16:40 Whatsapp: "Ya llegué al parque, te espero", -Le escribí después de esperarla 10 minutos, pues la cita era a las 16:30. Quedamos de vernos para comer algo, tal vez inhalar algo de "nieve" y como secreto a voces, tener sexo. Algunos minutos después mi celular timbró, era una llamada entrante con su foto y su nombre: Natalia. Respondí tranquilo, no quería parecer ansioso (aunque de hecho lo estaba). "Hola, ya voy llegando -me dijo su hermosa voz-, ¿Nos vemos en la pizzería?" Yo accedí sin más y caminé hacia el lugar.
Un taxi se detuvo frente a mi, se abrió la puerta trasera y reconocí su pierna saliendo del vehículo, era ella, una imagen grandiosa posaba frente a mi: primero sus tacones negros, sencillos dejaban ver parte de sus pies dignos de un fetiche. Piernas largas y bronceadas, a medio muslo un vestido ajustado, negro, que subía por su figura, la cual realzaba, parecía una diosa, cintura delgada, pecho escotado adornado por dos collares con dijes pequeños, el vestido se sujetaba por dos diminutas tirantas. Estaba más linda y elegante que las otras veces.
-Hola, dije abriendo mis brazos para abrazarla luego que se fue el taxi- Estás hermosa.
-Gracias, respondió ella con una sonrisa y aceptando mi abrazo- tú también, no te había visto de camisa.
Para mi era un alago, aunque no había sido algo explícito, significaba mucho ya que las otras veces no había recibido ningún cumplido.
La pizzería era un lugar insignia, muy reconocido, con un ambiente joven, apenas para nosotros. Durante la cena no dejamos de reír, coincidíamos miradas y creo que por primera vez, había algo de química.
Al salir fuimos al parque, ambiente joven, universitario, un plan interesante, pero definitivamente no era para parejas, sin embargo, decidimos tomarnos una cerveza.
A mitad de la primera cerveza el coqueteo iba y venía, sabía que tenía que hacer algo, era mi momento.
-¿Sabes? para ser un martes creo que el atardecer pinta especial -le decía mirándola a los ojos-, comí en mi pizzería favorita, me estoy tomando mi cerveza favorita y estoy con una gran compañía.
Antes de que ella pudiera decir algo me acerqué a ella y con una mano en su cintura , la besé, ella correspondió y fue un beso lento pero apasionado, seguro, firme. Luego ella sonrío, le dio un sorbo a su cerveza y tomó mi mano:
-¿Sabes? también es un buen martes para mi, creo que estoy con una persona que me hace sentir especial.
La cerveza se acabó y después fueron dos o tres mas, en medio de una charla llena de risas, besos y algo de pasión que iba creciendo con el pasar del tiempo. Le ofrecí -aunque sabía que sonaría atrevido- ir a mi casa. Esperaba una respuesta negativa o un tal vez por mucho, pero accedió sin peros. Seguimos besándonos, nos terminamos la cerveza y paramos un taxi.
El camino fue igual a la estadía en el parque, besos risas y más, sin embargo, saqué un papel, mi cédula y le ofrecí algo de cocaína. Con su cabeza dijo que sí e hicimos la operación antes de bajarnos del taxi frente a mi casa.
Al entrar a mi cuarto le ofrecí sentarse en el sofá mientras yo llevaba unas cervezas. Al volver la vi sentada con la pierna cruzada... ¡Qué mujer! me senté a su lado y le brindé la cerveza. Después de unos sorbos:
-¿Me podrías dar más... "nieve"? dijo con una sonrisa algo tímida.
-Claro, le respondí mientras buscaba la bolsita. Al prepararlo le ofrecí dos líneas un poco grandes y las inhaló sin problema, mi turno fue igual.
Estás más hermosa ahora... le dije volviéndola a besar, mano a la cintura y ella dejó su bebida en el piso, luego consintió mi cabello recostándose en el sofá y comenzó la faena.
