Con solo besarme ese hombre logra enervar mi piel y mis sentidos y sin dejar de hacerlo me carga en brazos llevándome a una pequeña plataforma que no había notado, sobre la cual colgaba una barra horizontal cromada de donde se desprendían unas tiras de cuero negro.
Me deposita de pie sobre la mencionada plataforma, con un sistema de poleas hace descender la barra y uniendo mis muñecas las amarra fuertemente con las tiras de cuero; todo mi cuerpo tiembla. La excitación por lo desconocido hace que un corrientazo vaya de mi nuca a mis genitales y lance un gemido cuando izando la barra me hace quedar colgada de las muñecas. Apenas si alcanzo el suelo si permanezco de puntillas, más si bajo mis talones siento las tiras de cuero enterrarse en mi piel provocándome un dolor intenso en mis muñecas.
Se acerca, retira la venda de mis ojos y clava en mí su mirada acerada, dura pero no exenta de un toque de picardía y dulzura, toma mi cara entre sus manos y comienza a besarme la frente, los parpados, las mejillas hasta llegar a mi boca y darme un laaaarrrgoooo beso de lengua dejándome sin aliento y totalmente excitada ¡Nunca pensé que un beso tuviera tal efecto afrodisiaco!!
Sabiéndome exasperada comienza a descender besando, lamiendo, mordisqueando mi cuello, mi nuca, mis senos. . . mis pezones, allí chupa, succiona y retiene el pezón entre sus dientes. . . aprieta y jala.
- ahhhhhhh Dios!!!- Exclamo en un gemido y mi cuerpo se contorsiona y esa combinación de caricias y el dolor en mis muñecas cada vez que bajo mis talones, hacen de mí una perra arrecha dispuesta a aceptar lo que sea.
Él me sabe así ¡Caliente! Y juega conmigo como el gato con el ratón, toca, besa, muerde, pellizca todo mi cuerpo, nada entre mi frente y mi vagina escapa a su atención logrando llevarme al punto de querer suplicar que me coja, que me penetre.
Una vez más parece leer mi mente, venda de nuevo mis ojos, le siento desnudarse, vuelve a mis senos lame en círculo mis pezones, de pronto los succiona fuertemente logrando que estos se pongan más paraditos y duros aun, para casi de inmediato y al mismos tiempo colocar una pinzas de ropa en cada pezón.
El dolor que produce la pinza me sorprende; en mi garganta ahogo un grito que se trasforma en gemido, mi cuerpo se retuerce y suplico:
-Amo por favor!!!-
Me toma de la nuca, me besa y dice;
-Tranquila perrita, respira, relájate, acostúmbrate a la presión de las pinzas- acercando su boca a mis pezones y lamiéndolos alrededor de las pinzas (allí note estaban unidas por una cuerda u otra cosa), poco a poco el dolor se disipa y se transforma en placer cuando su lengua caracolea en mis pezones. Cuando me siente más tranquila toma mis piernas haciendo que estas rodeen su cintura. Al instante siento la punta de su pene hacer contacto con los labios de mi coño y como Mi Amo la hace mover circularmente con su mano.
-Ufff mi coño estila almíbar a borbotones haciendo más suave la caricia de la cabeza del pene, la siento pasar por mis labios hinchados y rozar mi clítoris, que de inmediato se endurece, ahora solo el placer me invade y comienzo a mover mis caderas buscando que su verga me penetre pero Él con sus manos me mantiene separada logrando solo que su pene me masturbe como un dildo y mis deseos de ser cogida aumente.
-A ver perrita pídemelo!!!-
-Por favor Amo, penétreme y hágame suya!!-
Dios!!! Casi me corro al sentir su hinchada y dura verga deslizarse despacito dentro de mí, llenando su estreches hasta llegar al fondo, gimo y suplico.
-Más Amo, más-
Él me toma por las nalgas y comienza su bombeo, primero lentamente con suaves y profundas arremetidas que se van acelerando a medida que nuestro paroxismo aumenta.
-Así perra, goza, siénteme!!!-
-Dime quién eres??-
-Su perra Amo!!!-
-¿De quién eres?-
-Suyaaaaaaaa!!!-
- Dale Perrita muévete, sigueee-
La velocidad de las arremetidas aumenta, siento que no aguantaré mucho más y cuando ya creía que no había nada que superara esto, mi Amo retira la venda. La visión de sus ojos grises devorándome, su rostro transformado por la lujuria, sudado y enfebrecido me provoco la arrechera más intensa que he sentido.
-Te gusta cómo te coge tu Amo perra?-
-Siiiii, por favor no pare ya no aguanto más-
-Aguanta!! Un poco un poco -
Y al decirlo tomo con una mano la cadena que unía las pinzas y aumento aún más la fuerza de su bombeo.
Perdí la noción y el control de todo, mis caderas se movían frenéticamente, gemía y decía palabrotas. A medida que sentía llegar el orgasmo la presión de las pinzas al estirar mis pezones se transformó en puro placer, pensé que me desmayaría antes de acabar.
- ¡Vamos perra correteeeee!!!!! – fue la orden
MI cuerpo se tensó como la cuerda de un arco, cien espasmos lo recorrieron y un
- aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh coñoooooo - lleno el silencio de la sala al tiempo que mis caderas acompañaban el ritmo de mi orgasmo. Dejándome caer desvanecida sin importarme la presión en mis muñecas. Andrés me soltó incorporándome y llenándome de besos me alzo en sus brazos aferrándome yo a su cuello.
En ese momento pude notar que su pene aún estaba erecto, duroooo pues él no se había corrido y comprendí entonces que la noche aun no terminaba.
- Pero esa, esa es otra historia –
Mmm queridas lectoras y lectores como ven Andrés está con su pene erecto, excitado a más no poder. . . Renata desvanecida pero anhelante e incapaz de negarse a los deseos y voluntad de su Amo; los vamos a dejar así? Pues invito a cualquiera y a todos ustedes a continuar esta historia, dejen salir sus deseos y lo que les gustaría vivir en los cuerpos de Renata y Andrés y escriba cada uno un capitulo a continuación.
1 comentarios - Y Me Hizo su Sumisa III