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Giuliano

[…] Eran las once de la noche cuando Emilia entró al bar en donde había acordado verse con sus amigos de trabajo; pensó que unos tragos serían la excusa perfecta para poder despejar un poco su mente del trabajo, los estudios y también de él… Giuliano, su jefe. Le resultaba divertido y a la vez muy excitante escuchar a sus compañeras hablar de lo sexy y elegante que era su jefe, sin saber que ella se acostaba con él casi todas las noches. En varias ocasiones moría de ganas de contarles.
Al verla entrar por la puerta, una de sus compañeras hizo gestos con el brazo para que pueda ver donde estaban sentadas. Pidieron una ronda de tragos y comenzaron a hablar y reírse. Ya habían pasado al menos cuarenta minutos cuando sintió vibrar su celular, era él.
-”Esa pollera no deja nada a la imaginación, te queda genial.”- fue inevitable que deje salir una sonrisa, como le gustaba ese hombre.
-“Todo me queda bien!”- respondió en tono irónico.
-“Tu mejor look es cuando no tenes nada puesto”.- dijo Giuliano.
-“Basta, me haces poner colorada y las chicas se van a dar cuenta”.- respondió Emilia.
-“Me calienta mucho cuando te pones colorada, no veo la hora de arrancarte esa pollerita.”-

Emilia recordó que él no sabía como ella había ido vestida, por lo que le escribió preguntándole como sabía lo que llevaba puesto; Giuliano no respondió. Intento escribirle algunas veces más, pero no consiguió que él responda. Se disculpó con sus amigas y se dirigió al baño. Este estaba bastante apartado y sorprendentemente no había gente esperando afuera. Se apoyo sobre una de las paredes del pasillo y se dispuso a sacar el teléfono del bolsillo cuando de repente alguien puso una mano en su boca y otra en la cintura y la arrastro dentro del baño de mujeres. Intento soltarse, pero el sujeto tenía más fuerza que ella y no lo logro. Ingresaron a uno de los cubículos individuales dentro del baño y al darla vuelta lo descubrió; allí estaba Giuliano todavía tapándole la boca para que no grite.
Se acerco más a ella, pegándose a su cuerpo y le dijo al oído:
-“Te dije que me calentabas mucho cuando te ponías colorada, y no podía dejar esto así.”-
Emilia pudo sentir como su erección se hacía cada vez más evidente debajo del pantalón. Giuliano levantó su pollera y de un brusco movimiento arranco su diminuta tanga y se la guardo en el bolsillo del pantalón.
-“Me gustas más sin nada, te lo dije mil veces”.- dijo él justo antes de meter su lengua dentro de su boca. Antes que ella pudiera decir nada, él metió sus dedos dentro ella y enseguida pudo notar lo mojada que estaba.
-“Nos pueden escuchar, me da mucha vergüenza.”- dijo Emilia tratando de controlar su excitación y sus jadeos.
-“Vas a tener que controlar esos gemiditos que tanto te gusta hacer entonces, porque no pienso parar”.- respondió Giuliano con una mezcla de malicia y excitación en la voz; de un tirón bajó su blusa strapless dejando sus pechos al descubierto. –“Siempre sin corpiño la putita.”- le dijo al oído mientras pellizcaba unos de sus pezones. Emilia no pudo evitar gemir de esa mezcla de dolor y placer que tanto le gustaba.
-“Vas a tener que controlarte y no gritar, porque si no, te voy a sacar y te voy a coger en el medio del baño para que te vea cualquiera que entre.”- le dijo Giuliano al oído y luego mordió su oreja.
Que facilidad tenía este hombre para excitarla, y como le gustaba cuando le daba órdenes.
Giuliano sacó sus dedos de adentro de ella y se los metió dentro de su boca. –“Me encanta tu sabor.” – dijo mientras se agachaba hasta quedar de rodillas frente a ella.
Le separo lo más que pudo las piernas y se coloco una sobre el hombro; comenzó a besar su sexo sin compasión. Cuando noto que Emilia ya no podía contener más sus gemidos metió tres dedos dentro de ella y con la otra mano pellizco con fuerza su pezón; ella tuvo que taparse la boca con las manos para no gritar. Emilia paso sus manos por la cabeza de Giuliano y enredo los dedos en su pelo. –“No pares, voy a acabar.”- le dijo entre jadeos. –“Vas a acabar cuando a mí se me ocurra.”- respondió el poniéndose nuevamente de pie.
La beso con fuerza mientras la agarraba de la cintura y la levantaba para poder penetrarla. Justo en ese momento escucharon como un grupo de chicas entró al baño. Emilia creía que se iba a desmayar del placer y la vergüenza. –“Silencio”- le dijo él al oído mientras se abría paso dentro de ella. Abría sus muslos con las manos mientras la penetraba cada vez más profundo. Cuando noto que Emilia no daba más le dijo al oído: -“Acaba, pero sin hacer ruido.” – y rápidamente mordisqueó uno de sus pezones haciendo que ella se retuerza de placer en sus brazos hasta sentir como empezaba a temblar dejándole saber que había terminado.
Salió lentamente de ella y sin decir nada, la agarro de la nuca haciéndola agachar y metió su erección en su boca. Recogió con ambas manos su pelo y entraba y salía de su boca sin compasión, en algunas ocasiones Emilia tuvo arcadas, pero nada la detuvo; una o dos lágrimas cayeron de sus ojos, pero él siguió sin compasión hasta que finalmente se descargo llenándole la boca.
-“Que no se caiga ni una gota, o vas a limpiar el piso con la lengua.”- le dijo mientras se acomodaba el traje. Antes de que Emilia pudiese acomodarse la ropa, le dio una fuerte nalgada, la beso, le limpio las lagrimas y le dijo, -“En una hora te esperan unas cuantas más en mi casa, nos vemos princesa.”- le dio un beso en los labios y salió.
Emilia terminó de acomodarse la ropa y el pelo, se enjuagó la boca y salió del baño directo a decirles a sus amigos que se tenía que ir porque algo había surgido. De solo pensar en la noche que le esperaba sitió como volvía a mojarse […]

2 comentarios - Giuliano

Pervberto +1
Disfrutable cladestinidad.