(Escrito por mi querido amigo Rodo)
A poco de haberme divorciado, me mudé a Buenos Aires, para empezar de nuevo. Conseguí un laburo que me alcanzaba y me sobraba para mis gastos y cada tanto salía a algún bar a tomar algo. Nada fuera de lo normal.
Pero lo que pasó esa noche si fue de lo más loco. Cómo solía hacer había salido, esta vez a un bar un poco cheto. Tomé algo pero como la noche no estaba para pescar nada decidí volver temprano a casa.
No se por qué pero me distraje observando una pareja de pendejos que discutían.
El pibe era flaco y un poco más alto que yo y al parecer estaba dado vuelta por el alcohol, no se le entendía nada de lo que decía y menos con su novia gritándole.
La piba era un caso bastante especial, bien bajita, muy linda de cara pero con un culo que me llamó la atención más que su cara. Supongo que notó mi mirada que con un par de vasos encima tal vez no era tan disimulada como yo pensaba.
Decidí seguir mi camino rápidamente antes de meterme en un lío por curioso. No estoy muy seguro que le habrá dicho el flaco o que habrá hecho para ponerla tan nerviosa pero mientras me alejaba escuche a mis espaldas el ruido de un cachetazo.
Cuando me di vuelta la petisa seguía caminando en mi misma dirección pero el flaco estaba volviendo al bar agarrándose la mejilla. Lamenté haberme perdido el golpe pero no pude contenerme y se me escapó una risa que trate de disimular con una falsa tos.
Me meto al auto y cuando estaba por ponerme el cinturón, la piba me golpea el vidrio. Primero pensé que se había enojado por mi reacción pero aún así bajé el vidrio.
Me preguntó para donde iba y cuando le dije la zona me dice que ella también, si no la podía alcanzar.
Le dije que si y le abrí la puerta. La petisa traía un vestido que era muy corto incluso para ella. Al sentarse se le subió un poco dejando casi toda su pierna a la vista
La verdad no quería mirar de más porque no estaba seguro de su edad y no quería meterme en quilombos con una menor. Como para darle charla le pregunté si no tenía problemas para entrar a un bar a esa hora siendo tan joven y le saqué la primer sonrisa. Me aclaró que tenía 18 años y creo que habrá notado como me alegró oír eso
Empezó a hablar hasta por los codos a toda velocidad. A mi me parecía que la conocía de algún lado. A riesgo de quedar como chamullo clásico le dije que me sonaba su cara de algún lado y dibujando un circulo con su dedo al rededor de su cabeza me dijo que la mire bien. Me dijo que capaz le sonaba de la tele. Entonces me di cuenta, era Angela Torres la actriz
Me sentí medio nabo de no darme cuenta antes pero a ella pareció divertirle la situación como teníamos un buen tramo aproveché su verborragia y le di bastante charla. Me animé a meter algunos piropos. Le dije que en persona era aún más linda que en la tele a lo que respondió con falsa modestia
- eso le debes decir a todas - me acusó
- no conozco muchas chicas de la tele - y le saqué otra risa. Me animé ayudado por el semáforo en rojo a acariciarle la mejilla y pareció gustarle. Al salir y hacer el cambio rocé un poco su pierna y no pareció molestarle tampoco. Jugado por jugado me animé
- Tengo algo para tomar en casa si queres - le ofrecí cruzando los dedos mentalmente. Se mordió el labio inferior de la boca y me respondió
- Bueno dale - para mi alegría. La verdad es que no podía perderme una pendeja como esa.
