Mi primer gordibuena (BDSM)

Hasta hace algunos años mis parejas sexuales, todas mujeres hasta el momento, han sido de cuerpo… Promedio, es decir, ni flacas, ni gordas, pero tampoco exuberantes o planas, solo… Normales. Seguramente lo entiendes. Pero, en Enero de 2016, tuve mi primer experiencia con una chica que podríamos denominar como gordibuena. 

Te hablaré un poco sobre ella, estimado consumidor de letras. La conocí desde mi primer día en la universidad, es, de hecho, de mi generación. Desde que la vi, me dije a mi mismo “Esa mirada se ve perversa, justo para verla mientras me hace una caliente y babosa mamada”, sin embargo en esa época pensé estar enamorado y tenía una relación. A pesar de ello, me fui acercando a ella poco a poco, por que siempre tuve la fantasía de estar con una gordibuena, y daba la casualidad de que yo le parecía atractivo, no entendía por qué, si cumplo los requisitos del hombre de las tres F: “Feo, fuerte y formal”, al menos así denomina mi tío el estereotipo del “deber ser” del hombre masculino heterosexual.

Pasaron los años y yo seguía con mi relación, sin embargo eso no impidió que a lo largo del tiempo intercambiaramos mensajes donde abordabamos el tema de la tensión sexual que existía entre nosotros, nos enviabamos fotos desnudos, y, en alguna ocasión nos dimos tremendo faje en las áreas verdes de la universidad. Hasta que, como era natural, mi relación terminó.

Eventualmente, Zasha y su servidor, vimos la oportunidad de por fin tener relaciones sexuales. Sin embargo, ella me advirtió que le gustaba el sexo sucio… Y yo sabía lo que eso significaba.

Acordamos vernos en su casa un jueves por la mañana, me encontraba nervioso, había visto sus grandes y deliciosas tetas, las cuales, casi reventaban un brazier 36-D, y su gran culo, exclusivamente en fotos. He de admitir que mientras me trasladaba a su casa, imaginaba su cuerpo, por que en serio me atraía demasiado, tanto al tacto, como a la vista.

Cuando llegué a su casa, Zasha me recibió vestida con un mayón negro que resaltaba sus piernas y su culo, y una blusa que hacía relucir sus tremendos pechos. “sube a mi habitación”, dijo mientras tomaba mi mano.
 
Una vez en su pequeña pero ordenada habitación, me sentó en su cama, me dio la espalda y se empinó frente a mí dejando así su culo a unos pocos centímetros de mi rostro. No pude resistir la tentación, y mientras sacaba algo de una caja, le dí una nalgada y un beso entre sus nalgas. Pareció disfrutarlo, y cuando se irguió de nuevo, se puso un collar, ató una cadena a el y camino hacía mi con la correa en la boca, la dejó sobre mis piernas y pronunció las palabras mágicas: “¿Qué vas a hacer con esta sucia y mal portada perra?”. Inmediatamente me levanté de la cama y su cara quedó frente a mi entre pierna, para ese momento, tenía mi verga completamente erecta, la saqué del pantalón que ya me apretaba. En hipso facto y sin aviso, la tome de su cabello y ella abrió si boca, pero no para meterse mi verga, sino para decir: “¡Trátame mal, ¡Humíllame!, ¡Hazme sentir muy sucia!”. Despertó un animal en mí.

Le dí una cachetada y metí mi verga en su boca. Comenzó a chuparmela muy rico, se la metía toda, hasta adentro, y me miraba como esperando algo, entonces decidí escupirle y jalarle el cabello, parecía que eso la prendía demasiado por que empezó a mamarmela con más energía. Comencé a golpearle la cara con mi verga mientras ella me pedía más. Sin embargo, como ella esta aun vestida, tenía que desnudarla.

Me aparté de ella, la tomé de la correa y la levanté. Primero, quité su blusa, sus tetas parecían más grandes en la realidad. Quité el brazier negro que contrastaba con su piel blanca y sus pechos se liberaron, comencé a lamer sus pezones y a juguetear con sus pechos mientras ella emitía sonidos de placer. 

Procedí, posteriormente, a bajar su mayón, dejándola sólo con la braga de encaje que combinaba con su brazier, pero que quedaba pequeña ante semejante trasero. Para esto, me señaló un cajón de un buró al lado de su cama. Al abrirlo, encontré un plug anal vibrador, condones, lubricante y unas corbatas. 

Lo primero que hice fue ponerla sobre la orilla de la cama, dejando su culo a mi merced. Quite su ropa interior y até sus brazos hacia atrás. Abrí sus nalgas y comencé a lamer su ano mientras le daba nalgadas. Cuando estuvo lo suficientemente dilatado, le puse lubricante y comencé a rosarlo con su plug. Zasha estaba sumamente mojada, así que introduje un dedo en su vagina, lo cual le arrebató un gemido de placer. 

Su culo estaba cada vez más abierto, así que sin avisarle, la tomé de la correa y la penetré analmente, estaba aún un poco apretado así que gimió de dolor y placer, pues penetré con fuerza. La tomé del cabello y la sometí a mi, mientras la penetraba cada vez más fuerte y ella pujaba muy delicioso. 

No quise solo cogerla por su culo, así que le metí el plug y le encendí la vibración, comenzó a retorcerse de placer. La desaté de las manos y la acosté sobre su cama para después, volverla a atar, pero ahora de los tubos de su cabecera afortunadamente, era muy flexible y pude también atar sus piernas a la cabecera, de modo que quedó inmovilizada y con su culo al aire. 

Ya estaba maniatada, completamente sometida, tenia un vibrador en su ano que la hacía gemir, entonces hice lo que faltaba, se la metí por su mojada concha. Me acomodé a modo de que pudiera seguir dándole cachetadas y jalandola del cabello. Después comencé a cogérmela muy rápido Mientras le decía que era mi puta, me pedía que la abofeteara y le escupiera. Comenzó a gemir más y más fuerte, hasta que comenzó a retorcerse y apretar los puños de sus manos, entonces le dí más duro y rápido. Hasta que sentí que un líquido salía expulsado y sus ojos se perdían y quedaban en blanco. Como yo ya estaba por terminar, se la saqué y me comencé a masturbar frente a ella y me pidió que terminara sobre su cara. Después de que me la chupara por un par de minutos, derramé toda mi leche sobre su cara y la lamía de mi verga. Desaté a Zasha y caí sobre la cama a su lado exhausto por la excitación y el placer experimentado.