Habitualmente nos cruzábamos en P!. Ella es una experta publicadora de esos gift calientes que muchas veces nos ponen de la nuca.
No la nombraré, toda vez que no pedí su autorización y somos respetuosos de los códigos.
En una de las charlas por mensajes privados (que por cierto lo hacen muy lento -¿¿¿para cuando un chat, administrador???-) ella me había pasado su face. Yo no uso face, pero pude verla. Me deslumbró. No es una nena pero conserva el encanto y la mirada de mujer entera. Cuerpo hermoso y no despampanante. pechos pequeños y firmes.
Esta tarde nos cruzamos luego que ella había puesto varios gift de felaciones extremadamente excitantes.
Mensaje va, mensaje viene, nos fuimos entrando en calor. Mucho calor.
Y sucedió que iba ilustrando en público los mensajes privados que me mandaba por el correo.
Mi calentura fué en ascenso y pese al retardo de ir y venir de los mensajes, que ya describían con lujo de detalles lo que nos haríamos (¿o nos haremos?), nuestras manos se fueron yendo a dónde querían ir.
Comenzamos a pajearnos y a describir lo que haríamos.
Chupadas, mordidas, tu concha, mi pija, tus pezones, mis bolas, tus jugos, los míos, tus orgasmos, mis deseos, tus dedos, los míos, tus dedos y los míos con mi lengua en tu concha, to boca comiéndose mi pija, tus piernas sobre mis hombros, mi lengua recorriéndote desde el culo hasta el clítoris, tu orgasmo que viene, mi leche urgente.
El silencio de media hora sólo hizo suponer a ambos de la paja que mutuamente nos dedicamos. Solos, cada uno en su casa.
No sabemos ni de dónde somos.
Pero sabemos que no quedará asi, en paja.
No la nombraré, toda vez que no pedí su autorización y somos respetuosos de los códigos.
En una de las charlas por mensajes privados (que por cierto lo hacen muy lento -¿¿¿para cuando un chat, administrador???-) ella me había pasado su face. Yo no uso face, pero pude verla. Me deslumbró. No es una nena pero conserva el encanto y la mirada de mujer entera. Cuerpo hermoso y no despampanante. pechos pequeños y firmes.
Esta tarde nos cruzamos luego que ella había puesto varios gift de felaciones extremadamente excitantes.
Mensaje va, mensaje viene, nos fuimos entrando en calor. Mucho calor.
Y sucedió que iba ilustrando en público los mensajes privados que me mandaba por el correo.
Mi calentura fué en ascenso y pese al retardo de ir y venir de los mensajes, que ya describían con lujo de detalles lo que nos haríamos (¿o nos haremos?), nuestras manos se fueron yendo a dónde querían ir.
Comenzamos a pajearnos y a describir lo que haríamos.
Chupadas, mordidas, tu concha, mi pija, tus pezones, mis bolas, tus jugos, los míos, tus orgasmos, mis deseos, tus dedos, los míos, tus dedos y los míos con mi lengua en tu concha, to boca comiéndose mi pija, tus piernas sobre mis hombros, mi lengua recorriéndote desde el culo hasta el clítoris, tu orgasmo que viene, mi leche urgente.
El silencio de media hora sólo hizo suponer a ambos de la paja que mutuamente nos dedicamos. Solos, cada uno en su casa.
No sabemos ni de dónde somos.
Pero sabemos que no quedará asi, en paja.
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