Hola a todos, bueno sin mucha introducción paso a contarles mi historia con una ex, si les gustó comenten y opinen así publico la segunda parte.
UN BUEN COMIENZO
Fue hace un par de años en tiempos de MSN, mensajes de texto baratos por celular y donde Facebook todavía no pisaba tan fuerte. Todo empezó un sábado a la tarde cuando entre amigos nos juntamos en la casa de uno del grupo a lo de siempre: hablar de boludeces, de mujeres, de lo estábamos haciendo, de mujeres ¿ya dije mujeres? Bueno eso cuando uno al que conozco de la infancia me dice que tenía una amiga para presentarme, la conocía del colegio, buena mina pero andaba medio bajoneada porque no encontraba un chico con quien estar, me decía que era linda y que yo era el indicado. No dudé un segundo, le dije: “Dale, presentámela”. Y quedamos que al otro día, o sea el domingo, me pasaba su número para que la llamara y así fue, el domingo al mediodía mi amigo me manda un mensaje con el número de ella y me dice que la llame y la invite a salir.
El lunes al mediodía la llamé, estaba cagado en las patas porque ya me había pasado esto de llamar así de como si nada, invitar a salir y me rebotaran como los mejores, me presenté, le comenté que a este amigo en común le parecía buena idea que nos conociéramos y que me había pasado su número, en fin, todo bien y quedamos al otro día, o sea martes, salir a tomar algo y conocernos.
LA PRIMERA IMPRESIÓN ES LA QUE CUENTA
Nos encontramos a la tarde del martes, ni bien nos saludamos pude fichar cómo venía de carrocería, no me pareció la gran cosa pero zafaba. Fuimos a tomar un café, a primera vista me pareció linda: morocha, cabello castaño ojos negros y de cuerpo bien, pongámosle un 7 (siete). Yo tampoco estaba muy exigente a esa altura debo admitirlo.
Hablamos de boludeces más que nada para conocernos nada fuera de lo común, intercambiamos nuestros emails y así pasó esa tarde donde quedamos en vernos otro día.
A VER QUÉ ONDA TODO ESTO
Chateábamos bastante pero no era lo mismo ya que la idea era seguir viéndonos, entonces a la semana siguiente nos vimos de vuelta sólo que esta vez nos encontramos a la tarde y dimos vueltas hasta las 3 de la madrugada, hablamos y hablamos hasta que nos rescatamos de la hora. Cuando ella se iba en su colectivo le mandé un mensaje diciéndole que la pasé muy bien y otras cosas más y ella me respondió lo mismo y quería que se repitiera. Ya en ese momento me di cuenta que la mina me gustaba ¿o me calentaba? Un poco de las dos cosas.
NO DEMOS MÁS VUELTAS
No habían pasado ni tres días, chateadas aburridas mediantes, y yo re loco porque me terminó gustando mucho esta mina, era tranquila, sin mucha historia (aparentemente), linda y más no podía pedir entonces con todo esto encima la llamé le pregunté si estaba ocupada porque quería verla sí o sí, ella sin problema alguno me dio el ok y a encontrarnos entonces.
Nos encontramos, por tercera vez en menos de dos semanas, hablamos de cualquier cosa mientras que en mi cabeza pensaba cómo carajo decirle que me gustaba hasta que no aguanté más y se lo dije como me salió, ella no estaba sorprendida porque también sentía lo mismo me confesó pero tenía miedo porque no tuvo buenas experiencias amorosas, es más sólo tuvo una que según sus propias palabras fue un fracaso. Yo la animé y hablé de mis (pocas) experiencias también pero que sentía que esto era distinto, caminamos un rato hasta que se hizo un poco tarde y nos despedimos siendo ¿medio novios? Bueno, ya era algo, un paso más si se quiere.
ES OFICIAL
Ya sabiendo que nos gustábamos empezamos a salir mucho más relajados y con otro humor, había mimos, nos agarrábamos de la mano y besábamos. La llevé a mi casa para que conociera a mi flia, todo bien, ningún problema, me fui a la casa de ella y también la mejor onda incluso me quedé hasta el otro día supuestamente íbamos a mirar una peli pero estuvimos casi toda la noche comiéndonos la boca en la sala mientras todos dormían, eso sí me quedé con una leche que ni bien llegué a mi casa me maté a pajazos. Ahora quedaba ese pequeño asunto de ponerla…
¡ADENTRO!
