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Tiernas delicias 6

Hola, gracias por leerme, aqui va la siguiente entrega

Por más que Adán intentó darle vueltas al asunto, no logró poner en orden sus pensamiento. Hacia tiempo que no se enamoraba de ninguna chica, y la camarera no contaba, porque obviamente nunca había estado enamorado de ella. No, con la velocidad con la que la olvidó y fijó sus ojos en la reina del sexo. Cuando llegó a casa, lo primero que hizo fue dirigirse a su cuarto y hacerse una monumental paja, tirando toda la leche que pensaba darle de beber a Rebeca. Imaginó sus dulces labios rosados succionándole el glande y luego, frotándose el semen entre sus hermosos y grandes pechos respingones. Se quedó dormido, con la polla flácida y desnudo.

Gabriela entró poco después de las cinco de la tarde, y estaba algo ebria. El embarazoso momento vivido con Julio y su hija le habían dado ganas de beber, así que no dudó en irse al pub y saciar su frustración. No sabía cómo iba a ver a su alumna mañana por la mañana, y tampoco le gustaba pensar en eso. Lo que hizo fue ir a ver a su hermano. Cuando entró al cuarto de éste y lo halló dormido, desnudo, Gabi no pudo evitar ver la polla que colgaba entre las piernas de Adán.
Sintió deseos de chuparla y hacerla escurrir dentro de su boca. Recordó los momentos cuando ambos eran niños y jugaban a explorar sus cuerpos. Quizá Adán no se acordaba, pero había sido ella la que le hizo su primera paja, la primera mujer que le tocó los huevos y que se los apretó hasta hacerle llorar. Sonrió, con la cabeza pegada al marco de la puerta.
Adán era un sol. El hombre perfecto. Guapo, atlético e intelectual, con una gran herramienta lista para rellenar a cualquier mujer. Los pensamiento de lujuria se aposentaron más fuertes en Gabriela, y sintió deseos de llorar. Deseaba a su hermano. Lo deseaba de verdad. Quería montar en él y permitir que la penetrara hasta lo más profundo, y después sentir cómo él depositaba el esperma caliente en su mojado útero. Imaginó qué se sentiría tener ese pene en la boca; y sin darse cuenta, su coño ya se estaba mojando.

Fue a su habitación y se quitó la ropa. A continuación, buscó su consolador y le colocó bastante lubricante. Se abrió de piernas y se introdujo el juguete, no en el coño, sino en el apretujado culo, que le ardió cuando cedió ante la presión. Para Gabriela, la masturbación anal era el paraíso. Prefería hacerlo ella misma a que un hombre lo practicara en su ano. Conocía perfectamente su cuerpo y podía controlarse a la perfección. Se corrió a los pocos minutos y también se quedó dormida, imaginando que el jugete había sido Adán.

Los hermanos despertaron ya entrada la noche, y estaban cenando en la sala, mirando la televisión. Gabriela vestía unos diminutos shorts deportivos, con sus cobrizas piernas fuertes medio abiertas y cómodas. Adán estaba sin camisa, sólo con sus bóxeres.
— ¿Qué has estado haciendo últimamente? — le preguntó la mujer. Adán no respondió de inmediato.
— He… salido con unos amigos.
— Ah. ¿Ya consideraste lo de ir a la playa? Nos divertiremos. Hace mucho que no salimos juntos, como hermanos.
— La verdad creo que es buena idea — le dijo él, sonriéndole. Sin querer, bajó la mirada a las impresionantes tetas de su hermana, libres de sujetador y detrás de una blusa estampada.
— Deja de mirarme los senos, Adán. Me los vas a hacer caer.
— Son hermosos — dijo él, jugando. Sin embargo Gabriela se encendió y le dio un apretón en la polla —. ¡Oye! No me los rompas.
—Adán, tienes un pito muy grande — rió ella, tratando de calentarlo —. ¿Me vas a hacer sobrinos alguna vez?

