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la criatura

La madrugada a esa hora en que no se sabe si vivir o morir, a esa hora Gonza ,
aún trabajaba dando vueltas por las calles de Buenos Aires en su viejo taxi , un
viejo 405 diesel que parecía rezongar al girar por el empedrado húmedo de
aquella tenebrosa madrugada de Julio , brumosa, con esa bruma gris que caía como
un velo gris sobre la acera y envolvía a todo de humedad gris haciendo muy
dificultosa la visión.
En aquellas vueltas buscando algún pasajero recibió una llamado por el celular,
de un compañero, le avisaba que en Ayacucho y Santa Fe había un pasajero
esperando, que él no podía levantarlo pues tenía un pasajero que lo llevaría
hasta el gran Buenos Aires. Gonza estaba a 4 minutos del lugar y allí rumbeó ,
entre la penumbra brumosa
Flameándose , como un espectro envuelta en una especie de capa negra con enormes
solapas alzadas, y una larga falda que casi arrastra estaba como una criatura de
la noche su pasajera aguardándolo.
Cuando empezó a ingresar al taxi , Goza pensó que esa criatura espectral, en
aquel paisaje ominoso, aquella fría criatura , cadavérica, gótica le venía a
anunciar su muerte.
La voz de la criatura no sonaba a frío sonido metálico, ni a espectral criatura
de la noche más bien era una voz suave, simple, que le nombró dos calles de
Barrancas al sur.
Al comenzar la marcha por el espejo retrovisor Gonza puedo observar que la
criatura se había abierto la capa lo que le permitía ver sus increíbles curvas,
primero las voluminosas esferas de los senos envueltos en un topo brillante de
látex, que permitía ver los hombros desnudos bellísimos y todo el torso por
debajo de los senos, el ombligo con su piercing . La breve falda de negra de
látex le permitía ver las piernas muy bien contorneadas envueltas en medias de
red .La criatura no observó que Gonza la miraba , se abrió la solapa, corrió su
cabeza e hizo que su cabello azabache cayera brillante a grandes rulos, y
sonrió con sus carnosos y exuberantes labios pintados de bordó muy intenso y
fuerte , casi ennegrecidos de tanto color , por un momento la mirada de sus ojos
claros se toparon con la mirada de los ojos negros absortos de Gonza, quien
pensó, si ha de ser mi última noche, si ha de ser mi última imagen, que bella,
exótica y sensual es , será que anuncia esta noche me llevará a otro lugar o
será que a veces la vida nos invita a un café , como dice el nano.
Casi roza a un vehículo estacionado, perdido entre la neblina plomiza de aquella
madrugada húmeda y su mirada obsesionada por la belleza exótica, sensual de
aquella misteriosa criatura.
La criatura tenía una palidez que contrastaba con toda su vestimenta negra y sus
labios y uñas pintadas de ese bordó intenso casi negro.
Por momentos Gonza se obsesionaba en algún detalle de la criatura el piercing en
la mitad del carnoso labio inferior, la raya que se formaba profunda entre los
voluminosos senos o los pezones que se marcan en el top buscando sobresalir.
Al llegar a la dirección a mitad de cuadra de una calle empedrada , gris mal
iluminada se le acercaron dos muchotes encapuchados en buzos y luciendo la
silueta de dos revólveres de largo caño y gran envergadura que se le acercaron
a su ventanilla, Gonza pensó en acelerar, escapándole a la encerrada pero la
criatura le gritó:-Quieto , no huyas. Los dos le apuntaban a su cabeza detrás
del vidrio.
Gonza se quedó quieto comprendiendo que aquello no era lo que él se imaginaba,
simplemente la criatura era la carnada, la entregadora de uno de los habituales
robos en las calles de Buenos Aires , que a parte de ese no se que de los poetas
tiene los pibes hambrientos , droga dependientes , los pibes chorros , sólo
pensó que se lleven todo y no le hagan daño.
La criatura como una emperadora descendió , arrolló su capa y se dirigió a los
dos muchachotes, quienes sonrieron al verla, se abrazaron a ella , turnándose ,
haciendo que siempre uno de sus revólveres apunten la sien de Gonza.
Gonza cerró los ojos esperando temeroso que aquello concluya, cuando los abrió
se encontró que los muchachotes se retiraron unos 20 metros y en la ventanilla
solo estaba la criatura que con vos sensual con tono frío le dijo:-Vamos hombre,
estaciona bien, no pasará nada, acompáñame a dentro , que aquí no tengo cambio
y no quiero que esos dos vean ni mi dinero, ni el tuyo, no hay que tentar a las
bestias.
