Hola a todos, mi nombre es David y tengo 37 años,estoy felizmente casado con María de 32. Tenemos un hijo de 2 años, y como osimagináis, nuestra vida de pareja se ha quedado un poco en segundo plano, porel tiempo que dedicamos al hijo. Debido a ello, María planeo irnos un fin desemana a la sierra de Madrid a un hotel para estar de relax y disfrutar los doscomo una pareja de novios.
Llegamos el sábado por la mañana, después dedejar al peque con los abuelos, la situación era especial, estábamos súper ilusionadospor estar dos días los dos solos. El futuro nos demostraría que lo de estarsolos, fue al principio únicamente. Después de dar un paseo por un pantano queestaba cerca del hotel decidimos comer algo en el hotel y porque no, subir aecharnos una siesta. Como ya nos imaginábamos los dos, pero no lo habíamoscomentado, la siesta como tal no hubo, y mientras estaba lavándome los dientesen el baño, mi mujer me estaba preparando una sorpresa.
Al salir del baño y acercarme a la cama, encontréa María desnuda encima de la cama, a cuatro patas, enseñando el culo, y con unvibrador rosa que nunca había visto en su boca chupándolo de arriba a abajo, eintentándoselo meter cada vez más adentro. En esos momentos, no sabía quehacer, pero mi erección ya era importante, decidí sentarme en un sofá queestaba cerca de la cama, y ver como jugaba ella sola. Parecía que disfrutabateniendo un espectador enfrente de ella. Empecé a sacar mi polla y amasturbarme muy lentamente. Al mismo tiempo, empecé a pedirla que me enseñaseel ano, y empezase a pasarse un dedo alrededor de él. En un momento acerco lapunta del vibrador a la entrada del ano y empezó a estremecerse. Siempre heintentado dar por culo a mi mujer, pero por ahora siempre me lo ha prohibido,únicamente un dedo y poco más, así que esa situación me ponía a cien. Jugandocon el vibrador, me empecé a imaginar que se la estaba chupando a otro tío, yese pensamiento me excitaba mucho más. Después de estar unos minutos tocándose,se bajó de la cama y a gatas, se fue acercándome a mi poco a poco, mirándomefijamente a los ojos, y de vez en cuando pasándose la lengua por los labios. Alllegar sobre mí, fue directamente a mi polla, y con su lengua me empezó a tocarla punta de la polla. Mi corazón estaba a dos mil, pero ella me quiso hacersufrir y fue poco a poco, hasta que después de un rato, se metió la polla en laboca, y me hizo una felación como nunca. Su manera de chupar era desenfrenada,la mayor parte del rato tenía los ojos cerrados, pero de vez en cuando memiraba, con una sensación mitad de sumisa, mitad de dominadora. Mientras estabajugando con mi miembro, me percaté que había traído ese vibrador rosa con elque antes había jugado, así que, sin pensarlo, quise probar su capacidad parachupar dos pollas a la vez. Sin decir nada coloque el vibrador al lado de mipolla toda dura, y ella sin decir nada empezó a jugar con las dos a la vez,hasta que se metió las dos pollas en la boca, parecía imposible, pero lo hizosin mucha dificultad. Esa situación fue tan especial, que me empecé a correr ensu boca, manchando también el vibrador. Instantes después se separó, tragó misemen, y empezó a limpiar el vibrador que tenía restos de mi semen lo hizo muydespacio, sin prisa, y en todo momento mirándome a los ojos sin decir nada.
Pasado un par de horas, estando de relax en lahabitación decidimos dar un paseo por el pueblo, no era un pueblo muy grande,pero al ser un fin de semana de junio, había mucha gente de Madrid. Mientras dábamos un paseo, encontramos a una pareja de veinteañeros que estabansentados en un banco de la plaza, me acerque a preguntarles, por un lugar paratomar unas tapitas, pues eran como las 8 de la tarde, y nos apetecía unascervecitas y unas tapas. El chico era español y se llamaba Juan, la chica eracolombiana, y se llamaba Lucrecia. No era muy alta, pero tenía muchas curvas,tendría unos 20 años, y un cuerpo muy latino, buen culo, y unos pechos grandes ynaturales en proporción a su cuerpo. Como hacía calor iba bastante escotada,con lo que mis ojos se iban en todo momento a su escote. María se dio cuenta deello, pero no me dijo nada. Juan, nos dio unas indicaciones, pero no estaba muyclaro, así que, aprovechando la excusa, les invitamos a tomar algo, porque noconocíamos a nadie por allí. Ellos rápidamente nos contestaron que OK, así quenos fuimos los cuatro. Hablando con ellos, nos contaron que él vive en Madrid,estudia ingeniería en la universidad, y ella vive en el pueblo. Trabajacuidando a una señora mayor con problemas de movilidad, y ese día tenía libreporque habían ido las dos hijas de la señora.
