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Mis experiencias como una mujer escort (IV)

Estaba   exhausta, mental y físicamente. Me dirigí a la cama con intenciones de tomar  una siesta. Me acosté, cerré los ojos pero no pude apagar mi mente, las  acciones que hice hace unas horas se repetían una y otra vez en mi cabeza. El  aroma a mujer seguía en el aire, agarre mi celular y llame a mi amiga
—Fue  demasiado — le dije riéndome y suspirando.
—Yo se que  te gusto — me afirmo ella, desafiándome.
—Obvio me  gusto, me encanto, pero fue mucho que procesar al mismo tiempo — comente.
—Hace una  cosa, báñate, que sé que no lo hiciste, agarra lo que cobraste y salí a  comprarte un regalo para vos misma. Y cuando vuelvas a tu casa me llamas para  decirme como te sentís, ¿dale? — me propuso.
Así lo  hice, fui hasta mi baño y me prepare la bañera para poder darme un baño de  inmersión, tire una solución para crear burbujas con espuma y espere. Mientras  tanto me puse a ordenar la cama, que había quedado algo desordenada por el  encuentro con la mujer. Cuando ya todo volvió a su estado previo, entre al baño  y me metí despacio a la bañera. las burbujas y la espuma eran una suave caricia  a mi cuerpo, agarre una pequeña esponja y me la pasaba con el cuerpo. Disfrute  durante un largo tiempo ese baño, me pudo relajar, y quitar de la primera plana  esas escenas, aunque aun las recordaba ahora eran controlables.
Decidí que  era momento de salir, me pare despacio quedándome así, mientras el agua se  escurría de mi cuerpo, de mis pezones caían ínfimos hilos de agua mezclados conel jabón, del mismo modo en mis dedos y por mi pelo hacia mi espalda. Agarre  una toalla y me envolví en ella, salí y busque el secador, y me lo pase por el  pelo mirándome frente al espejo.
Con el pelo  seco fui hasta mi cuarto, agarre de un mueble una tanga de algodón color  fucsia, junto a un corpiño negro y me vestí, presentía que hacia calor, así que  busque una pollera suelta color vainilla, un top sin mangas color blanco. Y  termine el vestuario con botas que terminaban en los tobillos, del mismo color  que la pollera para hacer juego. Agarre mi cartera, las llaves y fui a buscar  el dinero, cuando lo conté era mucho mas de lo que me esperaba, todavía no iba  a ser millonaria, pero me había sorprendido. Con todo listo baje y salí del  edificio. Me dirigí hasta el centro comercial de la zona, que no eran mas de 5  cuadras,  fui mirando negocios y  vidrieras en el camino, mucho no había. Al llegar al centro agradecí que no  estuviera infestado de gente, se podía caminar tranquilamente, y seguí con mi  cometido, de mirar vidrieras de los locales. Como era de esperarse locales textiles  habían muchos. Y pase por uno de zapatos, de una marca reconocida. Pare y  miraba la vidriera, eran todos hermosos, de todos los estilos. Debo destacar  que hacia dos años, zapatos así no podía imaginarme usándolos ni en mis mas  alocados sueños. Y ahí estaba, recordándome a mi misma, que con el dinero que  había conseguido podía solventar un par de esos zapatos sin preocuparme. Entre  y fui inmediatamente recibida por una vendedora, una rubia ojos celestes, alta,con un vestido negro, si adivinara que fuese modelo no le podría errar.
—¿Hola que  tal? Bienvenida, ¿puedo ofrecerle algo? — me pregunto amablemente, su rostro  portaba una amable sonrisa.
—Hola que  tal, si estaba viendo unos zapatos en la vidriera, esos stilettos color azul  marino, en talle 37, ¿podría ser? — le pregunte.
—Si claro,toma asiento, yo enseguida vuelvo — me dijo y me indico unos sillones cómodos.Me senté, sacándome las pequeñas botas y la espere. Momentos después llego con  lo que le había pedido.
—Estos son  muy nuevos, acabaron de salir hace menos de un mes, son de la nueva colección,tenes un gusto moderno — sonrió, y mientras los quitaba de su caja, se  arrodillaba a mi lado como para colocármelos.
—No para,no hace falta — me reí y los agarre.
—Como  gustes — sonrió y se quedo parada frente a mi. Un pequeño escalofrió corrió pormi espalda, que se desvaneció rápido.
—Que lindos  que son, y que cómodos — dije yo al calzarlos en mis pies, las tiras eran extra  suaves, firmes pero casi imperceptibles, la suela interna parecía acolchonada. Me pare y camine unos pasos para probarlos en movimiento.
— Te quedan  muy lindos, y te estilizan bien las piernas — acoto ella, con su  ya conocida sonrisa.
—Definitivamenteme los llevo, y puestos — dije decidida — ¿qué precio tienen?
Me lo dijo  y me sorprendí, pero al mismo tiempo no me tembló el pulso y mantuve mi  decisión de comprarlos. La vendedora guardo mis otros zapatos en la caja y los  puso en la caja de los nuevos, fuimos juntas hacia el frente del negocio y los  pague, agarre la caja y me fui de allí de regreso a mi casa. Saliendo del local  llame a mi amiga, momentos después me atendió
—Okay, ya  entendí por que me dijiste que lo que haga, acabo de salir de un negocio con unos  zapatos carísimos y me siento re bien, y encima me sobro plata — lo decía mientras  me reía incontrolablemente.
—¿Viste? —se reía conmigo — ya le encontraste el gusto, me alegra,  pero anda despacio por ahora, que no se te  convierta en una droga, en una adicción. Ya vas a tener tiempo de gastar todo  lo que tengas, si queres mañana o pasado me avisas y te envió otra mujer.  Virginia me mando un mensaje, para decir lo bien que la paso, te felicito, tu  primer clienta se fue satisfecha.
—¿Ay sí? —me sonroje al escuchar eso, era reconfortante saber que había actuado bien.
—Si, me  dijo que estabas medio insegura, pero que cumpliste con sus expectativas y  deseos, y que espera volverte a ver en algún momento — comentó mi amiga.
—Me ponemuy  feliz, bueno, ya estoy llegando a mi casa, cuando este lista para la siguiente te aviso si? — le pregunte, entrando  a la fachada del edificio.
—Si no hay  ningún problema, vos avísame cuando y yo te llevo otra clienta.
 
Entre a mi  casa, deje la cartera, la bolsa con los zapatos viejos e hice el esfuerzo de desnudarme sin quitarme los zapatos, quería disfrutarlos y verme en el espejo.Lo hice y me veía hermosa, en efecto me embellecían las piernas, como había  dicho la vendedora. Ya entraba la noche, mi primer día de servicio ya habiendo  usado parte del pago, y me sentía bien, no había remordimiento por lo que hice,sino que placer, y felicidad, me dije a mi misma “ creo que me voy a  acostumbrar fácil y rápido a esto” y me senté en el sillón rojo, con las  piernas abiertas, aun desnuda, con los zapatos, admirándome frente al espejo.

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