Para semana santa volví para Rosario, después de varios meses. Esta vez, además de visitar familia y reencontrarme con mis amigas, tenía la idea fija de volver a encontrarme con Lucas, que hacía mucho tiempo no veía. Una semana antes ya estaba tratando de coordinar que día podíamos vernos.
En el bolso puse toda la artillería que había juntado en estos últimos meses con Christian: pluma, el antifaz para tapar los ojos y las sogas. La espera nos tenía ansiosos a los dos, y ya el mismo miércoles arreglamos para vernos. A la tarde me fue a buscar a la terminal y me llevó a mi casa.
Luego, a la noche, me pasó a buscar para ir a cenar. Ya en el auto empezamos a franelear. "No sabés como te extrañé" le dije manoteándole el pijón. Luego de cenar, nos fuimos para su departamento. Cuando entramos, buscó una botella de vino que tenía guardada, puso música y nos pusimos a bailar un rato mientras tomábamos.
Entre copa y copa, aprovechamos para besarnos y ponernos al día. Volví a sentir como me calentaban sus besos después de mucho tiempo. Sus manos empezaron a meterse dentro de mi ropa. Minutos pasaron para que me dejara en tetas, mientras yo desabrochaba su pantalón. Era indisimulable como se le marcaba la pija. Se me hacía agua la boca.
Me arrodillé y me quedé un rato mirándola. Parecía más grande. Hacía mucho que no me garchaba una pija tan gruesa. Me mordí los labios mientras lo pajeaba un poco, antes de meter lo que pude en la boca. Se la lamía y escupía mientras miraba las caras de placer que hacía.
Lo senté en una silla, y yo me arrodillé entre sus piernas. Le pasé la lengua desde los huevos hasta la punta de la pija dejando saliva por todo el tronco. Mi mano ya resbalaba. Me paré y toqué su cuerpo mientras me sentaba sobre su verga, franeleando mi concha contra ella. Mi tanguita ya estaba mojada.
"Te muestro el primer regalito de la noche?", le dije mientras besaba y mordía su cuello y le respiraba en el oído. Me levanté y me puse de espaldas a él. Desabroché mi pantalón y dejé ver por el costado de mi cadera un hilito que sobresalía. Cuando Lucas lo vio saltó de la silla para desnudarme, pero lo hice volver a sentar.
De a poco, fui descubriendo la diminuta tanguita que se perdía toda en mi cola. "Te gusta?" le dije dando unas vueltas. Me volví a sentar sobre sus piernas, ahora la pija se sentía más caliente que antes, con solo la tanguita separándolas.
"Igual no te ilusiones" le dije. "Hoy te cojo yo a vos". Se empezó a reír mientras con las manos me amasaba el culo. "Vos cogeme todo lo que quieras, que yo después te rompo este culo que pide a gritos mi pija".
Sentí que acabé. Me mojé de una forma que hasta creo sentí como se mojaba la tanga. Me imaginé esa terrible verga abriéndome el culo y me volví loca. Por más que me quería hacer la dominante, la realidad mostraba que era esclava de su pija. Largué un suspiro mientras me arrodillé para chuparle la verga. Esta vez, desesperada. Lo pajeaba, lamía, chupaba. Me dolían las mandíbulas de tanto abrir la boca, pero no paraba.
Lo levanté de la silla y nos fuimos a la cama. Primero, le tapé los ojos. Después saqué las esposas y lo até a la cama. "Hoy te cojo yo a vos" le volví a repetir mientras lo besaba desde el pecho hasta la panza, siguiendo a las caderas y subiendo hasta el matafuego que dormía apoyado sobre su estómago.
Le pasé la lengua por todo el tronco, la levanté poniéndola mirando al techo y seguí chupando como loca. Con las manos lo tocaba, y chupaba bajando hasta donde el límite de mi garganta permitía.
"Me vas hacer acabar!" me gritaba mientras yo no me detenía, al contrario, aceleraba el ritmo. De pronto, sentí un chorro de leche caliente golpear mi garganta. Aguanté la respiración, tragué lo que pude y seguí recibiendo más descarga. La acabada era acorde al tamaño de su pija. Por supuesto, no pude tragar todo y tuve que ir escupiendo un poco, haciendo que cayera sobre el tronco hasta su cuerpo.
