No se puede caer bien siempre con todo el mundo pero si es importante dejar una buena impresión cuando se trata de entrevistas laburales y ese nunca había sido mi fuerte. Un poco porque soy verborrágica en exceso y otra por la falta de experiencia como para llenar una entrevista y que sea medianamente interesante. Al menos lo suficiente para superar el "No llames. Te llamamos". Pero como dicen los que saben: Siempre hay una primera vez.
Las entrevistas arrancaban temprano y no era la única postulante. Al llegar nos daban una identificación plastificada con nuestro nombre y apellido. En la sala donde esperábamos veía como las demás candidatas releían una y otra vez su curriculum como si fuera demasiado extenso para recordar todo lo que tenían a favor. Yo sin embargo miraba el mío un poco avergonzada. Entre los nervios y lo largo de la espera no podía dejar tranquilo el botón de mi blusa. Lo abrochaba una y otra vez. Por dentro pensaba "Quien me manda a ponerme una blusa roja para una entrevista de trabajo?" pero era la que mejor combinaba con la falda negra y los tacos que había elegido. Mientras tanto la chica de al lado me miraba molesta por lo inquieta que estaba. Al parecer le contagiaba mis nervios.
Para evitar su mirada contaminada de malas vibras me di vuelta para el otro lado que apuntaba directamente a la oficina donde hacían la entrevista. El asistente del jefe estaba con una planilla en la puerta y cuando salía alguna de las postulantes llamaba a la siguiente. Acababa de entrar una chica con aspecto de ejecutiva que tenía todos los puntos para quedarse con ese puesto y yo me quedé mirando un poco resignada. Me quedé como con la mirada perdida pensando pero me llamó la atención algo. Ese asistente se quedó mirando mi mano sobre el botón pero no parecía molestarle que lo abroche y desabroche. Todo lo contrario. Vi una mirada de interés en el sutil escote que se hacía cada vez que lo desabrochaba.
Me incomodó un poco que un tipo tan grande se me quede mirando así teniendo en cuenta que tranquilamente podría doblar mi edad. Me puse un poco más tensa por esa situación. Para completarlo el tipo se dio cuenta que lo estaba mirando. Me salió una sonrisa un poco temblorosa y él respondió con una sonrisa que relativamente me calmó. Pasaron varios minutos de la entrevista en curso, para colmo era imposible escuchar desde afuera como para copiar algún modismo o truco en mi turno. Sin dudas era la más inexperta y veía como algunas de las otras mujeres me miraban burlonas o sobradoras.
Me imaginé lo indignante que sería para ellas que me quede con ese lugar que sin lugar a duda merecían más que yo. Volví a mirar al asistente cuando finalmente salió la geniesita y entraba otra para recibir una nueva sonrisa de su parte. No se por qué lo hice pero esta vez le sonreí con más confianza. Como tenía tiempo fui a refrescarme al baño a que estaba al final de la sala cruzando un largo pasillo. Me mojé un poco el cuello para aliviar la tensión y retoqué un poco mi maquillaje.
Grande fue mi sorpresa cuando al salir me encontré con el asistente parado al lado del baño. "Quedate tranquila. Te noto muy nerviosa" me dijo mientras se metía un pequeño caramelo a la boca. "Si. Es que no soy muy buena para estas cosas" le respondí con las mejillas calientes. Sentía como se ponían rojas. Se rió levemente. "De todas las que vinieron creo que sos justo lo que Armando está buscando" me comentó con la voz muy baja. Se acercó a mi y me dijo "Un solo consejo". Me quedé mirándolo interesada. Dio un paso más quedando casi pegado a mi. Tomó el botón de mi blusa y lo desabrochó "Lo mejor es que lo dejes así" sugirió mientras abría el cuello de mi blusa lo más posible. Me guiñó el ojo ante mi cara de sorpresa. Le devolví una sonrisa de complicidad y volvió a su lugar junto a la puerta.
