Habíamos planeado con un mes de anticipación el fin de semana que ocuparíamos para cambiarnos a nuestra nueva casa, así que Raquel mi esposa con 36 años, Laura mi hija de 17 y Rodrigo mi hijo de 15, nos habíamos tomado los 3 fines de semana anteriores para ir organizando todas nuestras cosas personales en cajas debidamente etiquetadas, de modo que cuando llegáramos a nuestro nuevo hogar; instalarnos no fuera en medio del caos, y evitar que todos estuviéramos preguntando para saber en donde habían quedado nuestras cosas.
Era viernes por la tarde y el personal de la mudanza que habíamos contratado, todo un ejercito de 8 personas perfectamente bien coordinadas por Jorge, el Moving-Manager que la empresa nos había proporcionado, se movían dentro de la casa en un perfecto orden, primero empacaron los muebles de la sala y comedor protegiéndolos con poliburbuja y después con Foil, ese plástico para emplayar que usan en la industria, Raquel de igual forma no dejaba de dar indicaciones a Jorge, como si de verdad las necesitara, pero preferí no entrometerme y dejarla, ya que de lo contrario sería a mi a quien estaría hostigando con todo ese nerviosismo que le caracteriza.
Laura mi hija, es muy celosa de sus pertenencias y no permite que alguien las toque, solo su mamá y es por esto que siguió todas las indicaciones que nos dieron para colocar dentro de unas cajas que la misma empresa nos proporciono, nuestras cosas personales, así no podía haber posibilidad de que algo se perdiera en el proceso, nombre y contenido era lo que debíamos escribir en las etiquetas que pegaríamos a cada una de ellas; ropa, zapatos, bolsos, artículos de tocador, juguetes, aparatos electrónicos, etc., etc.
Por otro lado Rodrigo mi hijo, es mas práctico, él regaló toda la ropa, juguetes y aparatos electrónicos que ya no usaba, así que todas sus cosas personales quedaron dentro de una sola caja a la que solo le escribió su nombre.
La tarde transcurrió con un ir y venir de personas por toda la casa, entrando y saliendo una y otra vez, se hacía interminable la tarde, ya faltando pocos minutos para las 9 de la noche el camión se encontraba casi totalmente lleno y en la casa quedaban muy pocas cosas, Raquel por fin se había agotado y mis hijos estaban en casa de sus amigos despidiéndose, algunos de nuestros vecinos no dejaban de darnos bendiciones deseándonos un viaje seguro y mucho éxito en nuestro nuevo proyecto, yo en lo personal ansiaba a que llegará el lunes y presentarme como el nuevo entrenador del equipo femenil de volleyball de la preparatoria "José Vasconcelos" en la Cd. de Guadalajara.
El momento llego y entre lagrimas y suspiros nos despedimos de nuestros entrañables vecinos, quería disimular mi tristeza, ahí parado en la calle procuraba disimular mi mirada, a tan solo unos 20 metros de mi estaba su casa y solo podía ver su silueta a través de las cortinas de su habitación, sabía que me veía, sabía que sus ojos estaban llenos de lagrimas, que ya no tendríamos esas tardes para nosotros, esas tardes que comenzaron con el pretexto de ayudarla a mejorar sus habilidades en la cancha, esas tardes de juegos y roses traviesos, donde poco a poco la enseñe a ser mujer asta el día en que cumplió sus 18 años y la pude hacer mía en toda la extensión de la palabra... y ella me convirtió en el perfecto amante, me costará mucho trabajo quitar de mi mente la obsesión que me provocaban sus tiernos pechos en mi boca, la impaciencia por acariciar sus bien formadas nalgas bien tonificadas por el continuo entrenamiento que realizábamos diariamente, solo de recordarla mis testículos comenzaron a moverse y a darme ese delicado cosquilleo característico de la excitación, mi verga no tarda en manifestarse con una erección, la cual me cuesta trabajo controlar.