Cuando terminó de acabar, me acosté arriba suyo. Volví a besar todo su cuerpo. Si había algo que recordaba de Lucas, es que echaba dos polvos seguidos sin problemas. Acababa una vez, y la pija la seguía teniendo como una piedra. Y ese día no fue la excepción. Su verga seguía dura. La limpié de la leche que aún quedaba goteando de la puntita.
No podía parar de chupársela. Me tenía poseída. Me sentía cada vez más caliente. Hasta que no aguanté más, solté la pija por un rato y me acomodé sobre su cabeza, apoyando mi concha en su cara. "Chupala" le dije agarrándolo de los pelos y fregándolo contra mi clítoris. "Ayyy siiiiii" exclamé cuando su lengua encontró el lugar. Obediente, me lamió toda, hasta hacerme acabar. Cuando mi cuerpo empezó a temblar lo agarré más fuerte de los pelos y lo apreté contra mi.
Mis piernas seguían temblando. Me deslicé por su cuerpo hasta que sentí la punta de la verga chocar contra mi. Suspiré mientas la rozaba contra mi concha mojada de la acabada reciente. La acomodé y me la fui metiendo. Hacía mucho no me metía algo tan grande (cuando digo grande, digo grande... cerca de 22 cm y de ancho debe tener más de 6; la mano no me cierra rodeandola). Despacio, fui acostumbrándome y bajando cada vez un poco más.
Me sentía llena, llena de pija hasta el estómago. "Soltame" me pedía Lucas, pero aún no tenía intenciones de hacerlo. Le saqué el antifaz. No quería que se perdiera mis caras de dolor / placer mientras me metía su poronga hasta el fondo. "Ayyy como extrañaba esta pijaaa", gritaba mientras me sentaba más profundo y empezaba a moverme de a poco.
Lucas levantó sus caderas clavándomela aún más. Por más que estaba atado, no se iba a quedar quieto. "Me vas a matar!" le decía mientras me clavaba más fuerte. Mi cara de a poco se fue transformando, a medida que me iba acostumbrando a su pija entera dentro mío. "Daleee" le reclamaba. "Ahora pedís más, puta... ahora pedís más!" gritaba mientras me enterraba su verga más fuerte.
Acabé un par de veces casi seguidas, que me dejaron rendida. Tuve que frenar para recuperar el aire. Cuando estuve mejor, sin sacarme la pija de adentro, fui girando hasta ponerme de espaldas. Incliné un poco mi cuerpo para adelante, arqueando la espalda y levantando mis caderas empecé a moverme.
Me levanté y me senté por completo. De lo mojada que estaba, el pijón de Lucas se deslizaba con facilidad dentro mío. Su respiración comenzó a agitarse. Presentía que estaba por acabar, y lejos de frenarme, aceleré. Me levantaba lo más que podía y me clavaba su verga hasta el fondo. Unos movimientos más y sentí como su verga empezaba a latir adentro mío.
Lucas cerró los ojos y tensó todo su cuerpo. Me detuve, con la pija al fondo. Sentía como el latido golpeaba contra las paredes de mi concha. Cuando me levanté y la saqué, noté el forro chorreando de mis flujos.
Me acosté en la cama, estaba abierta como hacía mucho tiempo no me sentía. Lo desaté y se me tiró encima besándome y tocándome por todo lo que no me había podido manosear. Se frenó y agarró las esposas. Me miró sonriendo. Yo intuía que quería él. "Haceme lo que quieras" le dije, como dándole permiso a que libere sus instintos animales. Antes de atarme a la cama saqué la pluma y se la di.
"Mirá todos los juguetitos que conseguiste en Buenos Aires... estás más puta que nunca. Me encanta", decía mientras me ataba a la cama y me tapaba los ojos. Calculo que sospechaba que allá también los usaba, pero no me dijo nada. Al contrario, se dedicó a cogerme con más ganas para que no olvide quien era el dueño de mis mejores deseos y orgasmos.
Empezó a jugar. Las sensaciones que tuve en esos instantes fueron inmensas. Un poco, porque me calentaba lo que me hacía. Mucho, por quién lo hacía. Otro poco por el tiempo que estuvimos separados.
