Hacía mucho tiempo que no me ponía tan borracha. Ya no tengo la cultura alcohólica de años atrás, cuando salía todos los fines de semana. Así que esta vez, me pegó bastante fuerte. No se me ocurrió mejor idea para terminar la noche que mandarle un mensaje a Christian para ver si estaba libre, y coronar la salida con un buen polvo.
"Que hacés? estoy muy borracha, no puedo volver solita a casa" le puse, aunque con varios errores de tipeo (jeje). Al rato me contestó. Estaba en otro bar, con unos amigos, pero quedamos en que me pasaba a buscar en un rato.
Como pude, salí del boliche (no recordaba haber saludado a mis amigas, aunque al otro día me dijeron que si lo hice) y busqué el auto. Después de asegurarme que era él, me subí. "Estoy borrachita" le dije luego de saludarlo con un beso.
Él se aprovechó y me metió mano por debajo de la pollera llegando a agarrar la punta de mi tanguita. Empezamos un jueguito de taxista abusador-pasajera borracha mientras arrancó para mi departamento.
A las pocas cuadras, estaba con el jean abierto y yo agachada chupándole la pija. Durante el trayecto que duró el viaje le hice un pete suave, con mucha saliva. Le dejé la verga como una piedra. "Ay como está!" le dije levantándome pero sin dejar de pajearlo. "Cogeme", le pedí desesperada.
Empezamos a subir por las escaleras (no tiene ascensor mi edificio). Yo iba agarrándome de las paredes. Él atrás mío, por si me caía me sostenía de la cola. Todo un caballero.
En la última curva antes de mi piso, se apagó la luz. Christian aprovechó y me arrinconó contra una esquina. Me besó y me metió mano por todos lados. Yo tenía una calentura terrible. "Cogeme... cogeme!!" le gemía al oído, mientras él me colaba dos dedos en mi concha mojada.
Me giró violentamente poniendo mi cara contra la pared. Levantó la pollera y corrió la tanguita. Me acarició la cola mientras acomodaba la punta de la pija en mi concha. Traté de ahogar el gemido de placer cuando me penetró, pero fue imposible. Se escuchaba el eco de mis gemidos en todo el edificio.
De golpe, me la sacó y me dio vuelta. Me agarró de la cabeza y me hizo arrodillar. Agarré la pija con una mano, y la otra le acariciaba las bolas. Me la metí en la boca y la empecé a chupar. Sentí mis flujos en su tronco. La empecé a chupar con más ganas, limpiándola y sintiendo el gustito a mi conchita.
"Basta..." dije parándome. Me acomodé un poco la ropa y subí los escalones que faltaban para llegar a mi departamento. Apenas entramos, él cerró la puerta y me arrastró hasta mi habitación.
Me tiró en la cama y así vestida como estaba, empezó a chuparme la concha. No había necesidad de mucha previa, los dos explotábamos de calentura. Me corrió la tanga y empezó a enterrarme la lengua y los dedos. Yo me retorcía de placer ante cada golpe de su lengua en mi clítoris.
Cuando estuve a punto de acabar, me dio vuelta y me puso en 4. Empezó a cogerme, aún vestido, con el jean en las rodillas y la remera puesta.
Me pegó una garchada fantástica. "No aguanto más", me dijo sin dejar de penetrarme con fuerza. Dejaba su pija enterrada y sacaba y metía frenéticamente la mitad golpeando fuerte contra mi cuerpo en cada embestida. Le pedí que no me ensuciara la ropa. "Entonces te la vas a tener que tragar toda". Sacó la pija y se acostó en la cama. Me puse entre sus piernas y se la empecé a chupar.
Los que me siguen saben que no soy muy lechera. Lo hice muy pocas veces, y con gente de más confianza. Con él lo había hecho poco y nada. Era algo que no me llamaba la atención. Pero todo en la vida evoluciona y esa noche algo cambió.
Con mi mano acompañaba el movimiento de mi boca. Arriba, abajo, giraba la cabeza... Hasta que sentí esos chorros calientes de leche golpear contra mi garganta. "MMMm" sentí el sabor dulzón frutado de su semen en mi lengua y empecé a tragar. Sin sacar la cabeza, seguía pajeandolo y chupándosela como si nada.
Chupaba, tragaba, pajeaba. Me la metí hasta la garganta. De su pija aún salía lechita calentita, que ahora la sentía en el fondo de mi boca. Sentir como le latía su pija en mis labios me dio una satisfacción y una excitación terribles, me daban ganas de seguir hasta que no diera más.
