había, por encima de los lavamanos en medio del lugar, agarré mi celular y abrí la cámara,separe un poco mis piernas y me saque algunas fotos, mi cuerpo se acelero,respire hondo y volví al cubículo. Volví a vestirme despacio y salí, me fije enel espejo que estuviera arreglada y volví a la mesa en silencio.
Busque la tanga y se la entregue con el puño cerrado por un costado de la mesa. Ella la tomo y por encima de la mesa la olió, apoyándola sobre su nariz y boca. Fueron dos o tres largas inspiraciones y luego la guardo en su propio bolso.
—Muéstrame la foto ahora — me dijo mirándome. Yo abrí las imágenes con mi celular y se las mostré. Se veía complacida.
Había concluido la cena y pidió la cuenta, al llegar el resumen dejo una tarjeta de crédito negra y esperábamos ahora el recibo.
—Ahora vamos a ir a mi hogar, estaremos solas, así que no te preocupes — me indicó.
—Muy bien —la mire haciéndole comprender que estaba todo bien. Momentos después llegaba el recibo, ella firmo y nos levantamos.
—Tres pasos detrás de mí — me dijo y comenzó a caminar, yo la seguí como me fue indicado.Al caminar note como tres hombres de traje nos seguían tomando distancia,recordé que eran la seguridad de la mujer.
Salimos del restaurante y caminamos por el estacionamiento, llegamos hasta una camioneta demarca BMW modelo x5, color negra con vidrios polarizados. Uno de los hombres que nos estaban siguiendo se había adelantado, y ahora abría la puerta y la sostenía para Helena. Ella entró y yo espere afuera, al tomar la distancia indicada, ella no me podía ver desde la apertura del vehículo. El hombre que sostenía la puerta me miro extrañado por mi conducta.
—Puedes entrar — La escuche y lo hice, entre muy despacio, y sentí la puerta cerrarse detrás de mí.
Elegí sentarme con la espalda erguida, y con las manos sobre mi regazo mirando al piso de la camioneta, el hombre que estaba con nosotras se subió del lado del conductor y comenzamos el camino.
—Quiero que te quites la ropa, Ahora — me dijo. Al tener un conductor y no estar solas me había puesto un poco tímida, pero cerré los ojos y cumplí, mientras que lo hacia pude ver de reojo como ella tomaba una bolsa de tela color rojo vacía, y la sostenía con sus manos. Al estar enteramente desnuda coloco toda mi ropa dentro y tomo de un lugar que no pude ver, un pequeño collar de cuero, el cual tenia conectada una corta cadena de eslabones, color plateada bien brillosa.
—Serás mi perra,por el tiempo en que estemos juntas, y te dirigirás hacia a mí diciéndome Ama ¿Sí? — me dijo mientras se acercaba a mí y colocaba el collar alrededor de mi cuello. Yo asentí y la miraba — tienes unos pezones turgentes, ¿estas excitadaperra mía? — me preguntó.
—Si mi ama— respondí, inmediatamente los tomo con ambas manos y los apretó fuerte, al no esperar tal trato gemí fuerte, no pude contenerme. Segundos después los soltó,mi cuerpo mantuvo esa sensación de presión, y ahora se habían vuelto sensible,al igual que levemente erectos.
Me agarrode la nuca, juntando el pelo en un puñado por mi espalda y tiro despacio hacia abajo. Instintivamente mi cabeza siguió el mismo camino, lo que produjo que mi cuello este expuesto, Helena se acerco, y lo lamió en toda su extensión. Antes de separarse me dio un suave mordisco y luego se volvió a su lugar. Cuando recupere mi postura pode ver y sentir que nos deteníamos, ya habíamos llegado al destino, pude ver que estábamos en una especie de jardín, había una fuente de agua grande en el centro, y muchas flores plantadas. Pude también ver que un auto entraba al mismo lugar detrás nuestro, quizás allí iba el resto de la seguridad.
—Ya pueden retirarse Omar, no van a requerirse sus servicios por el resto de la noche — dijo la mujer dirigiéndose al conductor. A la voz de “Si, Señora” el hombre acató la orden y salió del vehículo, señalo al otro vehículo y los demás hicieron lo mismo, los tres entraron al edificio por una entrada algo lejos y desaparecieron.
—Vamos a ira mi alcoba, ¿entendido?, y al ser una perra vas a ir gateando — dijo mientrasabría la puerta de la camioneta en su lado y salía, sosteniendo un extremo dela cadena.
—Si señora— dije yo, luego salía despacio y al sentir el contacto el suelo me arrodille.
