Cuando Laureano se despertó se dirigió al baño para higienizarse. Al salir ordenó a Flor a que hiciera lo mismo. Una vez bañados los 2 se acostaron a mirar televisión mientras charlaban de cosas triviales.
L – Cornudo, tráenos la comida y 2 copas de vino que es la hora de la cena.
Dada la orden procedí a servirles lo pedido y continué haciéndolo durante toda la cena. Todo lo que necesitaban se los daba. Pan, vino, aderezos, etc. todo para cumplirle a mi hotwife y a su bull.
Una vez finalizada la misma, Laureano me dio el permiso de comer lo que sobraba para no desperdiciar comida. Para ello debía de hacerlo solo encerrado en el baño mientras ellos miraban una película.
Alrededor de las 12 de la noche, y una vez finalizada la película Laureano bramó:
L – Es hora de tener un poco de acción. Cornudito, vos vas a servirme de asistente y vamos a darle una noche de mucho placer a esta putita. Para empezar trae mi valija y ponela en tu cama que de ahí tenemos muchas herramientas para entretenernos.
Procedí a dejar su valija en donde estaba el colchón y sentarme en el elástico de la cama mirando lo que iba a suceder y para asistir a mi corneador. Puso a Florencia en 4 arriba de la cama y comenzó a pedirme herramientas.
L – Cornudo, pasáme collar, muñequeras, tobilleras, barra desplazante y las cadenitas que tienen gancho.
Al abrir su maleta m encontré con un arsenal de artefactos sexuales. Desde consoladores hasta varas, floggers, paletas, dildos, vibradores, etc. Una fortuna gastada en herramientas sexuales tenía en esa valija. Cumplí con su pedido y acto siguiente vistió a Flor.
Tobilleras, muñequeras y collar unido todo con una cadena. Barra desplazante debajo de las rodillas separando las piernas.
L – Muy bien, con esta putita ya acordamos que quería probar cosas nuevas, hoy es una de ellas. Así se empieza. Dame una vara, una paleta y una gag ball.
Yo no podía creer lo que veía, revolvía y encontraba de todo ahí adentro. Un montón de cosas que uno ve en las películas porno frente a mis ojos, y encima iban a ser usadas en mi mujer!
Le colocó la gag ball en la boca, ajustándola lo suficiente para que no pudiera emitir sonido y comenzó a acariciar sus nalgas. Luego con la punta de la vara tocaba sus labios vaginales y su ano, chinchando cada tanto con la punta.
L – Bueno cornudo, ahora depende de vos que tanto sienta el placel del spank esta puta.
Comenzaremos con la paleta, tu tarea es contar cada golpe. Para que cese de golpear vos putita no podes gemir, gritar ni suspirar. Hasta que no soportes 3 golpes consecutivos así no voy a frenar.
Flor me miraba de reojo como si esto fuera moneda corriente, no sabía lo que le esperaba. Su grado de calentura no le permitió darse cuenta a tiempo del sufrimiento que iba a padecer, esto no iba a ser una nalgueada mientras teníamos relaciones. Esto iba mucho mas allá, la iba a llevar a experimentar dolores placenteros, que al otro día pasan factura.
L – Muy bien putita, todo está preparado, comencemos.
Con la paleta comenzó a acariciarle las nalgas, como preparando el terreno para lo que se vendría. De la nada retiro la paleta y mientras ella miraba para abajo, posando su vista sobre el colchón llegó ferozmente el primer golpe. El choque de la madera contra su nalga fue hermoso, el sonido retumbó en toda la habitación, ella levantó la cabeza de golpe e intentó gritar del dolor, pero la bola impidió que eso sucediera. Sus ojos se pusieron rojos y comenzaron a brotar lágrimas.
L – Viste trola que no iba a ser tan fácil, ahora voy a alternar los golpes en tus nalgas hasta que quedes mansita. Luego probarás el sabor de la vara.
Yo le contaba los golpes mientras ella se retorcía del dolor, entre golpe y golpe se revolcaba en la cama ante la risa constante de Laureano. Yo solo miraba y comenzaba a erectarme viendo como el corneador amansaba a mi mujer.
