Mi hermana tiene un cuerpo bestial. A mi me calienta espiarla cuando se viste. Es sensual al extremo, y yo soy un pajero ¡tengo que reconocerlo! Me gusta verla cuando se acaricia el cuerpo desnudo, lentamente, cuando juega con sus dedos sobre los pezones hasta ponerlos bien en punta, rozando primero la aureola de sus pezones y luego tirando suavemente con la yema de los dedos ese botón prohibido.
Percibo su olor a mujer fresca, a hembra en celo, y me masturbo frenéticamente, reprimiendo mis quejidos de placer tras la puerta entreabierta. A veces pienso que ella sabe todo esto y que lo hace a propósito. Y aunque retengo la leche con el puño apretando el prepucio, debo ir a mi cuarto a seguirme pajeando… ¡es tan fuerte esa idea de que ella sabe que la espío!
Me gusta verla cuando se coloca suavemente sus braguitas, hundiendo la telita blanca y transparente entre sus nalgas. Es que tiene un culo perfecto. Un culo redondo y suave, bien trabajado en el gimnasio, con dos bolas de carnes firmes y paradas, que le dan un aspecto de manzana con piel rosada bajo una cintura fina y atlética, a punto de cortarse. A ella le gusta ponerse esas tanguitas bien chiquititas, bien metidas en el ojete, porque sabe que cualquier pantalón ajustado, cualquier faldita corta va a caerle bien, y quiere calentar, resaltando ese culo de infierno.
Me gusta verla cuando se cubre apenas con esos corpiños tan delicados, diminutos, transparentes, que marcan bien sus pezones largos y rosados. Sobre todo, esos soutiens que rematan en un diminuto triangulito, una excusa más que tonta para mantener erguidas algo que por naturaleza están bien erguidas, por el físico de mi hermana, por la gimnasia diaria, porque ella solo tiene 20 años. Y ese triangulito de tela no puede retener las aureolas de sus pezones. Mis amigos se calientan mucho con mi hermana cuando ella combina esos corpiños con blusas blancas, con tops claros, pegados al cuerpo. Los pechos de todas formas no son grandes, enormes. Son medianos, aunque difícilmente pueda abarcar cada uno de ellos con la palma de mi mano. Alguna vez mi hermana sugirió que le gustaría ponerse siliconas, para terminar de dejar a los hombres a sus pies, con el disgusto lógico de mi mamá.
Me gusta verla cuando se depila, cuando se rasura esa diminuta conchita, ese triangulito del placer que nunca pude llegar a verlo bien hasta el día de ayer, cuando sucedió lo que voy a contarles.
A ella nunca le faltaron novios y menos pretendientes. Terminaba con uno y salía con otro. Era raro verla sola. Era muy popular en el barrio, en el club, en la universidad. Sin embargo, no era considerada una puta. Era sensual, pero no era una marrana cualquiera. Tiene clase, tiene estilo. Nunca la vi llorar o sufrir por una pérdida, y sin embargo, me enteré de algunos novios que sí lamentaban que mi hermana los dejara. Y llamaban a casa, y le enviaban flores, poemas… pero ella es muy decidida, y cuando algo no va… no va.
Sin embargo, los novios solo entraban en casa para buscarla, nunca se quedaban, nunca los traía a almorzar. Mi fantasía recurrente era la de poder verla en acción, en la cama, cogiendo. Quería verla cogiendo, gozando, chillando como una ardilla.
Ayer sábado era para mí el gran día. Había planeado un fin de semana de pesca con mis amigos. Íbamos a salir por la mañana y quedarnos hasta hoy domingo por la noche. Como yo trabajo los sábados, el viernes me quedé hasta tarde trabajando. Por la noche, fuimos a tomar algo con unos amigos hasta la madrugada… y casi sin dormir, el sábado a la mañana recibo un llamado ¡se suspendía la excursión! Hubo un problema de último momento con la camioneta del chico que nos llevaba por costumbre a estas excursiones de pesca… así que con un poco de mal humor, me quedé durmiendo en casa. Mis padres, aparentemente también tenían planes. O sea que en mi casa quedaba mi hermana… y yo, de incógnito. Todos suponían que yo estaba de pesca.
Que fin de semana aburrido que me esperaba.