Al parecer ese pequeño gesto me jugó a favor porque al salir la siguiente, entró a la oficina y tras charlar unos segundos con el jefe salió y dijo que por cuestiones de tiempo solo iban a llamar a una más. Tomó la planilla y dijo mi nombre. Mientras caminaba hacia la puerta le agradeció a las demás y dijo que las contactarían para la siguiente ronda de entrevistas. La chica de al lado mío me miró con bronca como si me acusara de algo. En ese momento aún no había hecho nada malo así que me pareció bastante injusto.
Al entrar me presenté y comencé titubeante con mi entrevista. Tras dos o tres preguntas de rigor vino el primer comentario sospechoso "tuve una mañana muy aburrida pero me pasaron muy buenas referencias tuyas" me dijo Armando con una sonrisa bastante maliciosa. La verdad es que la única persona de la empresa con la que había tenido contacto habían sido esos momentos con el asistente y en mi postulación no tenía referencias comprobables. "En la empresa valoramos mucho la buena presencia y parece ser una condición que cumplis con creces. La otra condición que pedimos para este cargo es la buena predisposición. Decime, sos una chica bien predispuesta?" Me preguntó con la vista puesta en el escote de mi blusa. Dudé por unos segundos pero se me cruzó por la cabeza las miradas burlonas que recibí en la sala de espera y quise pasar al frente. Era obvio que el tipo valoraba más eso que la experiencia y capacidad de las otras chicas.
"Soy una chica predispuesta, en especial para el trabajo" le dije mientras me cruzaba de piernas. Se sonrió y dio la vuelta al escritorio "Es justo lo que estamos buscando. Una chica que sepa complacer las demandas de la empresa" dijo mientras apoyaba sus manos en mis hombros. Acariciaba lentamente mis brazos y acercandose a mi oído me dijo "Víctor opina que tenes mucho potencial, te parece si lo discutimos?". Le dije que si con la cabeza mientras acariciaba mi pelo. Abrió la puerta y su asistente entró. Al entrar giró la traba de la puerta y los dos sonrieron mirándome. "Bueno nena ahora demostrarme por qué debería darte de comer" comentó Armando mientras agarraba mi mano y la pasaba por su pantalón de vestir. Sentí lo duro que se había puesto bajo la tela. Del otro lado de la silla se paró el tal Víctor e hizo lo mismo.
Acariciaba esos dos bultos mientras sentía como iba aumentaban de tamaño hasta que el jefe me interrumpió para bajarse el cierre. Salió una verga dura y con las venas hinchadas. Lo miré y le sonreí. "Divertite hermosa" me sugirió. La tomé con una mano mientras con la otra sacaba sus huevos para afuera. Lo masturbaba lentamente. Me escupí la mano para agilizar el movimiento. Me veía mordiendo sus labios mientras siento las manos de Víctor desabrochando los botones de mi blusa. Lo miré le di una lamida a la verga de su patrón. Como incitándolo a él. Sin pensarlo mucho bajó su bragueta y me presentó la suya. Lo empecé a masturbar pero al jefesito le di algo más. Meti la cabeza de su verga en mi boca. Enseguida sentí su mano empujando mi cabeza en medio de profundas exclamaciones de placer. El movimiento era lento pero profundo. Al poco tiempo me soltó "Esta chica nos va a hacer el trabajo muy ameno. Probá" le comentó a su empleado de confianza.
Me di vuelta y la verga mojada de Víctor entró a mi boca de golpe. Este fue bastante más fuerte que el patrón. Apretó con fuerza mi nuca atravesando mi boca hasta el fondo. "Yo sabía! No sabes que ganas tenía de esto". Movía su pelvis haciendo que su verga entre y salga levemente. Sentía la otra rozando mi cara mientras la mano de Armando iba paseando por una de mis tetas y apretaba mi pezón. Mi gemido fue todo lo que necesitaba. Se agachó y empezó a chupar esa teta mientras apretaba la otra. "Están suaves y riquisimas. De estas no tenemos en casa ninguno de los dos" comentó risueño. Recién en ese momento me percaté que ambos tenían anillos de casados y me dio mucho morbo saber que estaban engañando a sus esposas. Que seguramente se aproximaban más a su edad.
