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Diversion en familia (parte 4)

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"Bueno, ¿Pero qué tenemos acá?."
La voz de mi madre interrumpió en mi siesta de satisfacción sexual. En una
fracción de segundo me di cuenta de que había sido atrapado en flagrante
delicto, desnudo haciendo cucharita con mi hermana. Casi con la misma rapidez,
sin embargo, me relajé, ya que mamá y yo tuvimos nuestra propia pequeña sesión
previamente. Sofía, sin embargo, no sabía nada de eso y estaba mortificada.
Con un pequeño chillido, se envolvió rápidamente en la colcha, se acurrucó en
la esquina de la cama contra la pared, y comenzó a llorar de vergüenza.
Mamá habló de nuevo. "Tu padre tomó un poco de más y lo traje a casa para dormir.
Parece que fué muy pronto. "Nicolás", continuó severamente, "andá a tu cuarto
y no despiertes a tu padre. Después vamos a hablar. Primero,quiero hablar con Sofía."
Por el guiño que me hizo me di cuenta que el disgusto era fingido. Yo empecé a
alejarme de Sofi cubriéndome modestamente con mis manos. Tire de la puerta y la
cerré detrás de mí, pero no todo. En lugar de volver a mi habitación, me arrodillé
en el pasillo oscuro para ver lo que mi mamá le diría a mi hermana.
Mamá se acercó a la cama y se sentó en el borde.
"Sofi, cariño", dijo con suavidad, "está bien, no llores."
"Oh M-m-mamá", mi hermana sollozó debajo de las sábanas, "Lo siento."
"No lo hagas, está bien, lo comprendo."
Los sollozos se moderaron un poco, y la cabeza de Sofi se asomó un poco.
"¿En serio?", dijo ella, sonando perpleja.
"Por supuesto que sí," mamá la tranquilizó, "A veces no podés sobrellevar algunas cosas,
especialmente a tu edad. El deseo sexual es una cosa muy poderosa. Es por eso que insistí
en que empieces a tomar la píldora en cuanto empezaste a salir con chicos.
La sábana resbaló sobre los hombros de Sofi, que parecía sorprendida, "Pero, el ginecólogo me
dijo que debería empezar, no sabía que lo supieras."
"Querida," mamá se rió, "¿quién pensás que le dijo al doctor que dijera eso?"
Sofía casi parecía totalmente calmada, hasta que recordó toda la historia.
"Pero, y Nico, ¿no estás enojada conmigo y Nico?."
"El sexo es todo sobre el amor, y qué mejor compañero que alguien a quien ames y en quien
confíes. Además", mamá rió, "yo creo que Nico tiene un un buen pedazo."
"Ay, mamá", gritó Sofi, (y dejando caer la sábana hasta la cintura), "no digas 'pedazo'."
Ambas compartieron una risita.
"¿Entonces no estás enojada?", preguntó Sofía.
Bueno, ya está, pensé. Es hora de ir a la cama."
"Pero claro que no, cariño", dijo mamá suavemente, abriendo los brazos para abrazarla.
Sofi se arrastró a través de la cama y la abrazó.
Ya que todo estaba solucionado (más que solucionado, ya que yo tenía sexo doble en casa)
empecé a levantarme.
La frase siguiente me dejó congelado.
"Sabés, Sofi, me encantan tus pechos."
(Mmmm, esto podría ser interesante)
"¡Mamá!", dijo Sofía avergonzada, retrocediendo ligeramente.
"No, realmente, querida", insistió mamá, "siempre quise tener pechos lindos como los tuyos,
son tan grandes y redondos."
Mi mamá sexy y mi hermanita estaban sentadas en la cama, tomándose de las manos, mirando las
tetas de Sofi... Esto DEFNITIVAMENTE se estaba poniendo interesante.
Me acomodé de nuevo en el piso, yo me senté, y mi pija se empezo a parar.
"A veces son un embole, sin embargo", decía Sofi, "Las chicas están celosas, a veces son una
molestia, más bien me gustaría pechos como los tuyo, mamá.
"Bueno, vamos a ver," dijo mamá pensativamente, empezando a desabotonarse la blusa blanca que
llevaba, como para compararlos. Mi pija ya estaba palpitando en esee punto, pero no lo toqué todavía.