Estuvimos como tres horas y media que se pasaronvolando hablando de todo, cosas sin importancia, pero a medida que caían máscervezas estábamos empezando a coger confianza. Empezamos a hablar de loimportante que es en la pareja la creatividad sexual y no caer en la monotoníadel matrimonio, haciendo siempre lo mismo en la cama. Se les veía un pococortados al principio, pero al tratarlo con bastante naturalidad empezaron asoltarse. Los hombres hablábamos de cómo nos pone montárnoslo con dos mujeres,y ellas solo reían, pero no se pronunciaban. En un momento, María comento queya sabía que ver a dos mujeres morreándose, pone cachondo a todo hombre.
Con intención de provocarlas, les dije que a míno me pone y de repente María entró al trapo y se acercó a la boca de Lucrecia,estuvieron, dándose piquitos en la boca, cada vez más intensos, hasta que Maríaempezó a usar la lengua para abrirse camino en la boca de Lucrecia. En unprimer momento se resistió, pero al final Lucrecia se dejó llevar dándose unmorreo que nos dejó a los dos hombres en silencio. Era la primera vez que veíaa mi mujer morreándose con otra mujer, y nos podéis que subidón produce, os lorecomiendo a todos.
Al estar en un pub con poca luz, creo que nadiese dio cuenta, de ese muerdo, pero por si acaso, decidimos cambiar de sitio. Alser un pueblo no muy grande, las alternativas eran pocas, así que les invite asubir a la habitación de nuestro hotel, para seguir charlando de sexo. En unprimer momento, pensé que esa propuesta no iba a gustar a ninguno de los otrostres, pero rápidamente dijeron que de acuerdo.
La incertidumbre de saber que iba a pasar ennuestra habitación era total. En unos días os seguiré contando todo lo que paso.
Tomado de:https://www.todorelatos.com/relato/127060/
Llegamos el sábado por la mañana, después dedejar al peque con los abuelos, la situación era especial, estábamos súper ilusionadospor estar dos días los dos solos. El futuro nos demostraría que lo de estarsolos, fue al principio únicamente. Después de dar un paseo por un pantano queestaba cerca del hotel decidimos comer algo en el hotel y porque no, subir aecharnos una siesta. Como ya nos imaginábamos los dos, pero no lo habíamoscomentado, la siesta como tal no hubo, y mientras estaba lavándome los dientesen el baño, mi mujer me estaba preparando una sorpresa.
Al salir del baño y acercarme a la cama, encontréa María desnuda encima de la cama, a cuatro patas, enseñando el culo, y con unvibrador rosa que nunca había visto en su boca chupándolo de arriba a abajo, eintentándoselo meter cada vez más adentro. En esos momentos, no sabía quehacer, pero mi erección ya era importante, decidí sentarme en un sofá queestaba cerca de la cama, y ver como jugaba ella sola. Parecía que disfrutabateniendo un espectador enfrente de ella. Empecé a sacar mi polla y amasturbarme muy lentamente. Al mismo tiempo, empecé a pedirla que me enseñaseel ano, y empezase a pasarse un dedo alrededor de él. En un momento acerco lapunta del vibrador a la entrada del ano y empezó a estremecerse. Siempre heintentado dar por culo a mi mujer, pero por ahora siempre me lo ha prohibido,únicamente un dedo y poco más, así que esa situación me ponía a cien. Jugandocon el vibrador, me empecé a imaginar que se la estaba chupando a otro tío, yese pensamiento me excitaba mucho más. Después de estar unos minutos tocándose,se bajó de la cama y a gatas, se fue acercándome a mi poco a poco, mirándomefijamente a los ojos, y de vez en cuando pasándose la lengua por los labios. Alllegar sobre mí, fue directamente a mi polla, y con su lengua me empezó a tocarla punta de la polla. Mi corazón estaba a dos mil, pero ella me quiso hacersufrir y fue poco a poco, hasta que después de un rato, se metió la polla en laboca, y me hizo una felación como nunca. Su manera de chupar era desenfrenada,la mayor parte del rato tenía los ojos cerrados, pero de vez en cuando memiraba, con una sensación mitad de sumisa, mitad de dominadora. Mientras estabajugando con mi miembro, me percaté que había traído ese vibrador rosa con elque antes había jugado, así que, sin pensarlo, quise probar su capacidad parachupar dos pollas a la vez. Sin decir nada coloque el vibrador al lado de mipolla toda dura, y ella sin decir nada empezó a jugar con las dos a la vez,hasta que se metió las dos pollas en la boca, parecía imposible, pero lo hizosin mucha dificultad. Esa situación fue tan especial, que me empecé a correr ensu boca, manchando también el vibrador. Instantes después se separó, tragó misemen, y empezó a limpiar el vibrador que tenía restos de mi semen lo hizo muydespacio, sin prisa, y en todo momento mirándome a los ojos sin decir nada.
