Vacaciones en Cancún 4
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Me había levantado temprano porque tenía otra de las excursiones programadas. Pero lo increíble era como me había levantado, después de la noche que había pasado, me levante con una erección fuera de lo normal. No sabía si se decía al clima, a la alimentación o simplemente que mi cuerpo pedía más.
Antes de salir me encontré en el hall con Matias y Valentina, ella seguía con no muy buena cara. Habían decidido adelantar el regreso, porque ella no acababa de ponerse bien. Me dio mucha pena, porque eran una pareja muy maja. Matias me dijo que en recepción me habían dejado un sobre con sus datos, para que, si me apetecía seguir en contacto y yo les dije que por supuesto, dándole allí mismo mis datos.
La excursión de ese día tenía una duración de más de 24 horas, por lo que no pernoctaría esa noche allí. Algo que de saber cómo habían ido las cosas, no sé si la haría, pero también es cierto que me apunte porque me gustaba conocer cosas de la historia mexicana. Fue cansada pero muy gratificante. No fueron ninguna de mis “amigas” por lo que fue de lo más tranquilo.
Regresamos a mitad de tarde del día siguiente. Y no me había “relajado” seguía con ganas de marcha. Subir pido a mi habitación, me cambia y baje a dar una vuelta por la piscina. Pude ver todo lo que me interesaba allí. Por un lado, estaban Félix y Elena, que hicieron como si no me vieran. Manoli y Carmiña que estaban por una vez con sus maridos y me dedicaron una amplia sonrisa, que fue correspondida por mi parte. En otro lado estaban Gloria y Martin, la pareja mexicana, que él me hizo una seña con la mano en forma de saludo. Pero muy cerca de donde yo me había puesto, estaban los suecos, ella tumbada boca abajo como si estuviera dormida, que estaban en la zona de sombra y el marido leyendo un libro. Pero a ella se le veía un culo precioso, ya no tan colorado como en días anteriores y se podían apreciar dos nalgas muy bien puestas.
Juan Diego y yo estuvimos hablando de la excursión que hice, luego me conto otros sitios para ver, pero ya tendría que ser en otro viaje. Luego me estuvo contando cotilleos de algunas mujeres, pero como no me contaba nada de los suecos ni d los mexicanos, al final le pregunte directamente. Él me decía que los había visto muy tranquilos, que no les había visto nada raro, pero me dijo que las mexicanas son de sangre muy caliente. Utilizando una expresión de su tierra que yo no entendí y entonces me lo explico. Me dijo que esa era mucha mujer para tan poco hombre, que seguro que no le daba lo que necesitaba y que su paisano seguro que lo entendía. Yo me reí y le dije que, si era por su experiencia o por psicología, el con la misma broma, me dijo, que, si no, porque indagaron sobre mí y ayer y esta mañana le volvieron a preguntar por si ya me había ido. Yo le dije, que, si habían preguntado los dos y él me dijo que no, que él se acercó a tratar de sonsacarle y le dio una buena propina.
De cómo estaba yo sin necesidad de más, pero después de estar viendo ese esplendoroso culo de la sueca, de lo que me contaba Juan Diego, de mis maduritas mirando todo el tiempo, mi polla me iba a estallar. Con disimulo le hice una seña a Manoli y Carmiña, para que fueran a otro sitio, pero las dos se reían y señalaban a sus maridos. Eso me daba a entender que no estaban con remordimientos ni historia y que si se daban las circunstancias podríamos volver a disfrutar. Veo que Elena se pone de pie y se coloca un pareo en la cintura, creo que se van a ir, pero me equivoco, va hacia los aseos. No me lo pienso, le digo a Juan Diego que ahora mismo vuelvo y me voy para los servicios, entrando casi a la misma vez que Elena, que no me ha visto, pero en vez de entrar al de hombres, me meto tras ella, que en un principio se asusta, pero antes de que pueda reaccionar, estamos metidos en uno de los habitáculos de los aseos.
Ella me dice en voz muy bajita, que allí no se puede y que lo mismo Félix me ha visto venir para aquí y que está muy celoso, que tiene un ataque de cuernos bestial. Pero mientras ella me está diciendo esto, ya la he quitado el pareo y una de mis manos está entre sus muslos. Sigue insistiendo que es un disparate, que cualquiera puede entrar y pillarnos, no ya solo su marido. Cuando logro apartar un poco la braguita dl bikini y acaricio su coñito, que ya está húmedo, ella me muerde el labio inferior, ya no protesta y me empieza a tocar, ahora lo que me dice, que tiene que ser muy rápido, me siento en el inodoro y ella se quita velozmente la braguita del bikini. Agarra la polla y la coloca para sentarse en ella, oímos entrar a gente, nos besamos y noto como se la va clavando, todavía no está todo lo lubricada que tendría que estar, cuesta que entre, pero ella no se amilana y se la mete hasta el fondo. Deja sus tetas al aire y lleva mi cabeza a una de ellas, se las lamo y mordisqueo su pezón, apretándolo fuertemente con mis labios, ella me muerde el hombro, para evitar que se le oiga, mientras con mis dedos follo su culito y voy notando como se va tensando, hasta que estira las piernas y se aprieta más contra mi pelvis, volviéndome a besar con una calentura total, corriéndose muy a gusto.
Se levanta, tiene la cara congestionada, me dice que me ponga de pie y ella se sienta, me mira provocativamente y me dice… “Hazte una paja y lléname la boca, que tu tardas mucho en correrte, que luego quiero que veas como beso al cornudo de mi marido sin limpiarme la boca” esta excitada al máximo, me hice una paja y cuando estaba a punto, la acerque a su boca y ella se la metió, terminando ella de hacerme la paja y llenándole bien llenada su boca. No dejo escapar nada. Nos vestimos y ella salió primero. Cuando ella llego a donde su marido él le dijo algo y ella se tocó la barriga como diciéndole que le dolía o algo similar. Pero cuando se sentó le dio un buen morreo y se tumbó.
Me supo a poco el “encontronazo” con Elena. Estaba claro de que necesitaba más. Ahora la sueca se dio la vuelta, hablo con su marido, que bajo el libro le contesto algo, me dio la sensación que me miro de reojo, disimulando, pero era una percepción mía. Ella se colocó bien y el marido llamo a un camarero le señalo algo en la carta y al rato regreso con lo que parecía una bebida exótica, le pregunte a Juan Diego si era un zumo y el sonriendo me dijo que sí, pero muy cargado de ron blanco. Me fije que lo bebía aspirando de dos pajitas y mientras lo hacía me miraba, era como si me estuviera analizando o algo parecido. Pero yo también la miraba.
En un momento dado y como el marido no me podía ver, levante mi vaso e hice como si brindara con ella, simplemente me sonrió de una manera especial. Volvió a hablar con su marido, pero como no se movió, no creía que le hubiera dicho algo de mí. La gente ya empezaba a marcharse y eso mismo hizo el sueco, cerro su libro, se levantó acaricio la cabeza de su mujer y le dijo algo en voz baja, marchándose solo. Mientras le veía retirarse, mi cabeza se puso a funcionar, para ver cómo podía hacer para entenderme con ella, lo único que podía hacer era esperar que ella entendiera el inglés, que yo me defendía bastante bien en aquella época, ya que además de estudiar en la universidad, estudiaba a parte inglés.
Me acerque y me senté cerca de ella, pero sin invadir su espacio y me puse a hablar en inglés con ella, por la atención que prestaba me di cuenta de que me entendía, pero veía que se estaba aguantando la risa, eso me hizo dudar de que me estuviera expresando bien, hasta que ella sin poder evitarlo, se puso las dos manitas en su boca y se reía a gusto, como es natural corte la conversación, esperando que me dijera en donde estaba metiendo la pata con mi inglés.