— Puede que sí — rió él, acariciándose los huevos por encima del bóxer. Gabriela casi babeó y se recostó entre las piernas de su hermano para mirar mejor la televisión —. Oye, no me vayas a morder la verga.
— Lo haría — le dijo, fuera de bromas. Su hermano la miró, confundido.
— ¿Qué dijiste?
— Yo… te mamaría la polla si quisieras — sintió sus mejillas arder ante sus propias palabras —, porque… me gustan los penes grandes.
—No juegues, Gabriela. Somos hermanos. Anda, quítate.
Adán se levantó, inseguro y sacado de onda. Se fue al dormitorio y dejó a una abochornada Gabriela en el sofá, con el coño empezando a mojarse y unas terribles ganas de coger.

Rebeca estaba alistándose para ir a la orgía. Ya era fin de semana y necesitaba sexo cuanto antes. Los niños en la guardería eran hermosos, sí, y ella los adoraba; pero de vez en cuando le estresaban demasiado. Se había vestido casual, con unos shorts cortos y una blusa de manga larga. Hacía algo de frío cuando llegó su Uber y ella abordó rápidamente. Llegó a la mansión cuando apenas se estaban reuniendo los hombres. Mary, en el sofá, tenía las piernas abiertas y estaba ofreciéndole su mojado coño a Carla.
— ¿En dónde están los demás? — preguntó Rebeca, mientras Josué se acercaba a ella y empezaba a desnudarla.
— No han llegado — le contestó Carla, limpiándose la boca de los jugos de Mary —. Creo que no vendrán por el mal clima.
Josué le lamió los pezones rosados y Rebeca apenas expresó algo de rubor en sus mejillas. Eduardo ya estaba besándole las nalgas.
— Ay, esperen, chicos. Vamos al suelo. Carla ¿te importaría?
— Adelante — le guiñó su amiga y abrió un poco sus piernas. Rebeca se posicionó bocarriba, justo debajo del coño de la mujer. Le separó los labios con los deditos y empezó a sorber los salados jugos que soltaba Carla, quien a su vez, estaba mamándole la concha a Mary.
Josué y Eduardo no perdieron tiempo y atacaron a Rebeca por los flancos. Le succionaron los senos mientras sus dedos jugaban con su entrada y la penetraban suavemente, esperando a que la vagina de la reina se mojada bien. Rebeca tenía los ojos cerrados y se deleitaba con su lengua resbalando por los pliegues del coño de Carla. Separó los muslos de ella para acomodarse mejor, e hizo lo mismo con los propios. Notó una lengua extra recorriéndole el coño.

—¿No ha venido Adán? — preguntó, haciendo una pausa.
— Todavía no. ¿Por qué? ¿Te sientes a gusto con él?
— Tiene una… polla realmente interesante.
Eduardo enarcó las cejas. No iba a quedarse atrás. Rápidamente colocó los tobillos de la reina sobre sus hombros y dirigió su verga a su entrada. Rebeca gimió suavemente cuando sintió la interrupción, y dejó de mover la cabeza, permitiendo que fueran las salvajes embestidas del hombre quienes se encargaran de moverla para que su lengua se frotara contra el coño de Carla. Josué escupuió en el culo de Carla, y se preparó para penetrarla por el ano.
— Ah, viene uno por atrás — avisó Rebeca.
— Descuida. Lo tengo controlado. Ábreme las nalgas un poco, Becca.
— A la orden — respondió sin dejar de chuparle el clítoris. Con un ojo abierto vio cómo la polla se clavababa en el apretado recto de su amiga. Ésta jadeó y gritó cuando las embestidas se hicieron más fuertes. Becca se inclinó para darle un beso a los huevos del hombre y volvió a su labor. Ese día tenía más antojos de vaginas que de penes.