Una vibración en mi pantalón me hizo regresar a la tierra, metí mi mano temblorosa en la bolsa y saqué mi celular, tenía mensajes nuevos en mi whatsapp;
Grupo Familia
Raque- [Chicos, dense prisa, la mudanza ya termino y solo los esperamos a ustedes] 8:57
Rodri-[voy llegando] 8:58
Lau- [pueden pasar por mi porfa estoy con clau] 8:58
Por un instante pensé que sería Lucía, pero no fue así, suspire profundamente y coloque mis ojos nuevamente en la ventana de su habitación, para mi sorpresa se encontraba apagada, ya no podía ni siquiera disfrutar su silueta detrás de ella, ya un poco mas relajado de la excitación que me había provocado recordarla, continúo despidiéndome de los pocos vecinos que nos dan la despedida, justo cuando ya me había resignado a no volver a verla...
Lucía -Coach...
Su voz no podría confundirla con nadie, me giré para verla, ella estaba a un par de metros de mí.
Lucía -Solo vine a despedirme y darle las gracias por todo lo que me enseño.
Yo -No tienes nada que agradecer, tú nos diste grandes satisfacciones.
Sus palabras y las mías por supuesto llevaban un doble sentido, para los demás se trataba solo de un tema de deportes, ya que habíamos logrado llegar a un campeonato regional, méritos que me valieron para escalar en mi próximo reto en la Cd. de Guadalajara.
Lucía -Le traje unos regalos, espero que con ellos no nos olvide.
Estiró su mano y me entrego una bolsa de papel con 3 regalos, un porta retratos con una foto del equipo en el año que obtuvimos el campeonato, un chocolate MlkyWay y una pequeña botella con sales de amoniaco, miré a Lucía y con una sonrisa en mis labios le agradecí sus regalos.
Lucía -La foto, creo que no necesita explicación, es para que siempre nos tenga en su recuerdo y no olvide los maravillosos momentos que pasamos juntos, el chocolate, se que a escondidas se los come a mordidas y las sales de amoniaco, son para cuando sienta que ya no puede mas, las huela y se llene de energía nuevamente.
Yo -Muchas gracias Lucia, se que con estos regalos, no las olvidaré.
Se acerco lentamente y me dio un abrazo colocando su pecho sobre el mio, pude notar que no traía sostén debajo su blusa, esa era su señal que en silencio usaba para indicarme que esa noche se masturbaría pensando en mí, esos eran los juegos que teníamos al iniciar nuestra relación antes de hacerla carnal.
Me dio un beso en la mejilla y se alejo.
Entre Lucía y yo manejábamos un lenguaje oculto que nos permitía comunicarnos delante de otras personas sin que estas supieran de lo que en realidad estábamos hablando, sabía que lo que acababa de recibir no sería la excepción, si ella esperaba una respuesta de mi, primero tendría que saber que mas ocultaban esos regalos.
Tome de pretexto que iría a revisar por ultima vez la casa y aprovechar para entrar al baño, haciéndome el distraído me dirigí a la casa sin soltar la bolsa que me había entregado Lucía, recorrí la casa prendiendo y pagando luces simulando que en realidad le daba una última revisión, me asome a la puerta de la calle y le grité a Raquel;
Yo -Está todo en orden, ya solo entro al baño y salgo en un momento.
Pude distinguir que Lucía permanecía entre los vecinos, no había duda ya, ella esperaba una respuesta de mí.
Dentro del baño con la puerta bien asegurada, (por sí acaso) me dispuse a revisar con detenimiento los regalos, la foto parecía normal, tome el chocolate observándolo detenidamente, lo palpé para ver si no se sentía algo diferente en él, todo era normal, aunque ya sabía cual era el mensaje oculto de este, El significado del chocolate MilkyWay consistía en que cuando yo lo mordía, le estaba diciendo lo mucho que me encantaba que me mordiera la verga cuando me lo mamaba.
Abrí la botella con las sales de amoniaco, y en efecto eran sales de amoniaco y también sabía el propósito de ese regalo, cuando fue la primera ves que la penetre por el ano, después de habérmela cogido sin parar por 2 horas, ella estaba a punto del desmallo, su cuerpo no le daba más y para reanimarla se me ocurrió hacerla oler las sales, ella reacciono de una forma inesperada, de pronto se lleno de energía, estando en cuatro, arqueo su espalda hacia mí empujándome sus nalgas para penetrarla más profundamente, pude sentir como su ano me apretaba fuertemente la verga como queriéndomela arrancar, ella gritaba fuera de control, exitándome como nunca lo había echo antes, sus movimientos eran vigorosos como una yegua salvaje montada por primera vez, eso sí, cuidando que mi verga no saliera accidentalmente. -mas¡, mas¡¡, mas¡¡¡¡ cógeme mas duro, destrózame el culo maldito perro pervertido hijo de perra la había transformada en otra mujer. Desde esa vez siempre llevaba conmigo mi botella con las sales de amoniaco y Lucía para indicarme que esa tarde quería que me la cogiera me decía -Coach, no olvide traer sus sales de amoniaco.
