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Cuarteto bisexual (o parecido)

Capítulos anteriores:
Autoexperimentando
Fantasía: cambio de rol con mi novia
Recibí ayuda de mi amiga especial
Trío con pareja amiga
Masaje con final más que feliz
A las órdenes de mi amiga trans
Polvo con mi ex... y mi novia
Vestido para mi novia (trans)
Adicto a la polla trans

(los nombres, oficios, y demás posibles datos de carácter personal han sido modificados para proteger la identidad de los implicados, empezando por yo mismo)

Sara y yo estábamos una tarde después de comer echados en el sofá. Me envolvía con sus brazos mientras me daba ligeras caricias sobre el pene, de forma que yo estaba empalmado. Sentía además su polla rígida entre mis “cachetes” del culo, pero sin hacer por entrar.

“Casi se me olvida. Hemos quedado”, dijo de pronto, y se incorporó. “Vamos a vestirnos”.

Me sorprendí, ya que yo era ajeno a que tuviéramos una quedada. Pero la seguí y fuimos al dormitorio para cambiarnos. Yo me apañé con unos tejanos y una camiseta verde. Y cuando me giré, Sara me sorprendió. Se había animado por fin a ponerse la falda. Con el suéter que le daba aspecto de estudiante.

“¿En serio tenemos que irnos?”, le pregunté, apenado y cachondo.

“En serio. Pero hazme caso, no vas a arrepentirte”.

Así que salimos a la calle y empezamos a caminar. No me di cuenta en ese momento de que la ruta que estábamos siguiendo ya la conocía. Me dio de la mano, y yo la acepté. Estaba encantado de la vida con ella, y no me veía saliendo con otra persona. De pronto, nos detuvimos.

Sara me había llevado al piso de Raquel y Lucía, las chicas masajistas que tan bien me habían atendido. Mi chica llamó y esperamos a que nos abriesen. Ambas sonrieron al ver a Sara, y me sorprendió mucho ver que ambas le daban un suave beso en los labios... pero más me sorprendí cuando también me besaron a mi.

"Adelante", nos invitó Lucía a entrar. La seguimos por el pasillo. Cuando me di el masaje no había podido fijarme en la casa, pero pude comprobar esta vez que tenían un amplio y bien decorado salón. El sofá era tan grande que podría dormirse en él sin problemas de espacio, prácticamente.

“Pensábamos que se os había olvidado”, dijo Raquel.

“Os veo de maravilla, por cierto”, añadió Lucía. “Me alegro por los dos, de verdad”.

Sara estaba apoyada sobre mi pecho, en aquel inmenso sofá en que nos habíamos sentado los cuatro. Noté que me convertía en el centro de sus miradas. Detecté que me estaba perdiendo alguna cosa.

“¿Ocurre algo?”, pregunté.

“No sé si recuerdas lo que hablamos hace un tiempo. Que cuando me operase y no pudiera tener relaciones, podrías venir a verlas, y poder desfogarte”, dijo Sara.

“Oh, aquello…”

“Sara ha sido mi mejor amiga desde que éramos niñas”, empezó Raquel. “Cuando empezó a sentirse mujer, estuve con ella. Y cuando descubrí que a mi me gustaban las mujeres, fue mi primera pareja. Aunque no funcionó, seguimos siendo amigas hasta el día de hoy”.

“Fue ella quien nos presentó, además”, añadió Lucía. “Ha hecho cosas muy buenas por nosotras, y de vez en cuando, quedamos las tres para relajarnos”.

“¿Relajaros quiere decir tener sexo?”

“Sí, cariño”, dijo Sara. “Pero ahora que estoy contigo, lo justo es que lo disfrutemos los cuatro. Si te parece bien”.

Joder si me parecía bien. Yo estaba encantado con la idea. Sonrieron, y Raquel y Lucía fueron a cambiarse un momento, mientras Sara y yo nos íbamos desnudando también. La idea era quedarnos en aquel sofá, después de cubrirlo, eso sí, para evitar que las manchas de semen lo dejaran inutilizable.

Nos desnudamos y no tardamos en ver que Lucía y Raquel se habían cambiado también. Estaban completamente desnudas, pero había un extra: se habían puesto sendos strap-on, de color carne, en un tono que parecía que les salía un pene natural en lugar de ser una prótesis.

“Mira”, me dijo Raquel, alzando una pierna. “Tienen también una abertura. Así, si os apetece, también podéis follarnos por delante”, y nos guiñó un ojo. Yo me estaba poniendo cachondo por momentos, y mi polla erecta lo hacía notar.

