Pasaron varias semanas desde la noche que el deseo pudo más que el pudor y las ganas más que los tabús. Después de esa noche, pasaron varios días que no nos volvimos a ver, por cuestiones de trabajo mías, pero nos mantenimos en contacto por medio del celular, enviándonos mensajes de texo, y tuvimos un par de largas conversaciones por teléfono donde expresábamos nuestras ideas y claro, poníendole un toque picante a las mismas. Tras seis semanas de no vernos, se dio una oportunidad clave, en la que podríamos vernos sin que nadie se diera cuenta y tener de paso un poco más de privacidad. Uno de mis mejores amigos, estaba de cumpleaños y organizó una pequeña reunión con alcohol, buena música y buen ambiente. Le pregunté pues a mi amigo si podría llegar con una mujer (claro, el no sabía y nunca supo que ella era mi hermana), él me dijo que no había problema, que era bienvenida.
Dispuse hacerle la invitación a mi hermana, feliz aceptó y el sábado al final de la tarde pasé por ella a su casa. Se había arreglado muy guapa, con unos jeans sin bolsas traseras que le tallaban su trasero y una blusa rosa sin mangas. La saludé con un beso en el cuello y subimos al carro. En el trayecto a la casa de mi amigo, paramos en un supermercado para comprar una botella de ron y otrs cosas, ya que había prometido a mi amigo hacer unos saborosos mojitos cubanos. Tras salir del establecimiento, ella tomó mi mano y me recriminó que por qué no la había besado en la boca al salir de su casa; no termió de decir la frase, pues le dí un beso grande, de lengua y mordidita de labios, diciéndole que más tarde podría besarme todo lo que quisiera y mucho más.
Al llegar a la casa de mi amigo, habían algunos amigos en común de ambos, amigos y amigas de él y nosotros dos. La velada transcurrió entre cervezas, mojitos, cubas libres y buena música y conversa. A media velada, y ya varios bien atendidos por el efecto del ron, la casa de a poco se fue quedando sola, quedamos nada más, mi amigo y su mujer, su hijo y mi hermana y yo; ellos dos, mi amigo y su mujer estaban acaramelados comiédose a besos y yo terminando de ordenar el desorden que tenía en la mesa, dispuse salir al jardín a fumar, invité a mi nena a que me acompañara y nos sentamos en una banquita que había en el porche del jardín. Encendí mi cigarro y le ofrecií un jalón del mío a ella; mientras nos terminábamos el cigarro, llegó mi amigo con su mujer para decirnos que tenían mucho sueño, que se iban a dormir, que la cama de su hijo estaba disponible por si mi acompañante y yo queríamos quedarnos a dormir en su casa, a mi hermana se le prendieron los ojos e inmediatamente asentó con la cabeza. Nos quedaríamos a dormir esa noche allí. Nos dejaron solos, escuchamos el cerrar de la puerta de su pieza, y como si los dos esperásemos eso, tras oír eso, nos empezamos a comer a besos, ella se subió a mi regazó quedando sobre mí, y mientras nos seguíamos comiendo a besos y nos toqueteabamos me susurró al oído cuanto me deseaba, que esta noche quería sentirse mujer, que le hiciera el amor, que la besara, que la excitara, que le robara su virginidad.