Ella estaba muy nerviosa y yo muy caliente, debo ser sincero, y como me había dicho un viejo amigo que solía darme buenos consejos: al momento de garchar con una mina hacelo en tu casa porque es tu territorio, sabés y conocés todos los movimientos que hay ahí, si vas a la casa de ella estás jugando de visitante ¿capisci? –Todo menos lo de capisci.
Para la tercera vez que la lleve a casa le pedí que se quedara, estábamos en mi cama besándonos, acariciándonos y como ya estábamos aclimatados empecé a bajarle la calza que tenía puesta (ningún tipo de objeción, bien), le acaricié la conchita y ya estaba todo listo, la terminé de desnudar y me fui directo a saborearle su rica conchita, ella si bien estaba nerviosa se dejó llevar, entonces me puse el forro y muy despacio a pesar de la calentura que yo tenía empecé a entrar pero como ya se lo imaginarán terminé acabando al toque.
¡KEEP GOING BABY!
Después de esa primera vez ella me confesó que estaba muy nerviosa pero que le había gustado, yo me hacía el boludo. Durante las siguientes “sesiones” nos fuimos conociendo, digamos. Ella me acariciaba pero no bajaba su mano hasta ni pija, le daba vergüenza me decía, entonces yo la tranquilizaba y la llevaba despacio y así fue como me hizo el primer pete. Después no hacía falta que yo se lo pidiera, solamente la empujaba hacia mi entrepierna y ella me miraba con una sonrisa cómplice y lo hacía pero nunca al punto de que yo acabara hasta que una noche no aguanté y mientras ella me la chupaba le pregunté si quería que acabe en su boca a lo que me respondió: “No sé…”, ok. Acabé en su boca hasta que tragó toda mi leche, yo no daba más de placer, felicidad, calentura, lo que sea, ustedes entienden. “¿Te gustó?”-le pregunté- “Tiene gusto a planta”-me respondió- Bueno, entonces sí le gustó.
Empecé a notar que ella le gustaba coger conmigo y que además era bastante sumisa, eso me gustaba, salvo que por la emoción y calentura yo le daba matraca pero ella casi nunca tenía orgasmos.
RECALCULANDO
Una tarde estando en la casa de ella salimos a caminar por su barrio, yo la notaba un poco rara hasta que me dice que ella nunca llegaba al orgasmo y yo no me daba cuenta, ¡uy, cómo no me voy a rescatar de eso! Me dije para mis adentros, hablamos y hablamos hasta que llegamos a una especie de acuerdo en el que yo iba a prestar más atención a ese pequeño gran detalle. Por lo demás, en cuanto a la relación en sí todo iba bastante bien aunque ella era una chica que no salía mucho de su casa, era muy tímida, no tenía muchos amigos y yo la animaba, apoyaba en sus cosas ya sea estudios o asuntos familiares que no eran para tanto tampoco, ella sentía que no la entendían o no le prestaban atención a sus cosas.
EL PARAÍSO
Las cosas marchaban muy bien, yo estaba contento por tener novia pero más por poder coger, incluso había momentos que ella me dejaba entrar en su conchita sin preservativo (lo sé es una locura, mirá si se queda embarazada ¡boludo!). Un día hablando con ella me cuenta que se fue a ver a su ginecóloga y le preguntó por métodos anticonceptivos, se imaginan como yo volaba con eso que me contaba, y que iba a empezar a tomar pastillas a lo que yo la escuchaba y asentía, lo más lindo fue cuando me dijo que después del primer mes de tomarlas podía tener relaciones conmigo sin usar preservativos. ¡Chau salvavidas!
