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😊
Mientras terminaba de vestirse, yo estaba toda complicada, tratando de convencerle.
Con la jefa de mi marido, nos hemos puesto como más amigas.
Aprovechando que vamos día por medioa visitar al pequeñito Bastían (Que está que casi camina y obvio que mi marido está ansioso de no perderse sus primeros pasos…XD), nos ponemos a conversar de mujeres.
😆
Ella dice que está enamorada de Elena, pero que el sexo entre mujeres no le gusta tanto como con un hombre.
(Algo que yo también pienso lo mismo…)
Y que sí, que igual está enamorada de mi marido, pero sabe que yo le hago feliz y que para él, “no hay caso, pero no existe otra como yo…”, lo que me deja tremendamente orgullosa.
😊
Y por eso, me lo había pedido un ratito.
“Un polvito chiquitito… el sábado, en la fiesta para Halloween. Te lo robo por una hora y te lo devuelvo.” Fue lo que me dijo.
Y así que ahí estaba yo, tratando de convencer a mi marido.
😏
O sea, yo sé que a otros, ni siquiera es necesario convencerlos.
Pero yo me casé con un marido que es excelente y que me doy cuenta que lo vuelvo loco, loco, loco.
Porque aunque le estoy proponiendo que se meta con una mujer que tampoco tiene nada de fea, él se sigue preocupando más por mí…
“¿Y dónde vas a estar tú?” me pregunta, de repente, luego de escucharme mi petición.
😓
“¿Cómo que dónde voy a estar? ¡Voy a estar ahí, esperándote!” le digo lo que es lo más lógico…
Y él me pega una de esas miraditas deliciosas…
😍
“¿No te has visto al espejo, verdad?”
Y me toma de la cintura y me trae a su lado.
“¡Mira! Yo sé cómo se ve y quién es Sailor Jupiter. Pero déjame mostrarte un poco cómo te ve un hombre.”
😊
Y me siento como con ese nerviosismo, como cuando él me hacía clases.
Me toma de la cintura, bien tierno y me hace verme.
😰
Me daba como miedo, porque yo misma me había arreglado y me sentía orgullosa de cómo me veía, porque todavía soy fanática de la serie y de vez en cuando, me veo los capítulos.
“Mira, ruiseñor. Lo primero que te puedo decir es que tus pechos se ven portentosos. Yo sé que Makoto no destaca tanto como tú… (Para mí, siempre seguirá siendo Lita… XD), pero tú, mi amor, hipnotizarías a los hombres si te pusieras a pelear…”
XD
¡Lo dijo con tanta gracia y ternura, que también me reí con él!
“Segundo, Marisol, que esta faldita verde que tanto se mueve, llama la atención a tu sexy trasero, lo cual sé que te incomoda…”
😳
¡Y obvio que él, aprovechó para apretarlo y yo, de mojarme un poquito!
XD
“Y tercero, tu traje parece un sexy leotardo, mi vida. Cualquiera diría… incluso yo… que te vestiste así para calentar a medio mundo… y es que te queda tan apretado. Además, tienes ese par de ojitos verdes enormes y hermosos y esa colita de caballo, que te hace verperfecta… y por eso, me preocupa dónde te quedes, porque no quiero que nadie más te robe.”
😚
Y me da un besito lindo, tierno y suave, que me deja bien calmada.
Y me miro al espejo y me doy cuenta que tiene razón…
😅
“¿Y no te molesta que vaya así?” le pregunté, preocupada por su trabajo.
“No, porque sé que te avergüenza más a ti que a mí que te vean… pero ¿Sabes algo? ¿Qué te parece si jugamos un juego?”
😃
¡Yo, feliz de jugar con mi mejor amigo!
“¿Qué te parece si después de vernos con (nombre de su jefa), te llevo a ti a mi oficina?”
😳
“¿Pero… tú vas a poder? Porque tu jefa, te tiene muchas ganas.” Le dije yo, recontra insegura.
Y él me besó lindo otra vez…
😍
“¡Claro que puedo, Marisol! ¡Siempre te tengo ganas!”
Y se pone gel en el pelo, sus lentes en los ojos y me mira.
“¿Qué tal me veo?”
😆
Por primera vez, le pone tanto empeño en su disfraz.
Usaba una chaqueta larga, azul, con varios galones y que con sus hombrazos gigantes y masculinos, le hacían ver recontra elegante.