Cerca del mediodía, me despiertan unas risas, unos sonidos extraños. Mareado como estaba, con sueño, no sabía bien de donde venían. El oído afinó la percepci&oa
cute;n involuntariamente… eran voces, gemidos, risas, un machaqueo constante. A hurtadillas me levanté y abrí suavemente la puerta de mi habitación. Venían del cuarto de mis padres. La puerta estaba entreabierta. Y las voces… me eran muy familiares.
La voz femenina era la de mi hermana… ¿que hacía ella? ¿con quien estaba? Sus gemidos de goce eran cada vez más fuertes, salvajes, impresionantes… ¡lo estaba haciendo en el cuarto de mis padres, la muy puta! Esto no me lo esperaba, pero se estaba cumpliendo mi gran fantasía… ella pensó que no habría nadie y había traído a alguno de sus novios… ¡¡y yo la podría ver cogiendo a lo loco!!
Me acerqué despacio, la puerta estaba bastante entreabierta. Adentro había una fiesta infernal. Mi hermana gritaba, yo estaba al palo, saqué la pija del slip que vestía ya que estaba durmiendo solo con eso… y no me animé a mirar. Me imaginaba. Ese machaqueo constante… flap, flap, flap… le estaba dando duro a su amante, a su noviecito, ¡no me importaba quien era! y estaba gritando como loca, ¡no me imaginé nunca que gritaba tanto, con tanto entusiasmo, placer, locura desenfrenada!
-Aaaah, Siiii… mi papacito… duroooo asssssiiiii Siiii…. papiiii… dame más….. Aaaah…ahhh aha ahhh…. mmmmmmmffff…. más, más, más…. toda, toda, damela todaaa….
El flap, flap, flap parecía una ametralladora. La puerta del cuarto de mis padres daba a los pies de la cama matrimonial, así que traté de escabullirme y ver el cuadro, pero podía ser visto. Empujé la puerta suave, traté de mirar por la cerradura… pero no, no era suficiente. Me deslicé en cuatro patas, entrando apenas al cuarto… desde allí abajo era dificil que me vieran. Estaba muy caliente para pensar en los riesgos… y no podía esperar mucho más, porque mi hermana acabaría en cualquier momento. Vi los pies de un hombre en el respaldo inferior de la cama, con los talones hacia abajo… o sea, que mi hermana estaba saltando como un resorte sobre el tipo. El flap, flap, flap, era el culo de mi hermana chocando contra los huevos del noviecito… asomé mi cabeza lentamente, y por suerte mi hermana estaba de espaldas a mi, mirando al tipo. Lo que vi… me impresionó.
No era mi hermana, era un culo rebotando como un resorte. Unas manos peludas, duras, maduras y seguras la sostenían de las nalgas y la ayudaban a rebotar sobre esa estaca.
Era una estaca, no una simple pija, era un caño duro y enhiesto, parado y grueso, que entraba y salía casi en su totalidad en la concha de mi hermana, que se abría como una flor babosa para recibir las embestidas (o embestir, claro…) esa pija desmesurada, caliente, venosa. Era como una película porno, pero mejor. Mi vista era espectacular. Miraba el delicioso y enorme coño de mi hermana acariciando y tragándose ese pene. Los labios rosados y llenos de un líquido blanco, el néctar de mi hermanita, lustrando ese pedazo de carne infernal. Las bolas del tipo, rojas al máximo, con algunos pelos sucios por el sudor y el flujo de la perra que tenía encima, golpeteaban contra el ano desflorado.
Era la primera vez que podía ver el ano de mi hermana, y me dí cuenta enseguida que estaba desflorado. La abertura rosada, ahora toda abierta para mi, parecía desgarrada, y con un líquido blanco chorreando… el hijo de puta del novio se la había culeado primero, y razón no le faltaba. El culo de mi hermana estaba más infernal que nunca, y yo lo tenía ahí, en primera vista, abriendo y cerrando, subiendo y bajando, dejando entrar y salir un trozo de carne grueso como un salchichón…
El ritmo comenzó a acelerarse, y las manos del tipo estrujaron más el culo de mi hermana, acompañando el frenesí descontrolado de esa vagina insaciable, corrupta, elástica, que se tragaba sin remordimientos. Yo me había olvidado de pajearme, teniendo esa vista tan loca… pero seguía al palo, y mi pene rozaba el respaldo de la cama… miraba las manos del tipo arañando ese culo intocable para mí, y observé como el muy sucio tenía una alianza de oro… ¿mi hermana con un tipo casado? Por los pies, las piernas, los dedos, ya me parecía algo grande… ¿un profesor de la facultad? La muy turra estaría aprobando exámenes… no podía imaginarme que. Pero el ritmo aumentaba salvajemente, y de pronto, empezó a gritar, girando el culo como si estuviera revolviendo con una cuchara el café de una taza…
-Aaahhhgghhhh… Siiii….. que lindoooo tu lechita papiiiii
…. aaaagghhhh….. mmmmhh… llename, llename, llenameeee!
