Buenas gente de P!.
Nuevamente andamos por acá, les traigo la prometida parte 3 de la saga. Pido perdón por la demora, la verdad que fueron unos días complicados y no podía seguir escribiendo.
Espero que les guste, pronto sale la parte 4 que creanme se viene CON TODO
¡¡Espero sus comentarios!!
IMPORTANTE: Todos los personajes son ficticios y cuentan con la mayoría de edad.
Parte 1 [La hija de mi jefe]
Parte 2 [La hija de mi jefe]
Mi perfil
Saga "Me garché a la mamá de mi mejor amigo".
Natalia, la hija de mi jefe [Parte 3]
El horario de la cena se acercó a paso lento pero firme. Comimos casi sin dirigirnos la palabra, estaba todo muy tenso, no encontraba la forma de salir de esa situación, ni con mis típicos chistes y menos intentando tirar un palazo. Todo lo rechazaba de manera contundente, Nati había cambiado al mil por mil en cuestión de horas.
Tras la cena me dijo que se iba a ir a dormir, yo no tenía sueño y además necesitaba pensar un poco en la situación y como salir de la misma, además el tiempo me empezaba a correr, si no salía victorioso de ese viaje era una derrota segura para el resto de mi vida.
Le dije que me iba a quedar en el bar un rato y la vi perderse en el pasillo que la llevaba al ascensor.
Tomé unos tragos tranquilo mientras escuchaba la suave música que había en el lugar, cruzaba alguna palabra con el “barman” que tras tanto tiempo ahí sentado ya era casi un amigo, e ideaba un plan de acción. Me pasé unas horas en el lugar hasta que el sueño empezó a vencerme. El alcohol poco efecto había hecho en mi, a decir verdad era poco lo que había ingerido y sí mucho lo que pensé. Realmente me volvía loco esa mujer, la atracción que generaba en mi era mucho más grande que la que haya sentido nunca por nadie. Lo ameritaba completamente y más aún tras lo vivido, en mi interior sentía que si no lograba hacerla mía perdía todo, absolutamente todo.
Emprendí el regreso a la habitación, una vez adentro pude ver como la luz de la televisión iluminaba el cuarto.
Ella se encontraba acostada boca arriba con el mismo camisón de la noche anterior, aparentemente dormida. Así tal cual estaba me daban ganas de tirarme arriba de ella y besarla sin parar pero así como no me apuré antes tampoco quería hacerlo ahora.
Prendí la luz de mi velador, apagué la tv y me cambié rápidamente con el mismo atuendo que había usado antes.
Me acosté a su lado y apagué la luz, me acomodé para quedar de costado con la ilusión de que esta vez sea ella quien esté esperándome simulando dormir y se repita la actividad de la mañana.
Muy a mi pesar nada de eso pasó. Hice un esfuerzo por permanecer despierto por si algo pasaba, pero no fue así, tras dormirme abrí mis ojos nuevamente de forma repentina. Era un poco más temprano que la mañana anterior, mi reloj marcaba las 7:55am.
La cama de su lado se encontraba vacía y fría, no escuché en qué momento se despertó. No había ningún indicio de donde pudiera estar.
Revisé la habitación y no la encontré, me cambié y salí hacia el comedor con la idea de encontrarla allí. Tampoco tuve suerte.
No sabía muy bien por qué pero me preocupaba ella, después de lo ocurrido, su cambio de actitud fue muy notorio, y no podía terminar de entender el por qué.
Estaba por salir afuera del hotel cuando me encontré con David, quien me había “acompañado” la noche anterior en el bar mientras me servía los tragos, su turno laboral había terminado y justo lo crucé cuando estaba por irse.
Al no tener mejor alternativa le pregunté por Natalia, la describí un poco y automáticamente la reconoció. Tras felicitarme por mi “novia” me dijo que la vio salir abrigada muy temprano en la mañana.
Tras obtener esa “pista” salí rumbo al estacionamiento para ver si estaba aún el auto, y tal como pensaba estaba estacionado en su lugar.
No se me ocurrían muchas ideas de dónde podía estar, y menos conociéndola aún tan poco, me detuve a pensar en frio un minuto y lo único que se me ocurrió fue ir hacia la playa.
La idea de que salga sola por la mañana a pie a recorrer la ciudad no me parecía viable, pero estando tan cerca de la playa podía ser una buena alternativa para despejar la mente una mañana fría pero despejada y que comenzaba a mostrar un sol radiante.