Adán llegó unos minutos después a la mansión, y entró desnudo ya al salón de las orgías. Sólo estaban ocho personas, además de él. Cinco de ellos estaban dándole con todo, y los otros tres, que eran chicas, hacían un anillo lésbico, donde se comían los coños una a la otra.
— Mary ¿no ha venido Rebeca?
— ¡Aquí abajo estoy! — la voz de la chica venía de debajo de Carla. Adán vio cómo un hombre le estaba clavando la verga a un cuerpo de piernas blancas. Otro, encima de ella, penetraba por el culo a Carla, que a su vez dedeaba y degustaba las carnes de Mary.
— ¿Rebeca? ¿Qué haces?
— Tonto. ¿Qué te crees que hago? Ven. Eduardo, hazte un lado, por favor.
A regañadientes, y lanzándole una mirada de odio a Adán, se quitó. Adán se acomodó en el lugar que había sido del otro hombre. Vio la vagina de su adorado ángel abierta, mojada en sus jugos. Los pliegues de su vulva eran rosados y el clítoris estaba allí, pequeño como el de una niña virgen. Frente a él tenía la vista del culo de Josué, el cual decidió ignorar.
— Voy a entrar, Rebeca.
—Sí, está bien — dijo ella, con la voz apagada y pegada al coño de Carla.
Adán vio estrellas cuando sintió cómo su polla era apretada por los músculos vaginales de Rebeca, y tuvo que controlarse antes de eyacular. Becca gimió suavemente y empezó a besarle los huevos a Josué, que seguía con el pene enterrado en el culo de Carla. Aquella pequeña orgía estaba al rojo vivo. Las tetas de la reina se bamboleaban ante las embestidas de quien la estaba penetrando, y Josué ya se sentía apunto de eyacular dentro de la mujer.
De un momento a otro, Becca sintió un suave y placentero orgasmo venirse dentro de ella, y sonrió; porque ni así, el hombre había dejado su coño en paz. Eso estaba bien. Le gustaba cuando las penetraciones tenían un ritmo constante, cuando los hombres la hacían suya y le enterraban los jugos hasta en lo más profundo de su cuerpo. Saboreó el semen de Josué, que sacó su verga del recto de Carla. Las gotas cayeron justamente sobre los labios de Becca.

Con la polla del sujeto flácida, se alejó y se fue a sentarse en uno de los sillones a descansar. Rebeca terminó de limpiarse la boca. Carla se quitó de entre las piernas de Mary, y ambas se recostaron en un bonito 69, donde Mary estaba arriba, y luego de mojarse los dedos con saliva, procedió a romperle el coño a la otra mujer.
Adán alejó su polla del coño de la reina. Los cabellos rubios de la mujer estaban algo enredados en su cuello y en su cara de ángel. La tomó de la mano para ayudar a levantarse y vieron cómo las dos amigas se estaban devorando entre sí.
— Creo que no nos necesitan — dijo la reina, limpiándose un poco de saliva de los labios. Se volvió hacia Adán — ¿Quieres ir a una cama o nos quedamos en el piso?
— Vamos a una cama. Estaremos más cómodos.
Rebeca le tomó cariñosamente de la mano y lo condujo hasta una de los amplios lechos matrimoniales. Se tumbó, feliz y con las piernas separadas.
— Ven. Súbete en mis pechos.
El escritor obedeció, acomodando sus rodillas a los costados de la cabeza de su pareja. Rebeca le tomó a él de las caderas y abrió los labios.
— No me la des muy profundo. Puedo hacer de todo, pero no domino la garganta profunda. Me da arcadas.
— Está bien — sonrió Adán, y dirigió su polla a la hermosa boquita que se le ofrecía. Vio a la chica cerrando los ojos y respirando antes de engullirle el miembro hasta poco después de la mitad. Sus mejillas estaban torneadas de un rosado infantil. Adán no perdió tiempo de acariciarle la cara, delinear sus hermosos pómulos con los dedos. Le recorrió la nariz y los párpados, hasta que ella los abrió y le demostró sus orbes azules. Se sacó el pito de la boca.
— Adán; tú no eres de los hombres que follan fuerte ¿verdad?
De alguna forma, la pregunta le había calado un poco en el orgullo de hombre.
— ¿Quieres que sea más rudo contigo?
Becca se lo pensó un momento.
— No. estoy bien así. Me siento algo cansada y no podría llevarte el ritmo — volvió a mamar suavemente. Lo hacía despacio, escurriendo pequeños hilos de saliva por todo el glande. De vez en cuando se sacaba el pene de su pareja para respirar, y en esos momentos le prestaba algo de atención a los abultados huevos. Los recorría con la lengua de una manera casi religiosa, para después volver a engullirlos y succionar de ellos.
Adán sintió la eyaculación acercarse, pero la contuvo. Becca se dio cuenta y dejó de chupar, con los ojitos abiertos y mirando el inflado pecho de su hombre respirar entrecortadamente. La sensación de corrida pasó pocos segundos después.
— Estás a punto de venirte — le dijo ella, masturbándolo con esa manita inocente, con la que abrazaba a los pequeños niños de la guardería.

