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Tiernas delicias 4

Adán estaba ansioso por el siguiente fin de semana. Se había prometido, a lo largo de los siguientes días, que sin duda conseguiría el número de Rebeca y le invitaría a tomar un café. Sabia que estaba entrando en terrenos peligrosos al enamorarse de la reina del swinger, pero como sucede con la mayoría de las cosas del corazón, él no podía mandar a sus sentimientos, y le estaba costando horrores olvidar el calor del coño de la mujer, la inocencia servida en su mirada y la pequeña boca que tenía, que necesitaba ser estirada al máximo para poder penetrarla a gusto. Se había masturbado todos los días recordando sus palabras, sus ojos y sus tetas.

— Entonces ¿saldrás de nuevo? — le pregunto Gabriela, mirándole con cierta coquetería. Ella quería pesar el fin de semana con él. Había planeado ir a la playa, como cuando eran niños, y acampar y asar malvaviscos a la luz de una fogata. Claro que ahora ya no eran niños, y las intenciones de Gabriela eran un poquito diferentes, porque pensaba hacer un poco de topless, sólo para llamar la atención de su hermano. Adoraba ver cómo se sonrojaba cuando ella se le insinuaba. Gabriela se alimentaba del deseo que le producía a los hombres, y se sentía a gusto mientras más la quisieran en su cama.
—Tengo otras cosas que hacer.

— Ah… — dijo con cierto desánimo —. Entonces tendré la cena lista cuando vuelvas.
— Te comportas como mi esposa.
Por algo, Gabriela se sonrojó y sintió un agradable calor en su vientre. Tosió para aclararse la garganta y se dio media vuelta, continuando con la limpieza del refrigerador.
— Llévate un suéter, Adán. Probablemente haga frío.
Adán llegó a la fiesta, pensando todavía en que no le recibirían bien. Se le había hecho un poco tarde, por lo que sólo escuchó gemidos cuando atravesó la puerta de la casa y se dirigió al salón de los swinger. Su polla reaccionó de inmediato cuando vio que todos ya estaban desnudos, y los cuerpos tejían una especie de alfombra viviente. Vio pollas erectas, pechos rebotando y mujeres paseándose la lengua por los labios. Empezó a desnudarse y en pocos segundos ya estaba totalmente listo para coger a cualquier mujer que se le pusiera en frente.
Mary se dio cuenta de su llegada y se sacó la polla de su esposo de la boca y gateó hasta él. Recibió nalgadas y cuando estuvo a distancia, tumbó a Adán al piso y le dio la bienvenida con una buena mamada en los huevos. Adán se dejó querer, y agarró un culo que estaba cerca de él. Sofia, la chica que mamaba la polla negra de José, dio un respingo cuando sintió una lengua en su vagina. Miró un poco molesta a Adán, pero la sensación de él abriéndole los labios le gustó, y siguió mamando con fuerza.
Gerardo frunció las cejas. Estaba a punto de eyacular en los labios de su mujer cuando Adán llegó. Su amigo no sólo le estaba quitando la diversión, sino que producía, en los ojos de su esposa, un brillo que a él no le gustaba. Se sintió celoso, y fue en busca de Mónica, que le chupaba la conchita a Estela. Se puso detrás de ella y le dio una fuerte nalgada. Mónica, sin dejar de lamer el clítoris de su amiga, se abrió las nalgas con las manos y le dio permiso al hombre de que la penetrara, cosa que él hizo sin dudarlo.