Inmediatamente pude ver que el suelo eran pequeñas rocas blancas. “Esto me va a doler” —dije y pensé en mi mente— comenzó ella a caminar y yo la intente seguir lo mas cerca posible, al tener ahora ella el control de la cadena no quise que por lentitud tirara de ella o algo. Mis rodillas, los empeines de mis pies, y las palmas de mis manos ya sentían el castigo de las piedras, definitivamente esto no estaba diseñado para caminar sobre ellos de este modo.
Fueron alrededor de treinta pasos de Helena, cuando llegamos a su alcoba, estaba iluminada por candelabros antiguos, y velas. Había nada mas que una cama grande, con sabanas color blanco, y los cobertores de las almohadas color negro, el piso era de una madera color cobre oscuro y había un gran cofre, que parecía haber salido de otro siglo, a los pies de la cama. Era de un color marrón nuez, con tiras de lo que parecía viejo metal, color negro. Me hizo caminar hasta el armazón de la cama, y anudo la cadena a el. Me miro y me dijo.
—Permanecerás aquí, quieta hasta que vuelta, ¿entendido? — me dijo mirándome.
—Si señora—le dije y me senté sobre mis piernas, con las manos sobre mi regazo.
Ella se fue por un pasillo que no sabia a donde conducía, cerré mis ojos e intente relajarme y re pensar la situación. Evidentemente Helena era una mujer que disfrutaba del poder, sabiendo la vida que llevaba, no me extrañaba que se sintiera así. Me imagine que su preocupación por los intereses de los demás,estaba en el milésimo lugar, donde todos los demás lugares, estaba ocupados solo por sus propias necesidades al igual que intereses.
Un rato después — el cual no podía precisar cuanto, al no tener un reloj a la vista —pude escuchar unos pasos acercarse, parecían ser de un calzado pesado. Pasaban los segundos y ese ruido se hacia cada vez mas presente, mas cercano. Cuando finalmente llego nuevamente Helena, estaba vestida con botas de plataforma bien altas, llevaba el pelo acomodado en una cola de caballo y estaba desnuda. Llevaba en una de sus manos una fusta de color negro, con mango color rojo.
Se acerco a mí de forma amenazante y me tomo del cuello, aplico una presión y me golpeaba suavemente con la fusta en mis mejillas. Ahí pude comprender que esto iba enserio. Desanudo mi correa del armazón de la cama, y me la quitó, solo dejándome puesto el collar, me tomo del pelo y me tiro hacia la cama, volé levemente y caí en el centro, por suerte el colchón se sintió muy acolchonado, y eso no me lastimo. Me agarro de los pies y tiro de ellos, acercándome mas al borde de la cama, estando en el rango de sus manos, sentí como manoseaba brutamente mi cuerpo, apretaba los labios de mi concha sin ningún cuidado y los estiraba, yo ya deje de gemir, para solo pasar a gritar, cuatro de cada 5 gritos eran de dolor, siendo uno solo de placer. Agarro mis pezones y los estiro hacia el techo, cada segundo que pasaba se endurecían más.
—¿Sos mí perra? — me preguntaba mientras ahora, al dejar sueltos mis pezones me rasguñaba el abdomen. No eran uñas felinas en punta, pero aun así me dolían un poco.
—¡Si mi ama! ¡Si! — se lo dije sumida en el intenso castigo que mi cuerpo recibía.
Me dejo sola, para tomar un respiro y así lo hice, me tomaba el cuerpo acariciándomelo despacio, intentando reducir la intensidad de los dolores que tenia. Ella comenzó a caminar alrededor de la cama como una leona enjaulada. Podía escuchara cada paso por el piso, debido a la sensibilidad de este, y al peso de su calzado. Pude ver como se sentó sobre el cofre, y se cruzo de piernas, seguía teniendo en su mano la fusta. Al ver esa escena pensé que lo mejor seria recuperar la compostura y al menos sentarme en la cama, lo hice del mismo modo que tiempo atrás, estando atada al armazón de la cama, a diferencia que ahora estaba sobre la misma. Me miro con sus ojos penetrantes y me dijo.
—A mis pies, perra — lo hizo sin quitarme la mirada, mientras movía sus botas acomodándose. Intente cumplir la orden lo más rápido posible, me levante de la cama y me pare, me dirigí hasta ella y luego allí resumí mi posición de estar sentada, el pie que estaba elevado había quedado enfrente de mí, podía ver el brillante estado de la parte superior de su calzado, al igual que la gastada suela por debajo.
—¿Crees quese lamerán solos? — me dijo.
