Todo comenzó cuando se nos presento la oportunidad de comprar la casa que colindaba con la casa de mis suegros. Una casa de ese tamaño, en ese barrio, y a ese precio, era algo que no podíamos dejar pasar, por lo que hice todos mis esfuerzos para comprarla. Lo único que me incomodaba un poco era la demasiada cercanía a la casa de mis suegros y su segura constante presencia en nuestra casa.
No estuve equivocado, al poco tiempo, mi suegra prácticamente vivía en nuestra casa, aunque no así mi suegro que era mucho más introvertido. Mañana, tarde y noche, a cualquier hora, mi suegra hacia de nuestra casa un segundo hogar. Yo varias veces le recrimine a mi mujer el tema, más cuando me enteré que hasta le había pasado copias de las llaves.
No tenía problemas con mi suegra, al contrario, me llevaba muy bien con ella , aparte que ayudaba con el aseo de la casa, nos traía comida , incluso a veces hasta nos cocinaba , etc, pero era incomodo no tener privacidad , tener que vestirme para ir al baño o la cocina en mi propia casa. Incluso le dije a mi mujer que cualquier día íbamos a estar follando y que su madre aparecería en nuestra casa. Nuevamente no me equivoque.
Fue una mañana, de un día sábado. Me desperté con la verga dura como roca. Mi mujer con el culo al aire, se veía delicioso, comencé a acariciárselo, a rosarme con ella y terminé metiéndosela suavemente. Poco a poco nos fuimos calentando y terminamos follando fogosamente. En eso me pareció escuchar la puerta de calle, supuse que era mi suegra obviamente, mi mujer no la sintió.
Me molesto la situación, esa intromisión a mi vida privada y como para darle una lección a mi suegra, que se sintiera avergonzada y que no volviese a entrar a mi casa sin llamar, aumente mucho mas mi fogosidad con Claudia, dándole con todo. Mi mujer termino en cuatro patas sobre la cama, gritando de placer recibiendo mis furiosas embestidas. Con todas mis fuerzas me follaba a mi mujer, concentrado en darle un fuerte espectáculo a su intrusa madre, para que se fuera y dejara de entrar así sin aviso, esperando el sonido de la puerta cuando esta se cerrara, pero esto no sucedía. Qué raro, ¿Estaría mi suegra espiándonos?
Sabiendo que mi entrometida suegra estaba escuchando, eso le dio un morbo distinto al encuentro, me excito saber que estaba seguramente en el pasillo escuchando lo que pasaba a pocos metros de ella. Sabiéndome espiado, como un gran actor, hice más fogosos el acto sexual y mi mujer pagó las consecuencias, no le di tregua. Por mucho rato le di y le di fuertemente, hasta que la hice acabar entre fuertes gemidos, pero yo acabé, estaba más concentrado en darle un buen espectáculo a la fisgona de mi suegra , me la imaginaba en el pasillo excitada , tocándose cosa que mas me calentaba, por lo que seguí metiéndosela a mi mujer muy duro, por un largo rato . Luego terminé escandalosamente, en medio de los gritos y jadeos, hasta que me pareció escuchar que la puerta de calle se cerraba nuevamente y luego la puerta de la reja. Mi mujer completamente satisfecha y sorprendida, me preguntó que me pasaba, que había despertado tan caliente. Yo solo me reí diciéndole que había amanecido con muchas ganas, pensando que ya con eso, mi suegra no volvería aparecerse así de improviso en nuestro hogar.
Pero mi acto tuvo un giro completamente inesperado, desde ese día, mi suegra comenzó a comportarse extraña conmigo. Una mirada distinta, una sonrisa coqueta, su forma de comportarse hasta noté un cierto interés de su parte. Con el paso del tiempo, me fui dando cuenta que mi suegra me miraba con otros ojos, y la verdad, a mí también me empezó a calentar la madre de mi mujer.