Gonza no tenía opciones, además entregado como estaba y obsesionado por esa
bella ,misteriosa y sensual criatura , igualmente acompañarla le parecía una
opción sumamente interesante. La casa era modesta de dos plantas, le faltaba
pintura, al pasar por la planta baja observó que una viejecita en una mecedora
dormitaba frente al televisor , entredormida le balbuceó algo a la criatura,
quien le respondió: ya llegué ague , seguí viendo televisión, estoy con un
amigo, voy a mi habitación, la criatura se le acercó y la besó en la nuca , al
mismo tiempo que le acariciaba la espalda, Gonza observaba de lejos y se sentía
incómodo , pero enseguida se le acercó la criatura , el olió su cautivante
aroma y ella lo tomó de una mano y lo llevó a la planta alta y lo invitó a subir
, ingresaron a una habitación poco iluminada .Ella se prendió unas velas que
aromatizaron el ambiente y se quitó la capa.
Verla la luz de las velas, entre fragancias exóticas e inquietantes, sin la
capa, con toda la sensualidad de sus hermosas curvas y su voz cada vez mas
melodiosa , hizo que a los ojos de él, la criatura era la hembra perfecta,
voraz, lujuriosa , el objeto del deseo de todo macho .
Ella se movía bamboleando sus curvas, y hablaba como ronroneando , él
escuchó.-Eres el elegido, mucho tiempo esperé esto , hasta había imaginado otro
encuentro con otro masculino pero llegaste tu esta noche y supe que vos eres el
elegido , en esta noche, que no olvidaremos jamás, eso espero. La criatura puso
la novena sinfonía y sobre una vela prendió una especie de cigarrillo, que por
su aroma, Gonza pensó que era marihuana, y dirigiéndose a él, le alcanzó un vaso
y una botella de 250 cm cúbicos de 16 años de añejamiento de Chivas Regal, creo
que para ti esto será mejor que la marihuana.
Gonza sirvió un trago extenso lo saboreó mirando a la bella criatura que le
acercaba sus labios para besarlo. Una vez los labios de Gonza rozaron los suyos
y ella sintió cómo él también crujía bajo su tacto, decidió que no había
llegado tan lejos para echarse atrás. Deslizó su mano derecha por el lateral
del sillón y se dejó caer despacio junto al respaldo del sillón acompañada por
el cuerpo de Gonza , que pronto quedó tendido sobre ella. Este beso fue mucho
más largo.
Se acariciaron con dulzura, besando cada rincón de la piel del otro, sus dedos
aún fríos jugueteaban tímidamente como si no tuvieran control sobre ellos. Un
botón aquí, otro, el cinturón allá... La camisa de Gonza se abrió del todo casi
al tiempo que la minifalda de la criatura terminaba de subir, un beso tras otro,
perdiendo el aliento que se escapaba de sus cuerpos.
Tumbado boca abajo, semidesnudo, caído sobre el cuerpo cálido de ella, Gonza
acariciaba con los labios los dulces , tiernos y voluminosos pechos de ella por
encima del top , mientras su mano derecha se enredaba en la larga melena
azabache. Su otra mano, traicionera, serpenteaba sigilosa entre las ingles de la
criatura hasta rozar el encaje de la tanguita . Ella, con los ojos cerrados, se
estremecía con cada nuevo gesto de Gonza y le dejaba hacer, confiada, porque
sabía que eso era lo que ella deseaba, lo que tanto había esperado descubrir, lo
que su cuerpo pedía a gritos. También sabía, porque no era difícil de adivinar,
que, aunque nunca lo hubiera probado, Gonza era un auténtico experto. Así que se
limitaba a sonreír, entre jadeos, entregada a los mimos de su amante. A veces se
sorprendía súbitamente excitada, casi agitada, en esas ocasiones en que Gonza
accionaba algún resorte secreto que ni siquiera ella era consciente de tener. Se
dejaba ir, con un vaivén acompasado al ritmo de las caricias y besos, que
descubría para ella un mundo nuevo de sensaciones, de estímulos que nunca antes
había conocido. Y le gustaba, le encantaba, y no tardó en dar rienda suelta ella
también a sus pasiones. Por primera vez Gonza se sorprendió cuando ella comenzó
también a moverse, a morderle en la oreja, a acariciar su espalda desnuda hasta
casi arañarle, a exclamar entre dientes de puro placer, a contraerse, a
estirarse, a retorcer sus rodillas aferrando la mano de él entre sus ingles.