—No mi ama— Le dije y comencé a usar mi lengua, procuré usar la mayor extensión de la misma posible, así cubrir mas superficie. Tenia un sabor entre a látex y a plástico, a decir verdad nada agradable pero aun así seguía mi tarea. Mantuve mis manos por detrás de mi espalda, juntas y sin moverlas, de un momento a otro sentí una mano acariciándome levemente el pelo, atiné a detenerme, pero segundos después unas palabras sonaron — No te he dicho que te detuvieras — lo que me hicieron continuar con la tarea. Pasaron unos cinco minutos, mi lengua comenzaba a entumecerse. Allí pude sentir como la bota que estaba lamiendo bajaba hasta tocar el piso, y ahora la otra bota ocupaba su lugar, se había cruzado de piernas y había cambiado las posiciones, sin haber notado esto ahora estaba lamiendo la bota que tocaba el piso, y sentía una suave presencia sobremi pelo, era la suela de la bota que tenia sobre mi.
Cambie de posición y ahora lamía la nueva bota, seguí así y ahora mi abdomen comenzaba a doler, era una posición algo incomoda. Al sentir que había dejado el par de calzado en igual condiciones pude sentir una caricia en mi pelo. Era de una mano algo áspera.
—Ya puedes dejar de lamer — me dijo Helena. Así lo hice y la mire. Me sonreía mirándome alos ojos — tienes sed, ¿verdad? —me preguntó.
—Si mi ama— le dije, siendo sincera, un poco de agua o algo que me refrescara la boca no me vendría nada mal.
Fue ahí cuando pude ver que al lado de ella tenia una pequeña botella de agua, no tenia claro de donde la había tomado, pero allí estaba. Ella la tomo y yo me acerque,ofreciendo mi boca como para tomar, cerré mis ojos y espere a que ella me diera de tomar. Segundos después fui recibida por agua, por toda mi cara y mi pelo,abrí los ojos y estaba Helena sosteniendo la botella por encima de mi cabeza, la había vertido toda sobre mi. Tenia la mayor parte de mi pelo mojado, mis hombros y cuello. Unos hilos de agua seguían hasta abajo, pasando por mis senos hasta mi abdomen, al igual que me mojaban la espalda llegando hasta la cintura.
—¿Mejor?—me preguntó.
—Si ama,gracias — Mentí, había preferido tomarla directo en mi boca, aunque había sidoun poco refrescada por el agua.
—Por hoy es todo, pronto te voy a volver a llamar para organizar otra cita, ¿esta bien? —me dijo — quédate aquí, en unos minutos uno de mi seguridad te traerá la ropa y te llevara hasta tu casa. Dejare mi numero para que lo anotes. Hasta luego. —termino de decirme y se levanto, sin saludarme se dirigió hasta la puerta y se fue.
Permanecí unos segundos inmóvil, sentí mucha vergüenza, me acaricie el cuerpo y tome el agua que pude del mismo llevándomela a mi boca. Me pare fui a sentarme a la cama, estaba agitada y físicamente cansada. Es posible que los castigos que hoy recibí me acompañaran por algunos días. Suspire y salte sobre mis pies cuando escuche un toque en la puerta. Me dirigí a la misma y abrí, priorizando quedar del lado interno de la puerta y así ocultar mi desnudez.
—Señorita,acá esta su ropa — me dijo un hombre en traje, pude reconocer que era uno de los tres que estaba con Helena y conmigo en el restaurante. Me dio la misma bolsa donde ella la había guardado estando en la camioneta al llegar. Se lo agradecí y cerré la puerta. Acomode la ropa en la cama y todo estaba pulcramente ordenado y doblado, además de haber una tarjeta de presentación color rosa, estaba su nombre y su numero de celular. Me vestí rápidamente, e intente arreglar mi pelo, al estar mojado fue algo un poco más fácil.
Cuando termine salí despacio de la habitación, estaba el mismo hombre esperando allado de la puerta. Me vio y me preguntó.
—¿Lista? —dijo el hombre, siendo conciso en sus palabras.
—Así es —le dije yo.
Me señalo un pequeño auto Mercedes-Benz color plateado. Nos dirigimos a el y muy caballerosamente me abrió la puerta del mismo. Entre y minutos después estábamos en camino a mi casa. No hubo conversación, era todo silencio, por eso decidí abrir una ventana así al menos escuchar los ruidos de la ciudad. Luego del largo recorrido llegamos, se lo agradecí y me baje. Entre al edificio y me subí al ascensor
Tarde como quince minutos en volver a la vida, mirando el sol entrar por la ventana de mi cuarto. El cantar de los pájaros, y el trafico de fin de semana. Me pare y seguía sintiendo mi entrepierna mojada, y dadas las circunstancias no tarde en desear una ducha. Fui hasta al baño y abrí el agua, cuando logre una temperatura agradable entre, me lave el pelo con shampoo y acondicionador, procurando dejarlo en nuevamente un buen estado.Agarre el jabón y me refregué el cuerpo, con mas empeño de lo que venia haciendo, mas que nada de la cintura para abajo. Me aseguré de quitarme el maquillaje, ya que todavía tenia rezagos, y era resistente al agua. Luego de la larga ducha salí, me cubrí con una toalla y me seque con otra. Salí de esa forma del baño, y me dirigí a la cocina tenia hambre y debía determinar que iba a comer.