"Juli... pará.." me pidió sacándome la cabeza. Cuando solté la pija, me di cuenta que ya estaba flácida. "Te gustó parece!", me dijo contento al ver que no había desparramado ni una gota. Me acosté a su lado, con un poco de dificultad por el pedo que aun cargaba.
Me daba vuelta todo. Me quedé dormida no se cuanto tiempo. Cuando me desperté, estaba desnuda y atada a la cama, mientras él acariciaba y besaba mi cuerpo. Me saludó y se fue derecho a chuparme la concha. Otra vez, me mojé solamente al sentir la punta de su lengua.
Con la pluma (que me había regalado para Navidad) me recorría la panza, las tetas, los brazos. Después, cambiaba. Me chupaba las tetas y con la pluma me acariciaba los muslos, casi llegando a mi concha. Me tuvo así un rato largo. Hasta que notó que no daba más.
Me desató y me dio vuelta. Yo volaba de la calentura. Me puso en 4 levantando bien mi colita. Mientras me colaba un dedo en la concha, empezó a chuparme el culo. Jugaba con la lengua, rozaba los dedos.
"Hoy tengo una sorpresita para la colita". Se me estremeció todo el cuerpo. Sacó lubricante y otra cosa que no llegaba a distinguir que era. Se sentó al lado mío y me mostró. "Sabés que es esto?" me dijo mostrándome unas bolas chinas. Yo había visto alguna que otra foto, pero jamás había probado usarlas. Me mordí los labios y paré más la cola, como llamándolo a que hiciera lo que quisiera conmigo.
Me escupió el culo un par de veces, y empezó a pasar los dedos alrededor del ano, hasta que los empezó a meter. Primero uno, después dos, hasta tres dedos en mi cola. Con la otra mano, me tocaba la conchita. Cuando sacó los dedos, sentí la esfera apoyarse en mi cola. Me relajé y dejé que empezara a entrar.
Una vez que metió las dos bolas en mi colita, se acomodó abajo mío para chuparme la concha. Bajé mi cintura para sentarme sobre su cara, como a él le gusta. Me comió la concha de una forma magistral, mientras sus manos se apoyaban en mi cola y tironeaban de la soguita de las bolas.
No se si era la borrachera, la sensación de algo nuevo o si realmente esas cosas son muy buenas, pero el orgasmo que tuve fue fantástico. Mi cuerpo tembló. Apreté las sábanas y mordí la almohada para no gritar y despertar a todo el barrio. Según Christian, hasta llegué a eyacular un poco de flujo sobre su cara.
Tardé varios minutos en recuperarme. Christian se acomodó de nuevo atrás mío. Me dolían los muslos y las rodillas de estar tanto tiempo en esa posición, pero ni se me ocurría moverme. Seguía con mi cola penetrada.
Christian apoyó la punta de su pija. La refregó por toda mi concha, aún húmeda por mis flujos y su saliva. De golpe, me la enterró de una. Sentí como la pija se clavaba en mi, tocando también las bolas que tenía en la cola.
Empezó a cogerme, produciéndome una sensación indescriptible. Movía su pija y me iba sacando y poniendo las bolas en la cola. Hasta que las sacó las dos. Sentí como mi ano latía, cerrándose y abriéndose solo. "Ay por Dios, ponela de nuevo... ponela de nuevo no la saques!" le gritaba, mientras seguía taladrándome con fuerza.
Sacó la pija de mi concha y la enterró con facilidad en mi cola. "Siiiiii" grité yo. "Cogeme el culo hijo de puta como me gustaaaaa". Sentía la pija durísima penetrarme con fuerza en mi colita. Se frenó de golpe, y me dio vuelta.
Me tiró en la cama y me la chupó un rato. Estaba a punto de acabar de nuevo. Se frenó en el instante preciso que estaba por explotar. Se levantó y me la puso con todas las fuerzas. Se agarró de mi cuerpo y me garchó salvajemente, empujándome de los hombros para que la penetración sea aún más violenta. Yo me aferré de su espalda, hasta que acabé con un orgasmo aún más fuerte que el anterior. Mientras temblaba de la acabada, le clavé las uñas, tanto que se las dejé marcadas en toda la espalda.
