Todo comenzó un día en el que mis amigos y yo fuimos invitados a una parrillada. Fue una pequeña reunión entre jóvenes de la ciudad, y aunque la mayoría no conocía ni a la mitad de todos los invitados, había gente como yo que prácticamente no conocía a nadie más allá de las personas con las que había llegado al lugar.
El organizador que era una persona bastante hábil a la hora de hablar con las personas y podía mantener el ambiente animado sin muchos problemas, se acercó a saludarnos apenas llegamos. Con una sonrisa nos recordó el monto acordado de la cooperación para las bebidas alcohólicas que pensábamos consumir entrada la noche.
Éramos de los primeros en el lugar, pero ello no me sorprendía para nada. Aun cuando habíamos pasado a recoger a un par de amigos a su casa, era obvio que incluso si quisiéramos quedarnos un buen rato a platicar en cada una de las casas en la que nos deteníamos, no sería pérdida de tiempo suficiente para retrasarnos siquiera un poco.
Mirando sin mucho interés la puerta de entrada, por la cual se veían llegar una que otra persona. De pronto no pude evitar notar a cierta chica. Tenía el cabello lacio, largo y negro como la noche. Sus ojos eran color carmesí. De inmediato note que se trataba de pupilentes. Algo que me llamo incluso más la atención que sus extravagantes ojos, y que fue en primer lugar la razón por la que no podía quitarle la vista de encima en todo el rato. Era el hecho de que estaba usando un traje para Cosplay de Neko-maid. Tras de ella venían dos chicos los cuales también traían cosplays similares. Por lo cual deduje que acababan de llegar de una convención y no tuvieron tiempo de cambiarse la ropa.
La hermosa chica miro hacia mí un par de veces y nuestras miradas mutuas comenzaron a hacerse más y más recurrentes hasta que me anime a ir a hablarle. No sin antes darle un buen sorbo a mi bebida preparada que tenía un buen porcentaje intoxicante.
La bella maid, al notarme acercándome hacia su posición, volteo a verme un poco sorprendida y aparentemente ansiosa. No dejaba de verme con ojos como si fuese a comenzar a llorar en cualquier momento. Tenía que admitirlo, esto solo hacía que se mirara más linda.
No pude hacer nada más que poner una gentil sonrisa en mi rostro a la vez que le acercaba un vaso con lo mismo que yo estaba bebiendo, aunque con una concentración de alcohol mucho menor.
Ella dudo un poco si aceptar lo que sostenía en mi mano, pero al final lo tomo lentamente. Y yo en mi mente seguía pensando en lo jodidamente linda que la hacían verse sus gestos tímidos. Desafortunadamente no lograba aclararme si este comportamiento era real o solo una interpretación del personaje al que estaba vistiendo. Bueno, una cosa no quitaba a la otra.
-Hola, ¿puedo sentarme contigo?
Ella vio el lugar vacío a su lado y asintió con la cabeza lentamente.
-Perdona mis palabras, pero desde que llegaste no puedo evitar apreciar lo bella que eres.
Al terminar de decir eso no pude evitar apartar la mirada de su rostro por lo cursi de mis palabras. Aunque… creo haber visto una pequeña sonrisa dibujarse durante un pequeño instante, pero ya no fui capaz de mantener mis ojos en los suyos.
Un silencio incomodo nos ahogó en nuestros pensamientos por algunos instantes. Entre sorbo y sorbo escuchando la música, note que acababa de comenzar una de mis canciones favoritas. Casi por reflejo exclame.
-Oh! Me encanta esa canción.
Ella reacciono a repentino comentario con un ruidito raro, casi imperceptible pero que me daba a conocer que se había sobresaltado un poco. Enseguida llevo sus finos dedos hasta cubrir su boca y tomándome totalmente desapercibido se acercó hacia mí. Quedando tan cerca que podía sentir su hombro rosando suavemente sobre el mío.
Mi vista se fijó entonces sobre los amigos con los que ella había llegado. Para notar entonces que parecían estar muy ocupados intentando ligar con otras chicas que yo no conocía. Siendo estos bateados totalmente. A lo cual no pude evitar encontrarle la gracia, y reír un poco al verlos ahora destapando otra botella de whisky.