La foto tenía que tener algo oculto, desarme el porta-retrato, lo mas que pude sin dañarlo; nada, no había nada en el, Raquel comenzó a presionarme tocando la bocina de la camioneta para que saliera de la casa, de pronto recordé la bolsa donde venían los regalos, mire dentro de ella y parecía estar bacía, la revise con mas detenimiento y... justo al fondo de la bolsa parecía haber un diminuto listón rosa, quise tomarlo pero estaba pegado al fondo de la bolsa, hice un segundo intento pero esta vez con mas cuidado de no soltarlo, vi como junto con el listón se levantaba la tapa del fondo, valla que es ingeniosa Lucía, retire por completo la tapa y justo en el fondo estaba una bolsa ziplog con algo enbuelto con un papel de china blanco, abrí la bolsa y saque el envoltorio, que tenía un lindo moño rosado, retire cuidadosamente el papel y vi el verdadero regalo que me estada dando.
Una tarde en el que nos encontrábamos solos en el colegio, Lucía como capitana del equipo me ayudaba a elegir quienes de las chicas serian las titulares para el siguiente partido. Las bromas que nos hacíamos en doble sentido hacía que el tiempo se nos fuera muy rápido, pero no pasábamos de ahí, solo tonteábamos con ellas.
Me encantaba verle las piernas con su falda tableada y aunque siempre debajo de ella llevaba la licra con la que entrenaba todos los días, me provocaba mucho morbo ver sus descuidos cuando se le alzaba de más, algunas veces movía su falda aleteándola para refrescarse un poco por el calor que hacia dentro de mi oficina y no veía nada que no hubiera visto antes, de hecho con un poco de suerte podía ver el resorte de alguna que otra tanga durante las practicas, esos momentos para mí eran todo un festín para la vista, aun así disfrutaba de sus descuidos.
Lucía -Coach, tengo que ir al baño y de paso voy a pasar a la maquinita por un agua, ¿quiere que le traiga algo?
Abrí un cajón de mi escritorio y saque unas monedas para dárselas.
Yo -Te encargo una coca, de ahí toma también para tu agua, yo te invito.
Se levantó de su silla y sin disimular subió su falda hasta la cintura para poder despegar de su piel la licra que se le había pegado con el sudor de sus nalgas de tanto estar sentada.
Lucía -Ya no aguanto la licra, me está matando este calor,
Yo -Pues quítatela.
La miré con picardía como retándola a que lo hiciera.
Lucía -De verdad coach, ya no la aguanto.
Salió enfadada de la oficina dando pasos fuertes sobre el piso para que notara su berrinche, hasta para hecer berrinches era encantadora, justo antes de cruzar la puerta se levantó nuevamente la falda por encima de sus nalgas y las movió contoneándose de una forma muy sexy, se detuvo en el quicio de la puerta aun con la falda levantada, inclino su cuerpo un poco hacia delante acentuando de esta forma el tamaño de sus nalgas, giró su cara hacia mi regalándome la mas sensual de sus miradas.
Lucía -No se valla a ir coach, no tardo nada en traer algo para refrescarnos juntos.
Simplemente no pude dejar de observarla, en tan solo 5 segundos me había provocado un profundo suspiro, me aceleró el pulso de una forma tan repentina, que quería saltar sobre de ella y tomarla en mis brazos, besarla apasionadamente y acariciar sin freno sus espectaculares nalgas, que manera tenía esta chica de ponerme la verga bien dura. Se alejo por el pasillo y aproveche un poco para masajearme la verga, torturarla un poco apretándola fuertemente, lo hice por unos 30 segundos, no quería que me sorprendiera con ella en la mano.
Los minutos transcurrían a me empesaba a portar ansioso por su ausencia, me urgía tenerla de regreso, fueron mas o menos 15 minutos lo que se demoro en regresar, me sentía molesto, como un niño al que le dan a probar el mas delicioso de los dulces, pero solo eso, una probadita, no tenía permiso a comérmelo.
