Esta es una historia real dedicada a mi ex-vecina y amante, en el día de su cumpleaños.
Espero les guste y la disfruten
Ni bien me separé me fui a vivir a un departamento en El Barrio Chino, en las barrancas de Belgrano.
Y como todo recién separado, dispuesto a sacarle punta a la pija.
En el edificio, unos pisos más abajo de mi departamento, vive una chica un poco mayor que yo, que además es cliente de la empresa en la que trabajo. Justamente allí la conocí.
Empezamos a cruzarnos en la puerta del edificio o en el ascensor y nos empezamos a saludar y a conversar cada vez un poco más.
Un día me invita a cenar en su departamento. Llego, con una botella de vino, a comer unas empanadas muy buenas que venden en una casa de la zona. Nos tomamos el vino, charlamos, nos reímos y entre una cosa y otra se hicieron más de las 3 de la mañana.
Seguimos conversando, ya con whisky en la mano, y la conversación se llenaba cada vez más de dobles sentidos e indirectas.
En un momento que vuelvo del baño, que quedaba en suite con la habitación, me quedo parado apoyado en el marco de la puerta de su cuarto. Ella se acerca y empezamos a besarnos.
Primero suave y luego en forma desenfrenada.
También las manos empezaron a moverse. Por su espalda. Por sus pequeñas pero hermosas tetas. Por su culo perfecto. Y ella apretando mi pija sobre el pantalón de jean.
La ropa salió rápidamente y ya estábamos en su cama. Mi pija entró rápidamente en su concha, sin mayor preámbulo. Ella gimió.
- Qué buen pija que tenés, me dijo. Te gusta mi concha?
- Si, me encanta tu concha.
Estaba mojadísima. La cogí encima de ella, luego desde atrás en perrito. Luego me cabalgó. Tuvo 1, 2, 3 orgasmos, no lo se.
Y una vez que acabó se dedicó a sacarme la leche. Me agarró con sus manos y empezó a menear suavemente la pija. Y a chuparla. Despacio. Después más rápido.
- Donde queres que te acabe? Pregunté.
- No me gusta en la cara, ni en la boca. De acá para abajo, dijo, señalándose el cuello.
Así que siguió sacudiendo y chupando mi pija, que ya estaba a full hasta que me hizo explotar. Vió saltar mi leche y siguió con su mano moviéndola hacia arriba y hacia abajo hasta dejarme vacío.
Muy prolijamente limpió mi leche con una toalla super suave y dándome un beso en la punta de la verga me dijo:
- Menos mal que me cogiste, sino me iba a tener que hacer una paja cuando te fueras.
Feliz cumple, hermosa!
Espero les guste y la disfruten
Ni bien me separé me fui a vivir a un departamento en El Barrio Chino, en las barrancas de Belgrano.
Y como todo recién separado, dispuesto a sacarle punta a la pija.
En el edificio, unos pisos más abajo de mi departamento, vive una chica un poco mayor que yo, que además es cliente de la empresa en la que trabajo. Justamente allí la conocí.
Empezamos a cruzarnos en la puerta del edificio o en el ascensor y nos empezamos a saludar y a conversar cada vez un poco más.
Un día me invita a cenar en su departamento. Llego, con una botella de vino, a comer unas empanadas muy buenas que venden en una casa de la zona. Nos tomamos el vino, charlamos, nos reímos y entre una cosa y otra se hicieron más de las 3 de la mañana.
Seguimos conversando, ya con whisky en la mano, y la conversación se llenaba cada vez más de dobles sentidos e indirectas.
En un momento que vuelvo del baño, que quedaba en suite con la habitación, me quedo parado apoyado en el marco de la puerta de su cuarto. Ella se acerca y empezamos a besarnos.
Primero suave y luego en forma desenfrenada.
También las manos empezaron a moverse. Por su espalda. Por sus pequeñas pero hermosas tetas. Por su culo perfecto. Y ella apretando mi pija sobre el pantalón de jean.
La ropa salió rápidamente y ya estábamos en su cama. Mi pija entró rápidamente en su concha, sin mayor preámbulo. Ella gimió.
- Qué buen pija que tenés, me dijo. Te gusta mi concha?
- Si, me encanta tu concha.
Estaba mojadísima. La cogí encima de ella, luego desde atrás en perrito. Luego me cabalgó. Tuvo 1, 2, 3 orgasmos, no lo se.
Y una vez que acabó se dedicó a sacarme la leche. Me agarró con sus manos y empezó a menear suavemente la pija. Y a chuparla. Despacio. Después más rápido.
- Donde queres que te acabe? Pregunté.
- No me gusta en la cara, ni en la boca. De acá para abajo, dijo, señalándose el cuello.
Así que siguió sacudiendo y chupando mi pija, que ya estaba a full hasta que me hizo explotar. Vió saltar mi leche y siguió con su mano moviéndola hacia arriba y hacia abajo hasta dejarme vacío.
Muy prolijamente limpió mi leche con una toalla super suave y dándome un beso en la punta de la verga me dijo:
- Menos mal que me cogiste, sino me iba a tener que hacer una paja cuando te fueras.
Feliz cumple, hermosa!
4 comentarios - Cogiendo a mi vecina