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Con mi amiga

ME APASIONA LEER COMO ESCRIBEN LOS ESPAÑOLES, SON EXCELENTES ESCRITORES, COMO LES CONTE EN EL ANTERIOR RELATO, ESTA ES UNA TRANSCRIPCION DE RELATOS DE BLOGS ESPAÑOLES QUE ENCONTRE Y QUIERO COMPARTIRLO CON UDS. PUES SON REALMENTE EXITANTES Y MAGISTRALMENTE REDACTADOS. AHI VA Y ESPERO LES GUSTE. COMENTEN POR FAVOR. NO SE QUEDEN EN SIMPLE SEGUIDORES. BESOS A TODOS.

Odio el amor. Soy la típica chica que escupe encima de los príncipes azules. No es que me gusten estereotipos determinados, pero no me gusta nada la sensación de sentirme encaprichada por otro chico. Me gusta ser libre, poder hacer en todo momento lo que quiera sin tener que preocuparme de nada más.
   Me aborrece ver a parejas empalagosas mostrando más de lo que deberían por la calle, puro exhibicionismo. Para ese tipo cosas soy muy reservada… ¡Con lo bien que se puede intimar con un chico en la intimidad de una casa o de un baño público!
   Muchos hombres me han ido detrás, intentando ``pescarme´´ de diferentes maneras; algunas veces les ha salido bien y otras mal, pero no por las gilipolleces que hacían creyendo que funcionaban, sino porque yo los elegía a ellos.

Sí, soy esa clase de chica. Y seguramente ya imaginareis la de veces que tuve que poner los ojos en blanco y morderme la lengua, cuando mi mejor amiga Patry comenzó a tontear con un chico por Whatsapp. Viven lejos, pero ya están hablando de quedar para pasar un día o dos juntos; no están saliendo, pero como si lo estuviesen haciendo. Y últimamente cada vez que quedamos, no para de hablar con él con audios llegando hasta el punto de involucrarme y hacerme hablar con él.
   Mi amiga está que no caga con él. Me ha enseñado un montón de fotos suyas, tanto con camisa como sin ella. Y a decir verdad es bastante mono, con los músculos bien marcados y hasta un pelín de grasa en la tripa, de esa que no queda mal, sino que queda hasta sexy.
   Sería absolutamente mi tipo si no fuese porque es gilipollas integral, un mujeriego que solo quiere a mi amiga para follársela de todas las maneras posibles. Y anda que a ella no le gusta ese rollo de chulo y puto amo que se marca.

Por desgracia, y las desgracias nunca vienen solas. Para poder verse ha tenido que arrastrarme a mí… Para no ir sola, claro. Muy lógico todo.
— Venga María… ¡Por favor! -A Patry solo le faltaba poner la carita de perrito abandonado-.Me ha insistido mucho en que vengas…-``Pero será cabrón. ¿No tiene suficiente con joderme sin conocerme que encima tiene que obligarme ahí?
— Que parte de no quiero no entiendes.
— Ha invitado a un amigo suyo a ir -``Ah, amigo… Así que jugando sucio. ¿Eh?´´-.
— Foto -digo mientras levanto la mano para que me de su móvil. Ella sonríe y me lo da.
— Sabía que me lo pedirías -Solo tengo que desbloquear el móvil para ver varias imágenes del chico que, según parece, me tocaría a mí si voy-. Es mono…

Miro mal a Patry. Eso de si es mono o no, tendría que decidirlo yo. ¿No crees? Pero no le llego a decir nada, porque la verdad es que es guapo. No se parece en nada al otro chico, con su barba y su musculo, ya que este es más delgado y aniñado, pero con una mirada que me vuelve loca.
— ¿Seguro que este chico va?
— Seguro -me responde mi amiga con rotundidad.
— Vale… Iré.







***

El día anterior voy con Patry a la estética para que nos hagan la cera y estar ``presentables´´. No es que esté dando por hecho que tenga que pasar algo, pero nunca se sabe lo que puede pasar. Aunque podemos asegurar que yo lo hago por precaución, para mi amiga es evidente que va a recibir visita ahí abajo sí o sí.
   La muy guarra no para de enseñarme sus conversaciones sobre lo que se van a hacer y lo que no. ¿Soy tan anticuada como para considerar que es innecesario el decírselo de todo por móvil? ¿Qué pasó con lo de hacerlo todo en persona?
   Además, el muy cerdo no se corta un pelo. Pasando fotos de su polla y diciendo que la va a partir en dos. Si yo fuese mi amiga le paraba los pies rápido pero, claro, a saber cuánto hace que no le prestan ese nivel de atención.

Una vez salimos de la estética, noté por la humedad como me había llegado la regla. Si dios existiese, sea quien fuere, definitivamente me ama. Más de seis meses sin follar, básicamente porque no me apetecía nada y, cuando me sale una oportunidad y me apetece… ¡Al traste con todo! Sé que se dice que tener sexo con la regla no es para tanto, pero es que yo soy muy escrupulosa con eso y nunca tendré sexo mientras tengo la menstruación.
   Me conformé con pensar que podría divertirme con el chico, si realmente me acaba gustando, liándome con él. No sería un buen polvo, pero el pan durante la hambruna es mejor que el ajo y el agua.

***

Me coloqué unas bragas bonitas. No me iba a poner el tanga, pero tampoco me iba a poner cualquier cosa. Mi amiga se puso lencería de guerra, unas piezas de ropa interior que, si en ese momento no hubiese estado segura de mi sexualidad, habría intentado desnudarla y montármelo con ella. Se veía genial con ellas, y yo en cambio, estaba condenada a lucir unos shorts y una blusa de red que transparentaba un atrevido sujetador negro. 
   En aquel momento me sentía como una jugosa pieza de fruta rodeada de zarzas. Porque al que se le antojase comerme, con suerte podría estirar los dedos y tocarme, pero nunca podría llegar a comerme. No sabía si reírme o llorar.