Encontré una pequeña tarta de verduras, agarre una botella individual de cerveza y me dirigí a comer al living. Me recosté en el sillón, apoyando mis pies sobre la mesa ratona. Me había olvidado un destapador, entonces recordé la forma que me había enseñado mi papa, tome la botella y la coloque por debajo del borde de la mesa, luego le di un golpe seco a la tapa y salió inmediatamente. Volví a mi posición y comía tranquila. Me acorde lo que había pasado con mi amiga, así que agarre mi celular y le mande un mensaje.
—Che.. Me dejaste sola hoy, me re abandonaste jaja — le dije, no estaba tan enojada, pero si quería saber que paso.
—Si, es verdad, discúlpame, no pude encontrarte y necesitaba irme con urgencia. Tuve que reunirme con una importante clienta y si me demoraba mas, podía llegar tarde— me comento, note sinceridad en sus palabras.
—¿Tan importante era? — le pregunte.
—Es una diplomática española, así que si, era importante jaja — me dijo — y en realidad, hablando de eso, ella tiene una hermana, ¿te interesa que te haga el contacto? Pagan muy bien.
—Si,definitivamente, arregla ya para la noche — le dije inmediatamente.
—Bueno dale, ahora en unos minutos te vuelvo a hablar — me dijo y dejamos de hablarnos.
Seguí almorzando y habiéndola terminado continué disfrutando los últimos sorbos de la cerveza. Me quite la toalla del pelo y abrí la toalla que tenia alrededor de mi cuerpo, ya estaba suficientemente seca, disfrute la brisa y estiraba mi cuerpo.Tuve la suerte de tener una crianza donde no se debía tener vergüenza del cuerpo propio, se debía estar orgullosa y no tener miedo de mostrarlo. Lleve mi cerveza y fui hasta el balcón, me daba placer la vista y abusaba de ello. Al ser fin de semana a la tarde demasiado movimiento no había, salvo el infrecuente colectivo, el taxi perdido y el transeúnte solitario.
Seguía con ansias de buscar respuestas, así que me acerque al balcón de mi vecina y chisté, una, dos y tres veces. Esa ultima fue la vencida.
—¿Queres una segunda ronda? — salió ella de su depto, estaba vestida con un jogging negro, descalza con una camiseta roja. Estaba con el pelo atado y tenia un lápiz en la mano.
—No no —dije yo apresurada — solo quería preguntarte por algo que paso... — la mire.
—¿Decís por lo del final no? No me sorprende, igual que te quede claro que fui leve con vos, podría haber sido mucho más.
—Pero para,¿eso lo haces regularmente? ¿Por que? — la indague.
—Es rara la ocasión donde tengo un encuentro sexual con alguien y no lo hago, me genera mucho placer. Hace unos años un ex novio mío me presento esa actividad y ahora no puedo evitarla — me decía.
—¿Pero te excita? ¿ Orinar a otra persona? — no la entendía.
—Si, Mucho,es una cuestión de dominación en parte — me dijo decidida.
—Ah bueno,esta bien — la mire y sonreí.
—Te dejo que estaba haciendo unos bocetos para la facultad, ¿sí? — me dijo y volvió a entrar a su departamento.
Mientras bebía el ultimo sorbo de la cerveza me puse a pensar lo que me dijo, estaba sorprendida, pero aprendí a no juzgar a las personas, a ella eso le gustaba yeso estaba bien.
Paso un rato y volví a recibir un mensaje de mi amiga.
—Te va a estar esperando en este restaurante a las diez de la noche — me escribió la dirección, era a un poca distancia de mi departamento — se llama Helena, y va a estar con un vestido color bordo. Te recomiendo vestirte acorde, no creo que vayas a querer desentonar, maquillate bien y perfumate.
Leí atentamente el mensaje y se lo agradecí. Inmediatamente fui hacia mi habitación y abrí el placard, debía asegurarme que tenia ropa para la ocasión. Separe unos zapatos de corte “Mary Jane” con tacos de color negro junto a medias del mismo color, encontré un pantalón de vestir ceñido al cuerpo color gris oscuro, saque un blazer de color azul Francia y una camisa de color blanco. Para finalizar la vestimenta, elegí separar un fino reloj de color blanco, siendo la malla de este, del mismo color que el resto del reloj. Si eso no era formal o elegante,yo no sabría que lo seria.