Mientras tanto, Adán sintió cómo se corría la mujer a la que le estaba lamiendo la vagina. Luego ella se separó y él pudo respirar. Mary se arrastró sobre su cuerpo y le puso las tetas en la boca. El hombre las chupó enseguida, exprimiéndolas con fuerza y besando el espacio entre ambas. Notó el calor de coño de su amiga cuando ésta se sentó y empezó a cabalgarle.
Adán estaba impresionado de la puta de su amiga, pero la verdad él quería ver a alguien más.
— ¿Rebeca ya vino? — le preguntó, amasándole los senos.
— No… ¡ay! No ha llegado —Mauro se acercó y le dio su verga a Mary, que la chupó de inmediato, llenando sus huevos con su saliva.
Maya, la chica que Adán había despreciado, se aproximó.
— ¿Me dejas cogerme a este chico? A ver si ahora sí le gusta una buena mujer.
Mary le contestó.
— Espera un momento. Acabo de montarlo.
— Vamos, hay otros hombres por allá.
Mary sonrió y le dio un sonoro beso a Maya. Desmontó y sin que Adán pudiera siquiera descansar, el delgado cuerpecito bronceado de Maya se sentó encima de él. Su coño era más apretado que el de Mary, así que gimió de gozo.
— Te voy a violar un rato — le rió Maya, pasándose el pelo detrás de las orejas. Se apoyó en el pectoral de su pareja y empezó a mover el culo en círculos. Adán jadeó, maravillado por Maya. La miró a los profundos ojos verdes y la atrajo para besarla.
Maya se sorprendió mucho. Casi nadie le besaba. Normalmente sólo querían cogérsela y ya. La lengua de Adán era deliciosa, y ella correspondió al beso.
De repente notó que su ano se dilataba y miró por encima del hombro.
— ¡Ángel! ¡No!
— Vamos, te haremos un delicioso sándwich.
—¡Dijo que no! — le regañó Adán y se ganó una fea mirada del rubio. Se despidió con una nalgada en las pompas de Maya. La muchacha se giró a su pareja y le sonrió.
— Gracias… siempre quiere meterme en un sándwich.
— No eres una máquina sexual, Maya. Si no quieres, no debes aceptar.
— Te cogeré más rico sólo por decirme eso — declaró la mujer y empezó a mover las caderas con mayor velocidad, haciendo a Adán gemir. A ella le gustaba ver su cuello enrojeciéndose y los fuertes brazos tomándola de las caderas. Se inclinó para volver a besarlo. Disfrutaba de su lengua. Adán era un buen besador.
— ¡Ay! Se me metió el semen en la nariz.
El estornudo causó algunas risas entre los participantes, e hizo que el pecho de Adán diera un brinco. Se inclinó hacia el frente y sus ojos se iluminaron cuando vio a Rebeca, arrodillada delante de José y con lechita escurriéndole de la cara. Una gran descarga de esperma la había tomado por sorpresa, y se limpiaba con una servilleta.
José se rió y se fue a otro lado. Rebeca se quedó solita un segundo, y miró a su alrededor para ver qué otra polla podía chupar. Durante ese momento Adán notó la lujuria creciendo dentro de él. Ella era como una pequeña niña perdida en el parque. Se quitó a Maya de encima, sin saber que producía un golpe feo en el autoestima de la chica al saberse rechazada de nuevo.
A él no le importó. Se aproximó a Rebeca lentamente, pasando entre los demás cuerpos que se retorcían. Rebeca sonrió al verle y le guiñó un ojo. Adán se arrodilló junto a ella.
— Volviste, novato — le sonrió la chica —. No te había visto. Estaba metida entre tanta carne que yo…
— Es mi segunda vez.
— Eso veo… ¿quieres un poco de atención? Recuéstate.
Él lo hizo, y Becca gateó hasta ponerse entre sus piernas. Se pasó el pelo rubio detrás de las orejas, abrazó el pene de Adán con ambas manos y le dio tiernos besitos en el glande. Con los ojos cerrados, rosó toda su lengua por el tronco hasta llegar al saco de los huevos, y se mantuvo allí durante un rato. Sus manitas delgadas acariciaba los fuertes muslos del hombre. Se metió uno de los testículos a la boca y succionó, causándole a su pareja una rica contracción de dolor. Después de eso, sonriendo y mirándole a la cara, escupió sobre la verga y procedió a metérsela a la boca. Le gustó lo que probó. Era una polla voluminosa, de piel blanca y suave. La llevó poco a poco hasta el fondo de su garganta y cuando se estaba quedando sin aire, lentamente se la sacó.