Ese pensamiento tan negativista perseveró mientras preparaba mi enorme bolso, con todos los enseres que pudiese necesitar en aquella escapada incluyendo los tampones. También pensaba en ello mientras iba a comprar bebidas y cosas para picar, mientras Patry y yo íbamos hacia el coche y mientras conducíamos hasta aquella lejana ciudad, a más de hora y media por autopista, tras varios peajes y con mi amiga en el asiento de copiloto escuchando música, haciéndose selfies y hablando con esos dos. 









***

Me llevé una decepción con el chico que me tocaba. Se llamaba Julio, y no es que no fuese guapo (que lo era). Me decepciono por su timidez. 
Hablaba, interactuaba con nosotras, gastaba bromas y se reía… Pero era totalmente opuesto al mujeriego de su amigo. Mientras Santiago se tomaba todo tipo de libertades a la hora de abrazar, besuquear en la mejilla a mi amiga y rodearla con su brazo; el otro mantenía cierta distancia. Estaba bastante cortado, y era algo que sin darse cuenta me transmitía a mí.

Pero por suerte no duró demasiado, fuimos en el coche de Joan al auto de un Burguer King y pillamos un poco de todo, parando a comerlo en un parking. Nos echamos unas risas mientras Julio de manera disimulada me miraba las tetas siempre que tenía ocasión. Lo hacía tan bien que ni me habría dado cuenta la mayoría de las veces si yo no estuviese concentrada en pillarlo.

***

La tarde se convirtió en noche y acabamos llegando al piso de Santiago. Invitó a otras dos parejas, las cuales yo no tenía ni idea de si eran novios o no, pero claramente estaban juntos. Me cayeron muy bien. Tanto Alba y su rollete, como la otra, con la cual prácticamente no hable nada de nada.
   Irónicamente sí que interactué con la pareja de Alba, que me prestaba más atención de la que debería hasta el punto de tirarme la caña de una manera indirecta. Era evidente que estaba por mí, pero debido a la presencia de ella no se atrevía a lanzarse directamente.

Entonces pasó. Justo cuando Patry y yo nos sentamos en el sofá, Santiago se puso frente a ella, se inclinó y le susurró algo al oído. Ella se rio antes de que su boca fuese ferozmente devorada por Santiago. 
   El beso era apasionado, y él estaba de cuclillas entre las piernas de ella. Cuando se separaron un hilo de saliva quedó colgando entre ambas bocas.
— Eh, eh, eh… ¡Iros a un motel! -le digo molesta, porque aunque no parecía molestar a nadie a mí sí que me molestaba que mi amiga no pusiese más dificultad.
— No va a hacer falta -dijo Santi con confianza. Y acto seguido agarró de la mano a Patry, la hizo levantarse y se la llevó hacia un rincón de la sala de estar, donde abrió una puerta de madera y se la llevó con Patry guiñándome un ojo y sonriéndome.

Julio se sentó detrás de mí, colocándome entre sus piernas. Eso me incomodó un poco debido al exagerado contraste entre no establecer contacto y de repente tomarse tantas confianzas. Pero lo dejé pasar, para él debía ser algo más difícil y seguramente se había venido arriba al ver a su amigo triunfar con la mia.
— ¿Quieres un masaje? -pero era una pregunta innecesaria, debido a que ya había había comenzado a masajearme los hombros y el cuello con extremada suavidad. ``Claro, tio. Tú no te cortes… Como si estuvieses en tu casa, no te jode´´.
— ¿Y si ahora te digo que no quiero? -pregunté con malicia. Y en cuanto me respondiese que dejaría de hacérmelo, porque era la respuesta más probable, le iba a decir que no lo quería.


Pero supo esconder bien sus cartas y no contestó. En respuesta, sus dedos bailaron desde mi cuello hasta mi nuca, acariciando de la manera perfecta la raíz de mi cabello: Ni demasiado fuerte, ni demasiado flojo. Se me escapó un gemido que pretendía ser una queja de resignación.
— ¿Seguro que no quieres que continué? -me preguntó con zorrería.
— No importa… Ya que has empezado… Sería un delito hacerte parar -me costaba pensar y formular las frases.

Ese masaje alterno entre hombro, pelo y cuello continuó hasta que a los pocos minutos sale Santiago sin camisa por la puerta que había desaparecido un rato atrás y se acerca a Julio.
— Tio… ¿No te sobrará un condón? -El muy imbécil claramente ni se preocupo porque yo lo pudiese escuchar, y también me quedé con la palabra ``sobrar´´.
— ¿Es que no traes tú? -inquirió mi masajista intentando bajar el tono sin demasiado éxito, no dejó en ningún momento de acariciarme.
— No -Le escuché decir a la pareja de mi amiga. La sangre me hervía, porque los dos habían tenido tiempo de sobra para comprarse las putas gomitas, tanto diciendo que se iban a follar para luego hacerlo a pelo. Y, para mi sorpresa, Julio se revolvió en el asiento, dejó de tocarme los hombros y sacó de su pantalón una cartera, con tres condones en el interior. Yo hice como si no me diese cuenta de nada, mirando a las otras dos parejas. 
<<Santiago susurró algo al oído de Julio, algo que no alcancé a oír, pero este respondió con sequedad un ``déjame´´. Me imaginé que este estaba metiendo prisa a Julio para que me hiciese algo, pero preferí no dar nada por hecho. Entonces su amigo se fue con el condón, y mientras mi pareja retomaba el masaje, yo me imagine a esos dos follando… por suerte para mi salud mental, con condón.

