Mi timidez y las mujeres de mi familia. (2)
RELATO ANTERIOR:
Mi timidez y las mujeres de mi familia 1
http://www.poringa.net/posts/relatos/3077430/Mi-timidez-y-las-mujeres-de-mi-familia-1.html
La puerta se abrió, mi tía se apartó para que entrara, yoesperaba que me pidiera la perra y luego me echara, me cogió la correa de laperra y se colgó de mi brazo, me acompañó al salón, yo no levantaba la cara devergüenza, me sentó en el sofá donde un rato antes había estado ella, mi miradaestaba fija en sus zapatos de tacón, no pestañearon hasta ver que la bata quecubría a mi tía caía sobre ellos, fui subiendo la mirada, los tobillos, lasrodillas, los muslos, subía como hipnotizado pero cuando llegué a su pubisdesperté, me abracé a sus caderas y entre sollozos le dije…
- Perdona Ana, quierocomerte toda.
Mi tía no contestó, solo separó los muslos, con los dedos abriólos labios del coño y dejó al descubierto el clítoris brillante.
Mi lengua instintivamente se pegó a él, nadie me lo habíaexplicado pero sabía que era una delicia, lo lamí, mordí y chupé hasta lasaciedad, Ana me cogía de la cabeza y me guiaba mientras suspiraba y abría laspiernas más y más, subió una pierna al sofá, mi cara se incrustó entre susmuslos, la lengua ya no lamia solo el clítoris, se aventuraba hacia la vagina ylos labios estaban mojados de saliva y jugos, cuando con la punta llegué a alcanzarel circulo del ano mi tía se derrumbó en el sofá a mi lado, me di cuenta que nollevaba sujetador tampoco, sus tetas pequeñas apenas cabían en la palma de lamano, pero un pezón erguido sobresalía provocador, era marrón oscuro, rugoso.
Ana tumbada en el sofá me dejaba hacer, a veces ante miinexperiencia me guiaba la cara, mientras me iba soltando los botones de miropa, poco a poco me vi desnudo como ella, estaba con mi cara entre suspiernas, ávidamente le comía el coño mientras ella levantaba las caderasbuscando mi boca, sus manos con suavidad buscaron mis piernas y las abrieronjustamente sobre su cara, sus labios buscaron y encontraron sin dificultad miglande hinchado, no tardó en desaparecer en su boca, me abrazó las nalgas ytiró de ellas y me hizo abrir las piernas y bajar más a ella y meter mi pollahasta el paladar, apenas podía respirar pero sus manos acariciaban los huevosmasajeándolos poniéndolos duros.
Las piernas de Ana descansaban una sobre el respaldo del sofá yla otra en el suelo, los movimientos de sus caderas me indicaban que estabasintiendo todo el placer que yo podía darle, una leve vibración en su vientrese fue acentuando hasta llegar al pubis, apenas recortado, solo sus labiosestaban depilados, cuando volví a chupar su clítoris erecto despejado de sucapuchón, abrió más las piernas y levantó el culo hacia mi cara ofreciendo sucoño a mi boca, unas convulsiones me sorprendieron, creí por un momento quehabía hecho algo mal porque su boca abandonó mi polla y me abrazó por la cinturamientras hundía su cara entre mis huevos, las sacudidas en el coño fueron enaumento, sus gritos ahogados por mis huevos se adaptaban a sus convulsiones, milengua recogía unos jugos mucho más copiosos, apenas podía seguir con la bocapegada a su coño, abrazado me sacudía junto a ella.
Cuando se calmó no se movió, lo noté porque su boca volvió atragarse mi polla, en varias lamidas volvió a estar tan dura como antes, quiselevantarme de ella pero no me dejó, siguió lamiendo y chupando hasta que no pudeaguantar, una corriente eléctrica saltó desde la nuca hasta los huevos, unaexplosión de semen inundó la garganta de Ana, no la oí quejarse, solo tragartoda la leche que le llenaba, cuando las ultimas sacudidas me dejaron vacío merelamió el glande y me dio un beso cariñoso.