Y sus botitas de seguridad, negras y bien lustradas, le hacían ver extremadamente lindo.
Me reí, porque era la única que sabría que él no iba disfrazado un militar normal.
“¡Muy lindo, mi amor! ¡Te ves igualito a Mae Hughes!” le dije, tomándole la billetera y poniéndosela en el bolsillo del pecho, sabiendo que ya iba con fotos tiernas de las pequeñas y mías.
Vamos al lado y la mamá y la hija le sonríen a mi esposo, cuando le pide a la lolita que nos vea a las niñas.
😏
Las 2 me lo miran “con ternura”(aparte de lo guapo que se veía), porque mis peques son de lo más lindas, súper motivadas, recontra despiertas y se notan que son puro “papá aquí” y “papá allá”.
Y bueno, igual me quieren mucho, pero más les gusta estar con él, porque les arma cuentos, les inventa juegos y a la larga, le hacen más caso a él, porque las entiende mejor.
😍
Y en el camino, iba súper contenta y excitada.
Porque como les digo, su jefa ha sido una buena amiga y es como tan sofisticada, profesional y adulta, que me prendía tremenda…
Y aparte que mi marido se veía regio y serio, como si nada, que yo me sentía todo hormiguear.
😩
Y no sé por qué, pero cuando llegamos a su trabajo, me sentía como hambrienta.
O sea, tampoco les voy a negar que apenas entré, igual llamé bastante la atención de todos (Y que me hizo sentir súper mega incómoda…), pero también sentía una desesperación por encontrar a la jefa de mi marido.
Y cuando la encontré, era para quedar con la lengua afuera.
😛
Es que en serio, es una mujer sofisticadísima.
Tiene la misma edad de mi marido (35 años); pelo cortito y negro, que le aumentan tremendamente ese aire de seriedad y de poder (En el fondo, de verse “Jefa perra y rica”, para que me puedan entender); sus lentes “con el marco cuadrado”, que tal como dice mi esposo, la hacen ver como la más calculadora y seria de todas; unos labios gruesos, súper“besables” XD; una nariz chiquitita y un cuerpo que les encargo.
😲
O sea, ya me gustaría llegar a su edad y tener sus muslos, porque le hacen tener una cola increíble y como todavía sigue amamantando a Bastían, sus pechos también se ven enormes y rebotantes, que sé que a mi marido le haría caer la baba si fuésemos a la playa y rellenitos de leche (lo que me sigue prendiendo más todavía, de lo rico que mi marido me los comía cuando yo amamantaba)…
Y su disfraz también era tan elegante como ella: un vestido de noche, con lentejuelas, de hombros y espalda abierto y una falda corta, con labios de color negro, que yo encontraba que estaba de infarto.
😰
Y o sea, no les voy a negar que esa tremenda tigresa igual me intimidaba, porque puede entender mucho mejor y es casi tan madura como mi marido…
Pero si supieran la calentura que sentía, porque sabía que ella se iba a comer al manjarcito rico que es mi esposo…
Y que más encima, yo misma se lo había arreglado para que ella lo hiciera…
XP
😲
“¡Uy, Mari! ¡Qué linda estás! ¿Es tu disfraz de odalisca?” me preguntó ella, sin mala intención.
Pero igual, eso me insultó en mi honor de otaku…
😠
“¡No! ¡No! Es su disfraz favorito. Ella es Sailor Jupiter.” Saltó mi soldado valiente, a defender mi honor.
Y les prometo que me encantó la mirada deliciosa que le pegó a mi marido…
😏
Es que…
¿Cómo se los puedo explicar?
😕
Era como cuando uno va al supermercado, elige un pastel de arándanos y crema y te das cuenta que detrás, hay uno de chocolate, con mermelada y marrasquinos, que se te hace agua la boca.
(O sea, en el fondo, una sorpresita más rica que la que una esperaba…)
😛
Entonces, ella como que le sonrió más todavía…
“¡Vaya! ¡Nunca pensé que te verías mejor vestido de militar!” le dijo ella, con una sonrisita sensual y súper satisfecha.
Y yo, podía creerle. Porque con tantos años de estar con mi marido y refugiarme en los abrazos de sus tremendos hombros, su miradita seria y pensativa y su pelito eternamente cortito, podía decir que era cierto.