Paro de reírse y su cara era bellísima, me miro y en un español con algo de acento me hablo…
-Perdóname, hablo tu idioma.
-Ya lo veo y bastante bien. ¿Dónde lo aprendiste?
-En el Instituto Cervantes en Estocolmo y luego 16 meses que pase en España. Por eso viajamos mucho a países en donde se hable español. Aunque mi marido no lo hable, es un capricho mío. A todo esto, yo me llamo Moa y mi marido Filip.
-Que mal educado he sido, yo me llamo Carlos. Y disculpa también mi atrevimiento por sentarme aquí, no quiero que tu marido se pueda molestar si me ve.
-Jajaja… no hay problema. Se ha ido para que te pudieras acercar, porque le he dicho que cuando se fuera seguro que te acercabas.
-Ahora dime que eres adivina.
-Jajaja… lo soy.
- ¿Si? Pues dime lo que estoy pensando.
-Piensas lo mismo que yo y también que hago yo con un hombre mayor.
-Pues no creo que pienses lo mismo que estoy pensando yo y lo de la edad de tu marido me da igual, ni me lo he planteado. Pero no es muy frecuente encontrarse a una mujer tan directa, lo digo por lo que me has dicho que le dijiste a tu marido.
-Jajaja… es porque no hay mucho tiempo, mañana por la mañana nos vamos y la última vez que te vi, estabas muy ocupado con dos mujeres, que me pregunto quién salió vencedora, jajaja…
- ¿Y ahora qué?
-Pues si te parece bien, podías cenar con nosotros.
-Por mi perfecto.
- ¿Dentro de una hora y media en el italiano?
-Allí estaré puntual.
Se levantó y se fue, me dio la sensación de que movía más el culo de lo normal, antes de salir de la piscina giro la cabeza sonrió y se colocó un pareo en la cintura. Todo el cuerpo se me alegro, porque estaba seguro de que sería el principio de una buena noche. Una vez en mi habitación y antes de bajarme a cenar, además de asearme como es normal, elegí cuidadosamente la ropa que me iba a poner. Mientras lo hacía trate de pisar con los pies en el suelo, me imaginaba que todo dependía bastante del desarrollo de la cena y también pensé, que lo mismo el, sabia también español, algo que tampoco me extrañaría, porque esto de mantener relaciones con parejas, uno se llevaba muchas sorpresas.
Bajé con antelación y cuando ya estaba abajo, me encontré con Juan Diego que se marchaba ya, había terminado su larga jornada de trabajo. Le pare un momento y esta vez fui muy directo, porque quería saber si el sueco sabio español. Él me dijo que no lo creía, porque siempre que pedía algo si estaba solo, era señalándolo en la carta, salvo que estuviera la mujer que entonces lo pedía ella, pero que le pasaba con todo, en recepción, restaurantes, cafeterías… por eso me decía que lo dudaba.
Cuando llegué al restaurante y entre con la intención de quedarme en la barra hasta que llegaran, vi que ya estaban sentados, habían sido más rápidos que yo. Me acerque un poco cortao por llegar el ultimo. El cuándo me vio se levantó muy cortésmente, ella nos presentó diciendo “Carlos… Filip” y luego cuando se dirigió al marido lo único que entendí fue “Carlos”.
La cena era complicada, porque hablábamos ella traducía lo que yo decía, él hablaba ella me tenía que traducir. Se me hacía pesado. Pero además es que a ella la veía muy fría, no sé si por la situación o por qué. Sería cuestión de esperar lo que sucedía después de cenar, porque tenía claro una cosa, si veía que eso no tenía recorrido, me disculparía y me marcharía.
Fuimos a tomar una copa a uno de los pub. Menos mal que estaba cerca porque el silencio estaba enfriando el momento. Cuando entramos en el pub, los recibieron con mucha atención, lo que me decía que habían estado visitando mucho es pub. Cuando nos sentamos, lo hicimos en unos sillones cómodos. No lo había dicho, ella llevaba un vestido blanco, muy ajustado, parecía una segunda piel. Dejando ver perfectamente sus muslos, ya que Era muy corto. Cuando se sentó, tiro un poco del vestido, pero yo me dije, que de donde no había por mucho que estirase… se le veía todo perfectamente.
Se acercó la misma persona que no saludo tan amablemente y pregunto si querían lo de siempre, ella dijo que sí. Al momento apareció de nuevo trayendo una botella de Abosult Vodka, era de color trasparente, mi ignorancia en el alcohol, me llevo a hacer un comentario sobre Rusia. Ella dijo algo a su marido que se sonrió y me dijo algo que no entendí. Ella me lo tradujo… “El Abosult Vodka es una bebida de raíces suecas. Antes de que se fuera el camarero que había dejado tres vasos y se iba. Pidiéndole una bebida típica de allí sin alcohol.
La música que sonaba era jazz, había un grupo en vivo. Filip degustaba su bebida y escuchaba al grupo como si estuviera en trance. La verdad que el inicio de la noche no era como yo lo había pensado en la piscina. Ya estaba pensando que en cuanto acabara mi bebida me marcharía. Ella llevaba ya bebida dos copas y no dejábamos de mirarnos, para no alzar mucho la voz, ya que el silencio era sepulcral, me levanté y me senté a su lado, ya iba dispuesto a despedirme, cuando ella me dijo…
- ¿Te preguntaras el por qué te invitamos a cenar?
-Ya no sé qué preguntarme.
-Espero que no te escandalice. Yo amo mucho a mi marido, los dos sabemos que tengo necesidades que él no puede cubrir. Tenemos un acuerdo y ese acuerdo es que de vez en cuando yo puedo tener un affaire. Desde que te vi me gustaste y ahora el resto depende de ti. Si te quieres ir, lo entenderé. Porque ya sé que lo mismo te suena escandaloso o nunca te has visto en algo así. Bueno o lo mismo no te gusto.
-Sabes de sobra que me gustas, sabes que he observado tu cuerpo con detenimiento. Y no me escandaliza para nada esto, porque no es mi primera vez.
-Menos mal, que, si no, me hubiera quedado… ¿Y qué es lo que más te ha gustado de mí?
-En general todo, no hay nada que desmerezca, pero soy un fanático de los culitos y el tuyo… ya lo sabrás tu muy bien.
-Yo no, que es lo que tengo que saber. (Ahora si era la de la piscina, caliente y provocadora)
-Pues que lo besaría, lo lamería, lo comería y luego… te lo follaria. (todo esto se lo dije con mi boca pegada a su oreja)
-Que atrevido.
-Lo mismo no te gusta y tampoco te gustaría como soy en la cama.
-Yo no he dicho que no me guste y cómo eres en la cama, como tú dices.
-Depende de la mujer.
-Pues por ejemplo conmigo.
-Pues te trataría con ternura, para luego ser salvaje contigo y si te portaras mal, te azotaría ese culito hasta que me pidieras perdón.
Ella miro para todos los sitios y me agarro una mano metiéndola debajo de su vestido, estaba muy mojada. Para luego quitármela rápidamente. Diciéndome… “Mira como me has puesto y eso que todavía no hicimos nada” se dirigió al marido y le dijo algo, el respondió y ella se levantó, me dijo tenemos una hora, no la desaprovechemos. Le dije que seguro que nos faltaba tiempo y cuando ya nos íbamos oí como él decía Moa y esta se paró, él se levantó y hablo con ella, se quedó un poco seria y me pregunto… “A Filip le gustaría estar presente… ¿te importaría?” y le dije que me daba igual, su cara se volvió sonriente y Filip se fue a pagar. Ya que, aunque todo estaba incluido, ese tipo de bebidas no. Pero eso sí, le dije que cuando estuviéramos juntos solo se hablaría en español, salvo cosas puntuales y ella me dijo que conforme.