***

El bestia de Santiago se había dejado la puerta que daba al pasillo con las habitaciones abierta, y los gemidos se escuchaban claramente. Las otras dos parejas, a su rollo, estaban jugando a la PlayStation tres mientras se manoseaban de manera bastante sutil.
   Yo estaba amargada, quizás porque sabía que la noche no llevaría a nada. Pero en ese momento Julio comenzó a hablarme muy cerca del oído, muy bajito. Me susurraba mientras sus labios rozaban mi oído y, más tarde mi cuello. De manera torpe comenzó a besarme de manera imparable, aunque algo inexperta, hasta llegar a mi boca.
   Por poco le hago una cobra, es decir, casi le rechazo el beso. Fue tentador, y seguramente me habría reído como una bruja malvada. Pero me dio hasta pena lo mucho que, dentro de sus posibilidades, se lo había trabajado. Así que con un último amago de rechazo, me dejé comer la boca en aquella incomoda postura abrazada por él mientras escuchaba a mi amiga gemir a lo lejos.

Mi mente estaba dividida en tres partes: En la brutal follada que estaba recibiendo Patry, y se le notaba por como gemía, como una perra en celo. También en los besos de Julio, que no lo hacía nada mal. Y por último centrada en la inevitable sorpresa que se llevaría este al darse cuenta que esa noche no iba a llevar a nada. 
   Me daba hasta pena, la misma que me tenía yo a mí misma… Porque a esas manos y a esa boca no me habría importado nada darles permiso para comerme y tocarme más que la parte visible del cuerpo.

En ese momento entró salió Santiago por la puerta, en calzoncillos como si no hubiese nadie más a su alrededor. El pecho y la cara le brillaban por el sudor, y sin mediar palabra a excepción de una sonrisa de complicidad con Julio, se metió en la cocina.
   Patry salió detrás de él, su respiración estaba alterada y estaba incluso más empapada que Santiago. Mi amiga llevaba encima una camisa que le tapaba parte del culo pero no podía ocultar lo que había entre sus piernas, un tanga oscurecido por la humedad.
 Se sentó a mis pies, en el otro extremo del sofá y se abanicó con la mano, lanzándome un mensaje subliminal de lo bien que había estado.
— Tu amigo va muy de puto amo. ¿No? Que fantasma -le pregunté mientras lanzaba un suspiro.
— No lo sabes tu bien.
— Tu eres muy diferente. Bueno, al menos llevas condones encima. ¿Das por hecho que va a pasar algo? -inquirí con malicia. Estaba indecisa sobre si revelarle el pastel o continuar con el juego hasta que le explotase en la cara… Acabé optando por lo segundo.
— Nunca se sabe lo que puede pasar. ¿No crees? -dijo y yo me callé, le empecé a acariciar el pelo mientras mi amiga me sonreía desde la otra punta del sofá.

***

Me sorprendió. Las otras dos parejas se iban a quedar a dormir… Y al parece lo iban a hacer en una misma habitación los cuatro.
Santiago y Patri decidieron que por falta de camas, nosotros haríamos lo mismo durmiendo en la sala de estar. Abrieron el sofá cama, que era bastante grande, pero ya vi que me iban a dar la noche.
   Ya me había resignado a dormir con Julio, pero tener que dormir con los otros dos, si es que dormían, fue demasiado para mí. 

Julio era un pesado, no paraba de buscar tema besándome y intentando tocarme, cada intento destinado al fracaso porque lo paraba a tiempo. No insistía intensidad, pero siempre acababa volviendo, y eso me hacía gracia a la vez que me agobiaba. No lo estaba pasando mal, me divertía, pero el chico no llegaba a encenderme del todo.
   Claramente me gustaba, pero su actitud no era lo suficientemente agresiva.

Santiago y Patry se estaban comiendo el uno al otro, sobándose y masturbándose bajo las mantas a pocos centímetros de nosotros dos. 
   Se me pasó por la cabeza que Julio, que estaba entre Patry y yo, podía unirse a ellos dos y dejarme a mí en paz. La idea me excitó algo, por el simple hecho de sobrecargar la capacidad de Patry para complacer a dos tios al mismo tiempo.
   Estaba demostrando estar muy salida, y no me habría sorprendido nada que aceptase.
— ¿Os podéis ir a sobar a otro sitio? Algunos intentamos dormir -exclamé sacando la parte más desquiciada de mí. Intente no ser demasiado brusca, pero tampoco me corté un pelo.

Patry agarró de la mano a su amante y se lo llevó hacia la puerta de la cocina, donde a los pocos segundos se comenzaron a escuchar gemidos.
— ¿Cuál es tu problema? ¿No te gusto? -preguntó mi intento de amante mientras apagaba la luz. No hablaba serio, y noté la simpatía en su voz. No parecía estárselo tomando a mal.
— No es eso, Julio. 
— Entonces… ¿Es que hoy no puedes? -Lo dijo como lo más natural del mundo y me gustó sentir que no fuese algo ajeno a él.
— Me has pillado -dije intentando contener un bufido de frustración.

Sus labios se fundieron con los míos y su lengua buscaron la mía. Luego se separaron y dijo:
— Hay otras maneras de divertirse. No me importa no follar, pero tampoco quiero irme de aquí sin divertirme.


No supe como tomarme eso, así que no dije nada. ¿Me estaba diciendo que estaba obligada a hacer algo con él? ¿Una mamada? No es que tuviese problemas en hacérsela, pero claramente no se la haría porque él me la pidiese.
— ¿A qué te refieres?