Y sólo era el principio. Ella lo sabía. Aún quedaba lo mejor, y por eso sonreía.
No importaba lo doloroso que pudiera ser, más que nunca estaba deseando hacerlo.
Si era mejor que esto debía ser casi el paraíso. Vamos, no te pares, pensó para
si . Jamás había estado más excitada, nunca se había sentido tan fuera de sí,
literalmente ardiendo, entregada a la pasión y el deseo, llena de amor y
felicidad, sintió que jamás le había deseado como entonces. Sacudía lentamente
la cabeza de un lado a otro, gemía y suspiraba, se agitaba, se contraía, siempre
con los ojos cerrados, sonriente, y con la respiración entre cortada. Rozaba el
límite de la pasión cuando él empezó a quitarle toda la ropa en medio de la
penumbra de la habitación, su figura resaltaba iluminada por la luz lunar que se
colaba desde el exterior. Ahora su ropa interior de color negro destellaba
debido a los reflejos luminosos, su cara de ángel, ese cuerpo tan delicado y la
sensualidad de su lencería, le daban una imagen totalmente sensual y
completamente turbadora. Sentada sobre Gonza y ataviada únicamente con su ropa
interior, movía sus brazos alrededor de su cuerpo en una danza sensual, si en
algún momento había creído saber lo realmente sexy que podía llegar a ser,
estaba equivocado. El baile maravilloso, mágico , cautivador y su cuerpo, una
sinfonía de sonidos prohibidos. En esos momentos, había pasado a ser, de una
criatura intrigante , a una figura que rezumaba sexualidad por todos sus poros.
Con cada movimiento que hacía Gonza se sentía más perdido, más embriagado de
ella, de ese súcubo del infierno que habían liberado para condenarlo.
Con gusto aceptó aquello y se incorporó para rodearla con sus brazos, a lo que
ella respondió envolviéndome con sus piernas desnudas. Desde está posición
inundó sus sentidos con su cuerpo, sus manos la recorrieron, su lengua le hizo
sentir y poco a poco su boca fue bajando desde su cuello hacía su torso,
mientras pequeños mordiscos hacían que notas agudas se colaran entre los
suspiros que su boca liberaba.
Pudo notar con sus labios como las curvas de su pecho aumentaban, como el tejido
de algodón tapaba con desesperación las pocas partes de su piel que me quedaban
con conocer. Y aunque el remache metálico en la parte posterior de su corpiño le
susurró como descubrir al secreto que allí guardaba, prefirió que la punta de
sus dedos repitieran el camino que habían hecho sus labios y se colaran
furtivamente por el borde de su ropa, tirando con suavidad para terminar
descubriendo una de sus tetas. Eran tan perfectas y preciosas como las había
imaginado, como un pequeño montículo de nieve virgen que evitas tocar para no
romper la armonía de su forma. Era la forma pura del pecado, la tentación
suprema, sin embargo, cuando lo destapó completamente y la tira del corpiño se
liberó de su hombro, giró su mano para con el reverso volver por el mismo camino
hacía el origen de su viaje, pasando por aquella curva perfecta que formaba su
seno, aplastándolo con suavidad a su paso y alterando su curso a causa de un
rígido pezón, que le incitó a cambiar la posición de su mano para atraparlo
entre los dedos y pellizcarlo con un gesto vicioso. Un pequeño temblor de su
cuerpo le hizo recordar cual sensible y delicada era su piel, de una textura
suave y color claro que podría alabar durante cada segundo que le quedara de
vida.
Puso sus manos en su culo y lo atrapó con decisión, podía notarlo firme,
redondeado y aunque en un primer momento su intención era de levantarla, fue una
tentación demasiado deliciosa para dejarla pasar, así que se deleitó durante
unos momentos con su cuerpo mientras se besaban . Lo apretó con fuerza, para dar
paso a unas caricias más suaves pero intensas, jugueteando con las gomas de su
tanga e intentando acrecentar el deseo en su cuerpo. Finalmente, la levantó con
suavidad y la depositó tumbada sobre la cama
La colocó de rodillas sobre ella y atrapó el tirante del corpiño que se había
desprendido para liberarlo completamente de su brazo, siguió el curso de la tela
para volver al punto central donde las dos partes se unían por una pequeña pieza
metálica, que se soltó sin dificultad, para dar paso a un lienzo divino. Si
vestida era capaz de inducir a la locura, semi-desnuda podía arrastrar al
infierno.