Al otro día, me levanté desnuda y sola en mi cama. No recordaba bien como había terminado la noche, y hasta pensaba que todo eso lo había soñado. Eran las 6 de la tarde. En la mesita de luz, estaban las bolas chinas. Esa era la prueba que todo había sido cierto. Tenía un poco de resaca y sentía mi cuerpo cansado de la cogida mañanera.
"Te olvidaste tu juguetito" le dije en un mensajito a Christian. Me contestó al instante. Me dijo que me lo guardara. Seguimos hablando, y como era costumbre, terminamos calentándonos otra vez. Quedamos en vernos esa misma noche nuevamente. Pero había una condición: él iba a venir a mi departamento, y yo lo tenía que esperar con las bolas chinas puestas en mi conchita.
No podía creer lo que estaba por hacer. Cuando se iba acercando la hora, estaba cada vez más caliente. Me fui a la cama, empecé a tocarme y jugar con el juguetito nuevo. Me toqué y penetré hasta acabar.
Estaba cada vez más mojada. Me las dejé puestas y probé caminar con eso metido. Es algo maravilloso (encima, después me enteré que es bueno para la salud!!!). Me calentaba con cada paso que daba.
Sonó el timbre y se me aflojaron las piernas. Bajé las escaleras, tratando de evitar gemir en cada paso. Me mojaba solo de caminar. Cuando entramos fuimos derecho a la habitación. Me tiró en la cama y me desnudó toda. Acarició mi cuerpo, me besó y de a poco fue poniendo mis brazos sobre mi cabeza. Con una sonrisa me miró mientras de su bolsillo sacaba unas esposas. Me agarró las muñecas y me esposó a la cama.
De ahí en más, hizo lo que quiso conmigo. Yo no podía hacer más que entregarme al placer. Me tocaba, me besaba, me chupaba la concha, las tetas, rozaba sus labios con mi piel. "Haceme acabar... cogeme... no doy más!!" le gritaba casi suplicando.
Se puso entre mis piernas y me chupó la concha. Mientras chupaba, me fue sacando las bolas chinas de adentro mío. Acabé de nuevo. Sentía que cada orgasmo era más fuerte que el anterior. Cuando mi cuerpo se calmó y dejé de temblar, me desató y me hizo parar.
Me puso contra la pared y me pegó un par de chirlos en la cola. Luego, agarrándome los brazos contra mi espalda empezó a penetrarme y cogerme. Yo tenía la cara contra la pared mientras él me empujaba con fuerza. Tenía su verga enterrada y me pegaba golpes fuertes y cortitos. Mientras me garchaba, me puso las esposas nuevamente, ahora con las manos en la espalda.
Me arrastró hasta la cama y me tiró poniéndome en 4, con la cara contra el colchón. Se agarró de mi cola y me siguió cogiendo. Cuando estuvo por acabar, le pedí que me la diera en la boca. Sentía unas extrañas ganas de tragarle toda la guasca de nuevo.
Me hizo arrodillar frente a él, aun esposada. "Abrí la boca" me dijo agarrándome de los pelos mientras se pajeaba. Abrí grande y saqué la lengua, para que apoyara la cabeza en ella. No tardó mucho en saltar leche para todos lados. Yo, desesperada, movía la cabeza tratando de que me entrara la mayor cantidad en la boca.
Terminé con las mejillas, la pera, los hombros y la frente enguascados. Dejó la punta de su pija apuntando a mi boca, dejando caer todo el resto dentro mío. Lo tragué y luego empecé a chupársela hasta que me separó. Me sacó las esposas y nos acostamos en la cama.
Como regalo final, me chupó la concha hasta que me hizo acabar otra vez. No daba más. Ya no sentía las piernas. Nos quedamos un rato abrazados recuperándonos. Pero no duramos mucho. Cuando bajé la mano, sentí su verga ponerse dura de nuevo. Todo volvía a empezar.
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La historia completa:
#0 Mis 50 sombras
#1 Sometida y entregada
#2 Pagando deudas
#3 Atame y haceme tuya
#4 Suplicando que me hagan la cola
#5 Sacandome las ganas acumuladas
#6 La mucamita
#7 Recibiendo regalos navideños
#8 Festejando San Valentín
#9 Polvazo inesperado con algo de morbo
#11 Hasta el eXtremo
#12 Porno Star
#13 Esclava y sumisa
#14 Disfrutando el mundial
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Indice
"Que hacés? estoy muy borracha, no puedo volver solita a casa" le puse, aunque con varios errores de tipeo (jeje). Al rato me contestó. Estaba en otro bar, con unos amigos, pero quedamos en que me pasaba a buscar en un rato.