Faltaban varias horas para el encuentro así que me relaje, me puse a ver televisión haciendo zapping, nunca fue mi obsesión, pero si la he usado varias veces para pasar el tiempo. Había cruzado un canal donde comentaban de un festival de música electrónica que se iba a hacer pronto, hablaban del predio en donde iba a tomar lugar, era un lugar grande, tradicional destino para eventos así. Las localidades iban a ser numerosas, iba a ser un gran evento en efecto. También hablaban de los artistas que iban a estar presentes, algunos internacionales y otros nacionales. Se veía muy interesante el evento, quizás después averiguaba por las entradas e iba. Permanecí ahí, viendo la “caja boba” como así le decían muchos por varias horas. Cuando me quise acordar ya era de noche, comenzaba a acercarse el horario del encuentro así que empecé a prepararme. Pese a que ya me había bañado horas antes, quería estar impecable para aquella mujer. Me di un baño profundo, siendo efectivo al mismo tiempo que corto. Me vestí con la ropa que había separado y prepare una pequeña cartera que iba a llevar, me perfume y salí de mi departamento.
Todavía restaba un poco de tiempo, pero preferí llegar bien con el horario. Espere un taxi afuera del edificio y suspiré, minutos después estaba ya en camino, no sabia que esperar de la mujer, estaba expectante a como seria ella, y que iba arequerir de mí, de mis servicios. Al llegar a la dirección indicada vi que era un fino restaurante, pague el transporte y me baje, antes de entrar intente verme en el reflejo de una de las ventanas, para asegurarme que estaba arreglada, luego ingrese y comencé visualmente a ver si la podía divisar entrelas mesas, no la llegaba a ver, cuando un hombre, vestido de traje muy elegante, con lentes de sol negros se acerco a mi, me tomo de uno de los brazos suavemente y me miro.
—¿Señorita Sofía? — me preguntó.
—Si, soy yo, ¿por qué?
—Acompáñeme por favor, ella la esta esperando — dijo.
Decidí confiar en este hombre y lo seguí, pasamos por varias mesas, hasta la parte que parecía mas reservada del lugar. Nuestro destino final fue una mesa donde estaba una mujer con un vestido bordo, ate los cabos rápidamente y mi cabeza concluyo que estaba frente a Helena. Era una mujer hermosa, voluptuosa con atributos generosos. Tenia un pelo color castaño claro, el mismo arreglado conun rodete, sostenido por dos palitos chinos color negro, además tenia ojos celestes y una piel que a la vista se veía de seda, en la mesa estaba servido una paella de mariscos, en su respectiva platería en el centro de la mesa,habían dos copas y un vino blanco.
Se paro y quedamos frente a frente, el hombre que me había acompañado hasta allí se fue y quedamos solas. Extendió su mano derecha y me miro, sobre su anular ostentaba un anillo plateado, con una linda piedra, de ópalo color negro. Nos devolvíamosmiradas, estando ambas quietas. Frente a un silencio que duro solo unos segundos, ella se dirigió a mí.
—Bésame el anillo — me dijo firme, su acento haciéndose presente.
Agarre suavemente su mano e hice lo que me indicaron, luego se la solté y se la lleve despacio al costado de su cuerpo. Al volverla a ver pude entrever una pequeña sonrisa escondida.
—Siéntate,puedes beber y comer de lo que ves en la mesa — me volvió a indicar. Ella se sentó y luego yo ahí hice lo mismo, deje sobre el respaldo de mi silla la cartera y tome un poco del vino de mi copa
—¿Por qué ese hombre me trajo hasta acá? — consulté.
—Es Omar, parte de mi seguridad, además de Xavier, y Alonso, si miras alrededor, los tres están cerca de mí, vestidos de traje y con capacidades para protegerme — medecía.
—Ah estabien.. — saber eso me intimido un poco. Agarre un pequeño tenedor y comí un poco de ese gran plato para relajarme — ¿Qué es lo que tenes pensado hacer? ¿ O que deseas de mí?
—Lo sabrásen el momento adecuado, pretendo tenerte por una cantidad de horas sin determinar, puede ser poco o puede ser mucho. No quiero estar comprometida a unhorario, ¿entendido? — me dijo.
—Emm no es como usualmente trabajo.. Pero me puedo acomodar — le dije sincera.
Inmediatamente saco de su cartera un sobre color negro y me lo entrego. Mire su contenido y eran varios billetes de denominación media de moneda europea. Lo cerré y lo guarde en mi propia cartera, continuamos la cena con una conversación amena sin asuntos muy relevantes, por al menos una hora cuando ella me dijo.
—Quiero que tomes tu cartera, y vayas al baño, te quitaras las bragas y te tomaras una foto en el espejo, con tu pantalón en las rodillas mostrando que te has quitado las mismas, al volver a la mesa me las entregaras, ¿has entendido? — Me dijo, su modo de hacerlo parecía autoritario.