Mamá dejó caer la blusa de sus hombros y desabrochó el corpiño por el frente (me encanta ese tipo de corpiño), un movimiento del dedo y "tetalandia !".
Ves, dijo Sofi acusadoramente, Ni siquiera necesitas ese corpiño. Se mantienen en su lugar tan bien.
Y son tan lindas, especialmente tus pezones".
"Bueno, tu papá dice que mis pezones son mi mejor característica, pero también me gustan las tuyas.
Escuché que las chicas con pechos más grandes tienen pezones menos sensibles, sin embargo,
¿Es así con vos?
"Oh Dios, no" dijo Sofía. "A veces puedo tener unos orgasmos bestiales sólo de juguetear con ellos.
Se ponen grandes y rosados y se siente genial."
"Sólo mis pezones se ponen duros, pero se destacan como... colillas de cigarrillo tal vez."
"¿En serio?!", preguntó Sofi.
Mamá inclinó la cabeza hacia delante de conspirativamente y dijo en voz baja, "¿Querés ver?".
Ahora bien, mas allá de las diferencias tales como color de pelo, tamaño del pecho, etc., Sofía y mamá
(y papá y yo) todos compartimos un solo rasgo, estamos sobre-sexualizados. Creo que el lema de la familia debría ser "Si siente bien, hacelo, si se siente muy bien, hacelo mucho".
Volviendo a lo que ocurría en el dormitorio, Sofi parecía fascinada (y un poco caliente).
Así que simplemente se rió y dijo "Por supuesto."
"Está bien," dijo mamá, y soltó las manos de Sofía.
Sin más preámbulos, rodeó sus pechos con sus manos y comenzó a acariciarlos hacia fuera hacia adelante.
En unos segundos, las aureolas comenzaron a hincharse levemente, pero los pezones realmente saltaron como pequeños deditos.
Sofía observaba absorta.
"Ahí esta", dijo mamá, con un suspiro.
"Guau", susurró Sofía.
"Y que hay con las tuyas?", preguntó mamá, "¿puedo ver como se ponen?"
Sofía respondió de inmediato. Se lamió las yemas de los dedos, colocó sus manos a cada lado de sus pechos, empujándolos juntos, y comenzó a estimular sus pezones moviéndo sus dedos mojados en círculos alrededor de ellos.
Finalmente empecé a participar yo también, lentamente acariciando mi pija.
Durante unos minutos no hubo ningún sonido, excepto por algunos suaves suspiros mientras mamá y Sofi estimulaban sus propios pechos. Yo sabía que era sólo cuestión de tiempo antes de que las cosas pasaran a mayores.
Por supuesto, mamá acercó una mano a su boca, lamió sus dedos y extendió la mano para tocar el pecho de Sofía.
"Oh, mamá", Sofi suspiró, dejando caer su mano libre hacia su entrepierna y comenzo a acariciar su clítoris.
De repente, mamá se levantó. Sofi gimió por un segundo, extrañando el tacto de su madre. Pero mamá simplemente
se quitó los zapatos, desabrochó su falda y la dejó caer al suelo. NO ESTABA USANDO BOMBACHA!.
Rápidamente se acomodó en la cama, reanudando el masaje en el pecho de Sofi. Esto no duró mucho. Pronto, su cabeza cayó y ella comenzó a chupar uno de las grandes pezones rosados de su hija con voracidad.
Sofía pronunció un sonido curioso, una especie de mezcla entre un hipo y un suspiro.
Poco a poco, mamá empujó a Sofi hacia atrás. Finalmente, cruzó el punto de equilibrio y Sofía se recostó sobre la cama, mi mamá encima de ella, entre sus piernas, todavía chupando.
Sofía simplemente se recostó para disfrutar, los ojos cerrados, acariciando suavemente el cabello de mamá.
Poco a poco, mamá movió la cabeza hacia el torso de Sofi, lamiendo en su camino. No podía decir si Sofi la empujaba hacia abajo o si ella iba por su propia voluntad. (Probablemente ambas, supongo).
Cuando por fin llegó a la concha de su hija, mamá puso esa talentosa a trabajar. Habría estado muy celoso si no hubiera estado con cada una de ellas previamente.