Me levanté lentamente, nuestros cuerpos estaban empapados desudor, nos besamos en la boca, fue tan intenso como la primera vez, ahora conmás motivo, mi mano se posó sobre una teta, ella me cogió la mano y la paseópor toda ella, luego me acerco la cara a ella para que le mordiera el pezón, noquise que el otro quedara seco y lo lamí suavemente sacándolo todavía más.
Después de reponer fuerzas mi tía me cogió de la mano, sin decirnada me llevó a la ducha, cuando el agua salía caliente entramos los dos bajoel chorro de agua, el cuerpo menudo de mi tía se movía ágil, sus manosrecorrieron mi cuerpo enjabonándome y enjuagándome, mis manos torpes no sabíandonde posarse por lo que tuvo que lavarse ella y luego de secarnos salimos al salón,me vestí mientras ella se ponía otra vez la bata con la que me recibió, cuandoestuve listo me besó en la punta de la nariz y me acompañó a la puerta…
- Ále mocetón, acasita con mamá, ya hablaremos.
Yo quise preguntar si podríamos repetirlo, pero puso la mano enlos labios y me hizo callar.
Bajé la escalera de dos en dos escalones, por el tono que me lodijo me pareció que no lo había hecho tan mal y volveríamos a vernos a solas.
Cuando pasé por una perfumería se me ocurrió tener un detalle conAna, me dejé aconsejar por la dependienta y después de probar algún perfume medecidí por uno de marca.
Cuando llegué a casa mi madre estaba atareada como siempre, consu suéter habitual estaba en la cocina limpiando el horno, me acerqué a ella yle di un beso, ella se quedó un momento quieta pensando, fueron unos segundos,los suficientes para que notase el olor a colonia que llevaba y para que yomirara sin querer por el escote hueco del fino suéter, mientras pensaba queaunque tenía más o menos el tipo parecido a Ana sin embargo marcaba un escotecon un canalillo bastante apetecible, ella me miró y me preguntó…
- Mmm, me parece quehueles a mujer, me equivoco?
Noté como me ponía colorado, pero tuve la suficiente rapidezmental para improvisar.
- Vaya, me hasestropeado la sorpresa, quería hacerte un regalo para demostrarte lo que tequiero.
Mi madre abrió los ojos como platos, cogió el paquete yabriéndolo admiró lo bonito que era el frasco.
- Gracias Manu, puedoprobarlo?
- Claro mamá, es parati, espero que te guste.
Mi madre abrió el tapón y levantándose el pelo se puso un pocode perfume en el cuello, luego se puso de espaldas a mí y me dijo…
- Te gusta? A mí meencanta.
Me acerque a ella por detrás, ella con las dos manos mantenía lamelena en alto, la rodee con mis manos por el estomago y acerque mi cara a sucuello, aspiré y noté como su piel cobraba vida, a la vez que olía demaravilla, se erizaban todos los pelos de la nuca, mis manos la cogieron pordelante y mis dedos abarcaron el arco debajo de sus tetas, se endurecieron y altensar el suéter pude notar como sus pezones sobresalían como los de Ana, en elreflejo que hacía el cristal del horno se marcaban en la prenda.
Mi cabeza hervía mirando el cristal, mis manos sentía como latíael corazón de mi madre y mi polla empezó a crecer sin consultarme, mi madrequiso agradecérmelo acercándose a mí, no se soltó el pelo y tampoco hizo signosde disgusto de donde se posaban mis manos sino que se pegó a mí, cuando quiseapartarme ya era tarde, su culo estaba pegado a mi polla, involuntariamente secoloco entre los cachetes de su culo, no debería llevar bragas muy grandesporque se incrustó entre sus nalgas.
Fueron unos minutos escasos, pero muy intensos, todo se difuminocuando en un impulso le besé en el cuello hasta llegar al hombro, unescalofrío recorrió su pecho, lo note en mis manos y al momento se separó de mícarraspeando, se bajo el pelo y cuando se volvió hacia mí se estiró el suéterque se había quedado pegado a su piel formando la forma de un sujetador, unarápida mirada a mi polla y dándose la vuelta salió de la cocina, la faldaestaba pellizcada entre sus nalgas cuando desapareció de mi vista.