Llegue a contar 132, habían pasado largos minutos desde que había comenzado la sesión y Flor no paraba de llorar. Ya no se inmutaba a los golpes, solo a dejar caer lagrimas y aprender donde había aceptado meterse.
L – Muy bien putita, se ve que ya vas aprendiendo. Ahora cornudo llevala al baño como esta y refrescale las nalgas, lo va a necesitar.
Lleve a Flor al baño gateando, la metí en la bañera, siempre en cuatro, y con una toalla mojada en agua con hielo comencé a darle baños en sus nalgas para refrescarlas.
Cuando ya estaba mejor volvió para lo peor. Se posicionó nuevamente como estaba antes mientras que Laureano la esperaba con un antifaz ciego.
L – Muy bien zorrita, ahora no vas a tener la opción de ver cuando viene el golpe, solo lo vas a sentir. Serán solo 15 con la vara. Luego de esto te sacaré todo, te higienizaras y vendrás a dormir conmigo. Antes de eso como premio podrás beber de mi leche.
Ante mi duda de que iba a hacer yo, dado a que estaba muy duro y con mucha leche cargada su respuesta fue la siguiente.
L – Vos sos un simple cornudo, no esperes nada a cambio. Si necesitas acabar va a ser con tu mano y tu leche irá a la basura, pero la condición será la siguiente, si queres masturbarte y acabar antes deberás hacérmelo a mí, con la diferencia que mi leche siempre terminará en el cuerpo de tu señora.
La respuesta me exitó y a la vez me dio un morbo terrible. Nunca había tocado a un hombre, pero al ver a mi mujer en esa situación estaba desesperado por acabar.
Laureano tomó la vara y comenzó a sacudirla en el aire. Se podía escuchar el ruido de cómo cortaba el aire. Comenzó por frotarle la vara contra la planta de los pies y subiendo así por sus piernas. Al llegar a sus nalgas, rojas como tomate de tantos tablazos, retiró la misma, tomando envión para reventar sus carnes y dejándole una bella marca.
El momento del choque fue algo totalmente hermoso. Ella en ningún momento se percató de que iba a venir, automáticamente grité uno y ella se revolcó como nunca en la cama. Intentaba gritar desesperadamente pero la bola ahogaba sus palabras. Intentaba patalear y soltarse, pero las cadenas lo impedían.
Pasado unos minutos Laureano logro calmarla y ponerla nuevamente en posición. La vista era inmejorable, sus dos cachetes rojos, partidos al medio por una línea violeta.
L – Vamos puta, faltan 14 más. ¿Acaso no querías sentir el sabor del sadomasoquismo?
Y así se repitieron las 14 restantes. Parando entre una y otra dado a que ella no soportaba. Su cola era digna de una esclava. Roja y con 15 líneas violetas, alguna de ellas dejaban ver unos leves puntos de sangre.
Finalizado el spank y habiendo pasado alrededor de 3 horas, tal vez un poco mas, Laureano logró que Flor se calmara para poder liberarla de las cadenas y así enviarla a higienizarse y descansar. Pero previo a eso ambos teníamos la necesidad de vaciar nuestros testículos. Así que no dude un segundo más y tuve que tomar una decisión que a la larga pagué a un muy alto precio.
Yo – Necesito acabar, no puedo quedarme así. Dígame los pasos a seguir.
Laureano me miró y se sonrió. El siempre quiso eso y lo consiguió.
L – Muy bien cornudito, así se debe tratar a un corneador. Vamos a hacer lo siguiente, Flor se arrodillará a mis pies, yo pondré mi pija sobre su cara y vos te vas a dedicar a masturbarme y a apuntar a la cara de ella. No puede caer una gota fuera de su cuerpo, si así fuese vos vas a ser el encargado de limpiar el piso.
Se acomodaron tal cual había pedido Laureano y cumplí con su orden. Nunca había tenido el miembro de un hombre en mi mano, salvo el mío, y la verdad al comienzo me daba asco sostenerlo. Intentaba apenas rozarlo, estaba demasiado duro.
L – Che cornudo, así no siento nada, apretá y pajeame como si fuera tu pija, obviamente que mucho mas grande y lechera.