Llegamos y como todo un caballero la dejé que suba las escaleras adelante. Podía ver ese culito gordo debajo del vestido y con cada escalón que subía se me estaba parando más. Para colmo la guacha subía muy lento. Para cuando entramos a mi departamento puse música en la radio y traje un vino que tenía guardado. Mientras lo estaba destapando en la cocina escucho que me dice que tenía calor desde el living. Grande fue mi sorpresa cuando vuelvo y me la encuentro recostada de costado en el sofá en ropa interior
- que buena estas nena - le dije acariciandole el culo. La petisa no perdía el tiempo y arrancó a tocarme la pija. Lo tomé como un pedido y la saqué del pantalón dejándola a su disposición
Angela la miró y le dio una lamida de punta a punta. Yo me tenté al sentir la lengua de la pendeja y ver esa carita de trola que me hizo. La agarré del pelo y se la hundí hasta la garganta con una leve resistencia. Ya la tenía parada al 100% así que enseguida la petisa se empezó a ahogar y escuchaba las arcadas pero también sentía su boca que me hacía gozar como loco.
Se la seguí metiendo una y otra vez hasta la garganta. Tener a una actriz famosa con mi pija entrando a su cuello era un placer extra. Sabía que no se iba a repetir así que iba a disfrutarla al máximo
Sus labios seguían mamando cuando le solté el pelo aunque dedicaba toda su atención a la punta de mi pija.
Me miraba con cara de nena inocente solo solo que en vez de chupar una paleta tenía mi pija que lamía una y otra vez.
- Como te gusta la pija pendeja - exclamé extasiado por la asombrosa habilidad que mostraba
- Sentate mejor - me sugirió levantándose y dejándome un almohadón del sillón para mi. Terminé de sacarme el pantalón mientras me sentaba y enseguida subió ese diminuto pero excitante cuerpito arriba mío. Con una sonrisa de oreja a oreja tomó mi pija entre sus manitos y mientras me pajeaba la acomodó entre sus piernas. Cuando sentí los labios de esa concha rozada me volví loco.
La perrita empezó a sentarse y meterla bien adentro mientras un suspiro de placer le daba paso a los gemidos. Me agarré de su culo con ambas manos. Lo apreté fuerte y disfrutaba de esa carnosa cola colmando mis manos. La calentona me agarró del pelo y me besó perdiendo toda su lengua en mi boca. Yo empece a moverme rápido para acelerar la cogida. Se soltó el corpiño y le devoré las tetas. Era una joya, ese par de pechos de apariencia adolescente
- Ponete en cuatro perra - le dije sacado por el placer que me daba ese cuerpito. No hizo falta repetirlo. Sumisa como nunca obedeció tal vez movida por la misma excitación. Cuando tuve ese culo Estaba perfecta, sus tetas se veían hermosas y se agarraba las nalgas separandolas para que me la coja bien.
La hice chuparme el dedo mayor y sin mucho tacto se lo entre a meter en el culo haciendo que grite como una puta, me calentaba mucho esa voz gritando de dolor y placer. Mi dedo fue entrando mas y más hasta que ese culo se lo tragó entero.
- Ahora viene lo bueno putita divina - le dije al oído mientras acomodaba mi pija en ese anillo carnoso. Quería que la pendeja no se olvide más de ese polvo así que le empecé a meter con fuerza. Sentía como todo su cuerpo vibraba por la embestida y esa garganta gritaba a más no poder. Mi pija iba abriendose paso en ese culo que apenas se había adaptado al grosor de mi dedo. No podía creer lo rico de ese culo apretado y el placer de hacerla gritar como una bestia
Me afirmé de su cintura y la empecé a reventar a pijasos. Ya sus gritos eran todo el tiempo uno tras otro los cachetes de su cola sonaban contra mi poniendose cada vez mas rojos. Esa pendeja en bolas gritando con mi pija entrando y saliendo de ese colo fue mucho para un tipo como yo. La agarré del pelo y acelere la culeada.
- Queres que te llene el culo de leche putita? - le dije con la voz ronca
- SI acabame toda! - me suplicó. No la hice esperar y la leche empezó a salir como una explosión de placer en ese culo. Le tiré del pelo y la bese con todo mientras le daba lo último que me quedaba en ese orto tan apretado.
Cuando la saqué, la leche empezó a brotar de su culo como si fuera un volcán.
