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Una cola en el tren San Martin

Este relato no tiene contenido sexual explicito, más bien es una experiencia que me gustó y perturbó por igual que quiero compartir con ustedes.

Hoy, como hago a diario, tomé el tren San Martín a la mañana. Habían suspendido un par de servicios así que estaba más lleno de lo habitual, eso significa, sin posibilidad de moverse y en posiciones extrañas, como hayamos quedado después de cada malón de gente en cada estación. Yo estaba cerca de las puertas.

En una de las estaciones entra una morocha, no muy alta. Enseguida resaltaba su figura. Tenía una remera blanca y un jean, todo ajustado y todo mostrando lo voluptuoso de su cuerpo. Tenía lentes de sol y lo primero que hizo al entrar fue ponerse los auriculares.

Quedó cerca mío, casi a la par (mano con mano, como para que se den cuenta). Y luego giró su cuerpo hacia la derecha, con lo cual su espalda quedó a mi costado. Con los vaivenes del tren, yo, sin girar, fui acercando mi pierna derecha a su cuerpo. Ahi ya rozaba su cola con mi pierna. Ella no se movió.

Luego, fui avanzando más mi pierna que ya estaba entre sus dos piernas y con mi pierna (la zona de mi bolsillo) rozaba todo su lindo culito, moviéndome de un lado hacia otro, y de adelante hacia atrás.

Hacía esto con miedo de que reaccionara mal, pero eso no iba sucediendo. En un momento giró el rostro, me miró y volvió a su posición.

Entonces, fui por un poquito más. Metí la mano en mi bolsillo, y con el dorso de la misma empecé a acariciarla. Movía mi pierna de un lugar a otro mientras mis dedos se movían también (como si tocaran un piano) y recorrían diferentes partes de su colita. No hubo resistencia, no se intentó mover de lugar, ni girar...

Entonces, saqué la mano de mi pantalón y la llevé al mismo lugar, entre mi pierna y su cola. Retiré mi pierna y solo quedaba el revés de mi mano moviéndose por su cola. Ella no decía nada.

En un nuevo movimiento del tren, mi mano se separó de ella y al volver ya estuvo dada vuelta. Le hacía caricias suaves, recorría la parte de arriba de su muslo hasta donde termina y empieza la pierna, en uno y otro lado. Como no había negación (es más, me pareció que acompañaba mis caricias con movimientos hacia atrás y otras veces hacia arriba) empecé a recorrerla con más soltura. Mi mano iba del centro del jean donde termina su espalda, hasta bien abajo, donde termina la cola y la costura ya lleva a la parte de adelante.

Así seguimos unos minutos que para mi fueron interminables, por lo excitante y morboso de la situación y por el temor de que se enojara y todo terminara mal.

Seguí acariciándola, aprovechando cada movimiento del tren para tomarla con un poco más de fuerza o profundidad, hasta que vi que se giró hacia el otro lado... ¡No! Pensé lo peor, que se había molestado, o arrepentido, etc. Sin embargo, justo el tren paró y ella bajó rápidamente...

En definitiva, solo fue una manoseada cómplice con una chica linda a la que, obviamente, me gustaría volver a cruzar un día de estos. En ese caso, ya me gustaría hablarle y ver qué pasa...

¿Les ha pasado algo así a ustedes?

3 comentarios - Una cola en el tren San Martin

juan226
A mi me pareció algo parecido pero en el subte
wallp +1
Y contaloo!!!
zorritaro
Delicioso, me re calientan las punteadas y los manoseos en los bondis, me vuelan la mente. Gracias