Después de divertirse con mis pechos se puso de pie nuevamente y las chupadas empezaron a ser un poco a cada uno. Lo suficiente como para mantenerlos al borde del orgasmo mientras la otra verga recibía todo el placer que podía darle con mis manos a los largo y mis dedos en la punta mojada. Cada tanto el que recibía la atención de mi boca empujaba mi cabeza haciéndome toser y ambos disfrutaban ese momento y la imagen de mis ojos lagrimeando. Mi boca desbordaba de saliva y ese jugoso liquido preseminal de los dos maduros. Estaba excitada. Estar en ese rol hacía que mi tanga se humedezca bajo la falda. Pronto los gemidos de Armando fueron mayores y se agarró de mi cabeza con fuerza. Sentí como mi lengua empezaba a recibir la espesa leche en varias entregas. Miré para arriba y vi que tenía los ojos en blanco. Finalmente sus manos se aflojaron y dio un paso atrás apoyándose en el escritorio como si se fuera a desvanecer. Miré a Víctor y me dijo "Cerra los ojos bonita" Eso hice y empecé a sentir como hilos calientes y espesos de leche caían sobre toda mi cara. Uno de ellos pasó cruzó mi parpado izquierdo y otro fue cerca de mi ojo derecho pero mayormente al rededor de mi boca. Con los ojos cerrados pasé mi lengua al rededor de mis labios buscando lo que estaba cerca y me limpié los ojos con los dedos. Lo ví agitado y con la cara roja disfrutando de ver como me chupaba los dedos.
"Creo que el puesto es mio no?" les dije confiada.
"Quién te dijo que la entrevista terminó bonita?" me respondió Armando.
"La siguiente entrevista va a ser en esta dirección" me indicó escribiendo un papel mientras yo terminaba de limpiarme la cara. Era un departamento en el centro.
"Viernes a las 22.30. Te esperamos así de predispuesta" dijo Víctor mientras ambos reían
Las entrevistas arrancaban temprano y no era la única postulante. Al llegar nos daban una identificación plastificada con nuestro nombre y apellido. En la sala donde esperábamos veía como las demás candidatas releían una y otra vez su curriculum como si fuera demasiado extenso para recordar todo lo que tenían a favor. Yo sin embargo miraba el mío un poco avergonzada. Entre los nervios y lo largo de la espera no podía dejar tranquilo el botón de mi blusa. Lo abrochaba una y otra vez. Por dentro pensaba "Quien me manda a ponerme una blusa roja para una entrevista de trabajo?" pero era la que mejor combinaba con la falda negra y los tacos que había elegido. Mientras tanto la chica de al lado me miraba molesta por lo inquieta que estaba. Al parecer le contagiaba mis nervios.
Para evitar su mirada contaminada de malas vibras me di vuelta para el otro lado que apuntaba directamente a la oficina donde hacían la entrevista. El asistente del jefe estaba con una planilla en la puerta y cuando salía alguna de las postulantes llamaba a la siguiente. Acababa de entrar una chica con aspecto de ejecutiva que tenía todos los puntos para quedarse con ese puesto y yo me quedé mirando un poco resignada. Me quedé como con la mirada perdida pensando pero me llamó la atención algo. Ese asistente se quedó mirando mi mano sobre el botón pero no parecía molestarle que lo abroche y desabroche. Todo lo contrario. Vi una mirada de interés en el sutil escote que se hacía cada vez que lo desabrochaba.