Y mientras hacía esto, arqueaba la espalda, dejando su cabello rubio caer casi hasta el comienzo de su cola… y luego se dejó caer sobre el tipo, que también dejó de apelmazar el culo de mi hermana, aunque la estaca humana quedó enterrada dentro de los labios vaginales que seguramente esperarían a que se achicharre toda… seguían los gemidos, la respiración agitada y profunda, y yo bajé mi cabeza para salir de allí cuanto antes sin que me vean… cuando sentí la voz del tipo.
-Ay hijita… menos mal que tu madre y tu hermano se fueron y nos dejaron solos para vivir este momento en casa… te amo… te amo…
-Te amo, papá.
¡Mi viejo se había cogido a mi hermana! Yo no entendía nada, pero no pude más, y me paré, apenas vestido con el slip y ellos me vieron allí, a los pies de la cama. Mi padre abrió los ojos desmesurados, mi hermana dio vuelta su cabeza y quedó petrificada… todo transcurrió en cámara lenta, como en una película… salí corriendo, tomé un pantalón corto de mi cuarto y así como estaba, salí corriendo a la calle. Sentí la voz de mi padre llamándome, para darme explicaciones. Creí sentir el llanto de mi hermana. Pero los fui dejando atrás… llegué a la casa de mi amigo José, donde estoy ahora, escribiendo esto.
Estoy shockeado, por suerte mi amigo me dió refugio… para eso están los amigos. Y no preguntó nada, aunque llamó a mis padres (atendió mi padre) para decirle donde estaba… y dentro de un rato volveré a mi casa. No sé como veré a mi padre, que le diré a mi madre, con que cara miraré a la puta de mi hermana. La hora se acerca…[/b]
Percibo su olor a mujer fresca, a hembra en celo, y me masturbo frenéticamente, reprimiendo mis quejidos de placer tras la puerta entreabierta. A veces pienso que ella sabe todo esto y que lo hace a propósito. Y aunque retengo la leche con el puño apretando el prepucio, debo ir a mi cuarto a seguirme pajeando… ¡es tan fuerte esa idea de que ella sabe que la espío!
Me gusta verla cuando se coloca suavemente sus braguitas, hundiendo la telita blanca y transparente entre sus nalgas. Es que tiene un culo perfecto. Un culo redondo y suave, bien trabajado en el gimnasio, con dos bolas de carnes firmes y paradas, que le dan un aspecto de manzana con piel rosada bajo una cintura fina y atlética, a punto de cortarse. A ella le gusta ponerse esas tanguitas bien chiquititas, bien metidas en el ojete, porque sabe que cualquier pantalón ajustado, cualquier faldita corta va a caerle bien, y quiere calentar, resaltando ese culo de infierno.
Me gusta verla cuando se cubre apenas con esos corpiños tan delicados, diminutos, transparentes, que marcan bien sus pezones largos y rosados. Sobre todo, esos soutiens que rematan en un diminuto triangulito, una excusa más que tonta para mantener erguidas algo que por naturaleza están bien erguidas, por el físico de mi hermana, por la gimnasia diaria, porque ella solo tiene 20 años. Y ese triangulito de tela no puede retener las aureolas de sus pezones. Mis amigos se calientan mucho con mi hermana cuando ella combina esos corpiños con blusas blancas, con tops claros, pegados al cuerpo. Los pechos de todas formas no son grandes, enormes. Son medianos, aunque difícilmente pueda abarcar cada uno de ellos con la palma de mi mano. Alguna vez mi hermana sugirió que le gustaría ponerse siliconas, para terminar de dejar a los hombres a sus pies, con el disgusto lógico de mi mamá.
