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Capitulo 1
Capitulo 2
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Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
(los nombres, oficios, y demás posibles datos de carácter personal han sido modificados para proteger la identidad de los implicados, empezando por yo mismo)
“Eres un pedazo de cabrón”, dijo, y un olor a kalimotxo (vino y refresco de cola) inundó mis fosas nasales.
“¿Has bebido?”
“No me cambies de tema. Cabrón”
“Estás borracha”.
“Un poco, pero tú estás borroso, eso es peor”, hipó y se tambaleó un poco.
Pasé un brazo por debajo de los suyos y la ayudé a pasar.
“No… No vayas a aprovecharte de mi solo porque esté así”, murmuró.
“¡Alicia!”, dijo Tania, escandalizada.
“¡Anda! ¡La putita número tres! Bueno, no… la cuatro o cinco, porque la tres fue Ainhoa… y ahí la uno y la dos, hola”, dijo mirando a mis primas. “¿Ves como eres un cabrón? ¡Saludos, harem del cabrón!”
Tania me ayudó a llevarla hasta el dormitorio mientras Alicia se reía como una loca, pero cubrirla con la manta tuvo un efecto soporífero para ella, ya que dejó de reír poco a poco y empezó a roncar.
Salimos con cuidado de allí. Yoli y Rocío nos miraban preocupados.
“Esta niña está mal de la cabeza…” murmuró Rocío.
“Ha sufrido muchos palos estos días”, intentó justificarla Tania. “Tendría que haberme quedaso a vigilarla”.
“No me hubiera fiado. Aquí por lo menos somos varios para vigilarla”, comentó Yoli.
“Voy a quedarme a dormir con ella. Vosotros tres intentad no hacer ruido”, pidió Tania.
“¿Ruido?”
“¿Creéis que nací ayer? Sé lo que vais a hacer en cuanto os cerréis la puerta”
“Si, claro”, ironicé. “Pa’ follar estoy ahora”.
“Ya, bueno. Hasta mañana”
Tania se encerró con Alicia en el dormitorio y mis primas y yo fuimos al otro. Ninguno de los tres dijo nada. Claramente la situación se había vuelto incómoda, así que no era maejor ocasión para dar rienda suelta a nuestro amor.
Lo que no cambió fue el hecho de que se pegasen a mi para dormir, una a cada lado. Yo me quedé con los ojos abiertos un buen rato. Reflexionando sobre las últimas horas. Desde luego la rubia se había quedado pillada por mi. Lejos de sentirme orgulloso por gustarle tanto a una chica tan guapa, más bien tenía culpa por no haber dejado las cosas claras con ella antes.
“¿No te duermes?”, susurró Rocío en la oscuridad de la noche.
“No”.
Me di cuenta de que la había despertado yo, o al menos indicado que no me dormía, ya que había empezado a acariciar su espalda en círculos por mis pensamientos.
“Quizá tendrá que ver con esto”
No me había percatado de mi erección hasta que mi prima empezó a masturbarme suavemente. Trataba mi polla con mimo, lejos de la lujuria en la que nos solíamos desatar. Intenté corresponder, llegar a su coñito por su espalda, pero se movió para evitarlo.
“No seas mala. Quiero jugar”, protesté.
“Pues eso hago. Jugar”, bromeó. “Mira lo que hago”.
Sentí libre mi polla durante unos segundos, hasta que noté que de nuevo me pajeaba. Y sin embargo, había algo menos de fuerza. Como si su mano estuviera siendo controlada por otra persona. Y casi era así.
Por la poca luz que entraba por la ventana, pude ver que Rocío me estaba masturbando con la mano de Yoli. Me preocupó que eso molestase a mi prima si se despertaba, pero ella estaba totalmente en calma.
“¿Te pone?”
“Sí…”
“Me das un poco de envidia, ¿sabes?”
“¿Envidia? Yo a ti”
“Sí. Tu puedes hacerlo con la prima Yoli”
“Oh…”
“Sé que es una tontería. Pero es guapísima, tiene un cuerpo increíble… me encantaría que se dejase hacer un poco más por mi. Que se animase a experimentar, ¿sabes? Pero es imposible. Tengo muy comprobado que sólo le gustáis los tíos. Malos”, añadió haciendo un puchero.