Tras abrigarme y ponerme calzado apropiado salí en dirección a la playa. La inmensidad de la misma, casi desierta, me desorientaba. No sabía para qué lado arrancar, en qué dirección ella podría haberse ido ni nada. Mientras intentaba decidir una pareja joven pasó corriendo por delante mio y ante falta de opciones decidí caminar para el mismo lado que ellos.
Caminé cerca de 1hs sin encontrarla por el camino que estaba haciendo, ya estaba decidido a volver hacia el hotel y simplemente esperar al retorno de Natalia sin mucho más por hacer cuando escucho que alguien “chistaba”. Giré hacia donde parecía venir el sonido, dándole la espalda al mar y aunque pareciera mentira estaba ella, sentada en la arena, sola y abrigada con una campera que la hacía parecer gigante.
Intenté no demostrar demasiado mi alegría, pero realmente me tranquilizaba y me ponía contento encontrarla y más aún cuando ya estaba decidido a volver.
– ¡Hey! ¿Qué hacés por acá? – dijo mientras movía su mano de lado a lado saludando.
– Vine a hacer un poco de deporte para mantener la figura… ¿y vos? – mentí.
– Yo vine a… a pensar un poco – lo dijo con total seriedad.
– ¿A pensar…?
– Sí, tengo muchas cosas que pensar… ¿No te parece?.
– No sé, yo no tengo nada en que pensar si te soy sincero.
– Sonás tan seguro nene que hasta asusta…
– Jajaja, nada que ver… pero contame.. ¿Qué te hizo venir hasta acá con éste frio y a esta hora?
– A ver, necesito ser sincera y frontal con vos, porque sino no voy a animarme... ¿Puedo? – Nunca la había visto tan seria.
– Por supuesto que podes… ¿Que pasó? – Me senté a su lado en la arena, realmente estaba intrigado.
– Te voy a contar toda la verdad, pero prometeme que no se lo vas a contar a nadie y que no te vas a enojar.
– Quedate tranquila, somos adultos, todo queda acá y entre nosotros – dije con igual seriedad.
– Bueno la realidad es que después de lo que pasó ayer me sentí muy mal, culpable, un poco la situación me desbordó, la esperaba, pero me sobrepasó.
– ¿La esperabas?
– Sí, disculpame si te traté un poco mal, pero hay unas cosas que vos todavía no sabés y sumado a la situación me hizo detonar para mal.
– ¿Qué cosas no sé? No me asustes jaja – traté de descomprimir un poco la situación.
– Jaja, no bobi, tranquilo, es más son buenas noticias.
– Bueno… me tenés súper intrigado…
– Resulta ser que este viaje es un invento, es una mentira, osea, estamos acá obviamente que es real, pero el motivo no existe.
– No te entiendo…
– Resulta ser que el trato que cerramos con la empresa gastronómica de esta ciudad yo lo arreglé vía mail y teléfono, nunca fue necesario venir hasta acá y no existe ninguna reunión con nadie para “cerrar el negocio”.
– Me tenés completamente desorientado… – realmente no entendía nada.
– Bueno, te voy a contar todo de una antes de que me arrepienta. El viaje lo armé yo desde un principio, y quien le dio la idea de que vengas vos conmigo a mi papá fui yo misma.
– ¿Pero no era que te había molestado la decisión de Felipe de que vengas acompañada? – ¿Realmente estaba pasando o estaba en un sueño irreal?
– Eso fue otra mentira, perdoname. La realidad es que yo quería que vengas conmigo como “recompensa” por la charla que tuvimos cuando me encontraste llorando.
– No puedo creerlo…. ¿Vos me estás hablando enserio o ahora va a aparecer una cámara oculta filmándome?
– Jaja, es todo verdad. Pero después lo de la pileta se me fue de las manos, eso no estaba en mis planes, nunca pensé que iba a pasar algo así.
– ¿Osea que esa parte era mentira? Jaja.
– Para nada, eso no lo pude controlar, ya que estoy diciendo la verdad voy a ser completamente sincera, desde que te saludé cuando te vi después de tantos años sentí una atracción por vos, y cuando me hablaste tan bien ese día que estaba llorando, que no me juzgaste y me escuchaste, terminaste de sin querer engancharme. Cuando me desperté la primer noche estando vos abrazándome y con tu… bueno… eso… apoyado en mí, pensé realmente que eras mi novio, eso no fue intencional, no quita que me haya gustado.