Con el pasar de los minutos empecé a tomarle gusto a la situación y la verdad me gustaba sentir el calor de otra verga en mi mano. Además su miembro era muy grande, al apretarlo sentía sus venas en mi mano y me encantaba ver como se desvestía su cabeza contra la cara de Flor, que miraba fijamente a los ojos de Laureano y dejaba entreabierta la boca, como deseando que parte de esa leche pudiera terminar ahí.
Al momento del éxtasis, sentí como esa semejante verga explotaba en mi mano. El primer lechazo estalló contra la cara de Flor, no paraba de emanar leche de su glande y la cara de flor no tenía más espacio para cubrir. Su cara estaba completamente blanca.
L – Muy bien cornudito, ahora arrastrale toda la leche a su boca, con eso se lacará los dientes.
Con mis dedos le llevé toda la leche derramada en su cara con destino a su boca, la cual ella esperaba deseosa. Nunca pensé en el asco que da esa situación, tal vez mi calentura jamás dejo que pensara que esa leche no era mía y que había tocado a otro hombre. Pero la situación me calentó demasiado y necesitaba descargar yo también.
Una vez su cara limpia y su boca llena de leche Laureano le ordenó a Florencia que traiga su cepillo de dientes y se lave los mismos con su leche y delante de el.
L – Mira cornudo, mira como mi puta se lava los dientes con mi leche. Acabate la mano mirando eso.
Fue cuestión de segundo el llenarme la mano de leche, estaba demasiado cargado y necesitaba acabar como sea.
L – Muy bien cornudito, se ve que todavía servís para algo. Anda al baño y lávate las manos en el inodoro, no quiero tu leche de maricón en el lugar donde yo tengo que lavarme.
La humillación recibida me exitaba aún más y me encantaba el morbo que estábamos viviendo. Cumplimos con todos sus pedidos sin quejarnos de nada. Yo me lave las manos en el inodoro y tuve que secarme con ropa mía, no con toallas. Ella procedió a tragar toda la leche y a bañarse. Él no dejó que ella se enjuague la boca, quería que duerma con gusto a su semen.
Ellos se acostaron desnudos en la cama grande y yo igual pero a sus pies.
CONTINUARÁ…
L – Cornudo, tráenos la comida y 2 copas de vino que es la hora de la cena.
Dada la orden procedí a servirles lo pedido y continué haciéndolo durante toda la cena. Todo lo que necesitaban se los daba. Pan, vino, aderezos, etc. todo para cumplirle a mi hotwife y a su bull.
Una vez finalizada la misma, Laureano me dio el permiso de comer lo que sobraba para no desperdiciar comida. Para ello debía de hacerlo solo encerrado en el baño mientras ellos miraban una película.
Alrededor de las 12 de la noche, y una vez finalizada la película Laureano bramó:
L – Es hora de tener un poco de acción. Cornudito, vos vas a servirme de asistente y vamos a darle una noche de mucho placer a esta putita. Para empezar trae mi valija y ponela en tu cama que de ahí tenemos muchas herramientas para entretenernos.
Procedí a dejar su valija en donde estaba el colchón y sentarme en el elástico de la cama mirando lo que iba a suceder y para asistir a mi corneador. Puso a Florencia en 4 arriba de la cama y comenzó a pedirme herramientas.
L – Cornudo, pasáme collar, muñequeras, tobilleras, barra desplazante y las cadenitas que tienen gancho.
Al abrir su maleta m encontré con un arsenal de artefactos sexuales. Desde consoladores hasta varas, floggers, paletas, dildos, vibradores, etc. Una fortuna gastada en herramientas sexuales tenía en esa valija. Cumplí con su pedido y acto siguiente vistió a Flor.
Tobilleras, muñequeras y collar unido todo con una cadena. Barra desplazante debajo de las rodillas separando las piernas.
L – Muy bien, con esta putita ya acordamos que quería probar cosas nuevas, hoy es una de ellas. Así se empieza. Dame una vara, una paleta y una gag ball.
Yo no podía creer lo que veía, revolvía y encontraba de todo ahí adentro. Un montón de cosas que uno ve en las películas porno frente a mis ojos, y encima iban a ser usadas en mi mujer!