- Qué sentís? - me decía mientras rozaba la punta de sus dedos por mi panza, rodeando mis tetas
- Tus manos...
- Te gusta como te toco?
- Si...
- Ahora? - decía tocándome los pezones con la pluma
- Aaaayyy... - alcancé a decir entre suspiros. Luego, empezó a chuparme las tetas mientras sus manos recorrían mis muslos
- Sigo?
- Si, por favor... - cuando terminé de decir esto, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Lucas rozó un pedazo de hielo desde mis caderas hasta mis tetas, pasándolas por alrededor y terminando en los pezones
- Aaaahhh ahahh - gritaba mientras contorsionaba mi cuerpo.
Luego, sentí sus besos con la lengua fría recorrer mis hombros. Con la pluma acariciaba mis brazos. Por un momento, pensaba que tenía 4 manos. Despacio, fue bajando. Hasta que llegó a mi concha. Se enfrió la lengua, y la enterró en mi concha que estaba hirviendo. Casi me hizo levitar de la cama. Por Dios, como me pone este hombre! Me volvió loca.
En segundos le regalé otro orgasmo. Por varios segundos mi cuerpo tembló al punto casi de convulsionar. Jamás sacó la lengua de mi concha, sino hasta que pedí por favor que lo hiciera porque tenía todo muy sensible.
"Que sentís" me decía, mientras rozaba la punta de su pija en la entrada de mi concha. Mi cuerpo se relajó, sentí mi concha humedecerse y abrirse para recibir semejando pedazo. "aaayyy tu pija... metela... metela" decía yo, ya con desesperación. Sentí que estaba abriendo un forro pero quería sentir la carne rozar adentro.
"Metela así... quiero sentirla bien caliente" le dije entre suspiros. Por un momento dudó, pero no por mucho. Me metió la pija en la boca para que la humedezca. Como pude, tragué casi la mitad. La salivé y escupí lo más que pude.
Se acomodó de nuevo entre mis piernas. Sentí la punta de la pija abrirse paso. "Daleee metelaaa" le suplicaba, para que no fuera tan despacio. "Ayy dale clavala toda rompeme la concha" le dije con ira. Lucas me agarró de las caderas, levantó un poco mis piernas y me destrozó, literalmente. Me movió para todos lados. Era un animal taladrando a su hembra como si fuera la última vez.
Yo no podía hacer mucho, solo incitarlo a que no se detuviera. Me cogía fuerte, frenaba, me la chupaba, seguía despacio, aceleraba, se ponía encima mío, levantaba mis piernas, las ponía a un costado, me chupaba las tetas. Estaba sacado. Me sacó las esposas y me dio vuelta. Me puso en 4 y antes que pudiera acomodarme ya tenía la pija adentro de nuevo.
Cuando no le dieron más las piernas para cogerme, frenó pero sin cambiarme de posición se dedicó a chuparme la cola. "aaaay siiii" largué un suspiro, cuando su lengua se apoyó sobre mi ano.
- Como extrañé esta cola... te quiero culear Juli - me decía asomando la cara entre mis nalgas
- Hacé lo que quieras... es tuya
- Si? puedo hacerle lo que quiera?
- Siahjhh... pero despacio, porque hace mucho que no me cogen con una tan grande - ya tenía un dedo en la cola
- mmmmmm... va a ser como desvirgarla de nuevo... te acordás? - aunque no lo crean, hacía 13 años ese pijón me desvirgó la cola. No entiendo como no terminé en el hospital...
- siiii... como me voy a olvidar... No me pude sentar por una semana... estaba re asustada, pero me encantó.
- Asustada? mirá vos... y ahora estás asustada también? - mientras, me seguía metiendo más dedos abriendo mi ano cada vez más.
- Ahora no... la quiero adentro.
Lucas se embardunó la pija con lubricante, mientras me metía dos dedos y los movía adentro. Al principio, costó. La apoyó y empujó. Mi ano se desgarraba con cada milímitro que se metía ese pijón dentro mío. Mordí las sábanas para no gritar, y me aguanté hasta que entró casi la mitad. Solté un grito de placer y alivio cuando se empezó a mover y sentí que mi cuerpo se acostumbraba.