Yo me iba a ir con ellos, cuando Moa me dio el número de su habitación y me dijo que en 15 minutos. Que ha Filip le gustaba ser muy discreto en estas cosas. Lo respete y dije que en 15 minutos estaría allí. Más o menos pasado el tiempo indicado subí. Me abrió la puerta el marido, que entre palabras y señalándome un sitio, nos fuimos a sentar y el señalando su reloj de pulsera me indico que unos 5 minutos con la palma de la mano abierta. Vi cómo se abría la puerta del baño y salía Moa, con medias blancas, tanguita blanca y sujetador blanco, todo ello trasparente. Cuando llego al centro de la habitación se dio la vuelta, el tanga por detrás era un pequeño triangulito en la parte de arriba, dejando ese culito a nuestra vista que, al llevar tacones, lo realzaba de una manera espectacular. Luego lo movió suavemente de una manera cadenciosa. Agachándose sin doblar las rodillas y esa imagen, por lo menos a mí me hizo que la polla casi me reventase.
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Se puso de rodillas, a cuatro patas y me estaban entrando ganas de follarmela así mismo, pero quise saber que más iba a hacer. Se fue girando, gateando. Hasta quedar de cara a mí. Me miraba de una manera que me derretía. Fue acercándose poco a poco, hasta que llego a mí. Sin tocarme, solo con la boca, me mordisqueo mi polla por encima de mi pantalón. Su siguiente paso fue desabrochar mis pantalones y aunque le costó saco mi polla, se le escapo una expresión y mirando a su marido le dijo algo, que rápidamente ella me dijo que le había dicho que era más grande de lo que habían calculado.
Ahora me ayudo a quitarme los pantalones y la ropa interior. Mientras ahora ya me lamia la polla, me termine de desnudar yo sin necesidad de levantarme. Ella cuando se metía la polla en la boca me mira desafiante a los ojos. Ya era el momento de tomar el control, le quite y la hice ponerse de pie, la desnude completamente, le dije que fuera a la cama, ella se puso de rodillas provocándome con su culito, me agache y metí mi lengua por detrás, le comía la entrada de su coñito hasta su culito, ronroneaba como una gatita. Mientras le tocaba su clítoris y empezó a dejar de ronronear para empezar a gemir. Dijo varias palabras en sueco, no le entendí, pero su tono era de excitación. Le di un par de buenos azotes en su delicado culo y me decía que había sido muy, muy mala.
Le di unos azotes más y luego me incorporé para follarmela, cuando estaba en cuclillas para metérsela, el marido dijo algo con voz firma y ella me dijo que me tenía que poner condón. Me tuve que levantar e ir a por mis pantalones, mientras ella aprovecho para coger algo y dejarlo junto a la almohada. Ya me lo puse y no espere mas la folle con ganas, ella solo gritaba, el marido volvió a hablar y ahora era ella la que contesto de malas maneras. Le pregunte y ella me dijo… “Decía que nos quedaban diez minutos y le he dicho que o se calla o se va, pero tu sigue que me estas dejando muy bien” mis embestidas cada vez eran más profundas y más fuertes, ella cada vez se movía mas y me pedía que por nada del mundo me parara y se empezó a correr, cuando creía que ya había terminado empezó otra vez y lo hizo varias veces más seguidas, hasta que se dejó caer en la cama y yo detrás sin sacársela, dio un fuerte suspiro y me dijo… “Lo que me hubiera gustado notarla sin protección, si no hubiera estado el…”
Sin decir nada ella me paso lo que había dejado debajo de la almohada, era lubricante, lo abrí y dejé caer sobre la rajita de su culito, para luego ir metiéndolo con mis dedos en su culito. No costaba que entrara, pero tampoco estaba fácil. Ella metió una mano por debajo y empezó a tocarse el clítoris, mientras yo la follaba con los dedos, volvía a ronronear, lo hacía de una manera muy particular. Cuando me empecé a untar la polla de lubricante, el pesado del marido se acercó para decirle algo y ella sin dejar de tocarse, le dijo algo, que por la cara de él no le debió hacer mucha gracia. Le volví a preguntar y me dijo que su marido le decía que era muy grande, que la haría daño y ella le respondió que no se preocupara que tiempo de echarse para atrás había. Yo le dije de dejarlo para que no se incomodara y ella me dijo que para una vez que pillaba algo así, lo probaría sí o sí.
Bueno puita prepárate que te voy a romper ese culito. Ella en vez de enfadarse me dijo que a que esperaba. Fui decidido a meterla, pero no quise ser bruto de momento y lo empecé a hacer con sumo cuidado, notaba como ella no se quejaba, pero notaba sus esfuerzos para recibirla, se le notaban ganas, le preguntaba que tal y ella con voz entrecortada me decía, que impresionaba como notaba que se iba abriendo paso, pero que era un gusto. Me dijo que se venía otra vez, la paja que se hacía estaba dando su fruto y cuando empezó a correrse se la termine de meter, que manera de gritar, se mezcló todo y fue la corrida más exagerada que había visto jamás, la manera que tenia de mover el culo no era normal.
Antes de empezar el marido dejo claro que nada de correrme dentro de ella o en su boca, algo que yo había aceptado. Movía tan magistralmente el culo que yo estaba cerquita de correrme, como una vez que empezara no me pararía, hice amago de salirme y ella me dijo que no. Entonces le avise de que estaba a punto de correrme y ella me dijo que pasara de todo que me corriera dentro de su culo, que quería notarlo. Y le hice caso, empecé a embestirla más fuertemente y gritamos los dos cuando le llené el culo, nos quedamos totalmente satisfechos los dos.
El marido se puso ya muy pesado y ella dijo que me tendría que marchar, le dije que se poda venir para mi habitación, que quedaba mucha noche por delante, ella con una sonrisa me dijo que no le tentara. Fui al aseo a limpiarme y oía como hablaban los dos, el tono era como un poco alterado. Pero bueno, que le íbamos a hacer. Cuando salí del baño, el marido se metió en el y ella se quedó allí desnuda para despedirse. Cogió un papel y escribió su dirección de correo y el número de su teléfono móvil. Nos despedimos con un beso muy prolongado y caliente, como seguíamos desnudos los dos, se me empezó a poner dura otra vez la polla y cuando estuvo a tope otra vez, ella se la puso entre sus piernas, haciendo los dos un vaivén, lo que hizo que ella se pusiera otra vez muy cachonda. Le hice apoyarse sobre una mesa que había y desde atrás se la metí sin condón ni nada, ella me decía que más rápido, me metía prisa y la folle con rabia hasta que se volvió a correr.
Me dijo que me fuera y ni me despedí de Filip, aunque imagine que él no tenía tampoco muchas ganas. Como seguía caliente, me fui por la sala de fiestas por si encontraba a Félix y Elena o a Martin y Gloria, pero mi gozo en un pozo, no vi a ninguna de las parejas, por lo que después de estar un rato me fui a dormir.
A la mañana siguiente me dio la sensación de estar muy vacío el hotel. Pero cuando se lo comenté a Juan Diego me dijo que no era una sensación, que se había ido mucha gente, pero que en unas horas volvería a estar lleno. Me fui hacia la zona del spa, ya que estaría vacía y sería una gozada sin tanta gente pululando. Me dieron un masaje revitalizante, no tuve ni que esperar. Luego una sauna, la piscina de chorros y de vuelta a la sauna. Ya estaba a punto de marcharme cuando aparecieron Gloria y Martin.