Dejamos la banquita del jardín y buscamos lo que sería esa noche nuestra primera cama juntos, pasamos por la pieza de mi amigo y este le estaba dando una buena cogida a su mujer, el chico se había quedado durmiendo en el sofá de la sala y nosotros nos metimos a su habitación. Ya en ella, me senté en el borde de la cama, y la acerqué hacia mi, le levanté la blusa y le besé su vientre, su pancita, mientras ella se quitaba la blusa, yo iba buscando los broches de su bra, lo quité y quedaron sus hermosas tetas redondas de pezones rosados frente a mi, besé la base de cada pecho y le apretaba las nalgas, ella me halaba el pelo y daba unos gemidos cortos; acaricié sus pechos con mis manos, luego los pezones, me alcé y le chupé primero el izquierdo, luego el derecho -Que ricas tetas tenés nena, duritos, redondos, perfectos. -Seguí mamándolos, mordelos, apretujalos, son tuyos bebé. Los dos de pié, me quitó la camisa y me besó el pecho y me halaba los pelitos con los dientes, me olía, me saboreaba, me deseaba y yo la deseaba a ella. Le bajé el pantalón para encontrarme que la muy birrionda no se había puesto panty, no llebaba ropa interior; dejando al descubierto su sexo vírgen totalmente depilado, acaricié sus caderas, me alcé nuevamente para tumbarla sobre la cama y comerle la concha mojadita a morir, una conchita jamás explorada, a mi total disposición. Mientras le hacía pedazos la concha con mi lengua, le apretaba las tetas, ella me halaba el pelo, se estremecía y daba gemidos de placer. -Puta bebé, que delicia, que rico, mete tu lengua otra vez, no pares, no pares, sigue, me encanta!!! Me apretó la cara con sus muslos a manera que parara se levantó y me pidió tumbarme sobre la cama, me quitó los zapatos y el pantalón, me sacó el bóxer. Con las uñas de sus manos me acarició las bolas y con total confianza se metió mi verga en su boca, la chupaba, lamía, besaba como toda una profesional, me lamía las bolas, me arañaba el pecho, me tenía muy caliente. Siguó dándome placer con su boca por un buen rato, hasta que me hizo acabar... -Nena me corro, ya no aguanto tanto placer, me voy a correr. Ella continuó mamando mi pija hasta que descargué toda mi leche dentro de su boca, siguó haciendolo por varios minutos,hasta que me dejó limpia mi pija. -Siempre quise hacer eso bebé -mme dijo- era una fantasía para mí y me ha gustado tanto que siempre que quiera lo haré si no te molesta. -En absoluto mi nena, hazlo cuando quieras. La verdad nunca había recibido una mamada tan colosal como la que me has dado, ¿dónde aprendiste a hacerlo tan rico? -Viendo porno bebé, ¿te gustó? ¿lo hice bien? Le cogí de las axilas para que se tumbara sobre mí, la besé con pasión, le mordisqueé la oreja para decirle -Me ha encantado amor, nunca me habían felado como tu lo has hecho.
En ese momento ella se acomodó sobre mi verga aún dura y empezó a estimularse el clítoris con ella, asustado le digo -Nena, en mi pantalón hay un paquete de condones, no queremos un embarazo... -Tranquí bebé, la semana pasada me pusé una inyección. Hazme tuya sin pena, estoy lista para el placer. Prosiguió pues jugando con mi pija en su sexo, ella era un río, untó bien mi pija con sus fluídos y despacito la fue colocando en su cuevita, despacio al principio ya que estaba muy apretadita, pero tomó valor y le pegó un sentón a mi verga que le dolió ya que pegó un gemido que pensé despertría a nuestros anfitriones, y despacio entró toda mi verga dentro de su vagina. La cabalgó despacito mientas me decía lo rico que se sentía a pesar del dolor que le producía. Tras unos minutos el dolor cesó y aceleró el ritmo, me cabalgaba fuerte mientras movía sus caderas y yo le estrujaba las tetas. Me sentía en el cielo viendo a mi hermana morderse los labios mientras se movía como una experta, le apretaba las caderas y le seguía estrujando sus hermosas lolas. Tras un rato se bajó de mi, se metió la verga a la boca llena de fluidos y un poquito de sangre y la siguó mamando por un momento. Se tumbó boca arriba y en pose de misionero cogí mi verga y se la estregué sobre el clítoris, la penetraba un par de veces y luego volvía a estimular su clítorís; se retocía de placer, la cogí por la cintura para embestirla con fuerza hasta que estaba por acabar -Nena voy a acabar otra vez, me tenés como loco, quiero acabar de nuevo en tu boca... -Si, dame tu leche de nuevo amor y rápidamente se la puse en la boca y descarqué por segunda vez mi leche dentro de su boca, la succionaba, la mamaba mientras me apretaba las bolas con una mano. Me dejó seco y exhausto, feliz y satisfecho, nos tumbamos los dos sobre la cama empapados de sudor y fluídos. Con una carita radiante ella se tumbó a mi lado, me dio un besito pequeño y me dijo aún jadeante -Bebé he sido tu mujer, he disfrutado a morir sentirte, saboerarte, estoy muerta pero satisfecha, quiero siempre ser tu mujer, tu puta, tu amante.
