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Mi primer sesión con la depiladora (I)

Era jueves a la siesta y me dispuse a ir de la depiladora. Con mi esposa de viaje realizando una capacitación por su merecido ascenso obtenido en el trabajo, yo tuve un par de días sólo y quise darle una sorpresa. Ya teníamos planeado un viaje a un complejo de cabañas en Entre Ríos para poder festejar su premio y tomarnos unos días de descanso por el esfuerzo realizado. Con mi horario laboral de comercio, cortado de 4 y 4, sólo la siesta me quedaba libre para ocuparme de las cosas personales.
Este viaje estaba pensado también como un festejo de nuestro quinto aniversario de matrimonio que sucedió hace un mes pero no pudimos celebrar por dar prioridades a otras cosas. Nuestro viaje realmente debía ser especial. Por eso es que contacté a una depiladora para dar un gran paso. Iba a deshacerme de mi vello púbico. Siempre tuve mucho temor porque he visto a mi señora usar la cera y se veía muy doloroso. Pero sentí que nos merecíamos unos días alejados de todas las preocupaciones y disfrutar de nuestra sexualidad al máximo como cuando éramos novios.
Salí al mediodía del trabajo, pasé por el departamento, me comí 2 porciones de pizza frías de anoche y me dí una buena ducha. Me dirigí a la dirección pactada y allí me esperaba Camila.
Una chica hermosa de 24 años, rubia con los claritos recién hechos, el pelo recogido con una colita en lo alto, 1,70 m, tés blanca, ojos marrones, y de contextura delgada. Al menos eso dejaba ver la chaqueta blanca con su nombre. Debajo una calza negra que se ajustaba a su figura cubriendo hasta sus tobillos q terminaban con unas lindas zapatillas de colores vivos.

C- Hola!
F- Hola! Soy Federico. Te escribí por whatsapp. Tengo el turno a las 13 hs.
C- Si, pasá.

Entre por el living y me hizo pasar a un dormitorio devenido en sala de depilación y masajes. Muy buena la ambientación, música tenue y temperatura fresca para el calor del verano.
Me indicó que me desvista y me recueste sobre la camilla con una toalla en la zona pélvica.
Salí desnudo detrás del biombo cubierto con una toalla totalmente ruborizado y ella me aguardaba de espaldas preparando sus elementos. Se gira y nota mi vergüenza esbozando una dulce sonrisa. De tanto nervio por lo que iba a hacer mi amigo quiso entrar en el ruedo y comenzó a levantarse, lo cual era bastante obvio a la vista de Camila.

F- Disculpame. Es la primera vez que me desnudo delante de una mujer que no es mi esposa.
C- Quedate tranquilo. Es algo normal y puede pasar en una situación como ésta. Vení, recostate.

Avanzo y obedezco a la profesional que me atiende.
Si bien no me van a llamar para ser protagonista de una porno, con lo que tengo me defiendo bastante bien. Soy un tipo alto, de 1,85 m y 100 kg. Un físico formado bastante parejo por una vida signada por el deporte pero ya pisando los 30 años la cubetera que tenía en la panza cuando era adolecente está ausente.
Me ubico sobre la camilla con un nerviosismo más que evidente pero con resignación a lo que ella quiera hacer conmigo. Todo sea por darle una sorpresa a mi señora.
Me destapa y parece que no le disgusta lo que ve, mas ella sigue concentrada en lo suyo. Primero me coloca una crema y me explica:

C- Esta crema que te coloco es para que se vaya aflojando el vello y salga con más facilidad.
F- De acuerdo.
C- Lo vamos a dejar actuar unos minutos y ya arrancamos con la depilación.

Estaba a su merced. Totalmente desnudo y bajo el comando de sus manos.

F- ¿Cómo haces el trabajo? No veo la cera caliente.
C- Mi método es más efectivo y sin dolor. Yo utilizo una crema importada de Alemania la cual remueve todo el vello sin generar ningún tipo de resistencia en la piel por dejarlo ir. Lo retira todo y no deja marcas en la piel.
F- ¡Genial! Yo venía haciéndome la cabeza de que iba a sufrir bastante por esto, pero si es así, mejor.

De esa manera tomó unos paños de papel, me limpió la primer crema y luego puso la que hace la magia. Mientras tanto yo le comenté por qué estaba solicitando sus servicios y ella me escuchaba atenta mientras hacia lo suyo. Terminó de sacar toda la crema germana y efectivamente no había sentido dolor alguno y me sentía como un bebé al nacer.
Comencé a notar una mirada algo lasciva de su parte para con mi sexo pero ella enseguida desviaba sus ojos.
Una vez desprovisto de todo sobre mi pelvis ella comenzó a colocarme un aceite y a masajear mi pene con mucha dedicación. Como respuesta obvia éste se empezó a endurecer. Yo la miro con cara de asombro y a su vez disfrutando de lo que hacía.
Ella me mira sonriendo y me dice:

C- Necesito que se estire tu piel para corroborar que no ha quedado ningún pelito dando vueltas.