Venían con albornoz los dos y cuando se los quitaron, ella me defraudo mucho, porque en vez de los bikinis provocativos de otros días, llevaba puesto un bañador, fue una desilusión. Me saludaron y nos quedamos metidos en una especie de jacuzzi. Ella seguía con esa mirada penetrante, pero hablar hablaba poco, él hablaba por los dos. Gloria se fue a que le dieran un masaje y nos quedamos Martin y yo solos.
- ¿Cuánto lleváis casados? (pregunte yo)
-Ya va para 15 años.
-Muchos años ya, ¿Tenéis hijos?
-Tres.
-Pues no te molestes, pero tu mujer está muy bien para haber tenido tres hijos. Tienes mucha suerte. (Lo dije intencionadamente para darle la oportunidad de enfadarse conmigo o para que él se soltara por si querían algo)
- ¿De verdad ves bien a mi mujer? Y… ¿Cómo de bien?
-Es verdad lo que he dicho y no te digo como de bien porque lo mismo te podrías enfadar.
-Yo no me enfadare…
-Pues que esta para darse un festín…
- ¿Cómo que un festín? (Era el momento preciso, ahora saldríamos de dudas)
-Si hombre, que me la comería enterita mientras tu mirabas. Porqué me da que tiene que ser muy fogosa y tú no puedes con ella. (Me quede mirándole para ver su reacción, ya que se quedó callado y un rato después hablo)
-Eres listo para ser tan joven. ¿Se ha notado mucho?
- ¿El qué?
-Pues que ando buscando un macho para mi esposa.
-Eso lo tengo claro porque tampoco es raro. Lo que no tengo claro es que tu mujer este por la labor.
-Ella es que es muy tímida, pero una vez que se pone es muy caliente y obediente.
-Pues hagamos una cosa, en vez de irnos a la playa, vamos a mi habitación.
-No sé lo que dirá ella.
-Pues esperemos.
No sé porque, pero mi intuición me decía que ella nada más ver a su marido sabía que habíamos hablado de algo, porque la cara de él era como la de un niño pequeño cuando hizo algo que no debía. Como nadie decía nada, inicié yo la conversación y lo hice dirigiéndome a ella.
YO -Ya me ha dicho tu marido que eres muy fogosa y que te está buscando un macho. (Con esto esperaba una reacción de ella, por si era cosa sola del marido o de los dos)
GLORIA-Menudo pendejo que es. Es que está empeñado que le ponga los cachos.
YO- ¿y eso?
GLORIA-Es que es muy ardiente, pero el pobre dura poco.
MARTIN-Es que no puedo evitarlo.
GLORIA-Calla ahora. Que está empeñado en hacerme el culo y se le va, le falta fuerza. (Ahora si estaba habladora y suelta)
MARTIN-Pero ya te lo hice con otra cosa.
YO-Pero no es lo mismo, con una buena polla que con algo artificial y con el culazo que tiene tu mujer es un desperdicio no hacérselo en condiciones. (LA mirada de ella ahora era de calentura total)
GLORIA-Es que eso es muy frio.
YO-Que os parece que subamos un rato mi habitación.
MARTIN-Es que íbamos a ir a la playa.
GLORIA-Tu ves donde quieras, pero has abierto la puerta, te lo avise y ahora prefiero aceptar su invitación.
Nos levantamos y nos dispusimos a salir, cuando Gloria dijo que la diera diez minutos para ir a su habitación. Como la teníamos cerca uno de otro le dije que, sin problemas, pero al oído le dije que viniera sin nada debajo. Me estaba quitando el bañador mojado, cuando llamaron a la puerta, sí que habían sido rápidos, me puse una toalla a la cintura y abrí la puerta.
Ella traía un vestido que debía de tener una talla menos, porque sus tetas se le salían por todos los sitios. Me puso verla así todo cachondo. Entraron los dos y antes de que Martin cerrar la puerta ya estábamos los dos morreándonos con toda la pasión del mundo. Le empujé contra la pared y no parábamos de besarnos, metí mi mano por debajo de su falda y no llevaba nada, su coñito además de mojado estaba muy caliente. Me quite la toalla y ella se engancho a mi cuello, dio un pequeño saltito y paso sus piernas por detrás, dejando su coñito a disposición de mi polla. Allí mismo y así se la clave, que entro perfectamente, cuando ella noto mi polla, abrió los ojos de forma exagerada y una vez que estuvo toda dentro, dijo… “Esto sí que es un macho menuda macana que tiene” se volvió “loca” se movía y gemía de una forma desmedida, me clavaba las uñas sin piedad.
Fui llevándola hacia la cama sin soltarla, hasta que nos dejamos caer. Levanto sus piernas poniéndolas sobre mi pecho y hombros, yo mientras se la metía sin parar. Se corrió de una forma apasionada. Se quitó muy rápida y se vino a comerme la polla, la degustaba como si fuera un manjar y le decía a su marido que se acercara a ver esa macana, el marido se acercó y ella me miraba mientras me la comía, pero también miraba a su marido y le decía putito te da envidia, ahora comete mi hoyito y prepáralo que me lo voy a meter todo, si lo haces bien te dejare comer los mecos. Esto último no lo había oído nunca, pero me imagine lo que podía ser.
El muy sumiso y obediente se puso detrás de ella y metió su cabeza, ella se movía sin parar. Hasta que dijo que ya estaba bien. Y me pregunto cómo prefería hacerlo, le hice tumbarse y me puse detrás, yo no sé lo que habrían hecho anteriormente, pero el culo estaba muy apretado, le dije al marido que fuera a coger un bote que tenía y lo trajo, era lubricante y se lo puse. Y ahora sí, empezó a entrar mejor, me encantaba como me apretaba ese culito la polla, pero se lo tragaba todo y ella le iba diciendo a su marido como lo notaba. Hasta que estuvo dentro del todo y ella se fui incorporando un poco hasta que se quedó a cuatro patas e hizo que su marido se metiera debajo para que el comiera el clítoris y el coñito.
Cada vez estaba más brava, en verdad que era muy fogosa, decía muchas cosas que no entendía pero que imaginaba, casi todas dedicadas al marido, que entendía que le llamaba cornudo y otras cosas. Los culazos que me daba eran bestiales, pero me encantaba verla tan excitada y se corrió otra vez de forma exagerada, pero excitante. Se quitó y me agarro la polla y sin darme tiempo a nada volvió a decirle a su marido vamos putito cómesela, metiéndosela en la boca como si fuera un biberón, ella se colocó detrás de mí y me comía el culo, no pude aguantar más y Martin se tragó como dijo ella todos mis mecos sin dejar escapar nada.
Ahora sí que nos fuimos a la playa y en el agua seguimos metiéndonos mano ella y yo ante la mirada resignada de su marido. Luego nos fuimos a cambiar para irnos a cenar. Cenamos tranquilamente y nos fuimos a tomar una copa. Cuando ella dijo que era hora de irse ya a descansar, algo que me dejo descolocado, porque creía que nos iríamos a follar. Cuando llegamos a nuestra planta, ella con toda la naturalidad del mundo le dio las buenas noches a su marido y le dijo que no la esperase que ya nos veríamos en el desayuno. Estuvimos toda noche follando como desesperados y dos noches más hasta que me toco marcharme de vuelta a España.
