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La reunión: Sexo en la oficina

Bueno gente, acá voy con el segundo relato... esta vez voy a tomar algunos consejos de sus comentarios y:

La historia va a estar en un solo post
La historia va a tener fotitos!!! (aprovechando que guardé el material)

La reunión:

Ella (que llamaremos ficticiamente Pamela) había ingresado a laburar hace poco. En realidad para este momento habían pasado como 6 meses, pero para mí que llevaba 3 años, era poco tiempo. De movida arrancó con todo: Desde su llegada empezó a histeriquear con todos, a hablar, a contar y no tardó en cojerse al primero que le tiró los perros. A los dos meses ya seguro se había bajado dos muñecos. Y ahí nos dimos cuenta que lo bueno que tenía de ir para adelante, lo tenía de peligroso en que todo hablaba y todo contaba. Eso le hizo perder muchas posibilidades porque nadie quería quemarse y entonces bajó un poco el ritmo. De todas formas, a la hora de histeriquear tenía a todos los flacos atrás. Pelo rubio, mucha cara de puta, pero de puta linda, viciosa, de puta VIP. Si no la conocías, te casabas con la mina. Ojos claros, boca carnosa, nariz perfecta. Pechos operados hermosos, grandes, redondos, levantados. Vestimenta siempre de primera y provocativa, generalmente polleras cortas y ajustadas. Bien de cinturita, cola chiquita pero paradita y bien dura y quizás lo más flojo, las piernas. No muy definidas, con poca musculatura, un poco sosas. Pero sinceramente, era lo de menos. Siempre tenía un motivo o algo para histeriquear, con cualquiera. Tenía a todos en la palma de la mano, incluso un par de giles le hacían regalos y cuando no, favores laborales. Las minas la odiaban por estar buenísima y ser bastante putona y los flacos estaban todos embobados con ella. Hablo así de “los flacos” porque yo era la excepción. Si algo había aprendido, a pesar que la mina esta me ponía a mil y me super calentaba, era que no importaba cuanto hicieras, sino que lo importante era la discreción. Había tenido la suerte de ponerla con varias minas del laburo siempre manteniendo un perfil bajo, sin divulgarlo y sobretodo, asegurándome que las mujeres hicieran lo mismo. Esta mina tenía un perfil super alto, todo lo que hacía lo transmitía por radiopasillo (e incluso a veces inventando cosas) por lo que yo le pasaba 0 bola. Laburaba cerca de mi y yo era el que menos bola le daba en el planeta. Esa fue mi manera, inconciente, de entrar.


La reunión: Sexo en la oficina


Lo buena que estaba me complicaba la tarea. Al principio en conversaciones inocentes me mandaba imágenes así diciendo "acá, tomando un poco de sol"[/i]

Dentro de su esquema, empecé a ser una obsesión para ella. Y yo, en cuanto me di cuenta, empecé a jugar aún más. Empezó con correitos. Después con invitaciones a almorzar. Me agregó en el FB, Whatsapp, Instagram. Yo le daba apenas un poquito de cuerda y después marcaba distancias de nuevo. Pocas veces aceptaba ir a almorzar. Aceptaba invitaciones a fiestas para bajarme a último momento. Una noche hablábamos una hora por Whatsapp y al otro día ni la saludaba. Mientras, en esos días, resaltaba y destacaba cualquier encuentro o chichoneo con cualquier otra mina. Pamela hervía y yo estaba en mi salsa. Empezó ella a tirarme palos sobre las ganas que tenía de cojerse a tal o cual. Yo seguí inmune aunque a la noche ya soñaba con cogermela, con chuparle las tetas, romperle el culo. La mina aumentó un nivel el histeriqueo. Siempre clavaba tanguitas, pero me las empezó a mostrar. Ahí fue la primera vez que un golpe suyo me agarró con la guardia baja. Estábamos reunidos en mi escritorio viendo un laburo y ella había venido con un jean hermoso, ajustadito. Era fines del invierno o principios de primavera, por ahí y había tocado un día fresco. Con la confianza que se tiene un con amigo, me dijo que estaba avergonzada porque su vecino laboral, un señor de unos 50 años, cada vez que ella iba con jeans, se la pasaba mirándole el culo. Y que ese día en particular, ella tenía una tanga que se le veía por el corte bajo del pantalón y había estado todo el día tapándose. Acto seguido, se levanta un poco la remera y me muestra. Un hilito mínimo al costado, rojo. Y girando un poco la silla, me muestra como ese hilito seguía por la espalda y se encajaba por la raya dentro de ese culito hermoso. “Te gusta?” me preguntó. Le contesté que seguramente le quedaba muy linda. Ella me dijo algo como que si quería me mostraba. Le corté en menos diez y le dije que me gustaban más las mujeres con bombachas tradicionales o culotte. No se lo tomó a mal porque se dio cuenta que sentí el golpe. Ese fue el feliz inicio.