Castigando mí divague como un rayo furioso sobre un árbol, Recordé a la chica a mi lado, a la cual había ignorado apenas unos segundos.
Su rostro estaba tan cerca de mí que casi doy un brinco hacia atrás. Derramando un poco del líquido de mi vaso sobre mi mano, pero sin perder de vista esa mirada hipnótica, la cual no entendía de donde había podido salir.
Enseguida sentí algo que me hiso abrir los ojos hasta el máximo. Su mano se deslizaba ágilmente sobre mi pantalón, deteniéndose poco antes de llegar a mi entrepierna. Mientras tanto su boca se quedaba a milímetros de la mía, con una pícara sonrisa en su rostro se mantenía a la distancia justa para que pudiese sentir el calor que su respiración emanaba.
Recuperándome de la desconexión que había sufrido mi cerebro. Uní nuestros labios en un beso más bien tosco pero que rápidamente dio paso a uno apasionado en el cual nuestras lenguas se buscaban la una a la otra.
En ese momento decidí explorar sus lindos muslos con mi mano libre. Ascendiendo lentamente desde arriba de la rodilla de tan bella sirvienta.
Desafortunadamente no pude aventurarme ni siquiera hasta su ropa interior, puesto que ella detuvo el avance de mi mano un tanto exaltada.
Negó con la cabeza una vez y sin decir una palabra me sujeto con firmeza de la muñeca. Arrastrándome hasta un sitio apartado del grupo, donde gracias a la oscuridad que brindaba la noche, éramos capases de volvernos imperceptibles a cualquiera que intentase vernos a cierta distancia.
Una vez nos cercioramos de estar solos, nuestras lenguas fueron de inmediato en busca de su recompensa.
Puse mis manos sobre su cintura y continué con mi incansable labor de explorar todo el interior de su boca.
Después de varios minutos mi atención se fijó en ese hermoso cuello suyo, el cual, al separarse un momento nuestras bocas, comencé a lamer y besar gentil y eróticamente, siempre midiendo su respuesta ante este estímulo.
Por su parte solo podía escuchar pequeños quejidos ahogados de placer. Esto incentivo mi lujuria. Deslice mis manos hacia su trasero, examinando minuciosamente esos firmes y redondos glúteos que tanto había esperado tocar, pero que nunca hubiese imaginado apretarlos de esa manera, al menos no en tan poco tiempo.
Lejos de quitarme las manos como hacia un momento, ella comenzó a abrir mi bragueta, reanudando los besos.
Hurgando entre mis pantalones, no tardo en liberar mi pene de su apretada prisión.
Perdiéndose de mi visión, pude sentir su lengua tocando mi glande, moviéndose en círculos rápidamente.
Coloque suavemente mi mano sobre la superficie de su cabeza. No podía verla prácticamente, aunque no lo sentía necesario. Sobre todo porque al comenzar la succión de la cabeza completa de mi miembro, consiguió derretirme y dejarme solo expectante a lo próximo que haría.
Sujetando mi pene con fuerza, note como se puso de pie y se giró, Dándome la espalda. Por supuesto entendía sus intenciones ante este hecho. Lo cual quedo confirmado cuando con la mano que aun sostenía mi virilidad, comenzó a direccionarlo hacia la entrada de su ano. Y utilizando la otra mano, hiso hacia un lado las pantis que le cubrían dicha cuevita prohibida. La cual yo estaba, sin dudas dispuesto a profanar.
Después de unos intentos por penetrar su puerta trasera sin éxito, notamos que el escaso líquido pre seminal en la punta de mi pene sería insuficiente para lubricar. Estando casi seguro de que ella no traía consigo algún tipo de lubricante para una situación así. Me vi tentado a forzarme dentro de él. Sin embargo quite de mi mente esa idea de inmediato.
Aun sin decir ni una palabra, mi compañera de locura metió sin previo aviso dos de sus dedos dentro de mi boca. Sorprendiéndome enormemente por ese acto tan impulsivo. Pero no me queje ya que, nuevamente entendía lo que pretendía hacer.