La seguí besando mientras mis manos ahora recorrían sus piernas por debajo del vestido, ella levantó su pierna y me hizo las cosas más fácil. Muslo, nalga con dirección hacia su centro... me encontré con una textura bastante suave, humedecida ya por sus fluidos, una tanga. Bajé besando su cuello y su pecho, posé, en ese momento una mano en sus senos y seguí bajando mordiendo el vestido hasta su final, que ya no era en sus piernas sino en su tanga. Color negro, un hilo muy delgado recorría su cadera y se convertía en una transparencia con un diminuto moño rojo. La descripción sobra, porque lo primero que hice fue quitarla, mi lengua comenzó a hacer su juego con una vagina muy húmeda, totalmente depilada y rosadita. Sus fluidos me encantaban. mis dedos y mi lengua hacían de esa vagina elementos para deleitarme de semejante manjar, mientras mi otra mano jugaba con uno de sus pezones.
Algunos pequeños gemidos después ella me pidió algo más de "nieve" (como ella le llamaba), volteé a buscarla y ella se movió hacia la cama, en el camino su vestido estorbó, se recostó. Me fui a la cama y me senté frente a ella, que ya estaba totalmente desnuda, me quité la camisa frente a ella y coloqué dos líneas de cocaína en sus senos, una en cada uno e inhalé, posteriormente ella hizo lo mismo en mis pectorales luego de yo acostarme. Me quitó el pantalón y por unos breves segundos me hizo un oral, se sentó encima mío y cabalgaba como la yegua más loca, drogada y experimentada de todo el pueblo. Gemía me aruñaba, yo la nalgueaba y no quería bajarse. Entonces después de tanto placer, me senté, quedamos frente a frente y poco a poco la fui acostando quedando yo arriba, subí sus piernas y le daba como loco, apretaba sus senos casi que arrancándolos. Después de varios gemidos y de sentir todos sus fluidos en mi cuerpo la hice girar quedando boca abajo, tomé sus manos y las puse a la altura de su cabeza, amarradas por las mías... Con sus piernas juntas y las mías a su alrededor la penetré sin soltarla, mi cuerpo y el suyo sonaban como la melodía más pasional, con el canto de sus gemidos, fue un momento bastante excitante, luego saqué mi verga y mi semen recorrió toda su espalda, una nalgada y caí acostado a su lado. Nos dormimos así.
En la mañana se vistió, me besó y se fue.
08:30 Whatsapp recibido: "Fue una buena noche, ojalá se repita, beso, buen día"
Un taxi se detuvo frente a mi, se abrió la puerta trasera y reconocí su pierna saliendo del vehículo, era ella, una imagen grandiosa posaba frente a mi: primero sus tacones negros, sencillos dejaban ver parte de sus pies dignos de un fetiche. Piernas largas y bronceadas, a medio muslo un vestido ajustado, negro, que subía por su figura, la cual realzaba, parecía una diosa, cintura delgada, pecho escotado adornado por dos collares con dijes pequeños, el vestido se sujetaba por dos diminutas tirantas. Estaba más linda y elegante que las otras veces.
-Hola, dije abriendo mis brazos para abrazarla luego que se fue el taxi- Estás hermosa.
-Gracias, respondió ella con una sonrisa y aceptando mi abrazo- tú también, no te había visto de camisa.
Para mi era un alago, aunque no había sido algo explícito, significaba mucho ya que las otras veces no había recibido ningún cumplido.
La pizzería era un lugar insignia, muy reconocido, con un ambiente joven, apenas para nosotros. Durante la cena no dejamos de reír, coincidíamos miradas y creo que por primera vez, había algo de química.
Al salir fuimos al parque, ambiente joven, universitario, un plan interesante, pero definitivamente no era para parejas, sin embargo, decidimos tomarnos una cerveza.
A mitad de la primera cerveza el coqueteo iba y venía, sabía que tenía que hacer algo, era mi momento.
-¿Sabes? para ser un martes creo que el atardecer pinta especial -le decía mirándola a los ojos-, comí en mi pizzería favorita, me estoy tomando mi cerveza favorita y estoy con una gran compañía.