Pero lo de la pileta fue distinto, antes de ir para ahí que te dije que te alcanzaba hablé por teléfono con mi papá y con mi novio, charla que para variar terminó en pelea y faltándome el respeto, por lo que después de eso tenía mucha bronca y me sentía liberada, lo que sumado a tu “jugueteo” y palazos contantes me prendió fuego y bueno, ya sabemos como siguió la historia.
– P… – me interrumpió.
– Dejame terminar, después me sentí realmente mal por “traicionar” mis principios, por eso estuve tan rara y tal vez te traté mal, a lo que reitero, te pido perdón pero yo no me sentía bien. La realidad es que mi novio no me merece, y sé como me mirás, además de lo que ya pasó sé que hay una química entre ambos, pero bueno, no mentí cuando te dije que nunca había sido infiel.
<< No podía creer lo que escuchaba, parecía un sueño hecho realidad. La mujer más hermosa que haya visto en mi vida declarando que se sentía atraída por mi, era algo que sonaba completamente irreal >>
Tras decir todo lo que tenía guardado se quedó mirándome fijamente como esperando una respuesta o que yo le diga a algo. La verdad es que todo lo que había escuchado me parecía tan imposible, tan increíble que me quedé petrificado.
No existían palabras suficientes ni nada que pueda expresar en ese momento, por lo que más tranquilos ambos decidí no hablar sino actuar.
Me acerqué a ella que estaba sentada con sus pies apoyados en la arena haciendo una “V” invertida con sus piernas. Me puse frente a ella nuevamente tal como en el primer beso de la pileta, acerqué mi rostro, pude así sentir su respiración en mi cara, esperé unos segundos y le comí la boca de un beso.
En el acto respondió de la misma forma y nos fundimos en un beso apasionado, lleno de ganas de ambas partes.
Su lengua jugaba con la mía, no se despegaba ni un segundo, movía su rostro para los costados cambiando un poco de “posición”.
El beso duró unos cuantos segundos, el frio viento que azotaba en la playa parecía haber desaparecido, de pronto parecía haber dejado la fría playa a un costado.
Sin darnos cuenta estábamos abrazados arriba de la arena besándonos con una calentura impresionante pero pareciendo dos simples adolescentes en sus primeros encuentros.
Dada la época del año en la playa no había nadie, podríamos haber hecho cualquier cosa sin que nadie se entere, pero el frio nos cortó el momento.
– Dami, vayámonos al hotel, hace frio como para hacer algo acá jaja.
– Te juro que desde hace unos pocos minutos perdí toda sensación de frio, ni cuenta de que es invierno.
– Creeme que yo también, pero… al final no me dijiste nada… ¿Me perdonás? – hizo un “puchero” con su boca.
– ¿De verdad me preguntás?
– Más vale nene, después de que dije todo te quedaste mudo y me comiste la boca.
– Bueno… vas a tener que descubrir la respuesta entonces.
<< Tras eso volví a darle un beso, estaba que explotaba de calentura mi pija iba a reventar el cierre del jean. >>
Caminamos toda la distancia desde la playa al hotel tomados de la mano, la mañana había empezado con un sol radiante que nos acompañaba, íbamos deteniendo el paso para darnos un beso, compartíamos miradas, risas, parecíamos una pareja enamorada.
La distancia que me había parecido una eternidad mientras la buscaba a ella, se había vuelto unos pocos pasos al volver, en menos de lo que pensaba ya estaba viendo de cerca al hotel.
Ambos sabíamos bien lo que queríamos, lo que nos faltaba, y lo que sentíamos. Ella por su parte un poco despechada y yo caliente a morir, sumado a lo de la pileta y su supuesta atracción hacia mi hizo un combo difícil de evitar.
Entramos y directamente como si fuera lo último que pudiéramos hacer fuimos hacia la habitación.
Nos sacamos el abrigo que llevábamos puesto y en un movimiento rápido quedamos fundidos en un beso abrazados en la cama.
Ella quedó con su cuerpo arriba del mio, me detuve un minuto a admirarla nuevamente, vestía un jean y una remera negra en ese momento.
En un rápido movimiento saqué su remera quedando a la vista un corpiño con lunares que desde mi ángulo la hacía notar hermosa. Sus tetas parecían explotar dentro del sostén.
Ella subió un poco la apuesta y entre besos y un jugueteo casi romántico terminé solamente en boxers.