Una vez fuera, sus dedos se introdujeron calmadamente entre sus nalgas.
Me puse sobre una rodilla y comencé a lamer alrededor de donde sus dedos estaban clavados. Lamiendo de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, no tardó mucho en quedar el lugar lo suficientemente lleno de mi saliva como para la entrada de algo más grande que ese grupo de finos dedos.
Cuando quedo libre su culito, supe que era el momento. Me puse de pie no sin antes darle un repaso con la lengua como despedida de ese sabor tan excitante que se había alojado en mi boca.
Las palpitaciones provenientes de mi entrepierna pronto fueron transmitidas hacia el interior de mi intrigante compañera desconocida. Nos movíamos al ritmo de la música que resonaba a lo lejos. Comenzando a clavarme en ella solo un poco y lentamente. Después de varios minutos fue inevitable el punto en el que toda mi verga estaba totalmente cubierta en un segundo, para salir en un parpadeo y volver a entrar con fuerza.
Los excitantes gemidos por parte de la atrevida maid, habían llegado al punto en que tenían que ser suprimidos con ambas manos. Ocasionalmente giraba su cabeza para darme un húmedo beso. Esto solo era un fragmento de segundo, puesto que sus dedos no podían alejarse demasiado tiempo de sus labios para impedir llamar la atención de nuestros amigos o algún ocasional desconocido.
Para mi mala suerte, y como si fuese mi culpa por haber presagiado con mis pensamientos una mala situación. Un grupo de chicas se escuchaban acercándose desde la dirección donde se concentraba todo el bullicio.
En esa situación, yo ya estaba embriagado por lo inverosímil y morboso de la situación. Como resultado, embestí con más rapidez que antes e incesantemente. Lo cual dio lugar a que un gemido moderadamente fuerte se escapara.
Las chicas no tardaron en murmurar para sí mismas, alegando el origen e incluso el significado del mismo. En cierto punto dos chicas dedujeron que se trataba de alguien en problemas y aceleraron el paso justo hacia nuestra dirección.
Mi corazón quería escapar de mi pecho al imaginarme expuesto junto a esta chica frente a tantas otras desconocidas. Enseguida note una mirada petrificada que se dirigía hacia mí. Eran los ojos de la sirvienta delante mío. Que con una mirada de terror similar a la que yo tenía en ese momento, me preguntaba indirectamente el que íbamos a hacer si fuésemos descubiertos. A lo cual yo no podía dar una respuesta.
Cuando sentíamos que todo había acabado para nosotros. Una voz más autoritaria proveniente de detrás del temible par que estaban a punto de descubrirnos, grito las palabras.
-¡Alto idiotas, vuelvan aquí!
-Pero Nadia, no vez que alguien puede estar en problemas
Las chicas retrocedieron para hablar con esa tal Nadia que había logrado detenerlas.
-No sé si han notado que algunas parejitas faltan ahí dentro.
Eso era como un sonido de ángeles protectores, que nos otorgaban una segunda oportunidad para no hacer tonterías por calentura. Una leve sonrisa apareció en nuestras caras junto a una expresión de alivio. Pero sin dejar desaparecer toda la libidinosidad que aun cargábamos.
Tanto era así que un último empuje basto para terminar lo que habíamos comenzado tan imprudentemente.
Todo terminó en un clímax durante el cual no nos separamos ni un poco. Sino que al contrario, me hundí más en su interior. Acercando sus caderas hacia mí entrepierna con fuerza. Lo cual ella acepto gustosa y comenzó a hacer ruidos de placer con su boca aun tapada.
Una vez todo terminó, se limpió el semen que escurría por su agujerito hacia sus piernas y se acomodó la ropa.
Sin decir ni una palabra me dio un beso en la mejilla y se alejó de mí.
En ese momento no pude entender para nada la naturaleza de sus acciones. ¿Acaso fui solo un pasatiempo? ¿Una aventura a escondidas de su novio? ¿Solo un impulso sin medir las consecuencias y del cual deberíamos olvidarnos sin más?
