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Que noche la de anoche!

Era una tórrida noche de verano. Eduardo salía para encontrarse con sus amigos en el club de pesca de siempre. Festejaban el cumpleaños de Samuel y de paso aprovechaban para emborracharse como cubas.
Mientras esperaba que se hiciese la hora Ernesto se sentó en la cocina a mirar junto a su mujer los primeros minutos de una serie de espías que solían ver juntos después de cojer, era una especie de ritual matrimonial.
- La vas a ver sola?- le preguntó.
- Y ya que te vas con los muchachos...-
Ernesto no pudo disimular el disgusto ante la evidente provocación y se quedó callado para no generar una discusión inútil,. Sobre todo porque faltaban diez minutos para que lo pasaran a buscar.
Ella pareció darse cuenta de que había ido un poco lejos y le estiró la mano del otro lado de la pequeña mesa de la cocina.
- Te la chupo antes de irte? le dijo levantándose de su silla y arrodillándose frente a la de él.
Le abrió el cierre del pantalón y sacó la verga todavía blanda. Le sonrió mientras se la metía en la boca, pajeándolo y sintiendo dentro suyo como se ponía dura. Como la cabeza se agrandaba e iba llenándola de a poco. Esa sensación le encantaba, de ir calentando a su macho con la boca. El gimió tiránse hacia atras y se dejó chupar. Le gustaba como lo hacía su mujer. Despacio, lamiendolo adentro de la boca, Con mucho cuidado de no morderlo, suavemente. Dejándolo gozar de la tibia saliva que lo envolvía mientras la lengua hacia lo suyo dentro.
Una bocina sonó tres veces en la puerta.
- Si no volves demasiado borracho, despertame. Me pongo la tanga de tigre...- le dijo ella cuando se despieron en la puerta con un pico.
- El sonrió y se dió vuelta sin decirle nada.
Subió al asiento trasero del auto de Samuel. Iban también Juanjo y Pechito, dos amigos de toda la vida.
La cena transcurrió tranquila, con los cuatro hombres en cuero, sudando por el calor y el alcohol, con charlas de futbol interrumpidas solo por algún comentario sexual. Ernesto tenía una sola cosa en mente. La idea lo rondaba y sentía que la pija le estallaba de sólo pensarlo.
- O no Ernesto que Jurele no puede atajar ni en Acassusso?- le preguntó a los gritos Juanjo mientras comían el pacú a la parrilla.
Ernesto estaba con la mente en otro lado. Se sobresaltó ante la pregunta y se dió cuenta que tenía la verga dura como una piedra debajo de la mesa de cemento. Aclaró un poco su pensamiento y miró la hora en su celular.
- Es tarde muchachos, me voy.-
Todos protestaron a los gritos durante unos segundos. El se excusó con la cuestión del horario y de que estaba espesa la situación en la empresa, ya que había planeada para esos días una reducción de personal.
Dejó la parte del dinero que le correspondía, se puso su remera negra y saludó a sus tres amigos con un beso en la mejilla. Subió las largas escaleras que trepan la barranca y salió a la calle.
Tomó el primer taxi que encontró y le dijo la dirección que había estado repitiendo mentalmente desde hacía horas.
Se bajó en la esquina deseada. Había unos veinte metros hasta la puerta identificada con el número 2134. Era una casa baja de ladrillos vistos con tejas negras. Una reja verde separaba la calle de la puerta principal. Tocó el portero y esperó unos segundos. Una luz se prendió dentro de la casa.