Antes de que ella pudiera decir algo me acerqué a ella y con una mano en su cintura , la besé, ella correspondió y fue un beso lento pero apasionado, seguro, firme. Luego ella sonrío, le dio un sorbo a su cerveza y tomó mi mano:
-¿Sabes? también es un buen martes para mi, creo que estoy con una persona que me hace sentir especial.
La cerveza se acabó y después fueron dos o tres mas, en medio de una charla llena de risas, besos y algo de pasión que iba creciendo con el pasar del tiempo. Le ofrecí -aunque sabía que sonaría atrevido- ir a mi casa. Esperaba una respuesta negativa o un tal vez por mucho, pero accedió sin peros. Seguimos besándonos, nos terminamos la cerveza y paramos un taxi.
El camino fue igual a la estadía en el parque, besos risas y más, sin embargo, saqué un papel, mi cédula y le ofrecí algo de cocaína. Con su cabeza dijo que sí e hicimos la operación antes de bajarnos del taxi frente a mi casa.
Al entrar a mi cuarto le ofrecí sentarse en el sofá mientras yo llevaba unas cervezas. Al volver la vi sentada con la pierna cruzada... ¡Qué mujer! me senté a su lado y le brindé la cerveza. Después de unos sorbos:
-¿Me podrías dar más... "nieve"? dijo con una sonrisa algo tímida.
-Claro, le respondí mientras buscaba la bolsita. Al prepararlo le ofrecí dos líneas un poco grandes y las inhaló sin problema, mi turno fue igual.
Estás más hermosa ahora... le dije volviéndola a besar, mano a la cintura y ella dejó su bebida en el piso, luego consintió mi cabello recostándose en el sofá y comenzó la faena.
La seguí besando mientras mis manos ahora recorrían sus piernas por debajo del vestido, ella levantó su pierna y me hizo las cosas más fácil. Muslo, nalga con dirección hacia su centro... me encontré con una textura bastante suave, humedecida ya por sus fluidos, una tanga. Bajé besando su cuello y su pecho, posé, en ese momento una mano en sus senos y seguí bajando mordiendo el vestido hasta su final, que ya no era en sus piernas sino en su tanga. Color negro, un hilo muy delgado recorría su cadera y se convertía en una transparencia con un diminuto moño rojo. La descripción sobra, porque lo primero que hice fue quitarla, mi lengua comenzó a hacer su juego con una vagina muy húmeda, totalmente depilada y rosadita. Sus fluidos me encantaban. mis dedos y mi lengua hacían de esa vagina elementos para deleitarme de semejante manjar, mientras mi otra mano jugaba con uno de sus pezones.
Algunos pequeños gemidos después ella me pidió algo más de "nieve" (como ella le llamaba), volteé a buscarla y ella se movió hacia la cama, en el camino su vestido estorbó, se recostó. Me fui a la cama y me senté frente a ella, que ya estaba totalmente desnuda, me quité la camisa frente a ella y coloqué dos líneas de cocaína en sus senos, una en cada uno e inhalé, posteriormente ella hizo lo mismo en mis pectorales luego de yo acostarme. Me quitó el pantalón y por unos breves segundos me hizo un oral, se sentó encima mío y cabalgaba como la yegua más loca, drogada y experimentada de todo el pueblo. Gemía me aruñaba, yo la nalgueaba y no quería bajarse. Entonces después de tanto placer, me senté, quedamos frente a frente y poco a poco la fui acostando quedando yo arriba, subí sus piernas y le daba como loco, apretaba sus senos casi que arrancándolos. Después de varios gemidos y de sentir todos sus fluidos en mi cuerpo la hice girar quedando boca abajo, tomé sus manos y las puse a la altura de su cabeza, amarradas por las mías... Con sus piernas juntas y las mías a su alrededor la penetré sin soltarla, mi cuerpo y el suyo sonaban como la melodía más pasional, con el canto de sus gemidos, fue un momento bastante excitante, luego saqué mi verga y mi semen recorrió toda su espalda, una nalgada y caí acostado a su lado. Nos dormimos así.
En la mañana se vistió, me besó y se fue.
08:30 Whatsapp recibido: "Fue una buena noche, ojalá se repita, beso, buen día"
1 comentarios - Natalia y nieve. (Primer post)