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Víctor, el futuro médico - 9° parte

Te dejo los links de todo el relato:
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http://www.poringa.net/posts/relatos/2991976/Victor-el-futuro-medico---9-parte.html

http://www.poringa.net/posts/relatos/2992000/Victor-el-futuro-medico---10-parte.html


Llegó el viernes 27 de octubre. Ese día Víctor cumplía sus 25 años y hacía justo un mes que nos habíamos conocido en el Jardín Zoológico. Todo había sucedido demasiado rápidamente. Víctor se había convertido en mi novio. Me chupaba la verga de maravillas, me dejaba apoyarle la pija en su culo, pero todavía no se decidía a dejarse coger por mí. Su prima Susana también se había convertido en mi novia. Cada vez que estábamos juntos o me chupaba la verga o cogíamos con desesperación, me dejaba penetrarla por la concha o por el culo indistintamente. Con su tía Marta, hacía apenas dos días que nos habíamos convertido en amantes. Los cuatro sabíamos de las relaciones que existían entre todos y tratábamos de que las mismas no se entorpecieran.
 
Los problemas con Chile se iban agravando. Los dictadores de ambos países se reunirían en Mendoza para tratar de llegar a un acuerdo. Los políticos presionaban para tratar de solucionar el problema pacíficamente. Se comenzó a hablar de la posibilidad que mediara la Iglesia a través de un enviado del Papa Juan Pablo II. La relación entre ambos países se estaba recalentando y poniéndose cada vez más difícil. Rumores de guerra había a ambos lados de la cordillera.
 
Esa mañana me puse a estudiar debido a la proximidad de las fechas de examen. Suena el teléfono a media mañana y atiende mi madre. Me pasa la llamada diciéndome que una tal Marta quería hablar conmigo:
- “¿Otra compañerita del profesorado?”, me pregunta.
- “No mamá, es la tía de mi amigo Víctor. La que me invito la vez pasada a cenar un sábado con ellos. ¿Te acordas?”
- “Apurate, no la hagas esperar a la señora.”
 
Me acerque al teléfono lo más rápido que pude. La llamada era una excusa para que fuera hasta su casa. Claramente quería que le diera un poco de pija, pero solo me pidió si podía ir a ayudarla a preparar algunas cosas para la cena del día siguiente. Traté de a hacerle comprender que me era muy difícil inventar una excusa creíble para poder estar allí. Me contesta:
- “Se de todas las mentiritas que ya le dijiste a tu madre. Ambos sabemos que sabrás inventar una nueva excusa. Necesito que me ayudes con algunas ‘cosas calientes’ que tengo por acá. Je…, je…, je…”
- “Trataré de estar lo antes posible. Digale a Víctor que nos encontramos donde siempre en unos 10 minutos.”
 
Nuevamente invente una mentira para poder salir cuanto antes de casa. Sabía que Marta estaba con ganas de coger y no iba a dejar pasar la oportunidad. En diez minutos estuve en la puerta tocando el timbre, luego de trotar sin descanso las cuadras que nos separaban. Marta me abrió la puerta, nos dimos un profundo beso con muchísima lengua y en el trayecto hacia el comedor, tomando mi mano derecha, la llevo a su bombacha empapada de sus jugos y me dice:
- “Esta es la ‘cosita caliente’ que necesito que me ayudes a ‘enfriarla’. ¿Estás dispuesto a ayudarme…?”
 
No esperaba semejante recibimiento, pero no dude un instante. La lleve hasta su dormitorio y los dos nos empezamos a desvestir uno al otro. Cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos cogiendo sobre el acolchado de una cama muy prolija hasta ese momento. Se movía y gemía como una gata en celo. Era claro que estaba recobrando vida la mujer apasionada que había sido alguna vez. Cuando finalmente acabe dentro de su concha, pude contar tres orgasmos que a Marta la habían hecho gozar y gritar hasta la exasperación. Cuando ella recobro el aliento me dice:
- “Me encanto, mi amor. Quiero más… Dame más leche de tu verga… Déjame cabalgar sobre tu hermosa pija…”
 
Era la confirmación que en el pasado Marta había tenido una vida sexual muy apasionada y excitante. No me hice rogar. Me recosté de forma tal que ella se pudiera montar sobre mis caderas. Esta posición me encantaba ya que sus hermosas tetas quedaban bamboleándose frente a mi rostro y mi boca. Durante toda la cogida no hice más que chuparle alternativamente ambos pezones. Sentí un primer orgasmo de ella y luego de unos minutos su segundo orgasmo coincidió con la explosión de mi verga que le inundo de leche toda la vagina. Se recostó sobre mi cuerpo hasta que mi pija se liberó de dentro de su concha. Me volvió a pedir un nuevo polvo, pero me negué elegantemente solicitándole que deje algo de mi leche para su hija o su sobrino.
 