Me incomodó un poco que un tipo tan grande se me quede mirando así teniendo en cuenta que tranquilamente podría doblar mi edad. Me puse un poco más tensa por esa situación. Para completarlo el tipo se dio cuenta que lo estaba mirando. Me salió una sonrisa un poco temblorosa y él respondió con una sonrisa que relativamente me calmó. Pasaron varios minutos de la entrevista en curso, para colmo era imposible escuchar desde afuera como para copiar algún modismo o truco en mi turno. Sin dudas era la más inexperta y veía como algunas de las otras mujeres me miraban burlonas o sobradoras.
Me imaginé lo indignante que sería para ellas que me quede con ese lugar que sin lugar a duda merecían más que yo. Volví a mirar al asistente cuando finalmente salió la geniesita y entraba otra para recibir una nueva sonrisa de su parte. No se por qué lo hice pero esta vez le sonreí con más confianza. Como tenía tiempo fui a refrescarme al baño a que estaba al final de la sala cruzando un largo pasillo. Me mojé un poco el cuello para aliviar la tensión y retoqué un poco mi maquillaje.
Grande fue mi sorpresa cuando al salir me encontré con el asistente parado al lado del baño. "Quedate tranquila. Te noto muy nerviosa" me dijo mientras se metía un pequeño caramelo a la boca. "Si. Es que no soy muy buena para estas cosas" le respondí con las mejillas calientes. Sentía como se ponían rojas. Se rió levemente. "De todas las que vinieron creo que sos justo lo que Armando está buscando" me comentó con la voz muy baja. Se acercó a mi y me dijo "Un solo consejo". Me quedé mirándolo interesada. Dio un paso más quedando casi pegado a mi. Tomó el botón de mi blusa y lo desabrochó "Lo mejor es que lo dejes así" sugirió mientras abría el cuello de mi blusa lo más posible. Me guiñó el ojo ante mi cara de sorpresa. Le devolví una sonrisa de complicidad y volvió a su lugar junto a la puerta.
Al parecer ese pequeño gesto me jugó a favor porque al salir la siguiente, entró a la oficina y tras charlar unos segundos con el jefe salió y dijo que por cuestiones de tiempo solo iban a llamar a una más. Tomó la planilla y dijo mi nombre. Mientras caminaba hacia la puerta le agradeció a las demás y dijo que las contactarían para la siguiente ronda de entrevistas. La chica de al lado mío me miró con bronca como si me acusara de algo. En ese momento aún no había hecho nada malo así que me pareció bastante injusto.
Al entrar me presenté y comencé titubeante con mi entrevista. Tras dos o tres preguntas de rigor vino el primer comentario sospechoso "tuve una mañana muy aburrida pero me pasaron muy buenas referencias tuyas" me dijo Armando con una sonrisa bastante maliciosa. La verdad es que la única persona de la empresa con la que había tenido contacto habían sido esos momentos con el asistente y en mi postulación no tenía referencias comprobables. "En la empresa valoramos mucho la buena presencia y parece ser una condición que cumplis con creces. La otra condición que pedimos para este cargo es la buena predisposición. Decime, sos una chica bien predispuesta?" Me preguntó con la vista puesta en el escote de mi blusa. Dudé por unos segundos pero se me cruzó por la cabeza las miradas burlonas que recibí en la sala de espera y quise pasar al frente. Era obvio que el tipo valoraba más eso que la experiencia y capacidad de las otras chicas.
"Soy una chica predispuesta, en especial para el trabajo" le dije mientras me cruzaba de piernas. Se sonrió y dio la vuelta al escritorio "Es justo lo que estamos buscando. Una chica que sepa complacer las demandas de la empresa" dijo mientras apoyaba sus manos en mis hombros. Acariciaba lentamente mis brazos y acercandose a mi oído me dijo "Víctor opina que tenes mucho potencial, te parece si lo discutimos?". Le dije que si con la cabeza mientras acariciaba mi pelo. Abrió la puerta y su asistente entró. Al entrar giró la traba de la puerta y los dos sonrieron mirándome. "Bueno nena ahora demostrarme por qué debería darte de comer" comentó Armando mientras agarraba mi mano y la pasaba por su pantalón de vestir. Sentí lo duro que se había puesto bajo la tela. Del otro lado de la silla se paró el tal Víctor e hizo lo mismo.