Levantó la mirada hacía el techo, sintiendo que la necesidad de hacer un acto
de expiación por profanar un templo sagrado, nuevamente clavó los ojos en su
cuerpo y pudo disfrutar de la visión que tenía delante, tan hermosa, tan
perfecta. La respiración profunda que acompañaba sus jadeos, hacían que sus
tetas subiesen y bajasen en un tremendo libido, aproximándose y alejándose de él
. Se inclinó para besar su vientre y marcar el punto de inicio por el que
comenzó a deslizar sus manos hasta atrapar sus pechos con ellas, para
acariciarlos con pasión. Se recreó con ellos de todas las formas que pudo,
rodeándolos con la palma de la mano, deslizando sus yemas por su interior,
aprensándolos con sus dedos… los entrecortes de su respiración le suscitaban si
cabía más excitación y poco a poco dejó que el vicio se apoderase de él, que
fuera como aquella criatura insaciable e impiadoso ..
Colocó una de sus manos sobre su rostro, sentía el calor de sus mejillas en la
palma de la mano, ese calor despertó las tentaciones más profundas en su
interior e inclinándome sobre ella hizo que la punta de su lengua recorriera
uno de sus pechos de principio a fin, la oyó exhalar, pero de una forma mucho
menos intensa que el momento en que engarzó uno de sus pezones con la lengua.
Notó como una de sus manos recorría sus cabellos, como poco a poco ella también
se abandonaba al placer, apretó ligeramente su seno y rodeó su pezón con sus
labios al tiempo que lo presionaba con la punta la lengua, esta vez un gemido lo
acompañó y con la ayuda de su otra mano, tomó uno de los dedos, que aun
acariciaban su rostro y se lo introdujo en la boca. Comenzó a juguetear con la
yema de su dedo, golpeándola con la lengua, mordisqueándola y resbalando sus
labios , movimientos que Gonza correspondía ahora en cada una de sus tetas,
asegurándome de que no hubiera parte alguna por la que su lengua y sus labios no
hubieran pasado.
Tiro de su cabello y se lo llevó hacia su boca, cayeron de lado entrelazando
las piernas y se besaron con desmesura, ahora las manos eran las encargadas de
recorrer el cuerpo de cada uno, su espalda, su vientre, su cuello, sus pequeñas
piernas, su culo… ninguna parte se libró del tacto de sus manos, y del mismo
modo ella recorrió todo el cuerpo de Gonza con la punta de sus dedos.
Colocó uno de sus dedos entre las bocas y lentamente, el abrazo se rompió. Se
tumbó sobre la cama y comenzó a respirar profundamente, veía como su pecho subía
y bajaba, como sus preciosas tetas lo invitaban a un viaje de placer infinito.
Tomó la mano derecha la llevo hasta sus labios entreabiertos, fue pasando todos
sus dedos por ellos y deslizo su mano por su cuello, pasando entre sus pechos
para llevarla a la parte superior de su vientre, allí la soltó y la miró
fijamente a los ojos invitándome a continuar el camino por él mismo, dejando que
los instintos naturales tomasen el mando. Se entregó al suave movimiento de las
yemas de sus dedos, que poco a poco recorrían el cuerpo de la criatura ,
iniciando el descenso hacía el último vestigio de ropa que le quedaba, a la
altura de su ombligo la mano se detuvo siguiendo el vaivén de su vientre, que se
movía con armonía al compás de su respiración. Se miraron con complicidad en
espera de que diesen una señal para continuar viajando por los suaves linderos
de sus cuerpos palpitantes . Aunque ella sabía que estaba completamente
entregada , aun quería que se lo pidiera, que no parara, que continuase…una
pícara sonrisa, verla cerrar los ojos y sentir como inspiraba profundamente
fueron todas las señales que él necesitaba. Sus dedos continuaron el camino,
una senda privilegiada hacía el placer, su vientre se volvió tenso y a los pocos
segundos topé con su ropa interior. Durante un suspiro detuvo al avance de sus
dedos , antes de que uno de ellos hiciera caso omiso de la prohibición que
simbolizaba su tanga y comenzara a adentrarse en la región que celosamente
guardaba…
Gonza se inclinó, el sexo de la criatura emanaba un aroma embriagador. Ese olor
suave, sugerente, de mujer excitada, que lo hacía desear más que nada empezar a