CONTINUARA....
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Mi timidez y las mujeres de mi familia 1
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La puerta se abrió, mi tía se apartó para que entrara, yoesperaba que me pidiera la perra y luego me echara, me cogió la correa de laperra y se colgó de mi brazo, me acompañó al salón, yo no levantaba la cara devergüenza, me sentó en el sofá donde un rato antes había estado ella, mi miradaestaba fija en sus zapatos de tacón, no pestañearon hasta ver que la bata quecubría a mi tía caía sobre ellos, fui subiendo la mirada, los tobillos, lasrodillas, los muslos, subía como hipnotizado pero cuando llegué a su pubisdesperté, me abracé a sus caderas y entre sollozos le dije…
- Perdona Ana, quierocomerte toda.
Mi tía no contestó, solo separó los muslos, con los dedos abriólos labios del coño y dejó al descubierto el clítoris brillante.
Mi lengua instintivamente se pegó a él, nadie me lo habíaexplicado pero sabía que era una delicia, lo lamí, mordí y chupé hasta lasaciedad, Ana me cogía de la cabeza y me guiaba mientras suspiraba y abría laspiernas más y más, subió una pierna al sofá, mi cara se incrustó entre susmuslos, la lengua ya no lamia solo el clítoris, se aventuraba hacia la vagina ylos labios estaban mojados de saliva y jugos, cuando con la punta llegué a alcanzarel circulo del ano mi tía se derrumbó en el sofá a mi lado, me di cuenta que nollevaba sujetador tampoco, sus tetas pequeñas apenas cabían en la palma de lamano, pero un pezón erguido sobresalía provocador, era marrón oscuro, rugoso.
Ana tumbada en el sofá me dejaba hacer, a veces ante miinexperiencia me guiaba la cara, mientras me iba soltando los botones de miropa, poco a poco me vi desnudo como ella, estaba con mi cara entre suspiernas, ávidamente le comía el coño mientras ella levantaba las caderasbuscando mi boca, sus manos con suavidad buscaron mis piernas y las abrieronjustamente sobre su cara, sus labios buscaron y encontraron sin dificultad miglande hinchado, no tardó en desaparecer en su boca, me abrazó las nalgas ytiró de ellas y me hizo abrir las piernas y bajar más a ella y meter mi pollahasta el paladar, apenas podía respirar pero sus manos acariciaban los huevosmasajeándolos poniéndolos duros.
Las piernas de Ana descansaban una sobre el respaldo del sofá yla otra en el suelo, los movimientos de sus caderas me indicaban que estabasintiendo todo el placer que yo podía darle, una leve vibración en su vientrese fue acentuando hasta llegar al pubis, apenas recortado, solo sus labiosestaban depilados, cuando volví a chupar su clítoris erecto despejado de sucapuchón, abrió más las piernas y levantó el culo hacia mi cara ofreciendo sucoño a mi boca, unas convulsiones me sorprendieron, creí por un momento quehabía hecho algo mal porque su boca abandonó mi polla y me abrazó por la cinturamientras hundía su cara entre mis huevos, las sacudidas en el coño fueron enaumento, sus gritos ahogados por mis huevos se adaptaban a sus convulsiones, milengua recogía unos jugos mucho más copiosos, apenas podía seguir con la bocapegada a su coño, abrazado me sacudía junto a ella.
Cuando se calmó no se movió, lo noté porque su boca volvió atragarse mi polla, en varias lamidas volvió a estar tan dura como antes, quiselevantarme de ella pero no me dejó, siguió lamiendo y chupando hasta que no pudeaguantar, una corriente eléctrica saltó desde la nuca hasta los huevos, unaexplosión de semen inundó la garganta de Ana, no la oí quejarse, solo tragartoda la leche que le llenaba, cuando las ultimas sacudidas me dejaron vacío merelamió el glande y me dio un beso cariñoso.
Me levanté lentamente, nuestros cuerpos estaban empapados desudor, nos besamos en la boca, fue tan intenso como la primera vez, ahora conmás motivo, mi mano se posó sobre una teta, ella me cogió la mano y la paseópor toda ella, luego me acerco la cara a ella para que le mordiera el pezón, noquise que el otro quedara seco y lo lamí suavemente sacándolo todavía más.