Contínua, gracias por tomarse un tiempito para leer.
Dispuse hacerle la invitación a mi hermana, feliz aceptó y el sábado al final de la tarde pasé por ella a su casa. Se había arreglado muy guapa, con unos jeans sin bolsas traseras que le tallaban su trasero y una blusa rosa sin mangas. La saludé con un beso en el cuello y subimos al carro. En el trayecto a la casa de mi amigo, paramos en un supermercado para comprar una botella de ron y otrs cosas, ya que había prometido a mi amigo hacer unos saborosos mojitos cubanos. Tras salir del establecimiento, ella tomó mi mano y me recriminó que por qué no la había besado en la boca al salir de su casa; no termió de decir la frase, pues le dí un beso grande, de lengua y mordidita de labios, diciéndole que más tarde podría besarme todo lo que quisiera y mucho más.
Al llegar a la casa de mi amigo, habían algunos amigos en común de ambos, amigos y amigas de él y nosotros dos. La velada transcurrió entre cervezas, mojitos, cubas libres y buena música y conversa. A media velada, y ya varios bien atendidos por el efecto del ron, la casa de a poco se fue quedando sola, quedamos nada más, mi amigo y su mujer, su hijo y mi hermana y yo; ellos dos, mi amigo y su mujer estaban acaramelados comiédose a besos y yo terminando de ordenar el desorden que tenía en la mesa, dispuse salir al jardín a fumar, invité a mi nena a que me acompañara y nos sentamos en una banquita que había en el porche del jardín. Encendí mi cigarro y le ofrecií un jalón del mío a ella; mientras nos terminábamos el cigarro, llegó mi amigo con su mujer para decirnos que tenían mucho sueño, que se iban a dormir, que la cama de su hijo estaba disponible por si mi acompañante y yo queríamos quedarnos a dormir en su casa, a mi hermana se le prendieron los ojos e inmediatamente asentó con la cabeza. Nos quedaríamos a dormir esa noche allí. Nos dejaron solos, escuchamos el cerrar de la puerta de su pieza, y como si los dos esperásemos eso, tras oír eso, nos empezamos a comer a besos, ella se subió a mi regazó quedando sobre mí, y mientras nos seguíamos comiendo a besos y nos toqueteabamos me susurró al oído cuanto me deseaba, que esta noche quería sentirse mujer, que le hiciera el amor, que la besara, que la excitara, que le robara su virginidad.
Dejamos la banquita del jardín y buscamos lo que sería esa noche nuestra primera cama juntos, pasamos por la pieza de mi amigo y este le estaba dando una buena cogida a su mujer, el chico se había quedado durmiendo en el sofá de la sala y nosotros nos metimos a su habitación. Ya en ella, me senté en el borde de la cama, y la acerqué hacia mi, le levanté la blusa y le besé su vientre, su pancita, mientras ella se quitaba la blusa, yo iba buscando los broches de su bra, lo quité y quedaron sus hermosas tetas redondas de pezones rosados frente a mi, besé la base de cada pecho y le apretaba las nalgas, ella me halaba el pelo y daba unos gemidos cortos; acaricié sus pechos con mis manos, luego los pezones, me alcé y le chupé primero el izquierdo, luego el derecho -Que ricas tetas tenés nena, duritos, redondos, perfectos. -Seguí mamándolos, mordelos, apretujalos, son tuyos bebé. Los dos de pié, me quitó la camisa y me besó el pecho y me halaba los pelitos con los dientes, me olía, me saboreaba, me deseaba y yo la deseaba a ella. Le bajé el pantalón para encontrarme que la muy birrionda no se había puesto panty, no llebaba ropa interior; dejando al descubierto su sexo vírgen totalmente depilado, acaricié sus caderas, me alcé nuevamente para tumbarla sobre la cama y comerle la concha mojadita a morir, una conchita jamás explorada, a mi