“Si te parece bien, me lo quedo”, dijo Lucía. Me empujó contra al sofá, y empezó a chuparme la erección. Se había situado estratégicamente mía, para que le devolviera el favor. Aparté con la mano el juguete, y localicé su coño. Hundí mi lengua dentro, arrancándole un gemido de placer. Sonreí. Y mi polla se endureció un poco más cuando me metió un dedo en el culo, para empezar a dilatármelo. La tarde empezaba fuerte para mi.

Fue ella quien decidió que debíamos parar ahí. Había algo que le apetecía más. Subió por mi cuerpo y se introdujo mi pene en su vagina. Empezó a cabalgarme con ganas, mientras yo, desde mi posición, podía ver perfectamente a Sara follándole la boca a Raquel. Me miró y me guiñó el ojo. Eso sólo podía significar que pronto me tocaría a mi. Yo estaba fuera de mi, y terminé eyaculando dentro de Lucía. Podía ver algún hilillo de mi esperma cayendo por sus piernas.

Me vi empujado hacia adelante en ese momento. Algo empezó a moverse dentro de mi culo. Se introdujo por completo, y sentí un cuerpo contra el mío. Era Raquel, tomándome con su juguete. Sara se puso delante de mi, apuntándome con su erección. Supe lo que quería. Inspiré, y empecé a mamársela. Ella me acarició la cara y luego me dejó hacer libremente, mientras Raquel me daba placer follándose mi culito. Simplemente confiaba en que no me correría simplemente por aquello.

Erotizandome, Sara empezó a chupar el falo de plástico de Lucía, al tiempo que la masturbaba por la abertura. La verdad era que verla de aquella forma tan porno me excitaba mucho. Nuevamente quise evitar correrme sólo viendo aquello. Recibí cierto alivio cuando, acompañada por la penetración, Raquel empezó a estimular mi miembro. Me masturbó, pero Sara fue la primera en eyacular. Apenas un chorro de semen terminó en mi boca, y ella aprovechó para besarme en ese momento, de forma que todos los fluídos pasaron a ella.

Luego, consiguió que Lucía también tuviera su orgasmo gracias a sus habilidosas manos. Se notaba que no era la primera vez que follaban entre sí, pues parecian conocer bien sus gustos. Raquel mantuvo su juguete dentro de mi culo, pero hubo un momento en que dejó de follarme, simplemente manteniéndolo dentro, y acelerando las pajas que me hacía hasta que eyaculé. Manché con mi esperma el cuerpo de Sara, y fue limpiada por Raquel y Lucía.

Lucía me atrajo hacia ella, y me ordenó que me sentara sobre su arnés. Así lo hice, y disfrute de su longitud atravesando mi culo. Yo estaba en la gloria con aquello, y más aún lo estuve cuando Raquel se me subió encima, y mi polla quedó encerrada en su vagina. Ella subía y bajaba, mientras yo manoseaba sus pechos. Vi que Sara se ponía delante de nosotros, y adiviné que su pene se hundía en el coño de Lucía, de tal forma que era ella quien llevaba al final el ritmo de todas las acometidas. Supe que se corrió dentro de su amiga, al igual que yo eyaculé dentro de Lucía.

“Queremos ver cómo folláis”, nos pidió Raquel.

“Tu a él”, aclaró Lucía.

De forma que Sara se sentó, yo me subí de frente hacia ella, y volví a deslizarme por su erección. Es algo raro, pero creo que mi culo supo en ese momento que estaba siendo follado por un pene conocido y bien recibido. Me sostuvo por las caderas y empecé a subir y bajar. Mire al lado, donde Lucía y Raquel se estaban masturbando mutuamente al ver nuestro espectáculo erótico.

“Date la vuelta”, me ofreció Sara. “Puedes mirarlas y masturbarte”, me ofreció.

Así que me detuve solo por un momento, y volví a disfrutar de sus embestidas. Me masturbé para mi público, pero con lo que no contaba fue con que ellas se abalanzaran a por mi polla en ese momento, y me la chuparan con maestría, succionando, hasta que me corrí. Poco después sentí que Sara eyaculaba en mi culo. Sonrió al verlas jugueteando con mi semen en sus bocas.

“Creo que estas dos necesitan un poco más de esperma…”, me dijo Sara. Yo asentí.

Lucía y Raquel se quitaron los juguetes. Empezaron a besarse. Sus piernas estaban cruzadas, de forma que al moverse sus coños se estimulaban. Sara recogió los strap-on, se introdujo uno, y luego me insertó el otro a mi. Ella y yo nos pusimos uno al lado del otro y empezamos una paja cruzada, pero en lugar de apuntar hacia nuestros cuerpos, lo hacíamos hacia las dos masajistas.