Fue un mes de larga espera, se los confieso, pasó enero mes en el cual fuimos a una playa que queda cerca y donde la pasamos muy bien. Yo contaba los días hasta que pasaron 32 días y le pregunte si ya podíamos coger sin preservativo, claro también había nervios porque esto era un gran paso y también se nos cruzaba por la cabeza el hecho que quedara embarazada pero bueno así como lo pensé al mismo tiempo ya estábamos garchando y sí es una de las sensaciones más hermosas que existe: coger sin preservativo y poder acabar adentro. Esa noche cogimos hasta que acababa en seco, imagínense. Ella también tuvo dos o tres orgasmos yo ya le había encontrado la vuelta a esa cuestión, por suerte.
No les conté pero ella en su casa no tenía su propia habitación, la compartía con su hermano, por eso cuando yo la visitaba nos la pasábamos en la sala o salíamos a caminar hasta que sus viejos se pusieron las pilas y le construyeron una habitación para ella, una vez terminada nos pasábamos ahí todo el tiempo pero ella no se animaba a que garcháramos ahí y yo le insistía hasta que un día se dio por fin. Estábamos recostados en su cama en posición cucharita y ella tenía una pollera de jean entonces se la subí y empecé a acariciar, lentamente me desabroché el pantalón y le corrí con mucho cuidado la tanga que llevaba puesta mientras me iba acercando hasta que bastante humedecida ella entré y empecé a empujar suavemente, habré durado 5 minutos de reloj hasta que sentí como le lanzaba un chorro le leche caliente bien adentro mientras ella suspiraba al mismo tiempo dando a entender que también lo sentía. ¡Qué placer la puta madre!
A esa altura de nuestra relación yo iba bastante seguido a la casa de ella y con su familia estaba todo bien incluso había veces en las que todos se iban y quedábamos ella y yo solos en su casa. En una oportunidad cuando llegué a su casa los viejos de ella y sus hermanos salieron, estábamos frente a la compu mirando algo cuando ella me dice: “vamos allá atrás, quiero jugar con tu pija”, fuimos al pasillo que conectaba las habitaciones de la casa y ahí nomás se arrodilla y me empieza a petear. Aguanté lo que pude y acabé en la boca de ella, me la siguió chupando y yo a esa altura estaba re caliente entonces la levanté, le di media vuelta, le bajé la tanga y me la empecé a garchar hasta que le acabé bien adentro, se volvió a arrodillar y me la chupó un rato más. Yo no lo podía creer, estaba siendo protagonista de todo el porno que veía hasta el momento.
Lo mejor de todo es que nuestra relación iba lo más bien, hablábamos siempre por teléfono o nos mandábamos mensajes, fíjense cómo estaba enganchada ella que una tarde que no la pude llamar o mensajear ella me manda un mensaje preguntando si yo la había llamado porque vió una llamada perdida y pensó que era yo, ¡Wow! –Me dije- esta mina está re enganchada. Hasta que…
INVIERNO: A ABRIGARSE Y PRIMER TROPEZÓN
Y no, el verano no es para siempre y el paraíso a veces a uno se le termina. Resulta que las pastillas anticonceptivas tienen varios efectos secundarios y uno de esos es que a las mujeres las hacen engordar, yo no veía nada de eso pero creo que ella sí lo veía y sentía entonces dejó de tomarlas y por ende yo tendría que volver a usar preservativos ¡puta carajo! Eso no es nada en comparación con lo que se vino después.
Pasa que a veces uno no ve todo el panorama ya sea porque el árbol tapa el bosque o porque la nube en la que se está es muy cómoda como para dejar que se desvanezca y uno vuelva a caminar sobre el suelo irregular. Como les mencioné anteriormente yo siempre la apoyaba a ella en todo y alentaba como así también la acompañaba en todo lo que ella hacía y parece que fue tomando mucha confianza y seguridad en sí misma al punto que empezó a ver muchos defectos en mí. Empezó a cuestionarme cosas que hacía y nuestras peleas pasaron de ser cosas boludas con pronta solución a por ejemplo qué quería hacer yo en un futuro remarcando que no esperaba mucho de mí llegando así a la famosa frase: “Tenemos que hablar”.
No me lo esperaba pero esa charla fueron puros reproches y en conclusión quería terminar conmigo, yo no sabía que hacer o decir porque me tomó por sorpresa incluso cuando llegué a mi casa no lo podía creer. Me puse muy triste, me bajonée mucho como se lo imaginarán.