Adán le acarició el cabello y se concentró en mirarla, enternecido. Las otras chicas que le habían chupado la verga no lo hacían con la misma devoción que Rebeca. Se preguntó qué clase de experiencias habría tenido ella para que se le diera tan bien el arte de la felación. Por un segundo, sus ojos se cruzaron con los de ella y le sonrió.
Becca subió por su vientre con rápidos besos y se acomodó a horcajadas sobre él. Adán dirigió su polla a la entrada de su pareja y la penetró con lentitud. Becca cerró los ojos, disfrutando y le mordió el labio inferior al hombre. Éste correspondió, tocándole la lengua con la suya y enfrascándola en un apasionado beso. Luego, rodando, se colocó encima de ella, le levantó los muslos a la altura de los hombros. Ella se acomodó como una gatita y dejó que él la perforara con rápidas estocadas.
Maya, no muy lejos de ellos y arrodillada entre dos hombres, miraba la escena y sintió una punzada en el pecho. Rebeca nunca le había caído del todo bien, y el hecho de que Adán la cambiara por ella no hacía más que hervirle la sangre. Pablo y Esteban se miraron confundidos cuando Maya dejó de comerles la polla, así que ambos le metieron las pijas en la boca. Esto sacó a Maya de su ensimismamiento y empezó a comer alternadamente una verga y luego la otra. Mary gateó hasta ella y se colocó boca arriba. La morena entendió el mensaje, y sin sacarse los miembros, se acomodó sobre la cara de su amiga, de tal forma que ésta pudo comerle el coño mientras estaba en cuclillas y se metía ambas pijas, que ya pronto iban a eyacularle.

José, el negro más atractivo del swinger, se aproximó y le abrió las piernas a Mary. Lentamente le deslizó el miembro y la mujer dio un grito de dolor cuando notó la irrupción. Su respiración se hizo más rápida, pero lo dejó estar, y abrió los muslos para exponer por completo su concha. Las embestidas del negro le quemaban las entrañas y los jugos de Maya resbalaban de su boca con el paso de su lengua. Se dirigió también al pequeño ano y le depositó un beso allí. Esto hizo que Maya riera y mamara con más atención. Finalmente, Esteban soltó abundante leche en la garganta de la morena, que se la bebió toda, y nada más había terminado, cuando el otro hombre también depositó caliente esperma en su interior. Feliz al tener dos corridas resbalando hasta su estómago, Maya se dijo que no dejaría que el rechazo de Adán le afectara. Se colocó como perrita a cuatro patas y llamó a José, para que le rompiera un poco la mojada concha con sus embestidas.
Rebeca ya se sentía rara. Habían trascurrido quince minutos de una constante y rápida penetración. No es que no le gustara, pero por la forma en la que Adán estaba besándola y acariciándola, le dio la sensación de estar haciendo el amor y no teniendo sexo como lo dictaba el manual del swinger.
—Adán, creo que deberías visitar a otras chicas.
— ¿Qué? ¿Te aburrí?

