Sueños frágiles, sus manos perfectas y suaves,
porque llevan la suavidad de una mujer,
y yo hipnotizada miraba su cuerpo desnudo,
me desesperaba con la sola idea de que esta noche sería mía,
me relamía los labios.
Pero claro, sabía que solo sería una vez.
Nunca había experimentado con un hombre, aunque sabía de sobra que no importa el sexo, las mujeres y los hombres estamos cortados con la misma tijera.
Les llamamos putas a las que se meten con uno y con otro, aunque mi palabra favorita es &Maraca&. Entonces podemos decir que nosotras fomentamos el machismo, llamando de esa forma a alguien ligera, y esto pasa acá también. No importa el sexo, son perras de todas formas.
Y ahí estaba la más grande BITCH deliciosa, con sus piernas cruzadas, con una mini corta, y ya la ropa interior a un lado esperando que yo me internara en sus piernas, besara sus labios, los abriera con mi boca y jugueteara con el botoncito rico de su vulva.
Sintiendo como se hinchaba en contacto con mi lengua. Jadeaba, me tiraba el pelo, me empujaba más adentro para que yo me embriagara con el aroma, sabor de su sexo. Sus fluidos se pegaban en mi cara y escurrían por sus piernas,y yo decía: ¡Mhhhhhhh en mi mente!!
Mi cara estaba enrojecida. Mi sexo hinchado y jugoso porque sus dedos se internarán en él, y pensaba: ¡Quiero que me lo hagas! Pero ella era exigente, y si me distraía, agarraba mi cabeza para meterla de nuevo entre sus muslos.
Y dije para mis adentros: “La lameré tan rápido y con tanta destreza que se vendrá en un segundo en mi cara”
Comencé, enloquecí, el olor salvaje me emborrachaba. Quería, por primera vez sentí deseos de ser penetrada, pero ella solo tenía una vagina.
Lamía, y sin darme cuenta mi boca estaba empapada. Me separo de su rico y avariento sexo, se tumbó a mi lado, me miro con cara de viciosa, y me quito la blusa, me babeo los pezones, me los estiro, me los retorció, me queje de placer. Me mordí el labio y ella introdujo toda su lengua, la sentí en la garganta.
Que mujer más abusiva, bruta, brusca, rica, deliciosa ¿Qué me estaba haciendo? Era uno, dos...sí, dos dedos que se retorcían e iban adentro y afuera rozando mis paredes, empecé a gemir, a gemir, me volví desquiciada, le agarré la cabeza y le dije: ¡Chúpame!
Me hizo un gesto en negativa, y siguió metiendo sus dedos en mi sexo, y yo creía que iba a morir, a morir de placer, me sentí un tanto aturdida, sentía que quería ser sucia, decirle lo perra que era, y sentí algo grande, algo grande y fantástico, no sé de donde lo saco, pero se sentía parecido a la piel, no quise mirar, solo pensaba en gozar, En sentir.
¿Qué mierda me estaba metiendo? Mientras ponía los ojos en blanco.
Comencé a sentir un leve calor y sonido, traté de mantenerme controlada solo para mirar.
Pero no lo logre, seguí gimiendo, teniendo uno, dos, más de 3 orgasmos, no paraban de salir pequeños quejidos de mi boca. El dolor que experimentaba me hacía sentir una completa masoquista, era un dolor punzante, enrojecedor, tirante, y sentía las embestidas cada vez más violentas y desgarradoras, como si mi sexo dijera no, pero todo mi ser pidiera cada vez más adentro, más adentro y más duro.
Cuando tenía momentos de lucidez, pensaba es todo su puño ¿Qué es?
Pero me perdí, me perdí y mis labios lanzaron el grito más rico y ensordecedor que jamás haya podido crear. Era placer, era un dulce placer, tensé todo mi cuerpo, mis dientes rechinaban, apreté la boca para no liberar más quejidos y gemidos.
Fue violento, y exquisito a la vez.
Cuando desperté de ese alocamiento, mire, sí, al fin mire y vi. Había perdido mi
virginidad con un dildo en las manos de una mujer, y me tumbe.
Recordé que estaba ella, y me pedía con los ojos algo...No soy clarividente. Tomó el pene falso y abrió sus piernas, y se lo comenzó a meter. Me incito a que me introdujera la otra punta, era doblemente placentero, se perdió entre mis piernas, sentí el dolor, el dolor orgásmico penetrante de los movimientos de la Bitch y los míos, nos comenzamos a joder como dos endemoniadas, y a gemir en sintonía...y GEMIR...
porque llevan la suavidad de una mujer,
y yo hipnotizada miraba su cuerpo desnudo,
me desesperaba con la sola idea de que esta noche sería mía,
me relamía los labios.