Le colocó la gag ball en la boca, ajustándola lo suficiente para que no pudiera emitir sonido y comenzó a acariciar sus nalgas. Luego con la punta de la vara tocaba sus labios vaginales y su ano, chinchando cada tanto con la punta.
L – Bueno cornudo, ahora depende de vos que tanto sienta el placel del spank esta puta.
Comenzaremos con la paleta, tu tarea es contar cada golpe. Para que cese de golpear vos putita no podes gemir, gritar ni suspirar. Hasta que no soportes 3 golpes consecutivos así no voy a frenar.
Flor me miraba de reojo como si esto fuera moneda corriente, no sabía lo que le esperaba. Su grado de calentura no le permitió darse cuenta a tiempo del sufrimiento que iba a padecer, esto no iba a ser una nalgueada mientras teníamos relaciones. Esto iba mucho mas allá, la iba a llevar a experimentar dolores placenteros, que al otro día pasan factura.
L – Muy bien putita, todo está preparado, comencemos.
Con la paleta comenzó a acariciarle las nalgas, como preparando el terreno para lo que se vendría. De la nada retiro la paleta y mientras ella miraba para abajo, posando su vista sobre el colchón llegó ferozmente el primer golpe. El choque de la madera contra su nalga fue hermoso, el sonido retumbó en toda la habitación, ella levantó la cabeza de golpe e intentó gritar del dolor, pero la bola impidió que eso sucediera. Sus ojos se pusieron rojos y comenzaron a brotar lágrimas.
L – Viste trola que no iba a ser tan fácil, ahora voy a alternar los golpes en tus nalgas hasta que quedes mansita. Luego probarás el sabor de la vara.
Yo le contaba los golpes mientras ella se retorcía del dolor, entre golpe y golpe se revolcaba en la cama ante la risa constante de Laureano. Yo solo miraba y comenzaba a erectarme viendo como el corneador amansaba a mi mujer.
Llegue a contar 132, habían pasado largos minutos desde que había comenzado la sesión y Flor no paraba de llorar. Ya no se inmutaba a los golpes, solo a dejar caer lagrimas y aprender donde había aceptado meterse.
L – Muy bien putita, se ve que ya vas aprendiendo. Ahora cornudo llevala al baño como esta y refrescale las nalgas, lo va a necesitar.
Lleve a Flor al baño gateando, la metí en la bañera, siempre en cuatro, y con una toalla mojada en agua con hielo comencé a darle baños en sus nalgas para refrescarlas.
Cuando ya estaba mejor volvió para lo peor. Se posicionó nuevamente como estaba antes mientras que Laureano la esperaba con un antifaz ciego.
L – Muy bien zorrita, ahora no vas a tener la opción de ver cuando viene el golpe, solo lo vas a sentir. Serán solo 15 con la vara. Luego de esto te sacaré todo, te higienizaras y vendrás a dormir conmigo. Antes de eso como premio podrás beber de mi leche.
Ante mi duda de que iba a hacer yo, dado a que estaba muy duro y con mucha leche cargada su respuesta fue la siguiente.
L – Vos sos un simple cornudo, no esperes nada a cambio. Si necesitas acabar va a ser con tu mano y tu leche irá a la basura, pero la condición será la siguiente, si queres masturbarte y acabar antes deberás hacérmelo a mí, con la diferencia que mi leche siempre terminará en el cuerpo de tu señora.
La respuesta me exitó y a la vez me dio un morbo terrible. Nunca había tocado a un hombre, pero al ver a mi mujer en esa situación estaba desesperado por acabar.
Laureano tomó la vara y comenzó a sacudirla en el aire. Se podía escuchar el ruido de cómo cortaba el aire. Comenzó por frotarle la vara contra la planta de los pies y subiendo así por sus piernas. Al llegar a sus nalgas, rojas como tomate de tantos tablazos, retiró la misma, tomando envión para reventar sus carnes y dejándole una bella marca.
El momento del choque fue algo totalmente hermoso. Ella en ningún momento se percató de que iba a venir, automáticamente grité uno y ella se revolcó como nunca en la cama. Intentaba gritar desesperadamente pero la bola ahogaba sus palabras. Intentaba patalear y soltarse, pero las cadenas lo impedían.