FIN
POST ANTERIOR : http://www.poringa.net/posts/relatos/2949859/Vacaciones-en-Cancun-3.html
Me había levantado temprano porque tenía otra de las excursiones programadas. Pero lo increíble era como me había levantado, después de la noche que había pasado, me levante con una erección fuera de lo normal. No sabía si se decía al clima, a la alimentación o simplemente que mi cuerpo pedía más.
Antes de salir me encontré en el hall con Matias y Valentina, ella seguía con no muy buena cara. Habían decidido adelantar el regreso, porque ella no acababa de ponerse bien. Me dio mucha pena, porque eran una pareja muy maja. Matias me dijo que en recepción me habían dejado un sobre con sus datos, para que, si me apetecía seguir en contacto y yo les dije que por supuesto, dándole allí mismo mis datos.
La excursión de ese día tenía una duración de más de 24 horas, por lo que no pernoctaría esa noche allí. Algo que de saber cómo habían ido las cosas, no sé si la haría, pero también es cierto que me apunte porque me gustaba conocer cosas de la historia mexicana. Fue cansada pero muy gratificante. No fueron ninguna de mis “amigas” por lo que fue de lo más tranquilo.
Regresamos a mitad de tarde del día siguiente. Y no me había “relajado” seguía con ganas de marcha. Subir pido a mi habitación, me cambia y baje a dar una vuelta por la piscina. Pude ver todo lo que me interesaba allí. Por un lado, estaban Félix y Elena, que hicieron como si no me vieran. Manoli y Carmiña que estaban por una vez con sus maridos y me dedicaron una amplia sonrisa, que fue correspondida por mi parte. En otro lado estaban Gloria y Martin, la pareja mexicana, que él me hizo una seña con la mano en forma de saludo. Pero muy cerca de donde yo me había puesto, estaban los suecos, ella tumbada boca abajo como si estuviera dormida, que estaban en la zona de sombra y el marido leyendo un libro. Pero a ella se le veía un culo precioso, ya no tan colorado como en días anteriores y se podían apreciar dos nalgas muy bien puestas.
Juan Diego y yo estuvimos hablando de la excursión que hice, luego me conto otros sitios para ver, pero ya tendría que ser en otro viaje. Luego me estuvo contando cotilleos de algunas mujeres, pero como no me contaba nada de los suecos ni d los mexicanos, al final le pregunte directamente. Él me decía que los había visto muy tranquilos, que no les había visto nada raro, pero me dijo que las mexicanas son de sangre muy caliente. Utilizando una expresión de su tierra que yo no entendí y entonces me lo explico. Me dijo que esa era mucha mujer para tan poco hombre, que seguro que no le daba lo que necesitaba y que su paisano seguro que lo entendía. Yo me reí y le dije que, si era por su experiencia o por psicología, el con la misma broma, me dijo, que, si no, porque indagaron sobre mí y ayer y esta mañana le volvieron a preguntar por si ya me había ido. Yo le dije, que, si habían preguntado los dos y él me dijo que no, que él se acercó a tratar de sonsacarle y le dio una buena propina.
De cómo estaba yo sin necesidad de más, pero después de estar viendo ese esplendoroso culo de la sueca, de lo que me contaba Juan Diego, de mis maduritas mirando todo el tiempo, mi polla me iba a estallar. Con disimulo le hice una seña a Manoli y Carmiña, para que fueran a otro sitio, pero las dos se reían y señalaban a sus maridos. Eso me daba a entender que no estaban con remordimientos ni historia y que si se daban las circunstancias podríamos volver a disfrutar. Veo que Elena se pone de pie y se coloca un pareo en la cintura, creo que se van a ir, pero me equivoco, va hacia los aseos. No me lo pienso, le digo a Juan Diego que ahora mismo vuelvo y me voy para los servicios, entrando casi a la misma vez que Elena, que no me ha visto, pero en vez de entrar al de hombres, me meto tras ella, que en un principio se asusta, pero antes de que pueda reaccionar, estamos metidos en uno de los habitáculos de los aseos.
Ella me dice en voz muy bajita, que allí no se puede y que lo mismo Félix me ha visto venir para aquí y que está muy celoso, que tiene un ataque de cuernos bestial. Pero mientras ella me está diciendo esto, ya la he quitado el pareo y una de mis manos está entre sus muslos. Sigue insistiendo que es un disparate, que cualquiera puede entrar y pillarnos, no ya solo su marido. Cuando logro apartar un poco la braguita dl bikini y acaricio su coñito, que ya está húmedo, ella me muerde el labio inferior, ya no protesta y me empieza a tocar, ahora lo que me dice, que tiene que ser muy rápido, me siento en el inodoro y ella se quita velozmente la braguita del bikini. Agarra la polla y la coloca para sentarse en ella, oímos entrar a gente, nos besamos y noto como se la va clavando, todavía no está todo lo lubricada que tendría que estar, cuesta que entre, pero ella no se amilana y se la mete hasta el fondo. Deja sus tetas al aire y lleva mi cabeza a una de ellas, se las lamo y mordisqueo su pezón, apretándolo fuertemente con mis labios, ella me muerde el hombro, para evitar que se le oiga, mientras con mis dedos follo su culito y voy notando como se va tensando, hasta que estira las piernas y se aprieta más contra mi pelvis, volviéndome a besar con una calentura total, corriéndose muy a gusto.
Se levanta, tiene la cara congestionada, me dice que me ponga de pie y ella se sienta, me mira provocativamente y me dice… “Hazte una paja y lléname la boca, que tu tardas mucho en correrte, que luego quiero que veas como beso al cornudo de mi marido sin limpiarme la boca” esta excitada al máximo, me hice una paja y cuando estaba a punto, la acerque a su boca y ella se la metió, terminando ella de hacerme la paja y llenándole bien llenada su boca. No dejo escapar nada. Nos vestimos y ella salió primero. Cuando ella llego a donde su marido él le dijo algo y ella se tocó la barriga como diciéndole que le dolía o algo similar. Pero cuando se sentó le dio un buen morreo y se tumbó.
Me supo a poco el “encontronazo” con Elena. Estaba claro de que necesitaba más. Ahora la sueca se dio la vuelta, hablo con su marido, que bajo el libro le contesto algo, me dio la sensación que me miro de reojo, disimulando, pero era una percepción mía. Ella se colocó bien y el marido llamo a un camarero le señalo algo en la carta y al rato regreso con lo que parecía una bebida exótica, le pregunte a Juan Diego si era un zumo y el sonriendo me dijo que sí, pero muy cargado de ron blanco. Me fije que lo bebía aspirando de dos pajitas y mientras lo hacía me miraba, era como si me estuviera analizando o algo parecido. Pero yo también la miraba.
En un momento dado y como el marido no me podía ver, levante mi vaso e hice como si brindara con ella, simplemente me sonrió de una manera especial. Volvió a hablar con su marido, pero como no se movió, no creía que le hubiera dicho algo de mí. La gente ya empezaba a marcharse y eso mismo hizo el sueco, cerro su libro, se levantó acaricio la cabeza de su mujer y le dijo algo en voz baja, marchándose solo. Mientras le veía retirarse, mi cabeza se puso a funcionar, para ver cómo podía hacer para entenderme con ella, lo único que podía hacer era esperar que ella entendiera el inglés, que yo me defendía bastante bien en aquella época, ya que además de estudiar en la universidad, estudiaba a parte inglés.
Me acerque y me senté cerca de ella, pero sin invadir su espacio y me puse a hablar en inglés con ella, por la atención que prestaba me di cuenta de que me entendía, pero veía que se estaba aguantando la risa, eso me hizo dudar de que me estuviera expresando bien, hasta que ella sin poder evitarlo, se puso las dos manitas en su boca y se reía a gusto, como es natural corte la conversación, esperando que me dijera en donde estaba metiendo la pata con mi inglés.