Yo baje mi cabeza y me dispuse a disfrutar. Sus movimientos sobre mi miembro eran dignos de una gran masajista. Estaba que explotaba y cada que vez que la miraba ella volteaba su cabeza para un lado y para el otro observando todo mi tronco para no perderse ni el más mínimo detalle de su fisonomía. Hacía lo propio con mis huevos estirándolos con suavidad y acariciándolos con mucho amor. Mientras se mordía el labio inferior de su boca, cada vez con más ganas. Evidentemente yo no era el único que disfrutaba de lo que estaba pasando.
Levanto mi cabeza y le advierto:

F- Si seguís así me vas a hacer acabar.
C- (sonriendo) Eso significa que estoy haciendo bien mi trabajo.

Ella siguió con gran esmero su labor y yo estrujaba las sabanas de la camilla.
En un momento suspira y deja escapar:

C- Hace tanto que no tengo una verga en las manos...

Esa fue la gota que colmó el vaso. De golpe se me hirvió la sangre y pasamos a otro nivel.

F- ¿Y esta te gusta?
C- Está hermosa.

En un momento mi respiración me delató que estaba por acabar y ella soltó mi pija. Alzo la mirada y la veo. Se puso de pie y se quitó su camisa. Debajo sólo portaba un corpiño deportivo que apenas podía contener sus hermosos pechos y marcaban sus pezones duros. Se sienta nuevamente y retoma lo que estaba haciendo. Ese instante me sirvió para alejar un poco mi acabada pero no estaría muy lejos de terminar.
Me miraba comiéndome con los ojos y sus manos se movían a un gran compás. Otra vez me estremecí y ya el final era inevitable. Soltó de una mi miembro y se quitó el corpiño.

C- ¡Agarrame las tetas! (Me ordenó)

Empecé a masajearle los pechos que estaban hechos una piedra por la excitación. Sus pezones eran dos espuelas que emergían de su piel. No podía creer lo que estaba viviendo.

F- ¿Vos la tenés depilada? Nunca he visto una.

Me miro, sonrió y volvió a arrojar mi pija. Se quitó las zapatillas, se puso de espaldas y se bajó la calza que dibujaba sus piernas. Sólo una tanga roja vestía, que se perdía entre los cachetes de su culo redondo y firme. Acto seguido, sin flexionar las rodillas se deshizo de su última prenda y giro hacia mí.

C- ¿Te gusta así?
F- Me encanta.

Se acercó, subió su rodilla derecha a la camilla y pasando la otra pierna por encima me montó cual fuera un potro, estampando su conchita rosada en mi cara. Yo sujete su cola por arriba y me dispuse a degustar el manjar que tenía enfrente. Ella volvió a lo suyo pero esta vez su boca entró al juego. Ambos nos saboreábamos nuestras partes más sensibles. Frente a mis ojos el orificio de su cola yacía con una leve apertura, lo que me daba el indicio de que ya había pasado agua por ese río. Metí mi dedo mayor en mi boca y comencé a penetrarla analmente con mucha suavidad. Un quejido me indicó que ella estaba al tanto de lo que hacía y automáticamente se tragó por completo mi pene hasta hacer tope en su garganta en claro signo de que le gustaba lo que estaba haciendo.
Jugaba con mi lengua introduciéndola y lamiendo su clítoris. Era una púa de guitarra haciendo el riff más glorioso de la historia.
Llegó el turno de que mi dedo índice se una al mayor y ambos le entreguen placer a esa cola. Lo humedecí y ambos se abrieron paso por el anillo de cuero. Camila estaba desbordada. Me ahogaba con sus fluidos. Al sentir que le abría más el ano su mano se empezó a mover como un pistón a diez mil vueltas y su boca succionaba mi glande como queriendo arrancarlo del tronco de mi pija.
Ya estábamos volando de placer y ella corta abruptamente.

C- ¡¡Clavame la pija en el orto!! ¡¡Cuelame!! ¡¡No aguanto más!! ¡¡Cuelameeee!!!

Se paró donde antes ocupaba lugar la silla y apoyo su cara en la camilla. Me ubique por detrás y arrimé mi verga a ese culo tallado a mano.
Ella sólo deseaba ser ensartada. Acerqué la cabeza y todo entró sin oposición. Entre la expansión que le había generado con mis dedos, la excitación y el aceite que aún cubría mi pedazo no hubo objeciones.
Al principio el ritmo era lento pero de apoco tomamos más velocidad. Ella empujando con su cadera y yo haciendo lo propio desde mi posición.
Aferrado a esta dulce muchacha me encontraba, embistiéndola con fuerza, cuando todo su cuerpo empezó a temblar, desde sus pies hasta la espalda y su cabeza.
Un orgasmo convirtió su cuerpo en un terremoto incontrolable. Sentía como mis huevos eran víctimas de los chorros de Camila y ya no podía contener mi semen en mi cuerpo.