Pasado unos minutos Laureano logro calmarla y ponerla nuevamente en posición. La vista era inmejorable, sus dos cachetes rojos, partidos al medio por una línea violeta.
L – Vamos puta, faltan 14 más. ¿Acaso no querías sentir el sabor del sadomasoquismo?
Y así se repitieron las 14 restantes. Parando entre una y otra dado a que ella no soportaba. Su cola era digna de una esclava. Roja y con 15 líneas violetas, alguna de ellas dejaban ver unos leves puntos de sangre.
Finalizado el spank y habiendo pasado alrededor de 3 horas, tal vez un poco mas, Laureano logró que Flor se calmara para poder liberarla de las cadenas y así enviarla a higienizarse y descansar. Pero previo a eso ambos teníamos la necesidad de vaciar nuestros testículos. Así que no dude un segundo más y tuve que tomar una decisión que a la larga pagué a un muy alto precio.
Yo – Necesito acabar, no puedo quedarme así. Dígame los pasos a seguir.
Laureano me miró y se sonrió. El siempre quiso eso y lo consiguió.
L – Muy bien cornudito, así se debe tratar a un corneador. Vamos a hacer lo siguiente, Flor se arrodillará a mis pies, yo pondré mi pija sobre su cara y vos te vas a dedicar a masturbarme y a apuntar a la cara de ella. No puede caer una gota fuera de su cuerpo, si así fuese vos vas a ser el encargado de limpiar el piso.
Se acomodaron tal cual había pedido Laureano y cumplí con su orden. Nunca había tenido el miembro de un hombre en mi mano, salvo el mío, y la verdad al comienzo me daba asco sostenerlo. Intentaba apenas rozarlo, estaba demasiado duro.
L – Che cornudo, así no siento nada, apretá y pajeame como si fuera tu pija, obviamente que mucho mas grande y lechera.
Con el pasar de los minutos empecé a tomarle gusto a la situación y la verdad me gustaba sentir el calor de otra verga en mi mano. Además su miembro era muy grande, al apretarlo sentía sus venas en mi mano y me encantaba ver como se desvestía su cabeza contra la cara de Flor, que miraba fijamente a los ojos de Laureano y dejaba entreabierta la boca, como deseando que parte de esa leche pudiera terminar ahí.
Al momento del éxtasis, sentí como esa semejante verga explotaba en mi mano. El primer lechazo estalló contra la cara de Flor, no paraba de emanar leche de su glande y la cara de flor no tenía más espacio para cubrir. Su cara estaba completamente blanca.
L – Muy bien cornudito, ahora arrastrale toda la leche a su boca, con eso se lacará los dientes.
Con mis dedos le llevé toda la leche derramada en su cara con destino a su boca, la cual ella esperaba deseosa. Nunca pensé en el asco que da esa situación, tal vez mi calentura jamás dejo que pensara que esa leche no era mía y que había tocado a otro hombre. Pero la situación me calentó demasiado y necesitaba descargar yo también.
Una vez su cara limpia y su boca llena de leche Laureano le ordenó a Florencia que traiga su cepillo de dientes y se lave los mismos con su leche y delante de el.
L – Mira cornudo, mira como mi puta se lava los dientes con mi leche. Acabate la mano mirando eso.
Fue cuestión de segundo el llenarme la mano de leche, estaba demasiado cargado y necesitaba acabar como sea.
L – Muy bien cornudito, se ve que todavía servís para algo. Anda al baño y lávate las manos en el inodoro, no quiero tu leche de maricón en el lugar donde yo tengo que lavarme.
La humillación recibida me exitaba aún más y me encantaba el morbo que estábamos viviendo. Cumplimos con todos sus pedidos sin quejarnos de nada. Yo me lave las manos en el inodoro y tuve que secarme con ropa mía, no con toallas. Ella procedió a tragar toda la leche y a bañarse. Él no dejó que ella se enjuague la boca, quería que duerma con gusto a su semen.
Ellos se acostaron desnudos en la cama grande y yo igual pero a sus pies.
CONTINUARÁ…
4 comentarios - Cornudo y sumiso Ep. 2 - Iniciación dolorosa