El comenzó a comerme el cuello, sus dedos se posaron casi sin darme cuenta justo encima de mi coño, separados por dos prendas de ropa. Yo intenté separársela pero esta vez se resistió, y mi respiración se comenzó a acelerar.
— Que no hace falta tener preliminares ni sexo para que sea… divertido.
— Te refieres a… ¿Besos y mordiscos? ¿Te quedaras satisfecho solo con eso?

El no contesto, su cabeza bajó como el rayo hacia mis caderas. Yo se la agarré, pero amagó hasta meterse debajo de mi camisa de red. No lo hacía nada mal, aunque en algunas cosas fuese torpe, las compensaba con otras. Solo con la boca aparto el sujetador y me lamió el pezón, yo le agarré la cabeza con la intención de apartarlo, pero lo dejé ahí.
   Vaya con el chico tímido…

Los gemidos habían parado, pero yo en el fondo sabía que no habían parado. Y eso me llevó a preguntarme como lo habrían hecho si Santiago no había pedido otro condón a Julio. ¿En que estaba pensando mi amiga? Con la personalidad que tenía ese casanova muy posiblemente acabase dentro de ella. No me extrañaría nada que los siguientes días se pasase preocupada (y por ende agobiándome a mí) con el tema de quedar embarazada… ¡Si es que se lo estaba buscando, con o sin marcha atrás!
   Eso me desconcentró, así que aparté a Julio e intenté ponerme a dormir, pero no paraba.
— Julio. Sé que será difícil para ti… ¿Pero puedes dejarme dormir?
— ¿Es que no tienes ganas de hacer nada… de nada?
— Sí, pero me aguanto -mentí, por supuesto, eso de abajo estaba más seco que un desierto con el sol en su punto más álgido-. Pero no insistas, porque cuanto menos lo haces menos ganas me entran.

No volvió a insistir, y yo pude cerrar los ojos pero no pude dormir. Porque mi mente no estaba allí, estaba con mi amiga, siendo follada por Santiago. Entonces se abrió la puerta y Patry entró, tropezándose con sillas y muebles debido a la oscuridad, se estiró a mi lado entre Julio y yo, mientras me susurraba lo enorme que la tenía y lo bien que follaba. Se había corrido al menos cuatro veces, y la primera vez fue un gran orgasmo.
Yo solo pude preguntar una cosa:
—Dime que no se ha corrido dentro…
—Un poco, pero el resto ha ido todo fuera.
—Sois imbéciles los dos…
—Calla, calla… La última vez me corrí porque creía que iba a acabar dentro. Cuando sentí su rabo sufriendo espasmos dentro de mi coño creí que me iba a volver loca…

Me levanté y fui a donde estaba Santiago. No lo encontré en la cocina, sino fuera. La cocina conectaba con la terraza, y estaba fuera fumándose un porrete.
—Estarás orgulloso. ¿No? Sin condón.
—No me rayes ¿Quieres? Ella es mayorcita, yo también.
—Precisamente. Mayorcitos para hacer esa clase de gilipolleces.
—Mira, tal vez no lo sepas… pero sin condón se siente mucho mejor.
—También se tienen hijos mucho mejor -dije en tono burla.
—A veces compensa el riesgo. Quizás deberías probarlo.
—Eres imbécil -dije mientras me iba de nuevo para dentro.
—Pues a ella le ha encantado que lo sea -contestó desde la terraza. Entonces me acosté y esta vez sí intenté dormirme. 

Santiago volvió de fuera, estiró al lado de Patry y comenzó a magrearla. Oí a pocos centímetros de mí los gemidos reprimidos de Patry tras cada embestida de aquel imbécil. Para terminar con una ola de suspiros de este, y mi amiga levantándose para ir al baño a limpiarse.

***

La noche la pasé fatal. Un buen polvo de Julio no me habría sentado nada mal para infundirme algo de sueño, pero debido a la menstruación todas las ganas se me habían quitado.
Patry me dijo durante el desayuno algo que me molestó mucho, y es que Julio le había preguntado por mí y porqué me resistía tanto. Llegó a llamarme sosa.
— A ver, es verdad María… Eres una puta sosa. ¿No podrías haberle comido la polla un poco? 
— Y yo me quedo con las ganas ¿Hola? Si me tengo que joder, nos jodemos los dos.
— Pues fóllatelo.
— Tengo la puta regla -dije espaciando exageradamente entre palabra y palabra.
— ¿Y eso impide que te la pueda meter o que tú puedas disfrutar? Vamos. Agárralo, llévatelo al baño y fóllatelo.
— Que yo no follo con la regla… Además, no me termina de encender del todo.
— Pero si es guapo…
— No es eso. Es que… No me enciende. Me besa y me toca, pero no me llega a calentar del todo.
— ¿Te presto al mío? -dijo en broma con una sonrisa cómplice.
— Ni en un millón de años me follaría a ese neandertal.

Mi amiga suspiró y se alejó, no sin antes soltar la puyita:
— Cuando te pones así, hija… No hay quien te soporte.



***
Se levantaron los otros cuatro, estuvimos un rato hablando, viendo videos y demás… Y no tardaron en irse. Entonces Santiago propuso ir a la habitación de sus padres a ver una película, y sin nada mejor que hacer fuimos. Nos íbamos a quedar al menos cinco o seis horas más, por lo que mi amiga y su semental follarían al menos una o dos veces más como poco.
  Yo en cambio, y mi querida pareja, íbamos a estar a Ajo y agua en lo que quedaba de tarde, por lo que era preferible hacer algo que nos mantuviese distraídos.