Se sonrió, comenzó a vestirse y me invito a hacer lo mismo. Me pidió que la acompañara a la cocina a ayudarle con algunas cosas que prepararía para el día siguiente. Ella trabajaba sobre la mesada y yo no dejaba de acariciarla y besarla por todo su cuerpo. Así estuvimos hasta que llegó la hora en que debía partir hacia su trabajo. La comida para el almuerzo la había dejado casi lista. Me recuerda en no más de veinte minutos llegaría Susana y me avisa que le diga que finalice la cocción del almuerzo.
 
Susana llegó a la hora que me había indicado Marta. Me encontró preparando la mesa para tres. Se apresuró a finalizar la cocción de la comida y rápidamente fuimos hasta el sofá a “matarnos” a besos y caricias hasta el momento que llegará Víctor. Cuando la comida estaba lista para que almorzáramos, llegó Víctor. Como era el día de su cumpleaños N° 25, recibió un sonoro beso de parte de su prima Susana. Cuando fue mi turno, aunque no pronunció palabra alguna, ella esperaba de parte mía un beso importante para con Víctor. Cohibido por la situación solo atine a besarlo en la mejilla, pero él hábilmente giro su rostro y terminamos besándonos en los labios. Susana se alegró y lo demostró ruidosamente. La algarabía nos animó a más y nos dimos un profundo beso de lengua que hizo que Susana se ruborizase por su duración. Nos sentamos en los mismos lugares de la cena de un par de semanas antes. Víctor en una de las cabeceras, y Susana y yo enfrentados en los laterales.
 
El televisor encendido daba noticias sobre la inminente reunión de Videla y Pinochet. Lógicamente la conversación del almuerzo giró alrededor de ese tema. Todos estábamos preocupados por la posibilidad de una guerra, pero a Víctor le preocupaba mucho más la condición de exiliados de él y las dos mujeres. Temía que los Servicios de Inteligencia de ambas dictaduras pudieran descubrir el parentesco de ellos con sus padres y que su situación pudiera complicarse. Todos estábamos preocupados, pero entendíamos que había que esperar como se desarrollaran los acontecimientos. Yo seguía recibiendo noticias de mis amigos que fueron movilizados hacia la cordillera, a través de sus respectivos padres.
 
Finalizado el almuerzo levantamos la mesa entre los tres y Susana se ofreció a lavar y terminar de acomodar todo. Víctor, con la felicidad que le brotaba por los poros al escuchar los dichos de su prima, me tomo de la mano y casi corriendo me llevo hasta su habitación. Entramos y nos besamos apasionadamente. Si dejar de besarme me empieza a buscarla verga por encima del pantalón y rápidamente logró que se endureciera. Me indica que haga silencio y lo deje hablar:
- “Hoy cumplo 25 años y ya lo tengo decidido. Eduardo, quiero que me cojas. Quiero sentir tu poronga dentro de mi culo. Quiero que seas tú quien me desvirgue el orto.”
- “Bueno… La verdad ni me lo esperaba que justamente hoy te hayas decidido. No sé qué decir…”
- “No digas nada, o mejor di que sí, que tienes ganas de romperme el culito…”
- “Si, por supuesto. Hacía tiempo que estaba esperando a que te decidieras. Tengo muchísimas ganas de romperte el culito.”
 
Nos volvimos a besar. Casi sin pensarlo ni acordarlo antes, cada uno fue a rincones opuestos de la habitación y sin quitarnos la mirada uno del otro, nos comenzamos a desnudar. Cuando ambos estuvimos desnudos con nuestras vergas durísimas, nos juntamos en el centro de la habitación y nos besamos al tiempo que nuestras vergas se frotaban una con la otra. Comencé a tocarle el culo descaradamente, intentando meterle el dedo índice dentro. Me recosté en su cama y comenzó a chuparme la verga. Aproveche para meterle dos dedos en el culo para comenzar su dilatación. Le pedí que fuera suave con su boca porque quería que toda mi leche se alojara dentro de su culo.
 
Luego de unos quince minutos, le solicite que se pusiera en cuatro patas sobre la cama con su cabeza apuntando a la ventana. Me coloque detrás de él y además de los dedos comencé a jugar con mi lengua en su culo. Cada vez que Víctor hacía fuerza con su esfínter, yo le propinaba un pequeño chirlo en el cachete y le solicitaba que se relajara. Luego de unos veinte minutos logré meter un tercer dedo dentro. La relajación estaba casi lista. Le digo, mientras me arrodillaba detrás de él:
- “Voy a comenzar a meterla bien despacio. Lo único que te pido es que te relajes para que no sientas mucho dolor. Yo me detendré cada vez que me lo pidas. ¿Si…?”
- “Estoy relajado y a la vez nervioso. Sé que al principio duele, pero solo detente cuando sientas un grito de verdadero dolor.”
 