“Esto sigue siendo tan surrealista que no sé ni qué decir…”
“Di que no vas a renunciar a nosotras”, me pidió. Sentí que liberaba la mano de Yoli, quedando esta encima de mis testículos, y continuó masturbándome ella. “Me encanta cómo lo tenemos ahora mismo. Sería un error renunciar”.
“No tengo esa intención. Ya os lo he dicho. Os quiero y…”
Me callé, pues en ese momento sentí una calidez repentina sobre mi pene. No nos habíamos dado cuenta de que Yoli se había despertado y me la estaba chupando. Rocío me miró con cierta culpabilidad. Al final la habíamos despertado. Y no sabíamos cuánto había escuchado.
“¿Te he despertado?”, susurró Rocío a mi prima. Ella asintió, manteniendo los ojos cerrados y sin soltar mi pene. “¿Te ha molestado?”, volvió a preguntar. Yoli negó, y continuó con lo que hacía. “¿Te puedo ayudar?”, preguntó por tercera vez, mordiéndose el labio. Traviesa, se moría de ganas. Pero Yoli negó de nuevo, sonrió, y continuó chupándomela.
“Voy a tener que arreglar esto”, dije desde mi sitio.
Alargué la mano derecha, la pasé por la espalda de Rocío, bajé por toda su columna, pasé por sus nalgas, y localicé su coño. Lo empecé a tocar suavemente y poco a poco empezó a lubricar. Rocío separó las piernas y me dejó libertad de movimiento. Mi otra mano hizo el mismo procedimiento con Yoli. Sentí que su felación se volvía algo más lenta cuando mis dedos acariciaban sus labios vaginales.
Rocío se giró despacio, mi mano se amoldaba a la posición de su vagina según rotaba hacia mi, y continué mastubándola mientras me comía los labios. Qué placer. Qué calor más rico el que teníamos ahí. Moví con más ganas la mano con la que la estaba excitando, y sentí que gemía contra mi boca. Un orgasmo. Se apoyó sobre mi torso mientras se recuperaba, pero yo aún torturaba su dulce coñito con mis dedos, suavemente.
“No seas malo”, me pidió.
“¿No te gusta?”
“Claro que sí”
Continué aquel suave juego, pero mi mano competía con la boca de Yoli, intentábamos hacernos correr antes que el otro. Pero ella me llevaba ventaja, y eyaculé en su delicada boquita. Se lo debió de tragar todo, mientras que continuaba masturbándola para que tuviera su orgasmo. Sentí que sus jugos empapaban mi mano, señal de que lo había conseguido finalmente.
“Qué gusto da hacer esto”, comentó Yoli, subiendo donde estábamos Rocío y yo. “¿Os parece bonito dejarme de lado?”
“Perdona. Nos desvelamos”, dijo Rocío. Mi mano ya no jugaba con su chocho, pero seguía dentro.
“Lo sé. Y por cierto. Os he oído”, añadió. “Rocío… me va a costar hacerlo contigo algún día…”
“No… no tienes por qué hacerlo”, dijo ella.
“Lo sé. Pero bueno… seguro que al primo le encantaría grabarnos”, bromeó.
Mis primas follando para mi deleite. Joder si me apetecía verlo. Pero iba a ser algo distinto esa noche. Tumbó a Rocío sobre el colchón y me invitó a que follase con ella. Así que me puse entre sus piernas y empecé a metérsela.
Rocío intentaba no gemir con mis acometidas, pero había algo que la excitaba aún más. Yoli se hacía tumbado sobre ella y le lamía las tetas. La luz de la luna llegaba a la habitación y podía ver su boca jugando con los pezones de Rocío. Debía estarlo disfrutando mucho, sin duda. Y a mi me encantaba que estuvieran así.
Más me gustó cuando Yoli se puso en plan actriz porno. Gateó a mi lado, mirando con atención cómo mi rabo entraba y salía del coñito de Rocío. De vez en cuando me hacía parar para chupármela un poco, y tuvo un detalle con mi prima cuando, muy brevemente, lamía su vagina. Y sé que ella hubiera suplicado porque fuera de continuo.