Morocha


Por suerte, no tardó mucho en mostrármela por Whatsapp


De ahí en adelante cada día era como una aventura. Era ir a laburar pensando que podía pasar, que situaciones se podían forzar. También en casa, esperando por ahí un SMS, o alguna situación de chat en la compu. Un día fuimos a comprar ropa, cerca del laburo. Salimos al mediodía supuestamente para que yo me comprara algo. De camino pasamos por un local de ropa de mujer y entró. La acompañé. Seleccionó ropa muy sexy para probarse, yo ya veía como venía la mano. Un par de remeras, una musculosa, un par de pantalones y lo mejor, una calza. Obviamente a los 5 minutos de entrar al probador, me llamó. Asomó la cabeza y tapándose con la cortina de la cintura para abajo, me preguntó como le quedaba la musculosa. Era hiper escotada y transparente, le quedaba 10 puntos. Pero no solo eso, sino que por más que de frente se tapaba con la cortina, a través del espejo le podía ver el culito hermoso entangado con la tanguita rosa. No se si ella lo hacía a propósito (lo de mostrarme la colita) o no estaba en sus planes. Pero yo miré a conciencia el espejo un buen rato y ella lo notó. Después se probó las calzas que le quedaban perfectas y mostrándome esa colita hermosa y ajustada, me preguntaba si me gustaba como le quedaba. Sin parecer excitado como estaba le contesté que si, pero todavía quedaba lo peor. Se probó el jean y me llamó. Tirando la cintura del pantalón para adelante, me dice “me queda grande”. De más está decir que al hacer eso con el pantalón, tuve una vista privilegiada de la tanguita rosa tapándole la conchita. Tan grande le quedaba y tan obvio hizo el gesto que pude notar los labios apretados marcados en la tanguita y un poquito de cada uno escapando por los costados. Definitivamente tenía unos labios carnosos, una conchita grande. Me estaba poniendo al palo así que salí. A la semana siguiente inventé un compromiso cerca de su casa y con esa excusa, me ofrecí a llevarla cuando salimos de laburar. El viaje transcurrió tranquilísimo, incluso íbamos hablando de un bardo que se había armado en la oficina, algo laboral. Cuando llegamos, me dio un beso muy al borde la boca y se bajó. Entre que el auto es bajito y ella tenía un pantalón copado, cuando abrió la puerta y se levantó del asiento, el pantalón le quedó en la mitad del culo, mostrando raya y una tanguita naranja fluorescente. Me dejó loco.


tetas


Ya con cosas así, no podía aguantar la tentación mucho más tiempo



Ya durante los días laborales empezamos a subir la apuesta. En cuanto nos quedábamos en algún lugar solos, ella me frotaba las tetas o el culo, o me tocaba la verga por arriba del pantalón. Incluso ya con la gente de más confianza presente, me tocaba el culo y me decía “te toco esa cola hermosa a ver si alguna vez me la devolves” . Ya nos mensajeábamos dentro del laburo y empezaron a pasar algunas fotitos hot por teléfono.