Mi suegra es una mujer bastante robusta, de espaldas anchas, una tetas muy grandes, claro que pasada en varios kilos, con un prominente trasero y gruesas piernas. Comencé a fantasear en estar con una mujer así, tan grande, tetona y culona. Las cosas se fueron dando poco a poco. Un día salí de la ducha y escucho bulla en la cocina. Sabía que por la hora no era mi mujer y supuse que sería mi suegra, ya que mi suegro nunca entró a la casa de esa forma. Con solo imaginarme estar solo en casa con esa mujer, se me despertó la verga, hice que aumentara de tamaño, me coloque una toalla pequeña y caminé por el pasillo hasta la cocina. Me la había colocado bien abajo, cosa que se me viera parte de mi vellosidad, y me la toque un poco para aumentar su volumen. Cuando entro a la cocina, me mostré sorprendido al verla ahí, notando como mi manera de vestir, no pasó desapercibida ante ella. Sonriéndome me dijo que había venido a dejar unos platos nuestros que tenía en su casa, notando como su mirada se iba hacia la diminuta toalla. Yo bromeando, le dije que casi me pilla en pelotas, que no sé que me había dado por colocarme la toalla, que si no , se hubiese llevado una tremenda sorpresa , resaltando la palabra “tremenda”.
Tal como lo pensé, ella lejos de urgirse, sonriendo me dice que era una lástima, que seguramente hubiese sido un bonito espectáculo. Le seguí el juego, conversando con una mano sujetándome la toalla, mientras ella no paraba de conversar, notándose algo nerviosa, admirando el cuerpo semi desnudo de su yerno. Fue una conversación muy interesante, nos hicimos algunas bromas de doble sentido, mostramos algunas insinuaciones de ambas partes, muy disimuladamente, pero indudablemente se noto una tensión sexual de ambas partes.
Después de ese encuentro, vinieron varios mas, no tan desinhibidos, pero hubieron varias insinuaciones ocultas por ahí en conversaciones intrascendentes, que hacía presagiar lo que se venía. Yo creo que el más revelador, fue una vez que estábamos en mi casa con mi mujer y sus padres. Mi mujer tenía plantado atrás unas hierbas, cuando mi suegra fue al patio a sacar unas, yo estaba muy cerca, cuando ella se agacha para recogerlas, su generoso escote me muestras sus enormes tetas colgando, realmente grandes. Inevitablemente mis ojos se pegaron en ellas, yo creo que ella sabía que me las estaba mostrando, por que se demoró mucho en sacarlas, cuando en eso, levanta la mirada y se encuentra con mis ojos pegados en sus grandes atributos. Al verme sorprendido, ya con la confianza e indirectas que nos habíamos lanzado, antes que me dijera algo, le digo un piropo que se veía muy bien en esa posición. Ella sonriendo por mi piropo, sabiendo perfectamente que me refería a sus pechos, me dice “el que mira sufre, el que toca goza” , nada más , llevándose las hierbas , lanzándome una mirada y una sonrisa , que con eso, ya me lo decía todo.
Era más que evidente que nos teníamos ganas uno al otro y ya con lo que me dijo me dejaba más que claro su interés por mí. Me dejó muy caliente con esa frase que se repitió mil veces en mis pensamientos. Solo tenía que esperar el momento indicado, que no tardó mucho en llegar. Una tarde mi mujer me comenta, delante de su madre, ( que para variar estaba en mi casa), que tenía que ir al otro día , por el trabajo, a tramitar unos documentos a la capital. “Me vas a dejar solo”, dije en medio de una frase, dándole una mirada a mi suegra, que de inmediato yo creo que adivinó mis intenciones.
Al otro día, ya con mi mujer fuera de casa, estuve expectante esperando que apareciera mi suegra con cualquiera excusa tonta. Ella sabía bien que mi mujer no llegaría hasta la tarde y que yo estaba solo en casa. Miraba nervioso por la cortina a cada rato, diciéndome a mí mismo, que si venía, era porque algo quería. Pasó mucho rato y de mi suegra nada. Ya era casi media mañana y de ella ni luces, pensé que de seguro debe haber pensado mejor las cosas, que era su hija y que se debe haber arrepentido, cuando en eso, me pareció escuchar el sonido característico de la puerta de reja. Y luego la puerta de calle.
Yo andaba solo con boxers, esperando en mi cuarto, cuando siento que ella estaba en la cocina. Voy hasta allá y la veo de espalda, lavando unos vasos que habían quedado. Me saluda muy sonriente y la mentirosa, me dice que pensaba que no estaba. Yo me serví un vaso de agua, rozándola por detrás, tocándole la cintura , diciéndole que no tenía ningún panorama entretenido para salir, que estaba algo aburrido. Me dio ideas tontas, como cortar el pasto u ordenar la casa, donde yo me reí diciéndole que eso no era algo entretenido. Me pregunta secándose las manos, qué cosa entretenida me gustaría hacer, mientras me miraba mi torso desnudo. Le dije que había muchas cosas entretenidas que me gustaría hacer, pero que lamentablemente no podía hacerlas, dándole una sugerente mirada.