Acariciaba esos dos bultos mientras sentía como iba aumentaban de tamaño hasta que el jefe me interrumpió para bajarse el cierre. Salió una verga dura y con las venas hinchadas. Lo miré y le sonreí. "Divertite hermosa" me sugirió. La tomé con una mano mientras con la otra sacaba sus huevos para afuera. Lo masturbaba lentamente. Me escupí la mano para agilizar el movimiento. Me veía mordiendo sus labios mientras siento las manos de Víctor desabrochando los botones de mi blusa. Lo miré le di una lamida a la verga de su patrón. Como incitándolo a él. Sin pensarlo mucho bajó su bragueta y me presentó la suya. Lo empecé a masturbar pero al jefesito le di algo más. Meti la cabeza de su verga en mi boca. Enseguida sentí su mano empujando mi cabeza en medio de profundas exclamaciones de placer. El movimiento era lento pero profundo. Al poco tiempo me soltó "Esta chica nos va a hacer el trabajo muy ameno. Probá" le comentó a su empleado de confianza.
Me di vuelta y la verga mojada de Víctor entró a mi boca de golpe. Este fue bastante más fuerte que el patrón. Apretó con fuerza mi nuca atravesando mi boca hasta el fondo. "Yo sabía! No sabes que ganas tenía de esto". Movía su pelvis haciendo que su verga entre y salga levemente. Sentía la otra rozando mi cara mientras la mano de Armando iba paseando por una de mis tetas y apretaba mi pezón. Mi gemido fue todo lo que necesitaba. Se agachó y empezó a chupar esa teta mientras apretaba la otra. "Están suaves y riquisimas. De estas no tenemos en casa ninguno de los dos" comentó risueño. Recién en ese momento me percaté que ambos tenían anillos de casados y me dio mucho morbo saber que estaban engañando a sus esposas. Que seguramente se aproximaban más a su edad.
Después de divertirse con mis pechos se puso de pie nuevamente y las chupadas empezaron a ser un poco a cada uno. Lo suficiente como para mantenerlos al borde del orgasmo mientras la otra verga recibía todo el placer que podía darle con mis manos a los largo y mis dedos en la punta mojada. Cada tanto el que recibía la atención de mi boca empujaba mi cabeza haciéndome toser y ambos disfrutaban ese momento y la imagen de mis ojos lagrimeando. Mi boca desbordaba de saliva y ese jugoso liquido preseminal de los dos maduros. Estaba excitada. Estar en ese rol hacía que mi tanga se humedezca bajo la falda. Pronto los gemidos de Armando fueron mayores y se agarró de mi cabeza con fuerza. Sentí como mi lengua empezaba a recibir la espesa leche en varias entregas. Miré para arriba y vi que tenía los ojos en blanco. Finalmente sus manos se aflojaron y dio un paso atrás apoyándose en el escritorio como si se fuera a desvanecer. Miré a Víctor y me dijo "Cerra los ojos bonita" Eso hice y empecé a sentir como hilos calientes y espesos de leche caían sobre toda mi cara. Uno de ellos pasó cruzó mi parpado izquierdo y otro fue cerca de mi ojo derecho pero mayormente al rededor de mi boca. Con los ojos cerrados pasé mi lengua al rededor de mis labios buscando lo que estaba cerca y me limpié los ojos con los dedos. Lo ví agitado y con la cara roja disfrutando de ver como me chupaba los dedos.
"Creo que el puesto es mio no?" les dije confiada.
"Quién te dijo que la entrevista terminó bonita?" me respondió Armando.
"La siguiente entrevista va a ser en esta dirección" me indicó escribiendo un papel mientras yo terminaba de limpiarme la cara. Era un departamento en el centro.
"Viernes a las 22.30. Te esperamos así de predispuesta" dijo Víctor mientras ambos reían
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