Mi pija obviamente hacía una demostración de su “potencial”, dura como una piedra hacía un bulto notorio debajo de la delgada tela. Ella pasaba su mano lentamente por mi cuerpo casi desnudo y frenaba al momento de pasar por dicha zona, cada caricia me prendía fuego.
Hacía todo con mucha tranquilidad, me besaba, me clavaba la mirada y se reía muy sutilmente y no avanzaba más que eso. Sabía que estaba en completa ventaja en esos momentos y lo estaba disfrutando.
No me podía contener mucho más, en un ágil movimiento la abracé y suavemente la giré quedando ahora ella debajo mío.
Solté su cinto y los botones de su jean, y automáticamente se los quité y los tiré a un costado de la cama.
Esa vista nuevamente era digna de ser puesta en un cuadro, ella estaba acostada con su corpiño de lunares y una tanga negra con un triángulo con transparencias que no llegaba a ocultar su imponente concha.
Me tiré arriba de ella como si fuera lo último que podía hacer antes de morir, la besé como nunca lo hice con nadie y no tardé ni dos segundos en ponerme a jugar esta vez yo con ella.
Pasaba delicadamente mi dedo índice con suavidad por todo su cuerpo, podía sentir como se le erizaba la piel al tacto, lo que me animó a dejar de besarla y hacer el mismo juego pero con mi lengua, acción que tuvo resultados muy positivos ya que al sentir eso dió pequeños “saltitos” cada vez que lo hacía.
Su respiración empezó a variar nuevamente y se me vino a la cabeza la escena de la pileta cosa que me puso aún más caliente. No quería perder oportunidad de verla así “entregada” en tetas, así que entre beso y caricia saqué su corpiño.
Evidentemente la gravedad no existía en ella, las tetas apuntaban al techo completamente erectas, duras, grandes, jugosas, perfectas.
Sus pezones invitaban a pasar horas jugando con ellos estaban tan duros como mi pene en el boxer, y tenía unas aureolas de tamaño medio que me encantaban, toda una locura de mujer.
La tentación era demasiada y no pude contener las ganas de jugar con esas tetas que invitaban a tantas cosas. Se las chupé muy delicadamente al mismo tiempo que le daba mordiscos, le pellizcaba los pezones con delicadeza, jugaba con mi lengua una y otra vez.
Ella en un momento pareció como soprenderse ante mi actuar, pero a los pocos segundos ya estaba inmersa en el placer que estaba sintiendo y eso además de ponerme a mil me reconfortaba.
Me detuve nuevamente a mirarla, estaba con sus ojos cerrados, su pelo rubio revuelto detrás de su cabeza, sus pequeñas manos tomaban con fuerza las sábanas de la cama, su respiración se notaba agitada y su plano abdomen acompañaba su respiración a un ritmo frenético.
Era el momento de avanzar un poco más en mi juego, no podía esperar un minuto más para jugar con su concha, dejé sus tetas en paz y fui recorriendo poco a poco todo su cuerpo hasta llegar a la zona deseada.
Aún tenía puesta la tanga transparente que al tacto previo a sacársela se notaba empapada, estaba saliendo todo como yo quería.
Una vez la tanga afuera volví a hacer lo que había hecho en la pileta que tanto le gustaba, mis dedos recorrieron una y otra vez su concha que por cierto era enorme teniendo en cuenta la contextura de ella y con la excitación parecía ser aún más grande, poco a poco iba metiendo un dedo y lo sacaba, entraba con total facilidad adentro de su cueva, si por fuera estaba empapada, no se imaginan adentro, ella estaba volando de calentura al igual que yo, besaba su cuello, su boca, tocaba apenas sus pezones con mi lengua. La respiración agitada poco a poco empezó a cambiar y aparecieron los primeros suspiros, pequeños gemidos eran una melodía gloriosa para mis oídos.
Habré estado unos 10 minutos en ese juego constante con mis dedos. Ya había metido dos dedos adentro de su concha con total facilidad, y empecé a masturbarla a un ritmo variado pero constante, cosa que la volvía loca. No paraba de salir líquido de adentro y como no podía ser de otra forma tenía que probarlo.
Bajé con mi lengua pasando desde su cuello, tetas, panza, jugué un poco en la zona del ombligo hasta llegar al borde de su concha,la cual estaba coronada por una linea muy delgada de pelos rubios evidentemente arreglada adrede que le daba un plus que me excitaba aún más.