Ese día mi suegra andaba con un vestido blanco de verano, de una sola pieza, se veía rica , con tirantes que mostraban sus hombros desnudos y sus fabulosas tetas , además su culo se veía impresionante, se le marcaban los calzones en sus. A sus 60 años, mi suegra estaba bien rica, era bonita de rostro, tés blancos, ojos verdes, pelo rubio, largo. Si tenía un sobre peso notable, pero eso era algo que mas me llamaba la atención, aparte del morbo de lo prohibido. Ambos nos teníamos ganas, era algo evidente y era este el momento de sacárnosla.
Me miraba muy detenidamente mi cuerpo, cuando me hace el comentario que me veía muy bien, que estaba bien tonificado. “¿Ud cree suegra?”, levantando los brazos para mostrarle mis músculos. Asintió afirmativamente, respondiéndole yo con la misma frase que me había dejado prendido, bueno como ud. dijo, “el que mira sufre , el que toca goza” , ella se rió y me dijo que ahí estaba mal con ella, que a ella no le gustaba sufrir , mirándome sugestivamente. Ahí ya me lo dijo todo, me acerco a ella diciéndole que a mí tampoco y me voy con mis dos manos a agarrarle las tetas.
Se mostró sorprendida, sacando mis manos de sus pechos de inmediato, diciéndome que no podíamos. Pero no se corría, lo que me llevo a abrazarla y a confesarle que la deseaba como mujer. Me dijo que no, esquivando mi beso, hasta que me confesó que ella también me deseaba, pero que no podíamos hacerlo. Seguí insistiéndole tratando de besarla, diciéndole que sería nuestro secreto y ella me abrazaba fuertemente, me decía que no y que no, hasta que me dice se moría de ganas , que solo una vez y que de ahí nada más.
Nos besamos de pie en la cocina, bajando de inmediato mis manos, agarrándole por primera vez con ambas manos, ese enorme culo que me tenía loco hace rato. Sorpresivamente ella hizo lo mismo, me agarro de la nalgas apretándome contra ella, besándonos apasionadamente , hasta que dejando de besarme, me confesó que la tenia caliente hace rato, que no podía de dejar de pensar en mi como hombre. La tomé de la mano y me la lleve hasta el cuarto, donde nuevamente comencé a besarla, recorriendo su cuerpo con mis manos, al igual que ella. Mi verga ya levantaba una enorme carpa dentro de mis holgados boxers, cuando en eso se sienta en la cama , me los baja y se la mete a la boca , dándome una chupada espectacular, con ganas , con deseos. Ahí estaba yo, con mi suegra sentada atragantándose con mi verga, dispuestos a sacarnos de una vez por todas las ganas acumuladas.
La levanté y le saqué el vestido, viendo su robusto cuerpo en ropa interior, luego le desabroché rápidamente su brasier , donde sus enormes tetas cayeron , realmente grandes , hermosas, muy blancas , con unos grandes pezones rozados y aureolas gigantescas. Al fin las tenía en mis manos, confesándole que hace mucho tiempo quería tocárselas. Me volvió a repetir que solo sería una vez, pero que le hiciera todo lo que quisiera. La desnude por completo y la acosté en mi cama, aun sin hacer. Me perdí en sus tetas, chupándoselas con alevosía, mientras ella misma se agarraba una y me la colocaba en la boca amamantándome. Le tocaba el culo, las tetas, las piernas, hasta que se metió entre ellas, comenzando a masturbar una enorme concha peluda y mojada. Ella no me soltaba la verga , me la acariciaba suavemente una y otra vez , alabando su forma , dureza , pidiéndome por favor que me dejara chupar.
Se arrodillo a mi lado y se dedico a chupármela por un largo , largo rato , mientras yo recostado de espalda , me dejaba querer , estirando las manos , acariciándole las tetas , viendo a mi suegra con el culo parado deleitándose con lo que tenía en la boca. Luego se coloco entre mis piernas, tendida de boca , sin dejar de mamármela ni un segundo, diciéndome que era exquisita, que se moría de ganas de tenerla en su boca , mientras me pasaba la lengua por las bolas, metiéndoselas a la boca , acariciándomelas , ufffff que ganas de verga tenía mi suegrita y como le gustaba chuparla.