Sin hacerme esperar agarre mi cartera y me dirigí al baño femenino, entre y por suerte alser un restaurante elegante, estaba muy cuidado y no había nadie. Entre a uno de los cubículos y puse el pestillo de seguridad. Deje mi cartera a un lado y me quite los zapatos, luego el pantalón, que doble sobre la tapa del inodoro y luego me quite la tanga, había elegido una de encaje color negro, con detalles en blanco. La guarde en mi cartera y ahora era cuestión de la foto. Agarre mi celular y salí, despacio asegurándome que seguía sola.
Por suerte comprobé que continuaba sola, me pare enfrente del espejo grande que había, por encima de los lavamanos en medio del lugar, agarré mi celular y abrí la cámara,separe un poco mis piernas y me saque algunas fotos, mi cuerpo se acelero,respire hondo y volví al cubículo. Volví a vestirme despacio y salí, me fije enel espejo que estuviera arreglada y volví a la mesa en silencio.
Busque la tanga y se la entregue con el puño cerrado por un costado de la mesa. Ella la tomo y por encima de la mesa la olió, apoyándola sobre su nariz y boca. Fueron dos o tres largas inspiraciones y luego la guardo en su propio bolso.
—Muéstrame la foto ahora — me dijo mirándome. Yo abrí las imágenes con mi celular y se las mostré. Se veía complacida.
Había concluido la cena y pidió la cuenta, al llegar el resumen dejo una tarjeta de crédito negra y esperábamos ahora el recibo.
—Ahora vamos a ir a mi hogar, estaremos solas, así que no te preocupes — me indicó.
—Muy bien —la mire haciéndole comprender que estaba todo bien. Momentos después llegaba el recibo, ella firmo y nos levantamos.
—Tres pasos detrás de mí — me dijo y comenzó a caminar, yo la seguí como me fue indicado.Al caminar note como tres hombres de traje nos seguían tomando distancia,recordé que eran la seguridad de la mujer.
Salimos del restaurante y caminamos por el estacionamiento, llegamos hasta una camioneta demarca BMW modelo x5, color negra con vidrios polarizados. Uno de los hombres que nos estaban siguiendo se había adelantado, y ahora abría la puerta y la sostenía para Helena. Ella entró y yo espere afuera, al tomar la distancia indicada, ella no me podía ver desde la apertura del vehículo. El hombre que sostenía la puerta me miro extrañado por mi conducta.
—Puedes entrar — La escuche y lo hice, entre muy despacio, y sentí la puerta cerrarse detrás de mí.
Elegí sentarme con la espalda erguida, y con las manos sobre mi regazo mirando al piso de la camioneta, el hombre que estaba con nosotras se subió del lado del conductor y comenzamos el camino.
—Quiero que te quites la ropa, Ahora — me dijo. Al tener un conductor y no estar solas me había puesto un poco tímida, pero cerré los ojos y cumplí, mientras que lo hacia pude ver de reojo como ella tomaba una bolsa de tela color rojo vacía, y la sostenía con sus manos. Al estar enteramente desnuda coloco toda mi ropa dentro y tomo de un lugar que no pude ver, un pequeño collar de cuero, el cual tenia conectada una corta cadena de eslabones, color plateada bien brillosa.
—Serás mi perra,por el tiempo en que estemos juntas, y te dirigirás hacia a mí diciéndome Ama ¿Sí? — me dijo mientras se acercaba a mí y colocaba el collar alrededor de mi cuello. Yo asentí y la miraba — tienes unos pezones turgentes, ¿estas excitadaperra mía? — me preguntó.
—Si mi ama— respondí, inmediatamente los tomo con ambas manos y los apretó fuerte, al no esperar tal trato gemí fuerte, no pude contenerme. Segundos después los soltó,mi cuerpo mantuvo esa sensación de presión, y ahora se habían vuelto sensible,al igual que levemente erectos.
Me agarrode la nuca, juntando el pelo en un puñado por mi espalda y tiro despacio hacia abajo. Instintivamente mi cabeza siguió el mismo camino, lo que produjo que mi cuello este expuesto, Helena se acerco, y lo lamió en toda su extensión. Antes de separarse me dio un suave mordisco y luego se volvió a su lugar. Cuando recupere mi postura pode ver y sentir que nos deteníamos, ya habíamos llegado al destino, pude ver que estábamos en una especie de jardín, había una fuente de agua grande en el centro, y muchas flores plantadas. Pude también ver que un auto entraba al mismo lugar detrás nuestro, quizás allí iba el resto de la seguridad.
—Ya pueden retirarse Omar, no van a requerirse sus servicios por el resto de la noche — dijo la mujer dirigiéndose al conductor. A la voz de “Si, Señora” el hombre acató la orden y salió del vehículo, señalo al otro vehículo y los demás hicieron lo mismo, los tres entraron al edificio por una entrada algo lejos y desaparecieron.