Nos estiramos en la cama, los dos chicos apoyados contra el respaldo y nosotras a sus piernas, con nuestras espaldas apoyadas en sus pechos. Desvergonzadamente, Santiago comenzó a manosear a mi amiga, metiendo sus manos por debajo de la camisa y del pantalón.
   La película estaba bien, era la primera de resacón en las vegas… Lástima que no estuviésemos centrados en su humor americano.
No necesitaba ver a esos dos para saber que se estaban lanzando miraditas, como yo hacía con Patry que estaba roja como un tomate… Pero bien callada, como un putón verbenero. ¡Como estaba disfrutando la jodida! Y yo a pan y agua.
   Julio hizo lo propio con sus intentos de meter mano, pero fui capaz de evitar todos y cada uno de sus patéticos intentos. Si quería meterme mano, tenía que hacerlo bien… Yo no se lo iba a poner tan fácil.
— ¿Anda que no molaría un cuarteto, no? -soltó Santiago como si nada.

Patricia se calló, Julio soltó una risita y yo estaba en shock imaginando a Santiago follándome mientras los otros dos se enrollaban. Noté como a pesar del silencio, mi cuerpo se encendía. Noté que el sujetador se me estrechaba alrededor de las tetas y como se me estaba empantanando la entrepierna.
— Venga… No digáis que no molaría. Por probar algo nuevo -insistió.
— Pues… ¿Sí? -respondió Julio muy seguro. ¿Qué iba a decir el si estaba a dos velas? Las que yo le había puesto… Maldito traidor.
— Venga va. Vamos a mi habitación -decía Santiago mientras iba hacia ese punto de la casa, seguido por Julio y Patry, la cual no decía nada y las mataba callando. Yo tampoco dije nada, no sabía que decir. La idea del cuarteto no me atraía para nada, pero era innegable que ya estaba encendida… Y no por Julio.

***

Yo fui la última en acercarme a la habitación; mi amiga y los otros dos ya estaban dentro de la habitación de Santiago. No estaba encendida la luz, y la persiana estaba prácticamente bajada del todo, a pesar de que unos débiles rayos de luz entraban por ella. La puerta desde la que me encontraba era la fuente de toda luz, y pude ver a mi amiga, únicamente en ropa interior entre los dos chicos que se estaban desvistiendo. 
   Patry se sentó en la cama, mirándome directamente a mí. Yo no sabía que pensar sobre todo aquello, el corazón me latía muy deprisa y estaba asustada, pero al mismo tiempo estaba exageradamente encendida. En aquel momento no estaba segura de si era debido a Santiago o a la misma idea del cuarteto, pero era claro no estaba cómoda.
— Yo no voy a hacerlo -intenté sonar convencida, pero no me dio la impresión de haberlo logrado. Julio se calló, y fue Santiago el que se acercó para intentar convencerme. Ya contaba con eso.
— Venga… No seas así. Está claro que quieres… No te preocupes, todos estamos nerviosos.
— No solo es porque este nerviosa. Es que no quiero… ¡Hacedlo vosotros tres! -dije dándome la vuelta y saliendo hacia cualquier lugar que no fuese esa habitación. Patry no dijo nada, así que seguramente acabarían haciéndolo. Sin embargo, fue Julio el que me siguió cerrando la puerta tras de sí-. ¿Por qué no te quedas y follas con esos dos?
— Porque yo quiero hacerlo contigo.
— Sabes muy bien que no podemos hacer nada…
— Y ya te dije que no hace falta follar para pasarlo bien -acto seguido se acercó y me comió la boca. Esta vez sí que tuvo efecto en mí aquel beso, y yo simplemente me dejé llevar. Lo agarré de la mano y me lo lleve al sofá de la sala de estar. Yo tenía claro que iba a recompensarlo por elegirme a mí antes que a un polvo fácil con esos dos.

Le hice sentarse y esta vez fui yo la que llevaba la iniciativa. Apoyé la rodilla contra el asiento del sofá y le empujé para que se recostase, relajándose contra este. Julio me agarro los lados de la camisa y me la subió, yo me dejé hacer. Sin sacarme el sujetador, me lo separó de las tetas y comenzó a besuquearme los endurecidos pezones, dándome la sensación de que se derritan en su boca. 
   Sin parar, le fui a meter la mano en el pantalón para agarrarle el miembro, pero entonces oí que se abría la puerta del comedor. Debía haberlo imaginado, el pesado de Santiago no iba a rendirse…
— ¡Uala…! Ostia. Perdonad. ¿Podéis venir un momento? -No me hizo falta mirar a Julio para saber que le había sentado fatal esa interrupción, pero se conformó con soltar un bufido. 

Yo me levanté y fui a la habitación, movida más por la curiosidad que otra cosa.
— Vamos a hacerlo de tranquis -comenzó a decir mientras yo entraba la primera en la habitación, vi a mi amiga, esta vez sin ropa interior y tapada con una sábana y mirándome- tú te enrollas con Julio y yo con Patry, sin ningún compromiso.

La oferta me hizo dudar. ¿Qué más daba liarnos en el salón que en aquella habitación a oscuras?
— Sin mezclarnos -le atajé.
— Bueno… Eso ya se verá -dijo Santiago con una sonrisita que me hizo desconfiar. Patry ya me había dicho aquella misma mañana que Santiago me iba detrás, y hasta le había preguntado si le molestaría que se liase conmigo, como si yo fuese a dejar que eso pasase.
— No, no va a pasar -me di la vuelta y me fui. Julio me siguió, pero a mí ya se me habían cortado las ganas de continuar. Cuando fue a besarme le paré en seco y se lo dije.
— Vamos… no me jodas -se lamentó claramente enfadado.

Santiago volvió a interrumpirnos, pero esta vez me pidió a mí que fuese.
— Tio, te la robo unos minutos. Ven, Maria -Santiago me dio la espalda y se dirigió a la habitación, yo sin saber muy bien porqué le seguí. Julio no dijo nada, se quedó allí de pie, esperando.