Y lo fue, en el momento en que me corrí, cuando Yoli decidió limpiar con su lengua el coñito de Rocío. No pudo evitar gemir en voz alta. y una vez se repuso, se abrazó a ella. La escuché sollozar y murmurar un “gracias”.
“Estoy cansado, chicas… Deberíamos dormir, en serio. Además, os recuerdo que en la habitación de al lado…”
“Sí, la chica a la que has roto el corazón”, bromeó Yoli.
“Y el culo”, rió Rocío. “Pero sí. Habría que dormir. Pero tú, Yoli… te falta correrte…”
“Estoy bi… bueno, venga…”, aceptó cuando la lengua de Rocío fue demasiado rápida y empezó a comerle el coño. “No te contengas… hazlo como mejor sabes”.
En sus palabras, la lengua de Rocío en su coño era como una pequeña turbina de placer (una técnica que mi prima me enseñó y perfeccioné con el tiempo). Se derritió con el orgasmo que tuvo mientras yo la sostenía por detrás, y aprovechaba para manosear sus pechos.
Nos echamos a dormir, yo seguía abrazado a Yoli, mientras ella rodeaba con los brazos a Rocío, quien debía estar en el séptimo cielo esa noche.
Y aún así nos despertamos bastante temprano. Nos quedamos como estábamos, desnudos, y fuimos a desayunar. No me apetecía esconderme ni tenía caso. Nuestras “invitadas” sabían lo que ocurría en la casa, así que no tenía sentido disimular.
“Buenos días”, Tania saludó mientras entraba en el comedor, y para nuestra sorpresa, también estaba desnuda. “¿Hay café?”
“He preparado otra cafetera”, le dije.
“Gracias.”
“¿Y Alicia?”, preguntó Yoli, preocupada.
“Se ha despertado, pero aún no ha querido levantarse”, anunció. “Tiene una ligera resaca”.
“Normal. A saber lo que se bebió antes de venir”, dijo Rocío.
“Muy poco. Pero no estoy acostumbrada”.
Alicia estaba allí, en la puerta, mirándonos dentro de su camiseta y en braguitas. Desentonaba bastante con cómo estábamos los demás. Pero su semblante estaba serio. Tenía ojeras, y parecía llorosa. Eso me encogió un poco el corazón, al fin y al cabo no buscaba hacerla daño. Simplemente no podía quererla como quería a mis primas.
“Quería disculparme por mi actitud de ayer… estuvo fuera de lugar”, sentenció. “No os debí insultar, ni ponerme así con Tania… nada de lo que hice…”
Yoli se puso en pie y le acercó una taza de café. La ayudó a sentarse en una de las sillas. Me miró, y sostuve su mirada.
“Me gustas. Me gustas mucho. Pero ya veo que no va a ser al revés… Me hice ilusiones”.
“Tal vez debería habértelo dejado claro antes… que no podría ser”, respondí. Consideraba que al menos debía decirle eso.
“No te preocupes. Pero bueno. Creo que después de esto lo mejor es que nos alejemos un tiempo… quizá si volveis el año que viene…”
“No tienes por qué esperar tanto”, dijo Rocío. “¿A ti te gusta cómo folla?”, preguntó. Alicia asintió. “Tania, ¿y a ti?”. Esta parecía fuera de la conversación, pero cuando procesó la pregunta dijo que sí. “Pues primito… tienes que saldar una deuda antes de que acaben las vacaciones”.
Sé que he tardado la vida en publicar este capítulo, pero he tenido problemas -incluyendo uno en que el disco duro se me jodió y tuve que volver a empezar- pero pronto traeré el clímax de este relato. Y si mientras tanto os apetece leer más...
Sara, novia trans
Autoexperimentando, Fantasía: cambio de rol con mi novia, Recibí ayuda de mi amiga especial, Trío con pareja amiga, Masaje con final más que feliz, A las órdenes de mi amiga trans, Polvo con mi ex… y mi novia, Vestido para mi novia (trans), Adicto a la polla trans, Cuarteto bixsexual (o parecido), Fin de semana con amigos (I), Fin de semana con amigos (II), Ayudando a una amiga
La amiga de mi hija (se admiten sugerencias, ¿qué historias os gustaría leer?)