Como pude, salí del boliche (no recordaba haber saludado a mis amigas, aunque al otro día me dijeron que si lo hice) y busqué el auto. Después de asegurarme que era él, me subí. "Estoy borrachita" le dije luego de saludarlo con un beso.
Él se aprovechó y me metió mano por debajo de la pollera llegando a agarrar la punta de mi tanguita. Empezamos un jueguito de taxista abusador-pasajera borracha mientras arrancó para mi departamento.
A las pocas cuadras, estaba con el jean abierto y yo agachada chupándole la pija. Durante el trayecto que duró el viaje le hice un pete suave, con mucha saliva. Le dejé la verga como una piedra. "Ay como está!" le dije levantándome pero sin dejar de pajearlo. "Cogeme", le pedí desesperada.
Empezamos a subir por las escaleras (no tiene ascensor mi edificio). Yo iba agarrándome de las paredes. Él atrás mío, por si me caía me sostenía de la cola. Todo un caballero.
En la última curva antes de mi piso, se apagó la luz. Christian aprovechó y me arrinconó contra una esquina. Me besó y me metió mano por todos lados. Yo tenía una calentura terrible. "Cogeme... cogeme!!" le gemía al oído, mientras él me colaba dos dedos en mi concha mojada.
Me giró violentamente poniendo mi cara contra la pared. Levantó la pollera y corrió la tanguita. Me acarició la cola mientras acomodaba la punta de la pija en mi concha. Traté de ahogar el gemido de placer cuando me penetró, pero fue imposible. Se escuchaba el eco de mis gemidos en todo el edificio.
De golpe, me la sacó y me dio vuelta. Me agarró de la cabeza y me hizo arrodillar. Agarré la pija con una mano, y la otra le acariciaba las bolas. Me la metí en la boca y la empecé a chupar. Sentí mis flujos en su tronco. La empecé a chupar con más ganas, limpiándola y sintiendo el gustito a mi conchita.
"Basta..." dije parándome. Me acomodé un poco la ropa y subí los escalones que faltaban para llegar a mi departamento. Apenas entramos, él cerró la puerta y me arrastró hasta mi habitación.
Me tiró en la cama y así vestida como estaba, empezó a chuparme la concha. No había necesidad de mucha previa, los dos explotábamos de calentura. Me corrió la tanga y empezó a enterrarme la lengua y los dedos. Yo me retorcía de placer ante cada golpe de su lengua en mi clítoris.
Cuando estuve a punto de acabar, me dio vuelta y me puso en 4. Empezó a cogerme, aún vestido, con el jean en las rodillas y la remera puesta.
Me pegó una garchada fantástica. "No aguanto más", me dijo sin dejar de penetrarme con fuerza. Dejaba su pija enterrada y sacaba y metía frenéticamente la mitad golpeando fuerte contra mi cuerpo en cada embestida. Le pedí que no me ensuciara la ropa. "Entonces te la vas a tener que tragar toda". Sacó la pija y se acostó en la cama. Me puse entre sus piernas y se la empecé a chupar.
Los que me siguen saben que no soy muy lechera. Lo hice muy pocas veces, y con gente de más confianza. Con él lo había hecho poco y nada. Era algo que no me llamaba la atención. Pero todo en la vida evoluciona y esa noche algo cambió.
Con mi mano acompañaba el movimiento de mi boca. Arriba, abajo, giraba la cabeza... Hasta que sentí esos chorros calientes de leche golpear contra mi garganta. "MMMm" sentí el sabor dulzón frutado de su semen en mi lengua y empecé a tragar. Sin sacar la cabeza, seguía pajeandolo y chupándosela como si nada.
Chupaba, tragaba, pajeaba. Me la metí hasta la garganta. De su pija aún salía lechita calentita, que ahora la sentía en el fondo de mi boca. Sentir como le latía su pija en mis labios me dio una satisfacción y una excitación terribles, me daban ganas de seguir hasta que no diera más.
"Juli... pará.." me pidió sacándome la cabeza. Cuando solté la pija, me di cuenta que ya estaba flácida. "Te gustó parece!", me dijo contento al ver que no había desparramado ni una gota. Me acosté a su lado, con un poco de dificultad por el pedo que aun cargaba.
