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Hacete hombre - ParteII

Hacete hombre - ParteII
Juliana me contaba aquella historia con un brillo intenso en su mirada. El mate se había enfriado, me levanté para poner la pava y empezar unos nuevos. Ella estaba tan concentrada en contar su historia que no me prestó ninguna atención y continuó.
Aquel día había decidido salir temprano para despejar su mente después de lo sucedido. Caminó por la ciudad, tomó café en algún bar, recorrió algún shopping y entró en un cine para ver una película pasatista.
Al atardecer emprendió el regreso. Gastón había retornado del colegio y decidido ducharse antes de merendar. En la mañana había salido a los apurones y aún sentía los pegotes de su semen adheridos a la pija y los huevos. Siempre llevaba un pequeño equipo de música al baño para escuchar mientras se duchaba y esta vez no fue la excepción.
Juliana abrió la puerta de su casa feliz y descansada, su día de paseo se notaba en su rostro. El sonido que llegaba a sus oídos le anunciaba que Gastón se estaba duchando. Caminó hacia su dormitorio para cambiarse y ponerse algo más cómodo pero algo la detuvo. La música, el rumor del agua cayendo en la bañera, la imagen de su hijo desnudo, todo se mezclaba en su mente como un torbellino. No podía evitarlo, la razón se entregaba al deseo. Gastón volvía a su mente una y otra vez, su cuerpo juvenil y musculoso, su vientre marcado, su enorme pija y el sabor de su leche la estaban enloqueciendo.
No podía contenerse, estaba entregada a los caprichos del deseo incestuoso. Parada frente a aquella puerta supo que si daba un paso más no tendría retorno. No pudo refrenarse y se desnudó por completo, los rastros de la excitación ya se notaban en su cuerpo. Sus pezones estaban inflamados y sentía la vulva húmeda y ardiente.
Abrió la puerta y una ola de vapor le nubló la mirada. Se acercó lentamente a la bañera hasta que pudo ver el cuerpo mojado de su hijo envuelto en la bruma.
- Gastón? – dijo - 
- Mamá! Qué haces acá? Estas desnuda! – respondió él, clavando su mirada en las turgentes tetas de Juliana.
- Perdoname, mi amor, sé que lo de anoche estuvo mal pero no pude contenerme. Sé que me deseas y ahora yo también te deseo. Anoche me hiciste muy feliz.
- Vos también mamá, pero… - respondió Gastón, pero Juliana no lo dejó continuar.
- Me hiciste feliz despejando mis dudas sobre tu hombría. No te das una idea del peso que me sacaste de encima al hacerlo, pero yo también quiero verte feliz y quiero retribuirte en parte la tranquilidad que siento – dijo mi amiga metiéndose en la bañera con Gastón. 
Mirándolo a los ojos, vio la lujuriosa mirada de su hijo recorrer su cuerpo, sentía el deseo prisionero de Gastón por poseerla.
- Me dejás enjabonarte? Hace tanto tiempo que no lo hago… la última vez creo que tenías seis o siete añitos… date vuelta mi amor– dijo tomando la esponja jabonosa para empezar a recorrer el cuerpo mojado de su hijo.
Desde el cuello fue recorriendo parsimoniosamente su espalda hasta las nalgas firmes repetidas veces. Después metió su mano un poco más abajo hasta alcanzar los huevos.
- Mamá! Por favor! – dijo Gastón girando su cuerpo.
Elvapor se había disipado levemente y ambos podían verse con mayor claridad. El, las tetas puntiagudas de su madre; y ella,  la pija enorme y laxa de su hijo.
- Cuanto creciste en todos estos años, mi amor –dijo Juliana mientras enjabonada los pectorales marcados de Gastón y agregó:
- Anoche no solamente descubrí tu hombría y tus deseos, también descubrí para mi sorpresa lo mucho que creciste en otros aspectos.
Sus manos jabonosas bajaron por el vientre de su hijo hasta tocar aquel pedazo de carne tibia que pendía bamboleante entre las piernas y como una serpiente resbalaba entre sus dedos.
- Tu pija es enorme mi amor y me gustó mucho deleitarme con ella y su contenido. Sé que me deseas, querido,  y quiero que me digás con franqueza que te gustaría hacer conmigo – decía esto mientras sus manos jugueteaban con la suave verga y los testículos.
- Sí mamá, ya te lo dije ayer, te deseo con locura hasta en mis sueños. Lo de anoche fue fantástico y también revelador para mí. Tenés un cuerpo hermoso que cualquiera desearía poseer, tus tetas puntiagudas, tus afilados pezones, tu culo firme como el de una pendeja. Todo en vos me calienta, pero vos tenés la experiencia y necesito que me guíes.
- Hijo, sos tan dulce – dijo Juliana acariciándole la cara para después inclinarse lo suficiente para alcanzar la pija de Gastón con su boca.
El no retrocedió un centímetro, ya conocía la sabiduría de su madre en esos menesteres. Mi amiga volvió a tragarse aquella tripa tersa y perfumada. Mientras lo hacía, el recuerdo de su sabroso semen atestando su boca era atronador. La succionaba imaginando cómo podría satisfacer los deseos de su hijo, cómo guiarlo, qué podría entregarle para compensar la alegría recibida.