Se me declaró la amiga de mi hija, La elección de la amiga de mi hija, Trío prohibido, Reconciliación tabú
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(los nombres, oficios, y demás posibles datos de carácter personal han sido modificados para proteger la identidad de los implicados, empezando por yo mismo)
“Eres un pedazo de cabrón”, dijo, y un olor a kalimotxo (vino y refresco de cola) inundó mis fosas nasales.
“¿Has bebido?”
“No me cambies de tema. Cabrón”
“Estás borracha”.
“Un poco, pero tú estás borroso, eso es peor”, hipó y se tambaleó un poco.
Pasé un brazo por debajo de los suyos y la ayudé a pasar.
“No… No vayas a aprovecharte de mi solo porque esté así”, murmuró.
“¡Alicia!”, dijo Tania, escandalizada.
“¡Anda! ¡La putita número tres! Bueno, no… la cuatro o cinco, porque la tres fue Ainhoa… y ahí la uno y la dos, hola”, dijo mirando a mis primas. “¿Ves como eres un cabrón? ¡Saludos, harem del cabrón!”
Tania me ayudó a llevarla hasta el dormitorio mientras Alicia se reía como una loca, pero cubrirla con la manta tuvo un efecto soporífero para ella, ya que dejó de reír poco a poco y empezó a roncar.
Salimos con cuidado de allí. Yoli y Rocío nos miraban preocupados.
“Esta niña está mal de la cabeza…” murmuró Rocío.
“Ha sufrido muchos palos estos días”, intentó justificarla Tania. “Tendría que haberme quedaso a vigilarla”.
“No me hubiera fiado. Aquí por lo menos somos varios para vigilarla”, comentó Yoli.
“Voy a quedarme a dormir con ella. Vosotros tres intentad no hacer ruido”, pidió Tania.
“¿Ruido?”
“¿Creéis que nací ayer? Sé lo que vais a hacer en cuanto os cerréis la puerta”
“Si, claro”, ironicé. “Pa’ follar estoy ahora”.
“Ya, bueno. Hasta mañana”
Tania se encerró con Alicia en el dormitorio y mis primas y yo fuimos al otro. Ninguno de los tres dijo nada. Claramente la situación se había vuelto incómoda, así que no era maejor ocasión para dar rienda suelta a nuestro amor.
Lo que no cambió fue el hecho de que se pegasen a mi para dormir, una a cada lado. Yo me quedé con los ojos abiertos un buen rato. Reflexionando sobre las últimas horas. Desde luego la rubia se había quedado pillada por mi. Lejos de sentirme orgulloso por gustarle tanto a una chica tan guapa, más bien tenía culpa por no haber dejado las cosas claras con ella antes.
“¿No te duermes?”, susurró Rocío en la oscuridad de la noche.
“No”.
Me di cuenta de que la había despertado yo, o al menos indicado que no me dormía, ya que había empezado a acariciar su espalda en círculos por mis pensamientos.
“Quizá tendrá que ver con esto”
No me había percatado de mi erección hasta que mi prima empezó a masturbarme suavemente. Trataba mi polla con mimo, lejos de la lujuria en la que nos solíamos desatar. Intenté corresponder, llegar a su coñito por su espalda, pero se movió para evitarlo.
“No seas mala. Quiero jugar”, protesté.
“Pues eso hago. Jugar”, bromeó. “Mira lo que hago”.
Sentí libre mi polla durante unos segundos, hasta que noté que de nuevo me pajeaba. Y sin embargo, había algo menos de fuerza. Como si su mano estuviera siendo controlada por otra persona. Y casi era así.
Por la poca luz que entraba por la ventana, pude ver que Rocío me estaba masturbando con la mano de Yoli. Me preocupó que eso molestase a mi prima si se despertaba, pero ella estaba totalmente en calma.
“¿Te pone?”
“Sí…”
“Me das un poco de envidia, ¿sabes?”
“¿Envidia? Yo a ti”
“Sí. Tu puedes hacerlo con la prima Yoli”
“Oh…”
“Sé que es una tontería. Pero es guapísima, tiene un cuerpo increíble… me encantaría que se dejase hacer un poco más por mi. Que se animase a experimentar, ¿sabes? Pero es imposible. Tengo muy comprobado que sólo le gustáis los tíos. Malos”, añadió haciendo un puchero.
