Me tome de su manitas, una puta con un cuerpo hecho a mano.
Las delicias que uno se puede costear después de estar lavando autos todo un verano.
Quería que esta primera vez fuese perfecta, como también idílica, que fuese con una mujer experimentada y de las típicas porno star de los videos con los que tanto me pajeaba.
Me beso la lengua, yo seguí el juego, me quito la camisa (Mi cuerpo temblaba).
Era el inicio de dejar de ser un virgen cualquiera, aunque esto me costase no poder tener con quien seguir saciando mi sed.
Me gustaba el amor falso de las putas, los te quiero actuados, los “Bello” improvisados, y esta puta sabía cómo hacerme sentir que no era una fantasía.
Me agarro el miembro y se lo puso en la boca, lo chupo varias veces, y sentía como iba creciendo, llego hasta el fondo, y me pegaba unas miradas putazas.
Siempre, me decía: ¡No olvides que soy una puta! Esto es un juego.
Yo no olvido la primera vez que lo metí en una vagina lubricada, porque húmeda por mí no estaba, y así ella rompió el envoltorio del condón, me lo puse en el pene, me acostó en la cama, mis manos tiritaban al solo contacto de sus tetas perfectas.
Se montó en mí, comenzó una cabalgata, yo sintiendo el frenesí, un dolor pequeño pero rico, sentir como entraba y apretaba todo mi pene me maravillaba, me daba vuelta la cabeza, tomo de mis manos, las puso en sus caderas y me dijo: ¡Levántame tu, sube y baja, toma el control!
Comencé a follarmela, sube y baja, entrando todo, el calor que sentía, el ver sus tetas saltando, el gesto vulgar, sus gemidos, todo eso hicieron que sintiera que iba a acabar, se me tensaron las piernas, y sentía que iba a salir toda la leche, metí, metí, metí cada vez más fuertemente, y descargue en el condón todo mi jugo.
La puta se sentó a mi lado, prendió un cigarrillo, me miro sonriente: ¡Bien para tu primera vez, chico!
Las delicias que uno se puede costear después de estar lavando autos todo un verano.
Quería que esta primera vez fuese perfecta, como también idílica, que fuese con una mujer experimentada y de las típicas porno star de los videos con los que tanto me pajeaba.
Me beso la lengua, yo seguí el juego, me quito la camisa (Mi cuerpo temblaba).
Era el inicio de dejar de ser un virgen cualquiera, aunque esto me costase no poder tener con quien seguir saciando mi sed.
Me gustaba el amor falso de las putas, los te quiero actuados, los “Bello” improvisados, y esta puta sabía cómo hacerme sentir que no era una fantasía.
Me agarro el miembro y se lo puso en la boca, lo chupo varias veces, y sentía como iba creciendo, llego hasta el fondo, y me pegaba unas miradas putazas.
Siempre, me decía: ¡No olvides que soy una puta! Esto es un juego.
Yo no olvido la primera vez que lo metí en una vagina lubricada, porque húmeda por mí no estaba, y así ella rompió el envoltorio del condón, me lo puse en el pene, me acostó en la cama, mis manos tiritaban al solo contacto de sus tetas perfectas.
Se montó en mí, comenzó una cabalgata, yo sintiendo el frenesí, un dolor pequeño pero rico, sentir como entraba y apretaba todo mi pene me maravillaba, me daba vuelta la cabeza, tomo de mis manos, las puso en sus caderas y me dijo: ¡Levántame tu, sube y baja, toma el control!
Comencé a follarmela, sube y baja, entrando todo, el calor que sentía, el ver sus tetas saltando, el gesto vulgar, sus gemidos, todo eso hicieron que sintiera que iba a acabar, se me tensaron las piernas, y sentía que iba a salir toda la leche, metí, metí, metí cada vez más fuertemente, y descargue en el condón todo mi jugo.
La puta se sentó a mi lado, prendió un cigarrillo, me miro sonriente: ¡Bien para tu primera vez, chico!
4 comentarios - Mi primera vez