—Vamos a ira mi alcoba, ¿entendido?, y al ser una perra vas a ir gateando — dijo mientrasabría la puerta de la camioneta en su lado y salía, sosteniendo un extremo dela cadena.
—Si señora— dije yo, luego salía despacio y al sentir el contacto el suelo me arrodille.
Inmediatamente pude ver que el suelo eran pequeñas rocas blancas. “Esto me va a doler” —dije y pensé en mi mente— comenzó ella a caminar y yo la intente seguir lo mas cerca posible, al tener ahora ella el control de la cadena no quise que por lentitud tirara de ella o algo. Mis rodillas, los empeines de mis pies, y las palmas de mis manos ya sentían el castigo de las piedras, definitivamente esto no estaba diseñado para caminar sobre ellos de este modo.
Fueron alrededor de treinta pasos de Helena, cuando llegamos a su alcoba, estaba iluminada por candelabros antiguos, y velas. Había nada mas que una cama grande, con sabanas color blanco, y los cobertores de las almohadas color negro, el piso era de una madera color cobre oscuro y había un gran cofre, que parecía haber salido de otro siglo, a los pies de la cama. Era de un color marrón nuez, con tiras de lo que parecía viejo metal, color negro. Me hizo caminar hasta el armazón de la cama, y anudo la cadena a el. Me miro y me dijo.
—Permanecerás aquí, quieta hasta que vuelta, ¿entendido? — me dijo mirándome.
—Si señora—le dije y me senté sobre mis piernas, con las manos sobre mi regazo.
Ella se fue por un pasillo que no sabia a donde conducía, cerré mis ojos e intente relajarme y re pensar la situación. Evidentemente Helena era una mujer que disfrutaba del poder, sabiendo la vida que llevaba, no me extrañaba que se sintiera así. Me imagine que su preocupación por los intereses de los demás,estaba en el milésimo lugar, donde todos los demás lugares, estaba ocupados solo por sus propias necesidades al igual que intereses.
Un rato después — el cual no podía precisar cuanto, al no tener un reloj a la vista —pude escuchar unos pasos acercarse, parecían ser de un calzado pesado. Pasaban los segundos y ese ruido se hacia cada vez mas presente, mas cercano. Cuando finalmente llego nuevamente Helena, estaba vestida con botas de plataforma bien altas, llevaba el pelo acomodado en una cola de caballo y estaba desnuda. Llevaba en una de sus manos una fusta de color negro, con mango color rojo.
Se acerco a mí de forma amenazante y me tomo del cuello, aplico una presión y me golpeaba suavemente con la fusta en mis mejillas. Ahí pude comprender que esto iba enserio. Desanudo mi correa del armazón de la cama, y me la quitó, solo dejándome puesto el collar, me tomo del pelo y me tiro hacia la cama, volé levemente y caí en el centro, por suerte el colchón se sintió muy acolchonado, y eso no me lastimo. Me agarro de los pies y tiro de ellos, acercándome mas al borde de la cama, estando en el rango de sus manos, sentí como manoseaba brutamente mi cuerpo, apretaba los labios de mi concha sin ningún cuidado y los estiraba, yo ya deje de gemir, para solo pasar a gritar, cuatro de cada 5 gritos eran de dolor, siendo uno solo de placer. Agarro mis pezones y los estiro hacia el techo, cada segundo que pasaba se endurecían más.
—¿Sos mí perra? — me preguntaba mientras ahora, al dejar sueltos mis pezones me rasguñaba el abdomen. No eran uñas felinas en punta, pero aun así me dolían un poco.
—¡Si mi ama! ¡Si! — se lo dije sumida en el intenso castigo que mi cuerpo recibía.
Me dejo sola, para tomar un respiro y así lo hice, me tomaba el cuerpo acariciándomelo despacio, intentando reducir la intensidad de los dolores que tenia. Ella comenzó a caminar alrededor de la cama como una leona enjaulada. Podía escuchara cada paso por el piso, debido a la sensibilidad de este, y al peso de su calzado. Pude ver como se sentó sobre el cofre, y se cruzo de piernas, seguía teniendo en su mano la fusta. Al ver esa escena pensé que lo mejor seria recuperar la compostura y al menos sentarme en la cama, lo hice del mismo modo que tiempo atrás, estando atada al armazón de la cama, a diferencia que ahora estaba sobre la misma. Me miro con sus ojos penetrantes y me dijo.
—A mis pies, perra — lo hizo sin quitarme la mirada, mientras movía sus botas acomodándose. Intente cumplir la orden lo más rápido posible, me levante de la cama y me pare, me dirigí hasta ella y luego allí resumí mi posición de estar sentada, el pie que estaba elevado había quedado enfrente de mí, podía ver el brillante estado de la parte superior de su calzado, al igual que la gastada suela por debajo.