Paro de reírse y su cara era bellísima, me miro y en un español con algo de acento me hablo…
-Perdóname, hablo tu idioma.
-Ya lo veo y bastante bien. ¿Dónde lo aprendiste?
-En el Instituto Cervantes en Estocolmo y luego 16 meses que pase en España. Por eso viajamos mucho a países en donde se hable español. Aunque mi marido no lo hable, es un capricho mío. A todo esto, yo me llamo Moa y mi marido Filip.
-Que mal educado he sido, yo me llamo Carlos. Y disculpa también mi atrevimiento por sentarme aquí, no quiero que tu marido se pueda molestar si me ve.
-Jajaja… no hay problema. Se ha ido para que te pudieras acercar, porque le he dicho que cuando se fuera seguro que te acercabas.
-Ahora dime que eres adivina.
-Jajaja… lo soy.
- ¿Si? Pues dime lo que estoy pensando.
-Piensas lo mismo que yo y también que hago yo con un hombre mayor.
-Pues no creo que pienses lo mismo que estoy pensando yo y lo de la edad de tu marido me da igual, ni me lo he planteado. Pero no es muy frecuente encontrarse a una mujer tan directa, lo digo por lo que me has dicho que le dijiste a tu marido.
-Jajaja… es porque no hay mucho tiempo, mañana por la mañana nos vamos y la última vez que te vi, estabas muy ocupado con dos mujeres, que me pregunto quién salió vencedora, jajaja…
- ¿Y ahora qué?
-Pues si te parece bien, podías cenar con nosotros.
-Por mi perfecto.
- ¿Dentro de una hora y media en el italiano?
-Allí estaré puntual.
Se levantó y se fue, me dio la sensación de que movía más el culo de lo normal, antes de salir de la piscina giro la cabeza sonrió y se colocó un pareo en la cintura. Todo el cuerpo se me alegro, porque estaba seguro de que sería el principio de una buena noche. Una vez en mi habitación y antes de bajarme a cenar, además de asearme como es normal, elegí cuidadosamente la ropa que me iba a poner. Mientras lo hacía trate de pisar con los pies en el suelo, me imaginaba que todo dependía bastante del desarrollo de la cena y también pensé, que lo mismo el, sabia también español, algo que tampoco me extrañaría, porque esto de mantener relaciones con parejas, uno se llevaba muchas sorpresas.
Bajé con antelación y cuando ya estaba abajo, me encontré con Juan Diego que se marchaba ya, había terminado su larga jornada de trabajo. Le pare un momento y esta vez fui muy directo, porque quería saber si el sueco sabio español. Él me dijo que no lo creía, porque siempre que pedía algo si estaba solo, era señalándolo en la carta, salvo que estuviera la mujer que entonces lo pedía ella, pero que le pasaba con todo, en recepción, restaurantes, cafeterías… por eso me decía que lo dudaba.
Cuando llegué al restaurante y entre con la intención de quedarme en la barra hasta que llegaran, vi que ya estaban sentados, habían sido más rápidos que yo. Me acerque un poco cortao por llegar el ultimo. El cuándo me vio se levantó muy cortésmente, ella nos presentó diciendo “Carlos… Filip” y luego cuando se dirigió al marido lo único que entendí fue “Carlos”.
La cena era complicada, porque hablábamos ella traducía lo que yo decía, él hablaba ella me tenía que traducir. Se me hacía pesado. Pero además es que a ella la veía muy fría, no sé si por la situación o por qué. Sería cuestión de esperar lo que sucedía después de cenar, porque tenía claro una cosa, si veía que eso no tenía recorrido, me disculparía y me marcharía.
Fuimos a tomar una copa a uno de los pub. Menos mal que estaba cerca porque el silencio estaba enfriando el momento. Cuando entramos en el pub, los recibieron con mucha atención, lo que me decía que habían estado visitando mucho es pub. Cuando nos sentamos, lo hicimos en unos sillones cómodos. No lo había dicho, ella llevaba un vestido blanco, muy ajustado, parecía una segunda piel. Dejando ver perfectamente sus muslos, ya que Era muy corto. Cuando se sentó, tiro un poco del vestido, pero yo me dije, que de donde no había por mucho que estirase… se le veía todo perfectamente.
Se acercó la misma persona que no saludo tan amablemente y pregunto si querían lo de siempre, ella dijo que sí. Al momento apareció de nuevo trayendo una botella de Abosult Vodka, era de color trasparente, mi ignorancia en el alcohol, me llevo a hacer un comentario sobre Rusia. Ella dijo algo a su marido que se sonrió y me dijo algo que no entendí. Ella me lo tradujo… “El Abosult Vodka es una bebida de raíces suecas. Antes de que se fuera el camarero que había dejado tres vasos y se iba. Pidiéndole una bebida típica de allí sin alcohol.
La música que sonaba era jazz, había un grupo en vivo. Filip degustaba su bebida y escuchaba al grupo como si estuviera en trance. La verdad que el inicio de la noche no era como yo lo había pensado en la piscina. Ya estaba pensando que en cuanto acabara mi bebida me marcharía. Ella llevaba ya bebida dos copas y no dejábamos de mirarnos, para no alzar mucho la voz, ya que el silencio era sepulcral, me levanté y me senté a su lado, ya iba dispuesto a despedirme, cuando ella me dijo…
- ¿Te preguntaras el por qué te invitamos a cenar?
-Ya no sé qué preguntarme.
-Espero que no te escandalice. Yo amo mucho a mi marido, los dos sabemos que tengo necesidades que él no puede cubrir. Tenemos un acuerdo y ese acuerdo es que de vez en cuando yo puedo tener un affaire. Desde que te vi me gustaste y ahora el resto depende de ti. Si te quieres ir, lo entenderé. Porque ya sé que lo mismo te suena escandaloso o nunca te has visto en algo así. Bueno o lo mismo no te gusto.
-Sabes de sobra que me gustas, sabes que he observado tu cuerpo con detenimiento. Y no me escandaliza para nada esto, porque no es mi primera vez.
-Menos mal, que, si no, me hubiera quedado… ¿Y qué es lo que más te ha gustado de mí?
-En general todo, no hay nada que desmerezca, pero soy un fanático de los culitos y el tuyo… ya lo sabrás tu muy bien.
-Yo no, que es lo que tengo que saber. (Ahora si era la de la piscina, caliente y provocadora)
-Pues que lo besaría, lo lamería, lo comería y luego… te lo follaria. (todo esto se lo dije con mi boca pegada a su oreja)
-Que atrevido.
-Lo mismo no te gusta y tampoco te gustaría como soy en la cama.
-Yo no he dicho que no me guste y cómo eres en la cama, como tú dices.
-Depende de la mujer.
-Pues por ejemplo conmigo.
-Pues te trataría con ternura, para luego ser salvaje contigo y si te portaras mal, te azotaría ese culito hasta que me pidieras perdón.
Ella miro para todos los sitios y me agarro una mano metiéndola debajo de su vestido, estaba muy mojada. Para luego quitármela rápidamente. Diciéndome… “Mira como me has puesto y eso que todavía no hicimos nada” se dirigió al marido y le dijo algo, el respondió y ella se levantó, me dijo tenemos una hora, no la desaprovechemos. Le dije que seguro que nos faltaba tiempo y cuando ya nos íbamos oí como él decía Moa y esta se paró, él se levantó y hablo con ella, se quedó un poco seria y me pregunto… “A Filip le gustaría estar presente… ¿te importaría?” y le dije que me daba igual, su cara se volvió sonriente y Filip se fue a pagar. Ya que, aunque todo estaba incluido, ese tipo de bebidas no. Pero eso sí, le dije que cuando estuviéramos juntos solo se hablaría en español, salvo cosas puntuales y ella me dijo que conforme.