Adán se echó a la cama y tiró de Becca para que se posicionara sobre él. La mujer lo hizo, quedando a horcajadas y separó los muslos para permitir la entrada de la polla caliente. Una vez la tuvo dentro, apretó los músculos para brindarle una rica sensación. Adán empezó a bombear despacio. Ella sincronizó sus caderas. Sus lenguas se unieron en un campal beso azucarado.
— Acaríciame las nalgas — pidió ella, y recibió los roses que solicitó. Una nalgada le hizo sonreír. Luego, inclinándose al frente, le ofreció sus redondos senos, los cuales Adán lamió con devoción.
Finalmente el esperma caliente del hombre surgió de su polla y llenó todo el útero de Rebeca con una hermosa sensación de calor. La chica se corrió pocos segundos después, en medio de las contracciones deliciosas del orgasmo. Se quedaron abrazados un rato más, dándose besos con hilitos de saliva, y acariciándose a una velocidad lenta y pausada.
De un momento a otro, Rebeca se empezó a sentir extraña. Aunque ya no tenía polla dentro, no deseó separarse de Adán. Le gustaba el calor de las manos acariciándole la lechosa espalda, el olor que se desprendía de su piel y las cosquillas que la barba de él le hacía en el cuello y en los hombros cuando la besaba. Adán giró con ella, quedando él arriba. Rebeca lo envolvió con sus piernas y siguió besándolo de una forma tierna y sosegada. Besó la manzana de su cuello, tocó los abultados bíceps y gimió cuando notó que él le empezaba a dedear el coño.
—Adán… ah… espera un momento.
— ¿Qué cosa? — se separó de ella — ¿No te gusta?
— Adán… siento que me haces el amor.
— ¿Y eso está mal?

— Pues… ese no es el chiste de esta reunión.
A regañadientes, él se separó y se sentó en la orilla del colchón. Rebeca bajó la mirada, y de repente, la calentura empezó a bajarle.
— Estoy algo cansada, como te he dicho. Me voy, Adán.
— Bueno, está bien.
Él ni siquiera la miró. Su voz era una de aquellas que transmiten odio y aversión. A Rebeca le dolió y ni siquiera supo por qué. Se levantó y se puso la ropa. Después de eso, echándole una última mirada a Adán, que empezaba a hundir su erecta polla dentro de Mary, se alejó y salió de la mansión. Por primera vez en varios meses, su orgía no había tenido un final feliz.

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Ese Adan, hizo un drama jaja, qué les parece las orgías? les gustan? si se les para? xDD gracias por leerme chicos, los amo, un besote muy gfrande y no olviden dejarme un comentario antes de irse!

9 comentarios - Tiernas delicias 6

gadielcomingsoon +1
Que descontrol es esa orgia. Me calento muchísimo, espero el próximo nena!
hammer30
jeje gracias!!!
CA20 +1
jajajajajajajaja, que dulce forma de hacer el amor de esos dos, ya está callendo en las redes del amor, los compadezco XD. Gracias por hacernos empezar la semana de esta manera tan deliciosa... +10 y un beso cariño, feliz semana!
hammer30
jeje de nada! un placer siempre estar semana a semana compartiendo mis historias. un saludo!!
Yosoy277 +1
Muuuuyyy bueno!
Te dejo puntos como siempre y vos sabes como me pones jaja
hammer30 +1
jaja si lo se! gracias por comentar siempre 🙂
jpthejocker +1
Tremendo relato!!! quiero una mansión como esa!!! van puntos
hammer30
jajaj yo tambien quiero una mansion asi.
matyanr19
Genial como siempre van diez puntos 🙂
AquiLuis
Guauuuuu, que espectaculaaaar, que buenos relatos, que maravilla leerlos. me encantaaaan.
Walter_wei
muuuy buenos relatos! Estoy enganchadisimo. te dejo +10
caritoydavid
Al principio es dificil para los hombres y se les para se corren rapido pero ya luego es pura diversion. Ven a Colombia y te invitamos a nuestras reuniones