***

Cuando entre en la habitación, Santiago cerró la puerta detrás de mí. Tenía la sensación de que mi corazón iba a salirse de mi pecho. La habitación estaba a oscuras, pero la poca luz que entraba las rendijas de la persiana me permitía ver la silueta de mi amiga.
—Quizás el problema está en Julio, no en ti -dijo el chico desde la sombras.
— ¿Y qué vas a hacer? -le pregunté envalentonándome. Pero me equivoque por completo, porque no se acercó a mí, sino a Patry. Vi como las siluetas de los dos comenzaban a besarse apasionadamente, Santiago retiró la sabana que cubría el cuerpo desnudo de mi amiga y comenzó a acariciarla, ella gimió.
— Siéntate. No voy a hacerte nada que no quieras -yo obedecí. Estaba confusa y no sabía que planeaba, pero me picaba la curiosidad y mis pezones volvían a endurecerse. 

Sin dejar de besarla, la abrió de piernas y se la metió sin ningún tipo de preliminar. Me pareció escuchar el húmedo sonido del roce de sus dos entrepiernas. Desde la primera embestida, Patry comenzó a gemir débilmente, aumentando su intensidad y volumen hasta limites insospechados, como si quisiese que Julio los escuchase desde el comedor.
   Una mano me agarro del pelo, sin obligarme a acercarme, pero invitándome a hacerlo. Por la fuerza y tamaño era la de Santiago que me acercó a su boca y me hizo besarle, yo no opuse resistencia, y lo admito… Le comí toda la boca con ganas. Me sentía muy mojada, y en ese momento me habría dejado follar gustosamente.
   Mientras se follaba a mi amiga, abierta de piernas para él y me comía la boca lo más suciamente que podía, comenzó a manosearme las tetas con una precisión alarmante.
   ``Si dejo que este tio me toque ahí abajo, estaré en problemas´´ pensé mientras dejaba de besarle y apoyaba la cabeza en su hombro, que vibraba por las constantes embestidas a mi amiga. Necesitaba respirar, la cabeza me daba vueltas y no podía pensar fríamente como lo había hecho hasta ahora. Quería que me follase como a mi amiga, pero me dolería más reconocerlo que quedarme sin hacerlo, así que no dije nada.










Final alternativo: El egoísmo de Santiago

Me sentía realmente mal por estar dejando a Julio fuera de aquello, pero por algún extraño motivo no le echaba de menos. Por mucho que me doliese reconocerlo, al que quería era a Santiago, que me estaba volviendo loca.
   Sus dedos se posaron en mi ombligo y comenzaron a serpentear hasta llegar al límite que separaba mi piel de mis pantalones, yo le paré en seco con las dos manos, pero no se dejó intimidar y continúo escarbando hasta tocar mi humedecida entrepierna.
   Él sabía que me había bajado la menstruación, pero no pareció importarle. Sacó su miembro del interior de mi amiga y me dedico toda su atención, su polla mojada por los fluidos de Patry chocaban contra mis shorts y mis caderas, como si fuese la cola de un perro.
   Mi amiga lo abrazó por detrás y comenzó a darle besos en el cuello.
— ¿Por qué paras ahora? -le preguntó extasiada- me has dejado a medias -Santiago no se molestó en dejar de besarme ni de tocarme el coño con una mano. Con la otra busco la húmeda vagina de mi compañera haciéndole soltar un quejido de placer; noté como le agarraba la polla y lo comenzaba a masturbar.
— No seas egoísta. Hay que saber compartir -dijo y, girándose la beso a ella también. Luego se acercó a mi oído y me susurró que me quitase los shorts, a lo que yo me negué-. Si me haces caso y te los quitas… te haré correr como una loca. 
— Ya sabes por qué no puedo quitármelos… -me recordé a mí misma en voz alta.
— Hay una basura ahí. Tiras lo que lleves dentro... Y a disfrutar.
— Lo mancharé todo… -argumenté, como si eso me fuese a salvar. Esperaba que me rebatiese ese argumento también, dándole un buen motivo para bajarme los pantalones, pero no lo hizo.
— Esta bien, como quieras… -vi como agarraba a Patry del pelo y la hacía inclinarse hasta comerle toda la entrepierna. 

La poca luz que entraba por las persianas era insuficiente para ver, solo se veían las siluetas y las formas de nuestro cuerpo, pero era suficiente… porque la imaginación hacia el resto.
   Los ruidos de mi amiga chupando me hizo decidirme por quitarme los shorts, con la condición de que no tuviésemos sexo.
— Como quieras, Maria. No voy a obligarte a nada… pero entonces será Patry la que se lleve todo lo bueno.
— Como si pudieses con las dos -le piqué con malicia-. Fantasma -añadí.

Santiago se separó de Patry, me agarró y violentamente me empotró de espaldas contra la cama. Se colocó entre mis piernas y su cipote cayó sobre mis bragas, yo muy sobresaltada no fui capaz de decir nada.
— ¿Lo comprobamos? -preguntó mientras con una mano me apartaba las bragas y con la otra apuntaba su miembro contra mí útero sin llegar a meterla.
— Llevo el tampón.
— Pues te follaré con él -Yo evidentemente creía que iba en broma, al igual Patry, y debido a no habérmelo tomado en serio me llevé un sobresalto cuando me metió el glande, empujándome ligeramente el tampón, yo solté un grito de sorpresa.
— No -le advertí.
— ¿Entonces…? ¿Qué tal si te lo quitas y me dejas demostrarte lo que sé hacer? -dijo riendo mientras se apartaba de mí e iba a subir la persiana.

