REENCUENTRO 2
Ya relaté anteriormente en http://www.poringa.net/posts/relatos/3052283/Reencuentro.htmlun inesperado reencuentro con mi ex, Daniela.
Encuentro lleno de erotismo y de sorpresas, debido a quenuestra separación era –entre otras cosas- producto de la falta de actividadsexual placentera y de cierto rechazo de su parte a todo lo que sonara a innovaciónen ese terreno que, para mi, es central en una relación de pareja.
El final de aquel encuentro fue su abrupa despedida:
"Vestite. Andate, esto nunca pasó."
MI condición de hombre, obviamente, me dejó las preguntasen la cabeza: ¿qué le había pasado? ¿porqué esa transformación? ¿Qué cosa pasóentre nuestra separación y ese reecuentro que transformaron a una mojigata enuna poderosa cultora del sexo?
Naturalmente, también, me dije y me convencí que habíahabido alguien –o “alguienes”- que habían ayudado a esa transformación.
Cosas que daban vuelta en mi cabeza sin ser reveladashasta que un viernes volvió sonar el watssap con una frase que podía ser tomadapara cualquier lado. “¿Cuándo seguimos la conversación?”. Ciertamente que laconversación podía ser del miniemprendimiento que se caía a pedazos o decontinuar la “otra”, mas interesante, conversación.
La cabeza de un hombre funciona para la segunda opción,no hace falta aclarar.
“¿Tomamos un café?”, respondí, nada mas.
“Dale, mañana a las 6 de la tarde en el café deHonduras”.
No hizo falta mas. Mis ratones empezaron a volar haciacomo sería. Cafecito, mimos, otra cogida memorable sin la carga pasmosa de laconvivencia.
Pero el viernes a las 5 un mensaje me desconcertó: “porfavor se puntual porque tengo una hora nomas”
Fui puntual. A las 6 en punto sentado en la vereda delbar, y a los dos minutos llegó. Decididamente espléndida: los mismos pantalonesrojos, camisa entallada, pelo teñido de negro y pintada para la guerra.Hablamos, sin dobles sentidos. Ella miraba el reloj a cada rato. Yo aprovechabapara mirarle las tetas que se me antojaban mas grandes y suponer lo quevendría.
”¿Estas apurada?”
“Tengo un compromiso a las 7, te dije”.
¿Se cae el mundo? Se cae.
A las 7 en punto dijo “chau, me voy”. Los temas serios nohabían terminado. Pero para un ser humano normal (encima si es hombre) es comouna patada en los huevos. “Se va a coger”.
La seguí con la vista y la vi subirse a media cuadra a unauto blanco y besar a la persona que manejaba.
¿Qué pasa por la cabeza de un ser humano en esascircunstancias?
Bueno, eso me pasó. Quería saber quién, qué, dónde, cómo,cuánto, cuándo. TODO
Pero me contuve de preguntar, como todo ser humano.
Solo esperé que llegara ese mensaje que llegó al otro día:
“Disculpame que me fui corriendo, me esperaban”
“Todo bien! La pasaste bien?”
“Maso, cuando quieras te cuento”
“Cuando quieras” (que quiere decir “me dejaste la pijaparada al pedo”)
“Veni esta noche a casa y te cuento”
La verdad que no sabía si ocupar o no el lugar de “orejaconsejera”, ya bastante me había jodido en la convivencia eso.
Pero la curiosidad puede mas, como sospecharás.
Asi que, puntual, a las 9 de la noche toqué timbre y bajóa abrirme.
Vestida de entrecasa, digamos “asi nomas”
“Te sirvo un vino”
“Dale, si vos tomas”
Y largó la historia. De un pendejo que se había levantadoen la red, que la cogió mucho y justo ese día la pateó por una pendeja. Quequedó desconsolada y puteando a la humanidad, que al final los hombres sontodos iguales, que esto, que el otro.
Mi huída se avecinaba cuando dijo “no, quedate, tengoalgo para mostrarte.”
Me contó que este pibe la llenaba de regalos.
Y comenzó a mostrarme los conjuntos que le había traídode Miami. Creo que vació Victoria Secrets el turrito.
Apenas me animé le dije: “algunos están sin usar, ¿a vercómo te quedan?”
Y comenzó un desfile –cada uno mejor que el otro- detanguitas, culottes, con y sin corpiño- como para calentar a cualquiera.
Cada nueva pasada –previa ida a su habitación acambiarse- me calentaba mas.
“Y ahora el último y mejor”, dijo mientras se iba acambiar.
Mi pantalón explotaba, asi que decidí bajármelo y quedarsolo con el slip para esperar lo que venía.
Y vino.
Conjunto translúcido negro con medias y portaligas.
“No me vas a coger, nene, te toca mirar”
Se tiró sobre el sillón sin dejarme levantar de la silla.
“Solo mirá”
Y comenzó a tocarse.
A manosearse, diría.
A pellizcarse los pezones
A acariciarse la concha por encima de la tanga
A correrla para masajear su clítoris
A meterse uno, dos, tres dedos
A sacárselos y a chupárselos
A meterse un dedo en el culo sin compasión
A chuparlo
A pajearse delante de mí
“No te toques, quédate caliente hijo de puta, esta pajaes por todas las que te hiciste mirando películas porno”
Se metía los dedos y los chupaba alternando una mano yotra por las tetas, la concha, el culo, haciéndome desear.
Mi pija hervía.
Acabó a los gritos con dos dedos en la concha y dos en elculo.
¿Viste que soy pajera como vos, también?
“Ahora ándate a la mierda de acá. Dejame llorar sola queme pateó el pendejo.
Necesitaba usar tu pija parada para pajearme.
Si te pajeas avísame y guardame la leche”
Definitivamente algo cambió en ella.