Después de reponer fuerzas mi tía me cogió de la mano, sin decirnada me llevó a la ducha, cuando el agua salía caliente entramos los dos bajoel chorro de agua, el cuerpo menudo de mi tía se movía ágil, sus manosrecorrieron mi cuerpo enjabonándome y enjuagándome, mis manos torpes no sabíandonde posarse por lo que tuvo que lavarse ella y luego de secarnos salimos al salón,me vestí mientras ella se ponía otra vez la bata con la que me recibió, cuandoestuve listo me besó en la punta de la nariz y me acompañó a la puerta…
- Ále mocetón, acasita con mamá, ya hablaremos.
Yo quise preguntar si podríamos repetirlo, pero puso la mano enlos labios y me hizo callar.
Bajé la escalera de dos en dos escalones, por el tono que me lodijo me pareció que no lo había hecho tan mal y volveríamos a vernos a solas.
Cuando pasé por una perfumería se me ocurrió tener un detalle conAna, me dejé aconsejar por la dependienta y después de probar algún perfume medecidí por uno de marca.
Cuando llegué a casa mi madre estaba atareada como siempre, consu suéter habitual estaba en la cocina limpiando el horno, me acerqué a ella yle di un beso, ella se quedó un momento quieta pensando, fueron unos segundos,los suficientes para que notase el olor a colonia que llevaba y para que yomirara sin querer por el escote hueco del fino suéter, mientras pensaba queaunque tenía más o menos el tipo parecido a Ana sin embargo marcaba un escotecon un canalillo bastante apetecible, ella me miró y me preguntó…
- Mmm, me parece quehueles a mujer, me equivoco?
Noté como me ponía colorado, pero tuve la suficiente rapidezmental para improvisar.
- Vaya, me hasestropeado la sorpresa, quería hacerte un regalo para demostrarte lo que tequiero.
Mi madre abrió los ojos como platos, cogió el paquete yabriéndolo admiró lo bonito que era el frasco.
- Gracias Manu, puedoprobarlo?
- Claro mamá, es parati, espero que te guste.
Mi madre abrió el tapón y levantándose el pelo se puso un pocode perfume en el cuello, luego se puso de espaldas a mí y me dijo…
- Te gusta? A mí meencanta.
Me acerque a ella por detrás, ella con las dos manos mantenía lamelena en alto, la rodee con mis manos por el estomago y acerque mi cara a sucuello, aspiré y noté como su piel cobraba vida, a la vez que olía demaravilla, se erizaban todos los pelos de la nuca, mis manos la cogieron pordelante y mis dedos abarcaron el arco debajo de sus tetas, se endurecieron y altensar el suéter pude notar como sus pezones sobresalían como los de Ana, en elreflejo que hacía el cristal del horno se marcaban en la prenda.
Mi cabeza hervía mirando el cristal, mis manos sentía como latíael corazón de mi madre y mi polla empezó a crecer sin consultarme, mi madrequiso agradecérmelo acercándose a mí, no se soltó el pelo y tampoco hizo signosde disgusto de donde se posaban mis manos sino que se pegó a mí, cuando quiseapartarme ya era tarde, su culo estaba pegado a mi polla, involuntariamente secoloco entre los cachetes de su culo, no debería llevar bragas muy grandesporque se incrustó entre sus nalgas.
Fueron unos minutos escasos, pero muy intensos, todo se difuminocuando en un impulso le besé en el cuello hasta llegar al hombro, unescalofrío recorrió su pecho, lo note en mis manos y al momento se separó de mícarraspeando, se bajo el pelo y cuando se volvió hacia mí se estiró el suéterque se había quedado pegado a su piel formando la forma de un sujetador, unarápida mirada a mi polla y dándose la vuelta salió de la cocina, la faldaestaba pellizcada entre sus nalgas cuando desapareció de mi vista.
CONTINUARA....
4 comentarios - Mi timidez y las mujeres de mi familia 2
Van ocho puntos