CONTINUARÁ…
OPINEN, COMENTEN, ¿ESCRIBO LA SEGUNDA PARTE?
UN BUEN COMIENZO
Fue hace un par de años en tiempos de MSN, mensajes de texto baratos por celular y donde Facebook todavía no pisaba tan fuerte. Todo empezó un sábado a la tarde cuando entre amigos nos juntamos en la casa de uno del grupo a lo de siempre: hablar de boludeces, de mujeres, de lo estábamos haciendo, de mujeres ¿ya dije mujeres? Bueno eso cuando uno al que conozco de la infancia me dice que tenía una amiga para presentarme, la conocía del colegio, buena mina pero andaba medio bajoneada porque no encontraba un chico con quien estar, me decía que era linda y que yo era el indicado. No dudé un segundo, le dije: “Dale, presentámela”. Y quedamos que al otro día, o sea el domingo, me pasaba su número para que la llamara y así fue, el domingo al mediodía mi amigo me manda un mensaje con el número de ella y me dice que la llame y la invite a salir.
El lunes al mediodía la llamé, estaba cagado en las patas porque ya me había pasado esto de llamar así de como si nada, invitar a salir y me rebotaran como los mejores, me presenté, le comenté que a este amigo en común le parecía buena idea que nos conociéramos y que me había pasado su número, en fin, todo bien y quedamos al otro día, o sea martes, salir a tomar algo y conocernos.
LA PRIMERA IMPRESIÓN ES LA QUE CUENTA
Nos encontramos a la tarde del martes, ni bien nos saludamos pude fichar cómo venía de carrocería, no me pareció la gran cosa pero zafaba. Fuimos a tomar un café, a primera vista me pareció linda: morocha, cabello castaño ojos negros y de cuerpo bien, pongámosle un 7 (siete). Yo tampoco estaba muy exigente a esa altura debo admitirlo.
Hablamos de boludeces más que nada para conocernos nada fuera de lo común, intercambiamos nuestros emails y así pasó esa tarde donde quedamos en vernos otro día.
A VER QUÉ ONDA TODO ESTO
Chateábamos bastante pero no era lo mismo ya que la idea era seguir viéndonos, entonces a la semana siguiente nos vimos de vuelta sólo que esta vez nos encontramos a la tarde y dimos vueltas hasta las 3 de la madrugada, hablamos y hablamos hasta que nos rescatamos de la hora. Cuando ella se iba en su colectivo le mandé un mensaje diciéndole que la pasé muy bien y otras cosas más y ella me respondió lo mismo y quería que se repitiera. Ya en ese momento me di cuenta que la mina me gustaba ¿o me calentaba? Un poco de las dos cosas.
NO DEMOS MÁS VUELTAS
No habían pasado ni tres días, chateadas aburridas mediantes, y yo re loco porque me terminó gustando mucho esta mina, era tranquila, sin mucha historia (aparentemente), linda y más no podía pedir entonces con todo esto encima la llamé le pregunté si estaba ocupada porque quería verla sí o sí, ella sin problema alguno me dio el ok y a encontrarnos entonces.
Nos encontramos, por tercera vez en menos de dos semanas, hablamos de cualquier cosa mientras que en mi cabeza pensaba cómo carajo decirle que me gustaba hasta que no aguanté más y se lo dije como me salió, ella no estaba sorprendida porque también sentía lo mismo me confesó pero tenía miedo porque no tuvo buenas experiencias amorosas, es más sólo tuvo una que según sus propias palabras fue un fracaso. Yo la animé y hablé de mis (pocas) experiencias también pero que sentía que esto era distinto, caminamos un rato hasta que se hizo un poco tarde y nos despedimos siendo ¿medio novios? Bueno, ya era algo, un paso más si se quiere.
ES OFICIAL
Ya sabiendo que nos gustábamos empezamos a salir mucho más relajados y con otro humor, había mimos, nos agarrábamos de la mano y besábamos. La llevé a mi casa para que conociera a mi flia, todo bien, ningún problema, me fui a la casa de ella y también la mejor onda incluso me quedé hasta el otro día supuestamente íbamos a mirar una peli pero estuvimos casi toda la noche comiéndonos la boca en la sala mientras todos dormían, eso sí me quedé con una leche que ni bien llegué a mi casa me maté a pajazos. Ahora quedaba ese pequeño asunto de ponerla…
¡ADENTRO!