La reunión: Ahora sí, el punto más morboso al que llegué a nivel laboral. Después de una noche de mensajitos, al otro día por laburo nos tocó ir a una reunión con otras dos personas. Mientras íbamos para la reunión surgió el comentario de la noche anterior. Me hice el boludo y le tiré algo así como que “con histéricas no negociaba” haciéndome el ofendido porque ella no me había querido mandar fotos completamente en bolas. Ella se reía y yo me hacía el ofendido. Llegamos a la reunión y las otras dos personas no habían llegado. Yo estaba gomoso y ella se dio cuenta. Me preguntó al respecto. “Si” le dije “la tengo gomosa” y me la marqué en el pantalón, media tirada para un costado. En realidad estaba bastante dura, con lo que parecía aún mas grande. Ella se sorprendió. Le dije “la querés tocar”. Y ella sin responder, me mandó mano por sobre el pantalón. “Ay, está re dura” me dijo. Yo ahí nomás le saqué la mano y le dije “Ahora me toca a mi”. Ella no se achicó y me dijo “dale, tocame… las tetas o la conchita?” y abrió un poquito las piernas. La pollera era tan corta que le llegué a ver la bombacha negra en su plenitud. Yo le dije que no daba por el lugar, pero me quedaba el crédito. Llegaron las otras dos personas y ella se acomodó rápido. Era una sala de reuniones con una mesa grande y los otros dos se sentaron enfrente.Mientras hablábamos de cuestiones laborales, veo que Pamela se empieza a abrir lentamente de piernas, sin dejar de prestar atención. Yo me moría de ganas de mirar, pero no tenía la chance de hacerlo sin quedar como un pajero y que los otros se dieran cuenta. En un momento, porque había separado las piernas y se le había subido la pollera. Sin mirar directamente podía verle la bombacha negra. En la parte superior tenía puesta una musculosa violeta, ajustada que le hipermarcaba los pechos.En determinado momento, las otras dos personas de la reunión empiezan a leer un documento que habíamos preparado. Pame aprovecha ese momento y me empieza a tocar la poronga por debajo de la mesa, haciéndose bien la boluda. La miro y seguía con las piernas abiertas. Enseguida se me puso dura y Pame sonrió. Le saqué la mano, y le sonreí. Si bien era hiper excitante, la situación me ponía incómodo.Ella no se dio por vencida y me la empezó a tocar de nuevo. En eso los otros dos de la reunión encuentran un punto que no les gustaba del documento y nos dicen que ellos tenían impresa una resolución de no se que mierda que modificaba eso. Hablan entre ellos y nos dicen que los disculpemos un momento, que van a ir a buscarla. Apenas salen, Pame me mira y me dice “te gustan mucho mis tetotas?, vení, mirá” y acto seguido, se abre el escote, corre el corpiño y me muestra un pecho turgente, hermoso, perfectamente redondo. Las areola era chiquitas y el pezon estaba super erecto. Era una teta hermosísima. Se acomoda nuevamente el corpiño y me dice, “ahora me tenés que mostrar vos” y me pone la mano en el cierre. Me pongo de espaldas a la puerta (que estaba cerrada) y me bajo el cierre. Agarro el elastico superior del boxer y lo tiro para abajo, dejando afuera la cabeza de mi pija totalmente endurecida. En un segundo ella se estira para adelante y me da un beso en la cabeza del choto. Me mira, picarona. Yo sorprendido hago el ademán para guardarla y cuando iba a decirle que era una desubicada, ella otra vez se acerca y esta vez, se mete la cabecita de mi pija en la boca y baja con su boca, corriéndome el boxer un poco más. Se la metió casi hasta la mitad. Le pasó un poco la lengua a mi pija y se volvío a sentar derecha. Yo la guardé rápido y le dije que era una zarpada. Ella me dijo “Estoy re mojada, vení” y me agarró la mano para llevarla a su entrepierna. Le ofrecí dos dedos y ella los guió por debajo de la bombacha. Estaba realmente inundada. Los frotó un par de veces y los mandó para adentro. Le di un par de vueltitas con los dedos por adentro de la conchita y los saqué, hiper mojados. No pude evitar olerlos, con ese olor tan fuerte de las mujeres calientes. Ella los agarró y me los chupó. Nos miramos y le dije “al mediodía vos y yo nos vamos al telo y nos matamos”. Ella aceptó. Acto seguido, vinieron los otros dos de la reunión y todo siguió su curso. Por suert[/size]e salimos de la reunión y se mantuvo la promesa. Lo que pasó en el telo queda para otro relato…


pete


Algo así me comí en el telo... que queda para la próxima historia!!! Espero les haya gustado, se agradecen comentarios y puntos!

3 comentarios - La reunión: Sexo en la oficina

juanfrusciante10 +1
Cuesta encontrar relatos tan bien escritos. 👏👏👏👏
FacundoApe +1
Muy bueno capo!!! Bien contado los detalles la verdad me gusto mucho..abrazo van puntos