Verla con el culo lleno de mi leche, las nalgas rojas y todo el cuerpo sudado fue el último placer de la noche
A poco de haberme divorciado, me mudé a Buenos Aires, para empezar de nuevo. Conseguí un laburo que me alcanzaba y me sobraba para mis gastos y cada tanto salía a algún bar a tomar algo. Nada fuera de lo normal.
Pero lo que pasó esa noche si fue de lo más loco. Cómo solía hacer había salido, esta vez a un bar un poco cheto. Tomé algo pero como la noche no estaba para pescar nada decidí volver temprano a casa.
No se por qué pero me distraje observando una pareja de pendejos que discutían.
El pibe era flaco y un poco más alto que yo y al parecer estaba dado vuelta por el alcohol, no se le entendía nada de lo que decía y menos con su novia gritándole.
La piba era un caso bastante especial, bien bajita, muy linda de cara pero con un culo que me llamó la atención más que su cara. Supongo que notó mi mirada que con un par de vasos encima tal vez no era tan disimulada como yo pensaba.
Decidí seguir mi camino rápidamente antes de meterme en un lío por curioso. No estoy muy seguro que le habrá dicho el flaco o que habrá hecho para ponerla tan nerviosa pero mientras me alejaba escuche a mis espaldas el ruido de un cachetazo.
Cuando me di vuelta la petisa seguía caminando en mi misma dirección pero el flaco estaba volviendo al bar agarrándose la mejilla. Lamenté haberme perdido el golpe pero no pude contenerme y se me escapó una risa que trate de disimular con una falsa tos.
Me meto al auto y cuando estaba por ponerme el cinturón, la piba me golpea el vidrio. Primero pensé que se había enojado por mi reacción pero aún así bajé el vidrio.
Me preguntó para donde iba y cuando le dije la zona me dice que ella también, si no la podía alcanzar.
Le dije que si y le abrí la puerta. La petisa traía un vestido que era muy corto incluso para ella. Al sentarse se le subió un poco dejando casi toda su pierna a la vista
La verdad no quería mirar de más porque no estaba seguro de su edad y no quería meterme en quilombos con una menor. Como para darle charla le pregunté si no tenía problemas para entrar a un bar a esa hora siendo tan joven y le saqué la primer sonrisa. Me aclaró que tenía 18 años y creo que habrá notado como me alegró oír eso
Empezó a hablar hasta por los codos a toda velocidad. A mi me parecía que la conocía de algún lado. A riesgo de quedar como chamullo clásico le dije que me sonaba su cara de algún lado y dibujando un circulo con su dedo al rededor de su cabeza me dijo que la mire bien. Me dijo que capaz le sonaba de la tele. Entonces me di cuenta, era Angela Torres la actriz
Me sentí medio nabo de no darme cuenta antes pero a ella pareció divertirle la situación como teníamos un buen tramo aproveché su verborragia y le di bastante charla. Me animé a meter algunos piropos. Le dije que en persona era aún más linda que en la tele a lo que respondió con falsa modestia
- eso le debes decir a todas - me acusó
- no conozco muchas chicas de la tele - y le saqué otra risa. Me animé ayudado por el semáforo en rojo a acariciarle la mejilla y pareció gustarle. Al salir y hacer el cambio rocé un poco su pierna y no pareció molestarle tampoco. Jugado por jugado me animé
- Tengo algo para tomar en casa si queres - le ofrecí cruzando los dedos mentalmente. Se mordió el labio inferior de la boca y me respondió
- Bueno dale - para mi alegría. La verdad es que no podía perderme una pendeja como esa.