Lucía -Plac, plac, plac, plac,
Continuación Segunda Parte:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2992452/El-Coach-Capitulo-1-Superando-al-pasado-segunda-parte.html
Era viernes por la tarde y el personal de la mudanza que habíamos contratado, todo un ejercito de 8 personas perfectamente bien coordinadas por Jorge, el Moving-Manager que la empresa nos había proporcionado, se movían dentro de la casa en un perfecto orden, primero empacaron los muebles de la sala y comedor protegiéndolos con poliburbuja y después con Foil, ese plástico para emplayar que usan en la industria, Raquel de igual forma no dejaba de dar indicaciones a Jorge, como si de verdad las necesitara, pero preferí no entrometerme y dejarla, ya que de lo contrario sería a mi a quien estaría hostigando con todo ese nerviosismo que le caracteriza.
Laura mi hija, es muy celosa de sus pertenencias y no permite que alguien las toque, solo su mamá y es por esto que siguió todas las indicaciones que nos dieron para colocar dentro de unas cajas que la misma empresa nos proporciono, nuestras cosas personales, así no podía haber posibilidad de que algo se perdiera en el proceso, nombre y contenido era lo que debíamos escribir en las etiquetas que pegaríamos a cada una de ellas; ropa, zapatos, bolsos, artículos de tocador, juguetes, aparatos electrónicos, etc., etc.
Por otro lado Rodrigo mi hijo, es mas práctico, él regaló toda la ropa, juguetes y aparatos electrónicos que ya no usaba, así que todas sus cosas personales quedaron dentro de una sola caja a la que solo le escribió su nombre.
La tarde transcurrió con un ir y venir de personas por toda la casa, entrando y saliendo una y otra vez, se hacía interminable la tarde, ya faltando pocos minutos para las 9 de la noche el camión se encontraba casi totalmente lleno y en la casa quedaban muy pocas cosas, Raquel por fin se había agotado y mis hijos estaban en casa de sus amigos despidiéndose, algunos de nuestros vecinos no dejaban de darnos bendiciones deseándonos un viaje seguro y mucho éxito en nuestro nuevo proyecto, yo en lo personal ansiaba a que llegará el lunes y presentarme como el nuevo entrenador del equipo femenil de volleyball de la preparatoria "José Vasconcelos" en la Cd. de Guadalajara.
El momento llego y entre lagrimas y suspiros nos despedimos de nuestros entrañables vecinos, quería disimular mi tristeza, ahí parado en la calle procuraba disimular mi mirada, a tan solo unos 20 metros de mi estaba su casa y solo podía ver su silueta a través de las cortinas de su habitación, sabía que me veía, sabía que sus ojos estaban llenos de lagrimas, que ya no tendríamos esas tardes para nosotros, esas tardes que comenzaron con el pretexto de ayudarla a mejorar sus habilidades en la cancha, esas tardes de juegos y roses traviesos, donde poco a poco la enseñe a ser mujer asta el día en que cumplió sus 18 años y la pude hacer mía en toda la extensión de la palabra... y ella me convirtió en el perfecto amante, me costará mucho trabajo quitar de mi mente la obsesión que me provocaban sus tiernos pechos en mi boca, la impaciencia por acariciar sus bien formadas nalgas bien tonificadas por el continuo entrenamiento que realizábamos diariamente, solo de recordarla mis testículos comenzaron a moverse y a darme ese delicado cosquilleo característico de la excitación, mi verga no tarda en manifestarse con una erección, la cual me cuesta trabajo controlar.
Una vibración en mi pantalón me hizo regresar a la tierra, metí mi mano temblorosa en la bolsa y saqué mi celular, tenía mensajes nuevos en mi whatsapp;
Grupo Familia
Raque- [Chicos, dense prisa, la mudanza ya termino y solo los esperamos a ustedes] 8:57
Rodri-[voy llegando] 8:58
Lau- [pueden pasar por mi porfa estoy con clau] 8:58
Por un instante pensé que sería Lucía, pero no fue así, suspire profundamente y coloque mis ojos nuevamente en la ventana de su habitación, para mi sorpresa se encontraba apagada, ya no podía ni siquiera disfrutar su silueta detrás de ella, ya un poco mas relajado de la excitación que me había provocado recordarla, continúo despidiéndome de los pocos vecinos que nos dan la despedida, justo cuando ya me había resignado a no volver a verla...