Muy pronto Sofía maniobrando el cuerpo de mamá, instándola suavemente a girar. Mamá se levantó sin perder una lamida, pasó su pierna por sobre la cabeza de Sofi y se acomodó de nuevo en un sesenta y nueve !!!.
Por un rato se escucharon lamidos, gemidos y gruñidos. Estaba claro que ni mamá ni Sofi eran ajenas al arte del lesbianismo, lo cual me excitó aún más. Mientras tanto yo seguía con mi paja.
De hecho en ese momento estaba considerando muy seriamente en unírmeles. Pero también me gusta un poco el voyeurismo, y suponía (correctamente como verán mas adelante), que tendría muchas oportunidades con mamá y Sofía en el futuro. Así que me quede quieto.
Mientras tanto, la cabeza rubia y la pelirroja volaban, en una carrera para brindarse un orgasmo mutuo.
Ganó Sofi, las chupadas de mamá se hicieron mas lentas, levantó su cabeza, todo su cuerpo se tensó.
Enterro su concha en la boca de su hija gimiendo fuertemente. Unos pocos segundos despues, con un gran "¡Aaaahhhhh!", mamá acabó en la boca de Sofía.
Sofi lamió avidamente todos los jugos de mamá, gimiendo y jadeando todo el tiempo. Cuando mamá se relajó, apoyó la cabeza en el muslo de Sofi, la rodó de ella, dio la vuelta y la besó en los labios.
"Mmm", gimió mamá, "puedo sentir mi gusto en tus labios, cariño."
"Seguro que es muy sabroso, ¿verdad mamá?"
"Ohhh, vos también, cariño, pero todavía no has llegado."
"Creo que no he dejado de gozar desde que me tocaste, mamá."
"Tonterías," mamá insistió, "No acabaste como yo quiero, dejame hacerte algo más."
"¿Cómo puedo decir no a un orgasmo?".
Sin más preámbulos, mamá se reposicionó entre los muslos de Sofi. Sin embargo, no la tocó enseguida.
Ella empezó a soplar suavemente alrededor de la entrepierna de Sofi. Sonreí para mí mismo, sabiendo que esta chupada era la especialidad de mamá. Efectivamente, en muy poco tiempo Sofi estaba retorciéndose, subiendo y bajando las caderas, empujando la cabeza de mamá lo mas posible.
Mamá jugueteó un minuto más, luego dejó caer la cabeza y plantó un profundo beso entre las piernas de mi hemana.
"Oohhh, siii", gritó Sofi, "¡Comete todo!"
Mamá aceptó con gusto. Lamiendo, soplando, besando y mordiendo, acercó a su hija cada vez más cerca cerca del orgasmo. Mamá incluyó sus manos en el juego, deslizando los dedos dentro y fuera de la concha de su hija. Pronto, la cabeza de Sofi comenzó a azotar hacia adelante y atrás, y ella habló solo en monosílabos.
"Oh... Sí... Ah... Yo... Oh... Sí!".
Por mi experiencia previa yo sabía que estaba cerca, así que aceleré mis propias sacudidas, decidido a
acabar junto con ella.
Entonces, de repente, mamá agarró una de sus propias tetas y, saltando sobre el estómago de Sofi, enterró el pezón en la concha de Sofía, cogiéndola con esas pequeñas tetas.
Esa visión me hizo explotar el cerebro y la pija. Y ese pequeño pezón en su clítoris condujo a Sofi al borde del orgasmo también.
Sofi acabó tratando de silenciar sus gritos en su orgasmo. Los gemidos de mamá al utilizar su mano para satisfacerse me indicaron que ella también se venía.
Apoyándome cansadamente contra el marco de la puerta, vi a mamá derrumbarse en el estómago de Sofi, para luego arrastrse a su lado. Luego madre e hija compartieron otro beso profundo. Fuí al baño a buscar una toalla para limpiar mi lío. Mamá y Sofi se durmieron profundamente abrazadas, pelo rubio y rojo entrelazado en la almohada.
Devolví la toalla al baño, fuí tropezando a la cama y caí instantáneamente dormido.
No tuve sueños eróticos esa noche porque ya los había vivido todos.
Bueno, casi...........

Continuará...

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