Hasta que la hice subir, se montó sobre mí, colocando sus gruesas piernas una a cada lado, de muslos grandes , admirando sus enormes tetas balanceándose de lado a lado, mientras quedaba en posición, con un rostro de placer , sonriendo , mordiéndoselos labios. Me la tomó desde la base y se la colocó en la entrada de su vagina, y bajó su enorme culo, enterrándosela poco a poco, disfrutando cada centímetro que le entraba, hasta que lo bajo por completo, dejándola dentro de ella, echando la cabeza hacia atrás. Comenzó a moverse suavemente, de atrás hacia adelante, diciéndome nuevamente que mi verga le encantaba, mientras yo estiraba las manos buscando sus tetas. Me las colocó en la cara, subiendo y bajando, enterrándose mi verga, mientras sus enormes pechos eran succionados fuertemente.
Era ella la que me estaba follando, me quedé quieto, con mi enorme suegra montada sobre mí, disfrutando de mi verga, moviéndose deliciosamente. Me apoyó las tetas en el pecho y me beso, dejando el culo levantado. Se lo agarre con fuerza y comencé a mover yo ahora, metiéndosela a ritmo pausado, aferrado a sus grandes nalgas que en esa posición , yo creo que deben haber llegado casi a un metro de lado a lado.
Ninguno de los dos se apuraba, teníamos tiempo y queríamos que el encuentro durase lo más posible. Parecía que no le habían dado verga a mi suegra hace rato, se movia y disfrutaba como una puta , moviéndose rítmicamente de adelante hacia atrás gimiendo sin parar. Cambiando de posición, dejé a mi suegra ahora de espaldas en la cama, me dedique a jugar con sus tetas, mientras le acerqué nuevamente la verga a la boca para que me la chupara. Era excitante ver a esa madura y voluminosa mujer, con sus gruesas piernas recogidas y abiertas, disfrutando como loca de la verga de su yerno. Luego me metí entre sus piernas y le comí la concha con alevosía , la hice bufar de placer, sentía toda mi cara mojada, metiéndole la lengua por todos lados. Luego me monté sobre ella y me la comencé a follar fuertemente, apoyado solo en mis brazos, ella con la manos hacia atrás, completamente entregada , con sus piernas abiertas a más no poder y sus tetas desparramadas hacia los lados, moviéndose al vaivén de mis movimientos.
Tal cual como había tenido a mi mujer, en cuatro patas, ahora tenía a su madre en esa posición, con su enorme culo en pompas, recibiendo mis embestidas, que movían gelatinosamente las carnes de sus nalgas, enterrándole con fuerza mi verga. Le di y le di sin darle tregua, golpeándome contra sus enormes nalgas, hasta que la hice acabar. Sin embargo yo no acabé y continué castigando a la culona de mi suegra un buen rato más. Ya mi verga entraba sin ningún problema en una mojada concha estilante de jugos, que no ponía ninguna resistencia a la brutal violación. Ese enorme culo que tan caliente me tenía estaba en mis manos y lo aprovecharía al máximo. Ella ya no quería mas, estaba completamente satisfecha, solo con su culo levantado, se lo entregaba a su yerno para hacer con él lo que quisiera. Hasta que me fui cortado , aferrado a sus anchas caderas , follándomela como si fuera solo un pedazo de carne , muy fuertemente me descargue dentro de ella , gimiendo como un toro , llenándole la concha ahora con mi fluidos , dejándosela enterrada hasta el fondo.
Recién ahí la solté, viendo como mi semen goteaba de la concha de mi suegra, cayendo sobre la cama. La gorda, permaneció unos segundos así y luego quedó desparramada sobre la cama, boca abajo, con sus nalgas todas mojadas recuperando el aliento. Era tan excitante ver a la madre de mi mujer desnuda en mi cama, con sus tetas aplastadas sobresaliendo hacia los lados, con ese enorme trasero que había sido mío. Me acosté a su lado, acariciándole las nalgas, diciéndole que al fin me había sacado las ganas que tenía acumuladas. Ella también me confesó que fantaseaba con estar conmigo, que pensó que era bueno para la cama, pero que nunca tanto, diciéndome que hace muchos años que no disfrutaba tanto, alabando mi desempeño.
Se dio una ducha corta, sin mojarse el pelo, para que mi suegro no fuese a sospechar. Luego se vistió, incluso me hizo la cama y me dijo que ya después de esta vez, nunca, pero nunca más volvería a pasar, que hiciéramos cuenta como que esto nunca había pasado, haciéndome prometer que jamás le contaría absolutamente a nadie.