Se dio vuelta y me dio un beso. Volvió a su posición y apunté mi glande a su dilatado culo. Metí toda la cabeza y Víctor solo gimió. Cuando quise traspasar el segundo anillo tuve que hacer fuerza y él pego un pequeño grito. Me detuve y le volví a pedir que se tranquilizara. Le acariciaba la espalda y los cachetes de su culo. Me pidió que continuara. Despacio seguí enterrando mi verga dentro de su culo. Me detuve dos veces más cuando sentía que sus músculos apretaban mi verga. Lograba relajarse y continuaba con la penetración. Finalmente toda mi verga estaba dentro de su culo. Le dije:
- “Tu culo ya fue desvirgado. Mi verga está totalmente dentro tuyo. Quiero que me avises cuando quieras que comencemos.”
- “Ahora… Ahora quiero que me cojas de una vez y para siempre.”
- “Esta bien. Voy a comenzar bien despacio para que no sientas dolor y además, para que puedas acoplarte a mi ritmo.”
 
Empecé suavemente a bombearlo en un mete y saca no demasiado amplio. Víctor gemía y se quejaba a la vez, pero me suplicaba que no me detuviera. Intente un bombeo un poco más profundo. Mi verga salía casi hasta la mitad y volvía a enterrarse profundamente. Víctor de a poco logro ajustarse a mi ritmo. Sus quejas desaparecieron y solo emitía gemidos como si fuera una gata en celo. Conseguimos un ritmo intenso. Estaba a punto de acabar, cuando la pija de Víctor estalla y derrama leche sin siquiera haberse tocado. El tronco de mi verga presionaba internamente con su próstata y fue por eso que pudo acabar. Ver su pija largando leche me calentó a tal punto que acelere el ritmo y el sintió tres chorros de leche inundarle los intestinos. Aflojó sus brazos y se dejó caer sobre el colchón, yo me recosté sobre su espalda esperando que mi verga se saliera de dentro de Víctor.
 
Cuando mi pija abandono su culo, el vacío que sintió Víctor lo llevo a girar sobre sí mismo y abrazarme con todas sus fuerzas. Nos besamos y me dice:
- “Fue maravilloso. Tal como lo imagine. Quiero más, más y más…”
 
Observa que mi poronga estaba fláccida y empieza a masajearla, pero no logra como otras veces que se endurezca rápidamente, y haciéndome una escenita de celos me expresa:
- “¿Qué pasa que no se pone dura tan rápido? ¿Estuviste cogiendo con Susana antes de mi llegada?”
- “No. No teníamos tiempo para poder coger. Vos llegarías enseguida.”
- “¿Y entonces…? ¿Qué le está pasando a tu pija?”
- “No te voy a mentir el día de tu cumpleaños y mucho menos después de que te acabo de desvirgar. Tu tía Marta me pidió que viniera a ayudarla con la cena de mañana y terminamos cogiendo. ¿Tanto te preocupa? Estoy intentando hacer feliz a los tres, de la misma forma que ustedes me hacen feliz a mí. Hago lo posible para dejar satisfechos a todos. Si te esmeras un poquito volverá a crecer mi pija”, y lo bese para evitar que pudiera contestarme.
 
Jugando con mi pija, Víctor logró que vuelva a desarrollarse en tamaño y entonces se colocó en la posición de cuatro patas. Le ordeno:
- “Así no. Quiero cogerte y poder mirarte al mismo tiempo. Pasame la almohada que la voy a colocar debajo de tu cadera para que tu culo este más alto.”
 
Me pasa la almohada y además de colocarla debajo de su cadera, le pido que acerque su culo hasta el borde final de la cama, ya que le indique que yo me quedaría parado en el suelo para mayor comodidad. Así lo hizo y nuevamente le pedí que se relajara. No fue difícil la penetración, ya que restos de mi leche todavía rezumaban de dentro de su culo, lo que favorecía la lubricación. De una sola estocada llegue hasta lo más profundo de Víctor. Nos miramos y con un guiño me dio a entender que estaba listo para la batalla.
 