😍
Y ella, elegante como ella es, igual se disculpó de una manera que me hizo hasta volar…
“¡Discúlpame, Mari!... pero la verdad, vine con toda la ilusión de verte de odalisca, porque tienes un cuerpo divino, que me habría encantado verlo mejor…”
😲
Les prometo que eso me demolió entera, porque hace casi un año que no estamos con otra mujer en la cama y que me lo diga ella, que es una mujeraza guapa y terrible, me arremolinaba las mariposas en el estómago…
Pero justo cuando estábamos de lo mejor, llegaron Maddie y Cristina.
😠
¡Eran como las típicas pesaditas del colegio, que se creen dueñas de toda la escuela, por ser las más bonitas!
¡Y no podían ser más clichés,vestidas de diabla y ángel sexys!
Y créanme que, aunque son verdaderas“Yayitas” de condorito (o sea, culos enormes, cinturas de avispas y unas tetas que son tremendas tetas), a mí me estaban cayendo pésimo, porque le han tirado los calzones todo el año a mi marido y a él, no le gusta que lo obliguen.
😒
“¡Vaya, no pensé que te pudieras ver más apuesto!” le dijo Maddie, con tanto descaro, poniéndole una mano en el pecho…
¡Les prometo que la odié con toda mi esencia cuando soltó ese suave “handsome”!
👿
Y claro, mi marido no era el único de su edad en esa fiesta.
Pero es que igual, destacaba algo “diferente”, en comparación de los otros.
Porque así como estaban los atléticos, los adinerados y los más normales, con su pancita cervecera y algunos, calvitos, mi marido se ve recontra rico, abordable y sano.
😒
“¡Discúlpanos! ¡Estamos discutiendo de trabajo!” le dijo la jefa de mi marido, ajustándose los lentes, para pararle los carros.
¡Y la rubia pechugona como que se hizo la tonta!
😡
“¡Uy, perdón! Pero ustedes, están siempre trabajando… incluso en las fiestas, ¿No?”
Y ahí, recién ahí, la rubia antipática se pegó la escurrida que yo existía, porque me daba a entender que mi marido me ponía los cachos con su jefa a la mala…
(Porque obvio, esa noche me los iba a poner, pero yo misma se lo había traído…)
“Sí, incluso tendremos que bajar a las oficinas en un rato, porque encontré unos problemas con unos gráficos que no calzan y debemos repararlos cuanto antes.” Respondió mi esposo, con esa seriedad y profesionalismo que él tanto tiene.
😟
“¡No puede ser para tanto! ¡Puede esperar hasta el lunes!” le dijo la rubia, preocupada de haber metido las patas de verdad.
Y mi marido, así y todo, le entregó una sonrisa tranquilizadora.
😂
“¡Créeme que si pudiera quedarme tranquilo, lo haría! ¡Pero es una incomodidad que no me dejará en paz hasta que vuelva!” le respondió mi esposo, con esa voz tan suavecita y tierna que tiene y tomándole la mano, para tranquilizarla, lo que igual le debió arremolinar la tanguita a la rubia…
😊
“¡Está bien!... pero no trabajes hasta tarde… y disfruta de la fiesta.” Le dijo la rubia antes de irse, toda acalorada porque el Gentleman de mi marido le miró con esos ojazos que tanto nos gustan…
XD
Y entonces, cuando la chusma pesada se fue, su jefa me miró una vez más.
“Bueno, Mari. Te voy a robar unos minutos a tu marido y te lo traigo de vuelta. ¿No te molesta, verdad?”
😆
La verdad, que con una amiga como ella, no…
“¡No, anda sin problemas!” le dije yo, más resuelta.
Ella me sonrió en agradecimiento…
Pero mi Gentleman no me podía dejar así como así…
“Espera un poco…” le dijo, parando la mano que lo arrastraba al ascensor.
😍
Y me miró de esa manera tan linda, tan tierna que él tiene, de una persona que de verdad, verdad, se preocupa de ti.
“¿Dónde vas a estar?” me preguntó.
“¡Aquí, aprovechando de comer canapés y tomar jugo!” le dije, dándole una gran sonrisa…
Y me da un beso de esos de película, que te pasan la mano por detrás de la cintura, te roban el aliento y te dejan un poquito mareada…
😚
Pero recontra segura que él me ama.
“¡No te olvides que te amo!” me dijo, y siguió a su jefa que lo esperaba…
Pero lo que era yo, sentía electricidad hasta en los pelos de mis brazos.
😉
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1 comentarios - El postre, para el final… (I)