“Esto sigue siendo tan surrealista que no sé ni qué decir…”
“Di que no vas a renunciar a nosotras”, me pidió. Sentí que liberaba la mano de Yoli, quedando esta encima de mis testículos, y continuó masturbándome ella. “Me encanta cómo lo tenemos ahora mismo. Sería un error renunciar”.
“No tengo esa intención. Ya os lo he dicho. Os quiero y…”
Me callé, pues en ese momento sentí una calidez repentina sobre mi pene. No nos habíamos dado cuenta de que Yoli se había despertado y me la estaba chupando. Rocío me miró con cierta culpabilidad. Al final la habíamos despertado. Y no sabíamos cuánto había escuchado.
“¿Te he despertado?”, susurró Rocío a mi prima. Ella asintió, manteniendo los ojos cerrados y sin soltar mi pene. “¿Te ha molestado?”, volvió a preguntar. Yoli negó, y continuó con lo que hacía. “¿Te puedo ayudar?”, preguntó por tercera vez, mordiéndose el labio. Traviesa, se moría de ganas. Pero Yoli negó de nuevo, sonrió, y continuó chupándomela.
“Voy a tener que arreglar esto”, dije desde mi sitio.
Alargué la mano derecha, la pasé por la espalda de Rocío, bajé por toda su columna, pasé por sus nalgas, y localicé su coño. Lo empecé a tocar suavemente y poco a poco empezó a lubricar. Rocío separó las piernas y me dejó libertad de movimiento. Mi otra mano hizo el mismo procedimiento con Yoli. Sentí que su felación se volvía algo más lenta cuando mis dedos acariciaban sus labios vaginales.
Rocío se giró despacio, mi mano se amoldaba a la posición de su vagina según rotaba hacia mi, y continué mastubándola mientras me comía los labios. Qué placer. Qué calor más rico el que teníamos ahí. Moví con más ganas la mano con la que la estaba excitando, y sentí que gemía contra mi boca. Un orgasmo. Se apoyó sobre mi torso mientras se recuperaba, pero yo aún torturaba su dulce coñito con mis dedos, suavemente.
“No seas malo”, me pidió.
“¿No te gusta?”
“Claro que sí”
Continué aquel suave juego, pero mi mano competía con la boca de Yoli, intentábamos hacernos correr antes que el otro. Pero ella me llevaba ventaja, y eyaculé en su delicada boquita. Se lo debió de tragar todo, mientras que continuaba masturbándola para que tuviera su orgasmo. Sentí que sus jugos empapaban mi mano, señal de que lo había conseguido finalmente.
“Qué gusto da hacer esto”, comentó Yoli, subiendo donde estábamos Rocío y yo. “¿Os parece bonito dejarme de lado?”
“Perdona. Nos desvelamos”, dijo Rocío. Mi mano ya no jugaba con su chocho, pero seguía dentro.
“Lo sé. Y por cierto. Os he oído”, añadió. “Rocío… me va a costar hacerlo contigo algún día…”
“No… no tienes por qué hacerlo”, dijo ella.
“Lo sé. Pero bueno… seguro que al primo le encantaría grabarnos”, bromeó.
Mis primas follando para mi deleite. Joder si me apetecía verlo. Pero iba a ser algo distinto esa noche. Tumbó a Rocío sobre el colchón y me invitó a que follase con ella. Así que me puse entre sus piernas y empecé a metérsela.
Rocío intentaba no gemir con mis acometidas, pero había algo que la excitaba aún más. Yoli se hacía tumbado sobre ella y le lamía las tetas. La luz de la luna llegaba a la habitación y podía ver su boca jugando con los pezones de Rocío. Debía estarlo disfrutando mucho, sin duda. Y a mi me encantaba que estuvieran así.
Más me gustó cuando Yoli se puso en plan actriz porno. Gateó a mi lado, mirando con atención cómo mi rabo entraba y salía del coñito de Rocío. De vez en cuando me hacía parar para chupármela un poco, y tuvo un detalle con mi prima cuando, muy brevemente, lamía su vagina. Y sé que ella hubiera suplicado porque fuera de continuo.