Excitó tanto a ese muchacho con cada mamada hasta que el empuje instintivo y brutal de su endurecida verga tocó su garganta haciéndola retroceder. Inclinada como estaba sintió un roce metálico y helado sobando su concha. La redondeada canilla del lavapies se apoyaba en su vulva. No desaprovechó la situación y al tiempo que sorbía el tronco duro entre sus labios accedía a las inesperadas caricias de aquel metal frotando los labios de su concha.
Excitada al máximo, había tomado una decisión. Tenía en claro qué entregarle a su hijo para hacerlo feliz. Sus manos palparon las volcánicas pulsaciones de la carne que sujetaban y apartó su boca de ella. No quería repetirse, quería darle algo más a su hijo, algo que nunca olvidaría.
- De ahora en adelante voy a guiarte y cumplir tus deseos, hijo, pero primero quiero recompensarte por la tranquilidad y alegría que me diste. Quiero entregarte lo que ningún hombre consiguió de mí, ni siquiera tu padre aunque muchas veces me lo pidió.
Devolviste tanta paz a mi vida que lo merecés. Quiero que seas el primero, y tal vez el único, al que se lo entregue. Quiero darte mi culo. Quiero que me rompás el culo por primera vez. Sé que me querés y me deseas tanto como yo quiero sentir tu pija ahí, pero antes quiero sentirla adentro de mi concha.
Giró, quedando de espaldas a su hijo, temblando de deseo se inclinó una vez más dejando a merced de Gastón su vulva inundada. 
- Metemelá, mi amor, metemelá…
Sintió la prolongada y dura pija introducirse en su vagina. Estaba llena por completo. Satisfecha como nadie había logrado dejarla.
- Sacala y metela… por favor…
Jadeaba gozando del ímpetu juvenil de esa verga arrolladora que entraba y salía de sus entrañas tocando el fondo de su vagina en cada embestida. Era tan doloroso y placentero.
- Dejala adentro… me gusta mucho… meteme un dedo en el culo
Gastón obedeció, con su pija perdida en las profundidades de su madre, lubricó sus manos con jabón y metió con destreza un dedo en su ano. Juliana pensó que era doloroso pero tenía que soportarlo. Los dedos de su hijo eran gruesos como los de su padre.
- Cogeme, mi amor… meteme la pija bien adentro…quiero sentirla toda… abrime el culo con tus dedos… quiero sentirte ahí.
No quería darle respiro. No quería darse respiro. Quería sentir aquel enorme pedazo de carne hundirse en su concha. Ardía de placer.
- Meteme tus dedos en el culo… abrimeló… quiero que me lo rompás… abrime ese agujero… quiero sentir tu verga ahí adentro…
La verborragia de Juliana surtía su efecto. Su hijo era una máquina bombeando su potente pija al mismo tiempo que abría el ano de su madre con uno, dos y hasta tres dedos.
Mi amiga gemía, jadeaba y gritaba de placer. Su ano estaba abierto. Le dolía mucho, pero no quería detenerse.
- Tu verga es enorme mi amor… me gusta sentirla…quiero sentirla ahora… metemelá en el culo, mi amor… rompemeló, por favor!
Ese era el momento. Se aferró a las canillas de la ducha y arqueó su espalda para empinar mejor sus nalgas. Su ano dilatado dejaba ver el interior rojizo de su recto. Gastón sacó su pija mojada en flujo y la enterró en el culo de su madre.
Juliana apretó las manijas de la ducha y se mordió los labios. Sentía el ardor de tener aquel falo clavado en su intestino. Él no se movió, dejó que Juliana se relajara y dejara de apretarle la verga para expulsarla. Fueron solo segundos.El dolor cedió paso al placer.
- Movete, por favor… metela y sacala… me gusta…
Las manos de su hijo apretaron sus caderas y aferrándola con firmeza empezó a penetrarla una y otra vez. Las paredes de su intestino gozaban las brutales embestidas y las pulsaciones sanguíneas que como oleadas llenaban aquella pija.
-No parés, por favor… haceme lo que quieras…rompeme el culo… rompemeló
Como un pistón hinchado y venoso sentía como entraba y salía esa pija  de su culo ardido. El jadeo de Gastón se aceleraba presagiando lo inevitable.
- Llename… llename toda… llename el culo…llenameló de leche….
Sus palabras eran un acicate que aumentaba el fervor animal de su hijo. Apretó con su ano la verga para aumentar el deseo volcánico de Gastón por expulsar su contenido.
- Siento tus huevos golpearme la concha… quiero tu leche… llename por el culo… quiero vaciarte… dame tu leche…
Excitadísimo, Gastón se inclinó hasta alcanzar las tetas puntiagudas de Juliana y exprimirlas entre sus manos. Casi montado sobre ella solo sus huevos quedaban fuera de su culo sangrante.
- Así… así… como me gusta… llename mi amor… llename de una vez, por favor!
Con el aliento cálido de Gastón en su nuca, con sus pezones prisioneros en las manos de su hijo y con aquella larga verga incrustada en su ano, mi amiga no pudo sofocar un grito de placer cuando el primer chorro de leche tibia fluyó en su interior.
- Ahh… damelá toda…  me encanta eso… te siento… siento tu leche caliente…
Quedaron abrazados hasta que Gastón se vació por completo y su pija fue perdiendo dureza. Más tarde, terminaron de bañarse juntos, cenaron y se despidieron con un beso hasta el día siguiente.
CONTINUARÁ...

1 comentarios - Hacete hombre - ParteII

kramalo
muy buen post..!! falta la foto de la mami...ja! Sigue?