Pero claro, sabía que solo sería una vez.
Nunca había experimentado con un hombre, aunque sabía de sobra que no importa el sexo, las mujeres y los hombres estamos cortados con la misma tijera.
Les llamamos putas a las que se meten con uno y con otro, aunque mi palabra favorita es &Maraca&. Entonces podemos decir que nosotras fomentamos el machismo, llamando de esa forma a alguien ligera, y esto pasa acá también. No importa el sexo, son perras de todas formas.
Y ahí estaba la más grande BITCH deliciosa, con sus piernas cruzadas, con una mini corta, y ya la ropa interior a un lado esperando que yo me internara en sus piernas, besara sus labios, los abriera con mi boca y jugueteara con el botoncito rico de su vulva.
Sintiendo como se hinchaba en contacto con mi lengua. Jadeaba, me tiraba el pelo, me empujaba más adentro para que yo me embriagara con el aroma, sabor de su sexo. Sus fluidos se pegaban en mi cara y escurrían por sus piernas,y yo decía: ¡Mhhhhhhh en mi mente!!
Mi cara estaba enrojecida. Mi sexo hinchado y jugoso porque sus dedos se internarán en él, y pensaba: ¡Quiero que me lo hagas! Pero ella era exigente, y si me distraía, agarraba mi cabeza para meterla de nuevo entre sus muslos.
Y dije para mis adentros: “La lameré tan rápido y con tanta destreza que se vendrá en un segundo en mi cara”
Comencé, enloquecí, el olor salvaje me emborrachaba. Quería, por primera vez sentí deseos de ser penetrada, pero ella solo tenía una vagina.
Lamía, y sin darme cuenta mi boca estaba empapada. Me separo de su rico y avariento sexo, se tumbó a mi lado, me miro con cara de viciosa, y me quito la blusa, me babeo los pezones, me los estiro, me los retorció, me queje de placer. Me mordí el labio y ella introdujo toda su lengua, la sentí en la garganta.
Que mujer más abusiva, bruta, brusca, rica, deliciosa ¿Qué me estaba haciendo? Era uno, dos...sí, dos dedos que se retorcían e iban adentro y afuera rozando mis paredes, empecé a gemir, a gemir, me volví desquiciada, le agarré la cabeza y le dije: ¡Chúpame!
Me hizo un gesto en negativa, y siguió metiendo sus dedos en mi sexo, y yo creía que iba a morir, a morir de placer, me sentí un tanto aturdida, sentía que quería ser sucia, decirle lo perra que era, y sentí algo grande, algo grande y fantástico, no sé de donde lo saco, pero se sentía parecido a la piel, no quise mirar, solo pensaba en gozar, En sentir.
¿Qué mierda me estaba metiendo? Mientras ponía los ojos en blanco.
Comencé a sentir un leve calor y sonido, traté de mantenerme controlada solo para mirar.
Pero no lo logre, seguí gimiendo, teniendo uno, dos, más de 3 orgasmos, no paraban de salir pequeños quejidos de mi boca. El dolor que experimentaba me hacía sentir una completa masoquista, era un dolor punzante, enrojecedor, tirante, y sentía las embestidas cada vez más violentas y desgarradoras, como si mi sexo dijera no, pero todo mi ser pidiera cada vez más adentro, más adentro y más duro.
Cuando tenía momentos de lucidez, pensaba es todo su puño ¿Qué es?
Pero me perdí, me perdí y mis labios lanzaron el grito más rico y ensordecedor que jamás haya podido crear. Era placer, era un dulce placer, tensé todo mi cuerpo, mis dientes rechinaban, apreté la boca para no liberar más quejidos y gemidos.
Fue violento, y exquisito a la vez.
Cuando desperté de ese alocamiento, mire, sí, al fin mire y vi. Había perdido mi
virginidad con un dildo en las manos de una mujer, y me tumbe.
Recordé que estaba ella, y me pedía con los ojos algo...No soy clarividente. Tomó el pene falso y abrió sus piernas, y se lo comenzó a meter. Me incito a que me introdujera la otra punta, era doblemente placentero, se perdió entre mis piernas, sentí el dolor, el dolor orgásmico penetrante de los movimientos de la Bitch y los míos, nos comenzamos a joder como dos endemoniadas, y a gemir en sintonía...y GEMIR...
3 comentarios - Como te perdí, Virginidad