Estuvimos un buen rato así. Era un poco incómodo tener aquel juguete dentro de mi culo sin moverse, pero mi polla estaba bien atendida por Sara. La masturbé con más ganas, y aquello no tardó en volverse una competición por ver quien hacía que el otro se corriese primero.

No me enorgullece decir que perdí, pero apenas por unos momentos. Un chorro de semen emanó de mi polla, manchando a aquellas dos jovencitas, seguido unos segundos después por la descarga que les dedicó Sara. Quedó una preciosa imagen de aquellas chicas bañadas en nuestro semen.

“Tengo ganas de tí… ¿podrías follarme mientras las limpio?”, me pidió Sara. Acepté enseguida, y me dispuse a penetrar su delicioso culo. Desde donde estaba, podría ver perfectamente su lengua atrapando el semen de aquellas dos sensuales mujeres. Me tensé un poco. Ella había terminado de limpiarlas, y ahora estaban esperando a que me corriese de nuevo.

“Espera… no me acabes dentro, por favor… deja que chorree por mi culo”, me volvió a pedir Sara.

No sabía por qué quería aquello, pero asentí. Cuando noté que estaba a punto de correrme, saqué mi polla, y me masturbé. Cayó el semen por entre sus nalgas, manchando su anito, y dejándolo bien resbaladizo.

Las chicas tomaron de nuevo sus juguetes, y se los enfundaron. Poco a poco fui entendiendo lo que iban a hacer. Se situaron una frente a la otra, juntando sus juguetes. Sara trepó por encima, y se apoyó. Entonces lo comprendí: quería un doble anal, y debía estar bien lubricada para eso.

Me situé detrás de ella para contemplarlo. Me dolía verlo. Y sin embargo, lo estaba logrando. Muy lentamente, su culo estaba engullendo los dos juguetes, que por si solos no eran muy gruesos, pero de aquella forma, parecía un sólo pene monstruoso.

No pude evitarlo. Me tumbé hacia atrás para disfrutar el espectáculo, separe las piernas, y llevé una mano a mi culito. Sentí mis propios dedos dándome placer al deslizarse por mi ano. Necesitaba igualmente estimular mi polla, así que me masturbé con la otra mano. Las chicas se giraron para mirarme, y pareció que les daba ternura verme asi.

En ese momento, Sara me llamó. Había conseguido llegar hasta la mitad. Pero le dolía un poco, así que quería pensar en otra cosa. Me puse frente a ella, y me invitó a que separase mis piernas. Recibí sus dedos dentro de mi culo, al tiempo que su boca se ocupaba de estimularme la polla. Joder, qué rico era aquello. Tanteé con la mano, y por suerte logré alcanzar su miembro. Lo masturbé con cariño, y lentamente, Sara lo consiguió.

Se movió increíblemente despacio en lo que seguía mamando de mi rabo, probablemente para no pensar en el dolor. Eso me lo confirmó cuando, en el momento en que me corrí, no soltó mi pene de entre sus labios. Yo seguí pajeándola hasta que acabó sobre mi mano y mis piernas, y en ese momento, se levantó. Nos permitió una vistazo lento a su culo, tremendamente dilatado, aunque todavía podríamos darle sexo anal.

“Se nos va haciendo tarde…”, me dijo, con una sonrisa.

“Pero no os vais ya, ¿no?”

No nos fuimos ya. Aún tenía que follarme a Raquel con mucha calma después de la tarde que habíamos pasado, al tiempo que Sara follaba a Lucía. Íbamos despacio, pues estábamos agotados, pero lo habíamos pasado genial aquella tarde. Luego nos volvimos a vestir, y dejamos allí a Lucía y Raquel, pensando si al salir nosotros seguirían follando entre ellas.

“Me lo he pasado muy bien esta tarde”, dije.

“Me alegro. Puedes volver cuando te apetezca, cielo. Conmigo, o sin mi. Quiero que lo pases bien”.

“Gracias. Creo que tengo que permitirtelo a ti también, pues”.

“No te preocupes. Contigo suelo quedar muy satisfecha. Pero hay algo de lo que tengo muchas ganas”.

“¿Y qué es?”

Se acercó a mi oído y me susurró:

“De que cuando me opere me folles el coño hasta que te canses llenándome de tu semen”.

Tuve que contenerme para no montármelo con ella en medio de la calle. Aguanté, por suerte. Y en mi mente empezó a formarse la idea de una pequeña fiestecita que le podría dar.

2 comentarios - Cuarteto bisexual (o parecido)

profezonasur
Muy buena experiencia y bien contada.
arde_nati
Moderadores y equipo de Poringa! por favor arreglen el tema de los "enter" que no salen en el texto. Es horrible leer asi. Quiero publicar pero asi no puedo.
Gracias