comérselo. Acercó su boca a su concha y le dio un lamoda rápida, de abajo a
arriba, por todo su abertura .Separó delicadamente los rosados labios para
descubrir su clítoris como si fuera buscando una perla de placer y allí estaba,
sobresaliendo de su capuchón, turgente ya. Se puso a lamer y besar al mismo
tiempo. La lengua de Gonza recorría cada rincón de la vagina de la criatura y
jugaba con sus labios, con su clítoris, chupándolo como si fuera un pezón,
mientras ella le apretaba dulcemente la cabeza contra su sexo y gemía sin
control. Hasta que levantando las caderas empezó a correrse sujetando, ahora sí
con fuerza, la cabeza de Gonza contra su sexo, envolviéndolo con sus muslos,
como queriéndolo retener dentro de ella hasta que decayese un poco su clímax. El
sabor de su miel era delicioso. Mantuvo la presión de su boca contra su sexo
hasta que se incorporó a su lado . La criatura tomó delicadamente entre sus
manos el pene de Gonza y comenzó a masturbarlo mientras su lengua recorría la
base de su pene , lamiendo los testículos con delicadeza y sin dejar de besar
por donde pasaba su lengua. Finalmente se metió su pija en su boca y empezó a
hacerle una felación deliciosa. Su lengua recorría todo el tronco de la verga,
empapándola con su saliva, dejándola reluciente. Antes de que se corriera en su
boca la tomó de la mano y la llevó a la cama contigua , se puso detrás de ella,
abriendo sus grandes nalgas blancas, que dejaron a su vista el agujero oscuro
de su ano, que acarició por encima, delicadamente, sin introducir el dedo
provocando que ella se estremeciera. Cuando la pija encontró la entrada de su
sexo jugoso y chorreante la empezó a penetrar mientras ella hundía la cabeza en
la almohada y ahogaba un grito de dolor, ella gritaba de dolor pero le
suplicaba que no que ese día quería ser mujer plenamente por primera vez, el se
asombró por lo estrecho de su cueva y los hilos de sangre que empezaron a salir,
ella empezó a temblar de placer. Empezó a moverse despacio a medida que su pene
empezaba a deslizarse en la vagina recién desflorada ella que estaba empapado de
flujo. Ese delicioso flujo que antes Gonza había saboreado. Quería que ella
sintiera que él recorría cada centímetro de su vagina, penetrándola suavemente
hasta el fondo de su sexo. Ella no paraba de resoplar y de gemir y sus pechos se
bamboleaban desafiantes con cada envite. Empezó a moverme un poco más rápido y
ella comenzó también a ir al encuentro de su sexo. Veía la pija hundirse y
descender de la vagina de la criatura .Con una mano alcanzó uno de sus tetas
acariciándola. Cuando se detuvo en su hermoso pezón duro ella comenzó a jadear
con más fuerza hasta que de pronto se desplomó sobre la cama. Él siguió dentro
de ella moviéndose, llenando su sexo con su verga dura hasta que explotó su
semen que inundó el interior de la criatura .Cayó sobre ella y se detuvo
descansando su cuerpo sobre su espalda. Retirando el cabello de su cuello besó
su nuca y su rostro sudoroso. Ella descansaba con los ojos entreabiertos, sin
moverse apenas. Y se durmió, Gonza se acordó de su taxi, de que estaba
trabajando, despacio se fue vistiendo observando como la criatura dichosa dormía
, bajó las escaleras, la señora mayor continuaba sentada frente al televisor ,
algo le murmuró cuando el salió a la plomiza mañana, aquellos adolescentes
enfierados y con capucha estaban fumando algo pecaminoso en la esquina y lo
rodearon:
-¿ Che, te portaste bien con la reina?. Mira que ayer cumplió 18 años, y es una
fiera , hermosísima, ¿ Che tienes algo de pasta para nosotros, es que
necesitamos merca, te lo pedimos bien?
Gonza sonrió, sacó 100 pesos de uno de sus bolsillos y les dijo:-Es lo último
que me queda, no tienen uno de 10 para quedarme y tomar un café.
Uno de los chicos sacó un bollo de billetes de dos pesos , unos cuatro y se los
dio y tomó el de 100 y le dijo gracias,…anda subí a tu tacho y bórrate rápido.
Gonza como nunca deseó que el viejo 405 arranque rápido y por suerte así lo
hizo, salió rápido de aquella calle...


autor: callesytutas

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