Continuara…
Parte 2
El organizador que era una persona bastante hábil a la hora de hablar con las personas y podía mantener el ambiente animado sin muchos problemas, se acercó a saludarnos apenas llegamos. Con una sonrisa nos recordó el monto acordado de la cooperación para las bebidas alcohólicas que pensábamos consumir entrada la noche.
Éramos de los primeros en el lugar, pero ello no me sorprendía para nada. Aun cuando habíamos pasado a recoger a un par de amigos a su casa, era obvio que incluso si quisiéramos quedarnos un buen rato a platicar en cada una de las casas en la que nos deteníamos, no sería pérdida de tiempo suficiente para retrasarnos siquiera un poco.
Mirando sin mucho interés la puerta de entrada, por la cual se veían llegar una que otra persona. De pronto no pude evitar notar a cierta chica. Tenía el cabello lacio, largo y negro como la noche. Sus ojos eran color carmesí. De inmediato note que se trataba de pupilentes. Algo que me llamo incluso más la atención que sus extravagantes ojos, y que fue en primer lugar la razón por la que no podía quitarle la vista de encima en todo el rato. Era el hecho de que estaba usando un traje para Cosplay de Neko-maid. Tras de ella venían dos chicos los cuales también traían cosplays similares. Por lo cual deduje que acababan de llegar de una convención y no tuvieron tiempo de cambiarse la ropa.
La hermosa chica miro hacia mí un par de veces y nuestras miradas mutuas comenzaron a hacerse más y más recurrentes hasta que me anime a ir a hablarle. No sin antes darle un buen sorbo a mi bebida preparada que tenía un buen porcentaje intoxicante.
La bella maid, al notarme acercándome hacia su posición, volteo a verme un poco sorprendida y aparentemente ansiosa. No dejaba de verme con ojos como si fuese a comenzar a llorar en cualquier momento. Tenía que admitirlo, esto solo hacía que se mirara más linda.
No pude hacer nada más que poner una gentil sonrisa en mi rostro a la vez que le acercaba un vaso con lo mismo que yo estaba bebiendo, aunque con una concentración de alcohol mucho menor.
Ella dudo un poco si aceptar lo que sostenía en mi mano, pero al final lo tomo lentamente. Y yo en mi mente seguía pensando en lo jodidamente linda que la hacían verse sus gestos tímidos. Desafortunadamente no lograba aclararme si este comportamiento era real o solo una interpretación del personaje al que estaba vistiendo. Bueno, una cosa no quitaba a la otra.
-Hola, ¿puedo sentarme contigo?
Ella vio el lugar vacío a su lado y asintió con la cabeza lentamente.
-Perdona mis palabras, pero desde que llegaste no puedo evitar apreciar lo bella que eres.
Al terminar de decir eso no pude evitar apartar la mirada de su rostro por lo cursi de mis palabras. Aunque… creo haber visto una pequeña sonrisa dibujarse durante un pequeño instante, pero ya no fui capaz de mantener mis ojos en los suyos.
Un silencio incomodo nos ahogó en nuestros pensamientos por algunos instantes. Entre sorbo y sorbo escuchando la música, note que acababa de comenzar una de mis canciones favoritas. Casi por reflejo exclame.
-Oh! Me encanta esa canción.
Ella reacciono a repentino comentario con un ruidito raro, casi imperceptible pero que me daba a conocer que se había sobresaltado un poco. Enseguida llevo sus finos dedos hasta cubrir su boca y tomándome totalmente desapercibido se acercó hacia mí. Quedando tan cerca que podía sentir su hombro rosando suavemente sobre el mío.
Mi vista se fijó entonces sobre los amigos con los que ella había llegado. Para notar entonces que parecían estar muy ocupados intentando ligar con otras chicas que yo no conocía. Siendo estos bateados totalmente. A lo cual no pude evitar encontrarle la gracia, y reír un poco al verlos ahora destapando otra botella de whisky.
Castigando mí divague como un rayo furioso sobre un árbol, Recordé a la chica a mi lado, a la cual había ignorado apenas unos segundos.