El ritmo fue intenso desde el comienzo. Su culo, lubricado con mi leche, facilitaba la tarea e impedía el dolor. El poder mirarnos durante todo el tiempo aumentaba el morbo del momento. Veo su pija durísima y le comento:
- “Que dura que tenes la pija. ¿Tanto disfrutas de cómo te estoy cogiendo?”
- “Me encanta, pero además en esta posición, la presión que ejerce tu verga sobre mi próstata es mucho mayor. Por eso la tengo tan dura.”
 
Tuvo que salir con su sapiencia médica. Nos apareamos en un ritmo cada vez mayor. Nuestras miradas se entrecruzaban con pasión y deseo. Nuestras vergas eyacularon al mismo tiempo, él sobre su vientre y su pecho, y yo dentro de sus entrañas. Me recosté sobre él y nos fundimos en un largo beso de lenguas. Su leche nos embadurno a ambos nuestros cuerpos. Nos seguimos besando hasta que mi pija salió de su escondite. Disfrute muchísimo de esta última cogida, tanto como cuando he cogido con Susana o con Marta.
 
A medio vestir fuimos los dos al baño a tratar de higienizarnos. Susana que estaba en el sofá viendo la televisión, se sonrió maliciosamente pero no dijo nada. Le dije a Víctor:
- “Susana nos vio entrar al baño.”
- “Si, ya me di cuenta. Pero no teníamos otra opción debemos limpiarnos y asearnos un poco.”
 
Con una toalla mojada nos limpiamos mutuamente los pechos y abdómenes. Antes de salir del baño terminamos de vestirnos. Susana nos observa, se ríe y nos dice:
- “¿Qué les paso? ¿Se ensuciaron mucho?”
 
Ninguno de los dos le respondió. Ella continúo, hasta con cierta maldad. Y mirándolo a su primo dijo:
- “¿La pija de Eduardo largó mucha leche y se ensuciaron los dos?”
 
La interrumpí, y casi gritándole le señalé:
- “No me gusta el ‘jueguito’ que pretendes llevar a cabo. Lo que estás haciendo es vergonzoso. A vos nunca te ha faltado mi verga, y si hoy no la tuviste es porque me parece que siendo el día de su cumpleaños, Víctor tiene derecho a disfrutarla.”
 
Pretendió contestarme y se lo impedí. Continúe con mi monólogo:
- “¿Queres saber porque nos ensuciamos tanto? Te lo voy a explicar, porque él por respeto hacia vos, seguro que no te lo contaría. Pero se supone que ambos son novios míos. Bien…Aclaremos algunas cosas, entonces. Con vos Susana la paso muy bien. Me chupas muy bien la pija y permites que te coja tanto en tu concha como en tu culo. Desde que conocí a Víctor, lo único que estuvimos haciendo hasta el día de hoy, era que él me chupara la verga tan bien como lo haces vos.”
 
Me interrumpe Víctor pidiéndome que deje todo allí y no siga más. Le contesto a él y también a ella:
- “De ninguna manera me voy a callar. Si ella esta celosa de nosotros, entonces que sepa la verdad de lo que pasó hoy.”
- “¿Y qué fue lo que sucedió hoy?”, pregunto Susana.
- “Sucedió que tu primo esperó hasta hoy, justo el día de su cumpleaños, para perder su virginidad. Hoy por primera vez Víctor permitió que alguien lo penetrara, y ese honor lo tuve yo. Espero que sepas comportarte y le ofrezcas una disculpa a tu primo.”
 
De repente el rostro de Susana se transformó. Se alegró y deshaciéndose en miles de disculpas para con Víctor, comenzó a besar a su primo en todo el rostro. Nos dijo a ambos lo contenta que estaba de saber que Víctor finalmente se decidió a dar el gran paso. Nos deseó a ambos que seamos muy felices, a lo que Víctor replico con felicidades para ella y para mí. Compartimos un triple beso y nos acomodamos en el sofá para besarnos y acariciarnos hasta la llegada de Marta, momento en el que yo debía partir hacia el profesorado.
 
Cuando Marta llegó, fue Susana quien se encargó de darle la noticia de la novedad a su madre. Marta se alegró por los dos, pero sobre todo por Víctor. Finalmente todo estaba blanqueado y aclarado entre nosotros. Los tres estaban ya enterados que mi verga sería de utilización de todos y de cada uno. Por supuesto sería un secreto entre cuatro. La despedida de ese día fue inesperada. En el medio del comedor, Marta se despidió de mí con un beso en la boca, al igual que Susana que repitió el mismo beso que unos segundos antes recibí de su madre. Víctor me acompañó hasta la puerta de calle y en el pasillo nos dimos un profundo beso de lengua. Al día siguiente me quedaría a cenar y ya había avisado a mi familia que no volvería a dormir.




(Concluye en: “Víctor, el futuro médico - 10° parte”)

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