Una vez en posición mi cabeza estaba entre sus piernas, al estar tan cerca podía sentir bien su olor a mujer, y ver de cerca su flujo salir sin parar, tras dar besos alrededor, pequeños chupones y lamidas era el momento del plato fuerte, al menos lo que hasta ese momento era algo infalible y efectivo con toda mujer con la que había estado antes de ella.
Pasé mi lengua por toda la extensión de su concha, sus labios vaginales abrían paso ante mi lengua pero antes de que pueda empezar a “trabajar” su voz junto con una mano detienen mi actuar.
– Pará nene ¿Qué haces? – Su voz se notaba agitada, sus cachetes estaban colorados.
– ¿Qué hago? – Estaba totalmente perdido, excitado y perdido ante la pregunta.
– Claro… ¿Qué estás por hacer?
– Te estoy por hacer sentir una de las cosas más lindas de tu vida… ¿Nunca te…? – y tras eso le señalé su vagina con mi dedo.
– Estem… emm… no… nunca me hicieron eso… ¿Vos estás seguro? – Escuchar eso fue casi la gloria.
– Quedate tranquila… disfrutá.
<< Tras eso la “invité” a que se acueste de nuevo, no sin antes besarla profundamente y jugando un poco más para retomar el momento >>
Tras unos minutos consideré que era el momento adecuado, volví a la zona, levanté la mirada y a diferencia de antes tenía su cabeza levantada y la mirada fija a lo que estaba por hacer.
No podía creer que nunca le habían hecho sexo oral, lo que me dejaba una gran ventaja, ya que sabía que si lo hacía bien iba a volverse completamente loca.
Empecé esta vez a jugar con mi lengua en su concha a un ritmo mucho más tranquilo, la pasaba de un lado al otro, la dejaba un poco para jugar con los dedos, chupaba con suavidad cada esquina, cada rincón de esa concha que me volvía loco.
Tenía un sabor extraño pero rico, una mezcla como agridulce que me encantaba. A medida que pasaban los minutos se notaba como se iba relajando, empezó mirándome y estando completamente tensa y eso poco a poco iba mermando.
De un momento a otro noté que su mirada ya no me apuntaba, estaba perdida mirando al techo del cuarto, cada vez respiraba más agitada.
Me fascinaba chupar la concha de una mujer, hacer que sientan placer y más a ella. Con delicadeza empecé a abrir sus labios vaginales un poco para llegar mi lengua aún más profundo, “aspiraba” sus labios exteriores, lamía de una punta a la otra su concha.
La respiración de ella volvió a agitarse, su cuerpo estaba poniéndose tenso y era el momento de dar el “golpe final”.
Inserté nuevamente dos de mis dedos adentro de su concha y la masturbaba muy lentamente, con mi boca comencé a jugar acompañando a mis dedos que iban acelerando su paso y al mismo tiempo con mi mano libre la lleve como pude sin mirar hacia una de sus tetas, acariciando su pezón, pellizcándoselo con suavidad y estirándolo un poco.
Aumenté poco a poco el ritmo, mis dedos entraban y salían cada vez con más frecuecia.
No pasaron muchos segundos hasta que escuché que me decía que por favor pare, que qué estaba haciendo. Obviamente hice caso omiso, seguí en la mía.
Su cuerpo se tensó, se puso dura como una piedra, sus manos estiraron la sábana desarmando toda la cama, pegó un gran grito y sus piernas comenzaron a temblar. Mi boca seguía pegada a su concha por lo que pude sentir como acababa emanando una gran cantidad de líquido que disfruté y saboreé.
Había logrado mi primer objetivo, ella llegó al orgasmo, quedando acostada en la cama como dormida mientras su respiración agitada iba volviendo a la normalidad.
No me importaba todavía no haberla garchado, el primer round lo había ganado por knock out y eso era más que suficiente para empezar.
Aún era temprano quedaban muchas horas para que termine el día y aún nos quedaba un último día más de estadía en Mar del Plata, por lo que esto realmente recién empezaba.
Lo mejor todavía no se hizo presente.
[Continuará...][/color]
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Imágen a modo ilustrativo
Bueno he aquí el fin de la tercera parte, pronto continuará esta historia, con una parte 4 que se viene muy pero muy buena. Nuevamente disculpas por la demora.
Espero que les guste y como siempre críticas y sugerencias son bienvenidas.
Hasta la próxima!!!
14 comentarios - La hija de mi jefe [Parte 3]
Van 10!