Continuará….
Ya relaté anteriormente en http://www.poringa.net/posts/relatos/3052283/Reencuentro.htmlun inesperado reencuentro con mi ex, Daniela.
Encuentro lleno de erotismo y de sorpresas, debido a quenuestra separación era –entre otras cosas- producto de la falta de actividadsexual placentera y de cierto rechazo de su parte a todo lo que sonara a innovaciónen ese terreno que, para mi, es central en una relación de pareja.
El final de aquel encuentro fue su abrupa despedida:
"Vestite. Andate, esto nunca pasó."
MI condición de hombre, obviamente, me dejó las preguntasen la cabeza: ¿qué le había pasado? ¿porqué esa transformación? ¿Qué cosa pasóentre nuestra separación y ese reecuentro que transformaron a una mojigata enuna poderosa cultora del sexo?
Naturalmente, también, me dije y me convencí que habíahabido alguien –o “alguienes”- que habían ayudado a esa transformación.
Cosas que daban vuelta en mi cabeza sin ser reveladashasta que un viernes volvió sonar el watssap con una frase que podía ser tomadapara cualquier lado. “¿Cuándo seguimos la conversación?”. Ciertamente que laconversación podía ser del miniemprendimiento que se caía a pedazos o decontinuar la “otra”, mas interesante, conversación.
La cabeza de un hombre funciona para la segunda opción,no hace falta aclarar.
“¿Tomamos un café?”, respondí, nada mas.
“Dale, mañana a las 6 de la tarde en el café deHonduras”.
No hizo falta mas. Mis ratones empezaron a volar haciacomo sería. Cafecito, mimos, otra cogida memorable sin la carga pasmosa de laconvivencia.
Pero el viernes a las 5 un mensaje me desconcertó: “porfavor se puntual porque tengo una hora nomas”
Fui puntual. A las 6 en punto sentado en la vereda delbar, y a los dos minutos llegó. Decididamente espléndida: los mismos pantalonesrojos, camisa entallada, pelo teñido de negro y pintada para la guerra.Hablamos, sin dobles sentidos. Ella miraba el reloj a cada rato. Yo aprovechabapara mirarle las tetas que se me antojaban mas grandes y suponer lo quevendría.
”¿Estas apurada?”
“Tengo un compromiso a las 7, te dije”.
¿Se cae el mundo? Se cae.
A las 7 en punto dijo “chau, me voy”. Los temas serios nohabían terminado. Pero para un ser humano normal (encima si es hombre) es comouna patada en los huevos. “Se va a coger”.
La seguí con la vista y la vi subirse a media cuadra a unauto blanco y besar a la persona que manejaba.
¿Qué pasa por la cabeza de un ser humano en esascircunstancias?
Bueno, eso me pasó. Quería saber quién, qué, dónde, cómo,cuánto, cuándo. TODO
Pero me contuve de preguntar, como todo ser humano.
Solo esperé que llegara ese mensaje que llegó al otro día:
“Disculpame que me fui corriendo, me esperaban”
“Todo bien! La pasaste bien?”
“Maso, cuando quieras te cuento”
“Cuando quieras” (que quiere decir “me dejaste la pijaparada al pedo”)
“Veni esta noche a casa y te cuento”
La verdad que no sabía si ocupar o no el lugar de “orejaconsejera”, ya bastante me había jodido en la convivencia eso.
Pero la curiosidad puede mas, como sospecharás.
Asi que, puntual, a las 9 de la noche toqué timbre y bajóa abrirme.
Vestida de entrecasa, digamos “asi nomas”
“Te sirvo un vino”
“Dale, si vos tomas”
Y largó la historia. De un pendejo que se había levantadoen la red, que la cogió mucho y justo ese día la pateó por una pendeja. Quequedó desconsolada y puteando a la humanidad, que al final los hombres sontodos iguales, que esto, que el otro.
Mi huída se avecinaba cuando dijo “no, quedate, tengoalgo para mostrarte.”
Me contó que este pibe la llenaba de regalos.
Y comenzó a mostrarme los conjuntos que le había traídode Miami. Creo que vació Victoria Secrets el turrito.
Apenas me animé le dije: “algunos están sin usar, ¿a vercómo te quedan?”
Y comenzó un desfile –cada uno mejor que el otro- detanguitas, culottes, con y sin corpiño- como para calentar a cualquiera.
Cada nueva pasada –previa ida a su habitación acambiarse- me calentaba mas.
“Y ahora el último y mejor”, dijo mientras se iba acambiar.
Mi pantalón explotaba, asi que decidí bajármelo y quedarsolo con el slip para esperar lo que venía.
Y vino.
Conjunto translúcido negro con medias y portaligas.
“No me vas a coger, nene, te toca mirar”
Se tiró sobre el sillón sin dejarme levantar de la silla.
“Solo mirá”
Y comenzó a tocarse.
A manosearse, diría.
A pellizcarse los pezones
A acariciarse la concha por encima de la tanga
A correrla para masajear su clítoris
A meterse uno, dos, tres dedos
A sacárselos y a chupárselos
A meterse un dedo en el culo sin compasión
A chuparlo
A pajearse delante de mí
“No te toques, quédate caliente hijo de puta, esta pajaes por todas las que te hiciste mirando películas porno”
Se metía los dedos y los chupaba alternando una mano yotra por las tetas, la concha, el culo, haciéndome desear.
Mi pija hervía.
Acabó a los gritos con dos dedos en la concha y dos en elculo.
¿Viste que soy pajera como vos, también?
“Ahora ándate a la mierda de acá. Dejame llorar sola queme pateó el pendejo.
Necesitaba usar tu pija parada para pajearme.
Si te pajeas avísame y guardame la leche”
Definitivamente algo cambió en ella.
Continuará….
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