Yo me iba a ir con ellos, cuando Moa me dio el número de su habitación y me dijo que en 15 minutos. Que ha Filip le gustaba ser muy discreto en estas cosas. Lo respete y dije que en 15 minutos estaría allí. Más o menos pasado el tiempo indicado subí. Me abrió la puerta el marido, que entre palabras y señalándome un sitio, nos fuimos a sentar y el señalando su reloj de pulsera me indico que unos 5 minutos con la palma de la mano abierta. Vi cómo se abría la puerta del baño y salía Moa, con medias blancas, tanguita blanca y sujetador blanco, todo ello trasparente. Cuando llego al centro de la habitación se dio la vuelta, el tanga por detrás era un pequeño triangulito en la parte de arriba, dejando ese culito a nuestra vista que, al llevar tacones, lo realzaba de una manera espectacular. Luego lo movió suavemente de una manera cadenciosa. Agachándose sin doblar las rodillas y esa imagen, por lo menos a mí me hizo que la polla casi me reventase.
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Se puso de rodillas, a cuatro patas y me estaban entrando ganas de follarmela así mismo, pero quise saber que más iba a hacer. Se fue girando, gateando. Hasta quedar de cara a mí. Me miraba de una manera que me derretía. Fue acercándose poco a poco, hasta que llego a mí. Sin tocarme, solo con la boca, me mordisqueo mi polla por encima de mi pantalón. Su siguiente paso fue desabrochar mis pantalones y aunque le costó saco mi polla, se le escapo una expresión y mirando a su marido le dijo algo, que rápidamente ella me dijo que le había dicho que era más grande de lo que habían calculado.
Ahora me ayudo a quitarme los pantalones y la ropa interior. Mientras ahora ya me lamia la polla, me termine de desnudar yo sin necesidad de levantarme. Ella cuando se metía la polla en la boca me mira desafiante a los ojos. Ya era el momento de tomar el control, le quite y la hice ponerse de pie, la desnude completamente, le dije que fuera a la cama, ella se puso de rodillas provocándome con su culito, me agache y metí mi lengua por detrás, le comía la entrada de su coñito hasta su culito, ronroneaba como una gatita. Mientras le tocaba su clítoris y empezó a dejar de ronronear para empezar a gemir. Dijo varias palabras en sueco, no le entendí, pero su tono era de excitación. Le di un par de buenos azotes en su delicado culo y me decía que había sido muy, muy mala.
Le di unos azotes más y luego me incorporé para follarmela, cuando estaba en cuclillas para metérsela, el marido dijo algo con voz firma y ella me dijo que me tenía que poner condón. Me tuve que levantar e ir a por mis pantalones, mientras ella aprovecho para coger algo y dejarlo junto a la almohada. Ya me lo puse y no espere mas la folle con ganas, ella solo gritaba, el marido volvió a hablar y ahora era ella la que contesto de malas maneras. Le pregunte y ella me dijo… “Decía que nos quedaban diez minutos y le he dicho que o se calla o se va, pero tu sigue que me estas dejando muy bien” mis embestidas cada vez eran más profundas y más fuertes, ella cada vez se movía mas y me pedía que por nada del mundo me parara y se empezó a correr, cuando creía que ya había terminado empezó otra vez y lo hizo varias veces más seguidas, hasta que se dejó caer en la cama y yo detrás sin sacársela, dio un fuerte suspiro y me dijo… “Lo que me hubiera gustado notarla sin protección, si no hubiera estado el…”
Sin decir nada ella me paso lo que había dejado debajo de la almohada, era lubricante, lo abrí y dejé caer sobre la rajita de su culito, para luego ir metiéndolo con mis dedos en su culito. No costaba que entrara, pero tampoco estaba fácil. Ella metió una mano por debajo y empezó a tocarse el clítoris, mientras yo la follaba con los dedos, volvía a ronronear, lo hacía de una manera muy particular. Cuando me empecé a untar la polla de lubricante, el pesado del marido se acercó para decirle algo y ella sin dejar de tocarse, le dijo algo, que por la cara de él no le debió hacer mucha gracia. Le volví a preguntar y me dijo que su marido le decía que era muy grande, que la haría daño y ella le respondió que no se preocupara que tiempo de echarse para atrás había. Yo le dije de dejarlo para que no se incomodara y ella me dijo que para una vez que pillaba algo así, lo probaría sí o sí.
Bueno puita prepárate que te voy a romper ese culito. Ella en vez de enfadarse me dijo que a que esperaba. Fui decidido a meterla, pero no quise ser bruto de momento y lo empecé a hacer con sumo cuidado, notaba como ella no se quejaba, pero notaba sus esfuerzos para recibirla, se le notaban ganas, le preguntaba que tal y ella con voz entrecortada me decía, que impresionaba como notaba que se iba abriendo paso, pero que era un gusto. Me dijo que se venía otra vez, la paja que se hacía estaba dando su fruto y cuando empezó a correrse se la termine de meter, que manera de gritar, se mezcló todo y fue la corrida más exagerada que había visto jamás, la manera que tenia de mover el culo no era normal.
Antes de empezar el marido dejo claro que nada de correrme dentro de ella o en su boca, algo que yo había aceptado. Movía tan magistralmente el culo que yo estaba cerquita de correrme, como una vez que empezara no me pararía, hice amago de salirme y ella me dijo que no. Entonces le avise de que estaba a punto de correrme y ella me dijo que pasara de todo que me corriera dentro de su culo, que quería notarlo. Y le hice caso, empecé a embestirla más fuertemente y gritamos los dos cuando le llené el culo, nos quedamos totalmente satisfechos los dos.
El marido se puso ya muy pesado y ella dijo que me tendría que marchar, le dije que se poda venir para mi habitación, que quedaba mucha noche por delante, ella con una sonrisa me dijo que no le tentara. Fui al aseo a limpiarme y oía como hablaban los dos, el tono era como un poco alterado. Pero bueno, que le íbamos a hacer. Cuando salí del baño, el marido se metió en el y ella se quedó allí desnuda para despedirse. Cogió un papel y escribió su dirección de correo y el número de su teléfono móvil. Nos despedimos con un beso muy prolongado y caliente, como seguíamos desnudos los dos, se me empezó a poner dura otra vez la polla y cuando estuvo a tope otra vez, ella se la puso entre sus piernas, haciendo los dos un vaivén, lo que hizo que ella se pusiera otra vez muy cachonda. Le hice apoyarse sobre una mesa que había y desde atrás se la metí sin condón ni nada, ella me decía que más rápido, me metía prisa y la folle con rabia hasta que se volvió a correr.
Me dijo que me fuera y ni me despedí de Filip, aunque imagine que él no tenía tampoco muchas ganas. Como seguía caliente, me fui por la sala de fiestas por si encontraba a Félix y Elena o a Martin y Gloria, pero mi gozo en un pozo, no vi a ninguna de las parejas, por lo que después de estar un rato me fui a dormir.