Todos sabemos que ese nunca, nunca mas … “nunca” ocurre …
No estuve equivocado, al poco tiempo, mi suegra prácticamente vivía en nuestra casa, aunque no así mi suegro que era mucho más introvertido. Mañana, tarde y noche, a cualquier hora, mi suegra hacia de nuestra casa un segundo hogar. Yo varias veces le recrimine a mi mujer el tema, más cuando me enteré que hasta le había pasado copias de las llaves.
No tenía problemas con mi suegra, al contrario, me llevaba muy bien con ella , aparte que ayudaba con el aseo de la casa, nos traía comida , incluso a veces hasta nos cocinaba , etc, pero era incomodo no tener privacidad , tener que vestirme para ir al baño o la cocina en mi propia casa. Incluso le dije a mi mujer que cualquier día íbamos a estar follando y que su madre aparecería en nuestra casa. Nuevamente no me equivoque.
Fue una mañana, de un día sábado. Me desperté con la verga dura como roca. Mi mujer con el culo al aire, se veía delicioso, comencé a acariciárselo, a rosarme con ella y terminé metiéndosela suavemente. Poco a poco nos fuimos calentando y terminamos follando fogosamente. En eso me pareció escuchar la puerta de calle, supuse que era mi suegra obviamente, mi mujer no la sintió.
Me molesto la situación, esa intromisión a mi vida privada y como para darle una lección a mi suegra, que se sintiera avergonzada y que no volviese a entrar a mi casa sin llamar, aumente mucho mas mi fogosidad con Claudia, dándole con todo. Mi mujer termino en cuatro patas sobre la cama, gritando de placer recibiendo mis furiosas embestidas. Con todas mis fuerzas me follaba a mi mujer, concentrado en darle un fuerte espectáculo a su intrusa madre, para que se fuera y dejara de entrar así sin aviso, esperando el sonido de la puerta cuando esta se cerrara, pero esto no sucedía. Qué raro, ¿Estaría mi suegra espiándonos?
Sabiendo que mi entrometida suegra estaba escuchando, eso le dio un morbo distinto al encuentro, me excito saber que estaba seguramente en el pasillo escuchando lo que pasaba a pocos metros de ella. Sabiéndome espiado, como un gran actor, hice más fogosos el acto sexual y mi mujer pagó las consecuencias, no le di tregua. Por mucho rato le di y le di fuertemente, hasta que la hice acabar entre fuertes gemidos, pero yo acabé, estaba más concentrado en darle un buen espectáculo a la fisgona de mi suegra , me la imaginaba en el pasillo excitada , tocándose cosa que mas me calentaba, por lo que seguí metiéndosela a mi mujer muy duro, por un largo rato . Luego terminé escandalosamente, en medio de los gritos y jadeos, hasta que me pareció escuchar que la puerta de calle se cerraba nuevamente y luego la puerta de la reja. Mi mujer completamente satisfecha y sorprendida, me preguntó que me pasaba, que había despertado tan caliente. Yo solo me reí diciéndole que había amanecido con muchas ganas, pensando que ya con eso, mi suegra no volvería aparecerse así de improviso en nuestro hogar.
Pero mi acto tuvo un giro completamente inesperado, desde ese día, mi suegra comenzó a comportarse extraña conmigo. Una mirada distinta, una sonrisa coqueta, su forma de comportarse hasta noté un cierto interés de su parte. Con el paso del tiempo, me fui dando cuenta que mi suegra me miraba con otros ojos, y la verdad, a mí también me empezó a calentar la madre de mi mujer.
Mi suegra es una mujer bastante robusta, de espaldas anchas, una tetas muy grandes, claro que pasada en varios kilos, con un prominente trasero y gruesas piernas. Comencé a fantasear en estar con una mujer así, tan grande, tetona y culona. Las cosas se fueron dando poco a poco. Un día salí de la ducha y escucho bulla en la cocina. Sabía que por la hora no era mi mujer y supuse que sería mi suegra, ya que mi suegro nunca entró a la casa de esa forma. Con solo imaginarme estar solo en casa con esa mujer, se me despertó la verga, hice que aumentara de tamaño, me coloque una toalla pequeña y caminé por el pasillo hasta la cocina. Me la había colocado bien abajo, cosa que se me viera parte de mi vellosidad, y me la toque un poco para aumentar su volumen. Cuando entro a la cocina, me mostré sorprendido al verla ahí, notando como mi manera de vestir, no pasó desapercibida ante ella. Sonriéndome me dijo que había venido a dejar unos platos nuestros que tenía en su casa, notando como su mirada se iba hacia la diminuta toalla. Yo bromeando, le dije que casi me pilla en pelotas, que no sé que me había dado por colocarme la toalla, que si no , se hubiese llevado una tremenda sorpresa , resaltando la palabra “tremenda”.