II
Fumando en la esquina de su casa, Eduardo se sentía con olor a sexo. Olor a sudor y sexo que le brotaba de todo el cuerpo. Era tarde, sabía que ella lo estaría esperando con la tanga de leopardo puesta. Tomaba del pico largos tragos de vodka de una petaca que había comprado en el kiosco de la avenida. En cada pitada sentía que tenía olor a culo y latex entre los dedos, que tenía flujos en la barba crecida, que tendría la verga húmeda de los orgasmos sucedidos. Intentaba emborracharse lo más posible antes de entrar a su hogar. Creía que su mujer no se daría cuenta de lo sucedido si caía medio inconsciente del alcohol.
Obviamente la petaca no fue suficiente para dejarlo knockout, así que optó por el plan b, que consistía en intentar pasar inadvertido hasta el baño, darse una ducha y aparecérsele en bolas y despertarla para cojerla. El recuerdo de otro cuerpo todavía lo acompañaba y se sentía con ganas de meterse dentro de su mujer. Se sentía degenerado y con ganas de intentar una proeza digna de contárselas a los muchachos en el próximo asado.
Fué así que con el infalible plan en mente encaró hacía su casa. Al traspasar la reja ya notó algo extraño. Del otro lado de la puerta se veía la luz del lliving prendida y se escuchaba el televisor prendido. Le pareció extraño, pero no era raro que ella se quedara mirando algo en el sillón antes de dormirse. El problema era que tenía que encarar directamente sin previo baño con la carga aromática que traía. No le quedaban opciones. seguramente ya había escuchado los ruidos de la reja abriéndose, así que huir no era lo indicado. Le pareció lo mejor encarar su destino y que fuera lo que dios quisiera.
De todas las posibilidades, la que sucedió fue la más inesperada. En el sillón del living, yacía su mujer practicamente desnuda, solo vestida con la famosa tanga de leopardo, dormida y roncando. Los pelos revueltos, el control remoto sobre su panza. Una botella vacía de vino a su lado y una copa caída en el piso, que derramó su contenido sobre los azulejos blancos. En la televisión, una película bélica estaba por terminar.
Ella al escuchar la puerta abrirse se despertó sobresaltada. No sabía dónde estaba. Miró alrededor y lo vió parado en el dintel. Se miró y se vió desnuda, vió el vino derramado en el piso y puso cara de recordar todo en un segundo. Se paró tambaleante y casi se cayó resbalándose con el líquido. Se le abalanzó un poco borracha y diciéndole buenas noches con cara un poco extraña le dió un beso de lengua como hacía años no lo hacía. Eduardo sintió su lengua intentar meterse hasta lo más profundo de su garganta. También sintió un extraño olor al principio. Después lo identificó. Era olor a verga. Ella pegada a su cuerpo, caliente y desnuda, lo besaba con una pasión que no sentía hacía años y cargaba con un extraño olor a verga. A otra verga que no era la suya. Olor y sudor por su cara y una textura viscosa dentro de su boca, algo amarga, algo dulzona. Se dió cuenta que estaba besando la boca de su mujer llena de la leche de otro hombre y se separó de ella como conmocionado.
Separados por un metro mas o menos quedaron parados y quietos como vaqueros a punto de batirse a duelo en un western.
Ella tenía la misma cara que él. Seguramente habría olido y tragado los flujos de la otra. Se le veía en la furia de los ojos. Se miraron unos segundos. No había mucho que hacer. Duros sin decir nada, procesaron sus pensamientos. El vió sus tetas moverse con la respiración agitada y los puños apretados a los lados de su cuerpo. Sus pelos revueltos y sus ojos medio dormidos aún. De a poco la rabia fue dejando lugar a la calentura. Ella fue la primera en sonreir aflojando los puños, él la siguió y la atrajo extendiéndole la mano para darle otro beso igual de profundo que el anterior. Volvió a sentir la guasca en su lengua, pero ésta vez lo hizo poner como loco. La apretó contra sí y le apoyó indisimuladamente el bulto durísimo contra la concha. Ella le fue arrancando la ropa torpemente, un poco tropezándose. Estaban los dos mareados por el alcohol consumido.
Cuando quedó en boxer, ella se arrodilló enfrente suyo y le empezó a chupar la pija. Se la metía hasta la garganta haciéndose dar arcadas. Se tragaba toda la verga de su marido que le empujaba la cabeza apretándola con las manos en la nuca. Después de unos minutos eternos de locura se paró y volvió a besarlo. El sintió el mismo olor a látex y culo que había sentido entre sus dedos un rato antes ahora en la boca de su mujer. Se calentó aún más.
La llevó hasta el sillón y haciéndola poner en cuatro con los brazos apoyados en el respaldar, le corrió la tanga. Vió su sexo todavía hinchado y se metió sin mediar palabras dentro de su concha. La bombeaba y jadeaba como loco. Ella gritaba pidiendo más y más pija en cada embate. Agarrándola de la cintura le daba con todas sus fuerzas. Vio un pegote de leche todavía pegado en su espalda mezclándose con la transpiración que le brotaba de todos los poros. Vió en un momento su orto abierto. Abierto y deseoso. Sacó la verga de la concha y con los propios flujos que brotaban a mares, humedeció la entrada del ano y la penetró con fuerza. No tuvo demasiada resistencia y así la siguió cojiendo sin parar hasta que acabaron los dos juntos, quedando agotados y satisfechos.
Se quedaron dormidos en el sillón. En el televisor terminaba la película bélica. Otra vez habían ganado los buenos.

12 comentarios - Que noche la de anoche!

Lomorocha +1
Qué momento! Bien resuelto por ambos!
paspadohastalos
que momento! a veces la mejor solución a los problemas es dejarlos fluir... gracias por la buena onda, como siempre!
wolfnuk +1
espectacular, como polvo de avión, corto pero intenso je +10
paspadohastalos
muchas gracias!
wolfnuk
y me sumo a lamorocha
Lady_GodivaII +1
Yo me confundí un poco o es un relato super tramposo? Tiene dos maridos o es otra pareja...perdón, me hice lío
paspadohastalos +1
Fe de erratas! Eduardo es Ernesto!!!! Ya lo dije antes, necesito un corrector!!!!!!!!
Lady_GodivaII
@paspadohastalos Ahhhh pensé que me fallaba jajjajaj
BigWomanNQN +1
En La segunda lectura caí en que fue un error lo de los nombres. Escribís desde el celular?
Más allá de eso, como pirata vieja, me emocionó los morbos!
paspadohastalos
Escribo en compu, pero muchas veces sin revisar, como esta jajaaj. Que lindo el morbo de la pirateada no? A veces se me planta un lagrimon...
grancucon +1
¡¡¡¡ Muy bueno el relato......Dos personajes , un solo héroe...Pura imaginación....Candente final y muy bien resuelto....Gracias a la tanga de atigrada....Felicitaciones y gracias por compartir su trabajo maestro...!!!!
paspadohastalos +1
Muchísimas gracias amigo!!!!!!
Pervberto +1
¡Me encanta cuando ganan los buenos!
paspadohastalos
El crimen no paga!
elledany
Bueno ..... a ver si se repite eh ? 😆 😆 ( con o sin Ernesto )
mimilau
Muy bueno, loco, inesperado...
No me lo podía perder... Gracias por compartir.
real-visceral
Espectacular , super intenso y morboso, no lo había visto, ahora a seguir con la serie...