La claridad entró sin aviso cegándonos a las dos, fue cuando vi la enorme polla de Santiago abalanzarse sobre Patry que riendo se dejó embestir. Y mientras se besaban se la metió reanudando la follada.
— ¿Te importa si comparto mi polla con el coño de tu amiga? -yo puse los ojos en blanco.
— Las buenas amigas tienen que compartir lo bueno… -decía ella mientras yo iba a la basura y recogía un poco de papel higienico que había al lado, con cuidado de no manchar nada lo envolví en una bola y lo tiré.
— Veo que te has decidido…
— No, lo he tirado porque ya estaba lleno -mentí, me acerqué a él y lo besé. El no perdió el tiempo, volvió a sacar la polla del interior de mi amiga y se colocó encima de mí entre mis piernas, esta vez apuntando de nuevo a mi útero sin nada que se interpusiese en mi camino… Mi amiga se quejaba, claramente molesta por haberse vuelto a quedar a medias, pero ninguno de los dos le prestábamos atención-. Te dije que no iba a follar…
— Lo estas deseando…
— No -volví a mentir sin dejar de mirarle a los ojos. Me dejé caer sobre la cama, apoyando la cabeza y el me siguió hasta el punto de agarrarme del pelo, hacerme torcer la cabeza para dejar mi oído y mi cuello a su merced.
— Voy a follarte tan fuerte que Julio te va a oír desde el comedor -susurró. Me lamió la oreja, me mordió el cuello, me apartó las bragas y la metió.

Cerré los ojos, me mordí los labios… Llevaba tanto esperando una polla. Mi coño abrazó y se comprimió entorno a ella, como si fuese la única que encajase.
   Ni quería gritar ni quería gemir, no quería sentirme mal por Julio. Pero él no era mi tipo y Santiago sí, el tipo de hombre que te folla hasta dejarte desecha… Y eso hizo. La cabecera de la cama comenzó a hacer un ruido bestial, los muelles gritaban eufóricos mientras me embestia como un toro furioso. Patry lo abrazó detrás mordiéndole el cuello, lo que lo encendió todavía más. Tenía la sensación de que me iba a partir por la mitad, así que cerré los puños alrededor de las sabanas intentando buscar un poco de estabilidad. Los gemidos se acumulaban en mi garganta, y el placer en el cuello del útero, bajo asedio de un enorme ariete de carne que aporreaba sus puertas. Mi amiga suplicaba al oído de Santiago que se la follase a ella, pero él no le hacía caso, absorto en dármelo todo a mí.
   Los gemidos comenzaron a salir, al principio con pequeños temblores en la voz, mientras se me escapaban pequeños todo tipo de palabras que buscaban expresar lo que sentía, algo impresionante dado que yo era muy silenciosa a la hora de follar:
— Sí… ¡No pares! ¡Sigue! O… Dios. ¡Que polla! Madre mia… Buff AHHHHH!! -prácticamente no lo vi venir, fue tan rápido que me pillo por sorpresa. Noté la sensación de que me meaba y dejaba escapar todo, me moría de vergüenza. Pero al mismo tiempo los músculos se me tensaron evidenciando un brutal orgasmo.

Sin mediar palabra, me la sacó de golpe. Agarró a Patry del pelo y la puso a cuatro, con la cara pegada a la cama y el culo en pompa.
— Aquí tienes tu premio -sentenció Santiago ante el movimiento circular de mi amiga suplicando su turno para ser empalada, gimió como una perra en celo cuando se la metió y sin inicio suave, se la folló, esta vez centrado en correrse él. Yo aún estaba temblando y sufriendo espasmos, disfrutando de la enorme corrida que había sufrido, e impresionada… Pues era la primera vez que sufría lo que se llamaba un Squirting.
— No te corras dentro… ¡No! ¡No! Ahhhh! ¡Por favor! Dentro no… -suplicaba Patry mientras contoneaba sus caderas, totalmente frenética -Santiago colocó sus dedos índice y corazón dentro de la boca de Patry, lamiéndolos gustosa.
— Si no quieres que me corra dentro… ¿Por qué tu coño me abraza de esta manera? ¿Eh? Me encanta… Me está pidiendo que me corra.
— ¡Ahhh! -Mi amiga puso los ojos en blanco y sacó la lengua-. Aguanta un poco más… No te corras aún. ¡Por favor! E…Estoy A…A pun…to de… -gimió
— Me corro… Decídete… ¿La saco? ¿O la dejo dentro? -estaba dando las últimas embestidas, sus músculos desnudos se tensaban.
— Aguanta un poco… más -y entonces Santiago se corrió dando unas ultimas embestidas finales, provocando en mi amiga un gemido sorpresa. Sin embargo, el joven semental no se detuvo ahí. La agarró por los tobillos y reanudo la follada de manera bestial, como si justo después del orgasmo que le había precedido, estuviese a un par de embestidas de otro mucho mejor. Hundió su polla en esa vagina tan maltratada y húmeda haciendo que esta se corriese de manera muy violenta.

Santiago se dejó caer encima de Patry, para unos momentos después comenzar a besarse. Sacó su miembro y se dejó caer de espaldas sobre el colchón, totalmente sudado y exhausto. No pude evitar lanzarme a devorar aquella maza de carne llena de semen, con la esperanza de reanimarla. 
   Patry se quedó tumbada también mirando hacia arriba, con el brazo tapándole la cara y con semen fluyendo al exterior desde su coño. Su respiración era rápida, y aún se le notaban a simple vista las secuelas del orgasmo, con un temblor débil de piernas más que evidente.
   Sorprendentemente, ante mi mamada, el miembro viril del único chico de la habitación pasó de morcillón a semi-erecto en menos de dos minutos, totalmente resucitado.
   Me preocupaba el que me follara sin condón de nuevo, posiblemente motivado con correrse dentro de mí. Sin embargo, debía haberse quedado más que satisfecho vaciando sus huevos dentro de Patry, por lo que a mí me tocaba gozar de la parte más segura.

En consecuencia me puse a su lado, hice que su polla mirase al cielo y lo monté. Se fundió en mi interior de nuevo, besando la entrada a mi útero, subiendo y bajando muy lentamente. Tras unas unos sube y baja míos, se reincorporó y me comió las tetas al tiempo que me ayudaba a botar sobre él.
— Es tu turno -me dijo. Y yo entendí perfectamente a que se refería, ni más ni menos a marcarme.
— Sigue soñando -le reté con una sonrisa mientras le comía la boca. La follada era lenta pero apasionada, restregando mi clítoris contra su vello púbico-. Bastante hago con dejarte follarme sin condón.

Y no respondió. En consecuencia, me apartó y se puso de pie.
— Quiero probar una cosa -declaró con una sonrisa maliciosa-. Ponte encima de Patry y junta su coño con el tuyo… Quiero hacer un Sandwich.
— ¿Perdona? -inquirí divertida.
— Hazlo -ordenó y me dio un escalofrío, recordando lo que había dicho un rato atrás de que perfectamente podía con las dos. No le desobedecí, gateé hasta mi amiga, le junté las piernas contra el pecho y junté su clítoris contra el mío. Santiago no se hizo esperar, acercó la cara y escupió sobre nuestros coños como si su intención fuese lubricarlos. Después rodeó la cama y se colocó entre nuestras cabezas. 
— ¿Qué tal si me la chupáis un poco? -Patry reaccionó abriendo la boca y chupando el glande, lo hizo como si estuviese dormida o hipnotizada. Yo en cambio estaba centrada en mirar disimuladamente hacia la puerta de la habitación, que en todo momento había permanecido cerrada, pero en aquel momento, estaba semi-abierta, con el ojo de Julio mirando a través… Y eso me puso muy cachonda de nuevo.

Agarré aquella polla y me la metí entera en la boca hasta donde la garganta me permitía, compartiéndola con mi amiga como si fuese un helado. Me aseguré de que Julio lo viese bien… Me sentía mal por él, pero también me gustaba que se quedase con las ganas…
— Dos putitas para mí —se burló Santiago mientras se retiraba, colocándose detrás de nosotras-. ¿Qué coño me follo primero? ¿El que está lleno de mi lefa? ¿O el que aún falta por rellenar?
— Las dos. ¿No? ¿No dijiste que podías con las dos? Creo que esto es demasiado para ti -dije con la intención de picarle… y funcionó. Se agarró el miembro, restregó el glande de arriba abajo y la metió por el agujero sin piedad. 

En aquella posición solo podía hacer dos cosas, restregarme contra el coño de Patry o gemir, pero al poco rato me surgió la incesante necesidad de besar a alguien y eso hice. Le comí la boca a mi amiga que, sorprendentemente, no me resulto agradable sino excitante. No era como besar a un chico, era muy diferente y claramente prefería una buena boca de hombre… pero también me gustó aquella sensación.
— Que no pare la fiesta -se burló él mientras me sacaba la polla y se la metía a mi amiga, que por un momento se revitalizó. Me besó con pasión, moviendo su lengua agresivamente en busca de la mía. El dedo pulgar de Santiago entró en mi interior, frotando aquel punto tan adictivo que costaba encontrar en otras posiciones, pero no en aquella, mezclando el placer del roce de clítoris con el vello púbico y aquel dedo tan travieso perforándome.

Volvió a cambiar, metiéndome esa polla a la que tan adicta me había vuelto y haciéndome gemir de nuevo como una loca.
— Julio. ¡Ven, entra! 

Me dio un vuelco al corazón, pues no creí que fuese a compartirnos con él. 
— Es hora de tu venganza, hermano -dijo mientras sacaba la polla y se hacía a un lado. Julio se subió a la cama y se colocó entre nuestras piernas con la polla tiesa. Su glande apuntó hacia mi zona más íntima y frotó mientras me susurraba al oído.
— Que perra que eres… Menos mal que tenías la regla y no podías follar... -me agarró del pelo y lo sentí más dominante que en ningún momento desde que le conocí, eso me volvió loca. Intenté excusarme pero las palabras no salían, porque mi mente solo podía concentrarse en una cosa… En su polla-. Ahora voy a castigarte, que es lo que te mereces. 

Y la metió. Fue tan delicioso como rudo, una metralleta sin final que iba a descargarse sin piedad en mi interior, me lo tenía merecido por mala persona.
Iba a suplicarle que no se corriera dentro, pero no salieron las palabras. Intenté apartarlo, pero mi cuerpo no reaccionaba. Patry chupaba la polla de Santiago, y Julio dio sus últimas embestidas mientras yo empezaba a correrme.
   No me corrí ni por la cantidad, sino por la rudeza y la intensidad de la follada. Solo podía gemir, me revolví con aquella polla entre las piernas, besando a Julio mientras me llenaba por dentro: Una furiosa manguera que llevaba acumulando leche desde que lo conocí. 

En aquel momento me daban igual las consecuencias, solo quería acabar la tarde con aquellas dos bestias, que parecían no conformarse con nada.

Cuando Julio terminó con la polla morcillona, Santiago nos dio la última follada a ambas en aquella posición tan vergonzosa. Quedando ambos coños expulsando la leche de ambos hombres, y eran esos mismos coños lefados la prueba misma, de que no todo sale como está planeado, y no por eso quiere decir que no vaya a ser incluso mejor que el plan inicial.

Quedamos espatarradas en la cama de un desconocido, totalmente satisfechas e incapaces de movernos. Tendríamos que volver a quedar, y que pasase lo que tuviese que pasar.


Fin

2 comentarios - Con mi amiga

reivaj75
Te puedo preguntar dónde encuentras los relatos ?