Lucía -Coach...
Su voz no podría confundirla con nadie, me giré para verla, ella estaba a un par de metros de mí.
Lucía -Solo vine a despedirme y darle las gracias por todo lo que me enseño.
Yo -No tienes nada que agradecer, tú nos diste grandes satisfacciones.
Sus palabras y las mías por supuesto llevaban un doble sentido, para los demás se trataba solo de un tema de deportes, ya que habíamos logrado llegar a un campeonato regional, méritos que me valieron para escalar en mi próximo reto en la Cd. de Guadalajara.
Lucía -Le traje unos regalos, espero que con ellos no nos olvide.
Estiró su mano y me entrego una bolsa de papel con 3 regalos, un porta retratos con una foto del equipo en el año que obtuvimos el campeonato, un chocolate MlkyWay y una pequeña botella con sales de amoniaco, miré a Lucía y con una sonrisa en mis labios le agradecí sus regalos.
Lucía -La foto, creo que no necesita explicación, es para que siempre nos tenga en su recuerdo y no olvide los maravillosos momentos que pasamos juntos, el chocolate, se que a escondidas se los come a mordidas y las sales de amoniaco, son para cuando sienta que ya no puede mas, las huela y se llene de energía nuevamente.
Yo -Muchas gracias Lucia, se que con estos regalos, no las olvidaré.
Se acerco lentamente y me dio un abrazo colocando su pecho sobre el mio, pude notar que no traía sostén debajo su blusa, esa era su señal que en silencio usaba para indicarme que esa noche se masturbaría pensando en mí, esos eran los juegos que teníamos al iniciar nuestra relación antes de hacerla carnal.
Me dio un beso en la mejilla y se alejo.
Entre Lucía y yo manejábamos un lenguaje oculto que nos permitía comunicarnos delante de otras personas sin que estas supieran de lo que en realidad estábamos hablando, sabía que lo que acababa de recibir no sería la excepción, si ella esperaba una respuesta de mi, primero tendría que saber que mas ocultaban esos regalos.
Tome de pretexto que iría a revisar por ultima vez la casa y aprovechar para entrar al baño, haciéndome el distraído me dirigí a la casa sin soltar la bolsa que me había entregado Lucía, recorrí la casa prendiendo y pagando luces simulando que en realidad le daba una última revisión, me asome a la puerta de la calle y le grité a Raquel;
Yo -Está todo en orden, ya solo entro al baño y salgo en un momento.
Pude distinguir que Lucía permanecía entre los vecinos, no había duda ya, ella esperaba una respuesta de mí.
Dentro del baño con la puerta bien asegurada, (por sí acaso) me dispuse a revisar con detenimiento los regalos, la foto parecía normal, tome el chocolate observándolo detenidamente, lo palpé para ver si no se sentía algo diferente en él, todo era normal, aunque ya sabía cual era el mensaje oculto de este, El significado del chocolate MilkyWay consistía en que cuando yo lo mordía, le estaba diciendo lo mucho que me encantaba que me mordiera la verga cuando me lo mamaba.
Abrí la botella con las sales de amoniaco, y en efecto eran sales de amoniaco y también sabía el propósito de ese regalo, cuando fue la primera ves que la penetre por el ano, después de habérmela cogido sin parar por 2 horas, ella estaba a punto del desmallo, su cuerpo no le daba más y para reanimarla se me ocurrió hacerla oler las sales, ella reacciono de una forma inesperada, de pronto se lleno de energía, estando en cuatro, arqueo su espalda hacia mí empujándome sus nalgas para penetrarla más profundamente, pude sentir como su ano me apretaba fuertemente la verga como queriéndomela arrancar, ella gritaba fuera de control, exitándome como nunca lo había echo antes, sus movimientos eran vigorosos como una yegua salvaje montada por primera vez, eso sí, cuidando que mi verga no saliera accidentalmente. -mas¡, mas¡¡, mas¡¡¡¡ cógeme mas duro, destrózame el culo maldito perro pervertido hijo de perra la había transformada en otra mujer. Desde esa vez siempre llevaba conmigo mi botella con las sales de amoniaco y Lucía para indicarme que esa tarde quería que me la cogiera me decía -Coach, no olvide traer sus sales de amoniaco.