Tal como lo pensé, ella lejos de urgirse, sonriendo me dice que era una lástima, que seguramente hubiese sido un bonito espectáculo. Le seguí el juego, conversando con una mano sujetándome la toalla, mientras ella no paraba de conversar, notándose algo nerviosa, admirando el cuerpo semi desnudo de su yerno. Fue una conversación muy interesante, nos hicimos algunas bromas de doble sentido, mostramos algunas insinuaciones de ambas partes, muy disimuladamente, pero indudablemente se noto una tensión sexual de ambas partes.
Después de ese encuentro, vinieron varios mas, no tan desinhibidos, pero hubieron varias insinuaciones ocultas por ahí en conversaciones intrascendentes, que hacía presagiar lo que se venía. Yo creo que el más revelador, fue una vez que estábamos en mi casa con mi mujer y sus padres. Mi mujer tenía plantado atrás unas hierbas, cuando mi suegra fue al patio a sacar unas, yo estaba muy cerca, cuando ella se agacha para recogerlas, su generoso escote me muestras sus enormes tetas colgando, realmente grandes. Inevitablemente mis ojos se pegaron en ellas, yo creo que ella sabía que me las estaba mostrando, por que se demoró mucho en sacarlas, cuando en eso, levanta la mirada y se encuentra con mis ojos pegados en sus grandes atributos. Al verme sorprendido, ya con la confianza e indirectas que nos habíamos lanzado, antes que me dijera algo, le digo un piropo que se veía muy bien en esa posición. Ella sonriendo por mi piropo, sabiendo perfectamente que me refería a sus pechos, me dice “el que mira sufre, el que toca goza” , nada más , llevándose las hierbas , lanzándome una mirada y una sonrisa , que con eso, ya me lo decía todo.
Era más que evidente que nos teníamos ganas uno al otro y ya con lo que me dijo me dejaba más que claro su interés por mí. Me dejó muy caliente con esa frase que se repitió mil veces en mis pensamientos. Solo tenía que esperar el momento indicado, que no tardó mucho en llegar. Una tarde mi mujer me comenta, delante de su madre, ( que para variar estaba en mi casa), que tenía que ir al otro día , por el trabajo, a tramitar unos documentos a la capital. “Me vas a dejar solo”, dije en medio de una frase, dándole una mirada a mi suegra, que de inmediato yo creo que adivinó mis intenciones.
Al otro día, ya con mi mujer fuera de casa, estuve expectante esperando que apareciera mi suegra con cualquiera excusa tonta. Ella sabía bien que mi mujer no llegaría hasta la tarde y que yo estaba solo en casa. Miraba nervioso por la cortina a cada rato, diciéndome a mí mismo, que si venía, era porque algo quería. Pasó mucho rato y de mi suegra nada. Ya era casi media mañana y de ella ni luces, pensé que de seguro debe haber pensado mejor las cosas, que era su hija y que se debe haber arrepentido, cuando en eso, me pareció escuchar el sonido característico de la puerta de reja. Y luego la puerta de calle.
Yo andaba solo con boxers, esperando en mi cuarto, cuando siento que ella estaba en la cocina. Voy hasta allá y la veo de espalda, lavando unos vasos que habían quedado. Me saluda muy sonriente y la mentirosa, me dice que pensaba que no estaba. Yo me serví un vaso de agua, rozándola por detrás, tocándole la cintura , diciéndole que no tenía ningún panorama entretenido para salir, que estaba algo aburrido. Me dio ideas tontas, como cortar el pasto u ordenar la casa, donde yo me reí diciéndole que eso no era algo entretenido. Me pregunta secándose las manos, qué cosa entretenida me gustaría hacer, mientras me miraba mi torso desnudo. Le dije que había muchas cosas entretenidas que me gustaría hacer, pero que lamentablemente no podía hacerlas, dándole una sugerente mirada.