A la mañana siguiente me dio la sensación de estar muy vacío el hotel. Pero cuando se lo comenté a Juan Diego me dijo que no era una sensación, que se había ido mucha gente, pero que en unas horas volvería a estar lleno. Me fui hacia la zona del spa, ya que estaría vacía y sería una gozada sin tanta gente pululando. Me dieron un masaje revitalizante, no tuve ni que esperar. Luego una sauna, la piscina de chorros y de vuelta a la sauna. Ya estaba a punto de marcharme cuando aparecieron Gloria y Martin.
Venían con albornoz los dos y cuando se los quitaron, ella me defraudo mucho, porque en vez de los bikinis provocativos de otros días, llevaba puesto un bañador, fue una desilusión. Me saludaron y nos quedamos metidos en una especie de jacuzzi. Ella seguía con esa mirada penetrante, pero hablar hablaba poco, él hablaba por los dos. Gloria se fue a que le dieran un masaje y nos quedamos Martin y yo solos.
- ¿Cuánto lleváis casados? (pregunte yo)
-Ya va para 15 años.
-Muchos años ya, ¿Tenéis hijos?
-Tres.
-Pues no te molestes, pero tu mujer está muy bien para haber tenido tres hijos. Tienes mucha suerte. (Lo dije intencionadamente para darle la oportunidad de enfadarse conmigo o para que él se soltara por si querían algo)
- ¿De verdad ves bien a mi mujer? Y… ¿Cómo de bien?
-Es verdad lo que he dicho y no te digo como de bien porque lo mismo te podrías enfadar.
-Yo no me enfadare…
-Pues que esta para darse un festín…
- ¿Cómo que un festín? (Era el momento preciso, ahora saldríamos de dudas)
-Si hombre, que me la comería enterita mientras tu mirabas. Porqué me da que tiene que ser muy fogosa y tú no puedes con ella. (Me quede mirándole para ver su reacción, ya que se quedó callado y un rato después hablo)
-Eres listo para ser tan joven. ¿Se ha notado mucho?
- ¿El qué?
-Pues que ando buscando un macho para mi esposa.
-Eso lo tengo claro porque tampoco es raro. Lo que no tengo claro es que tu mujer este por la labor.
-Ella es que es muy tímida, pero una vez que se pone es muy caliente y obediente.
-Pues hagamos una cosa, en vez de irnos a la playa, vamos a mi habitación.
-No sé lo que dirá ella.
-Pues esperemos.
No sé porque, pero mi intuición me decía que ella nada más ver a su marido sabía que habíamos hablado de algo, porque la cara de él era como la de un niño pequeño cuando hizo algo que no debía. Como nadie decía nada, inicié yo la conversación y lo hice dirigiéndome a ella.
YO -Ya me ha dicho tu marido que eres muy fogosa y que te está buscando un macho. (Con esto esperaba una reacción de ella, por si era cosa sola del marido o de los dos)
GLORIA-Menudo pendejo que es. Es que está empeñado que le ponga los cachos.
YO- ¿y eso?
GLORIA-Es que es muy ardiente, pero el pobre dura poco.
MARTIN-Es que no puedo evitarlo.
GLORIA-Calla ahora. Que está empeñado en hacerme el culo y se le va, le falta fuerza. (Ahora si estaba habladora y suelta)
MARTIN-Pero ya te lo hice con otra cosa.
YO-Pero no es lo mismo, con una buena polla que con algo artificial y con el culazo que tiene tu mujer es un desperdicio no hacérselo en condiciones. (LA mirada de ella ahora era de calentura total)
GLORIA-Es que eso es muy frio.
YO-Que os parece que subamos un rato mi habitación.
MARTIN-Es que íbamos a ir a la playa.
GLORIA-Tu ves donde quieras, pero has abierto la puerta, te lo avise y ahora prefiero aceptar su invitación.
Nos levantamos y nos dispusimos a salir, cuando Gloria dijo que la diera diez minutos para ir a su habitación. Como la teníamos cerca uno de otro le dije que, sin problemas, pero al oído le dije que viniera sin nada debajo. Me estaba quitando el bañador mojado, cuando llamaron a la puerta, sí que habían sido rápidos, me puse una toalla a la cintura y abrí la puerta.
Ella traía un vestido que debía de tener una talla menos, porque sus tetas se le salían por todos los sitios. Me puso verla así todo cachondo. Entraron los dos y antes de que Martin cerrar la puerta ya estábamos los dos morreándonos con toda la pasión del mundo. Le empujé contra la pared y no parábamos de besarnos, metí mi mano por debajo de su falda y no llevaba nada, su coñito además de mojado estaba muy caliente. Me quite la toalla y ella se engancho a mi cuello, dio un pequeño saltito y paso sus piernas por detrás, dejando su coñito a disposición de mi polla. Allí mismo y así se la clave, que entro perfectamente, cuando ella noto mi polla, abrió los ojos de forma exagerada y una vez que estuvo toda dentro, dijo… “Esto sí que es un macho menuda macana que tiene” se volvió “loca” se movía y gemía de una forma desmedida, me clavaba las uñas sin piedad.
Fui llevándola hacia la cama sin soltarla, hasta que nos dejamos caer. Levanto sus piernas poniéndolas sobre mi pecho y hombros, yo mientras se la metía sin parar. Se corrió de una forma apasionada. Se quitó muy rápida y se vino a comerme la polla, la degustaba como si fuera un manjar y le decía a su marido que se acercara a ver esa macana, el marido se acercó y ella me miraba mientras me la comía, pero también miraba a su marido y le decía putito te da envidia, ahora comete mi hoyito y prepáralo que me lo voy a meter todo, si lo haces bien te dejare comer los mecos. Esto último no lo había oído nunca, pero me imagine lo que podía ser.
El muy sumiso y obediente se puso detrás de ella y metió su cabeza, ella se movía sin parar. Hasta que dijo que ya estaba bien. Y me pregunto cómo prefería hacerlo, le hice tumbarse y me puse detrás, yo no sé lo que habrían hecho anteriormente, pero el culo estaba muy apretado, le dije al marido que fuera a coger un bote que tenía y lo trajo, era lubricante y se lo puse. Y ahora sí, empezó a entrar mejor, me encantaba como me apretaba ese culito la polla, pero se lo tragaba todo y ella le iba diciendo a su marido como lo notaba. Hasta que estuvo dentro del todo y ella se fui incorporando un poco hasta que se quedó a cuatro patas e hizo que su marido se metiera debajo para que el comiera el clítoris y el coñito.
Cada vez estaba más brava, en verdad que era muy fogosa, decía muchas cosas que no entendía pero que imaginaba, casi todas dedicadas al marido, que entendía que le llamaba cornudo y otras cosas. Los culazos que me daba eran bestiales, pero me encantaba verla tan excitada y se corrió otra vez de forma exagerada, pero excitante. Se quitó y me agarro la polla y sin darme tiempo a nada volvió a decirle a su marido vamos putito cómesela, metiéndosela en la boca como si fuera un biberón, ella se colocó detrás de mí y me comía el culo, no pude aguantar más y Martin se tragó como dijo ella todos mis mecos sin dejar escapar nada.
Ahora sí que nos fuimos a la playa y en el agua seguimos metiéndonos mano ella y yo ante la mirada resignada de su marido. Luego nos fuimos a cambiar para irnos a cenar. Cenamos tranquilamente y nos fuimos a tomar una copa. Cuando ella dijo que era hora de irse ya a descansar, algo que me dejo descolocado, porque creía que nos iríamos a follar. Cuando llegamos a nuestra planta, ella con toda la naturalidad del mundo le dio las buenas noches a su marido y le dijo que no la esperase que ya nos veríamos en el desayuno. Estuvimos toda noche follando como desesperados y dos noches más hasta que me toco marcharme de vuelta a España.
FIN
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