Ella estaba muy nerviosa y yo muy caliente, debo ser sincero, y como me había dicho un viejo amigo que solía darme buenos consejos: al momento de garchar con una mina hacelo en tu casa porque es tu territorio, sabés y conocés todos los movimientos que hay ahí, si vas a la casa de ella estás jugando de visitante ¿capisci? –Todo menos lo de capisci.
Para la tercera vez que la lleve a casa le pedí que se quedara, estábamos en mi cama besándonos, acariciándonos y como ya estábamos aclimatados empecé a bajarle la calza que tenía puesta (ningún tipo de objeción, bien), le acaricié la conchita y ya estaba todo listo, la terminé de desnudar y me fui directo a saborearle su rica conchita, ella si bien estaba nerviosa se dejó llevar, entonces me puse el forro y muy despacio a pesar de la calentura que yo tenía empecé a entrar pero como ya se lo imaginarán terminé acabando al toque.
¡KEEP GOING BABY!
Después de esa primera vez ella me confesó que estaba muy nerviosa pero que le había gustado, yo me hacía el boludo. Durante las siguientes “sesiones” nos fuimos conociendo, digamos. Ella me acariciaba pero no bajaba su mano hasta ni pija, le daba vergüenza me decía, entonces yo la tranquilizaba y la llevaba despacio y así fue como me hizo el primer pete. Después no hacía falta que yo se lo pidiera, solamente la empujaba hacia mi entrepierna y ella me miraba con una sonrisa cómplice y lo hacía pero nunca al punto de que yo acabara hasta que una noche no aguanté y mientras ella me la chupaba le pregunté si quería que acabe en su boca a lo que me respondió: “No sé…”, ok. Acabé en su boca hasta que tragó toda mi leche, yo no daba más de placer, felicidad, calentura, lo que sea, ustedes entienden. “¿Te gustó?”-le pregunté- “Tiene gusto a planta”-me respondió- Bueno, entonces sí le gustó.
Empecé a notar que ella le gustaba coger conmigo y que además era bastante sumisa, eso me gustaba, salvo que por la emoción y calentura yo le daba matraca pero ella casi nunca tenía orgasmos.
RECALCULANDO
Una tarde estando en la casa de ella salimos a caminar por su barrio, yo la notaba un poco rara hasta que me dice que ella nunca llegaba al orgasmo y yo no me daba cuenta, ¡uy, cómo no me voy a rescatar de eso! Me dije para mis adentros, hablamos y hablamos hasta que llegamos a una especie de acuerdo en el que yo iba a prestar más atención a ese pequeño gran detalle. Por lo demás, en cuanto a la relación en sí todo iba bastante bien aunque ella era una chica que no salía mucho de su casa, era muy tímida, no tenía muchos amigos y yo la animaba, apoyaba en sus cosas ya sea estudios o asuntos familiares que no eran para tanto tampoco, ella sentía que no la entendían o no le prestaban atención a sus cosas.
EL PARAÍSO
Las cosas marchaban muy bien, yo estaba contento por tener novia pero más por poder coger, incluso había momentos que ella me dejaba entrar en su conchita sin preservativo (lo sé es una locura, mirá si se queda embarazada ¡boludo!). Un día hablando con ella me cuenta que se fue a ver a su ginecóloga y le preguntó por métodos anticonceptivos, se imaginan como yo volaba con eso que me contaba, y que iba a empezar a tomar pastillas a lo que yo la escuchaba y asentía, lo más lindo fue cuando me dijo que después del primer mes de tomarlas podía tener relaciones conmigo sin usar preservativos. ¡Chau salvavidas!
Fue un mes de larga espera, se los confieso, pasó enero mes en el cual fuimos a una playa que queda cerca y donde la pasamos muy bien. Yo contaba los días hasta que pasaron 32 días y le pregunte si ya podíamos coger sin preservativo, claro también había nervios porque esto era un gran paso y también se nos cruzaba por la cabeza el hecho que quedara embarazada pero bueno así como lo pensé al mismo tiempo ya estábamos garchando y sí es una de las sensaciones más hermosas que existe: coger sin preservativo y poder acabar adentro. Esa noche cogimos hasta que acababa en seco, imagínense. Ella también tuvo dos o tres orgasmos yo ya le había encontrado la vuelta a esa cuestión, por suerte.