—¿Crees quese lamerán solos? — me dijo.
—No mi ama— Le dije y comencé a usar mi lengua, procuré usar la mayor extensión de la misma posible, así cubrir mas superficie. Tenia un sabor entre a látex y a plástico, a decir verdad nada agradable pero aun así seguía mi tarea. Mantuve mis manos por detrás de mi espalda, juntas y sin moverlas, de un momento a otro sentí una mano acariciándome levemente el pelo, atiné a detenerme, pero segundos después unas palabras sonaron — No te he dicho que te detuvieras — lo que me hicieron continuar con la tarea. Pasaron unos cinco minutos, mi lengua comenzaba a entumecerse. Allí pude sentir como la bota que estaba lamiendo bajaba hasta tocar el piso, y ahora la otra bota ocupaba su lugar, se había cruzado de piernas y había cambiado las posiciones, sin haber notado esto ahora estaba lamiendo la bota que tocaba el piso, y sentía una suave presencia sobremi pelo, era la suela de la bota que tenia sobre mi.
Cambie de posición y ahora lamía la nueva bota, seguí así y ahora mi abdomen comenzaba a doler, era una posición algo incomoda. Al sentir que había dejado el par de calzado en igual condiciones pude sentir una caricia en mi pelo. Era de una mano algo áspera.
—Ya puedes dejar de lamer — me dijo Helena. Así lo hice y la mire. Me sonreía mirándome alos ojos — tienes sed, ¿verdad? —me preguntó.
—Si mi ama— le dije, siendo sincera, un poco de agua o algo que me refrescara la boca no me vendría nada mal.
Fue ahí cuando pude ver que al lado de ella tenia una pequeña botella de agua, no tenia claro de donde la había tomado, pero allí estaba. Ella la tomo y yo me acerque,ofreciendo mi boca como para tomar, cerré mis ojos y espere a que ella me diera de tomar. Segundos después fui recibida por agua, por toda mi cara y mi pelo,abrí los ojos y estaba Helena sosteniendo la botella por encima de mi cabeza, la había vertido toda sobre mi. Tenia la mayor parte de mi pelo mojado, mis hombros y cuello. Unos hilos de agua seguían hasta abajo, pasando por mis senos hasta mi abdomen, al igual que me mojaban la espalda llegando hasta la cintura.
—¿Mejor?—me preguntó.
—Si ama,gracias — Mentí, había preferido tomarla directo en mi boca, aunque había sidoun poco refrescada por el agua.
—Por hoy es todo, pronto te voy a volver a llamar para organizar otra cita, ¿esta bien? —me dijo — quédate aquí, en unos minutos uno de mi seguridad te traerá la ropa y te llevara hasta tu casa. Dejare mi numero para que lo anotes. Hasta luego. —termino de decirme y se levanto, sin saludarme se dirigió hasta la puerta y se fue.
Permanecí unos segundos inmóvil, sentí mucha vergüenza, me acaricie el cuerpo y tome el agua que pude del mismo llevándomela a mi boca. Me pare fui a sentarme a la cama, estaba agitada y físicamente cansada. Es posible que los castigos que hoy recibí me acompañaran por algunos días. Suspire y salte sobre mis pies cuando escuche un toque en la puerta. Me dirigí a la misma y abrí, priorizando quedar del lado interno de la puerta y así ocultar mi desnudez.
—Señorita,acá esta su ropa — me dijo un hombre en traje, pude reconocer que era uno de los tres que estaba con Helena y conmigo en el restaurante. Me dio la misma bolsa donde ella la había guardado estando en la camioneta al llegar. Se lo agradecí y cerré la puerta. Acomode la ropa en la cama y todo estaba pulcramente ordenado y doblado, además de haber una tarjeta de presentación color rosa, estaba su nombre y su numero de celular. Me vestí rápidamente, e intente arreglar mi pelo, al estar mojado fue algo un poco más fácil.
Cuando termine salí despacio de la habitación, estaba el mismo hombre esperando allado de la puerta. Me vio y me preguntó.
—¿Lista? —dijo el hombre, siendo conciso en sus palabras.
—Así es —le dije yo.
Me señalo un pequeño auto Mercedes-Benz color plateado. Nos dirigimos a el y muy caballerosamente me abrió la puerta del mismo. Entre y minutos después estábamos en camino a mi casa. No hubo conversación, era todo silencio, por eso decidí abrir una ventana así al menos escuchar los ruidos de la ciudad. Luego del largo recorrido llegamos, se lo agradecí y me baje. Entre al edificio y me subí al ascensor
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