Su rostro estaba tan cerca de mí que casi doy un brinco hacia atrás. Derramando un poco del líquido de mi vaso sobre mi mano, pero sin perder de vista esa mirada hipnótica, la cual no entendía de donde había podido salir.
Enseguida sentí algo que me hiso abrir los ojos hasta el máximo. Su mano se deslizaba ágilmente sobre mi pantalón, deteniéndose poco antes de llegar a mi entrepierna. Mientras tanto su boca se quedaba a milímetros de la mía, con una pícara sonrisa en su rostro se mantenía a la distancia justa para que pudiese sentir el calor que su respiración emanaba.
Recuperándome de la desconexión que había sufrido mi cerebro. Uní nuestros labios en un beso más bien tosco pero que rápidamente dio paso a uno apasionado en el cual nuestras lenguas se buscaban la una a la otra.
En ese momento decidí explorar sus lindos muslos con mi mano libre. Ascendiendo lentamente desde arriba de la rodilla de tan bella sirvienta.
Desafortunadamente no pude aventurarme ni siquiera hasta su ropa interior, puesto que ella detuvo el avance de mi mano un tanto exaltada.
Negó con la cabeza una vez y sin decir una palabra me sujeto con firmeza de la muñeca. Arrastrándome hasta un sitio apartado del grupo, donde gracias a la oscuridad que brindaba la noche, éramos capases de volvernos imperceptibles a cualquiera que intentase vernos a cierta distancia.
Una vez nos cercioramos de estar solos, nuestras lenguas fueron de inmediato en busca de su recompensa.
Puse mis manos sobre su cintura y continué con mi incansable labor de explorar todo el interior de su boca.
Después de varios minutos mi atención se fijó en ese hermoso cuello suyo, el cual, al separarse un momento nuestras bocas, comencé a lamer y besar gentil y eróticamente, siempre midiendo su respuesta ante este estímulo.
Por su parte solo podía escuchar pequeños quejidos ahogados de placer. Esto incentivo mi lujuria. Deslice mis manos hacia su trasero, examinando minuciosamente esos firmes y redondos glúteos que tanto había esperado tocar, pero que nunca hubiese imaginado apretarlos de esa manera, al menos no en tan poco tiempo.
Lejos de quitarme las manos como hacia un momento, ella comenzó a abrir mi bragueta, reanudando los besos.
Hurgando entre mis pantalones, no tardo en liberar mi pene de su apretada prisión.
Perdiéndose de mi visión, pude sentir su lengua tocando mi glande, moviéndose en círculos rápidamente.
Coloque suavemente mi mano sobre la superficie de su cabeza. No podía verla prácticamente, aunque no lo sentía necesario. Sobre todo porque al comenzar la succión de la cabeza completa de mi miembro, consiguió derretirme y dejarme solo expectante a lo próximo que haría.
Sujetando mi pene con fuerza, note como se puso de pie y se giró, Dándome la espalda. Por supuesto entendía sus intenciones ante este hecho. Lo cual quedo confirmado cuando con la mano que aun sostenía mi virilidad, comenzó a direccionarlo hacia la entrada de su ano. Y utilizando la otra mano, hiso hacia un lado las pantis que le cubrían dicha cuevita prohibida. La cual yo estaba, sin dudas dispuesto a profanar.
Después de unos intentos por penetrar su puerta trasera sin éxito, notamos que el escaso líquido pre seminal en la punta de mi pene sería insuficiente para lubricar. Estando casi seguro de que ella no traía consigo algún tipo de lubricante para una situación así. Me vi tentado a forzarme dentro de él. Sin embargo quite de mi mente esa idea de inmediato.
Aun sin decir ni una palabra, mi compañera de locura metió sin previo aviso dos de sus dedos dentro de mi boca. Sorprendiéndome enormemente por ese acto tan impulsivo. Pero no me queje ya que, nuevamente entendía lo que pretendía hacer.
Una vez fuera, sus dedos se introdujeron calmadamente entre sus nalgas.