total disposición. Mientras le hacía pedazos la concha con mi lengua, le apretaba las tetas, ella me halaba el pelo, se estremecía y daba gemidos de placer. -Puta bebé, que delicia, que rico, mete tu lengua otra vez, no pares, no pares, sigue, me encanta!!! Me apretó la cara con sus muslos a manera que parara se levantó y me pidió tumbarme sobre la cama, me quitó los zapatos y el pantalón, me sacó el bóxer. Con las uñas de sus manos me acarició las bolas y con total confianza se metió mi verga en su boca, la chupaba, lamía, besaba como toda una profesional, me lamía las bolas, me arañaba el pecho, me tenía muy caliente. Siguó dándome placer con su boca por un buen rato, hasta que me hizo acabar... -Nena me corro, ya no aguanto tanto placer, me voy a correr. Ella continuó mamando mi pija hasta que descargué toda mi leche dentro de su boca, siguó haciendolo por varios minutos,hasta que me dejó limpia mi pija. -Siempre quise hacer eso bebé -mme dijo- era una fantasía para mí y me ha gustado tanto que siempre que quiera lo haré si no te molesta. -En absoluto mi nena, hazlo cuando quieras. La verdad nunca había recibido una mamada tan colosal como la que me has dado, ¿dónde aprendiste a hacerlo tan rico? -Viendo porno bebé, ¿te gustó? ¿lo hice bien? Le cogí de las axilas para que se tumbara sobre mí, la besé con pasión, le mordisqueé la oreja para decirle -Me ha encantado amor, nunca me habían felado como tu lo has hecho.
En ese momento ella se acomodó sobre mi verga aún dura y empezó a estimularse el clítoris con ella, asustado le digo -Nena, en mi pantalón hay un paquete de condones, no queremos un embarazo... -Tranquí bebé, la semana pasada me pusé una inyección. Hazme tuya sin pena, estoy lista para el placer. Prosiguió pues jugando con mi pija en su sexo, ella era un río, untó bien mi pija con sus fluídos y despacito la fue colocando en su cuevita, despacio al principio ya que estaba muy apretadita, pero tomó valor y le pegó un sentón a mi verga que le dolió ya que pegó un gemido que pensé despertría a nuestros anfitriones, y despacio entró toda mi verga dentro de su vagina. La cabalgó despacito mientas me decía lo rico que se sentía a pesar del dolor que le producía. Tras unos minutos el dolor cesó y aceleró el ritmo, me cabalgaba fuerte mientras movía sus caderas y yo le estrujaba las tetas. Me sentía en el cielo viendo a mi hermana morderse los labios mientras se movía como una experta, le apretaba las caderas y le seguía estrujando sus hermosas lolas. Tras un rato se bajó de mi, se metió la verga a la boca llena de fluidos y un poquito de sangre y la siguó mamando por un momento. Se tumbó boca arriba y en pose de misionero cogí mi verga y se la estregué sobre el clítoris, la penetraba un par de veces y luego volvía a estimular su clítorís; se retocía de placer, la cogí por la cintura para embestirla con fuerza hasta que estaba por acabar -Nena voy a acabar otra vez, me tenés como loco, quiero acabar de nuevo en tu boca... -Si, dame tu leche de nuevo amor y rápidamente se la puse en la boca y descarqué por segunda vez mi leche dentro de su boca, la succionaba, la mamaba mientras me apretaba las bolas con una mano. Me dejó seco y exhausto, feliz y satisfecho, nos tumbamos los dos sobre la cama empapados de sudor y fluídos. Con una carita radiante ella se tumbó a mi lado, me dio un besito pequeño y me dijo aún jadeante -Bebé he sido tu mujer, he disfrutado a morir sentirte, saboerarte, estoy muerta pero satisfecha, quiero siempre ser tu mujer, tu puta, tu amante.
Contínua, gracias por tomarse un tiempito para leer.
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