Mi madre quiere ser mi puta.

Estudiar psicología no fue un inhibidor sino por el contrario me desato. Sin culpas, sin religiosidad, y con mi madre viuda el camino para poder cogérmela carecía de obstáculos.
No voy a describir si mi madre es linda o es fea, solo puedo describir las pasiones más morbosas que despertaba. Pajera incontrastable, no puedo negar nada de lo que he hecho, heme aquí totalmente dispuesto a poder acabar en el cuerpo de mi madre en todos sus agujeros.
Sabía que me madre era una mujer pasional. Todavía recuerdo sus gemidos de cuando siendo un niño ella cogía con mi padre. Recuerdo como me acercaba a espiar y ver sus tetas moviéndose de arriba y abajo acompasando sus caderas tratando de quedarse con la leche de papa. Creo que ese era su objetivo natural. Eso me hizo celoso de mi padre y terriblemente deseoso de ella.
Respete su duelo, me pareció que la había afectado, hasta que la vi mejorar, no disimule nada. Lo que hacía era impúdico y lo hubiera juzgado inmoral si no fuera por la ayuda de Freud.
Dormitaba ella, un día frente a la televisión, cuando me acerqué y empecé a tocarla con mi pija suavemente, sobre todo aquellos lugares donde tenía piel expuesta, los brazos y las piernas por debajo de su pollera. Cuando jugaba haciéndome el tonto y sin tocarlo en su rostro mi madre abrió los ojos y pese a todo lo que podía suponer, puso su boca en mi pija y se la devoro.
Me costaba entender lo que me decía mientras hundía mi pija en su boca, hasta que haciendo un alto me miro a los ojos y me dijo: Por favor haceme bien el culo.
Se puso de espaldas a mi escupió mi choto, y llevo con su mano hasta la puerta y con un mínimo esfuerzo se incrusto a fondo entre sus nalgas mientras gemía sensualmente.
Quise establecer una pausa para hablar sobre lo que sucedía y me tapo la boca con un beso. Mientras me besaba acariciaba mi pija que la sentía enorme, mucho más grande que en otras oportunidades.
Así fue donde mirándome a los ojos increpo,
- donde quieres darme tu leche?
-Por todos lados, conteste.
-entiendo, pero vas a tener que elegir uno.
-no puedo, no puedo juguemos y donde salga, que salga.
No dijo nada, pero corrió sus pelos y me mostro su cuello y su cara. Evidente sugerencia que ahí la quería. Me pareció extraño, pero cuando sentía que su culo me llevaba todo el semen y ya estaba por correrme, se lo saque, apreté fuerte y busque su cuello que me lo ofreció y acabe en sus ojos, su cuello, su cara y el pelo.
Poco a poco con sus dedos recogía el semen y se lo llevaba a los labios.
Gozaba comiéndoselo como algo celestial.
Yo quede entre dormido hasta que su lengua me sorprendió chupándome la virola del culo. Su acción iba desde ahí hasta el tronco mismo de la pija hasta que sometida a su deseo se volvió a poner durísima.
Abrió sus piernas en V y arrimo el glande a su concha y mirándome a los ojos me dijo hola cuando la cabeza estaba ya dentro suyo. Fue tan placentero que empujé hasta topar con sus muslos los míos, y vi acomodarse mejor para que entre más profundo.
Gritaba por lo bajo, así quise ser toda mi vida, tu puta.
Me increpo y me pidió casi como un mandato te quiero hacer una paja turca con mis tetas. Ya lo mío era mansedumbre total a sus requerimientos. Arropada por su tibias y amorosas tetas mi pija, empapada por el flujo de su concha, navegaba ese mar suave donde la proa tocaba sus labios y los mojaba más.
Volví a acabar, esta vez dentro de su boca, me mostro su boca llena de mi semen y se lo trago jurando que en su vida se había sentido tan puta, pero era eso lo que quería sentir y que lamentaba el tiempo que había tardado en lograrlo.

Debo confesar que al tiempo un poco compungido acudí a un terapeuta para contarle los hechos como había sucedido. Por el contrario, más que una propuesta de elusión a esos encuentros, en la terapia se me aconsejo hacer lo que más me gustara.
Hoy no tengo complejos, soy feliz cuando le doy mi pija a mi madre, aunque sin saberlo, mi novia odia un poco el vínculo tan amoroso y cerrado que tengo con ella.