Y lo fue, en el momento en que me corrí, cuando Yoli decidió limpiar con su lengua el coñito de Rocío. No pudo evitar gemir en voz alta. y una vez se repuso, se abrazó a ella. La escuché sollozar y murmurar un “gracias”.
“Estoy cansado, chicas… Deberíamos dormir, en serio. Además, os recuerdo que en la habitación de al lado…”
“Sí, la chica a la que has roto el corazón”, bromeó Yoli.
“Y el culo”, rió Rocío. “Pero sí. Habría que dormir. Pero tú, Yoli… te falta correrte…”
“Estoy bi… bueno, venga…”, aceptó cuando la lengua de Rocío fue demasiado rápida y empezó a comerle el coño. “No te contengas… hazlo como mejor sabes”.
En sus palabras, la lengua de Rocío en su coño era como una pequeña turbina de placer (una técnica que mi prima me enseñó y perfeccioné con el tiempo). Se derritió con el orgasmo que tuvo mientras yo la sostenía por detrás, y aprovechaba para manosear sus pechos.
Nos echamos a dormir, yo seguía abrazado a Yoli, mientras ella rodeaba con los brazos a Rocío, quien debía estar en el séptimo cielo esa noche.
Y aún así nos despertamos bastante temprano. Nos quedamos como estábamos, desnudos, y fuimos a desayunar. No me apetecía esconderme ni tenía caso. Nuestras “invitadas” sabían lo que ocurría en la casa, así que no tenía sentido disimular.
“Buenos días”, Tania saludó mientras entraba en el comedor, y para nuestra sorpresa, también estaba desnuda. “¿Hay café?”
“He preparado otra cafetera”, le dije.
“Gracias.”
“¿Y Alicia?”, preguntó Yoli, preocupada.
“Se ha despertado, pero aún no ha querido levantarse”, anunció. “Tiene una ligera resaca”.
“Normal. A saber lo que se bebió antes de venir”, dijo Rocío.
“Muy poco. Pero no estoy acostumbrada”.
Alicia estaba allí, en la puerta, mirándonos dentro de su camiseta y en braguitas. Desentonaba bastante con cómo estábamos los demás. Pero su semblante estaba serio. Tenía ojeras, y parecía llorosa. Eso me encogió un poco el corazón, al fin y al cabo no buscaba hacerla daño. Simplemente no podía quererla como quería a mis primas.
“Quería disculparme por mi actitud de ayer… estuvo fuera de lugar”, sentenció. “No os debí insultar, ni ponerme así con Tania… nada de lo que hice…”
Yoli se puso en pie y le acercó una taza de café. La ayudó a sentarse en una de las sillas. Me miró, y sostuve su mirada.
“Me gustas. Me gustas mucho. Pero ya veo que no va a ser al revés… Me hice ilusiones”.
“Tal vez debería habértelo dejado claro antes… que no podría ser”, respondí. Consideraba que al menos debía decirle eso.
“No te preocupes. Pero bueno. Creo que después de esto lo mejor es que nos alejemos un tiempo… quizá si volveis el año que viene…”
“No tienes por qué esperar tanto”, dijo Rocío. “¿A ti te gusta cómo folla?”, preguntó. Alicia asintió. “Tania, ¿y a ti?”. Esta parecía fuera de la conversación, pero cuando procesó la pregunta dijo que sí. “Pues primito… tienes que saldar una deuda antes de que acaben las vacaciones”.
Sé que he tardado la vida en publicar este capítulo, pero he tenido problemas -incluyendo uno en que el disco duro se me jodió y tuve que volver a empezar- pero pronto traeré el clímax de este relato. Y si mientras tanto os apetece leer más...
Sara, novia trans
Autoexperimentando, Fantasía: cambio de rol con mi novia, Recibí ayuda de mi amiga especial, Trío con pareja amiga, Masaje con final más que feliz, A las órdenes de mi amiga trans, Polvo con mi ex… y mi novia, Vestido para mi novia (trans), Adicto a la polla trans, Cuarteto bixsexual (o parecido), Fin de semana con amigos (I), Fin de semana con amigos (II), Ayudando a una amiga
La amiga de mi hija (se admiten sugerencias, ¿qué historias os gustaría leer?)
Se me declaró la amiga de mi hija, La elección de la amiga de mi hija, Trío prohibido, Reconciliación tabú
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