Me daba vuelta todo. Me quedé dormida no se cuanto tiempo. Cuando me desperté, estaba desnuda y atada a la cama, mientras él acariciaba y besaba mi cuerpo. Me saludó y se fue derecho a chuparme la concha. Otra vez, me mojé solamente al sentir la punta de su lengua.
Con la pluma (que me había regalado para Navidad) me recorría la panza, las tetas, los brazos. Después, cambiaba. Me chupaba las tetas y con la pluma me acariciaba los muslos, casi llegando a mi concha. Me tuvo así un rato largo. Hasta que notó que no daba más.
Me desató y me dio vuelta. Yo volaba de la calentura. Me puso en 4 levantando bien mi colita. Mientras me colaba un dedo en la concha, empezó a chuparme el culo. Jugaba con la lengua, rozaba los dedos.
"Hoy tengo una sorpresita para la colita". Se me estremeció todo el cuerpo. Sacó lubricante y otra cosa que no llegaba a distinguir que era. Se sentó al lado mío y me mostró. "Sabés que es esto?" me dijo mostrándome unas bolas chinas. Yo había visto alguna que otra foto, pero jamás había probado usarlas. Me mordí los labios y paré más la cola, como llamándolo a que hiciera lo que quisiera conmigo.
Me escupió el culo un par de veces, y empezó a pasar los dedos alrededor del ano, hasta que los empezó a meter. Primero uno, después dos, hasta tres dedos en mi cola. Con la otra mano, me tocaba la conchita. Cuando sacó los dedos, sentí la esfera apoyarse en mi cola. Me relajé y dejé que empezara a entrar.
Una vez que metió las dos bolas en mi colita, se acomodó abajo mío para chuparme la concha. Bajé mi cintura para sentarme sobre su cara, como a él le gusta. Me comió la concha de una forma magistral, mientras sus manos se apoyaban en mi cola y tironeaban de la soguita de las bolas.
No se si era la borrachera, la sensación de algo nuevo o si realmente esas cosas son muy buenas, pero el orgasmo que tuve fue fantástico. Mi cuerpo tembló. Apreté las sábanas y mordí la almohada para no gritar y despertar a todo el barrio. Según Christian, hasta llegué a eyacular un poco de flujo sobre su cara.
Tardé varios minutos en recuperarme. Christian se acomodó de nuevo atrás mío. Me dolían los muslos y las rodillas de estar tanto tiempo en esa posición, pero ni se me ocurría moverme. Seguía con mi cola penetrada.
Christian apoyó la punta de su pija. La refregó por toda mi concha, aún húmeda por mis flujos y su saliva. De golpe, me la enterró de una. Sentí como la pija se clavaba en mi, tocando también las bolas que tenía en la cola.
Empezó a cogerme, produciéndome una sensación indescriptible. Movía su pija y me iba sacando y poniendo las bolas en la cola. Hasta que las sacó las dos. Sentí como mi ano latía, cerrándose y abriéndose solo. "Ay por Dios, ponela de nuevo... ponela de nuevo no la saques!" le gritaba, mientras seguía taladrándome con fuerza.
Sacó la pija de mi concha y la enterró con facilidad en mi cola. "Siiiiii" grité yo. "Cogeme el culo hijo de puta como me gustaaaaa". Sentía la pija durísima penetrarme con fuerza en mi colita. Se frenó de golpe, y me dio vuelta.
Me tiró en la cama y me la chupó un rato. Estaba a punto de acabar de nuevo. Se frenó en el instante preciso que estaba por explotar. Se levantó y me la puso con todas las fuerzas. Se agarró de mi cuerpo y me garchó salvajemente, empujándome de los hombros para que la penetración sea aún más violenta. Yo me aferré de su espalda, hasta que acabé con un orgasmo aún más fuerte que el anterior. Mientras temblaba de la acabada, le clavé las uñas, tanto que se las dejé marcadas en toda la espalda.
Al otro día, me levanté desnuda y sola en mi cama. No recordaba bien como había terminado la noche, y hasta pensaba que todo eso lo había soñado. Eran las 6 de la tarde. En la mesita de luz, estaban las bolas chinas. Esa era la prueba que todo había sido cierto. Tenía un poco de resaca y sentía mi cuerpo cansado de la cogida mañanera.