—No, en lo absoluto. Espera, llamaré a Carla. Es una gran mamadora. ¡Carla!
Adán vio que se trataba de una chica con el busto prominente y un tatuaje en la pierna izquierda. Se aproximó sonriente, con unas pequeñas gafas delante de sus ojos verdes. Sus tetas eran más grandes que las de Rebeca, con pezones rosados y pequeños.
Rebeca le indicó a Adán que se pusiera de pie, y éste así lo hizo. Luego, Carla se acostó, apoyándose de los codos para inclinarse al frente y sorber la polla que se le ofrecía. Se la tragó entera, hasta el fondo de la garganta. Adán gimió al ver la gran boca de Carla, tan acostumbrada al sexo oral. Rebeca sonrió alegremente y se posicionó entre las piernas de la mujer. Se relamió los labios y exploró la húmeda vagina de su amiga. Tenía rastros de semen todavía caliente, que ella se aseguró de recoger con su lengua y saborear.
— ¡Mario! — le llamó a un chico, el más joven de todo el swinger. A él se le iluminaron los ojos cuando vio que la reina le hablaba —. Tengo un sitio libre.
Riendo, el pelirrojo se colocó detrás de Becca y le observó las frondosas nalgas, firmes y respingonas. El coño de la mujer se aplastaba como una pequeña almeja, goteando de suaves y dulces líquidos. Se apresuró a abrirle los labios con los dedos y deslizó su verga dentro de ella. Rebeca sintió un rico escalofrío cuando su vagina se amoldó al nuevo miembro, y reanudó sus lamidas constantes, recogiendo los néctares que la excitada Carla producía al comerse la polla de Adán.
El hombre iba a eyacular. Necesitaba hacerlo cuanto antes, pero quería que su semen se lo bebiera el precioso ángel que estaba cerca de él. No lo logró. Cuando Carla le dio una mamada en los huevos, él se corrió y su semen salió disparado y cayó en el rostro de Ximena, una chica poco menos novata que él.
— ¡Oye! — protestó ella, abochornada mientras Alondra le comía la vagina y Carmen le mamaba las tetas.
— Perdón… no fue mi intensión.
Ximena le fulminó con la mirada. Recogió el semen y se lo llevó a los labios, ignorando a Adán y volvió a darse gusto con las dos chicas que le estaban dando placer. Carla rió y se fue a buscar otra pija sobre la qué sentarse.
Adán cayó, rendido y se recostó cerca de Rebeca. La chica sudaba un poco mientras estaba de perrita, con un pelirrojo dándole por detrás. Se preguntó si estaría haciéndole anal, aunque por la velocidad a la que el muchacho le penetraba, lo dudó.
— ¿Te divertiste? — le preguntó Becca.

— Sí. Este sitio es increíble. ¿vienes seguido?
— Sí. Ah, Mario. Un poco más rápido y profundo ¿vale?
— Claro — dijo el chico, y reanudó sus estoques con más intensidad.
— ¿Les enseñas a los novatos? — se burló Adán al ver la dulce mirada de Rebeca.
— Pues… yo aprendí de una forma diferente.
— ¿Cómo?

El corazón de Rebeca se ennegreció un poco y su sonrisa se desvaneció. Recordó gritos, golpes. Sólo la descarga de semen caliente de Mario la trajo a la realidad. Cerró los ojos, disfrutando de las contracciones de la polla y cómo esta dejaba esperma abundante dentro de su útero.
Después de esa follada monumental, Rebeca se encargó de limpiarle el pito a Mario, y cuando el chico estuvo listo y erecto nuevamente, se apresuró a salir de la orgía y fue a buscar su ropa. Esto no lo vio Adán, que en esos momentos realizaba un delicioso 69 con una jovencita llamada Terry, y bebía la increíble cantidad de jugos blanquecinos que goteaban del rico coño de la mujer.
Cuando eyaculó en la garganta de Terry, se levantó y buscó a Rebeca.
— ¿Se fue? — le preguntó a Carla, metida en una doble penetración vaginal. Ella miró su reloj de pulsera.
— Sí. A esta hora tiene unas cosas qué hacer.
Desanimado, Adán fue a buscar su ropa y se vistió. No iba a permitir que el hermoso ángel volviera a escapársele.

7 comentarios - Tiernas delicias 4

Yosoy277 +2
Muy bueno como siempre hermosa, dejo puntos!
hammer30 +1
Gracias!
CA20 +1
que gusto como le hicieron el amor a la reina, hasta ella lo pudo notar jajajaja. Siempre es un placer ellaculativo leerte, cuídate y lindo fin de semana! Abrazo y un besote.
hammer30
jeje muchas gracias. Me alegra qe todavía haya gente que le guste
matyanr19 +1
Muy buen relato como siempre amiga espero la continuación 🙂
hammer30
gracias
matyanr19 -1
+10 puntos te mereces 🙂
hammer30
gracias! perdón por el negativo jeje, se me saltó.
matyanr19
@hammer30 no hay problema jaja descuida
AquiLuis
guuauuuuuuu, genial este adan es una suertudo tremendooooo, que buenos relatos del grupal me encantan, segui así...
geniaaa
caritoydavid
Nos encanta tu forma de escibir uff nos dejas listos para una buena faena