Me gusta verla cuando se depila, cuando se rasura esa diminuta conchita, ese triangulito del placer que nunca pude llegar a verlo bien hasta el día de ayer, cuando sucedió lo que voy a contarles.
A ella nunca le faltaron novios y menos pretendientes. Terminaba con uno y salía con otro. Era raro verla sola. Era muy popular en el barrio, en el club, en la universidad. Sin embargo, no era considerada una puta. Era sensual, pero no era una marrana cualquiera. Tiene clase, tiene estilo. Nunca la vi llorar o sufrir por una pérdida, y sin embargo, me enteré de algunos novios que sí lamentaban que mi hermana los dejara. Y llamaban a casa, y le enviaban flores, poemas… pero ella es muy decidida, y cuando algo no va… no va.
Sin embargo, los novios solo entraban en casa para buscarla, nunca se quedaban, nunca los traía a almorzar. Mi fantasía recurrente era la de poder verla en acción, en la cama, cogiendo. Quería verla cogiendo, gozando, chillando como una ardilla.
Ayer sábado era para mí el gran día. Había planeado un fin de semana de pesca con mis amigos. Íbamos a salir por la mañana y quedarnos hasta hoy domingo por la noche. Como yo trabajo los sábados, el viernes me quedé hasta tarde trabajando. Por la noche, fuimos a tomar algo con unos amigos hasta la madrugada… y casi sin dormir, el sábado a la mañana recibo un llamado ¡se suspendía la excursión! Hubo un problema de último momento con la camioneta del chico que nos llevaba por costumbre a estas excursiones de pesca… así que con un poco de mal humor, me quedé durmiendo en casa. Mis padres, aparentemente también tenían planes. O sea que en mi casa quedaba mi hermana… y yo, de incógnito. Todos suponían que yo estaba de pesca.
Que fin de semana aburrido que me esperaba.
Cerca del mediodía, me despiertan unas risas, unos sonidos extraños. Mareado como estaba, con sueño, no sabía bien de donde venían. El oído afinó la percepci&oa
cute;n involuntariamente… eran voces, gemidos, risas, un machaqueo constante. A hurtadillas me levanté y abrí suavemente la puerta de mi habitación. Venían del cuarto de mis padres. La puerta estaba entreabierta. Y las voces… me eran muy familiares.
La voz femenina era la de mi hermana… ¿que hacía ella? ¿con quien estaba? Sus gemidos de goce eran cada vez más fuertes, salvajes, impresionantes… ¡lo estaba haciendo en el cuarto de mis padres, la muy puta! Esto no me lo esperaba, pero se estaba cumpliendo mi gran fantasía… ella pensó que no habría nadie y había traído a alguno de sus novios… ¡¡y yo la podría ver cogiendo a lo loco!!
Me acerqué despacio, la puerta estaba bastante entreabierta. Adentro había una fiesta infernal. Mi hermana gritaba, yo estaba al palo, saqué la pija del slip que vestía ya que estaba durmiendo solo con eso… y no me animé a mirar. Me imaginaba. Ese machaqueo constante… flap, flap, flap… le estaba dando duro a su amante, a su noviecito, ¡no me importaba quien era! y estaba gritando como loca, ¡no me imaginé nunca que gritaba tanto, con tanto entusiasmo, placer, locura desenfrenada!
-Aaaah, Siiii… mi papacito… duroooo asssssiiiii Siiii…. papiiii… dame más….. Aaaah…ahhh aha ahhh…. mmmmmmmffff…. más, más, más…. toda, toda, damela todaaa….
El flap, flap, flap parecía una ametralladora. La puerta del cuarto de mis padres daba a los pies de la cama matrimonial, así que traté de escabullirme y ver el cuadro, pero podía ser visto. Empujé la puerta suave, traté de mirar por la cerradura… pero no, no era suficiente. Me deslicé en cuatro patas, entrando apenas al cuarto… desde allí abajo era dificil que me vieran. Estaba muy caliente para pensar en los riesgos… y no podía esperar mucho más, porque mi hermana acabaría en cualquier momento. Vi los pies de un hombre en el respaldo inferior de la cama, con los talones hacia abajo… o sea, que mi hermana estaba saltando como un resorte sobre el tipo. El flap, flap, flap, era el culo de mi hermana chocando contra los huevos del noviecito… asomé mi cabeza lentamente, y por suerte mi hermana estaba de espaldas a mi, mirando al tipo. Lo que vi… me impresionó.
