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Encerrados.

¿Alguna vez dije que soy claustrofóbica? Creo que no, pero, esto ahora es lo importante, es más bien, lo que me pasó estando en un hotel del Centro porteño, donde asistí a un congreso hace un par de días.
Coincidí, con un par de ex compañeros de la facultad, para un congreso, relacionado con los últimos avances de nuestra carrera, en los ámbitos internacionales, por lo que el hotel, estaba lleno de gente afuera, mexicanos, españoles, italianos, hasta un japonés que lo seguía a un yankie todo el tiempo. 

Estaba con mi cartera, y una carpeta, cuando me subí al ascensor, para ir a la terraza del hotel, a tomar un poco de aire. En ese momento, alguien entró al ascensor conmigo, y se acomodaba un poco el pelo. Era un flaco de unos 37 años, morochos, ojos de color verdosos, bastante más alto que yo, corpulento, se lo veía de gimnasio. Pero no trabajado. Vestía un traje oscuro, y camisa blanca coronado con una corbata oscura también. 
Al verme de costado, sonrió. Me hizo sentir muy cómoda. Su perfume era rico.
 No daba señales como estar interesado en conversar. Dudé. Pero no mucho, tomé coraje y lancé un aflautado "hola".

Volvió a sonreír. Pero ésta vez me miró directo a los ojos. "Hola" respondió con acento español y firme convicción. "Me llamo Jordi Bernadeu" Continuó. Su pronunciación no era el acento netamente español, y su Jordi, era más catalán que el Barça. 

Tuvimos un cruce de miradas, y por esas cosas del destino, tuve la sensación de que me necesitaba estar un poquito más cerca, por lo que disimuladamente, me acerqué. Él, sólo sonrió. Al momento de mi estrategia, un súbito apagón, dejó de marchar el ascensor.

Un poco me asusté, no lo niego, pero no por la compañía, más que nada por la manía que tengo con los espacios cerrados y reducidos. Sin embargo, y por un momento, no me preocupé por demás.
Se me había caído el gafete, y cuando me agaché a buscarlo, sentí la mano de él directamente en el culo. Sus dedos gruesos, jugaban en mi raya, y yo ya me estaba empezando a calentar de una manera que, no me acuerdo, que sentía.
Empecé a mojarme, y ya no podía disimular, por lo que apoyé la carpeta y la cartera en el piso del ascensor. Y moví cuerpo hacia él. Empecé a moverme suavemente, mientras le rozaba mi mano, sobre el pantalón, notando que algo crecía y me no era para menos. Su miembro quería salir, y yo lo quería probar. Así que suavemente me deslicé. Y le abrí la bragueta, menuda sorpresa me dí. El Catalán tenía una verga gruesa y cabezona, por de más jugosa y colorada. Apenas lamí la puntita, el tipo grandote se erizó, tembló y hasta largo un gemido. "Déu meu, aquesta lengüita" Sonreí lascivamente y luego me metí, en la boca, hasta la mitad su pija. Él no para de tocarme el culo, las tetas no daba a basto, si hubiera tenido ocho manos, las ocho, hubiese ocupado en mi cuerpo.

Tenía la conchita jugosa y caliente cuando me bajó la bombachita de encaje, suavemente la corrió con sus manos, y de lleno hundió su boca en mi interior. Su lengua raspaba mi clítoris como un helado, y yo sabía que, si seguía en ese viaje, mi orgasmo no iba a tardar en llegar, por lo que, traté de retenerlo unos segundos más, pero fue imposible. Apuro la velocidad de su lengua y penetrándome con sus dedos, en el culo y en mi conchita, le di mi primer ración de juguito, se lo tomó todo, y relamiéndose, me miró a los ojos y me besó sucio de sexo. Estuvimos cerca de 15 minutos sin luz en el ascensor, aquel, de ese hotel del Centro porteño. Sabía que dos personas flacas o atléticas podían hacerlo en un ascensor, casi como si fuera una coreografía. Pero dos personas gorditas, nunca lo había probado. Jordi, me acomodó ante él, y me embistió, su pija entraba y salía de mi culo, como quería, sonaba dura y a la vez chapoteadora, Su orgasmo, espeso y lleno de leche, lo sentí casi enseguida. El líquido caí en en mis piernas, mientras me reincorporaba.

Sonreímos, brevemente.

Me peiné como hago siempre con los dedos, y alcé el cabello en una cola de caballo. En ese momento, volvía el suministro eléctrico y con él, la marcha del ascensor...

4 comentarios - Encerrados.

VoyeaurXVII
Qué buen relato!!!
Si hasta dan ganas de quedar encerrado en un ascensor!
kramalo +1
muy bueno...!! te llevastes los "pibes" con vos....ja!