"Más... un poco más" le pedía para que la enterrara más. Con precisión quirúrgica, fue empujando y mi cola cediendo. Estaba rendida. Después de un rato, Lucas se movía dentro de mi cola como si nada. La enterraba y la sacaba cada vez con más velocidad y más fuerza.
La punta de su verga chocaba contra todos los límites que se puedan imaginar y golpeaba como queriendo romper todo. Y a veces lo conseguía. No se como, pero a veces sentía que la tenía cada vez más adentro.
No paró un momento de meterla y sacarla, ni de pegarme chirlos en la cola. De pronto la sacó, y acabó sobre mi espalda. Dejó caer la pija sobre mi cola. Sentí como caía pesada sobre mis nalgas mientras seguía chorreando leche. Me dejé caer rendida en la cama. Mi ano poco a poco se fue cerrando, aunque sentía como me ardía y latía.
"Basta... no doy más" le dije cuando se acostó al lado mío. Obvio, que no fue tan así. Al rato estábamos franeleando y calentándonos de nuevo. Lo acosté en la cama y me puse encima tuyo, haciendo un 69. Lamí su tronco semi flácido hasta ponerlo como una roca. Él me chupó la concha, hasta dejarme al borde de otro orgasmo.
Me deslicé hasta su pija, y me la acomodé en la concha. Dándole la espalda, para que pudiera ver y (ahora si) tocar mi cola. Apenas me la enterré Lucas agarró fuerte mis caderas y dirigía mis movimientos. Nos sentamos en el borde de la cama, con los cuerpos pegados. Sus manos me tocaban las tetas, luego una bajó hasta mi clítoris. Yo me movía con la pija enterrada para adelante y para atrás mientras él me pajeaba.
Mi cuerpo se volvió a aflojar producto de otro orgasmo. Lejos de parar, seguí moviéndome. Así clavada como estaba, me paró y me puso contra la pared sin dejar de penetrarme con fuerza. Me volvió a dar vuelta, me besó y de una me alzó con las piernas abiertas. Me fue acomodando hasta que me clavó la pija de una. Lo abierta que tendría que estar para que haya entrado tan fácil.
Agarrándome de las piernas me pegó un garche impresionante. Yo estaba volando en el aire solo agarrada de sus hombros. Él me movía golpeando mi cuerpo contra el suyo y clavando su pija hasta el fondo. Luego me tiró (literal) a la cama, me puso de costado pegándome en la cola y la metió. Cada vez con más fuerza.
No daba más. "Bastaaahhh" pedía mientras él no paraba. "En serio... basta" dije entre suspiros. Se frenó con la pija aun adentro. La sentía latiendo, al borde de acabar también. "Dame la leche..." le pedí mientras recuperábamos el aliento. "Dame la leche" le volví a decir sacando la lengua.
Lucas se paró y me hizo arrodillar a sus pies. Así me tiene, desde hace tanto tiempo. Entregadísima a ese macho, a esa pija, a ese animal que tan bien me coge. Se pajeaba sobre mi cara, mientras yo le pasaba la lengua por las bolas, el tronco. Hasta que un chorro de leche caliente cayó sobre mi cara. Agarré la pija y me la metí en la boca. El resto, lo tragué todo. Esta vez si, no dejé caer ni una gota.
Con la pija, Lucas agarró el chorro de leche de mi cara y me lo metió en la boca. Yo limpié otro poco y me lamí los dedos. Me tiré en la cama, destruida. Tenía que volver a mi casa, pero no tenía fuerzas. Dormí un poco, y luego avisé que no volvía. Pasé casi todo el jueves con Lucas, aunque no pude volver a coger por ese día. Es más, por varios días me dolió la colita. Pero lejos de molestarme, cada vez que me acuerdo de ese pijón me dan más ganas de que venga y me la rompa de nuevo.
Segunda parte
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En el bolso puse toda la artillería que había juntado en estos últimos meses con Christian: pluma, el antifaz para tapar los ojos y las sogas. La espera nos tenía ansiosos a los dos, y ya el mismo miércoles arreglamos para vernos. A la tarde me fue a buscar a la terminal y me llevó a mi casa.
Luego, a la noche, me pasó a buscar para ir a cenar. Ya en el auto empezamos a franelear. "No sabés como te extrañé" le dije manoteándole el pijón. Luego de cenar, nos fuimos para su departamento. Cuando entramos, buscó una botella de vino que tenía guardada, puso música y nos pusimos a bailar un rato mientras tomábamos.
Entre copa y copa, aprovechamos para besarnos y ponernos al día. Volví a sentir como me calentaban sus besos después de mucho tiempo. Sus manos empezaron a meterse dentro de mi ropa. Minutos pasaron para que me dejara en tetas, mientras yo desabrochaba su pantalón. Era indisimulable como se le marcaba la pija. Se me hacía agua la boca.
Me arrodillé y me quedé un rato mirándola. Parecía más grande. Hacía mucho que no me garchaba una pija tan gruesa. Me mordí los labios mientras lo pajeaba un poco, antes de meter lo que pude en la boca. Se la lamía y escupía mientras miraba las caras de placer que hacía.
Lo senté en una silla, y yo me arrodillé entre sus piernas. Le pasé la lengua desde los huevos hasta la punta de la pija dejando saliva por todo el tronco. Mi mano ya resbalaba. Me paré y toqué su cuerpo mientras me sentaba sobre su verga, franeleando mi concha contra ella. Mi tanguita ya estaba mojada.
"Te muestro el primer regalito de la noche?", le dije mientras besaba y mordía su cuello y le respiraba en el oído. Me levanté y me puse de espaldas a él. Desabroché mi pantalón y dejé ver por el costado de mi cadera un hilito que sobresalía. Cuando Lucas lo vio saltó de la silla para desnudarme, pero lo hice volver a sentar.
De a poco, fui descubriendo la diminuta tanguita que se perdía toda en mi cola. "Te gusta?" le dije dando unas vueltas. Me volví a sentar sobre sus piernas, ahora la pija se sentía más caliente que antes, con solo la tanguita separándolas.
"Igual no te ilusiones" le dije. "Hoy te cojo yo a vos". Se empezó a reír mientras con las manos me amasaba el culo. "Vos cogeme todo lo que quieras, que yo después te rompo este culo que pide a gritos mi pija".
Sentí que acabé. Me mojé de una forma que hasta creo sentí como se mojaba la tanga. Me imaginé esa terrible verga abriéndome el culo y me volví loca. Por más que me quería hacer la dominante, la realidad mostraba que era esclava de su pija. Largué un suspiro mientras me arrodillé para chuparle la verga. Esta vez, desesperada. Lo pajeaba, lamía, chupaba. Me dolían las mandíbulas de tanto abrir la boca, pero no paraba.
Lo levanté de la silla y nos fuimos a la cama. Primero, le tapé los ojos. Después saqué las esposas y lo até a la cama. "Hoy te cojo yo a vos" le volví a repetir mientras lo besaba desde el pecho hasta la panza, siguiendo a las caderas y subiendo hasta el matafuego que dormía apoyado sobre su estómago.
Le pasé la lengua por todo el tronco, la levanté poniéndola mirando al techo y seguí chupando como loca. Con las manos lo tocaba, y chupaba bajando hasta donde el límite de mi garganta permitía.
"Me vas hacer acabar!" me gritaba mientras yo no me detenía, al contrario, aceleraba el ritmo. De pronto, sentí un chorro de leche caliente golpear mi garganta. Aguanté la respiración, tragué lo que pude y seguí recibiendo más descarga. La acabada era acorde al tamaño de su pija. Por supuesto, no pude tragar todo y tuve que ir escupiendo un poco, haciendo que cayera sobre el tronco hasta su cuerpo.
Cuando terminó de acabar, me acosté arriba suyo. Volví a besar todo su cuerpo. Si había algo que recordaba de Lucas, es que echaba dos polvos seguidos sin problemas. Acababa una vez, y la pija la seguía teniendo como una piedra. Y ese día no fue la excepción. Su verga seguía dura. La limpié de la leche que aún quedaba goteando de la puntita.
No podía parar de chupársela. Me tenía poseída. Me sentía cada vez más caliente. Hasta que no aguanté más, solté la pija por un rato y me acomodé sobre su cabeza, apoyando mi concha en su cara. "Chupala" le dije agarrándolo de los pelos y fregándolo contra mi clítoris. "Ayyy siiiiii" exclamé cuando su lengua encontró el lugar. Obediente, me lamió toda, hasta hacerme acabar. Cuando mi cuerpo empezó a temblar lo agarré más fuerte de los pelos y lo apreté contra mi.
Mis piernas seguían temblando. Me deslicé por su cuerpo hasta que sentí la punta de la verga chocar contra mi. Suspiré mientas la rozaba contra mi concha mojada de la acabada reciente. La acomodé y me la fui metiendo. Hacía mucho no me metía algo tan grande (cuando digo grande, digo grande... cerca de 22 cm y de ancho debe tener más de 6; la mano no me cierra rodeandola). Despacio, fui acostumbrándome y bajando cada vez un poco más.
Me sentía llena, llena de pija hasta el estómago. "Soltame" me pedía Lucas, pero aún no tenía intenciones de hacerlo. Le saqué el antifaz. No quería que se perdiera mis caras de dolor / placer mientras me metía su poronga hasta el fondo. "Ayyy como extrañaba esta pijaaa", gritaba mientras me sentaba más profundo y empezaba a moverme de a poco.
Lucas levantó sus caderas clavándomela aún más. Por más que estaba atado, no se iba a quedar quieto. "Me vas a matar!" le decía mientras me clavaba más fuerte. Mi cara de a poco se fue transformando, a medida que me iba acostumbrando a su pija entera dentro mío. "Daleee" le reclamaba. "Ahora pedís más, puta... ahora pedís más!" gritaba mientras me enterraba su verga más fuerte.
Acabé un par de veces casi seguidas, que me dejaron rendida. Tuve que frenar para recuperar el aire. Cuando estuve mejor, sin sacarme la pija de adentro, fui girando hasta ponerme de espaldas. Incliné un poco mi cuerpo para adelante, arqueando la espalda y levantando mis caderas empecé a moverme.
Me levanté y me senté por completo. De lo mojada que estaba, el pijón de Lucas se deslizaba con facilidad dentro mío. Su respiración comenzó a agitarse. Presentía que estaba por acabar, y lejos de frenarme, aceleré. Me levantaba lo más que podía y me clavaba su verga hasta el fondo. Unos movimientos más y sentí como su verga empezaba a latir adentro mío.
Lucas cerró los ojos y tensó todo su cuerpo. Me detuve, con la pija al fondo. Sentía como el latido golpeaba contra las paredes de mi concha. Cuando me levanté y la saqué, noté el forro chorreando de mis flujos.
Me acosté en la cama, estaba abierta como hacía mucho tiempo no me sentía. Lo desaté y se me tiró encima besándome y tocándome por todo lo que no me había podido manosear. Se frenó y agarró las esposas. Me miró sonriendo. Yo intuía que quería él. "Haceme lo que quieras" le dije, como dándole permiso a que libere sus instintos animales. Antes de atarme a la cama saqué la pluma y se la di.
"Mirá todos los juguetitos que conseguiste en Buenos Aires... estás más puta que nunca. Me encanta", decía mientras me ataba a la cama y me tapaba los ojos. Calculo que sospechaba que allá también los usaba, pero no me dijo nada. Al contrario, se dedicó a cogerme con más ganas para que no olvide quien era el dueño de mis mejores deseos y orgasmos.
Empezó a jugar. Las sensaciones que tuve en esos instantes fueron inmensas. Un poco, porque me calentaba lo que me hacía. Mucho, por quién lo hacía. Otro poco por el tiempo que estuvimos separados.
- Qué sentís? - me decía mientras rozaba la punta de sus dedos por mi panza, rodeando mis tetas
- Tus manos...
- Te gusta como te toco?
- Si...
- Ahora? - decía tocándome los pezones con la pluma
- Aaaayyy... - alcancé a decir entre suspiros. Luego, empezó a chuparme las tetas mientras sus manos recorrían mis muslos
- Sigo?
- Si, por favor... - cuando terminé de decir esto, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Lucas rozó un pedazo de hielo desde mis caderas hasta mis tetas, pasándolas por alrededor y terminando en los pezones
- Aaaahhh ahahh - gritaba mientras contorsionaba mi cuerpo.
Luego, sentí sus besos con la lengua fría recorrer mis hombros. Con la pluma acariciaba mis brazos. Por un momento, pensaba que tenía 4 manos. Despacio, fue bajando. Hasta que llegó a mi concha. Se enfrió la lengua, y la enterró en mi concha que estaba hirviendo. Casi me hizo levitar de la cama. Por Dios, como me pone este hombre! Me volvió loca.
En segundos le regalé otro orgasmo. Por varios segundos mi cuerpo tembló al punto casi de convulsionar. Jamás sacó la lengua de mi concha, sino hasta que pedí por favor que lo hiciera porque tenía todo muy sensible.
"Que sentís" me decía, mientras rozaba la punta de su pija en la entrada de mi concha. Mi cuerpo se relajó, sentí mi concha humedecerse y abrirse para recibir semejando pedazo. "aaayyy tu pija... metela... metela" decía yo, ya con desesperación. Sentí que estaba abriendo un forro pero quería sentir la carne rozar adentro.
"Metela así... quiero sentirla bien caliente" le dije entre suspiros. Por un momento dudó, pero no por mucho. Me metió la pija en la boca para que la humedezca. Como pude, tragué casi la mitad. La salivé y escupí lo más que pude.
Se acomodó de nuevo entre mis piernas. Sentí la punta de la pija abrirse paso. "Daleee metelaaa" le suplicaba, para que no fuera tan despacio. "Ayy dale clavala toda rompeme la concha" le dije con ira. Lucas me agarró de las caderas, levantó un poco mis piernas y me destrozó, literalmente. Me movió para todos lados. Era un animal taladrando a su hembra como si fuera la última vez.
Yo no podía hacer mucho, solo incitarlo a que no se detuviera. Me cogía fuerte, frenaba, me la chupaba, seguía despacio, aceleraba, se ponía encima mío, levantaba mis piernas, las ponía a un costado, me chupaba las tetas. Estaba sacado. Me sacó las esposas y me dio vuelta. Me puso en 4 y antes que pudiera acomodarme ya tenía la pija adentro de nuevo.
Cuando no le dieron más las piernas para cogerme, frenó pero sin cambiarme de posición se dedicó a chuparme la cola. "aaaay siiii" largué un suspiro, cuando su lengua se apoyó sobre mi ano.
- Como extrañé esta cola... te quiero culear Juli - me decía asomando la cara entre mis nalgas
- Hacé lo que quieras... es tuya
- Si? puedo hacerle lo que quiera?
- Siahjhh... pero despacio, porque hace mucho que no me cogen con una tan grande - ya tenía un dedo en la cola
- mmmmmm... va a ser como desvirgarla de nuevo... te acordás? - aunque no lo crean, hacía 13 años ese pijón me desvirgó la cola. No entiendo como no terminé en el hospital...
- siiii... como me voy a olvidar... No me pude sentar por una semana... estaba re asustada, pero me encantó.
- Asustada? mirá vos... y ahora estás asustada también? - mientras, me seguía metiendo más dedos abriendo mi ano cada vez más.
- Ahora no... la quiero adentro.
Lucas se embardunó la pija con lubricante, mientras me metía dos dedos y los movía adentro. Al principio, costó. La apoyó y empujó. Mi ano se desgarraba con cada milímitro que se metía ese pijón dentro mío. Mordí las sábanas para no gritar, y me aguanté hasta que entró casi la mitad. Solté un grito de placer y alivio cuando se empezó a mover y sentí que mi cuerpo se acostumbraba.
"Más... un poco más" le pedía para que la enterrara más. Con precisión quirúrgica, fue empujando y mi cola cediendo. Estaba rendida. Después de un rato, Lucas se movía dentro de mi cola como si nada. La enterraba y la sacaba cada vez con más velocidad y más fuerza.
La punta de su verga chocaba contra todos los límites que se puedan imaginar y golpeaba como queriendo romper todo. Y a veces lo conseguía. No se como, pero a veces sentía que la tenía cada vez más adentro.
No paró un momento de meterla y sacarla, ni de pegarme chirlos en la cola. De pronto la sacó, y acabó sobre mi espalda. Dejó caer la pija sobre mi cola. Sentí como caía pesada sobre mis nalgas mientras seguía chorreando leche. Me dejé caer rendida en la cama. Mi ano poco a poco se fue cerrando, aunque sentía como me ardía y latía.
"Basta... no doy más" le dije cuando se acostó al lado mío. Obvio, que no fue tan así. Al rato estábamos franeleando y calentándonos de nuevo. Lo acosté en la cama y me puse encima tuyo, haciendo un 69. Lamí su tronco semi flácido hasta ponerlo como una roca. Él me chupó la concha, hasta dejarme al borde de otro orgasmo.
Me deslicé hasta su pija, y me la acomodé en la concha. Dándole la espalda, para que pudiera ver y (ahora si) tocar mi cola. Apenas me la enterré Lucas agarró fuerte mis caderas y dirigía mis movimientos. Nos sentamos en el borde de la cama, con los cuerpos pegados. Sus manos me tocaban las tetas, luego una bajó hasta mi clítoris. Yo me movía con la pija enterrada para adelante y para atrás mientras él me pajeaba.
Mi cuerpo se volvió a aflojar producto de otro orgasmo. Lejos de parar, seguí moviéndome. Así clavada como estaba, me paró y me puso contra la pared sin dejar de penetrarme con fuerza. Me volvió a dar vuelta, me besó y de una me alzó con las piernas abiertas. Me fue acomodando hasta que me clavó la pija de una. Lo abierta que tendría que estar para que haya entrado tan fácil.
Agarrándome de las piernas me pegó un garche impresionante. Yo estaba volando en el aire solo agarrada de sus hombros. Él me movía golpeando mi cuerpo contra el suyo y clavando su pija hasta el fondo. Luego me tiró (literal) a la cama, me puso de costado pegándome en la cola y la metió. Cada vez con más fuerza.
No daba más. "Bastaaahhh" pedía mientras él no paraba. "En serio... basta" dije entre suspiros. Se frenó con la pija aun adentro. La sentía latiendo, al borde de acabar también. "Dame la leche..." le pedí mientras recuperábamos el aliento. "Dame la leche" le volví a decir sacando la lengua.
Lucas se paró y me hizo arrodillar a sus pies. Así me tiene, desde hace tanto tiempo. Entregadísima a ese macho, a esa pija, a ese animal que tan bien me coge. Se pajeaba sobre mi cara, mientras yo le pasaba la lengua por las bolas, el tronco. Hasta que un chorro de leche caliente cayó sobre mi cara. Agarré la pija y me la metí en la boca. El resto, lo tragué todo. Esta vez si, no dejé caer ni una gota.
Con la pija, Lucas agarró el chorro de leche de mi cara y me lo metió en la boca. Yo limpié otro poco y me lamí los dedos. Me tiré en la cama, destruida. Tenía que volver a mi casa, pero no tenía fuerzas. Dormí un poco, y luego avisé que no volvía. Pasé casi todo el jueves con Lucas, aunque no pude volver a coger por ese día. Es más, por varios días me dolió la colita. Pero lejos de molestarme, cada vez que me acuerdo de ese pijón me dan más ganas de que venga y me la rompa de nuevo.
Segunda parte
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22 comentarios - Semana santa I
gracias por pasar
gracias por pasar!
(Mi chica por ahora no se anima pero quizá para la próxima...)
Seguí escribiendo!! 😘
gracias por pasar!
No me había dado cuenta que habías subido un nuevo relatoooooooo!!!!!! Definitivamente, esa colita extrañaba el pijon. Te gustó la leche de Lucas?
Buenísimo el relato. Van 10. Ya espero la segunda entrega 😉
gracias por pasar!
gracias
gracias por pasar
Buen post, van diez puntos
Volvio el famoso lucas, y veo que se vienen un par de relatos mas con el 😉
hermosa putita juli me encantas.
gracias por pasar
espero disfrutes otros relatos