No era mi hermana, era un culo rebotando como un resorte. Unas manos peludas, duras, maduras y seguras la sostenían de las nalgas y la ayudaban a rebotar sobre esa estaca.
Era una estaca, no una simple pija, era un caño duro y enhiesto, parado y grueso, que entraba y salía casi en su totalidad en la concha de mi hermana, que se abría como una flor babosa para recibir las embestidas (o embestir, claro…) esa pija desmesurada, caliente, venosa. Era como una película porno, pero mejor. Mi vista era espectacular. Miraba el delicioso y enorme coño de mi hermana acariciando y tragándose ese pene. Los labios rosados y llenos de un líquido blanco, el néctar de mi hermanita, lustrando ese pedazo de carne infernal. Las bolas del tipo, rojas al máximo, con algunos pelos sucios por el sudor y el flujo de la perra que tenía encima, golpeteaban contra el ano desflorado.
Era la primera vez que podía ver el ano de mi hermana, y me dí cuenta enseguida que estaba desflorado. La abertura rosada, ahora toda abierta para mi, parecía desgarrada, y con un líquido blanco chorreando… el hijo de puta del novio se la había culeado primero, y razón no le faltaba. El culo de mi hermana estaba más infernal que nunca, y yo lo tenía ahí, en primera vista, abriendo y cerrando, subiendo y bajando, dejando entrar y salir un trozo de carne grueso como un salchichón…
El ritmo comenzó a acelerarse, y las manos del tipo estrujaron más el culo de mi hermana, acompañando el frenesí descontrolado de esa vagina insaciable, corrupta, elástica, que se tragaba sin remordimientos. Yo me había olvidado de pajearme, teniendo esa vista tan loca… pero seguía al palo, y mi pene rozaba el respaldo de la cama… miraba las manos del tipo arañando ese culo intocable para mí, y observé como el muy sucio tenía una alianza de oro… ¿mi hermana con un tipo casado? Por los pies, las piernas, los dedos, ya me parecía algo grande… ¿un profesor de la facultad? La muy turra estaría aprobando exámenes… no podía imaginarme que. Pero el ritmo aumentaba salvajemente, y de pronto, empezó a gritar, girando el culo como si estuviera revolviendo con una cuchara el café de una taza…
-Aaahhhgghhhh… Siiii….. que lindoooo tu lechita papiiiii
…. aaaagghhhh….. mmmmhh… llename, llename, llenameeee!
Y mientras hacía esto, arqueaba la espalda, dejando su cabello rubio caer casi hasta el comienzo de su cola… y luego se dejó caer sobre el tipo, que también dejó de apelmazar el culo de mi hermana, aunque la estaca humana quedó enterrada dentro de los labios vaginales que seguramente esperarían a que se achicharre toda… seguían los gemidos, la respiración agitada y profunda, y yo bajé mi cabeza para salir de allí cuanto antes sin que me vean… cuando sentí la voz del tipo.
-Ay hijita… menos mal que tu madre y tu hermano se fueron y nos dejaron solos para vivir este momento en casa… te amo… te amo…
-Te amo, papá.
¡Mi viejo se había cogido a mi hermana! Yo no entendía nada, pero no pude más, y me paré, apenas vestido con el slip y ellos me vieron allí, a los pies de la cama. Mi padre abrió los ojos desmesurados, mi hermana dio vuelta su cabeza y quedó petrificada… todo transcurrió en cámara lenta, como en una película… salí corriendo, tomé un pantalón corto de mi cuarto y así como estaba, salí corriendo a la calle. Sentí la voz de mi padre llamándome, para darme explicaciones. Creí sentir el llanto de mi hermana. Pero los fui dejando atrás… llegué a la casa de mi amigo José, donde estoy ahora, escribiendo esto.
Estoy shockeado, por suerte mi amigo me dió refugio… para eso están los amigos. Y no preguntó nada, aunque llamó a mis padres (atendió mi padre) para decirle donde estaba… y dentro de un rato volveré a mi casa. No sé como veré a mi padre, que le diré a mi madre, con que cara miraré a la puta de mi hermana. La hora se acerca…[/b]
5 comentarios - Vi coger a mi hermana