C- ¡Acabame! ¡Llename el culo de leche! ¡Te lo pido por favor! ¡¡Inundame el orto con todo lo que tenés ahí!!

Me suplicaba y no hice más que obedecer. Una descarga tras otra iban saliendo a punto tal que ya salían de su agujero por la enorme cantidad que era.

Exhausto me aleje lentamente y me senté en la silla. Ella se desparramo sobre la camilla esperando recuperar el aliento. Estuvimos así unos minutos mientras apreciaba el espectáculo de esa cascada de semen, mi semen, saliendo de tan majestuoso culo que latía sin parar.
Al recomponernos caminamos tomados de la mano hacia el baño. Nos dimos una ducha y fuimos a vestirnos.
Pagué lo pactado por el servicio prestado y me dirigí a la puerta de salida. Ella me frena en la puerta y nota mi mirada esquiva.

C- ¿Te sentís bien? ¿Qué te pasa?
F- Te dije que era la primera vez que me desnudaba frente a una mujer, que no fuera mi esposa. Y ahora acabo de serle infiel.
C- No lo tomes así. Vos viniste pensando en ella y en hacer un sacrificio enorme por ella. Para tu suerte mi método no implica dolor alguno. Lo de recién pensalo como una rutina de ejercicios, una rutina del gimnasio. Mucha gente siente placer levantando pesas y trabaja de a pares. No fue más que eso.
F- Suena algo bastante sencillo.
C- Suena porque lo es.
F- Ojalá mi señora tuviese una mente más abierta así como vos. Ella hasta se avergüenza de hablar de sexo conmigo. Cuando toco el tema siempre me evade. Ya tengo que ir pensando además en todas las explicaciones que le voy a tener que dar por hacerme esto. Le voy a proponer que venga a visitarte. A lo mejor vos logras desinhibirla un poco.
C- Yo no tengo problemas. Todo depende de cómo se sienta ella.
F- Yo siempre tuve la fantasía de hacer un trío pero nunca pude decírselo ni en chiste. Ella es demasiado tradicional.
C- No te prometo nada, pero mandala y veo que puedo hacer.
F- Estoy seguro que con vos sería una conjunción memorable.

Me rompe la boca de un beso y abre la puerta de salida. Nos saludamos como una depiladora y otro más de sus clientes. Miro la hora y ya es tiempo de entrar a trabajar nuevamente. Ahora me toca esperar a ver qué pasa en el viaje con mi esposa, si a ella le gusta o no como encontrará mi cuerpo depilado.

Continuará...

http://www.poringa.net/posts/relatos/2983463/Escapada-de-fin-de-semana.html

10 comentarios - Mi primer sesión con la depiladora (I)

Giovanni-AR +1
Jugaba con mi lengua introduciéndola y lamiendo su clítoris. Era una púa de guitarra haciendo el riff más glorioso de la historia

Esa frase me encanto.. muy original.. el relato tmb,, me dieron ganas de probar ir a la depuladora
Karanchh
Gracias! Anda a probar, comentale del relato. Capaz que se engancha
ellurug +1
muy interesante el relato,puta conseguir una depiladora asi en lugar de hacerme pelota con la maquinita de afeitar jaja
Karanchh +1
Perdí el telefono de Camila. Si no te lo pasaba 😉
elmandamas19 +2
Muy bueno el relato espero la 2da parte!!
Karanchh
Estoy trabajando en ello. Faltan las revisiones técnicas. No me gustan los erores de ortografía. Pero escribiendo en el teléfono cuando la inspiración llega complica las cosas.
AlejandroKro +1
Muy bueno. Q lindo tener una depiladora asi!!
Karanchh +1
De seguro hay una Camila esperandote por ahí. Sólo falta encontrarla
juani427 +1
Que suerte loco. Yo fui a la depiladora me hizo llorar de dolor, la pija en vez de ponerse dura hizo tipo tortuga, se escondió del todo. Encima no le pude ver ni una teta a la mina. Dejo puntos.
Karanchh +1
Gracias por el comentario, muy elocuente, y los puntos!!
ellocoamor33 +1
me gusto +10 me gustria aber donde labura la depiladora
Karanchh
Labura en la cabeza de cada poringuero, de lunes a lunes. 😃
Stooge +1
muy bueno.. +10. saludos
Mi primer sesión con la depiladora (I)
Karanchh +1
Gracias por comentar y los puntos!