Me puse sobre una rodilla y comencé a lamer alrededor de donde sus dedos estaban clavados. Lamiendo de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, no tardó mucho en quedar el lugar lo suficientemente lleno de mi saliva como para la entrada de algo más grande que ese grupo de finos dedos.
Cuando quedo libre su culito, supe que era el momento. Me puse de pie no sin antes darle un repaso con la lengua como despedida de ese sabor tan excitante que se había alojado en mi boca.
Las palpitaciones provenientes de mi entrepierna pronto fueron transmitidas hacia el interior de mi intrigante compañera desconocida. Nos movíamos al ritmo de la música que resonaba a lo lejos. Comenzando a clavarme en ella solo un poco y lentamente. Después de varios minutos fue inevitable el punto en el que toda mi verga estaba totalmente cubierta en un segundo, para salir en un parpadeo y volver a entrar con fuerza.
Los excitantes gemidos por parte de la atrevida maid, habían llegado al punto en que tenían que ser suprimidos con ambas manos. Ocasionalmente giraba su cabeza para darme un húmedo beso. Esto solo era un fragmento de segundo, puesto que sus dedos no podían alejarse demasiado tiempo de sus labios para impedir llamar la atención de nuestros amigos o algún ocasional desconocido.
Para mi mala suerte, y como si fuese mi culpa por haber presagiado con mis pensamientos una mala situación. Un grupo de chicas se escuchaban acercándose desde la dirección donde se concentraba todo el bullicio.
En esa situación, yo ya estaba embriagado por lo inverosímil y morboso de la situación. Como resultado, embestí con más rapidez que antes e incesantemente. Lo cual dio lugar a que un gemido moderadamente fuerte se escapara.
Las chicas no tardaron en murmurar para sí mismas, alegando el origen e incluso el significado del mismo. En cierto punto dos chicas dedujeron que se trataba de alguien en problemas y aceleraron el paso justo hacia nuestra dirección.
Mi corazón quería escapar de mi pecho al imaginarme expuesto junto a esta chica frente a tantas otras desconocidas. Enseguida note una mirada petrificada que se dirigía hacia mí. Eran los ojos de la sirvienta delante mío. Que con una mirada de terror similar a la que yo tenía en ese momento, me preguntaba indirectamente el que íbamos a hacer si fuésemos descubiertos. A lo cual yo no podía dar una respuesta.
Cuando sentíamos que todo había acabado para nosotros. Una voz más autoritaria proveniente de detrás del temible par que estaban a punto de descubrirnos, grito las palabras.
-¡Alto idiotas, vuelvan aquí!
-Pero Nadia, no vez que alguien puede estar en problemas
Las chicas retrocedieron para hablar con esa tal Nadia que había logrado detenerlas.
-No sé si han notado que algunas parejitas faltan ahí dentro.
Eso era como un sonido de ángeles protectores, que nos otorgaban una segunda oportunidad para no hacer tonterías por calentura. Una leve sonrisa apareció en nuestras caras junto a una expresión de alivio. Pero sin dejar desaparecer toda la libidinosidad que aun cargábamos.
Tanto era así que un último empuje basto para terminar lo que habíamos comenzado tan imprudentemente.
Todo terminó en un clímax durante el cual no nos separamos ni un poco. Sino que al contrario, me hundí más en su interior. Acercando sus caderas hacia mí entrepierna con fuerza. Lo cual ella acepto gustosa y comenzó a hacer ruidos de placer con su boca aun tapada.
Una vez todo terminó, se limpió el semen que escurría por su agujerito hacia sus piernas y se acomodó la ropa.
Sin decir ni una palabra me dio un beso en la mejilla y se alejó de mí.
En ese momento no pude entender para nada la naturaleza de sus acciones. ¿Acaso fui solo un pasatiempo? ¿Una aventura a escondidas de su novio? ¿Solo un impulso sin medir las consecuencias y del cual deberíamos olvidarnos sin más?
Continuara…
Parte 2
1 comentarios - Cautivado por un cosplay parte 1 (trap)
Buenísima historia y muy bien relatada, me morderé los codos hasta leer la continuación.
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos.