Mientras Simón trataba de prepararse mentalmente para ser examinado más que muy íntimamente, la Dra. Meli esencialmente le tiraba un tipo de indirecta, evitando inicialmente tocarle el pene o el escroto y en su lugar enfocando su exploración palpando su casi rasurado pubis.
Decidió proceder de este modo indirecto principalmente porque quería darle un poco más de tiempo para que se ajuste a ser tocado "allí abajo" y "al frente" sin saltar de la camilla ni simplemente eyacular incontroladamente; por supuesto que ella pensaba que cuanto más tiempo lo pudiera mantener expuesto, erecto y avergonzado, mejor.
Cuando terminó con sus palpaciones iniciales empezó a explorar los interiores de ambas piernas izquierda y derecha simultáneamente, pero aunque estaba dejando los genitales del muchacho estrictamente sin tocar por el momento ella no podía evitar notar un aumento en la frecuencia respiratoria del paciente. Por supuesto que mientras realizaba su abordaje táctil preliminar (y periférico) de la región genital del chico también hacía una inspección visual del área y se encontraba, si era posible, aún más conforme e impresionada que antes con lo bien que la madre naturaleza había dotado a este joven.
Pese a que tenía toda la intención (eventualmente al menos) de medir, además de documentar cualquier aspecto que encuentre notable de los genitales de Simón, ella no podía evitar ir tomando nota mentalmente de todo lo que estaba ocurriendo.
Entre estas "notas" pensaba cosas como: "ojalá hubiéramos tenido oportunidad de practicar en pacientes como este..." o "si consideramos el largo y el grosor mi dulce Simón fácil e incuestionablemente tiene la pija más impresionante (y hermosamente proporcionada) que yo haya visto en toda mi vida", y finalmente "no se puede negar, el saco escrotal está lleno y pesado, pero quiera o no definitivamente hoy lo va a vaciar en frente mío... de un modo u otro".
A diferencia de la Dra. Meli sin embargo, Simón no estaba tan apasionado sobre a dónde lo llevaría su revisación ya que nunca antes había sido tocado de este modo por nadie, particularmente una autoritaria e innegablemente atractiva mujer. Además mientras él estaba verdaderamente temeroso de su revisación (aún sin entender qué era lo que exactamente lo atemorizaba) una pequeña parte de su subconsciente realmente empezaba a disfrutar de las acciones de la doctora, como así también de tener sus genitales bajo el completo control de la Dra. Meli... no es que nunca fuera a confesar semejante cosa por supuesto aún cuando empezara a percibirlo.
En todo caso, ella eventualmente cansada de explorar por la periferia empezó a dedicarse directamente al "evento principal" usando su mano izquierda para primero sostener y luego suavemente levantar el sensible saco escrotal del muchacho, pensando todo el tiempo para sí misma: "bueno bueno, creo que ahora sí podemos decir que te tengo agarrado de las pelotas, no Simón?". Él ciertamente intentó, pero no pudo contener un leve quejido mientras la Dra. Meli se permitía un momento para deleitarse en silencio del poder que sentía mientras el escroto de su paciente reposaba en la palma de su mano enguantada; y sintió más poder aún un momento más tarde cuando notó que el pene se movía levemente mientras se ponía un poco más erecto en respuesta a su tacto.
Pero aunque lo estaba disfrutando ella sabía que el show debía continuar de modo que a su pesar liberó el saco escrotal y su contenido aunque sea por el momento y volvió con las preguntas.
- Hace un rato estuvimos discutiendo brevemente sobre tus hábitos masturbatorios Simón, sin embargo no terminé con ésa línea de preguntas así que tengo que consultarte, en general, cuánto semen en promedio dirías que producís durante una eyaculación?
Él no sabía lo que le esperaba y contestó instantáneamente.
- Yo... de verdad... no tengo idea doctora.... cuando llego al punto que siento que tengo que hacerme una paj... ehhh... quiero decir, masturbarme... lo último que se me ocurre es medir cuánto sale... me entiende?
Aunque hablando técnicamente él había contestado a su pregunta con otra pregunta ella estaba perfectamente dispuesta a dejarlo pasar esta vez por la sencilla razón de tener la virtud de ser una respuesta completamente honesta. Y le contestó ésa especie de pregunta.
- Bueno... a lo mejor tenemos que volver a revisar ésa cuestión - dijo la doctora, dándole al chico una razón más para preocuparse.
La Dra. Meli decidió que era hora de empezar.
- Lo primero que voy a hacer es revisarte los dos testículos, no debería dolerte así que apenas sientas alguna incomodidad avisame.
Y dicho esto le agarró suavemente el testículo derecho con los dedos pulgar el índice y el mayor de su mano derecha cubierta por el fino guante de látex y lentamente empezó a hacerlo rodar entre los dedos asegurándose de cuidadosamente palpar toda la superficie. Sólo después de tener la absoluta certeza de no haber perdido ni la más mínima anormalidad, a pesar suyo lo liberó y pasó al testículo izquierdo.
Fue durante esta parte de la revisación que ella notó otro mínimo aumento en la frecuencia respiratoria de Simón; por supuesto no lo mencionó pero no pudo evitar pensar "calmate virgencita mía, después de todo todavía ni te toqué ésa impresionante erección que tenés... pero podrías apostar ése lindo culito tuyo que te la voy a hacer explotar!". Naturalmente ella le prodigó tanta minuciosa atención al testículo izquierdo como lo había hecho con el derecho, pero sin embargo terminó demasiado rápido para su gusto.
Los dedos de la doctora se dirigieron entonces a los cordones espermáticos, y mientras los palpaba suavemente decidió hacerle a su paciente una pregunta de anatomía.
- Sabés qué es lo que te estoy revisando?
Quedó muy sorprendida y al mismo tiempo satisfecha cuando él dio la respuesta correcta
- Mis... cordones espermáticos... o técnicamente mis... conductos deferentes... éso es lo que cortan o bloquéan en la vasectomía... así el esperma no llega al fluído que viene de la próstata durante la... eyaculación - extrañamente él dio la respuesta casi de memoria y empezó a ponerse colorado después de terminar. Sonrió y continuó - es que... ugh... no hace tanto que terminé las clases de... Educación Sexual.
Ella le respondió con una sonrisa antes de volver a la sobria expresión profesional de "Dra. Meli".
Ella dejó los cordones espermáticos pese a que parecía que no podría evitar sostener el escroto una vez más en la palma de su mano enguantada y apretarlo suavemente antes de liberarlo para dirigirse a su destino final: ése órgano que su humillado paciente tenía ahora más rígido y parecía haber cobrado vida nuevamente emitiendo gotas de fluído pre eyaculatorio lo que la llevaba a la siguiente conclusión. "Me parece que realmente disfruta que le revise el saco escrotal... o por lo menos una parte de él lo está disfrutando mucho, lo que resulta una información muy útil considerando lo que estoy a punto de hacerle".
Decidió proceder de este modo indirecto principalmente porque quería darle un poco más de tiempo para que se ajuste a ser tocado "allí abajo" y "al frente" sin saltar de la camilla ni simplemente eyacular incontroladamente; por supuesto que ella pensaba que cuanto más tiempo lo pudiera mantener expuesto, erecto y avergonzado, mejor.
Cuando terminó con sus palpaciones iniciales empezó a explorar los interiores de ambas piernas izquierda y derecha simultáneamente, pero aunque estaba dejando los genitales del muchacho estrictamente sin tocar por el momento ella no podía evitar notar un aumento en la frecuencia respiratoria del paciente. Por supuesto que mientras realizaba su abordaje táctil preliminar (y periférico) de la región genital del chico también hacía una inspección visual del área y se encontraba, si era posible, aún más conforme e impresionada que antes con lo bien que la madre naturaleza había dotado a este joven.
Pese a que tenía toda la intención (eventualmente al menos) de medir, además de documentar cualquier aspecto que encuentre notable de los genitales de Simón, ella no podía evitar ir tomando nota mentalmente de todo lo que estaba ocurriendo.
Entre estas "notas" pensaba cosas como: "ojalá hubiéramos tenido oportunidad de practicar en pacientes como este..." o "si consideramos el largo y el grosor mi dulce Simón fácil e incuestionablemente tiene la pija más impresionante (y hermosamente proporcionada) que yo haya visto en toda mi vida", y finalmente "no se puede negar, el saco escrotal está lleno y pesado, pero quiera o no definitivamente hoy lo va a vaciar en frente mío... de un modo u otro".
A diferencia de la Dra. Meli sin embargo, Simón no estaba tan apasionado sobre a dónde lo llevaría su revisación ya que nunca antes había sido tocado de este modo por nadie, particularmente una autoritaria e innegablemente atractiva mujer. Además mientras él estaba verdaderamente temeroso de su revisación (aún sin entender qué era lo que exactamente lo atemorizaba) una pequeña parte de su subconsciente realmente empezaba a disfrutar de las acciones de la doctora, como así también de tener sus genitales bajo el completo control de la Dra. Meli... no es que nunca fuera a confesar semejante cosa por supuesto aún cuando empezara a percibirlo.
En todo caso, ella eventualmente cansada de explorar por la periferia empezó a dedicarse directamente al "evento principal" usando su mano izquierda para primero sostener y luego suavemente levantar el sensible saco escrotal del muchacho, pensando todo el tiempo para sí misma: "bueno bueno, creo que ahora sí podemos decir que te tengo agarrado de las pelotas, no Simón?". Él ciertamente intentó, pero no pudo contener un leve quejido mientras la Dra. Meli se permitía un momento para deleitarse en silencio del poder que sentía mientras el escroto de su paciente reposaba en la palma de su mano enguantada; y sintió más poder aún un momento más tarde cuando notó que el pene se movía levemente mientras se ponía un poco más erecto en respuesta a su tacto.
Pero aunque lo estaba disfrutando ella sabía que el show debía continuar de modo que a su pesar liberó el saco escrotal y su contenido aunque sea por el momento y volvió con las preguntas.
- Hace un rato estuvimos discutiendo brevemente sobre tus hábitos masturbatorios Simón, sin embargo no terminé con ésa línea de preguntas así que tengo que consultarte, en general, cuánto semen en promedio dirías que producís durante una eyaculación?
Él no sabía lo que le esperaba y contestó instantáneamente.
- Yo... de verdad... no tengo idea doctora.... cuando llego al punto que siento que tengo que hacerme una paj... ehhh... quiero decir, masturbarme... lo último que se me ocurre es medir cuánto sale... me entiende?
Aunque hablando técnicamente él había contestado a su pregunta con otra pregunta ella estaba perfectamente dispuesta a dejarlo pasar esta vez por la sencilla razón de tener la virtud de ser una respuesta completamente honesta. Y le contestó ésa especie de pregunta.
- Bueno... a lo mejor tenemos que volver a revisar ésa cuestión - dijo la doctora, dándole al chico una razón más para preocuparse.
La Dra. Meli decidió que era hora de empezar.
- Lo primero que voy a hacer es revisarte los dos testículos, no debería dolerte así que apenas sientas alguna incomodidad avisame.
Y dicho esto le agarró suavemente el testículo derecho con los dedos pulgar el índice y el mayor de su mano derecha cubierta por el fino guante de látex y lentamente empezó a hacerlo rodar entre los dedos asegurándose de cuidadosamente palpar toda la superficie. Sólo después de tener la absoluta certeza de no haber perdido ni la más mínima anormalidad, a pesar suyo lo liberó y pasó al testículo izquierdo.
Fue durante esta parte de la revisación que ella notó otro mínimo aumento en la frecuencia respiratoria de Simón; por supuesto no lo mencionó pero no pudo evitar pensar "calmate virgencita mía, después de todo todavía ni te toqué ésa impresionante erección que tenés... pero podrías apostar ése lindo culito tuyo que te la voy a hacer explotar!". Naturalmente ella le prodigó tanta minuciosa atención al testículo izquierdo como lo había hecho con el derecho, pero sin embargo terminó demasiado rápido para su gusto.
Los dedos de la doctora se dirigieron entonces a los cordones espermáticos, y mientras los palpaba suavemente decidió hacerle a su paciente una pregunta de anatomía.
- Sabés qué es lo que te estoy revisando?
Quedó muy sorprendida y al mismo tiempo satisfecha cuando él dio la respuesta correcta
- Mis... cordones espermáticos... o técnicamente mis... conductos deferentes... éso es lo que cortan o bloquéan en la vasectomía... así el esperma no llega al fluído que viene de la próstata durante la... eyaculación - extrañamente él dio la respuesta casi de memoria y empezó a ponerse colorado después de terminar. Sonrió y continuó - es que... ugh... no hace tanto que terminé las clases de... Educación Sexual.
Ella le respondió con una sonrisa antes de volver a la sobria expresión profesional de "Dra. Meli".
Ella dejó los cordones espermáticos pese a que parecía que no podría evitar sostener el escroto una vez más en la palma de su mano enguantada y apretarlo suavemente antes de liberarlo para dirigirse a su destino final: ése órgano que su humillado paciente tenía ahora más rígido y parecía haber cobrado vida nuevamente emitiendo gotas de fluído pre eyaculatorio lo que la llevaba a la siguiente conclusión. "Me parece que realmente disfruta que le revise el saco escrotal... o por lo menos una parte de él lo está disfrutando mucho, lo que resulta una información muy útil considerando lo que estoy a punto de hacerle".
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