Ese día mi suegra andaba con un vestido blanco de verano, de una sola pieza, se veía rica , con tirantes que mostraban sus hombros desnudos y sus fabulosas tetas , además su culo se veía impresionante, se le marcaban los calzones en sus. A sus 60 años, mi suegra estaba bien rica, era bonita de rostro, tés blancos, ojos verdes, pelo rubio, largo. Si tenía un sobre peso notable, pero eso era algo que mas me llamaba la atención, aparte del morbo de lo prohibido. Ambos nos teníamos ganas, era algo evidente y era este el momento de sacárnosla.
Me miraba muy detenidamente mi cuerpo, cuando me hace el comentario que me veía muy bien, que estaba bien tonificado. “¿Ud cree suegra?”, levantando los brazos para mostrarle mis músculos. Asintió afirmativamente, respondiéndole yo con la misma frase que me había dejado prendido, bueno como ud. dijo, “el que mira sufre , el que toca goza” , ella se rió y me dijo que ahí estaba mal con ella, que a ella no le gustaba sufrir , mirándome sugestivamente. Ahí ya me lo dijo todo, me acerco a ella diciéndole que a mí tampoco y me voy con mis dos manos a agarrarle las tetas.
Se mostró sorprendida, sacando mis manos de sus pechos de inmediato, diciéndome que no podíamos. Pero no se corría, lo que me llevo a abrazarla y a confesarle que la deseaba como mujer. Me dijo que no, esquivando mi beso, hasta que me confesó que ella también me deseaba, pero que no podíamos hacerlo. Seguí insistiéndole tratando de besarla, diciéndole que sería nuestro secreto y ella me abrazaba fuertemente, me decía que no y que no, hasta que me dice se moría de ganas , que solo una vez y que de ahí nada más.
Nos besamos de pie en la cocina, bajando de inmediato mis manos, agarrándole por primera vez con ambas manos, ese enorme culo que me tenía loco hace rato. Sorpresivamente ella hizo lo mismo, me agarro de la nalgas apretándome contra ella, besándonos apasionadamente , hasta que dejando de besarme, me confesó que la tenia caliente hace rato, que no podía de dejar de pensar en mi como hombre. La tomé de la mano y me la lleve hasta el cuarto, donde nuevamente comencé a besarla, recorriendo su cuerpo con mis manos, al igual que ella. Mi verga ya levantaba una enorme carpa dentro de mis holgados boxers, cuando en eso se sienta en la cama , me los baja y se la mete a la boca , dándome una chupada espectacular, con ganas , con deseos. Ahí estaba yo, con mi suegra sentada atragantándose con mi verga, dispuestos a sacarnos de una vez por todas las ganas acumuladas.
La levanté y le saqué el vestido, viendo su robusto cuerpo en ropa interior, luego le desabroché rápidamente su brasier , donde sus enormes tetas cayeron , realmente grandes , hermosas, muy blancas , con unos grandes pezones rozados y aureolas gigantescas. Al fin las tenía en mis manos, confesándole que hace mucho tiempo quería tocárselas. Me volvió a repetir que solo sería una vez, pero que le hiciera todo lo que quisiera. La desnude por completo y la acosté en mi cama, aun sin hacer. Me perdí en sus tetas, chupándoselas con alevosía, mientras ella misma se agarraba una y me la colocaba en la boca amamantándome. Le tocaba el culo, las tetas, las piernas, hasta que se metió entre ellas, comenzando a masturbar una enorme concha peluda y mojada. Ella no me soltaba la verga , me la acariciaba suavemente una y otra vez , alabando su forma , dureza , pidiéndome por favor que me dejara chupar.
Se arrodillo a mi lado y se dedico a chupármela por un largo , largo rato , mientras yo recostado de espalda , me dejaba querer , estirando las manos , acariciándole las tetas , viendo a mi suegra con el culo parado deleitándose con lo que tenía en la boca. Luego se coloco entre mis piernas, tendida de boca , sin dejar de mamármela ni un segundo, diciéndome que era exquisita, que se moría de ganas de tenerla en su boca , mientras me pasaba la lengua por las bolas, metiéndoselas a la boca , acariciándomelas , ufffff que ganas de verga tenía mi suegrita y como le gustaba chuparla.