Pasado un par de horas, estando de relax en lahabitación decidimos dar un paseo por el pueblo, no era un pueblo muy grande,pero al ser un fin de semana de junio, había mucha gente de Madrid. Mientras dábamos un paseo, encontramos a una pareja de veinteañeros que estabansentados en un banco de la plaza, me acerque a preguntarles, por un lugar paratomar unas tapitas, pues eran como las 8 de la tarde, y nos apetecía unascervecitas y unas tapas. El chico era español y se llamaba Juan, la chica eracolombiana, y se llamaba Lucrecia. No era muy alta, pero tenía muchas curvas,tendría unos 20 años, y un cuerpo muy latino, buen culo, y unos pechos grandes ynaturales en proporción a su cuerpo. Como hacía calor iba bastante escotada,con lo que mis ojos se iban en todo momento a su escote. María se dio cuenta deello, pero no me dijo nada. Juan, nos dio unas indicaciones, pero no estaba muyclaro, así que, aprovechando la excusa, les invitamos a tomar algo, porque noconocíamos a nadie por allí. Ellos rápidamente nos contestaron que OK, así quenos fuimos los cuatro. Hablando con ellos, nos contaron que él vive en Madrid,estudia ingeniería en la universidad, y ella vive en el pueblo. Trabajacuidando a una señora mayor con problemas de movilidad, y ese día tenía libreporque habían ido las dos hijas de la señora.
Estuvimos como tres horas y media que se pasaronvolando hablando de todo, cosas sin importancia, pero a medida que caían máscervezas estábamos empezando a coger confianza. Empezamos a hablar de loimportante que es en la pareja la creatividad sexual y no caer en la monotoníadel matrimonio, haciendo siempre lo mismo en la cama. Se les veía un pococortados al principio, pero al tratarlo con bastante naturalidad empezaron asoltarse. Los hombres hablábamos de cómo nos pone montárnoslo con dos mujeres,y ellas solo reían, pero no se pronunciaban. En un momento, María comento queya sabía que ver a dos mujeres morreándose, pone cachondo a todo hombre.
Con intención de provocarlas, les dije que a míno me pone y de repente María entró al trapo y se acercó a la boca de Lucrecia,estuvieron, dándose piquitos en la boca, cada vez más intensos, hasta que Maríaempezó a usar la lengua para abrirse camino en la boca de Lucrecia. En unprimer momento se resistió, pero al final Lucrecia se dejó llevar dándose unmorreo que nos dejó a los dos hombres en silencio. Era la primera vez que veíaa mi mujer morreándose con otra mujer, y nos podéis que subidón produce, os lorecomiendo a todos.
Al estar en un pub con poca luz, creo que nadiese dio cuenta, de ese muerdo, pero por si acaso, decidimos cambiar de sitio. Alser un pueblo no muy grande, las alternativas eran pocas, así que les invite asubir a la habitación de nuestro hotel, para seguir charlando de sexo. En unprimer momento, pensé que esa propuesta no iba a gustar a ninguno de los otrostres, pero rápidamente dijeron que de acuerdo.
La incertidumbre de saber que iba a pasar ennuestra habitación era total. En unos días os seguiré contando todo lo que paso.
Tomado de:https://www.todorelatos.com/relato/127060/
2 comentarios - Un Fin De Semana Especial