"Te olvidaste tu juguetito" le dije en un mensajito a Christian. Me contestó al instante. Me dijo que me lo guardara. Seguimos hablando, y como era costumbre, terminamos calentándonos otra vez. Quedamos en vernos esa misma noche nuevamente. Pero había una condición: él iba a venir a mi departamento, y yo lo tenía que esperar con las bolas chinas puestas en mi conchita.
No podía creer lo que estaba por hacer. Cuando se iba acercando la hora, estaba cada vez más caliente. Me fui a la cama, empecé a tocarme y jugar con el juguetito nuevo. Me toqué y penetré hasta acabar.
Estaba cada vez más mojada. Me las dejé puestas y probé caminar con eso metido. Es algo maravilloso (encima, después me enteré que es bueno para la salud!!!). Me calentaba con cada paso que daba.
Sonó el timbre y se me aflojaron las piernas. Bajé las escaleras, tratando de evitar gemir en cada paso. Me mojaba solo de caminar. Cuando entramos fuimos derecho a la habitación. Me tiró en la cama y me desnudó toda. Acarició mi cuerpo, me besó y de a poco fue poniendo mis brazos sobre mi cabeza. Con una sonrisa me miró mientras de su bolsillo sacaba unas esposas. Me agarró las muñecas y me esposó a la cama.
De ahí en más, hizo lo que quiso conmigo. Yo no podía hacer más que entregarme al placer. Me tocaba, me besaba, me chupaba la concha, las tetas, rozaba sus labios con mi piel. "Haceme acabar... cogeme... no doy más!!" le gritaba casi suplicando.
Se puso entre mis piernas y me chupó la concha. Mientras chupaba, me fue sacando las bolas chinas de adentro mío. Acabé de nuevo. Sentía que cada orgasmo era más fuerte que el anterior. Cuando mi cuerpo se calmó y dejé de temblar, me desató y me hizo parar.
Me puso contra la pared y me pegó un par de chirlos en la cola. Luego, agarrándome los brazos contra mi espalda empezó a penetrarme y cogerme. Yo tenía la cara contra la pared mientras él me empujaba con fuerza. Tenía su verga enterrada y me pegaba golpes fuertes y cortitos. Mientras me garchaba, me puso las esposas nuevamente, ahora con las manos en la espalda.
Me arrastró hasta la cama y me tiró poniéndome en 4, con la cara contra el colchón. Se agarró de mi cola y me siguió cogiendo. Cuando estuvo por acabar, le pedí que me la diera en la boca. Sentía unas extrañas ganas de tragarle toda la guasca de nuevo.
Me hizo arrodillar frente a él, aun esposada. "Abrí la boca" me dijo agarrándome de los pelos mientras se pajeaba. Abrí grande y saqué la lengua, para que apoyara la cabeza en ella. No tardó mucho en saltar leche para todos lados. Yo, desesperada, movía la cabeza tratando de que me entrara la mayor cantidad en la boca.
Terminé con las mejillas, la pera, los hombros y la frente enguascados. Dejó la punta de su pija apuntando a mi boca, dejando caer todo el resto dentro mío. Lo tragué y luego empecé a chupársela hasta que me separó. Me sacó las esposas y nos acostamos en la cama.
Como regalo final, me chupó la concha hasta que me hizo acabar otra vez. No daba más. Ya no sentía las piernas. Nos quedamos un rato abrazados recuperándonos. Pero no duramos mucho. Cuando bajé la mano, sentí su verga ponerse dura de nuevo. Todo volvía a empezar.
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La historia completa:
#0 Mis 50 sombras
#1 Sometida y entregada
#2 Pagando deudas
#3 Atame y haceme tuya
#4 Suplicando que me hagan la cola
#5 Sacandome las ganas acumuladas
#6 La mucamita
#7 Recibiendo regalos navideños
#8 Festejando San Valentín
#9 Polvazo inesperado con algo de morbo
#11 Hasta el eXtremo
#12 Porno Star
#13 Esclava y sumisa
#14 Disfrutando el mundial
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18 comentarios - #10 Nena con juguete nuevo
gracias por pasar!
Excelente relato como siempre querida...FELICITACIONES!! +10
Besitos Juli
LEON
gracias por pasar!
Dejo puntines. Besos. 😃
gracias por pasar
(Poringa no me aviso de tu relato nuevo 😞 )
Completo Cristian, pluma, bolas chinas, esposas, jajaja
Besos y puntos
😉
Van diez puntos y voy a por el otro relato que vie que no había leído
La de la foto sos vos?
si, esa soy yo. pero no lo digas fuerte jaja 😉