Hasta que la hice subir, se montó sobre mí, colocando sus gruesas piernas una a cada lado, de muslos grandes , admirando sus enormes tetas balanceándose de lado a lado, mientras quedaba en posición, con un rostro de placer , sonriendo , mordiéndoselos labios. Me la tomó desde la base y se la colocó en la entrada de su vagina, y bajó su enorme culo, enterrándosela poco a poco, disfrutando cada centímetro que le entraba, hasta que lo bajo por completo, dejándola dentro de ella, echando la cabeza hacia atrás. Comenzó a moverse suavemente, de atrás hacia adelante, diciéndome nuevamente que mi verga le encantaba, mientras yo estiraba las manos buscando sus tetas. Me las colocó en la cara, subiendo y bajando, enterrándose mi verga, mientras sus enormes pechos eran succionados fuertemente.
Era ella la que me estaba follando, me quedé quieto, con mi enorme suegra montada sobre mí, disfrutando de mi verga, moviéndose deliciosamente. Me apoyó las tetas en el pecho y me beso, dejando el culo levantado. Se lo agarre con fuerza y comencé a mover yo ahora, metiéndosela a ritmo pausado, aferrado a sus grandes nalgas que en esa posición , yo creo que deben haber llegado casi a un metro de lado a lado.
Ninguno de los dos se apuraba, teníamos tiempo y queríamos que el encuentro durase lo más posible. Parecía que no le habían dado verga a mi suegra hace rato, se movia y disfrutaba como una puta , moviéndose rítmicamente de adelante hacia atrás gimiendo sin parar. Cambiando de posición, dejé a mi suegra ahora de espaldas en la cama, me dedique a jugar con sus tetas, mientras le acerqué nuevamente la verga a la boca para que me la chupara. Era excitante ver a esa madura y voluminosa mujer, con sus gruesas piernas recogidas y abiertas, disfrutando como loca de la verga de su yerno. Luego me metí entre sus piernas y le comí la concha con alevosía , la hice bufar de placer, sentía toda mi cara mojada, metiéndole la lengua por todos lados. Luego me monté sobre ella y me la comencé a follar fuertemente, apoyado solo en mis brazos, ella con la manos hacia atrás, completamente entregada , con sus piernas abiertas a más no poder y sus tetas desparramadas hacia los lados, moviéndose al vaivén de mis movimientos.
Tal cual como había tenido a mi mujer, en cuatro patas, ahora tenía a su madre en esa posición, con su enorme culo en pompas, recibiendo mis embestidas, que movían gelatinosamente las carnes de sus nalgas, enterrándole con fuerza mi verga. Le di y le di sin darle tregua, golpeándome contra sus enormes nalgas, hasta que la hice acabar. Sin embargo yo no acabé y continué castigando a la culona de mi suegra un buen rato más. Ya mi verga entraba sin ningún problema en una mojada concha estilante de jugos, que no ponía ninguna resistencia a la brutal violación. Ese enorme culo que tan caliente me tenía estaba en mis manos y lo aprovecharía al máximo. Ella ya no quería mas, estaba completamente satisfecha, solo con su culo levantado, se lo entregaba a su yerno para hacer con él lo que quisiera. Hasta que me fui cortado , aferrado a sus anchas caderas , follándomela como si fuera solo un pedazo de carne , muy fuertemente me descargue dentro de ella , gimiendo como un toro , llenándole la concha ahora con mi fluidos , dejándosela enterrada hasta el fondo.
Recién ahí la solté, viendo como mi semen goteaba de la concha de mi suegra, cayendo sobre la cama. La gorda, permaneció unos segundos así y luego quedó desparramada sobre la cama, boca abajo, con sus nalgas todas mojadas recuperando el aliento. Era tan excitante ver a la madre de mi mujer desnuda en mi cama, con sus tetas aplastadas sobresaliendo hacia los lados, con ese enorme trasero que había sido mío. Me acosté a su lado, acariciándole las nalgas, diciéndole que al fin me había sacado las ganas que tenía acumuladas. Ella también me confesó que fantaseaba con estar conmigo, que pensó que era bueno para la cama, pero que nunca tanto, diciéndome que hace muchos años que no disfrutaba tanto, alabando mi desempeño.
Se dio una ducha corta, sin mojarse el pelo, para que mi suegro no fuese a sospechar. Luego se vistió, incluso me hizo la cama y me dijo que ya después de esta vez, nunca, pero nunca más volvería a pasar, que hiciéramos cuenta como que esto nunca había pasado, haciéndome prometer que jamás le contaría absolutamente a nadie.
Todos sabemos que ese nunca, nunca mas … “nunca” ocurre …
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