La foto tenía que tener algo oculto, desarme el porta-retrato, lo mas que pude sin dañarlo; nada, no había nada en el, Raquel comenzó a presionarme tocando la bocina de la camioneta para que saliera de la casa, de pronto recordé la bolsa donde venían los regalos, mire dentro de ella y parecía estar bacía, la revise con mas detenimiento y... justo al fondo de la bolsa parecía haber un diminuto listón rosa, quise tomarlo pero estaba pegado al fondo de la bolsa, hice un segundo intento pero esta vez con mas cuidado de no soltarlo, vi como junto con el listón se levantaba la tapa del fondo, valla que es ingeniosa Lucía, retire por completo la tapa y justo en el fondo estaba una bolsa ziplog con algo enbuelto con un papel de china blanco, abrí la bolsa y saque el envoltorio, que tenía un lindo moño rosado, retire cuidadosamente el papel y vi el verdadero regalo que me estada dando.
Una tarde en el que nos encontrábamos solos en el colegio, Lucía como capitana del equipo me ayudaba a elegir quienes de las chicas serian las titulares para el siguiente partido. Las bromas que nos hacíamos en doble sentido hacía que el tiempo se nos fuera muy rápido, pero no pasábamos de ahí, solo tonteábamos con ellas.
Me encantaba verle las piernas con su falda tableada y aunque siempre debajo de ella llevaba la licra con la que entrenaba todos los días, me provocaba mucho morbo ver sus descuidos cuando se le alzaba de más, algunas veces movía su falda aleteándola para refrescarse un poco por el calor que hacia dentro de mi oficina y no veía nada que no hubiera visto antes, de hecho con un poco de suerte podía ver el resorte de alguna que otra tanga durante las practicas, esos momentos para mí eran todo un festín para la vista, aun así disfrutaba de sus descuidos.
Lucía -Coach, tengo que ir al baño y de paso voy a pasar a la maquinita por un agua, ¿quiere que le traiga algo?
Abrí un cajón de mi escritorio y saque unas monedas para dárselas.
Yo -Te encargo una coca, de ahí toma también para tu agua, yo te invito.
Se levantó de su silla y sin disimular subió su falda hasta la cintura para poder despegar de su piel la licra que se le había pegado con el sudor de sus nalgas de tanto estar sentada.
Lucía -Ya no aguanto la licra, me está matando este calor,
Yo -Pues quítatela.
La miré con picardía como retándola a que lo hiciera.
Lucía -De verdad coach, ya no la aguanto.
Salió enfadada de la oficina dando pasos fuertes sobre el piso para que notara su berrinche, hasta para hecer berrinches era encantadora, justo antes de cruzar la puerta se levantó nuevamente la falda por encima de sus nalgas y las movió contoneándose de una forma muy sexy, se detuvo en el quicio de la puerta aun con la falda levantada, inclino su cuerpo un poco hacia delante acentuando de esta forma el tamaño de sus nalgas, giró su cara hacia mi regalándome la mas sensual de sus miradas.
Lucía -No se valla a ir coach, no tardo nada en traer algo para refrescarnos juntos.
Simplemente no pude dejar de observarla, en tan solo 5 segundos me había provocado un profundo suspiro, me aceleró el pulso de una forma tan repentina, que quería saltar sobre de ella y tomarla en mis brazos, besarla apasionadamente y acariciar sin freno sus espectaculares nalgas, que manera tenía esta chica de ponerme la verga bien dura. Se alejo por el pasillo y aproveche un poco para masajearme la verga, torturarla un poco apretándola fuertemente, lo hice por unos 30 segundos, no quería que me sorprendiera con ella en la mano.
Los minutos transcurrían a me empesaba a portar ansioso por su ausencia, me urgía tenerla de regreso, fueron mas o menos 15 minutos lo que se demoro en regresar, me sentía molesto, como un niño al que le dan a probar el mas delicioso de los dulces, pero solo eso, una probadita, no tenía permiso a comérmelo.
Lucía -Plac, plac, plac, plac,
Continuación Segunda Parte:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2992452/El-Coach-Capitulo-1-Superando-al-pasado-segunda-parte.html
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