Llegamos y como todo un caballero la dejé que suba las escaleras adelante. Podía ver ese culito gordo debajo del vestido y con cada escalón que subía se me estaba parando más. Para colmo la guacha subía muy lento. Para cuando entramos a mi departamento puse música en la radio y traje un vino que tenía guardado. Mientras lo estaba destapando en la cocina escucho que me dice que tenía calor desde el living. Grande fue mi sorpresa cuando vuelvo y me la encuentro recostada de costado en el sofá en ropa interior
- que buena estas nena - le dije acariciandole el culo. La petisa no perdía el tiempo y arrancó a tocarme la pija. Lo tomé como un pedido y la saqué del pantalón dejándola a su disposición
Angela la miró y le dio una lamida de punta a punta. Yo me tenté al sentir la lengua de la pendeja y ver esa carita de trola que me hizo. La agarré del pelo y se la hundí hasta la garganta con una leve resistencia. Ya la tenía parada al 100% así que enseguida la petisa se empezó a ahogar y escuchaba las arcadas pero también sentía su boca que me hacía gozar como loco.
Se la seguí metiendo una y otra vez hasta la garganta. Tener a una actriz famosa con mi pija entrando a su cuello era un placer extra. Sabía que no se iba a repetir así que iba a disfrutarla al máximo
Sus labios seguían mamando cuando le solté el pelo aunque dedicaba toda su atención a la punta de mi pija.
Me miraba con cara de nena inocente solo solo que en vez de chupar una paleta tenía mi pija que lamía una y otra vez.
- Como te gusta la pija pendeja - exclamé extasiado por la asombrosa habilidad que mostraba
- Sentate mejor - me sugirió levantándose y dejándome un almohadón del sillón para mi. Terminé de sacarme el pantalón mientras me sentaba y enseguida subió ese diminuto pero excitante cuerpito arriba mío. Con una sonrisa de oreja a oreja tomó mi pija entre sus manitos y mientras me pajeaba la acomodó entre sus piernas. Cuando sentí los labios de esa concha rozada me volví loco.
La perrita empezó a sentarse y meterla bien adentro mientras un suspiro de placer le daba paso a los gemidos. Me agarré de su culo con ambas manos. Lo apreté fuerte y disfrutaba de esa carnosa cola colmando mis manos. La calentona me agarró del pelo y me besó perdiendo toda su lengua en mi boca. Yo empece a moverme rápido para acelerar la cogida. Se soltó el corpiño y le devoré las tetas. Era una joya, ese par de pechos de apariencia adolescente
- Ponete en cuatro perra - le dije sacado por el placer que me daba ese cuerpito. No hizo falta repetirlo. Sumisa como nunca obedeció tal vez movida por la misma excitación. Cuando tuve ese culo Estaba perfecta, sus tetas se veían hermosas y se agarraba las nalgas separandolas para que me la coja bien.
La hice chuparme el dedo mayor y sin mucho tacto se lo entre a meter en el culo haciendo que grite como una puta, me calentaba mucho esa voz gritando de dolor y placer. Mi dedo fue entrando mas y más hasta que ese culo se lo tragó entero.
- Ahora viene lo bueno putita divina - le dije al oído mientras acomodaba mi pija en ese anillo carnoso. Quería que la pendeja no se olvide más de ese polvo así que le empecé a meter con fuerza. Sentía como todo su cuerpo vibraba por la embestida y esa garganta gritaba a más no poder. Mi pija iba abriendose paso en ese culo que apenas se había adaptado al grosor de mi dedo. No podía creer lo rico de ese culo apretado y el placer de hacerla gritar como una bestia
Me afirmé de su cintura y la empecé a reventar a pijasos. Ya sus gritos eran todo el tiempo uno tras otro los cachetes de su cola sonaban contra mi poniendose cada vez mas rojos. Esa pendeja en bolas gritando con mi pija entrando y saliendo de ese colo fue mucho para un tipo como yo. La agarré del pelo y acelere la culeada.
- Queres que te llene el culo de leche putita? - le dije con la voz ronca
- SI acabame toda! - me suplicó. No la hice esperar y la leche empezó a salir como una explosión de placer en ese culo. Le tiré del pelo y la bese con todo mientras le daba lo último que me quedaba en ese orto tan apretado.
Cuando la saqué, la leche empezó a brotar de su culo como si fuera un volcán.
Verla con el culo lleno de mi leche, las nalgas rojas y todo el cuerpo sudado fue el último placer de la noche
4 comentarios - Relato de Famosas: Angela Torres