No les conté pero ella en su casa no tenía su propia habitación, la compartía con su hermano, por eso cuando yo la visitaba nos la pasábamos en la sala o salíamos a caminar hasta que sus viejos se pusieron las pilas y le construyeron una habitación para ella, una vez terminada nos pasábamos ahí todo el tiempo pero ella no se animaba a que garcháramos ahí y yo le insistía hasta que un día se dio por fin. Estábamos recostados en su cama en posición cucharita y ella tenía una pollera de jean entonces se la subí y empecé a acariciar, lentamente me desabroché el pantalón y le corrí con mucho cuidado la tanga que llevaba puesta mientras me iba acercando hasta que bastante humedecida ella entré y empecé a empujar suavemente, habré durado 5 minutos de reloj hasta que sentí como le lanzaba un chorro le leche caliente bien adentro mientras ella suspiraba al mismo tiempo dando a entender que también lo sentía. ¡Qué placer la puta madre!
A esa altura de nuestra relación yo iba bastante seguido a la casa de ella y con su familia estaba todo bien incluso había veces en las que todos se iban y quedábamos ella y yo solos en su casa. En una oportunidad cuando llegué a su casa los viejos de ella y sus hermanos salieron, estábamos frente a la compu mirando algo cuando ella me dice: “vamos allá atrás, quiero jugar con tu pija”, fuimos al pasillo que conectaba las habitaciones de la casa y ahí nomás se arrodilla y me empieza a petear. Aguanté lo que pude y acabé en la boca de ella, me la siguió chupando y yo a esa altura estaba re caliente entonces la levanté, le di media vuelta, le bajé la tanga y me la empecé a garchar hasta que le acabé bien adentro, se volvió a arrodillar y me la chupó un rato más. Yo no lo podía creer, estaba siendo protagonista de todo el porno que veía hasta el momento.
Lo mejor de todo es que nuestra relación iba lo más bien, hablábamos siempre por teléfono o nos mandábamos mensajes, fíjense cómo estaba enganchada ella que una tarde que no la pude llamar o mensajear ella me manda un mensaje preguntando si yo la había llamado porque vió una llamada perdida y pensó que era yo, ¡Wow! –Me dije- esta mina está re enganchada. Hasta que…
INVIERNO: A ABRIGARSE Y PRIMER TROPEZÓN
Y no, el verano no es para siempre y el paraíso a veces a uno se le termina. Resulta que las pastillas anticonceptivas tienen varios efectos secundarios y uno de esos es que a las mujeres las hacen engordar, yo no veía nada de eso pero creo que ella sí lo veía y sentía entonces dejó de tomarlas y por ende yo tendría que volver a usar preservativos ¡puta carajo! Eso no es nada en comparación con lo que se vino después.
Pasa que a veces uno no ve todo el panorama ya sea porque el árbol tapa el bosque o porque la nube en la que se está es muy cómoda como para dejar que se desvanezca y uno vuelva a caminar sobre el suelo irregular. Como les mencioné anteriormente yo siempre la apoyaba a ella en todo y alentaba como así también la acompañaba en todo lo que ella hacía y parece que fue tomando mucha confianza y seguridad en sí misma al punto que empezó a ver muchos defectos en mí. Empezó a cuestionarme cosas que hacía y nuestras peleas pasaron de ser cosas boludas con pronta solución a por ejemplo qué quería hacer yo en un futuro remarcando que no esperaba mucho de mí llegando así a la famosa frase: “Tenemos que hablar”.
No me lo esperaba pero esa charla fueron puros reproches y en conclusión quería terminar conmigo, yo no sabía que hacer o decir porque me tomó por sorpresa incluso cuando llegué a mi casa no lo podía creer. Me puse muy triste, me bajonée mucho como se lo imaginarán.
CONTINUARÁ…
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5 comentarios - Pasen les cuento mi historia con mi ex (Parte 1)